3,99 €
Existe un espacio cuántico que no desafía el tiempo, sino que lo ignora. No es sucesivo ni continuo; todo en un mismo instante, ni pasado ni presente. Se encapsula simultáneamente en el Bar "Los Inmortales" de Praga, en1914. Los instantes se resumen en uno solo, reuniendo a los artistas más trascendentes del siglo XX. De allí surgieron los Diálogos Apócrifos de Grandes Escritores.
Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:
Seitenzahl: 63
Veröffentlichungsjahr: 2023
MARCO OTERO
Otero, MarcoDiálogos apócrifos de grandes escritores / Marco Otero. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2023.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-4503-9
1. Cuentos. I. Título.CDD 860.9
EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINAwww.autoresdeargentina.cominfo@autoresdeargentina.com
Diálogos apócrifos
La Génesis
Diálogo entre Borges y su homónimo
Diálogos entre Adolfo Bioy Casares y James Joyce
Diálogos entre Joyce, Casares y Chejov
Bioy Casares, La invención de Morel, diálogos con los personajes
Síntesis del argumento
Diálogo entre Bioy Casares, Dr. Moreau y Faustina
Diálogo entre William Faulkner y los personajes de el ruido y la furia
Diálogo entre Chéjov y Arlt sobre miserias humanas
Diálogos entre Borges y Kafka
Diálogos entre Marquez y El Coronel
Síntesis
Personajes principales
Diálogos entre El Coronel, Gabriel y sus personajes
Existe un espacio cuántico que no desafía el tiempo, sino que lo ignora.
No es sucesivo ni continuo; está sólo en un mismo instante, ni pasado ni presente.
Todo se encapsula simultáneamente en el Bar “Los Inmortales” de Praga.
Los instantes se resumen en uno solo, reuniendo también a los artistas más trascendentes de la humanidad.
De allí surgieron los Diálogos Apócrifos.
1888, en la serena Villa Elisa, provincia de Buenos Aires, nació Margarita, mi abuela.
A miles de kilómetros, Franz Kafka, un niño de siete años, deambulaba por las enigmáticas calles de Praga, mientras que Jorge Luis Borges, un bebé de un año, iniciaba su odisea por la vida.
Decidí relatar las sutiles conexiones y analogías entre sus vidas, veladas por el misterio, tal vez sabiendo, que van a ser un enigma perpetuo en esta narrativa, por ser apócrifas.
Mi audacia con la realidad y la fantasía me permitieron, sin su consentimiento, transportarlos, al año 1914, a un Bar de Praga.
Kafka, destinado a morir en 1924, sucumbiría a la tuberculosis en las sombras del reconocimiento. Borges, por su parte, se encontraba en un entorno desconocido, sumido en la oscuridad de la ceguera y la confusión.
—¿Dónde estoy? –se preguntaba, mientras a su alrededor vibraban los acordes desconocidos de Schoenberg y diálogos en alemán llenaban el aire. Aferrado a su bastón blanco, más frío que nunca, su único vínculo con la realidad tangible lo guiaba en ese laberinto de incógnitas.
Tres golpes intermitentes en la vereda y el cuarto revelaron la cercanía de un muro. Borges, apoyado contra la piedra fría, intentaba inhalar profundamente y sentía la soledad del lugar desconocido, hasta que una voz emergió de la penumbra:
—Herr, ¿necesita ayuda?
—Sí, ¿podría decirme en qué año y en qué ciudad me encuentro? –La pregunta de Borges resonaba, como si los ecos de sus propios relatos se entretejieran con la realidad presente.
—Está en Praga, 1914, Herr Borges.
—¿Y este sitio?
—Usted se encuentra en el Barrio Judío, en la calle Golden Lane 2022. –Un destello de esperanza habría iluminado los ojos de Borges. Con el bastón en alto, exclamó:
—¡He llegado, Franz! –La respuesta desde el primer piso no tardó en llegar.
—¡Has llegado, Jorge! Ya bajo.
Las calles de Praga estaban impregnadas de historias y secretos; cada adoquín era un susurro del pasado. Borges, aún apoyado en el muro, podía sentir la vibración de la ciudad, la pulsación de las vidas que la habitaban. Aunque ciego, sus otros sentidos se agudizaron, percibiendo cada matiz del ambiente, cada aroma y cada sonido convertidos en pinceladas de un cuadro invisible. La espera se llenó de anticipación. El sonido de pasos descendió por la escalera y rompió el silencio. Borges, con el corazón acelerado, sabía que estaba a punto de encontrarse frente a frente con Kafka, un encuentro que desafiaba las leyes del tiempo y el espacio.
Franz Kafka apareció en el umbral de la puerta; su figura y su expresión pensativa se recortaban contra la luz tenue de la entrada. Se detuvo un momento, como si quisiera captar la esencia del instante, se acercó a Borges y extendió su mano. Las manos de ambos escritores se unieron. Borges, sintiendo la calidez de la mano de Kafka, supo que este encuentro era un cruce de caminos, un punto de inflexión en sus vidas y en la literatura. Se embarcaron en un paseo por las calles empedradas de Praga; las voces de la ciudad creaban una sinfonía a su alrededor. Borges, guiado por Kafka, se adentraba más en la enigmática ciudad; cada paso era un descubrimiento, cada palabra un enigma. Los diálogos entre ambos eran un juego de espejos que reflejaban y distorsionaban sus ideas y pensamientos. Hablaban de la vida y la muerte, del arte y la realidad, del tiempo y la eternidad. Vayamos al Bar “LOS INMORTALES”, están todos allí.
Por las calles empedradas de Praga, Borges y Kafka, guiados por el destino y el azar, ingresaron al Bar “LOS INMORTALES” refugio de la literatura universal, donde existía solo el tempo cuántico de la humanidad, nunca comenzó, nunca terminó, nunca ocurrió.
La puerta se abrió con el susurro de las historias ya contadas, revelando un ambiente envuelto en el humo de los cigarros y en el murmullo de las conversaciones. En un rincón apartado, iluminado por la tenue luz de las lámparas, se encontraban sentados y bebiendo, diversos escritores titanes de la literatura universal, cada uno sumido en su mundo, discutiendo con pasión sus particulares puntos de vista sobre la vida, la literatura y los enigmas de la existencia. Empujando la puerta Kafka en voz alta, dijo:
—¡Aquí llegó Borges, Amigos!
—Borges 1: Dime, si nuestros pasos no nos hubieran conducido por los senderos de la escritura, ¿en qué laberintos crees nos hubiéramos perdido?
—Borges 2: Ah, un pensamiento intrigante. Tal vez habríamos sido astrónomos, explorando los laberintos celestes, buscando respuestas en la danza de las estrellas y los planetas.
—Borges 1: O tal vez, filósofos, perdidos en los meandros del pensamiento humano, explorando las profundidades de la existencia y la naturaleza del ser.
—Borges 2: Imagínate, construyendo teorías como quien construye laberintos, creando preguntas que son puertas a otros misterios, a otros enigmas.
—Borges 1: Sí, pero también podríamos haber sido artistas, pintando laberintos de luz y sombra, creando imágenes de color a lo incoloro.
—Borges 2: La paleta como pluma, el lienzo como página, y cada trazo, una palabra en el poema infinito del universo. Sí, habría sido un camino fascinante.
—Borges 1: ¿Y si la música hubiera sido nuestro lenguaje? Componiendo sinfonías y sonatas, creando laberintos de armonía y disonancia, explorando los límites del silencio y el sonido.
—Borges 2: Ah, las notas como letras, los acordes como frases, y cada melodía, un relato que resuena en la eternidad del espacio y el tiempo.
—Borges 1: Imagina, nuestras sinfonías explorando los laberintos del alma humana, nuestros acordes resonando en los confines del universo.
—Borges 2: Seríamos exploradores del silencio, cartógrafos del sonido, creadores de universos sonoros donde cada nota es un mundo, cada pausa, un abismo.
—Borges 1: Pero, ¿y si hubiéramos sido matemáticos? Explorando los laberintos de los números, descifrando los secretos de la geometría y la aritmética.
—Borges 2: Las ecuaciones como versos, los teoremas como capítulos, y cada descubrimiento, una página en el libro infinito de la realidad.
—Borges 1: Construiríamos puentes entre lo finito y lo infinito, exploraríamos los confines del espacio y del tiempo, buscaríamos la armonía en el caos de los números.
Tausende von E-Books und Hörbücher
Ihre Zahl wächst ständig und Sie haben eine Fixpreisgarantie.
Sie haben über uns geschrieben: