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Los autores previeron el escenario que vivimos hoy día y se empeñaron en entregar una obra donde el lector pueda encontrar los orígenes y las causas del desastre global, que el capitalismo ha ocasionado a la humanidad. Ellos entregan, a la vez, la descripción puntual de los hechos y los análisis teóricos que contribuyen a que el lector pueda llegar a sus propias conclusiones. Es un libro que puede tener más de una lectura y puede ser leído tanto por el especialista como por un público no versado en esos temas. Da al lector una garantía a priori de que va a encontrar material de reflexión e información suficiente para que se enrole en la aventura de leerlo.
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Veröffentlichungsjahr: 2022
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Edición: Anette Jiménez Marata
Corrección: Pilar Jiménez Castro
Diseño interior y composición: Xiomara Gálvez Rosabal
Diseño de cubierta: Claudia Méndez Romero
Conversión para ebook: Madeline Martí del Sol
© Faustino Cobarrubia Gómez
Jourdy James Heredia
Carlos Tablada Pérez
© Sobre la presente edición:
Ruth Casa Editorial, 2022
Todos los derechos reservados
Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio, sin la autorización de Ruth Casa Editorial. Todos los derechos reservados en todos los idiomas excepto en francés. Derechos reservados conforme a la ley.
ISBN 9789962703952
Ruth Casa Editorial
Calle 38 y Ave. Cuba, Edif. Los Cristales, Oficina no. 6,
Apdo. 2235, Zona 9A, Panamá.
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www.ruthcasaeditorial.com
El sistema financiero internacional creado después de la Segunda Guerra Mundial (el sistema de Bretton Woods), ha venido sufriendo el impacto reiterado de la competitividad declinante del billete verde. Al surgir como la divisa por “excelencia” en el mercado mundial, dio la posibilidad para que cada Estado nacional, y, sobre todo, los Estados más desarrollados, pudieran regular sus políticas económicas e industriales, a partir de que el sistema monetario internacional garantizaba estabilidad y cierta seguridad en las expectativas. No estábamos en un mundo financiero turbulento imprevisible. Pero esto duró poco. Esta es una historia económica de una moneda nacional que ha “trabajado” deslealmente para los aliados de la nación que la emite; y, en general, para el resto del mundo hasta el presente. De allí, uno de los valores críticos fundamentales de esta obra.
La tasa de cambio del dólar vino a desempeñar una variable de decisión estatal en la competencia a escala global. Para aprovechar esta magnitud reguladora de la competencia global, Estados Unidos empezó por abandonar el régimen de cambios fijos de Bretton Woods e introdujo un régimen de cambios flotantes generalizados. Había una fuerte racionalidad económica en esta decisión unilateral de 1973: las autoridades norteamericanas esperaban compensar una competitividad declinante y un endeudamiento creciente mediante la exportación de los desequilibrios macroeconómicos. El régimen de cambios flotantes les dotaba de una herramienta monetaria ligera y eficaz, permitiéndoles escapar a los ajustes que habría supuesto el nuevo estatus de deudor de los Estados Unidos.
En un régimen de cambios fijos y de convertibilidad-oro se habrían vistos obligados, como les ocurre hoy a todos los países del Tercer Mundo, a pagar el precio con una relativa pérdida de soberanía y muy impopulares medidas internas de austeridad. El nuevo régimen les ha permitido aprovecharse de las reservas de ahorro del planeta para mantener un elevado nivel de gasto.
Gracias a su potencia política y al dólar, única moneda de reserva mundial, Estados Unidos ha salvaguardado cuestionar la política americana sin desestabilizar el tejido institucional y las estructuras de seguridad de la Guerra Fría, de los cuales obtenían múltiples beneficios. Desde que la oferta monetaria es regulada por el Estado y se hizo flotante la tasa de cambio, tanto la tasa de interés como la tasa de cambio monetaria, junto a todas las formas de derivados financieros en el mercado mundial de capitales, son magnitudes reguladoras al servicio de las transnacionales y los Estados del Norte; pero, sobre todo, de los Estados Unidos.
El proceso de “dolarización” desigual de la economía global desempeña un papel importante en el “reparto geográfico” de la crisis global.
El dinero en el país “más democrático del mundo” no se pone al servicio de hacer escuelas, hospitales, caminos, proteger la naturaleza, combatir la pobreza: No, se pone al servicio del capital. Los sistemas de salud han colapsado con la pandemia del Covid-19 en la mayoría de los Estados capitalistas; y a la cabeza está EUA. Los bancos invierten en los derivados tóxicos o en hipotecas. ¿Por qué? Porque las casas son cada vez más caras; y no porque su costo de producción sea mayor, sino por el precio de la tierra, el lugar donde se fabrica; y se sabe que el precio de la tierra es dado a la especulación, al capital ficticio, a la manipulación de la tasa de interés. Como lo son los derivados financieros. Por tanto, a los bancos no les interesa invertir en cosas útiles para el pueblo. Todo lo intentan convertir en activos (títulos de valor) que rindan beneficios.
El emisor del billete verde exige confianza en el resto del mundo. La palabra crédito proviene de creer. Con el sistema actual, para crecer hay que hacerlo mediante la inflación y una deuda creciente. Porque el dinero puede utilizarse especulativamente.
En el índice de precios no se incluye ni la vivienda, ni los impuestos. El gasto de la vivienda es el más alto del ciudadano. Puede dar la impresión de que me hago más rico cuando mi casa tiene mayor precio. ¿Pero y el futuro de mis hijos? Los hijos tendrán que pagar más para comprar una casa. O alquilarla. El aumento del precio de la casa no conduce al aumento del PIB en valor real. No crea más puestos de trabajo.
Gran parte de los créditos es para hipotecas. Se crea dinero para pagar hipotecas. Y el precio de las casas aumenta cada vez más. Y se necesita más oferta de dinero para eso. No es gasto en la economía real y en el aumento del PIB. Se provoca inflación.
Sin embargo, el sistema monetario estadounidense está “diseñado” al servicio de la hegemonía que hoy está en declive. Es bueno recordar lo expresado por André Gunder Frank, (…) desde hace más de medio siglo, el dólar y el Pentágono han actuado como los dos pilares decisivos del poderío estadounidense y se han apoyado, mutuamente, en un juego de hegemonía global: el primero (la dimensión económica) sosteniendo al segundo y este último imponiendo los privilegios económicos del Imperio (Gunder Frank, 1999).
Y hoy, en plena crisis combinada con pandemia, se recrudece el uso intensivo del poderío militar estadounidense junto a las agresiones y sanciones a otras naciones, como a Afganistán, Irán, Siria, Cuba, Venezuela, Rusia y a la República China: y al debilitarse el dólar, acuden al otro pilar, al Pentágono, al Complejo Militar industrial, síntoma muy claro del declinar hegemónico actual del dólar.
Y es que los líderes estadounidenses —tanto del Partido Republicano como del Partido Demócrata— visualizan el poderío militar de Estados Unidos como la “carta de triunfo” que puede ser empleada para prevalecer sobre todos los rivales en cualquier terreno.
Hoy Rusia y la República Popular China están demostrando gran fortaleza económica y militar, la primera, frente al conflicto de Ucrania, la segunda, con su ruta y franja de la seda a escala global.
Como bien los autores señalan,
…las características de la génesis y estructura de la hegemonía norteamericana, combinadas con la ausencia de una significativa fracción antiguerra en ambos partidos, hacen impensable la abdicación pacífica de Estados Unidos de su actual posición dominante en el sistema internacional y la formación de una nueva forma colegiada de administración capitalista internacional por encima de esta potencia, así como la vía hacia un orden multipolar, como propugnan Rusia, China, (…) y otros actores opuestos a la híper-potencia norteamericana.
Las crisis son inherentes al capitalismo; pero también pueden ser inducidas. Los keynesianos preferían amortiguar el impacto de las crisis mediante la inflación; los neoliberales, prefieren inducir la inflación, aunque esta provoque crisis.
…el abaratamiento del costo del dinero provoca una mayor debilidad del dólar y, por esa vía, contribuye a alimentar el fenómeno de la inflación. A medida que cae el dólar, suben los precios de las compras externas norteamericanas, con los combustibles y los minerales a la cabeza. ¿Cómo pueden los hogares y las empresas pagar sus deudas, si los costes operativos de la calefacción, la electricidad y el transporte absorben cada vez más sus ingresos?
Los países tienen memoria. Los riesgos de la economía estadounidense, asociados a una elevada necesidad de financiación exterior, se han mantenido por décadas, pero ahora los países emergentes parecen más reacios a adquirir activos en dólares, sobre todo al haber comprobado que el riesgo de los activos adquiridos en el pasado eran provocados por bancos híper-especulativos, muchas veces salvados por el Tesoro de los Estados Unidos:
El dilema para China, como para otros que invirtieron en bonos del Tesoro estadounidense, es que, si el dólar baja aún más o si hay una inflación significativa, debido a la impresión de dinero por parte de Estados Unidos, su inversión en bonos del Tesoro puede hacerlos perder fondos. Por otro lado, ¿qué alternativas tienen China o los demás?
Estados Unidos ha ido debilitando sistemáticamente su economía real, importando vía deuda desde China, Japón y el mundo, llenando de bonos del Tesoro y dólares los bancos de esos países; y aproximando así a pasos agigantados el declive del dólar, muy difícil de evitar, con repercusiones globales muy profundas.
Como señalan los autores,
Solo habrá que ver si el proceso de desdolarización relativa se hace con un mínimo de estabilidad, o si se produce en el marco de comportamientos de pánico y de manada. Este último escenario no resulta descabellado: Todos los actores principales están confiando que pueda haber un aterrizaje suave, una transición ordenada hacia algo que se aparte del dólar estadounidense. Nadie quiere precipitar una caída libre, porque nadie está seguro de salir adelante si eso ocurre. Pero si el estímulo de Estados Unidos resulta ser la última de las burbujas, el dólar bien puede desinflarse repentinamente en la forma más caótica. (Wallerstein, 2009)
El cóctel “bajas tasas de interés, devaluación del dólar, e inyecciones masivas de dinero”, actuando en medio de una espiral excepcionalmente alcista del precio del petróleo, los alimentos y las materias primas, constituyen factores que están desatando una peligrosa espiral de precios.
En la actualidad la economía norteamericana y mundial es mucho más frágil, vulnerable e impredecible que en cualquier otro momento desde la Segunda Guerra Mundial.
Los Estados Unidos han demostrado su deslealtad con sus aliados, especialmente, con la Unión Europea. Su imposición a la OTAN de aplicar sanciones a Rusia y China, de renunciar al petróleo y gas de Rusia, les han creado dificultades muy serias a los países de la Unión Europea; y han llevado a fortalecer más aún la alianza entre los dos colosos adversarios, los gigantes asiáticos y euro asiático.
En su momento, la aparición del euro representó el más grande reto a la supremacía adquirida por el dólar, en el contexto del sistema monetario, después de la Segunda Guerra Mundial. Pero Estados Unidos es actualmente el país más endeudado a nivel mundial, por tanto, requiere del ahorro del mundo para costear sus inmensos déficits público y comercial. Esta dependencia de la economía estadounidense del resto del planeta convierte a otras monedas, como el rublo, el yuan, el euro, en rivales de su prosperidad y en la amenaza principal a su poderío político y militar, a corto y a mediano plazo. Con toda razón, se mantiene muy vigente, lo expresado por los autores:
El regreso al uso intensivo del poderío militar estadounidense constituye el síntoma más claro de la desesperada posición hegemónica actual del dólar. Los líderes estadounidenses —tanto del Partido Republicano como del Partido Demócrata— visualizan el poderío militar de Estados Unidos como la “carta de triunfo” que puede ser empleada para prevalecer sobre todos los rivales en cualquier terreno.
Mientras EUA mantuvo su economía real altamente competitiva a escala global, contó con una moneda fuerte. Hoy EUA imita a los países del Sur, cuando estos para competir, suelen devaluar la moneda y elevar la tasa de inflación: algo típico de la competencia espuria. Hoy China y Rusia acceden al cambio tecnológico y fortalecen sus monedas.
Pero ayer y hoy y cada vez más, Estados Unidos exporta su inflación al resto del mundo: es lógico que a partir de la crisis subprime del 2008, hayan surgido múltiples criptomonedas en el mundo, con consecuencias imprevisibles para el dólar y otras monedas; y en general, para el sistema monetario internacional.
Y, por último, vale la pena tal y como Marx concibió la prioridad del valor de uso sobre el valor de cambio, volver al profundo prólogo de François Houtart, quien nos expresa:
Privilegiar el valor de uso exige una transformación del sistema de producción, actualmente centrado en el valor de cambio, con el fin de contribuir a la acumulación del capital, considerado como el motor de la economía. Esto provoca el restablecimiento de los servicios públicos, incluso los de las áreas de salud y de la educación, es decir, su “no mercantilización”.
Y es que desde que iniciamos la lectura del prólogo escrito en septiembre de 2009 por el entrañable amigo de Cuba, François Houtart, percibimos la vigencia de esta obra. De manera profunda, él destaca la relación que tiene la declinación del poder del dólar a medida que ha ido priorizándose cada vez más el valor de cambio (el dinero) sobre el valor de uso. Y, sobre todo, al hacer prevalecer el dinero en la esfera especulativa por encima de la economía real, lo cual ha acelerado la destrucción sistemática de las dos fuentes de toda riqueza: la naturaleza y el hombre.
Y hay muchos otros recursos tangibles y no tangibles que pueden des mercantilizarse como señala Houtart: el agua, la electricidad, el correo, los teléfonos, Internet, los transportes colectivos, etcétera, sin esperar a que llegue el comunismo pleno.
Me honro en felicitar a mis colegas y amigos Carlos Tablada, Faustino Cobarrubia y Jourdy James, e invito a los lectores a la consulta de este libro.
Ernesto Molina Molina, 16 de junio 2022
Este libro fue concebido e iniciada su escritura hace años1y no precisamente a raíz de la explosión de la burbuja inmobiliaria ni la entrada en recesión de la economía mundial. Los Autores previeron el escenario que vivimos hoy día y se empeñaron en entregar una obra donde pueden encontrarse los orígenes y las causas del desastre global que el capitalismo ha ocasionado a la humanidad. Ellos nos entregan, a la vez, la descripción puntual de los hechos y los análisis teóricos que contribuyan a que el lector pueda llegar a sus propias conclusiones. Este constituye un libro que puede tener más de una lectura y puede ser leído tanto por el especialista como por un público no versado en estos temas.
1Los autores culminaron la escritura del libro en junio de 2009 (N. del E.)
Los autores del texto tienen, además, el mérito de no haber sucumbido a la tentación de renunciar al proyecto original que Carlos me expuso años atrás, ante el comienzo del desarrollo de la crisis que Faustino, Jourdy y Carlos, con tanta antelación y coherencia, vislumbraron e investigaron.
En nuestros días cientos de ensayos se publican sobre la crisis pero muy pocos se remontan a sus orígenes, hecho que nos permitirá comprender mejor lo que vivimos y contribuirá a que los movimientos sociales y demás fuerzas progresistas logren adoptar las mejores respuestas, ante la urgencia de salvar el planeta y la humanidad, la cual está abocada, como en ninguna otra etapa de su historia, a reflexionar y a actuar.
En este sentido, los Autores nos entregan un análisis meditado, documentado y atractivo sobre el actual régimen monetario internacional y, con mucho cuidado, nos alertan sobre las sombrías perspectivas de la hegemonía financierade Estados Unidos —con todo los costos que ello implica— a la vez que dibujan alternativas para viabilizar el camino haciala necesaria creación de una nueva moneda internacional en correspondencia con los intereses del desarrollo de la humanidad, la estabilidad y la justicia social.
En el horizonte diversas acciones se perfilan frente a la crisis financiera que afecta la economía mundial, se combina con la crisis alimentaria, energética y climática y termina en un desastre social y humanitario. Algunos proponen castigar y cambiar los actores (los ladrones de gallinas, como diceMichel Camdessus, el ex director del FMI) pero continuandoexactamente igual que antes. Otros señalan la necesidad de regular el sistema sin cambiar los parámetros, como George Soros. Finalmente existen aquellos que piensan que es la lógica misma del sistema económico contemporáneo lo que está en juego y que se trata de encontrarle alternativas.
La urgencia de soluciones representa el desafío mayor. No queda mucho tiempo para actuar eficazmente contra el cambio climático. En el curso de los dos últimos años, según la FAO, 100 millones de personas han pasado por debajo dela línea de pobreza; la necesidad imperativa de cambiar el ciclo energético está frente a nuestras puertas. Una multitud de soluciones alternativas existen, en todas las áreas, pero ellas exigen una coherencia para garantizar su eficacia; no un nuevo dogma, sino una articulación entre ellas.
De la misma manera que la Declaración de los Derechos del Hombre, proclamada por las Naciones Unidas, una Declaración universal del Bien común de la humanidad podría tener un papel similar. En efecto, los Derechos del Hombre, antes de haberse adoptado por la comunidad internacional, han conocido un largo recorrido entre las revoluciones francesa y estadounidense. El mismo proceso progresivo fue testigo de la tercera generación de los Derechos, incluyendo una dimensión social, antes de ser proclamados. Bastante occidental en sus perspectivas, el documento fue completado con una Declaración africana y con una iniciativa similar del mundo árabe. Sin dudas, la Declaración ha sido manipulada reiteradamente en función de intereses políticos, en especial por las potencias occidentales. Sin embargo, continúa siendo una referencia de base, una protección para las personas y un medio indispensable para toda legitimidad política.
Actualmente ella debe ser completada, ya que está en juego la supervivencia de la humanidad y del planeta. Cuatro ejes fundamentales podrían dar coherencia a las nuevas iniciativas que buscan construir alternativas y también orientar numerosas prácticas:
— La utilización sostenible y responsable de los recursos naturales. Ello significa otro enfoque de las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza: pasar de la explotación al respeto de esta última, fuente de la vida.
— La prioridad del valor de uso sobre el valor de cambio. Luego, definir la economía como la actividad destinada a crear, dentro del respeto de las normas sociales y ecológicas, las bases de la vida física, cultural y espiritual de todos los seres humanos sobre el planeta.
— La generalización de la democracia a todas las relaciones sociales y a todas las instituciones. No solamente aplicarla y profundizarla en el campo político, con una nueva definición del Estado y de los organismos internacionales, sino también ampliarla al área de la economía, de la cultura y de la relación entre hombres y mujeres.
—La multiculturalidad, con el fin de darle la posibilidad a todos los saberes, a todas las culturas, a todas las tradiciones filosóficas y religiosas de participar en la definición del Bien común de la humanidad y en la elaboración de su ética.
La adopción de estos principios permitiría comenzar un proceso alternativo real frente a las reglas que presiden el mundo, al desarrollo de la economía capitalista, a la organización política mundial, a la hegemonía cultural occidental y frente a quienes provocan las consecuencias sociales, culturales y naturales que conocemos.
En efecto, está claro que el respeto de la naturaleza exige el control colectivo de los recursos. Requiere también definirlos elementos más esenciales para la vida humana (el agua,lassemillas…) como patrimonio de la humanidad, con todas lasconsecuencias jurídicas que esto provoca. Ello significaría igualmente la toma en cuenta de las “externalidades” ecológicas en la organización y gestión económicas.
Privilegiar el valor de uso exige una transformación del sistema de producción, actualmente centrado en el valor de cambio, con el fin de contribuir a la acumulación del capital, considerado como el motor de la economía. Esto provoca el restablecimiento de los servicios públicos, incluso los de las áreas de salud y de la educación, es decir, su “no mercantilización”.
Generalizar la democracia, especialmente en la organización de la economía, supone el fin del monopolio de las decisiones ligadas a la propiedad del capital, pero también la puesta en práctica de nuevas formas de participación que conviertan a los ciudadanos en sujetos.
Aceptar la multiculturalidad en la construcción de los principios mencionados significa no reducir la cultura a uno solo de sus componentes, permitir la expresión de la riqueza del patrimonio cultural humano, poner término a las patentes monopolizadoras del saber y expresar la ética social en los diversos lenguajes.
¡Utopía! Sí, no existe hoy día, pero podría existir mañana. Utopía necesaria, ya que es sinónimo de inspiración creadora de coherencias en los esfuerzos colectivos y personales, y también de aplicaciones muy concretas, en tanto el cambio de un modelo dedesarrollo no se realiza en un día y su construcción demanda un conjunto de acciones individuales y colectivas las cuales evolucionan de forma diversa en el tiempo. Entonces, insertándose en esta lógica, ¿cómo proponer medidas que podrían ser objeto de movilizaciones populares y decisiones políticas? Muchas proposiciones ya han sido planteadas, pero se podría agregar otras.
En el plano de los recursos naturales un pacto internacional sobre el agua, previendo una gestión colectiva (no exclusivamente estatal), correspondería a una existente conciencia acerca de la importancia del problema. Otras orientaciones podrían ser propuestas: la soberanía de las naciones sobre los recursos energéticos; la prohibición de la especulación sobre los productos alimenticios; la regulación de la producción delos agrocarburantes en función del respeto de la biodiversidad, de la conservación de los suelos y del agua, y el principio de la agricultura campesina; la adopción de las medidas necesarias para limitar, en el curso del sigloxxi, a un grado centígrado, el aumento de la temperatura de la Tierra; el control público de las actividades petroleras y mineras, mediante un código de explotación internacional, verificada, aprobada y referente a los efectos ecológicos y sociales (los derechos de los pueblos indígenas, entre otros).
Sobre el valor de uso pueden ofrecerse también ejemplos concretos. Se trataría de restablecer el estatuto de bien público del agua, la electricidad, el correo, los teléfonos, Internet, los transportes colectivos, la salud y la educación, en función de las especificidades de cada sector; exigir una garantía de cinco años sobre todos los bienes manufacturados, lo que permitiría alargar la vida delos productos y disminuir la utilización de materias primas y de la energía; imponer un impuesto sobre los productos manufacturados que recorren más de mil kilómetros entre su producción y su consumo (adaptable según los productos), el cual sería atribuido al desarrollo local delospaíses más frágiles; reforzar las normas de trabajo establecidaspor la OIT, sobre la base de una disminución de los tiempos de trabajo y de su calidad, y cambiar los parámetros del PBI, introduciendo en él los elementos cualitativos que conduzcan a la idea del “buen vivir”.
Las aplicaciones de la democracia generalizada son innumerables y podrían comprender todas las instituciones que pidan un estatuto reconocido públicamente, tanto por su funcionamiento interno como por la igualdad en las relaciones de género: empresas, sindicatos, organizaciones religiosas, culturales y deportivas. En lo concerniente al plan de las Naciones Unidas, se podría proponer la regla de los dos tercios para las decisiones de “principio” y de la mayoría absoluta paralas medidas de aplicación. En cuanto a la multiculturalidad, ella comprendería entre otros, la prohibición de patentar los saberes tradicionales; la puesta, a disposición pública, de losdescubrimientos ligados a la vida humana (médicosy farmacéuticos), y el establecimiento de las bases naturalesnecesarias para la sobrevivencia de culturas particulares (territorialidad).
Se ha hecho un llamado2para que todas las proposiciones sean reunidas en un conjunto coherente de alternativas, que constituirían el objetivo colectivo del planeta, y de aplicaciones de una Declaración universal del Bien común de la humanidad, por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
2Una recolección de propuestas es organizada en el sitio web del Forum Mundial de Alternativas. Estas pueden ser comunicadas al correo siguiente:[email protected]
Este texto se propone reforzar la búsqueda de alternativas. Carlos Tablada, Faustino Cobarrubia y Jourdy James constituyen prestigiosos investigadores cubanos con obras meritorias en el campo de la economía. Ello da al lector una garantía a priori de que va a encontrar material de reflexión e información puntual suficiente como para que se enrole en la aventura de leerlo.
François Houtart3
3François Houtart(Bélgica, 1925). Sacerdote católico. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales, Filosofía y Teología. Doctor en Sociología.DoctorHonoris Causade Notre Dame University y de la Universidad de La Habana. Ha trabajado en innumerables países, fundamentalmente como profesor invitado en distintas universidades, en investigaciones de carácter socio-religioso, o como consultor acerca de problemas en la propia esfera temática. Actualmente es el secretario del Foro Mundial de Alternativas y directivo del Foro Mundial de Porto Alegre. Ha escrito más de cincuenta libros y decenas de artículos especializados y de prensa. Ha visitado Cuba más de cincuenta y cinco veces desde 1953. Ha prestado valiosos servicios en la defensa de la soberanía e independencia de Cuba y es Invitado Especial permanente de las autoridades de la Isla. Secretario Ejecutivo y Fundador del Foro Mundial de Alternativas y Fundador y directivo del Foro Social Mundial. Miembro de la Comisión Stiglitz de la ONU. Recientemente estuvo en Honduras, como directivo de la Misión Internacional ONU por los Derechos Humanos, a raíz del golpe de Estado y se entrevistó con el embajador de Estados Unidos.
Louvain-la Neuve-Maputo
Septiembre de 2009
Desde finales del siglo xx se manifiestan importantes cambios en las dinámicas mundiales, transformaciones no solo de carácter cualitativo sino también cuantitativo que identifican el fenómeno actual de la globalización. Esta última se expresa de múltiples maneras; sin embargo, su dimensión económica es considerada fundamental por gran parte de los inversionistas, investigadores y políticos.
A la par de la tendencia globalizadora, se desarrolla una creciente regionalización a nivel internacional que, en esencia, concentra en determinados espacios geoeconómicos los principales flujos comerciales, tecnológicos, financieros y de servicios. El establecimiento o consolidación de los llamados bloques regionales no solo es un complemento y una respuesta frente al impetuoso desarrollo de la globalización capitalista, también es expresión de la agudización de la disputa hegemónica entre las grandes potencias económicas.
Actualmente se pueden vislumbrar a nivel internacional tres grandes bloques económicos liderados por Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Japón. El área europea se ha ampliado a partir de la desaparición del campo socialista. El desmoronamiento de los países de Europa del Este ha originado otra zona de influencia de especial interés para la Unión Europea, lo cual ha propiciado diversas acciones que abarcan desde acuerdos de cooperación bilateral hasta la creación del Banco Europeo de Reconstrucción Económica y el definitivo ingreso de estas naciones al espacio comunitario.
Por su parte, el Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA, por sus siglas en inglés) entre Estados Unidos, Canadá y México eliminó las barreras comerciales mutuas y puso al descubierto, una vez más, las pretensiones hegemónicas de Estados Unidos que obligan a prestarle creciente y especial atención a su propio hemisferio y a una órbita mayor con la firma de varios acuerdos comerciales bilaterales. También activaron laivFlota de la Marina de Guerra y su primer destino fue justamente frente a Brasil, donde se descubrieron grandes yacimientos de petróleo y gasoff shore.Brasil respondió con la compra de buques de guerra a Francia, y con acuerdos de cooperación con este país para continuar desarrollando y modernizando la industria de guerra brasileña.
Otro foco de regionalización importante está emergiendo en torno a la región de la Cuenca del Pacífico, donde el crecimiento de la cooperación y la vinculación económica se handado, en lo fundamental, sobre la base de mecanismos y articulación de posiciones entre el sector privado, los gobiernos y los centros académicos. El tamaño y el dinamismo de la zona parecen señalar que allí radicará el centro de gravedad de la economía mundial en los próximos años.
Este capítulo se centrará en las potencialidades de las economías de la Unión Europea y Estados Unidos en el escenario económico mundial, debido a la competencia entre el euro y el dólar, sus respectivas monedas.
La Unión Europea y Estados Unidos en conjunto aportaron más de 24 millones de millones de euros a la producción mundial, lo que representó casi el 60% del PIB mundial, según datos del 2007 (FMI, 2008 y BCE, 2008).
También las dos regiones concentran casi el 60% del comercio mundial y generan más del 75% de las inversiones directas extranjeras globales, absorben la mayoría de los votos en los organismos financieros internacionales (FMI y Banco Mundial), poseen las dos principales monedas de reserva internacionales (el dólar y el euro) y tienen un poder de decisión casi absoluto en el G-8 así como un peso muy significativo en la Organización Mundial del Comercio (OMC) (Steinberg, 2008).
Tabla 1
Datos generales de la Unión Europea y Estados Unidos (2007)
Unidad de medida
Área del Euro
UE-27*
Estados Unidos
Población
millones
320,4
495, 9
302,1
PIB
millones
de millones
de euros
8,9
12,6
11,9
Porcentaje del PIB mundial
22,3
31,1
25,2
PIBper cápita
miles de euros
27,9
25,4
39,3
Exportaciones
de bienes y servicios
% del PIB
22,3
14,1
11,9
Importaciones
de bienes y servicios
% del PIB
21,1
14,7
17,0
Fuente: Banco Central Europeo, 2008 y FMI, 2008.
* La UE-27 se refiere a los dieciséis países que integran la zona del euro (Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Irlanda, España, Portugal, Grecia, Austria, Finlandia, Malta, Chipre, Eslovenia y Eslovaquia) más los restantes miembros no pertenecientes a la eurozona (Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Polonia, Hungría, República Checa, Letonia, Lituania, Estonia, Bulgaria y Rumania). En total son veintisiete naciones miembros de la Unión Europea.
En particular, la participación de la Unión Europea enel PIBmundial se ha incrementado hasta 31%. Sin embargo,el PIBper cápitaeuropeo es de 25,4 mil euros (menor que el de los Estados Unidos), lo que indica que al interior de la Unión existe un desarrollo desigual que se recrudeció conla incorporación de los países de Europa central y oriental —de menor desarrollo relativo en comparación con el resto de los miembros— al espacio europeo.
Desde el punto de vista del crecimiento económico, Estados Unidos ha venido incrementando sus ritmos de actividad de forma consecutiva desde 1992 y se ha convertido en el motor de crecimiento económico a nivel mundial debido a la gran fortaleza de su demanda interna, el enorme desarrollo de la actividad especulativa y la entrada de capitales procedentes del exterior. Sus tasas de crecimiento económico se ubicaron en 3,1% del PIB para el período 1990-1999 (WEO, 2008).
Esta tendencia se manifiesta, en particular, después de la crisis de 1997-1998. En el período 1995-2002 a Estados Unidos —que representa aproximadamente el 30% de la producciónmundial— le correspondió casi el 98% del aumento del PIBmundial. El 70% restante de los países del mundo solo contribuyeron con el 2% del aumento del PIB durante el mismo período (Beams, 2005). Sin embargo, en los últimos años, China se ha unido a Estados Unidos en la contribución al crecimiento mundial. En particular, en el 2006, la nación asiática aportó un 25% del crecimiento mundial, pues desdeel 2003 hasta el 2007 creció por encima del 10% anual; desde1990 el PIB chino ha crecido por encima del 7,5% anual. Una expansión sostenida que ya la sitúa, en paridad de poder de compra, como segunda economía mundial tras Estados Unidos (Bolaños, 2008).
La economía estadounidense sostuvo su crecimiento, entre 2005 y el 2006, en la expansión continua del consumo privado y el endeudamiento fundamentalmente. Sin embargo, desde diciembre de 2007, la economía norteamericana está en recesión, la más larga desde la Gran Depresión de los años treinta y amenaza con dejar muy atrás las contracciones de dieciséis meses registradas durante 1973-1975y 1981-1982 (Cobarrubia, 2008).
En el cuarto trimestre de 2008 el PIB de Estados Unidos sufrió una contracción de -6,3%, cifra muy por debajo del registro de -0,5% en la etapa julio-septiembre. Se trata de la mayor caída de la economía desde tiempos inmemoriales, la cual fue calificada por el presidente Barack Obama como “desastre en curso para las familias estadounidenses” (AP, 2009). Durante todo el año 2008 la economía norteamericana creció solo 1,1%, el peor resultado de los últimos seis años (BEA, 2009).
En el centro del debate actual se encuentra el análisis sobre el alcance, la duración y la profundidad de la recesión. Existe consenso creciente en que el ciclo contractivo en marcha probablemente sea extenso y profundo, y que podría abarcar a todos los países.
El empeoramiento de las turbulencias en el mercado financiero internacional y las crecientes evidencias de su impacto en la economía real, han tornado al Fondo Monetario Internacional (FMI) cada vez más pesimista en sus perspectivas sobre la economía mundial en general y norteamericana en particular. Según los últimos pronósticos de la institución financiera internacional, la recuperación no llegaría hasta comienzos de 2010 y las llamadas economías emergentes —China, Brasil, India, Rusia— otrora consideradas prácticamente invulnerables, experimentarán un sensible descenso en sus tasas de crecimiento económico. Los economistas que participaron, a principios de 2009, en la encuesta deThe Wall Street Journalestiman que el declive del PIB de Estados Unidos, iniciado en julio de 2007, continuará durante los dos primeros trimestres del presente año. Si tienen razón sería la primera vez que la economía estadounidense se contrae durante cuatro trimestres consecutivosen período de posguerra.
La recesión actual de la economía de Estados Unidos reúne todas las características para clasificar entre las peores de la historia y no se compara con ninguna de las más recientes: el colapso de la bolsa japonesa, la crisis de los bonos basura (1990-1991) y la crisis bancaria escandinava (local frente a la crisis global actual). En la actualidad la economía norteamericana es mucho más frágil y vulnerable que en algún otro momento desde los años setenta y, quizás, desde la Segunda Guerra Mundial.
En la Unión Europea, si bien el crecimiento se reactivó desde mediados de la década anterior, esta recuperación no se ha sostenido ni ha sido lo suficientemente alta como para superar las dificultades presentes en casi todos los países miembros. A lo largo de todo el decenio la mayoría de sus naciones mostraron bajas tasas de crecimiento económico, como consecuencia, primero, de la situación de recesión económica con la cual se inauguró la década; y después, de los esfuerzos desplegados por los países para cumplir los criterios de Maastricht que son, en lo fundamental, recesivos—selimita el gasto fiscal a ciertos límites y la inflación se controla al nivel del 2% a través del incremento de las tasas de interés. En otras palabras, los criterios de convergencia económica exigidos a los países europeos, para su pertenencia a la zona del euro, limitan el actuar de las políticas de los gobiernos, tanto monetaria como fiscal, en el mediano-largo plazo, ante el estallido de una crisis o declive económico.
De manera general en el decenio de los noventa las tasas de crecimiento de los países comunitarios fueron diferentes. Se destacó Irlanda como el país de más elevado crecimiento económico, con porcentajes que superaron el 7% desde 1994, seguido por Finlandia, Luxemburgo y Holanda.
En cambio, existieron otros países en los cuales el crecimiento no superó el 3% desde 1994, tales como Alemania e Italia. En realidad el mayor peso específico de Europa, a nivel internacional, contrasta con su desempeño económico, es decir, el aporte europeo al crecimiento económico mundial no se corresponde con la posición hegemónica que ocupa en el mundo. En los últimos veinticinco años el crecimiento económico en Europa ha disminuido, sobre todo en el período comprendido entre 1990-2005.
La Unión Europea que hace tres años, en el 2006, había dado muestras de despegue económico con un crecimiento del PIB de 3,2%, se desaceleró en el 2007 (2,9%) y entró en crisis en el 2008. En efecto, la economía de la eurozona y de la Unión Europea registraron un brusco frenazo en el 2008, al crecer solo al 0,8% (2,6% en el 2007) en la eurozonay 0,9% en toda la Unión (2,9% en 2007) (Eurostat, 2009).
En particular la economía de la eurozona atraviesa un momento histórico sin precedentes, marcado por la primera caída de su crecimiento desde que la Unión Monetaria nació en 1999. Esta rompió, en agosto de 2008, con nueve años de tasas de crecimiento positivas. La crisis financiera internacional avanza a tal velocidad que ha puesto al desnudo los problemas económicos, sociales y políticos internos de la Unión Europea.
En general doce de sus países están en recesión económica al igual que Estados Unidos y Japón.
Tabla 2
Crecimiento Intertrimestral4oTrimestre 2008
1oT 08
2oT 08
3oT 08
4oT 08
Zona Euro
Alemania
1,5
-0,5
-0,5
-2,1
Italia
0,4
-0,6
-0,6
-1,8
Países Bajos
0,5
-0,1
-0,3
-0,9
España
0,4
0,1
-0,3
-1,0
Finlandia
-0,3
0,1
-0,3
-1,3
Portugal
-0,3
0,3
-0,1
-2,0
Austria
0,5
0,2
0,0
-0,2
Bélgica
0,4
0,3
0,1
-1,3
Francia
0,4
-0,3
0,1
-1,2
Grecia
0,8
1,1
0,5
0,3
Chipre
1,0
0,8
0,6
0,6
Luxemburgo
-0,8
1,5
-1,4
---
Irlanda
-0,3
-0,6
1,2
---
Malta
0,2
1,0
0,1
---
Eslovenia
1,9
0,5
0,7
---
Resto UE
Suecia
-0,6
-0,5
-1,0
-2,4
Dinamarca
-1,5
0,4
-0,8
-2,0
Reino Unido
0,4
0,0
-0,7
-1,5
Hungría
0,5
0,0
-0,5
-1,0
Lituania
0,2
0,2
-0,3
-1,3
República Checa
1,0
1,0
0,9
-0,6
Polonia
0,9
1,0
0,8
0,3
Eslovaquia
-3,3
1,9
1,9
2,1
Letonia
-7,4
1,3
1,1
---
Bulgaria
---
---
---
---
Rumanía
---
---
---
---
PRINCIPALES SOCIOS ECONÓMICOS
Japón
0,2
-0,9
-0,6
-3,3
Estados Unidos
0,2
0,7
-0,1
-1,6
Fuente: Eurostat, 2009.*
*Desde el 1 de enero de 2009 Eslovaquia pertenece a la zona euro.
En especial Alemania, la locomotora europea, que había experimentado una recuperación en el 2006, cuando su PIB se incrementó 2,9% —después de cinco años de un menguado crecimiento— volvió a desacelerarse en el 2007 con un aumento de 2,5% inferior al de un año antes y, en el 2008, solo creció 1,3%. La apreciación del euro, las elevaciones de los tipos de interés, el incremento de tres puntos en el Impuesto sobre el Valor Agregado (del 16% al 19%), la supresión del subsidio que se pagaba durante décadas a los hogares compradores de vivienda y el estallido de la crisis financiera, se convirtieron en las fuerzas motrices de la mencionada disminución económica (EFE, 2007 yEl Mundo,2008).
La economía alemana, que reflejó su mayor contracción económica en 1975 cuando cayó 0,9% por los efectos de la crisis del petróleo, se enfrenta, en la actualidad, a su mayor desafío desde la reunificación. Además el FMI pronosticó que, en el año 2009, el PIB alemán se contraerá 5,6% —una contracción mucho mayor que la de la economía mundial (1,3%)— lo que representará la peor recesión desde los años treinta (El Economista,2009).
La Unión Europea es la primera potencia comercial mundial.La participación de Europa en las exportaciones mundiales de mercancías es de 16,4%, comparada con Estados Unidos que ostenta solo el 11,3%1y se ubica en el tercer lugar mundial,por detrás de China que representa el 11,8% de las ventas mundiales (OMC, 2008). En particular, Alemania ha devenido primera exportadora de bienes a nivel mundial desde el 2003 hasta el 2007, mientras que Francia e Italia figuraron entre los diez primeros exportadores de bienes a nivel internacional (OMC, 2008). La apertura comercial en la Unión Europea —12,4% del PIB— es mayor que la de Estados Unidos, donde las exportaciones de bienes y servicios representan el 9,3% del PIB (BCE, 2005 y OMC, 2008).
1Se refiere al comercio de la Unión Europea de veintisiete miembros con terceros países.
El 18,4% de las importaciones mundiales son llevadas a cabo por los países europeos mientras que a Estados Unidos le corresponde alrededor del 19% de las compras internacionales. Además las exportaciones europeas de servicios son el triple de las estadounidenses.2Se destaca el hecho de que el 62,1% de las exportaciones y el 57,8% de las importaciones totales de la Unión Europea se realizan entre países de la Unión (OMC, 2006 y 2008).
2Se contempla el comercio intracomunitario.
En el 2007 la Unión Europea abarcaba el 27,7% de las exportaciones de servicios mundiales y el 24% de las importaciones mundiales de servicios, y continuaba como el líder del comercio de servicios en el mundo, seguido por Estados Unidos (OMC, 2008).
Tras observar sustanciales y consecutivos déficits en el comercio de bienes con Estados Unidos, durante los tres primeros años de la pasada década, la Unión Europea pasó a una posición de progresivos excedentes durante 1993-1999, excepto en el año 1995. Con la crisis asiática el problema se agudizó, pues la economía estadounidense llevó la mayorparte de la carga del ajuste en cuenta corriente; la crisis financiera de 1998 podría haber devenido crisis del comercio mundial en 1999.
El superávit de la UE, en los nueve primeros meses del 2008, fue de 71 244 millones de dólares, por debajo de los77 176 millones de dólares del mismo período del año anterior. Los países de la Unión Europea generan poco más del 11% del déficit en el comercio exterior de bienes de Estados Unidos, que sumó, en los nueve primeros meses de 2008, 627 122 millones de dólares (EFE, 2008).
Desde el ángulo financiero las inversiones entre los países desarrollados se originan y concentran en la tríada (Estados Unidos, Unión Europea y Japón). Durante la segunda mitad de los noventa la Unión Europea se consolidó como principal fuente y destino de inversión extranjera en el ámbito mundial. En 2007 los flujos globales de entrada de inversión extranjera directa (IED) aumentaron hasta 1,5 billones de dólares, superando el récord anterior establecido en el año 2000. Las corrientes de IED hacia los países desarrollados aumentaron en 2007 por cuarto año consecutivo: alcanzaron 1 billón de dólares. La Unión Europea, en su conjunto, continuó siendo la principal región receptora, que atrajo a casi el 40% del total de entradas de IEDen 2007. En especial, los flujos de inversión fueron significativos en el Reino Unido, Francia, y los Países Bajos (UNCTAD, 2008).
Las inversiones directas europeas siguen una pauta de distribución por la cual los estados miembros con mayor desarrollo económico —Alemania, Reino Unido y Holanda— son exportadores netos de capital hacia los menos avanzados —Portugal, Grecia, Irlanda, España y el sur de Italia. Sin embargo, las inversiones directas hacia terceros países, por parte de los estados miembros de la Unión Europea, son mayores que las que se llevan a cabo entre los propios países comunitarios, tendencia que parece mantenerse. En este sentido se ha observado, desde la desintegración de la Unión Soviética, un incremento de las inversiones de los países de la UE en los países de Europa central y oriental (la mayoría de ellos actuales miembros de la Unión). Por ejemplo, después del ingreso a la Unión Europea, la afluencia de IED a Polonia se incrementó considerablemente y sigue en un nivel alto. En 2007 llegó a 17,6 mil millones de dólares (UNCTAD, 2008).
Asimismo China figura como el mayor receptor de IED de la región asiática y de los países subdesarrollados. En 2008 la nación asiática atrajo un récord de 92 400 millones de dólares en IED, un incremento de 23,6 % respecto a 2007 (Reuters, 2009).
Lo anterior evidencia el continuo atractivo que representa China para las compañías extranjeras, incluso en medio del declive económico global. La IED ha crecido fuertemente desde que China se incorporó a la Organización Mundial del Comercio (OMC) a fines de 2001, pero la tendencia ha estado frenándose en meses recientes debido a la crisis económica global. Aunque la economía de China se desaceleró en 2008, al crecer solo 9% en comparación con el crecimiento de 13% obtenido en 2007, pudiera expandirse 8% en 2009, gracias a los esfuerzos del Gobierno, centrados en el estímulo a la demanda doméstica (DPA, 2009).
Sin embargo, los veintisiete países miembros de la Unión Europea invierten, en la actualidad, el 1,84% de su PIB en investigación y desarrollo. Este porcentaje es menor que el de 2001 y continúa siendo inferior al objetivo de la Unión de invertir, antes de 2010, el 3% de su PIB en esa esfera, en virtud de la llamada Estrategia de Lisboa que propone convertir a la Unión en la economía más competitiva del mundo para esta fecha (EFE, 2007).
Se adiciona que, en la Unión Europea, las empresas realizan el 55% del total de las inversiones en investigación y desarrollo, mientras que en Estados Unidos este porcentaje es del 64%, en Japón del 75% y en China del 66% (EFE, 2007).
La distancia tecnológica entre la Unión Europea y Estados Unidos se ha ensanchado desde 1995, pero lo más sorprendente es que la Unión será superada en distintas áreas de la economía del conocimiento por un conjunto de países asiáticos que se han convertido recientemente en los más dinámicos, entre los que se destacan China, India, Taiwán, Corea del Sur y Singapur.
En efecto, si en 1991 el número de solicitud de patentes europeas, para ser reconocidas en Estados Unidos, superaba en aproximadamente siete veces al de los países asiáticos antes mencionados, en el 2003 la diferencia fue de apenas dos veces (Martínez, 2006).
Asimismo con respecto a las publicaciones científicas, entre 1988 y el 2003, se ha observado un mayor crecimiento de ellas en la región asiática, a diferencia del bajo incrementode 2,7% experimentado en la Unión Europea (Martínez, 2006).
Con respecto a la productividad del trabajo se observa un distanciamiento entre la Unión Europea y Estados Unidos.
El crecimiento en la productividad de la mano de obra descendió ligeramente a un 1,3% en 2007 frente al 1,5%en 2006 (Euroalert, 2008).
El nivel de productividad de la UE-27 es significativamente inferior al de los Estado Unidos debido a que, como promedio, un trabajador asalariado en Estados Unidos contribuye un 42% más a su PIB que su homólogo de la Unión Europea (Euroalert, 2008).
El promedio anual de la tasa de crecimiento del PIB real en la UE-15 fue en torno a un 0,8% inferior a la de los Estados Unidos en el período 1995-2006. La desaceleración en el crecimiento de la productividad de la mano de obra y, en particular, de la productividad total de los factores, puede estar relacionada con un menor nivel de innovación, que es uno de los principales motores de la competitividad a largo plazo (Eurolaert, 2008).
Descontando los sectores no comerciales, en la Unión Europea el 50% del crecimiento de la productividad de la mano de obra durante el período 1995-2005 radica en los seis mayores contribuidores (de cuarenta y nueve sectores), que son la agricultura, el comercio minorista, el comercio mayorista, correos y telecomunicaciones, el transporte nacional y la intermediación financiera (Euroalert, 2008).
Por su parte, el empleo se comporta de manera distinta en la Unión Europea y Estados Unidos. En este último se evidencia que las tasas de desocupación en la década pasada —de un5,3 %como promedio— fueron inferiores a las de la década de los ochenta con un 7% como promedio (EFE, 2002 y FMI, 2006).
Pero la crisis económica internacional ha elevado las tasas de desempleo estadounidense. La economía de los Estados Unidos tuvo, en marzo de 2009, una pérdida neta de 663 milpuestos de trabajo y el promedio de desocupación subió al 8,5%, la cifra más alta en veinticinco años. Desde que comenzó la recesión, en diciembre de 2007, Estados Unidos ha tenido una pérdida de 5,1 millones de puestos de trabajo que afectan a casi todos los sectores económicos de la nación (Adnmundo, 2009).
Los crecimientos que se han experimentado en el nivel de empleo europeo se han producido, en buena medida, gracias a trabajadores no calificados. En este sentido el indicador productividad se ha visto más deteriorado. Estos incrementos se ubicaban en los contratos temporales y de tiempo parcial, y de escasa calificación y remuneración.
Tabla 3
Desempleo en los países industrializados (%)
2003
2004
2005
2006
2007
Estados Unidos
6,0
5,5
5,1
4,6
4,6
Zona del euro
8,7
8,9
8,6
8,2
7,4
Alemania
8,8
9,2
9,1
9,8
1,4
Francia
9,5
9,5
9,6
9,2
8,3
Italia
8,2
8,3
8,1
6,8
6,0
Reino Unido
5,0
4,8
4,8
5,4
5,4
Japón
5,3
4,7
4,4
4,1
3,9
Fuente: FMI:Perspectivas de la Economía Mundial,abril, 2008, tomado dehttp://www.imf.org/external/spanish/pubs/ft/weo/2008/01/pdf/c1s.pdf.
En febrero de 2009 el desempleo subió al 8,5% en los países de la zona del euro (8% en el 2008) y al 7,9% en los veintisiete que conforman la Unión Europea (7,4% en el 2008) (Deustche Welle, 2009).
España figura como el país con la mayor tasa de desempleo, ascendente al 15,5%. Después de la nación española se ubican Letonia (14,4%), Lituania (13,7%), Irlanda (10%), Estonia (9,9%) y Eslovaquia (9,8%) (El Economista,2009).
Existen en la UE 19,1 millones de desempleados, de los cuales 13,4 millones se encuentran en la zona del euro (El Economista,2009).