Desde el fondo de mi alma - María Lourdes Vernaza de Trujillo - E-Book

Desde el fondo de mi alma E-Book

María Lourdes Vernaza de Trujillo

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Beschreibung

Nació en Guayaquil, Ecuador, nieta y bisnieta de poetas. Se educó en el Colegio La Asunción, donde recibió un diluvio de amor de las religiosas, especialmente de Madre Pilar, porque le enseñó a amar y a vivir el Evangelio. Ha ido escribiendo cada una de estas hojas, para compartirlas con la familia, con los ahijados, con los amigos y con cualquiera que se anime a leerlas. Dice la autora: "Si pusiéramos una gotita de amor, en algún corazón que viva en el desierto espiritual, brotará en él un vergel de indescriptible belleza, porque estará regado por la fuente del amor de Dios, porque él es el origen y la razón verdadera de nuestra existencia. En estas páginas hay muchas gotitas de amor, es el hilo conductor que camina por algunas de sus páginas".

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Seitenzahl: 292

Veröffentlichungsjahr: 2022

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MARÍA DE LOURDES VERNAZA TRUJILLO

Desde el fondo de mi alma

Vernaza Trujillo, María de Lourdes Desde el fondo de mi alma / María de Lourdes Vernaza Trujillo. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-2756-1

1. Ensayo. I. Título. CDD A864

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenidos

MADRE MÍA

AGRADECIMIENTO

TE ACUERDAS

PRIMERA PARTE

POEMAS, HISTORIAS Y PENSAMIENTOS

¡TE ADORO DIOS MÍO,ABBA NUESTRO!

BESARÉ SU CABEZA

CORDERO

CUANDO VOY A VERTE

¡AYÚDAME SIEMPRE DIOS MÍO!

MIS MUSAS

¡YO QUIERO BESAR TUS MANOS!

TE ADORO

¡EN LA CRUZ TE CONTEMPLO, JESÚS MÍO!

CORO DEL CIELO

¿QUIÉN ERES TÚ?

ME LLAMASTE

LOS OJOS MÁS LINDOS

HOY ESTOY CONTENTA

¡QUE TE ADOREN SEÑOR, TODOS LOS PUEBLOS!

MI NOMBRE

LA VIDA

SI ME OLVIDARA DE TI

¡NO HAY NADIE COMO TÚ!

ALMAS

NO ME REGALEN COSAS

BENDICIÓN

AMOR CON AMOR SE PAGA

NO PERMITAS

SACERDOTES

MI AMOR EN TUS MANOS

TÚ, VOLCÁN DE AMOR

¡MI DIOS, UNO Y TRINO!

LOS ÁNGELES Y NOSOTROS

BELÉN

EN ESTOS DÍAS

TELÉFONO

DINERO

UN SUSTO

SOY TU NIÑA PEQUEÑA

PARA AMAR

YO VIVO PENSANDO EN TI

UNA VELITA ENCENDIDA

NO TE PONGAS TRISTE SEÑOR

¿POR QUÉ SEÑOR?

SAN JOSÉ

EL MATRIMONIO

EL PENSAMIENTO

EL ABORTO

LA MALDAD DE HOY

VEN SEÑOR

TÚ, EL ÚNICO PASTOR

EL PURGATORIO

UN DÍA PRECIOSO

LA HUMILDAD Y EL ORGULLO

CUANDO ME CAÍ

FLORES, FRUTAS Y PLANTAS

NO IMPORTA

LA PAZ INTERIOR

MADRE NO ESCONDAS A TU HIJO

GRAMÁTICA

TE INVITO

ALGO RARO

LA OBRA DE TUS MANOS

ELLA

REUNIÓN

MENDIGO

MÍRAME

LA SANTA FE

MI ALMOHADA

YO QUIERO QUE RÍAN LOS NIÑOS

FIN DE AÑO

LA PLAYA

CADA COSA EN SU LUGAR

VIVIR Y MORIR BAJO TU SOMBRA

CORAZÓN DE MARÍA

CON LA FUERZA DE LOS MARES

CUANDO ME ALEJE

¡CÓMO PUDIERA AMARTE!

COSAS DEL ALMA

PIEDRA VIVA

LA VERDAD ESTÁ PRISONERA

ANTE UN ROSTRO INEXPRESIVO

HAY AMORES

DOS MUDITAS

ASÍ SE CONOCIERON MIS PADRES

LA DEPRESIÓN

EL VIENTO Y LA NUBE

SOY UN BEBÉ

VIENTECITO

LA JAULA

UNA SIRENA ENAMORADA

PILLÍN

JUAN VICTORIO

EN EL SILENCIO DE UNA NOCHE

LA TIERRA LINDA

LOS BESOS

SEGUNDA PARTE

CANCIONES ESPIRITUALES

CUANDO LA LUZ DE MI EXISTENCIA

PERMITEME SEÑOR SER PARA TI

CORAZÓN DE JESÚS

¿QUÉ HUBIERA SIDO DE MÍ?

¡CÓMO NO ADORARTE A TI!

MI RABONI

DESDE QUE TE OÍ

MARÍA, MADRE MÍA

NO TEMAS DE MORIR. NO TEMAS

LA FUENTE DE VIDA

¡QUÉ MANERA DE QUERERNOS!

PERDÓNAME SEÑOR

TERCERA PARTE

CARTAS

A MI MAMI

A MI HIJITO GIANCARLITO

HIJITOS DE MI ALMA

HABLANDO CON MIS NIETOS

A MI HERMANO JAIME

A MI HERMANO ERNESTO

ILONITA MARÍA

A MARÍA VERÓNICA

A ANDREÍTA

A BEATRICITA

A SUSANITA

A BEATRIZ

A LA MADRE SAGRARIO

CUARTA PARTE

ORACIONES

PADRE MÍO

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

ORACIÓN PARA EL QUE DUDA

ORACIÓN SUPLICANTE

ORACIÓN DE UNA ESPOSA

¡GRACIAS DIOS MÍO!¡PORQUE SOY MADRE!

ABRÁZAME SEÑOR

SI NO EXISTIERAS TÚ

NO TE QUEJES SEÑOR

QUINTA PARTE

CANCIONES POPULARES

MI CANCIONERO POPULAR

TÚ ERES MI PRIMAVERA

BENJAMÍN CONOCIENDO A RAFAELA

MIS MANOS EN TU ALMOHADA

NO QUIERO DEJAR DE QUERERTE

ME MUERO POR TUS LABIOS

EXTRÁÑAME

MI HELADO DE VAINILLA

MIGAJAS

DÉJATE QUERER

TE ESTOY EMPEZANDO A QUERER

TENGO QUE DECÍRTELO ESTA NOCHE

UN VERDADERO HOMBRE

NÉCTAR DE AMOR

¿DÓNDE ESTÁ LA CHIQUITA?

TU IMAGEN

NO ME DEJES CON LAS GANAS

ME DICEN POR AHÍ

AMIGO DE MI ALMA

CUANDO TE VI

RESPIRA

A NELLA

ME HAS DICHO QUE TÚ ME QUIERES

¿CÓMO QUIERES QUE TE QUIERAN?

AYER ME IMAGINÉ

CUANDO VEO

QUIERO QUEMARTE

DIME

NO ME LLAMO MARGARITA

¿DÓNDE ESTÁN?

PERMÍTEME SEÑOR QUE MI CORAZÓNPUEDA SER SIEMPRE TU CUSTODIA,QUE TU VOLUNTAD SEA LA MÍA,Y QUE MI VIDA SEA UN CANTODE ADORACIÓN PARA TI.

MADRE MÍA

En tu Inmaculado Corazón pongo este libro, como fruto del amor que tengo en mi alma para tu Santísimo Hijo, él nos ha dicho que tenemos un Padre en el cielo que nos ama, a ese Padre nuestro, le entrego todo lo que soy, mi todo y mi nada, mis poemas, mis cuentos, mis canciones, y todo lo demás que me ha permitido escribir.

Y le agradezco con toda mi alma que, al mismo tiempo pueda dedicar estas hojas a mis tesoros, los que viven en mi corazón, a mi esposo Flavio, a mis hijos: Flavio, Fabrizio y Giancarlo, a mis nietos: Chiarita, Alessita y Flavito Vittorio, a mi nuera Diana, a mis hermanos, cuñados y sobrinos, a mis ahijados, amigos y a todos los que bien saben, cuánto los amo.

AGRADECIMIENTO

A Rochi, mi cuñadita bella, por las innumerables veces que me escuchó, cuando le cantaba lo que había compuesto, o le leía lo que había escrito. Gracias por el apoyo que me diste y por tu gran cariño de hermana, olvidarlo nunca podría.

A mis hermanos, Jorge y Elsita María, porque siempre me ayudaron con sus comentarios.

Por último, pero no menos importante, a Flavio por su ayuda y su paciencia con todas las complicaciones que le ha dado mi computadora, y por las veces que me decía que le gustaba lo que había escrito.

MÁS ALLÁ DE LA PIEL

TE ACUERDAS

Te acuerdas Señor mío, aquel día que fui presurosa a tu encuentro, quería verte, quería hacerte compañía, estabas solo yo lo sabía, cómo no ir a verte, si me apena saber que muchas veces estás así, esperando cualquier migaja de alguna alma que lo advierta que, en la cárcel del sagrario siempre estás atento, porque eres el limosnero de amor de todos los tiempos.

Te acuerdas Dios mío, cuántas veces te decía que quería escribir algo sobre ti, porque yo sentía en mi pecho este torrente de amor, y si no escribía lo que sentía, ese amor estaría en prisión, y no quería verte encerrado en los muros de mi amor.

De casualidad ingresó a la capilla, el Padre Fernando Villanueva del Verbo Divino, le pedí que me confesara y le conté mis deseos de escribir, le pedí también que bendijera este libro, que aún no escribía, y lo hizo, y se alegró todo mi ser.

Gracias Jesús mío por cada detalle que has tenido conmigo, tú estabas allí en el Sagrario, con el Padre Fernando y conmigo, tú me conoces, el padre no sabe nada de mí, fue por el amor que él te tiene por lo que accedió a mi petición.

Pasó mucho tiempo y aún no había comenzado a escribir. Fui una tarde a visitarte a la Iglesia Santa María de Barandúa, en la playa, llevé la Biblia, varios libros, un cuaderno, y volví con mi inquietud, y cuando acabé de hablarte, mis ojos se posaron en un libro que abrí al azar, donde decía: “Escribe yo te ayudaré”.

Me puse muy contenta, me parecía increíble que me contestaras tan claro, te entregué como siempre, todas mis lágrimas, que salían desde el fondo de mi alma, te entregué todo lo que es tuyo, mi adoración, mi amor, mi gratitud, y toda mi alegría, porque tendría tu ayuda. ¡Qué maravilla! ¡Qué preciosa compañía!

No puedo, no quiero y no debo callar mi pensamiento que me habla de ti a cada instante, acompáñame Señor, no quiero vivir sin ti, no quiero morir sin ti, no quiero respirar sin ti, no quiero hablar de ti, sin pedirte ayuda, no quiero ni alegrías ni penas sin ti, porque te adoro, porque sin ti ninguna vida tiene sentido, porque tú eres el Hijo de Dios vivo.

PRIMERA PARTE

POEMAS, HISTORIAS Y PENSAMIENTOS

¡TE ADORO DIOS MÍO,ABBA NUESTRO!

Mis pensamientos

se hacen letras,

para expresarte mi adoración,

para leerlas despacio,

para meditarlas contigo.

Para rodearte de ternura

en cada coma y renglón,

para abrazarte tiernamente,

por lo que tu amor me dio.

Todo don tiene una fuente,

que es el Espíritu Santo,

que vive en nuestro interior,

milagro solo posible,

por las locuras de tu Amor.

BESARÉ SU CABEZA

Permíteme Señor que, cuando mi alma se separe de mi cuerpo y vaya a mi juicio ineludible, pueda pasar la gran prueba, para poder ver por fin a nuestro Padre Amado.

Besaré su cabeza, sus manos, sus pies, toda su frente, me acurrucaré en sus hombros, lo abrazaré tiernamente y miraré sus dulces ojos que siempre me han mirado, y con la locura de un amor arrebatado, tomaré su rostro entre mis manos para decirle: Gracias, gracias, gracias, Dios Uno y Trino.

Porque me mandaste a rescatar de los abismos en que, por mi culpa, solo mía, había resbalado y que gracias a la sangre amorosa y bendita del Cordero fuimos liberados de la eterna muerte.

Miraré nuevamente y para siempre el rostro de quien tanto he amado, lo abrazaré nuevamente para entregarle mi amor, por él custodiado.

Cantaré para él eternamente: “Amarte quise Señor con toda mi alma, y porque me diste la gracia, lo he logrado”.

Le diré también al Uno y Trino: Tú eres mi cielo Señor para qué otro, si en ti se cumplen todas mis delicias, porque en ti se centran mis amores, porque tú eres el Amor de los amores, vivo, eterno y verdadero.

CORDERO

Tú eres mi corderito que yo he abrazado con todo mi cariño, porque te ofreciste en la montaña en lugar mío. Tú eres el cordero que se ha llevado todo el tiempo mi delito, por medio de tu invalorable sacramento.

Tú eres sacerdote eterno, víctima, altar y sacrificio. Tú eres el nuevo maná, el pan verdadero del Nuevo Testamento que se ofrece al que cree, al que quiera recibir con amor este celestial alimento.

Más allá de un manjar del cielo es todo esto, es el creador de todo lo visible e invisible, el que se esconde humildemente en un pan, y late su corazón porque está vivo, aunque su gloria está escondida para no asustarnos, para que caminemos en la fe, así es sencilla y llanamente.

CUANDO VOY A VERTE

Cada vez que voy a tu templo a buscarte a ti mi Dios se alegra el alma mía porque sé que allí tú estás, que eres Dios escondido en un pedazo de pan, que me recibes en silencio, que me abrazas y sonríes, que te gusta oír mi voz, y que sales del sagrario a darnos tu beso de paz. Yo sé que siempre te alegras cuando nos ves llegar.

Yo nunca te he visto bien mío y estoy loca por ti, me muero por ver tus ojos y que ellos me miren a mí, sin embargo, yo sé que de alguna manera te he mirado, porque me muero por ti.

Mi alma te siente y piensa cosas de ti, y oigo que me dices: Me he sentado a tu lado del sagrario salí para escucharte cerquita lo que quieres de mí.

Cómo no enamorarme de ti, que me permites esto escribir, van fluyendo mis lágrimas porque te siento tan cerquita de mí.

Porque escribir sobre ti es orar, es vivir, es ser feliz, es experimentar tu presencia en cada idea que de ti recibí. Porque estás aquí en mi pecho, que no es un decir, que lo siento muy fuerte que se quiere salir, mi corazón se agita cuando hablo de ti, tiene grabado el día cuando le dijiste que latiera, y la vida vino a mí.

Me regalaste tu Espíritu cuando bautizada fui, y me has sellado con tu sangre, porque moriste por mí. No salgas jamás de mi alma, ¡no mi Dios, no! Ven por siempre a vivir a este corazón que te adora y que no quiere estar sin ti.

Soy oración contestada porque mi madre, a Ella le pidió una hija, y me mandaste a mí, que María de Lourdes le pondría, en honor a tu Madre y lo cumplió, gracias mi Señor. Permíteme llevar su nombre con todo respeto y amor, enséñame a imitarla en algo y a vivir bajo su sombra, para estar más cerca de ti.

Del color del cielo son sus ojos, su belleza eclipsa al sol, ternura de las ternuras, porque es la cuna del niñito Dios.

Ella que siendo la reina solo quiere ser madre de todos los hombres, pero no son pocos los que la tratan mal. Algunos han invitado a su Hijo, pero a ella no la hacen pasar, ni de lejos la miran, ¡qué dolor que me da!

Dicen querer a su Hijo, qué dicotomía, qué barbaridad, ¿quién entiende a los hombres, por qué se portan tan mal? Después vendrán los lamentos, pero no servirán.

Ella que presurosa animando al hombre va, madre que sufre al vernos, porque no queremos cambiar. Estamos tan distraídos en cosas que al final no servirán. ¡Lágrimas de sangre derrama! ¿Cuántas cosas sabrá?

Perdónanos mamita linda, no te canses de rezar, pídele a Jesús tu Hijo, que al cielo podamos llegar.

Que cambiemos por fin de vida, que algo nos haga recapacitar, y que no perdamos el tiempo que se está yendo, y que jamás regresará.

¡AYÚDAME SIEMPRE DIOS MÍO!

Ayúdame siempre mi Dios, ayúdame por favor que no soy capaz de nada bueno, que puedo hacer mucho mal, si dejo que mi cuerpo o mi mente ambulen por cualquier lugar.

Si no tengo tu norte a dónde iré a parar, es solo tu gracia la que me ayuda a cambiar. Yo soy tu proyecto, que lo cumpla a plenitud, que sea tu querer en acción, alma y cuerpo inclinados ante tu grandeza mi Dios.

Yo solo miro tus huellas que me mandaste a seguir, pero cuando no te veo, cuando no te siento, cuando siento aridez, es el infierno que se hace presente porque es ausencia de ti.

Dime mi Dios, ¿cómo puedo hablar de ti, si un conjunto de palabras, jamás podrán decir algo justo de ti?

Te he dicho que te amo muchas veces y sé que no te cansas de mí, que cada te quiero sea nuevo, como el primero que te dije. Cuando escribo estas letras mi corazón galopa a mil, que no es exageración lo que digo, porque mis lágrimas se escapan de mí. Que tengo miedo de perderte, que yo me muero sin ti, la vida sin ti es muerte, es tinieblas sin fin.

Yo quiero que todos te amen muchísimo más que yo, yo quiero que todos crean sin ver, ni sentir, que tú eres un Dios que está vivo que a veces parecieras estar ausente, pero siempre estás allí.

Unos no te toman en cuenta, otros no te dejan hablar, no te consultan sus cosas, ¡qué pena que me da!

Pero hay tantos que te adoran que te dan su corazón, que te cuentan todas sus cosas, que piden por los demás, ellos son tu consuelo, tu alegría, tu cielo, para tu Sagrado Corazón.

Yo sé que estás en mí, lo siento cada vez que respiro, porque la vida que tengo la pusiste tú en mí. Que tú no estás escondido, que se te puede ver pasar, en cada hombre que camina, ahí tú estás, misterio, certeza, y verdad.

Tú estás en mi pasado y en mi presente y estarás en mi futuro si tú me lo permites Señor, si tú me das la gracia para que sea así.

Tú eres el Eterno, porque no has tenido un comienzo, porque no tendrás un final. Sin ti no habría ni tiempo, ni espacio, ni eternidad, ni vida interior.

El que no te lleva en su templo, el que no te da su adoración, es porque ha derrumbado el puente que lo unía contigo, su Dios.

El que no te lleva en el alma, el que no te adora con todo su ser, es un desperdicio de vida, porque el tiempo lo ha malgastado, por no pensar seriamente en ti.

La persona que no te ama un substituto debe tener, puede ser que sea el dinero, puede ser que sea el poder, la fama, o su mismo ego que no lo deja ver.

El que te busca te encuentra, al que te habla tú lo escuchas, al que te pide perdón lo haces renacer, lo llenas de alegría y lo invitas a ir al cielo para contigo siempre vivir.

MIS MUSAS

Se despertaron las musas que hay en mi alma, han afinado todas sus arpas, sus violines y sus oboes, y estoy escuchando una música que me va deleitando.

Pero digo mal, no son mis musas, son musas de cualquier oído que se detenga y que quiera escucharlas.

Son los oídos de mi alma los primeros en oír ese canto que llevo escondido, en el fondo, en lo profundo, donde ningún ser humano ha ido, donde vive Dios, como un misterio de amor incompresible grande.

Él es mi música, mi canto, mi poeta, mi mayor alegría, y pienso en Dios, a cada instante, a veces sin quererlo, como se respira sin pensarlo. Mi pensamiento siempre está en pleno vuelo, por eso pienso en él, y le digo que lo amo, seguramente sonríe, porque mi alma lo adora.

Yo creo Señor que cuando me hiciste, mi alma se enamoró de ti al contemplarte, y aunque borraste de mi memoria, aquel momento, sin haberte visto, yo te he mirado, porque te extraño.

Te ama mi cuerpo y mi alma juntamente, reconozco en todo ser humano tu maestría, al formarnos con alma y cuerpo en una perfecta y admirable armonía.

Muchos hombres se olvidan de su vida espiritual, no piensan que tarde o temprano se van a encontrar contigo, con aquel que les dio la existencia, y que más allá de lo visible y pasajero, está la vida del alma, que es inmortal, la hiciste así para cuando ya no vivamos en el tiempo, pero por ahora Señor, aumenta el amor que yo te tengo, hasta esperar que muchos puedan ver lo que yo he visto, en tu corazón divino donde yo vivo

¡Qué se cree esta, dirán algunos! Que yo pueda vivir en tu costado, acaso no nos salvaste con tu cuerpo encarnecido, acaso no nos diste tu vida, desde tu primer latido hasta el último suspiro, aún están abiertas las heridas de tus pies y de tus manos, aún te duele tu corazón diariamente herido.

Acaso no están indelebles las huellas de tus pasos, acaso no nos dejaste tu corazón vivo en un pan sencillo, acaso no vives por tantos siglos, prisionero en el sagrario. Tú me amas Señor, yo no lo dudo, yo vivo en tu corazón, porque me amas, tú vives en el mío, porque te adoro.

¡YO QUIERO BESAR TUS MANOS!

Yo quiero besar tus manos

y tu hombro que soportó,

aquel madero bendito,

que te causó un dolor profundo,

del que tu amor nos habló.

Yo quiero besar tus manos,

yo quiero besar tus pies,

sacar tu corona de espinas,

besar tus llagas divinas

sin que te cause dolor.

Quiero esconderme en tu costado,

cantarte con toda mi alma,

convertirme en un arpa,

donde tú me des las notas,

con tu batuta, maestro y director,

y alegrar, aunque sea un poquito,

tu bendito corazón.

Qué dulzura tú me produces

que no puedo yo esconder,

y es que te veo en todas partes,

y no hay un día sin tu amor.

Pienso en ti a cada rato,

eres mi gran y santa atracción,

y hay hombres que te niegan,

que se pierden de este amor,

de ser amados por siempre,

por tu Espíritu creador.

Pero hay un resto que te adora,

que pide tu perdón,

que quiere tenerte en el pecho,

en el centro del corazón.

Hasta que llegue el momento

de volar hacia tu encuentro,

para verte por fin,

cara a cara, corazón a corazón.

Pero hoy, cómo conocer más al Padre,

si es Espíritu Divino,

sí, ya sé que le dijiste a Felipe,

que quien te ve a ti, ve al Padre.

Porque el Padre, tú Jesús,

y el Espíritu Santo,

son un solo Dios.

Que solo una es la verdad,

la verdad lleva tu nombre,

el camino eres tú,

que la vida es la eucaristía,

Dios Trino en mí,

sin ella no hay vida,

sin ella es morir.

Quiero abrazar al Padre,

ver su sonrisa cerquita de mí

y agradecerle por amarme,

porque nos mandó a rescatar

contigo mi Jesús.

TE ADORO

Te adoro mi Dios, tú lo sabes, te adoro en el silencio de mi templo, te adoro en el sonido de las olas, te adoro en la espuma de ellas que baña la playa día tras día.

Te adoro en cada granito de arena, no tengo otra manera de amarte más, sino de esa manera. Te adoro en todo lo bello que creaste, en la danza perfecta de cada átomo, te adoro en cada hojita de las plantas, te adoro en el calor del sol, que ayuda a germinar la vida de ellas. Te adoro en cada gota de lluvia, te adoro en el rocío mañanero, te adoro en el sol cuando se duerme, te adoro en el torrente de los ríos, porque apaga la sed de lo creado, te adoro en todas las estrellas, porque salieron de tus manos bellas.

Te adoro en el invisible ángel custodio que me has dado, como guía, protector y compañero. Te adoro en el canto de los pájaros, te adoro en el murmullo del viento, que me hace acuerdo de ti a su pasada.

Te adoro en el débil pétalo de las flores, te adoro en el perfume de las rosas, porque pienso en la Virgen Madre. Te adoro en la risa de los niños, te amo en cada hombre que creaste, en especial los que se han negado a adorarte como se debe.

Te adoro en cada alimento que nos llega, porque fortalece el cuerpo que llevamos, te adoro por cada sabor rico y diferente, te adoro en cada semilla, porque en ella está plasmada tu ciencia.

Te adoro en las cosas sencillas y diarias de la vida, como calmar mi sed, gracias Dios mío, también por eso, porque eres el Creador de esta tierra bella.

Pienso en ti, cuando veo volar a las naves, porque le diste al hombre la inteligencia para poder hacerlo, bendigo al piloto y a todos los que él lleva, no por buena sino por gracia, porque tú me inspiras para hacerlo.

Te amo en la soledad de los mayores, abandonados por los que más deberían cuidarlos, amarlos y protegerlos.

Te amo en aquellos que te entregaron todas sus noches y sus días, te amo en los santos desconocidos, porque son ternura para tu corazón herido.

Te amo en cada bandera de los pueblos, porque tú permitiste que existieran, porque tú eres el único libertador de todos ellos.

Te amo en el corazón de aquellos que se niegan a ser buenos, de los que no saben que tú, estás adentro de ellos, esperando que se arrepientan antes de que sea tarde.

Te amo en los santos, en los más buenos, y uno mi amor imperfecto a todos ellos. Me meto en el corazón del Padre Pío, y allí te adoro, qué bonito te quería. ¡Cómo te adoraba! ¡Cuántas cosas te ofrecía! Porque te amaba.

Te amo en el corazón del santo Cura de Ars porque su humildad me atrapó al conocerlo, y me hizo quererlo.

Te amo en el corazón de los malos, para aliviar el dolor de tus heridas, te amo en el llanto de los niños, cuando llegan a vivir a la tierra. Te adoro en el orden de los astros y en el agua pura y cristalina, te adoro en el oxígeno que respiro, porque lo inventaste para que vivamos. Te adoro por la ciencia, que les diste a los galenos para aliviar los cuerpos enfermos.

Te adoro en el corazón de María, nuestra reina y madre, porque no existe nadie más santo, puro, dulce y bello. Te adoro, en aquel instante, que bajaste y te hiciste uno con ella.

Pero sobre todo te adoro en la Eucaristía, porque ahí también está tu corazón latiendo. ¡Qué amor que nos tienes Dios mío!

¡EN LA CRUZ TE CONTEMPLO, JESÚS MÍO!

Adoro tu cabeza herida,

adoro tus sienes perforadas,

adoro tu rostro mal herido,

y tu impactante mirada.

Adoro tu humildad,

tu corazón compasivo,

tu alma y tu cuerpo destrozado,

te adoro en la cruz ensangrentada.

Adoro el momento

que entregaste tu vida,

porque con ella

nos libraste del infierno.

También adoro

la tristeza que tuviste,

para poder aliviar con mi corazón,

tu corazón herido.

Te adoro en el vientre de tu Madre,

te adoro en el pesebre que tuviste,

te adoro en todos los pasos que distes,

hasta llegar a la meta donde estaba,

la llave del cielo que tú abriste.

Te adoro Señor de tal manera,

que te entrego el latir,

y el respirar de mi cuerpo,

y cada poro que en él existe.

Te adoro con mi cuerpo y mi alma.

porque tú me lo diste,

te adoro en el tiempo que para mí elegiste,

y en lo eterno que en mi existe.

Te adoro en el corazón de los míos,

adoro tu nombre, tu palabra,

adoro al Espíritu Divino

y a nuestro padre bendito,

Te adoro a ti mi Dios, Uno y Trino

CORO DEL CIELO

Está amaneciendo, se han despertado los pajaritos, han empezado a revolotear, están felices, se han acercado a la ventana, están cantando, le cantan al sol, le cantan a la alegría de vivir y no saben que existen. Mueven sus piquitos, gorgotean una bella melodía, juegan entre ellos, van y regresan. No se han asustado conmigo, me miran de reojo, y vuelven a cantar, yo me uno a ellos, y en el silencio de mi alma adoro a nuestro Creador.

Me he acordado de otro coro, un coro de pajaritos que oímos no pocas personas. ¡Qué indescriptible belleza! Era plena noche, estábamos en adoración al Santísimo Sacramento, llegaron y se nos unieron, no eran de este planeta, simplemente eran del cielo.

Los pajaritos de la tierra no cantan por las noches, olvidarme de esto no puedo, ni tampoco quiero, ¡qué regalo que nos dieron!

Como el maligno es aguafiestas miren lo que pasó, a una joven señora, se le había metido, nadie lo sabía hasta que un gran susto nos dio. Empezó hacer ruidos horribles que a todos molestó, sin embargo, todos seguimos orando y le entregamos esa situación a Dios.

El sacerdote que nos acompañaba, que era el padre Daniel, se hizo cargo de la situación, se acercó a la señora, y con el poder que Jesús les ha dado la liberó, expulsó al intruso y ella en paz quedó.

Esto que les he contado es verdad, no es producto de mi imaginación, esto simplemente sucedió, en un retiro precioso, que esto no lo dañó.

Este coro de pajaritos, fue como un preludio del cielo que Dios nos regaló.

¿QUIÉN ERES TÚ?

¿Quién eres tú,

que por amar tanto al hombre

le donaste dolorosamente tu vida?

¿Quién eres tú,

que aún está húmeda tu corona de espinas?

¿Quién eres tú,

que enamoras el alma

de quien recibe con amor tu palabra viva?

¿Quién eres tú,

que te hiciste trigo molido por amor a nosotros?

¿Quién eres tú,

que tus huellas siguen bien marcadas?

¿Quién eres tú,

que el mundo quiere borrarte de su historia?

¿Quién eres tú,

Señor del tiempo, del espacio, y de la eternidad?

¿Quién eres tú,

que apaciguas almas, vientos y mares?

¿Quién eres tú que hiciste las lunas y los soles?

¿Quién eres tú, Señor,

que de la nada hiciste lo visible y lo invisible?

¿Quién eres tú que siendo la vida te sometiste a la muerte?

¿Quién eres tú,

que, siendo Espíritu Santísimo, te hiciste carne,

en el vientre purísimo de la más santa de las doncellas?

¿Quién eres tú,

que te fuiste y te quedaste, al mismo tiempo?

¿Quién eres tú,

que estás aquí y estás allá, que estás en todo lugar?

¿Quién eres tú,

a quien extraño y sin embargo nunca he visto?

¿Quién eres tú,

porque conozco tu voz y nunca la he oído?

Tú eres la luz de mi alma,

el fuego que abrasa,

que anima, que vive,

que revive en nuestro interior.

Tú eres el Hijo de María,

la madre nuestra, la madre mía,

tú me diste tu sangre,

tú eres mi cielo,

tú eres mi dulce paz,

tú eres mi Dios, mi creador.

Mi rey, mi Señor, mi salvador,

mi pastor, mi maestro.

Mi confidente, mi amigo,

mi abogado, mi salvador,

la razón de mi vida.

ME LLAMASTE

Me llamaste Señor para servirte, y te he fallado tantas veces, y me arrepiento y me duele tanto el haberte ofendido. ¡Qué pena, Dios mío!

Te golpeé con mis pecados muchas veces, herí tu cuerpo por hacer mi voluntad no la tuya. Qué locura poner mi querer sobre el tuyo, qué horror ofender a mi Dios, que es todo dulzura.

No entiendo Señor, si yo te amo, ¿por qué te ofendo? Me absolviste Señor, y me absuelves cada vez que voy hacia tu encuentro para que rompas las cadenas del pecado, que me sigue, me persigue, que me acecha.

Hay una guerra espiritual cada día, el desterrado del cielo no da tregua y alejarme de ti, es lo que quiere. Sumérgeme en tu Divino Corazón, y déjame beber de tu gracia, para resistir a las redes del infierno.

Cuando camino con mi mente por todos mis pasos recorridos, me apena tanto, me da dolor verdadero. ¡Cuánto dolor te causé a ti, Dios mío!, y afirmo que te amo, qué dicotomía.

Reconozco mi falta y mi pecado, pido tu perdón, mi Dios amado, sana mi corazón que está enfermo, perdóname que estoy arrepentida, buscaré a tu ungido, a tu escogido, que al igual que Mateo, dejándolo todo, te ha seguido.

Qué bueno eres Señor dueño mío, que no permites que percibamos el pecado que, emanando azufre y fuego tóxico, intenta de forma sutil envenenarnos, y alejarnos de ti Jesús Sacramentado.

Eres tú, cuando él nos escucha, nos perdona, nos habla, y aconseja, o nos reprende, cuando debe hacerlo.

Quiero refugiarme entre tus brazos que están abiertos en el madero, donde entregaste tu vida, para rescatarnos a nosotros del infierno

Quiero estar con todos los que me entregaste, en las Bodas del Cordero, no buscando el cielo prometido, buscando solo tu amor, ¡Señor, Dios mío!

Y en el fuego de ese amor santo, eterno y puro, lo que más ansío es entregarte mi pequeño corazón, porque que te adora.

Por eso Señor te lo consagro, te doy toda mi alma, con sus alegrías, con sus penas y temores, con la esperanza de abrazarte, de asirte a mi corazón para siempre.

Aquí están Señor mis manos, como patena de ternura ante tus ojos, pongo en ellas todos mis amores, los que tú mismo me has dado, cuídalos como a la niña de tus ojos, yo quiero compartir con cada uno de ellos, tu Amor y tu reinado, gracias mi Dios amado porque sé que me has escuchado.

LOS OJOS MÁS LINDOS

Hoy he visto los ojos más lindos,

que jamás había visto yo,

es tan grande su amor,

que mi respirar se cortó.

¡Dios mío, qué bellos

que son sus ojos!,

azul como el cielo su color,

inmenso como el mar su amor.

Cubría con su amor

a todo el mundo,

con un amor tan profundo,

que todo mi ser cautivó.

Sus ojos se hicieron puertas

y por ellas yo ingresé,

fue tan grande la emoción que tuve,

que mis lágrimas no contuve.

Yo vi un inmenso resplandor,

era la misma presencia de Dios,

que habitaba en todo su interior.

Es la Madre de las madres,

que Jesús en la cruz nos dejó,

la sierva pura, santa y tierna,

la Inmaculada Concepción.

Qué difícil hablar de María,

qué difícil hablar de la reina,

la madre de mi Señor,

si todo ya se ha dicho,

si todo ya se escribió.

Ella que nos ama tanto,

jamás ha tenido crisis de amor,

a nadie ella rechaza,

porque es la Madre de Dios.

Cuando Gabriel la visitó,

y ella le dijo sí a Dios,

la alegría y dolor le llegaron,

porque bien sabía

cómo moriría el Mesías,

Dios nuestro Señor.

Ese niñito precioso

que en su seno se formó,

vendría a sufrir,

como Isaías lo profetizó.

Simeón se lo confirmó,

cuando llegaron al Templo

a cumplir con la ley,

que Dios les mandó.

Qué puñal habrá sentido,

cuando su pequeñito lloró,

lloró como cualquier niño

cuando el cuchillo lo tocó,

seguramente esa noche,

ninguno de los tres durmió.

Dios y Hombre verdadero,

¡qué misterio tan grande!

Jamás podremos comprender.

El dolor de ellos fue en aumento,

cuando tuvieron que partir a Egipto,

pero esa aventura, tenían que vivir.

No había un horizonte seguro,

ni techo, ni pan, ni bienes,

ni amigos, pero tenían que partir.

Era una noche muy fría,

el viento helaba sus huesos,

estaban cansados,

tenían sed y hambre,

pero tenían que seguir.

El alma se les partía,

pensando en su niñito

que temblaba por el frío

que había.

Lo apretaba con sus brazos

para darle algo de calor,

lo cubría de besos,

le entregaba su amor.

Así pasó el tiempo,

y Egipto los acogió,

José fue muy juicioso,

a su familia protegió,

hasta que el ángel

nuevamente les avisó.

“Ya pueden regresar,

ya no hay nada que temer,

el hombre malo ha muerto,

y hay otro en el poder”,

y regresaron jubilosos a su tierra, Israel.

HOY ESTOY CONTENTA

Hoy estoy contenta porque fui a verte, tenía una cita que estaba pendiente, al llegar a tu sagrario te he dicho: “He traído los versos, la prosa, que tu amor me inspiró, los he ungido con besos, porque la fuente es tu amor”.

Te he leído algunos que bien conoces Señor, te he entregado lo que me diste, porque es todo tuyo Señor. Qué alegría que me has dado de poder plasmar con letras, mi adoración, yo te agradezco Dios de mi vida, por este don.