Desbordar el continente -  - E-Book

Desbordar el continente E-Book

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Beschreibung

En este libro se invita a pensar las maneras en que es posible apropiarse de un saber que, por más de cien años, se ha construido de manera heterogénea, influenciando nuestra comprensión de la subjetividad, dando lugar a grandes edificios teóricos con la potencialidad de sostener y excluir lo que queda fuera de la palabra convencional. Se busca entonces retornar al germen primario del psicoanálisis, ese que desafía la convención normativa y que propone —desde un gesto infantil— volver a explorar, transformar, utilizar y crear una propuesta propia, una lectura particular, que trascienda los límites del objeto teórico del que nace y del territorio donde se inserta, haciendo uso de una disciplina externa al psicoanálisis y elaborada con elementos del otro lado del mundo —como lo es el cine japonés— para pensar ciertos fenómenos que nos afectan como sujetos culturales.

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DESBORDAR EL CONTINENTE

Problematizaciones del saber psicoanalítico a partir del cine japonés

Rodrigo Barraza, Pao Díaz y Fernando Ramos, editores

Editores

Ediciones Universidad Alberto Hurtado

Alameda 1869 – Santiago de Chile

[email protected] – 56-228897726

www.uahurtado.cl

Primera edición octubre 2023

Los editores agradecen el respaldo y financiamiento obtenidos a través del Concurso de Fomento a Publicación de Libros, Postulación 2022, de la Facultad de Psicología de la Universidad Alberto Hurtado.

Los libros de Ediciones UAH poseen tres instancias de evaluación: comité científico de la colección, comité editorial multidisciplinario y sistema de referato por par doble ciego. Este libro fue sometido a las tres instancias de evaluación.

ISBN libro impreso: 978-956-357-451-7

ISBN libro digital: 978-956-357-452-4

Coordinador colección Psicología

Renato Moretti

Dirección editorial

Alejandra Stevenson Valdés

Editora ejecutiva

Beatriz García-Huidobro

Diseño interior

Javiera Vásquez M.

Diseño de portada

Francisca Toral

Imagen de portada: Escena del filme Antiporno (Sion Sono)

Con las debidas licencias. Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamos públicos.

A Francesca Lombardo,

por pensar desde los márgenes,

dando lugar a lo heterogéneo.

Índice

Primera parteIntroducción

(Des)encuentros entre cine y psicoanálisisRodrigo Barraza

Segunda parteLo que Japón enseña sobre psicoanálisis

Capítulo ILo que aparece fuera del campoDaniela Munizaga

Capítulo IILa insistencia del deseoPaula Riquelme

Capítulo III La máscara como artilugio de identidadPao Díaz y Fernando Ramos

Capítulo IV No se puede volver a ejecutar a un ejecutado o del exceso como objeto para el psicoanálisisFrancisco Reiter

Tercera parteLo que Japón cuestiona sobre psicoanálisis

Capítulo VLa violencia como potencial de transformaciónRodrigo Barraza

Capítulo VIAntiporno, una interpelación a la sexualidad psicoanalíticaJuan Pablo Vildoso

Capítulo VIILa familia en crisis: infancia, familia y psicoanálisisMiguel Morales

Capítulo VIIILo no soñado de una madreMarta Bardelli

Cuarta parteEpílogo

¿Por qué lo japonés?Rodrigo Barraza, Pao Díaz, Fernando Ramos

PRIMERA PARTE

Introducción

Introducción

(Des)encuentros entre cine y psicoanálisis

Rodrigo Barraza Núñez

Cualquier clase de inhumanidad se convierte, con el tiempo, en humana.Yasunari Kawabata

¿De qué saber se trata?

Gracias al concurso abierto de la Universidad Alberto Hurtado para proponer Cursos electivos de formación en pre-grado, se dictaron durante el período 2017-2018 dos versiones del curso “Introducción al pensamiento de Lacan”, cuyo principal objetivo fue acercar a los estudiantes a las ideas de este autor. La metodología utilizada en este curso consistió en trabajar conceptos teórico-clínicos de Lacan, a partir de la revisión de películas seleccionadas que permitiesen presentar, comprender y problematizar estos conceptos. Este gesto permitió, por una parte, abrir la comprensión y elaboración conceptual a una perspectiva distinta del marco referencial psicoanalítico, evitando la repetición ecolálica de sus postulados (practica tan común en muchos circuitos lacanianos, que favorece la circulación de axiomas vacíos) y, por otra parte, cuestionar la consistencia interna de dichos conceptos, así como su uso dentro de una comprensión clínica global (asumiendo de este modo una perspectiva crítica). En términos muy coloquiales, se trató de abordar a Lacan des-lacanizando sus postulados, tensionándolos con propuestas y problemas construidos desde el cine, y presentados por ende cinematográficamente.

Lacan fue un psicoanalista francés que, al igual que otros autores denominados posfreudianos, desarrolló una teoría particular a partir de los postulados de Freud, avanzando (o retrocediendo, dependiendo del punto de vista con que se mire) en una concepción particular de la subjetividad y el psiquismo humanos, tomando como referencia la existencia del inconsciente. En esta línea, es alrededor del concepto de inconsciente1 como eje articulador, que resulta posible agrupar bajo el rótulo psicoanálisis a diversos autores y propuestas, algo que de otro modo no sería tan fácil de hacer. El mismo Lacan se diferencia significativamente de la teoría freudiana, dado que aun señalando su interés constante en retornar a Freud y en declararse a sí mismo como freudiano2, construye su teoría con un sustrato epistemológico distinto3, situación que no solo le ha significado críticas de autores que cuestionan al psicoanálisis, así como de autores que podrían situarse de algún modo en un lacanismo o inclusive un poslacanismo4, sino que también rupturas con importantes figuras del psicoanálisis francés5.

En este contexto, la primera apertura que nos interesa señalar, es que la cuestión de la continuidad u homogeneidad del saber psicoanalítico (por ejemplo, en torno a la idea de inconsciente y cómo trabajar con este objeto) no es algo que resulte sencillo ni esté exento de problemas, aún en espacios de reflexión y colaboración que comparten objetos y modos de trabajo similares. Por el contrario, se trata más bien de un territorio escarpado y discontinuo, que muchas veces presenta más problemas que soluciones. En este sentido, aunque el presente libro se plantea como una reflexión que busca poner en tensión aspectos de la cinematografía japonesa respecto “el” psicoanálisis o “la” teoría psicoanalítica, es necesario señalar que la constitución de un saber psicoanalítico unitario o monolítico no solo no es posible, sino que no pareciera ser deseable, en tanto no se trata de una cosmovisión, de una construcción filosófica, ni de una teoría científica clásica. Freud (1926) señala que el “psicoanálisis se apoya con seguridad en la observación de los hechos de la vida anímica; por eso, su superestructura teórica es todavía incompleta y se encuentra en un proceso de permanente transformación” (p. 254). En este sentido, se trata de un saber múltiple y abierto, lo que está mediado por el carácter de su objeto de estudio, y los modos de relación que se establecen con este, a saber, el inconsciente. De este modo, cuando Lacan se define como freudiano, no solo se refiere a un modo de comprensión de la teoría freudiana, sino que implica una toma de posición respecto el modo en el cual se puede construir, teorizar y trabajar en dicho campo. Evitando caer en cierta ingenuidad o purismo teórico, el problema de la homogeneidad de un saber no responde solo a las condiciones internas de producción de dicho saber (cosa que sin duda es relevante), sino que también a las condiciones externas que favorecen o no la producción de ese u otro saber. En este sentido, podemos argumentar que el saber psicoanalítico no se encuentra completo ni está acabado en parte por el estatuto del inconsciente, instancia que comporta un saber que se resiste a ser sabido (está reprimido, fundacional y estructuralmente), pero también por el lugar que dicho estatuto dado al inconsciente, tiene como uso potencial y como posibilidades de prácticas (tecnologías de intervención, consecuencias éticas, lógicas institucionales), particularmente para quienes trabajan con dicho supuesto.

Por ello, nos parece más coherente y adecuado pensar en “saberes psicoanalíticos” o “psicoanálisis” en plural; razón por la cual quienes escriben los capítulos que componen este libro, lo hacen desde distintas coordenadas teóricas o tomas de posición respecto el uso que se hace del psicoanálisis, para dialogar con los temas y problemas que presentan las películas comentadas. Más aún, la invitación a participar de este proyecto supuso (además de buscar paridad de género, y experiencia de trabajo desde el campo psicoanalítico) contar con personas que tuvieran distintas perspectivas teóricas, experiencias profesionales y afiliaciones institucionales, respecto el psicoanálisis. De esta forma, nuestra intención es plasmar en los distintos capítulos que componen el libro, la heterogeneidad e incompletitud que supone el saber psicoanalítico, y la consecuente apertura potencial que ello implica; es en esta apertura que el diálogo con el cine cobra mayor relevancia.

El problema del saber

Las categorías diagnósticas, y las distintas nomenclaturas utilizadas para clasificar síntomas y trastornos, no siempre favorecen la comprensión de dichos trastornos, generando muchas veces un problema de inversión en la causalidad: ¿por qué se mueve tanto el niño?, porque tiene déficit atencional con hiperactividad; ¿y por qué tiene déficit atencional con hiperactividad?, porque se mueve demasiado. En este sentido, reconocer el estatuto de un objeto de cierta disciplina, no soluciona los problemas que ello conlleva; en este sentido, la cuestión de la heterogeneidad e incompletitud del saber en torno al inconsciente, no explica por sí mismo, de qué modo es posible construir conocimiento o saber a partir de su estudio, ni las dificultades de trabajo o intervención relativas al campo que dicho objeto define. En este contexto, de las salidas que los/as psicoanalistas han explorado en torno a las dificultades que supone este hecho, quisiéramos resaltar dos aproximaciones que nos permitirán, además de profundizar en este problema, comenzar a pensar la relación entre cine y psicoanálisis.

La primera salida puede plantearse como el problema de la autoría6 (también presente en otros campos del saber), que hace alusión a la validación de una propuesta por su cercanía o directa afiliación con el trabajo de un/a autor/a. En este sentido, nos referimos por un lado a la autoría explícita como punto de referencia (escuelas de pensamiento, por ejemplo), pero también a la autoría implícita que implica desplegar aquello que los autores sin querer decir dicen, o que dicen sin querer decir porqué lo dicen (lectura interpretativa). Cuando Lacan dice ser freudiano, se inscribe en la autoría explícita o escuela freudiana, sin embargo, consideremos lo que señala Allouch:

Lacan no era freudiano. Cuando empieza a estudiar de cerca a Freud, él ya tenía sus posiciones. Y el “retorno a Freud” es posterior de Real, Simbólico e Imaginario, que no es freudiano (…) inventa el SIR y tiene su punto de exterioridad en relación a Freud. Coloca su SIR en algunos lugares de la obra de Freud y dice “Miren lo que apareció, es muy interesante. Pero tiene su punto de exterioridad” (Aboslaiman, López, Sauval, 2008).

En este sentido, hay un problema interno respecto la continuidad epistemológica de ambas producciones teóricas, y un problema externo respecto las condiciones de producción teórica que se producen a partir de dicha afiliación autoral. Sobre esto, surge el problema de la autoría implícita, en donde podemos preguntarnos por las condiciones particulares que llevaron a Lacan a proponerse como el “verdadero retorno de Freud”7. Más allá de cuestionar la validez o valor de una propuesta en función de su relación autoral, lo que nos interesa relevar, y lo que creemos da importancia a plantear siquiera este problema, es que obliga a preguntarse por el valor conceptual de una propuesta, y no solo por su vinculación con el/la autor/a de turno (lo dijo Freud, Klein o Lacan; o no lo dijo un psicoanalista, sino que un conductista). Esto, que puede parecer obvio, no lo es si consideramos –como ya señaláramos– las condiciones externas de producción a un saber. Dicho de otro modo, se trata de apuntar a la capacidad que tiene una construcción teórica para sostenerse a partir de su lógica interna, al tiempo que logra establecer una relación crítica y productiva con otras conceptualizaciones que aborden similares objetos y fenómenos. Los mismos términos kleinismo o lacanismo testimonian de ello, ya que ubican como referencia a el/la autor/a y no necesariamente a su propuesta teórica8. Ciertamente que estas categorías se construyen sobre las ideas o postulados que los/las autores/as desarrollan, lo que resalta su valor de autoría explícita en relación con una propuesta conceptual; sin embargo, muchas veces dicha construcción tiene como punto de partida la referencia al/la autor/a más que a sus ideas, siendo en virtud de esta afiliación autoral explícita que el argumento se sostiene.

Este problema no es menor ya que permite dibujar una línea, no siempre tan clara y definida, que separa la agrupación y trabajo colaborativo en virtud de intereses temáticos comunes, de una afiliación destinada a la reproducción vacía de conceptos o, en el mejor de los casos, a la difusión de las ideas de cierto/a autor/a. En este sentido, podemos pensar que en toda afiliación autoral explícita se desprende una afiliación autoral implícita, lo que implica situar y localizar un modo de relación particular del sujeto con la producción de dicho saber: deseo y fantasía inconsciente, ideología subyacente, posición ética, afiliación institucional, trauma histórico o individual, por mencionar algunas posibilidades. Esto implica que no solo la construcción teórica que se desprende de esta relación al saber inconsciente se ve afectada, sino que sus posibilidades prácticas de intervención.

La reproducción ideológica

Si hemos propuesto el problema de la autoría como una posible salida al problema del estatuto del saber psicoanalítico, es porque nos permite (además de avanzar en la relación cine/psicoanálisis), plantear el problema de la reproducción ideológica, como fenómeno que toma particular consistencia en la dimensión institucional del trabajo psicoanalítico. Esto nos interesa porque, aunque hemos declarado como una intención explícita de este libro la conceptualización de saberes psicoanalíticos o psicoanálisis en plural, esto no nos exime de los mismos problemas que estamos denunciando, en tanto se sigue tratando de una propuesta cuya afiliación autoral explícita convoca a autoras, autores y profesionales que trabajan desde el campo psicoanalítico. En este sentido, declarar una multiplicidad o diversidad aparente, no dice nada respecto los problemas que se desprenden del marco que permite situar dicha diversidad. Por ende, en este libro también cobran sentido y pertinencia los problemas relativos a la producción de saber desde lo psicoanalítico.

Para avanzar en esto, nos serviremos de la propuesta de Castel (2014), quien trabaja el problema de la dimensión institucional del trabajo psicoanalítico, a partir del término psicoanalismo. Castel distingue el plano intra-analítico, que corresponde a las condiciones internas de producción teórica y técnica en torno al abordaje y estudio del inconsciente; del plano extra-analítico, que corresponde al contexto socio-político en el cual se enmarca dicha producción, del cual no es posible abstraerse. La crítica de Castel al psicoanálisis no apunta solo a su complicidad con las estructuras político-sociales de poder (su carácter elitista y burgués, que en muchos sentidos resulta muy difícil de refutar), sino a su pretensión de haberse librado de ellas llegando a postular cierta autonomía e inclusive subversión respecto las mismas. En este sentido, Castel aborda muy lúcidamente un problema que muchos/as psicoanalistas hemos debido enfrentar: por un lado, la exploración y articulación de un saber particular sobre el inconsciente no asegura la apropiación de un territorio, como si de un objeto arqueológico se tratase (no hay saber completo sobre algo que no se sabe y se resiste a ser conocido); por otro lado, el concepto de inconsciente incorpora no solo en su conceptualización, sino que en su producción, el contexto socio-político del cual surge, y no es posible pensarlo como algo ajeno a ello. Por ello, la institucionalidad psicoanalítica debiese incorporar la dimensión extra-analítica y las relaciones de poder en las que se encuentra inmersa, para poder repensar su aparataje intra-analítico, en términos de producción teórica y reflexión, pero también de intervención clínica. El psicoanalismo sería entonces el efecto de no considerar esta dimensión de análisis, dejando al psicoanálisis circunscrito como un centro de reproducción ideológica. Es por esto que, cuando las instituciones psicoanalíticas se construyen alrededor de ciertos autores (explícita o implícitamente), no solo dificultan la incorporación de una reflexión en torno a las estructuras político-sociales de poder que las constituyen, sino que la imposibilitan en tanto su reflexión siempre retorna a los mismos puntos de referencia teórica. Dicho de otro modo, no se trata de desconocer el aporte de ciertos/as autores/as a la teoría psicoanalítica, sino más bien de situar un modo de relación con sus ideas que incorpore el contexto socio-político en el cual están inmersos, pudiendo además cuestionar desde su lógica interna dichos aportes teóricos, técnicos o éticos.

A nuestro juicio, este ejercicio de reproducción ideológica puede tener dos efectos significativos: por un lado, la imposibilidad de pensar fenómenos fuera de cierto marco conceptual (repetición vacía de conceptos); por otro lado, subsumir otros marcos conceptuales al código o clave desde el cual se piensan dichos fenómenos (problema de poder o dominación). El curso electivo al que hacemos referencia al inicio de esta Introducción se articula precisamente en torno a una autoría específica, adoleciendo del mismo problema que acabamos de denunciar, y ciertamente no buscamos soslayar esto aludiendo a su importancia dentro de la formación universitaria (es un autor clásico que vale la pena conocer, lo que reproduce la cuestión de la autoría explícita), sino más bien se trata de profundizar un gesto cuyo germen se encuentra dentro de la metodología de trabajo de este curso, y que alude al encuentro con el cine como un objeto externo al psicoanálisis: una forma de arte, una materialización de la imagen y su movimiento, un modo particular de pensar y representar los fenómenos humanos. En este sentido, no solo se trata de des-lacanizar a Lacan, sino que de des-psicoanalizar una manera de conceptualizar el psicoanálisis. Creemos que este gesto implica el reconocimiento, la incorporación, y el intento de metabolización de un conflicto que es inherente a su relación con la producción de saber; pero al mismo tiempo nos permite tomar una posición que permite tensionar sus límites.

La salida interdisciplinaria

La segunda salida que queremos mencionar abre otras dificultades, pero es la vía explícita en la que se inscribe la propuesta de este libro: a saber, lo interdisciplinario. Este concepto alude al traspaso de límites, pero también a la colaboración y delimitación de nuevos problemas, que surge del trabajo conjunto entre dos o más áreas o disciplinas que, usualmente, no están vinculadas unas con otras. En este contexto, es a partir de la relación que el psicoanálisis establece con otras disciplinas, que ha encontrado un campo fecundo de producción: literatura, antropología, filosofía, arte, historia, sociología, medicina, por mencionar algunas. Se trata de un intersticio que permite ampliar el marco de reflexión y producción disciplinar, pero que también le ha servido a las y los psicoanalistas para confirmar ideas propias o para desplegar sus hipótesis a propósito del uso que se hace de otras disciplinas. Esta idea que, es en cierto sentido una generalización injusta, también responde al carácter que tiene el psicoanálisis como disciplina y la condición de su producción de saber.

Foucault (2008) señala que el psicoanálisis tiene un lugar privilegiado en el campo del saber9, en virtud de un “perpetuo principio de inquietud” (p. 362) que implica la puesta en duda y discusión inclusive de aquello que se da por aprendido. Su cercanía con la función de crítica (dentro del campo de las ciencias humanas), radica en su dirección deliberada de dirigirse al inconsciente, yendo…

[…] hacia el momento –inaccesible por definición a todo conocimiento teórico del hombre, a toda aprehensión continua en términos de significación, de conflicto o función– donde los contenidos de la conciencia se articulan o más bien permanecen abiertos sobre la finitud del hombre. Es decir que, a diferencia de las ciencias humanas (…) avanza para franquear de un solo paso la representación, desbordarla por un lado de la finitud (…) en esta región en la que la representación permanece en suspenso, al borde de sí misma, abierta en cierta forma sobre la cerradura de la finitud (p. 363).

Esto ubica al psicoanálisis, según Foucault (2008) en un doble lugar: por una parte, se ubica en el intersticio del campo epistemológico que define los bordes y aristas de la episteme moderna, pudiendo dialogar con cualquier saber de las ciencias humanas; pero, por otra parte, no puede desplegarse como puro conocimiento especulativo o como una teoría general sobre el ser humano. Lo paradojal, a nuestro juicio, es que el psicoanálisis progresivamente se ha ido constituyendo como un saber que sí comporta (al menos en algunas de sus ramificaciones teóricas y prácticas), a partir de su relación con otras disciplinas y campos del saber, un lugar hegemónico dentro del campo de las ciencias humanas. Lo particular, y el punto que nos interesa resaltar es precisamente que esto no responde solamente a una cuestión interna, sino que implica simultáneamente una relación con su producción de saber, y, sobre todo, con cómo dicha producción implica un modo particular de relación con otros campos del saber. No se trata de denunciar una práctica dolosa de psicoanalistas, sino más bien de volver a situar un problema estructural o inherente al campo del saber, del cual este mismo libro también es parte. Dicho de otro modo, así como ocurre con la salida de la autoría, lo interdisciplinario no asegura nada en sí mismo, ya que, además del estatuto de su objeto, la disciplina, teoría o saber que se construye a partir de su estudio, también supone una dificultad al momento de dialogar interdisciplinariamente. Dicho esto, la salida interdisciplinar sí nos parece una posibilidad de trabajo fecundo en tanto permite situar desde afuera estos problemas estructurales, al mismo tiempo que tensionar, re-pensar y des-dibujar los límites del psicoanálisis, en la comprensión de ciertos fenómenos de la subjetividad humana.

En este contexto, es que queremos tomar al cine como una actividad de producción y reflexión en torno a la realidad humana, pudiendo trabajar y dialogar con el/los psicoanálisis, en la medida que ambos campos ofrecen una mirada distinta sobre objetos o fenómenos que son propios de la experiencia cultural humana. En este sentido, más que pensar en cómo el cine puede considerar o concebir la dimensión de lo inconsciente, se trata de entender cómo desde ambas perspectivas es posible situar la comprensión de fenómenos que, siendo relevantes para la teorización psicoanalítica y para la producción cinematográfica, suponen localizar y relevar objetos de trabajo que interpelan de diverso modo el trabajo que los autores partícipes de este libro realizan. En este sentido, aunque los temas tratados en este libro pueden ser fácilmente vinculados con aspectos del edificio teórico psicoanalítico, o con preocupaciones de la cinematografía japonesa en general (dado que abordan cuestiones que podríamos tildar de universales), dichos temas nos interesan porque implican una pregunta y una apertura, una suerte de interpelación a las personas que acá participan, debiendo ellas responder desde un lugar teórico y profesional, pero también en función de cómo su mirada y lectura aborda la propuesta cinematográfica particular. Parafraseando a la psicoanalista francesa Monique David-Ménard, se trata de particularizar el universal.

De este modo el cine nos presta una mirada, objetos, propuestas y preocupaciones sobre la cultura y la subjetividad en general, para poder, a partir de la localización de dichos objetos, pensar cómo el campo psicoanalítico se relaciona con dicha propuesta, desde sus propios postulados. Indefectiblemente hay un ejercicio de apropiación o colonización disciplinar, sin embargo, creemos que la posibilidad de situar y reconocer las limitaciones y problemas que subyacen a este ejercicio (como hasta ahora hemos tratado de hacer), favorecen la construcción de una propuesta que aporte nuevas miradas respecto los temas que aborda este libro. Esto, particularmente, en tanto se reconoce que la mirada que una disciplina ofrece sobre un objeto, cambia la constitución y textura del objeto observado.

El lugar del cine

Si la salida interdisciplinaria nos obliga a dibujar el campo o límite en el que se encuentran dos disciplinas, como espacio potencial de diálogo, también exige situar las diferencias que separan y dificultan dicha construcción. En este sentido, pensar el cine como disciplina, particularmente para este libro, implica pensarlo en tensión con el psicoanálisis.

Por un lado, el cine resalta la dimensión de lo visual y la imagen, mientras que el psicoanálisis resalta la dimensión de lo verbal y el relato. El cine es una forma de arte que construye ficciones que de algún modo hablan de nosotros, mientras que el psicoanálisis es una teoría que busca destituir ciertas ficciones para cambiar el modo en que nos relacionamos con la realidad. Sin embargo, esta relación que existe entre imagen-relato y ficción-realidad, da cuenta de un modo particular en que el cine se presenta y trabaja ciertas realidades: se trata de ficciones que, dada su relación con la fantasía, pueden ser más reales que la realidad. Esta idea desarrollada por Žižek (2016) nos habla de dos problemas simultáneamente: por un lado, el estatuto del cine como representación; por otro lado, el estatuto de la fantasía en su articulación con lo inconsciente. Más allá de concordar o no con la propuesta global de Žižek, nos interesa rescatar el gesto que se aleja del llamado psicoanálisis de obra, que implica realizar una interpretación psicoanalítica de algunas producciones artísticas, y se acerca al encuentro interdisciplinario, en tanto rescata el valor de la obra de cine ya no como mero objeto de trabajo para el psicoanálisis. En este sentido el cine es representación de una fantasía que, por el valor que tiene la imagen para la cultura contemporánea, no solo nos muestra algo del deseo inconsciente (representa lo que como sujetos deseamos), sino que orienta e indica qué es lo que se desea inclusive en términos inconscientes (nos dice qué desear). Tratamos sin embargo con reserva este gesto dado que, aunque efectivamente se acerca a lo interdisciplinario, sigue operando en clave psicoanalítica en la medida que se sirve de sus conceptos para leer aquello que el cine nos mostraría, pero de otro modo, más que servirse de una teoría o praxis cinematográfica para interpelar al psicoanálisis. El punto más rescatable, y aquel que nos interesa desarrollar, es cómo dos disciplinas tan disímiles pueden abordar y mostrar problemas relativos a la subjetividad, el deseo, la historia, las instituciones, el sexo, la muerte, en fin, problemas relativos a la existencia humana, desde distintas perspectivas. El genuino gesto interdisciplinario exige la construcción de nuevos objetos de investigación o la delimitación de nuevos problemas teóricos y técnicos a partir del encuentro de dos disciplinas, y aunque este libro busca avanzar en esa dirección, también reconoce las limitaciones que implica en tanto sus autores/as siguen siendo psicoanalistas hablando de algo, a propósito del cine.

Retomando entonces el problema de la discontinuidad y heterogeneidad del saber psicoanalítico, creemos que en el cine es posible encontrar coordenadas de diálogo que permiten no solo ilustrar o abordar cuestiones del psicoanálisis desde una perspectiva diferente, sino que interpelar al psicoanálisis como teoría, a partir de lo que las obras cinematográficas nos muestran: ya no solo como cristalización o representación de la fantasía, sino como objeto que se inserta, con sus propias coordenadas históricas y políticas, dentro del tejido social. Se trata de un modo posible de abordar el problema de la autoría y la reproducción ideológica, en virtud de las posibilidades que el encuentro interdisciplinario ofrece como espacio de reflexión y producción. En este sentido, cuando los psicoanalistas traemos agua a nuestro molino desde otra disciplina (ejercicio que se ve plasmado en este libro), confiamos en que la gente podrá distinguir entre esa delgada línea que separa el hacer psicoanalismo de otras áreas del saber, de abrir un debate que permita cuestionar conceptos psicoanalíticos a partir de lo que dichas disciplinas nos enseñan. El primer ejercicio no solo es hipócrita o en el mejor de los casos ignorante (que si se reconoce como tal no sería tan problemático), sino que hace una movida muy mañosa: da la sensación o ilusión de apertura y crítica cuando en realidad se trata de un discurso a priori, predeterminado y cerrado sobre sí mismo. El segundo ejercicio ciertamente tiene sus limitaciones, pero al menos hay un intento por dialogar, cuestionar y aprender de lo que otros campos pueden ofrecernos, aceptando en consecuencia como propositiva y fecunda la misma crítica y cuestionamiento que se pueda realizar a la propuesta que acá se despliega.

Referencias bibliográficas

Aboslaiman, F., López, M., Sauval, M. (2008). Reportaje a Jean Allouch. Acheronta: revista de psicoanálisis y cultura, 25. Recuperado de https://www.acheronta.org/acheron25.htm#analista.

Castel, R (2014). El psicoanalismo: el orden psicoanalítico y el poder. Buenos Aires: Nueva Visión.

Fiennes, S. (productora y directora) (2016). The pervert’s guide to cinema [documental]. EE. UU.: Ameoba Filmes.

Foucault, M. (2008). Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas. Madrid: Siglo XXI.

Freud, S. (1992). Psicoanálisis. En Obras completas, Vol. XX, pp. 245-258. Buenos Aires: Amorrortu (Trabajo original publicado en 1926).

1Para algunos autores es el concepto de represión, para otros la transferencia, para otros la metapsicología freudiana; el mismo Freud (1926) proponía la represión, las pulsiones sexuales y la transferencia como conceptos centrales. Sin querer entrar en ese debate, optaremos por lo inconsciente dado el lugar que tiene no solo para la teoría psicoanalítica, sino que, para su historia, siendo un concepto que, aunque no del todo inventado por Freud, si es tematizado y conceptualizado específicamente por él.

2 Frases que se pueden encontrar a lo largo de sus escritos y seminarios.

3Es posible afirmar, a partir de la relación que se establece entre sujeto y objeto, que Lacan trabaja −al menos durante gran parte del inicio de su enseñanza− con una concepción idealista del inconsciente, mientras que Freud lo hace desde una concepción materialista, lo que tiene significativos efectos tanto en su comprensión de los fenómenos, como en las vías de intervención clínica que ambos autores proponen.

4 Laplanche, Green, Dolto, Allouch, Aulagnier, Anzieu, Bleichmar, por mencionar algunos.

5 Probablemente la más célebre y paradigmática sea la ruptura con su discípulo Laplanche en el Coloquio de Bonneval (1960), quien tomando al pie de la letra la propuesta lacaniana de retornar a Freud, lo hace presentando un texto que cuestiona algunos aportes de Lacan, quien no toma de buen modo esta crítica, desechándola. Laplanche es, al día de hoy, reconocido como el analista que más trabajó a Freud desde su lógica interna, retornando al centro de la construcción de sus postulados, para realizar una propuesta propia.

6Sobre este punto, remitimos al maravilloso texto de Carlo Ginzburg (1980), Morelli, Freud and Sherlock Holmes: clues and scientific method, en donde el historiador italiano despliega, a partir del trabajo de autores de diversas disciplinas, las bases del paradigma indicial como método de construcción de conocimiento. Se trata de un método que resalta las características individuales y lo cualitativo por sobre la generalización, investigando e interpretando los detalles y signos mínimos, involuntarios y automáticos, que pueden resultar decidores al momento de resolver, entre otras cosas, la autoría o significación de su producción.

7Sobre este punto, además de las referencias en la obra de Lacan, hay bastante literatura al respecto. Remitimos en este contexto al lector a “–Hola… ¿Lacan? –Ciertamente. No” (Allouch, 2001); “Lacan. Esbozo de una vida, historia de un pensamiento” (Roudinesco, 2000); “El regreso a Freud tras el extravío de Lacan. Lógica de Freud: teoría y clínica” (Troncoso, 2018).

8En Chile, por ejemplo, hay programas de formación de post-grado en psicología que, implícita o explícitamente, hacen referencia a algún autor como punto de referencia para la construcción de dicho programa. Esto es problemático, en primer lugar, porque no apunta a una cuestión disciplinar o a algún campo específico de investigación/intervención; pero también lo es, en segundo lugar, porque si la autoría es el punto de referencia, resulta muy difícil desmarcarse de la repetición de cierto marco conceptual, o de cuestionar dicha propuesta en tanto se espera que haya una adscripción explícita o implícita para validar el proceso de formación. No estamos diciendo que una revisión de autor no tenga valor, pero creemos que existe un hiato entre la revisión de un autor como parte de un proceso formativo, y la revisión de un autor como finalidad de un proceso formativo.

9Se refiere al campo del saber circunscrito a las ciencias humanas, en el marco de su formulación del triedro de los saberes, que Foucault propone para pensar el campo epistemológico de la episteme moderna.

SEGUNDA PARTE

Lo que Japón enseña sobre psicoanálisis

Foto: Afiche de la convocatoria al Primer Ciclo de cine japonés y psicoanálisis: lo que Japón enseña sobre psicoanálisis, diseñado por Pao Díaz.

Como señaláramos en la Introducción, una de las principales herramientas pedagógicas utilizadas en el curso que dio paso a la organización de los ciclos de cine, fue analizar obras cinematográficas para construir un espacio de discusión que permitiera articular conceptos y problemas desarrollados teóricamente, en un marco de comprensión psicoanalítica. De este modo, ubicándose en las antípodas de lo que podría llamarse un psicoanálisis de obra, se trató más bien de mostrar cómo las preguntas y problemas que plantean ciertos objetos cinematográficos, abordan cuestiones similares a los que trabaja la teoría psicoanalítica, en un lenguaje que, sin ser del todo homologable, ciertamente permite un diálogo entre ambas disciplinas. Para los objetivos de la primera versión del ciclo de cine, se hizo hincapié en fenómenos que, aun siendo alusivos al psicoanálisis, hicieran referencia a cierta tradición cinematográfica japonesa, abordando cuestiones que son identificables a distintos aspectos de la experiencia humana: los lazos familiares, lo femenino, el paso del tiempo, el lugar de la mujer en lo social, la identidad, la sexualidad, la memoria, la moral y la historia. En este sentido, la selección de películas que formaron parte de la primera versión del Ciclo se realizó en virtud de la relación que dichas obras pudiesen tener con estas temáticas, centrándose en el trabajo de cuatro directores clásicos de la cinematografía japonesa, buscando establecer un puente de diálogo entre las miradas de estos directores y lo que cada comentador de dichas obras pudiese aportar desde su perspectiva.

Como se puede apreciar se trata de un ejercicio que concierne al psicoanálisis, pero excede con creces su dimensión terapéutica; dicho de otro modo, aborda lo que podríamos llamar su vertiente cultural. Ciertamente que conceptos tales como pulsión o represión1 se inscriben en un registro que implica cierta particularización o integración de lo social e histórico en un sujeto, pero esta vertiente cultural de la que hablamos no solo refiere a ello sino a la posibilidad de pensar dichos aspectos de un modo crítico: el psicoanálisis como una herramienta que permita visibilizar, tensionar y problematizar aspectos sociales e históricos de un modo tal que permita pensar en un horizonte emancipatorio de la cultura. Esto implica por un lado no perder de vista el horizonte terapéutico del psicoanálisis, que siempre será uno de sus territorios fundamentales de aplicación, pero, por otro lado, no reducirlo al diván, la técnica de la asociación libre y la interpretación del deseo inconsciente. Creemos que el encuentro con el cine, en un marco de diálogo que apunte a lo interdisciplinario, puede ser fecundo para construir problemas alrededor de lo que estos objetos culturales nos proponen.