Dejar huella a través de la influencia - Cecilia Giordano - E-Book

Dejar huella a través de la influencia E-Book

Cecilia Giordano

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Beschreibung

"Disfruté el libro y ver a Cecilia contando en primera persona su transformación desde que era una niña a la líder con influencia que es hoy. Conocer cómo se fue dando ese camino y las personas y decisiones que de una u otra forma fueron impactando en su trayectoria. Sus ganas de crecer y 'dejar huella' poniéndose en situaciones incómodas, haciendo y actuando; tal cual la persona que conocí en estos últimos años. La importancia de animarse, de conectarse, de empatizar, de la magia en los equipos y del bienestar de uno mismo. Siempre con ganas de aprender! Y felicitaciones por animarte a escribirlo y seguir 'dejando huella'" (Roberto Alexander, presidente y gerente general de IBM Argentina). "Cecilia es una líder innata con quien tuve el honor de participar en la creación del programa 'Level Up'. Siempre sorprende con sus ideas y proyectos. En este libro, en el que indaga sobre las huellas propias y ajenas, invita con generosidad a otras mujeres a despertar el liderazgo que las habita poniendo como paradigmas a diferentes mujeres de negocios que, como ella, son influyentes en la Argentina" (Antonio Marín, vicerrector y director de la Escuela de negocios Ucema).

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Cecilia Giordano

Dejar huella a través de la influencia / Cecilia Giordano. - 1a ed. revisada. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Temas Grupo Editorial, 2023.

Libro digital, Amazon Kindle

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-8387-74-1

1. Comunicación. 2. Estrategias. 3. Estrategias de la Comunicación. I. Título.

CDD 302.231

© Cecilia Giordano, 2023

 

 

© TEMAS Grupo Editorial SRL. 2023

Cerrito 136 Piso 3o A, CABA (1010) Argentina

Teléfonos: (5411) 4381.1182 o 4383.6336

www.editorialtemas.com

www.editorialtemasdigital.com

 

ISBN: 00000

 

1ra edición, octubre 2023

 

Diseño de cubierta: Cali Hernández y Vero Lara

 

Comité TEMAS Grupo Editorial

Dirección Editorial: Jorge Scarfi

Supervisión general: Betiana Cabutti

Diagramación editorial: Cali Hernández y Vero Lara

 

Conversión a formato digital: Numerikes

Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723 Prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos de este libro en cualquier forma y medio sin previo permiso por escrito de los autores y/o titulares de Copyright.

Índice

CubiertaPortadaCréditosPrólogoAgradecimientosMe presento en primera persona¿Quién soy?¿Por qué escribir un libro?El poder de las redesDejar huella a través de la influencia¿Qué es la influencia?¿Cómo se construye la influencia?¿Qué puentes abre la influencia?¿Quién puede construir influencia?¿Y ahora qué hago con la influencia?Dejar huella¿Cómo seguir?Para seguir en contacto:Sobre este libroSobre Cecilia Giordano

Prólogo

 

Para dejar huella se necesita peso específico. No quedará una impresión en la tierra, ni en los corazones de las otras personas, si nuestro paso es liviano o superficial. La huella será tan profunda y grande, como honda y expansiva sea la potencia de quién la impulsa.

Todos, inevitablemente, dejamos huella porque pasamos por esta vida. Podemos hacerlo sin querer o apropósito. Con propósito. Con intención, con compromiso. Este es el camino al que nos invita Cecilia Giordano.

Hay una perspectiva ética en su propuesta: somos responsable de los rastros que trazamos. Nuestras acciones inciden en los demás. Ya lo expuso con maestría Javier Gomá en su obra Ejemplaridad pública, la ejemplaridad como ideal de dignidad.

Ser conscientes de la huella que dejaremos nos exige, nos sube la vara. Nos clama conocernos, hacer el trabajo interior. Nos llama a entendernos dentro de un todo, donde yo soy un participante más de la sociedad y por un breve lapso. Nos llama a mirar nuestra vida en el largo plazo y salirnos del cortoplacismo del aquí y ahora. Hay un allá y un después de mí que nos reclama y al que nos debemos.

Cecilia lleva nuestra atención a nuestro corazón, nuestra cabeza y nuestro cuerpo. En el libro nos pregunta una y otra vez si están alineados, si hay armonía entre ellos. Nos recuerda la necesidad de que así sea para lograr ser nuestra mejor versión. Solo desde allí podremos hacer el camino que necesitamos hacer. El que estamos llamados a recorrer, participando del camino de los demás.

El servicio a los otros es crítico y la interrelación continua. El camino individual a la realización contiene a los demás, es moldeado y moldea a la vez. Es una construcción dinámica y viva, pero no aleatoria. Hay una dirección, hay una intencionalidad y un destino al que apuntamos. Cecilia nos comparte el propio y da testimonio de los cruces con los demás: cómo su infancia y vida familiar la moldeó, cómo su ejemplaridad formó a otros, cómo hoy decidió verbalizar la experiencia y poner foco al fenómeno.

Nos invita a mirar nuestro propio camino, a potenciar nuestras experiencias para dar servicio a los demás. Si hasta ahora nuestra huella era el reflejo de un paso automatizado, Cecilia apunta su luz para que miremos nuestra pisada con plena conciencia. También nos provee de herramientas para que nuestra impresión en el mundo sea todo lo significativa que puede llegar a ser. Que dejemos todo en el trayecto, que no nos guardemos nada. La aventura es el camino mismo, ese es el premio del explorador.

Este libro puede servirnos de mapa y brújula a la vez. Dependerá de cada uno de nosotros el sentido de la dirección que tomemos, lo efímero o permanente que será nuestro trazo, la cabida que demos a otros en el andar.

Lo inevitable es que nos pertenece, y Cecilia nos llama a abrazarlo.

 

 

Helena Estrada

Abogada y Ecritora

Fundadora del CEDEM (Centro de Desarrollo Económico de la Mujer)

Agradecimientos

Gracias infinitas a quienes me alentaron a escribir mi primer libro, donde busco dar sentido a mi propósito y contarles cómo lo he hecho a través de la influencia en los negocios.

Gracias, Sebastián, por ser mi compañero de ruta y alentarme siempre a ir por más, sin importar el riesgo.

Gracias, Olivia, por ser mi gran maestra en esta vida, tenés un alma tan pura, inocente y llena de aprendizajes que me inspirás a ser una mejor persona todos los días.

Gracias a mi hermano Guillermo, que es un gran faro en mi vida, aunque lo tenga lejos.

Gracias a mis jefes, que me han desafiado a ser una mejor persona, principalmente a Silvia y Leonardo.

Gracias, Fabian, por presentarte como una gran guía en momentos difíciles.

Gracias, Jorge Scarfi por confiar en mí y alentarme a escribir #DEJARHUELLA, tus palabras de aliento me dieron la confianza a adentrarme en esta tarea nueva para mí que es la escritura, y que me ha llenado el alma y me ha inspirado.

Me presento en PRIMERA PERSONA

¿Quién soy?

Soy una mujer completa y feliz.

Soy bendecida y agradecida con todas las personas me ayudaron a ser mi mejor versión.

Soy virginiana, nacida en un septiembre del siglo XX, con ascendente en acuario.

Soy estudiosa, metodológica y menos estructurada hoy más cerca de mis cincuenta.

Soy una líder en movimiento y en transformación.

Qué difícil es responder a la pregunta de quién es uno. Uno se define por sus títulos, por sus relaciones, pero nos deberíamos definir por quiénes somos en esencia.

Mi esencia es buscar ser mi mejor versión y dejar huella, y eso lo materializo con mucha perseverancia, pasión y trabajo. Cultivo buenas relaciones y trabajo en mis sombras de ser cabeza dura y de querer tener siempre la razón, siempre con mucha intensidad y profundidad.

Soy hija de Jorge y Amalia, quienes me enseñaron que los límites son internos, y fui criada con las mismas oportunidades y responsabilidades que mi hermano Guillermo.

Siempre fui desafiada a dar lo mejor de mis capacidades y así crecí. La vida me enfrentó a pérdidas que me marcaron, pero también me hicieron más contemplativa y agradecida de las relaciones.

Si bien siempre crecí mirando a mi hermano como modelo, también, en el fondo de mi corazón, crecí con una impronta de dejar huella y no tener que renunciar a nada. Siempre quise desarrollarme profesionalmente y cultivar relaciones personales. Y así lo hice.

Hoy soy una mujer completa desde el sentimiento, que no ha renunciado a nada por ser mujer, y he formado una familia y me desarrollo profesionalmente. Soy una ejecutiva de una subsidiaria de una multinacional. Y ese último puesto ha permitido que me desarrolle en la habilidad de generar influencia y el impacto positivo.

Hoy inicio este camino de aprendizaje con este libro sobre el poder de la influencia. Y quisiera empezarlo con esa imagen de la Cecilia esencial. Esa Cecilia que fue criada con las mismas oportunidades y responsabilidad que Guillermo y que ya desde esos 5 años sintió que lo que se iba a proponer lo iba alcanzar mediando esfuerzo y perseverancia.

Amalia y Jorge me han marcado y me han criado como una mujer de bien, que desde muy chica se vio inspirada por dejar huella e impactar positivamente en su metro cuadrado.

Estas palabras siempre resonaron en mí, pero hoy más que nunca, a mis cuarenta y ocho años, siento que he generado un grado de influencia que refuerza mi propósito de dejar huella y una voz relevante que me permiten exponenciar mi influencia.

Quisiera, en estas páginas, buscar un espacio de conexión para compartir mis aprendizajes en este camino de generar influencia con ambición y coraje.

La invitación es a que se sumen a este camino porque siempre hay una persona que nos tiene de modelo y referencia, y siempre podemos estar tocando los corazones de otras personas.

La invitación es a #DEJARHUELLA

Quiero agradecer a Fabián Di Felice, quien me hizo reencontrarme con esa Cecilia esencial, con quien tuve un espacio de aprendizaje a través de la escucha, siendo espejo y descubriendo sombras y luces.

Con Fabián fui capaz de darme cuenta de que estaba asumiendo una forma de liderazgo que no era me cómoda, que no estaba siendo una líder con presencia y con impacto. Junto a un proceso que recorrimos juntos, logré reencontrarme con esa Cecilia de los cinco años, afianzar mi propósito de dejar huella e impactar la vida de las personas. Y todo lo que ocurrió más adelante estoy segura de que se desencadenó luego de nuestro trabajo y va decidir ser una líder que vive su propósito; siendo una líder con presencia y que decide impactar positivamente la vida de las personas.

Gracias por permitir que me dé cuenta de que tengo que acallar la cabeza para activar otras partes de mi ser, como el cuerpo y el corazón.

Gracias por permitir que me dé cuenta de que, a pesar de cómo estoy y siento, tengo que poder generar presencia y no reaccionar, sino responder.

Gracias por permitir que me dé cuenta de que el cuerpo es nuestra interfaz y tiene que estar con un muy buen nivel de energía vital para que abra posibilidades.

Gracias por permitir que me dé cuenta de que tengo que poder construir puentes con los otros, y así generar nuevas posibilidades.

Gracias por permitir que me dé cuenta de que uno ve la vida como puede y no como es.

Estoy convencida de que este proceso de autoaprendizaje guiado me permitió con coraje ambicionar ser la líder que soy, en transformación, abierta al contexto, al mundo en que vivimos y con ganas de dejar una huella linda en la vida de las personas. Y de ayudar a que más mujeres no renuncien a nada sin antes preguntarse quiénes quieren ser, e ir por ello.

Gracias infinitas.

La líder que soy hoy

Gracias a Gabriela Bardin, Gerente General de P&G en Argentina, entré en contacto con el equipo de Caleido, que facilita procesos para que las personas y equipos logren bienestar y éxito en los lugares de trabajo.

https://caleido.com.ar/

Me hicieron una evaluación de mi estilo de liderazgo desde arquetipos basados en mi carta astral y en la posición de los planetas al momento de mi nacimiento y como hoy mi equipo me percibe y yo me autopercibo en relación a los distintos estilos de liderazgo.

Para mi sorpresa, mi propósito como líder, en relación con mi misión en la vida, tiene que ver con la capacidad de dejar una huella colectiva a través de liderar grupos, redes, organizaciones, comunidades. Enseñando y aprendiendo y así expandiendo oportunidades.

Quería compartirles mi asombro de descubrir que astrológicamente viene con este mandato de dejar huella que hoy estoy poniendo en palabras en este libro que estoy compartiendo con ustedes.

Siento que cuando uno se logra conectar con su ser esencial, logra su propósito y así como darle sentido a su vida. Hoy estas palabras resuenan fuerte en mí como una caja de resonancia y mi llamado a impactar y dejar huella se puede materializar con la visibilidad y voz influyente que he desarrollado a lo largo de mi carrera.

Hoy soy una líder que se descubre e identifica en un proceso de cambio constante, transformación, que aprende y que decide vivir su propósito, con la vulnerabilidad de mi humanidad con mis luces y sombras.

Hoy decido pasar por este mundo tocando almas y dejando lindas huellas.

Hoy te invito a que descubras tu propósito y resuenes con él.

Hoy te invito a que #DEJARHUELLA

¿Por qué escribir un libro?

Siento que mi propósito de dejar huella cobró sentido en el momento en que asumí la posición que tengo actualmente y tuve que salir de mi zona de confort.

Yo venía de trabajar durante más de veinte años en el mundo de la tecnología. Si bien hacía lo que me apasionaba –armar equipos, vender proyectos de transformación tecnológica, entregarlos y estar en la cocina de los proyectos con lo que ello significa–, tuve un momento de verdad en el cual, con dolor solté, el mundo conocido y me aventuré a lo nuevo. Hoy lo cuento sin dolor, pero en el momento fue doloroso.

Empecé mi carrera en el mundo de la tecnología a mis veinticuatro años. Sin pensarlo demasiado y sin que me guste mucho, empecé a trabajar en proyectos de transformación tecnológica, donde tuve la oportunidad de encontrarme con usuarios de sistemas en procesos con áreas de mejoras y pude acompañarlos en el proceso de rediseñar sus procesos e implementar tecnología que pudiera optimizar su operación diaria impactando en su recorrido profesional.

Recuerdo que lo que me gustaba era la interacción humana -human to human-, y que la implementación de sistemas pudiera resolver problemáticas reales y la consultoría no quedara a diez mil metros de altura, sino que al irme de una empresa, dejaba un sistema funcionando. La consultoría me permitió conocer distintas industrias, distintos países y participar en proyectos locales, regionales y globales tanto en el ámbito público como en el privado.

Fui creciendo en ese mundo desde la operación, armando equipos, interactuando con clientes, pero alejada de la política de las organizaciones. Recuerdo en este momento un gran mentor para mí, que fue Leonardo Pena, con quien crecí a su lado y quien me dio espacio para poder tomar posiciones de liderazgo bajo su mando. Te recuerdo con mucho cariño, aunque no estemos cerca y seguramente mi vuelo pudo dejar incomodidad entre los dos. Aprovecho estas páginas para agradecerte tu acompañamiento y camino juntos.

Me di cuenta de que en algún momento me empezó a interesar la política y ambicionaba un rol de mayor exposición. Y tal vez en ese momento, sin tantas habilidades, pude friccionar con mi impaciencia, ambición y ganas de crecer con una estructura más tradicional y jerárquica. En ese momento, empezaron a aparecer frases como “Todavía sos muy joven, te falta experiencia”; me sentía como Scaloni. Luego de un duelo, decidí que tenía que soltar la posición de ese momento y me propuse asumir un nuevo rol, que es el actual.

Recuerdo que me llamó un hunter y me dije a mí misma “Sí, tengo que atender y aprender”, porque en ese momento solo tomaba entrevistas laborales y por mi posición no estaba expuesta a ser yo quien se enfrentaba a una entrevista laboral. Así que, sabiendo que lo que me ofrecían no era para mí, tomé la entrevista y salí a la cancha a aprender y a mostrarme tal cual era. Como buena mujer sufrí el síntoma del impostor y en vez de oír la propuesta, entendí que una persona que había trabajado casi toda su vida laboral en el mundo de la tecnología no podía asumir el liderazgo de una empresa de personas. Y sin quererlo, me enamoré de Mercer, y en un par de meses había entrado como CEO y Presidente de Argentina, Uruguay y Paraguay.

Asumí el 4 de julio de 2016, y me dijeron claramente qué esperaban de mí; entre eso, estaba que tuviera una mirada de afuera hacia adentro y que mi misión era posicionar a Mercer en cámaras, prensa, reguladores. Y recuerdo armar un plan de cabotaje que, sin buscarlo, me dio relevancia y exposición global. De esto se trata el libro, de compartir mi historia y ayudarte a que tengas influencia en tu ámbito de acción.

Quiero reforzar que este momento para mí fue de gran crecimiento, dado que pase de estar invisibilizada al desafiado a salir de mi zona de confort y a desarrollar habilidades que con esfuerzo e incomodidad hoy me permiten compartirles mi recorrido con coraje y ambición.

¿Te sentiste Scaloni alguna vez?

A Scaloni le dijeron que no servía para dirigir la selección mundial y nada menos que Maradona. Maradona simbolizaba en ese momento el statu quo, una palabra autorizada, él hablaba desde su marco mental, desde su forma de ver la vida, pero, sobre todo, desde sus sombras y luces.

“Me dolió mucho lo que pasó en el Mundial de Rusia. Porque no hay respeto. Ahora ponen a Scaloni. Scaloni es un gran muchacho, pero no puede dirigir ni el tráfico. ¡Cómo le vamos a dar la selección argentina a Scaloni! ¿Estamos todos locos?”, dijo Maradona en una entrevista.1

Este es un excelente ejemplo de cómo la diversidad incomoda, nos enfrenta a nuestros marcos mentales, a nuestros sesgos, y no nos permite ver más allá, aprender de lo distinto, lo diverso y lo que nos incomoda porque es distinto a nosotros mismos.

No puedo decirte cómo se sintió Scaloni frente a estas palabras de autoridad y statu quo de los que se sentaban a la mesa. Yo te quiero contar sobre cuando me sentí Scaloni.

Antes de sumarme a Mercer, trabajaba en una big four; así se llaman a las cuatro firmas de servicios profesionales más grandes del mundo. Como socia con responsabilidad por los colegas y los presupuestos de ventas y rentabilidad de cuatro frentes en tecnología, tenía a mi cargo las prácticas de SAP, Oracle y los centros de desarrollo y la célula digital. Era soñadora y creía que podía cambiar al mundo, aunque lo sigo soñando hoy con una diferencia. La diferencia entre cómo era hace diez años y ahora es que solo creía que las diez mil horas de entrenamiento eran suficientes. En cambio, hoy me doy cuenta de que también se requiere influencia, persuasión, negociación, magia y darles tiempo a los procesos.

Recuerdo que sentía que quería y que podía hacerme cargo de la posición de directora de Consultoría con esfuerzo. Era la posición de liderazgo que aunaba todas las prácticas de consultoría reportando al CEO. Recuerdo que me preguntaban los socios con voz en la mesa: “¿Realmente vos querés esta posición? Porque sos muy joven para asumirla, te haría falta más experiencia”.

Recuerdo también que me dolió, pero tuve una conversación conmigo misma sobre pensar que no podía cambiar a una organización con más de un siglo en el país con una forma de hacer las cosas y con socios que también tenían su forma de entender el negocio, su crecimiento y rentabilidad.

Con mucho dolor, decidí soltar, proceso que realmente fue un duelo porque me llevó más de dos años. Y cuando alineé mi cabeza, con mi corazón y mi cuerpo con el contexto, aparecieron varias oportunidades en el mundo de la tecnología y una totalmente fuera de la caja, que fue el llamado de hunter de UK para entrevistarme para la posición de CEO de Mercer.

Recuerdo también que cuando empecé las entrevistas, lo hice para entrenarme, dado que, como socia de una firma de servicios profesionales, no tenía entrevistas, sino que era yo quien las hacía. Y lo viví como un proceso de aprendizaje sin nada que perder porque estaba segura de que esa posición no era para mí. Recuerdo también que le dije al hunter: “Yo no soy la persona que estas buscando, porque soy un bicho de tecnología”, y me dijo “Ese es mi trabajo, dejamelo a mí”. Qué ojo que tuve, ¿no? Se habla mucho del síndrome del impostor y existe mucha bibliografía al respecto; este es un ejemplo: yo me había sacado del juego sin ni siquiera darme la oportunidad de entrar a la cancha.

Hoy, después de más de siete años, estoy en Mercer desarrollándome y posicionando a la empresa en el mercado local, pero sobre todo agradezco a Mercer y a quienes me tomaron que no me hicieron sentir Scaloni y me dieron la oportunidad.

¡Gracias, Daniel Nadborny! ¡Gracias, Verónica Saracco! ¡Gracias, David Anderson!

Yo me sentí Scaloni, pero una organización confió y me dio la oportunidad. ¡Gracias, Mercer!

HOY ESTA EXPERIENCIA ME REFUERZA

EN MI COMPROMISO DE #DEJARHUELLA

4 de julio de 2016, hito que simboliza el inicio de algo

Quisiera volver al 4 de julio de 2016, el día que marca formalmente mi cambio de carrera profesional, pero no como el inicio, dado que este había comenzado como movimientos silencios unos cuantos años antes, con la decisión de soltar un mundo conocido, en el cual me movía como pez en el agua. En ese mundo conocido en el que era superexperta y donde sentía que no tenía nada que aprender, tenía en el fondo de mi corazón el deseo de dejar huella, pero me encontraba con la incapacidad de hacerlo, al no poder alinear la cabeza, el corazón y el cuerpo. No había coherencia entre el ser, el decir y el hacer. Hubo una época en que simplemente tapé la incomodidad, la vulnerabilidad; no dejé abierta la oportunidad de sentir mis sombras frente a un otro y asumí roles de liderazgo desde la razón como racionales y cognitivos.

Logré encontrarme, autoconocerme, integrar cada vez más la razón con la emoción, la compasión y mi cuerpo, para poder ser un ser humano que viviera su propósito de dejar huella y así empezar a sentirme una líder que impactaba y tocaba a un otro.

Ese día simboliza el día en que dejé el mundo conocido para abrazar uno nuevo de exposición, influencia, inspiración y asombro porque descubrí habilidades en mí que no sabía ni siquiera que las tenía. Aprendí que podía ser vulnerable y que eso, en vez de ser una debilidad, me mostraba cercana, humana y, sobre todo, me acercaba a la Cecilia esencial.

Durante estos años, logré generar influencia porque soy, digo y hago desde la coherencia del ser, decir y hacer con la potencia y exponencialidad de las redes sociales. Siento que puedo compartir mi punto de vista e inspirar a muchos, pero también sé que muchos no comparten mi mirada ni mi perspectiva, pero eso, en vez de enojarme, me hace recordar que no soy una moneda de oro. Y en la diversidad, se aprende cuando acepta la incomodidad de los distintos.

Agradezco a Mercer que me dio la oportunidad de abrazar la incomodidad y de decidir tener una mirada de afuera hacia adentro, que me permitió volverme responsable de mi posición y rol, y así decidir ser una líder que puede ser modelo para muchos y, por supuesto, para otros no.

Hoy decido ser una líder que aprende del contexto alineando mi cabeza, mi corazón y mi cuerpo, viviendo mi propósito y dejando huella, siendo vulnerable, escuchando y dedicando tiempo de calidad a las personas, acallando las notificaciones. Si me equivoco, pido perdón, y si no sé algo, pido ayuda. He logrado liderar sin ser una experta técnica ni conocer los specialities de talento; y sin ser conocedora técnica, lograr empatizar con clientes y colaboradores.

Hoy vivo mi propósito de #DEJARHUELLA

Sí tuve miedo

Recuerdo mis primeras apariciones públicas; todas sucedieron muy cercanas a mi ingreso, y con ellas me enfrente a mi miedo de no saber, y sentirme que no estaba a la altura, pero recuerdo que, aunque me muriera de miedo, dije sí y quisiera compartirles algunas sensaciones de cada una de esas 3 presencias mediáticas.

A penas ingresé a Mercer, tuve mucha química con Eugenia Naser, una líder regional que no trabajaba para mi estructura, pero sí con base en Buenos Aires y con quien hicimos match desde el inicio. Recuerdo un día que llegó a la oficina y me comentó que había conversado con quien lideraba Voces Vitales, una tal Gabriela Terminielli que quería que participara en la jornada anual de la organización en el cono sur que se iba a dar en septiembre 2016. Gabriela junto con la directora ejecutiva me visitaron en Mercer, que estaba en Alem 855 piso 12. Ese encuentro fue mágico, lo recuerdo claro y cristalino, nos sentamos en un living a charlar Mariana, Gabriela, Eugenia y yo. Aparecieron nombres conocidos en la conversación de otras mujeres que hablaron muy bien de mí con ellas y me referenciaron para ser speaker