Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
El alcalde de Zalamea es una de las llamadas "comedias serias" del teatro de Pedro Calderón de la Barca. La obra narra el drama vivido en la localidad extremeña de Zalamea de la Serena al pasar las tropas españolas con motivo de la Guerra de Portugal. El capitán Don Álvaro Ataide, personaje de extracción nobiliaria es alojado en la casa del labrador rico de la localidad, Pedro Crespo, a cuya hermosa hija Isabel secuestra y ultraja.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 81
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Pedro Calderón de la Barca
Saga
El alcalde de ZalameaCover image: Shutterstock Copyright © 1650, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726497502
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Salen REBOLLEDO, la CHISPA y soldados.
REBOLLEDO ¡Cuerpo de Cristo con quien
desta suerte hace marchar
de un lugar a otro lugar
sin dar un refresco!
TODOS Amén.
REBOLLEDO ¿Somos gitanos aquí 5
para andar desta manera?
¿Una arrollada bandera
nos ha de llevar tras sí,
con una caja...
SOLDADO 1.° ¿Ya empiezas?
REBOLLEDO ...que este rato que calló, 10
nos hizo merced de no
rompernos estas cabezas?
SOLDADO 2.° No muestres deso pesar,
si ha de olvidarse, imagino,
el cansancio del camino 15
a la entrada del lugar.
REBOLLEDO ¿A qué entrada, si voy muerto?
Y aunque llegue vivo allá,
sabe mi Dios si será
para alojar; pues es cierto 20
llegar luego al comisario
los alcaldes a decir
que si es que se pueden ir,
que darán lo necesario;
responderles, lo primero, 25
que es imposible, que viene
la gente muerta; y si tiene
el Concejo algún dinero,
decir: «Señores soldados:
orden hay que no paremos; 30
luego al instante marchemos».
Y nosotros, muy menguados,
a obedecer al instante
orden que es, en caso tal,
para él orden monacal, 35
y para mí mendicante.
Pues ¡voto a Dios! que si llego
esta tarde a Zalamea,
y pasar de allí desea
por diligencia o por ruego, 40
que ha de ser sin mí la ida;
pues no, con desembarazo,
será el primer tornillazo
que habré yo dado en mi vida.
SOLDADO 1.° Tampoco será el primero 45
que haya la vida costado
a un miserable soldado;
y más hoy, si considero
que es el cabo desta gente
don Lope de Figueroa, 50
que, si tiene tanta loa
de animoso y de valiente,
la tiene también de ser
el hombre más desalmado,
jurador y renegado 55
del mundo, y que sabe hacer
justicia del más amigo,
sin fulminar el proceso.
REBOLLEDO ¿Ven vustedes todo eso?
Pues yo haré lo que yo digo. 60
SOLDADO 2.° ¿De eso un soldado blasona?
REBOLLEDO Por mí muy poco me inquieta;
sino por esa pobreta,
que viene tras la persona.
CHISPA Seor Rebolledo, por mí 65
vuecé no se aflija, no;
que bien se sabe que yo
barbada el alma nací,
y ese temor me deshonra;
pues no vengo yo a servir 70
menos que para sufrir
trabajos con mucha honra;
que para estarme, en rigor,
regalada, no dejara
en mi vida, cosa es clara, 75
la casa del regidor,
donde todo sobra, pues
al mes mil regalos vienen;
que hay regidores que tienen
menos regla con el mes. 80
Y pues a venir aquí,
a marchar y perecer
con Rebolledo, sin ser
postema, me resolví,
por mí ¿en qué duda o repara? 85
REBOLLEDO ¡Viven los cielos, que eres
corona de las mujeres!
SOLDADO 2.° Aquesa es verdad bien clara.
¡Viva la Chispa!
REBOLLEDO ¡Reviva!
Y más si, por divertir 90
esta fatiga de ir
cuesta abajo y cuesta arriba,
con su voz el aire inquieta
una jácara o una canción.
CHISPA Responda a esa petición 95
citada la castañeta.
REBOLLEDO Y yo ayudaré también.
Sentencien los camaradas
todas las partes citadas.
SOLDADO 1.° ¡Vive Dios, que han dicho bien! 100
(Cantan REBOLLEDO y la CHISPA.)
CHISPA Yo soy tiri, tiri, taina
flor de la jacarandaina.
REBOLLEDO Yo soy tiri, tiri, tina,
flor de la jacarandina.
CHISPA Vaya a la guerra el alférez, 105
y embárquese el capitán.
REBOLLEDO Mate moros quien quisiere,
que a mí no me han hecho mal.
CHISPA Vaya y venga la tabla al horno,
y a mí no me falte pan. 110
REBOLLEDO Huéspeda, máteme una gallina;
que el carnero me hace mal.
SOLDADO 1.° Aguarda; que ya me pesa
(que íbamos entretenidos
en nuestros mismos oídos), 115
caballeros, de ver esa
torre, pues es necesario
que donde paremos sea.
REBOLLEDO Es aquélla Zalamea?
CHISPA Dígalo su campanario. 120
No sienta tanto vusté,
que cese el cántico ya;
mil ocasiones habrá
en que lograrle, porque
esto me divierte tanto, 125
que como de otras no ignoran
que a cada cosica lloran,
yo a cada cosica canto,
y oirá ucé jácaras ciento.
REBOLLEDO Hagamos alto aquí, pues 130
justo, hasta que venga, es,
con la orden el Sargento,
por si hemos de entrar marchando
o en tropas.
SOLDADO 1.° Él solo es quien
llega ahora; mas también 135
el Capitán esperando
está.
(Salen el CAPITÁN y el SARGENTO.)
CAPITÁN Señores soldados,
albricias puedo pedir;
de aquí no hemos de salir,
y hemos de estar alojados 140
hasta que don Lope venga
con la gente que quedó
en Llerena; que hoy llegó
orden de que se prevenga
toda, y no salga de aquí 145
a Guadalupe hasta que
junto todo el tercio esté,
y él vendrá luego; y así,
del cansancio bien podrán
descansar algunos días. 150
REBOLLEDO Albricias pedir podías.
TODOS ¡Vítor nuestro Capitán!
CAPITÁN Ya está hecho el alojamiento;
el comisario irá dando
boletas, como llegando 155
fueren.
CHISPA Hoy saber intento
por qué dijo, voto a tal,
aquella jacarandina:
«Huéspeda, máteme una gallina;
que el carnero me hace mal». 160
(Vanse todos y quedan el CAPITÁN y el SARGENTO.)
CAPITÁN Señor Sargento, ¿ha guardado
las boletas para mí,
que me tocan?
SARGENTO Señor, sí.
CAPITÁN ¿Y dónde estoy alojado?
SARGENTO En la casa de un villano 165
que el hombre más rico es
del lugar, de quien después
he oído que es el más vano
hombre del mundo, y que tiene
más pompa y más presunción 170
que un infante de León.
CAPITÁN ¡Bien a un villano conviene,
rico, aquesa vanidad!
SARGENTO Dicen que ésta es la mejor
casa del lugar, señor; 175
y si va a decir verdad,
yo la escogí para ti,
no tanto por que lo sea
como porque en Zalamea
no hay tan bella mujer...
CAPITÁN Di. 180
SARGENTO ...como una hija suya.
CAPITÁN Pues
por muy hermosa y muy vana,
¿será más que una villana
con malas manos y pies?
SARGENTO ¿Que haya en el mundo quien diga 185
eso?
CAPITÁN ¿Pues no, mentecato?
SARGENTO ¿Hay más bien gastado rato
(a quien amor no le obliga,
sino ociosidad no más)
que el de una villana, y ver 190
que no acierta a responder
a propósito jamás?
CAPITÁN Cosa es que en toda mi vida,
ni aun de paso me agradó;
porque en no mirando yo 195
aseada y bien prendida
una mujer, me parece
que no es mujer para mí.
SARGENTO Pues para mí, señor, sí,
cualquiera que se me ofrece. 200
Vamos allá; que por Dios,
que me pienso entretener
con ella.
CAPITÁN ¿Quieres saber
cuál dice bien de los dos?
El que una belleza adora, 205
dijo, viendo a la que amó:
«Aquélla es mi dama», y no:
«Aquélla es mi labradora».
Luego si dama se llama
la que se ama, claro es ya 210
que en una villana está
vendido el nombre de dama.
Mas ¿qué ruido es ése?
SARGENTO Un hombre,
que de un flaco rocinante
a la vuelta desa esquina 215
se apeó, y en rostro y talle
parece aquel don Quijote,
de quien Miguel de Cervantes
escribió las aventuras.
CAPITÁN ¡Qué figura tan notable! 220
SARGENTO Vamos, señor; que ya es hora.
CAPITÁN Lléveme el Sargento antes
a la posada la ropa,
y vuelva luego a avisarme.
(Vanse y salen DON MENDO, hidalgo de figura, y NUÑO.)
D. MENDO ¿Cómo va el rucio?
NUÑO Rodado, 225
pues no puede menearse.
D. MENDO ¿Dijiste al lacayo, di,
que un rato le pasease?
NUÑO ¡Qué lindo pienso!
D. MENDO No hay cosa
que tanto a un bruto descanse. 230
NUÑO Aténgome a la cebada.
D. MENDO ¿Y que a los galgos no aten,
dijiste?
NUÑO Ellos se holgarán;
mas no el carnicero.
D. MENDO Baste;
y pues han dado las tres, 235
cálzome palillo y guantes.
NUÑO ¿Si te prenden el palillo
por palillo falso?
D. MENDO Si alguien,
que no he comido un faisán,
dentro de sí imaginare, 240
que allá dentro de sí miente,
aquí y en cualquiera parte
le sustentaré.
NUÑO ¿Mejor
no sería sustentarme
a mí, que al otro? Que en fin, 245
te sirvo.
D. MENDO ¡Qué necedades!
En efeto, ¿que han entrado
soldados aquesta tarde
en el pueblo?
NUÑO Sí, señor.
D. MENDO Lástima da el villanaje 250
con los huéspedes que espera.
NUÑO Más lástima da y más grande
con los que no espera...
D. MENDO ¿Quién?
NUÑO La hidalguez; y no te espante;
que si no alojan, señor, 255
en cas de hidalgos a nadie,
¿por qué piensas que es?
D. MENDO ¿Por qué?
NUÑO Porque no se mueran de hambre.
D. MENDO En buen descanso esté el alma
de mi buen señor y padre, 260
pues en fin me dejó una
ejecutoria tan grande,
pintada de oro y azul,
exención de mi linaje.
NUÑO Tomáramos que dejara 265
un poco del oro aparte.
D. MENDO Aunque si reparo en ello,
y si va a decir verdades,
no tengo que agradecerle
de que hidalgo me engendrase, 270
porque yo no me dejara
engendrar, aunque él porfiase,
si no fuera de un hidalgo,