Eco y Narciso - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

Eco y Narciso E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

Uno de los espacios que albergó buena parte de la dramaturgia de Pedro Calderón de la Barca fue el Coliseo del palacio del Buen Retiro. Fue en este lugar de entretenimiento de los reyes que se representó, en julio de 1661, la comedia mitológica Eco y Narciso. Eco y Narciso es una reelaboración poética de la literatura clásica que no sigue fielmente la historia de los mitos. Calderón transformaba y manipulaba los argumentos y las acciones para ajustarlas a su interés dramático. Calderón dramatiza el mito de Eco y Narciso a partir, sin duda, de la versión de las Metamorfosis (III 339-510) de Ovidio, a la que es bastante fiel, a excepción de una serie de elementos, como el tratamiento que se hace del personaje principal. El Narciso calderoniano no es inicialmente el joven arrogante que dibujara Ovidio, sino un joven ingenuo, dependiente de su madre. También el espacio de la acción no es la Beocia de Ovidio, Calderón en este caso elige la Arcadia de Virgilio. En Eco y Narciso Calderón de la Barca relata la historia de Narciso. En la mitología griega, Narciso es un hermoso joven, hijo del dios del río Cefiso y de la ninfa Liríope. Al nacer, sus padres consultaron al adivino Tiresias que dio el siguiente veredicto: «Vivirá hasta viejo si no se contempla a sí mismo». Todos se enamoraban de Narciso, pero él los rechazaba. Entre las jóvenes prendadas por él estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y había condenada por ésta a repetir las últimas palabras de lo que se le dijera. Eco en consecuencia no podía hablarle a Narciso de su amor.

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Seitenzahl: 93

Veröffentlichungsjahr: 2010

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Pedro Calderón de la Barca

Eco y Narciso

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: Eco y Narciso.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN tapa dura: 978-84-1126-254-5.

ISBN rústica: 978-84-9816-403-9.

ISBN ebook: 978-84-9897-186-6.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

Personajes 8

Jornada primera 9

Jornada segunda 43

Jornada tercera 91

Libros a la carta 141

Brevísima presentación

La vida

Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-Madrid, 1681). España.

Su padre era noble y escribano en el consejo de hacienda del rey. Se educó en el colegio imperial de los jesuitas y más tarde entró en las universidades de Alcalá y Salamanca, aunque no se sabe si llegó a graduarse.

En 1621 se negó a ser sacerdote, y poco después, en 1623, empezó a escribir y estrenar obras de teatro. Escribió más de ciento veinte, otra docena en colaboración y alrededor de setenta autos sacramentales. Sus primeros estrenos fueron en corrales. Entre 1635 y 1637, Calderón de la Barca fue nombrado caballero de la Orden de Santiago. En la década siguiente vivió en Cataluña y, entre 1640 y 1642, combatió con las tropas castellanas. Sin embargo, su salud se quebrantó y abandonó la vida militar. Calderón murió mientras trabajaba en una comedia dedicada a la reina María Luisa, mujer de Carlos II el Hechizado. Su hermanó José, hombre pendenciero, fue uno de sus editores más fieles.

En la mitología griega Narciso es un hermoso joven. Al nacer, sus padres consultaron al adivino Tiresias quien dijo: «Vivirá hasta viejo si no se contempla a sí mismo». Entre las jóvenes enamoradas de él estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y había sido condenada por ésta a repetir las últimas palabras que le dijesen.

Eco en consecuencia no podía hablarle a Narciso de su amor, pero un día, mientras Narciso caminaba tuvieron un diálogo. Cuando él preguntó: «¿Hay alguien aquí?», Eco contenta respondió: «Aquí, aquí».

Entonces Narciso le gritó: «¡Ven!».

Y tras responder: «Ven, ven», Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso no aceptó el amor de Eco; y ella afligida se ocultó en una cueva y se consumió hasta que solo quedó su voz. Para castigar a Narciso, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se apasionara de su propia imagen reflejada en el agua. Narciso, incapaz de apartarse de su imagen, acabó arrojándose al agua. Calderón toma en Eco y Narciso la historia narrada por Ovidio (Metamorfosis, III), el texto añade a la fábula mitológica detalles como el encierro de Narciso por su madre, para evitar su propia destrucción.

Personajes

Eco

Narciso

Febo

Silvio

Anteo

Sileno

Música

Liríope

Laura

Nise

Sirene

Silvia

Bato

Acompañamiento

Jornada primera

(Sale Silvio de pastor de gala.)

Silvio Alto monte de Arcadia, que eminente

al cielo empinas la elevada frente,

cuya grande eminencia tanto sube,

que empieza monte y se remata nube,

siendo de tu copete y de tus huellas 5

la alfombra rosas y el dosel estrellas...

Febo Bella selva de Arcadia, que florida

siempre estás de matices guarnecida,

sin que a tu pompa, a todas horas verde,

el diciembre ni el julio se acuerde, 10

siendo el mayo corona de tu esfera,

y su edad todo el año primavera...

Silvio Pájaros, que en el aire fugitivos,

sois matizados ramilletes vivos,

y añadiendo colores a colores, 15

en los árboles sois parleras flores...

Febo Ganados, que en el monte divididos,

música sois de esquilas y balidos,

y en la margen de aquese arroyo breve,

cándidos trozos de cuajada nieve... 20

Silvio A pediros albricias mi alegría

viene de las venturas deste día,

pues Eco, en él, zagala la más bella

que vio la luz de la mayor estrella,

de humana da floridos desengaños, 25

un círculo cumpliendo de sus años.

Febo Pésames viene a daros mi tristeza,

de que la rara y singular belleza

de Eco, desengañada de que ha sido

inmortal, un círculo ha cumplido 30

de sus años, que aunque de dichas llenos,

cada año más es una gracia menos.

(Sale Bato.)

[Bato] Selvas de Arcadia, bello excelso monte,

ganados y aves, pues, deste horizonte,

a pediros albricias he venido 35

y a daros hoy un pésame cumplido:

las albricias, porque Eco a la florida

fiesta hoy de sus años nos convida,

y con su vanidad hacer promete

a todas un opíparo banquete; 40

y el pésame, porque (¡dolor extraño!)

otro no nos hará de hasta aquí a un año.

Febo ¡Oh Silvio!

Silvio ¡Oh Febo!

Bato ¡Oh Bato!

Febo ¿Tú mismo a ti te nombras, mentecato?

Bato Pues si no hay quien me nombre, 45

¿qué he de hacer? Y este estilo no os asombre,

que el tiempo está tan necio e importuno,

que es menester honrarse cada uno.

Febo Silvio, pues ¿dónde bueno?

Silvio De gusto vengo y de alborozo lleno 50

a esta hermosa cabaña,

que dos veces pajiza el Sol la baña.

Febo Yo también a ella vengo,

y de verte a ti en ella celos tengo;

que ya mi amor está desengañado 55

de que vives de Eco enamorado.

Silvio ¡Oh qué temprano, cielos,

antes que con mi amor, di con mis celos!

Bato ¡Qué falsos, con esfuerzos semejantes,

están unos con otros los amantes! 60

Febo ¿Por qué lo dices?

Bato Aunque ya quisiera

decirlo, no pudiera,

porque toda esta música, este ruido,

dice que Eco ha salido

de todos los zagales festejada. 65

Silvio Darela el parabién con voz turbada,

hasta que hablen más claro mis desvelos.

Febo ¿Quién vio en villano amor tan nobles celos?

(Salen Músicos, Sileno, Anteo, Nise, Sirene, Eco detrás.)

Músicos A los años felices de Eco,

divina y hermosa deidad de las selvas, 70

feliz los señale el mayo con flores

ufano los cuente el Sol con estrellas.

Silvio Eco hermosa, en quien cifró

la sabia naturaleza

la más singular belleza 75

que jamás la Arcadia vio;

el círculo que cumplió

la aurora en tus luces bellas,

tanto mayores que en ellas

unos y otros resplandores... 80

[Él y Músicos] Feliz los señale [el mayo con flores,

ufano los cuente el Sol con estrellas.]

Febo Tu florida primavera

el invierno ignore frío,

ardiente ignore el estío, 85

porque dure lisonjera

en su verdor, de manera

que de la muerte las huellas

no tronquen sus rosas bellas,

sino sus claros albores... 90

[Él y Músicos] Feliz los señale [el mayo con flores,

ufano los cuente el Sol con estrellas.]

Bato Mi lengua no te aconseja

vivir tanto; que es error,

que morir moza es mejor 95

que no llegar a ser vieja.

Y así las edades deja,

que en pasándosete aquella

de la hermosura más bella,

los matices y colores... 100

[Él y Músicos] Feliz los señale [el mayo con flores,

ufano los cuente el Sol con estrellas.]

Eco Estoy muy agradecida

al festejo que me hacéis,

y para que me mandéis, 105

solo estimaré esa vida

en la canción repetida;

pero quejarme también

debo este tiempo, de quien

con extremos más extraños 110

en la fiesta de mis años

no me ha dado el parabién.

Anteo Si es que lo dices por mí,

yo soy rústico pastor.

Nunca hablar supe en amor; 115

luchar con las fieras, sí;

y ya que he callado aquí,

en tu nombre al monte iré,

cuanto cace traeré;

y así, con acción más alta, 120

lo que en palabras me falta,

en obras te lo diré.

Sileno Si por mí también ha sido,

Eco, la queja que has dado,

no extrañes que mi cuidado 125

me tenga tan suspendido.

Años también han cumplido

hoy mis mayores enojos;

y así, en rendidos despojos,

no te ofrecen mis agravios 130

las lisonjas de los labios,

sino el llanto de los ojos.

Doce años ha que faltó

Liríope, mi hija bella,

destos valles, y que della 135

no tuve noticia yo:

hoy los cumple, y así, no

admires ver en mis daños

sentimientos tan extraños,

pues el día (¡oh suerte dura!) 140

que cumple años tu hermosura,

cumple mi desdicha años.

Bato Hoy no es de lágrimas día.

Sirene No nos quite la extrañeza

de tu notable tristeza 145

nuestra común alegría.

Nise Vuelva a la dulce armonía

a poblar los vientos.

Eco Hoy

al templo ofrecida estoy

de Júpiter, que en lo oculto 150

yace deste monte inculto,

pues acompañada voy

de todos, cumplirle quiero

ahora, que mal pudiera

sola yo, sin que temiera 155

el horrible mostruo fiero

que en él se esconde.

Febo Aunque infiero

cuánto es grave pesadumbre

querer penetrar la cumbre

donde ese templo se asienta, 160

pues su fábrica violenta

del Sol escala la cumbre,

vamos, que yendo contigo,

la dificultad mayor

hará fácil el amor. 165

Silvio Y yo lo mismo te digo.

Bato Yo no, que a ir no me obligo

adonde un monstruo encantado

muestas gentes y ganado

tantas veces asombró. 170

Sirene Vuelva la música, y no

quede pastor en el prado

que no vaya.

Silvio Yo también

llegar hasta el templo quiero,

por si en él piedad espero. 175

Nise Pues prosiga el parabién.

Febo ¡Ay, Eco divina, quién

obligara tu rigor!

Silvio ¡Quién lograra tu favor!

Eco ¡Quién querida no se viera! 180

Sileno ¡Quién su llanto divirtiera!

Bato ¡Quién no tuviera temor!

La Música A los años felices de Eco,

divina y hermosa deidad [de las selvas,

feliz los señale el mayo con flores, 185

ufano los cuente el Sol con estrellas.]

(Vanse, y sale Liríope, y Narciso de pieles, y Liríope con arco y flechas, y Narciso sin él.)

Liríope No has de pasar de aquí.

Narciso ¿Cómo

quieres tú que me detenga,

si esos pájaros que escucho

forman tan extraña y nueva 190

música para mi oído,

que arrebatado me llevan

tras sus acentos? Jamás

voces escuché tan tiernas,

aunque escuché tantas veces 195

las aves que al Sol despiertan.

Liríope Esas voces que has oído,

y que tú ser aves piensas,

no lo son.

Narciso Pues ¿qué son, madre?

Liríope No conviene que lo sepas, 200

porque los hados han puesto

tu mayor peligro en ellas.

Narciso ¿Qué peligro, si el mayor

será no escucharlas? Deja

que las siga: sepa quién 205

tan süavemente alienta

los acentos de su voz,

diciendo en cláusulas tiernas...

Él y Músicos A los años felices de Eco,

divina y hermosa deidad de las selvas... 210

Liríope (Aparte.) Naturalmente llevado

del afecto, los remeda.

Él y Músicos Feliz los señale el mayo con flores,

ufano los cuente el Sol con estrellas.

Liríope ¡Que en tantos años no haya 215

quien a discurrir se atreva

esta intrincada espesura,

y hoy con tal música vengan!

Narciso Permíteme, madre mía,

que los siga.

Liríope ¡Tente!

Narciso Suelta, 220

que ¿cómo he de detenerme

hoy en lo que a decir vuelvan?

Él y Músicos Feliz los señale el mayo con flores,

ufano los cuente el Sol con estrellas.

Liríope ¿Ya no sabes que no puedes 225

llegar más que hasta esta peña,

que es pardo cancel que cubre

los umbrales de esa cueva

donde vivimos los dos?

Pues ¿cómo romper intentas 230

los fueros de mi precepto,

las leyes de mi obediencia?

Narciso