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"Doña Rosita la soltera" es una de las obras de teatro de mayor difusión y renombre del dramaturgo y escritor español Federico García Lorca. La obra de teatro en tres actos fue estrenada el 13 de diciembre de 1935 en el Principal Palace de Barcelona.
"Doña Rosita la soltera" (o "El lenguaje de las flores") trata sobre Rosita, una huérfana que vive junto con sus tíos y el ama y que está comprometida con su primo. Pero un día el primo llega a decirle a Rosita que tiene que partir lejos a encargarse de las tierras de su padre, pero promete volver para así casarse con Rosita e irse con ella.
Pasan quince años y el primo no ha vuelto y aún así Rosita sigue con la esperanza de que volverá e incluso le llega una carta de él notificándole que ya no puede esperar más a casarse con ella y que por tanto se casaran por poderes. Para desdicha de Rosita pasan diez años y su prometido no ha regresado..., a Rosita no le queda más que aceptar su vida y resignarse a su realidad.
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Veröffentlichungsjahr: 2024
DOÑA ROSITA LA SOLTERA
Personajes
Acto primero
Acto segundo
Acto tercero
DOÑA ROSITA LA SOLTERA o EL LENGUAJE DE LAS FLORES
Poema granadino del novecientos,
dividido en varios jardines,
con escenas de canto y baile.
DOÑA ROSITA
EL AMA
LA TÍA
MANOLA PRIMERA
MANOLA SEGUNDA
MANOLA TERCERA
SOLTERA PRIMERA
SOLTERA SEGUNDA
SOLTERA TERCERA
MADRE DE LAS SOLTERAS
AYOLA PRIMERA
AYOLA SEGUNDA
EL TÍO
EL SOBRINO
EL CATEDRÁTICO DE ECONOMÍA
DON MARTÍN
EL MUCHACHO
DOS OBREROS
UNA VOZ
Habitación con salida a un invernadero.
TÍO. ¿Y mis semillas?
AMA. Ahí estaban.
TÍO. Pues no están.
TÍA. Eléboro, fucsias y los crisantemos, Luis Passy violáceo y altair blanco plata con puntas heliotropo.
TÍO. Es necesario que cuidéis las flores.
AMA. Si lo dice usted por mí...
TÍA. Calla. No repliques.
TÍO. Lo digo por todos. Ayer me encontré las semillas de dalias pisoteadas por el suelo. (Entra en el invernadero.) No os dais cuenta de mi invernadero; desde el ochocientos siete en que la condesa de Wandes obtuvo la rosa muscosa, no la ha
conseguido nadie en Granada más que yo, ni el botánico de la universidad. Es preciso que tengáis más respeto por mis plantas.
AMA. ¿Pero no las respeto?
TÍA. ¡Chist! Sois a cual peor.
AMA. Sí, señora. Pero yo no digo que de tanto regar las flores y tanta agua por todas partes, van a salir sapos en el sofá.
TÍA. Luego bien te gusta olerlas.
AMA. No, señora. A mí las flores me huelen a niño muerto, o a profesión de monja, o a altar de iglesia. A cosas tristes. Donde esté una naranja o un buen membrillo, que se quiten las rosas del mundo. Pero aquí... rosas por la derecha, albahaca por la izquierda, anémonas, salvias, petunias y esas flores de ahora, de moda, los crisantemos, despeinados como unas cabezas de gitanillas. ¡Qué ganas tengo de ver plantados en este jardín, un peral, un cerezo, un kaki!
TÍA. ¡Para comértelos!
AMA. Come quien tiene boca... Como decían en mi pueblo:
La boca sirve para comer,
las piernas sirven para la danza
y hay una cosa de la mujer...
(Se detiene y se acerca a la Tía y lo dice bajo.)
TÍA. ¡Jesús! (Signando.)
AMA. Son indecencias de los pueblos. (Signando.)
ROSITA. (Entra rápida. Viene vestida de rosa con un traje del novecientos, mangasde jamón y adornos de cintas.) ¿Y mi sombrero? ¿Dónde está mi sombrero? ¡Ya han dado las treinta campanadas en San Luis!
AMA. Yo lo dejé en la mesa.
ROSITA. Pues no está. (Buscan. El Ama sale.)
TÍA. ¿Has mirado en el armario? (Sale la Tía.)
AMA. (Entra.) No lo encuentro.
ROSITA. ¿Será posible que no se sepa dónde está mi sombrero?
AMA. Ponte el azul con margaritas.
ROSITA. Estás loca.
AMA. Más loca estás tú.