El alcalde de Zalamea - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

El alcalde de Zalamea E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

El alcalde de Zalamea es una de las llamadas "comedias serias" del teatro de Pedro Calderón de la Barca. La obra narra el drama vivido en la localidad extremeña de Zalamea de la Serena al pasar las tropas españolas con motivo de la Guerra de Portugal. El capitán Don Álvaro Ataide, personaje de extracción nobiliaria es alojado en la casa del labrador rico de la localidad, Pedro Crespo, a cuya hermosa hija Isabel secuestra y ultraja.

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Seitenzahl: 81

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Pedro Calderón de la Barca

El alcalde de Zalamea

 

Saga

El alcalde de ZalameaCover image: Shutterstock Copyright © 1650, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726497502

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

EL REY FELIPE II. DON LOPE DE FIGUEROA. DON ÁLVARO DE ATAIDE, capitán.UN SARGENTO. REBOLLEDO, soldado.LA CHISPA. PEDRO CRESPO, labrador viejo.JUAN, hijo de Pedro Crespo.ISABEL, hija de Pedro Crespo.INÉS, prima de Isabel.DON MENDO, hidalgo.NUÑO, criado.UN ESCRIBANO. SOLDADOS. LABRADORES.

Jornada I

Cuadro único

Salen REBOLLEDO, la CHISPA y soldados.

 

REBOLLEDO ¡Cuerpo de Cristo con quien

desta suerte hace marchar

de un lugar a otro lugar

sin dar un refresco!

TODOS Amén.

REBOLLEDO ¿Somos gitanos aquí 5

para andar desta manera?

¿Una arrollada bandera

nos ha de llevar tras sí,

con una caja...

SOLDADO 1.° ¿Ya empiezas?

REBOLLEDO ...que este rato que calló, 10

nos hizo merced de no

rompernos estas cabezas?

SOLDADO 2.° No muestres deso pesar,

si ha de olvidarse, imagino,

el cansancio del camino 15

a la entrada del lugar.

REBOLLEDO ¿A qué entrada, si voy muerto?

Y aunque llegue vivo allá,

sabe mi Dios si será

para alojar; pues es cierto 20

llegar luego al comisario

los alcaldes a decir

que si es que se pueden ir,

que darán lo necesario;

responderles, lo primero, 25

que es imposible, que viene

la gente muerta; y si tiene

el Concejo algún dinero,

decir: «Señores soldados:

orden hay que no paremos; 30

luego al instante marchemos».

Y nosotros, muy menguados,

a obedecer al instante

orden que es, en caso tal,

para él orden monacal, 35

y para mí mendicante.

Pues ¡voto a Dios! que si llego

esta tarde a Zalamea,

y pasar de allí desea

por diligencia o por ruego, 40

que ha de ser sin mí la ida;

pues no, con desembarazo,

será el primer tornillazo

que habré yo dado en mi vida.

SOLDADO 1.° Tampoco será el primero 45

que haya la vida costado

a un miserable soldado;

y más hoy, si considero

que es el cabo desta gente

don Lope de Figueroa, 50

que, si tiene tanta loa

de animoso y de valiente,

la tiene también de ser

el hombre más desalmado,

jurador y renegado 55

del mundo, y que sabe hacer

justicia del más amigo,

sin fulminar el proceso.

REBOLLEDO ¿Ven vustedes todo eso?

Pues yo haré lo que yo digo. 60

SOLDADO 2.° ¿De eso un soldado blasona?

REBOLLEDO Por mí muy poco me inquieta;

sino por esa pobreta,

que viene tras la persona.

CHISPA Seor Rebolledo, por mí 65

vuecé no se aflija, no;

que bien se sabe que yo

barbada el alma nací,

y ese temor me deshonra;

pues no vengo yo a servir 70

menos que para sufrir

trabajos con mucha honra;

que para estarme, en rigor,

regalada, no dejara

en mi vida, cosa es clara, 75

la casa del regidor,

donde todo sobra, pues

al mes mil regalos vienen;

que hay regidores que tienen

menos regla con el mes. 80

Y pues a venir aquí,

a marchar y perecer

con Rebolledo, sin ser

postema, me resolví,

por mí ¿en qué duda o repara? 85

REBOLLEDO ¡Viven los cielos, que eres

corona de las mujeres!

SOLDADO 2.° Aquesa es verdad bien clara.

¡Viva la Chispa!

REBOLLEDO ¡Reviva!

Y más si, por divertir 90

esta fatiga de ir

cuesta abajo y cuesta arriba,

con su voz el aire inquieta

una jácara o una canción.

CHISPA Responda a esa petición 95

citada la castañeta.

REBOLLEDO Y yo ayudaré también.

Sentencien los camaradas

todas las partes citadas.

SOLDADO 1.° ¡Vive Dios, que han dicho bien! 100

 

(Cantan REBOLLEDO y la CHISPA.)

 

CHISPA Yo soy tiri, tiri, taina

flor de la jacarandaina.

REBOLLEDO Yo soy tiri, tiri, tina,

flor de la jacarandina.

CHISPA Vaya a la guerra el alférez, 105

y embárquese el capitán.

REBOLLEDO Mate moros quien quisiere,

que a mí no me han hecho mal.

CHISPA Vaya y venga la tabla al horno,

y a mí no me falte pan. 110

REBOLLEDO Huéspeda, máteme una gallina;

que el carnero me hace mal.

SOLDADO 1.° Aguarda; que ya me pesa

(que íbamos entretenidos

en nuestros mismos oídos), 115

caballeros, de ver esa

torre, pues es necesario

que donde paremos sea.

REBOLLEDO Es aquélla Zalamea?

CHISPA Dígalo su campanario. 120

No sienta tanto vusté,

que cese el cántico ya;

mil ocasiones habrá

en que lograrle, porque

esto me divierte tanto, 125

que como de otras no ignoran

que a cada cosica lloran,

yo a cada cosica canto,

y oirá ucé jácaras ciento.

REBOLLEDO Hagamos alto aquí, pues 130

justo, hasta que venga, es,

con la orden el Sargento,

por si hemos de entrar marchando

o en tropas.

SOLDADO 1.° Él solo es quien

llega ahora; mas también 135

el Capitán esperando

está.

 

(Salen el CAPITÁN y el SARGENTO.)

 

CAPITÁN Señores soldados,

albricias puedo pedir;

de aquí no hemos de salir,

y hemos de estar alojados 140

hasta que don Lope venga

con la gente que quedó

en Llerena; que hoy llegó

orden de que se prevenga

toda, y no salga de aquí 145

a Guadalupe hasta que

junto todo el tercio esté,

y él vendrá luego; y así,

del cansancio bien podrán

descansar algunos días. 150

REBOLLEDO Albricias pedir podías.

TODOS ¡Vítor nuestro Capitán!

CAPITÁN Ya está hecho el alojamiento;

el comisario irá dando

boletas, como llegando 155

fueren.

CHISPA Hoy saber intento

por qué dijo, voto a tal,

aquella jacarandina:

«Huéspeda, máteme una gallina;

que el carnero me hace mal». 160

 

(Vanse todos y quedan el CAPITÁN y el SARGENTO.)

 

CAPITÁN Señor Sargento, ¿ha guardado

las boletas para mí,

que me tocan?

SARGENTO Señor, sí.

CAPITÁN ¿Y dónde estoy alojado?

SARGENTO En la casa de un villano 165

que el hombre más rico es

del lugar, de quien después

he oído que es el más vano

hombre del mundo, y que tiene

más pompa y más presunción 170

que un infante de León.

CAPITÁN ¡Bien a un villano conviene,

rico, aquesa vanidad!

SARGENTO Dicen que ésta es la mejor

casa del lugar, señor; 175

y si va a decir verdad,

yo la escogí para ti,

no tanto por que lo sea

como porque en Zalamea

no hay tan bella mujer...

CAPITÁN Di. 180

SARGENTO ...como una hija suya.

CAPITÁN Pues

por muy hermosa y muy vana,

¿será más que una villana

con malas manos y pies?

SARGENTO ¿Que haya en el mundo quien diga 185

eso?

CAPITÁN ¿Pues no, mentecato?

SARGENTO ¿Hay más bien gastado rato

(a quien amor no le obliga,

sino ociosidad no más)

que el de una villana, y ver 190

que no acierta a responder

a propósito jamás?

CAPITÁN Cosa es que en toda mi vida,

ni aun de paso me agradó;

porque en no mirando yo 195

aseada y bien prendida

una mujer, me parece

que no es mujer para mí.

SARGENTO Pues para mí, señor, sí,

cualquiera que se me ofrece. 200

Vamos allá; que por Dios,

que me pienso entretener

con ella.

CAPITÁN ¿Quieres saber

cuál dice bien de los dos?

El que una belleza adora, 205

dijo, viendo a la que amó:

«Aquélla es mi dama», y no:

«Aquélla es mi labradora».

Luego si dama se llama

la que se ama, claro es ya 210

que en una villana está

vendido el nombre de dama.

Mas ¿qué ruido es ése?

SARGENTO Un hombre,

que de un flaco rocinante

a la vuelta desa esquina 215

se apeó, y en rostro y talle

parece aquel don Quijote,

de quien Miguel de Cervantes

escribió las aventuras.

CAPITÁN ¡Qué figura tan notable! 220

SARGENTO Vamos, señor; que ya es hora.

CAPITÁN Lléveme el Sargento antes

a la posada la ropa,

y vuelva luego a avisarme.

 

(Vanse y salen DON MENDO, hidalgo de figura, y NUÑO.)

 

D. MENDO ¿Cómo va el rucio?

NUÑO Rodado, 225

pues no puede menearse.

D. MENDO ¿Dijiste al lacayo, di,

que un rato le pasease?

NUÑO ¡Qué lindo pienso!

D. MENDO No hay cosa

que tanto a un bruto descanse. 230

NUÑO Aténgome a la cebada.

D. MENDO ¿Y que a los galgos no aten,

dijiste?

NUÑO Ellos se holgarán;

mas no el carnicero.

D. MENDO Baste;

y pues han dado las tres, 235

cálzome palillo y guantes.

NUÑO ¿Si te prenden el palillo

por palillo falso?

D. MENDO Si alguien,

que no he comido un faisán,

dentro de sí imaginare, 240

que allá dentro de sí miente,

aquí y en cualquiera parte

le sustentaré.

NUÑO ¿Mejor

no sería sustentarme

a mí, que al otro? Que en fin, 245

te sirvo.

D. MENDO ¡Qué necedades!

En efeto, ¿que han entrado

soldados aquesta tarde

en el pueblo?

NUÑO Sí, señor.

D. MENDO Lástima da el villanaje 250

con los huéspedes que espera.

NUÑO Más lástima da y más grande

con los que no espera...

D. MENDO ¿Quién?

NUÑO La hidalguez; y no te espante;

que si no alojan, señor, 255

en cas de hidalgos a nadie,

¿por qué piensas que es?

D. MENDO ¿Por qué?

NUÑO Porque no se mueran de hambre.

D. MENDO En buen descanso esté el alma

de mi buen señor y padre, 260

pues en fin me dejó una

ejecutoria tan grande,

pintada de oro y azul,

exención de mi linaje.

NUÑO Tomáramos que dejara 265

un poco del oro aparte.

D. MENDO Aunque si reparo en ello,

y si va a decir verdades,

no tengo que agradecerle

de que hidalgo me engendrase, 270

porque yo no me dejara

engendrar, aunque él porfiase,

si no fuera de un hidalgo,