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Entra en un mundo de pasión, engaños y giros inesperados donde el amor se convierte en el actor principal. "No Hay Burlas con el Amor" de Pedro Calderón de la Barca te transporta a una trama llena de intrigas y sentimientos encontrados en un escenario donde los corazones son los protagonistas.
La historia nos lleva a un convento, donde un príncipe y una princesa luchan por su amor prohibido. Los dilemas morales y la intensidad de los sentimientos se entrelazan en un juego teatral que expone las complejidades del amor y la lealtad.
Con su magistral pluma, Calderón de la Barca crea diálogos que destilan emociones puras y cuestionamientos existenciales. En medio de las intrigas y los malentendidos, nos muestra que en el amor, las máscaras caen y la verdad emerge.
En la quietud de la lectura, sentirás la pasión de los amantes y la lucha entre el deber y el deseo. Esta obra es más que una historia de amor; es un reflejo de los desafíos emocionales y éticos que enfrentamos en nuestras propias vidas.
"No Hay Burlas con el Amor" es una experiencia teatral que te hará reír, llorar y reflexionar sobre los matices del amor humano. Prepárate para sumergirte en esta trama apasionante que te dejará con el corazón palpitante y el alma conmovida. ¡Una narrativa que cautiva y conmueve en cada acto!
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Veröffentlichungsjahr: 2023
Copyright 2023
Cervantes Digital
All rights reserved
No hay burlas con el amor
Pedro Calderón de la Barca
Personajes:
Jornada I
Jornada II
Jornada III
Personajes:
Don ALONSO de Luna, galán Don JUAN de Mendoza, galán MOSCATEL, gracioso Don LUIS, galán Don DIEGO, galán Don PEDRO Enríquez, viejo y padre de las dos damas Doña BEATRIZ, dama Doña LEONOR, dama INÉS, criadaJornada I
Salen DON ALONSO DE LUNA y MOSCATEL muy triste.
DON ALONSO
¡Válgate el diablo! ¿Qué tienes,
que andas todos estos días
con mil necias fantasías?
Ni a tiempo a servirme vienes
ni a propósito respondes; 5
y por errarlo dos veces,
si no te llamo, pareces
y si te llamo, te escondes.
¿Qué es esto? Dilo.
MOSCATEL
¡Ay de mí!
Suspiros que el alma debe. 10
DON ALONSO
Pues ¿un pícaro se atreve a
a suspirar hoy así?
MOSCATEL
Los pícaros ¿no tenemos
alma?
DON ALONSO
Sí, para sentir
y con rudeza decir 15
de su pena los extremos;
mas no para suspirar,
que suspirar es acción
digna de noble pasión.
MOSCATEL
¿Y quién me puede quitar 20
la noble pasión a mí?
DON ALONSO
¡Qué locuras!
MOSCATEL
¿Hay, señor,
más noble pasión que amor?
DON ALONSO
Pudiera decir que sí;
mas para ahorrar la cuestión, 25
que no, digo.
MOSCATEL
¿Que no? Luego
si yo a tener amor llego
noble será mi pasión.
DON ALONSO
¿Tú amor?
MOSCATEL
Yo amor.
DON ALONSO
Bien podía,
si aquí tu locura empieza, 30
reírme hoy de tu tristeza
más que ayer de tu alegría.
MOSCATEL
Como tú nunca has sabido
qué es estar enamorado,
como siempre has estimado 35
la libertad que has tenido,
tanto que en los dulces nombres
de amor fueron tus placeres
burlarte de las mujeres
y reírte de los hombres, 40
de mí te ríes, que estoy
de veras enamorado.
DON ALONSO
Pues yo no quiero criado
tan afectuoso. Hoy
de casa te has de ir.
MOSCATEL
Advierte... 45
DON ALONSO
No hay ahora que advertir.
MOSCATEL
Mira...
DON ALONSO
¿Qué querrás decir?
MOSCATEL
Que se ha trocado la suerte
al paso, pues siempre dio
el teatro enamorado 50
el amo, libre el criado
No tengo la culpa yo
desta mudanza, y así
deja que hoy el mundo vea
esta novedad y sea 55
yo el galán, tú el libre.
DON ALONSO
Aquí
hoy no has de quedar.
MOSCATEL
¿Tan presto
que aun de buscar no me das
otro amo tiempo?
DON ALONSO
No hay más
de irte al instante.
(Sale DON JUAN.)
DON JUAN
¿Qué es esto? 60
DON ALONSO
Es un pícaro que ha hecho
la mayor bellaquería,
bajeza y alevosía
que cupo en humano pecho,
la más inorme traición 65
que haber pudo imaginado.
DON JUAN
¿Qué ha sido?
DON ALONSO
¡Hase enamorado!
Mirad si tengo razón
de darle tan bajo nombre,
pues no hace alevosía, 70
traición ni bellaquería,
como enamorarse, un hombre.
DON JUAN
Amor es quien da valor
y hace al hombre liberal,
cuerdo y galán.
DON ALONSO
¡Pesia tal! 75
De los milagros de amor
la comedia me habéis hecho,
que fue un engaño culpable,
pues nadie hizo miserable,
de avaro y cobarde pecho 80
al hombre, sino el amor.
DON JUAN
¿Qué es lo que decís?
DON ALONSO
Oíd,
y este discurso advertid:
veréis cuál prueba mejor.
El hombre que enamorado 85
está, todo cuanto adquiere
para su dama lo quiere,
sin que a amigo ni a criado
acuda, por acudir
a su gusto: luego es 90
miserable amando, pues
no es, ni se puede decir
virtud, la que no es igual,
y miserable no ha habido
mayor, que el que solo ha sido 95
con su gusto liberal.
DON JUAN
A vuestra sofistería
nada quiero responder,
Don Alonso, por no hacer
agravio a la pena mía 100
del amor, y si en su historia
discurro temo quedar
vencido, y no quiero dar
yo contra mí la vitoria.
A buscaros he venido 105
para consultar con vos
un pesar; mas viendo ¡ay Dios!
que de mi amor ha nacido,
le callaré, porque quien
da a un criado tal castigo 110
mal escuchará a un amigo.
DON ALONSO
No escuchará sino bies;
que no es todo uno, Don Juan,
ser vos el enamorado,
o el bergante de un criado; 115
que vos sois noble, galán,
rico, discreto, y en fin,
vuestro es amar y querer;
mas ¿por qué ha de encarecer
el amor la gente ruin? 120
Y porque sepáis de mí
que trato de un mismo modo
burlas y veras, a todo
me tenéis, Don Juan, aquí.
Salte allá fuera.
DON JUAN
Dejad 125
que me oiga Moscatel,
que a vos os busco y a él.
DON ALONSO
Pues proseguid.
DON JUAN
Escuchad.
Ya, Don Alonso, sabéis
cuán rendido prisionero 130
de la coyuntura de amor,
el carro tiré de Venus,
tan fácil vitoria suya
que no sé cuál fue primero,
querer vencer o vencerme, 135
que un tiempo sobró a otro tiempo.
Ya sabéis que la disculpa
de tan noble rendimiento
fue la beldad soberana,
fue el soberano sujeto 140
de Doña Leonor Enríquez,
hija del noble Don Pedro
Enríquez de quien mi padre
amigo fue muy estrecho.
Este, pues, milagro hermoso; 145
este, pues, prodigio bello
es la dicha que conquisto,
es la gloria que deseo.
No os digo que venturoso
amante, ¡ay de mí!, merezco 150
favores suyos, que fuera
descortés atrevimiento
que los merezco decir;
que aunque es verdad que los tengo,
tenerlos es una cosa 155
y otra cosa es merecerlos;
y así, que los tengo, digo
que los merezco, no puedo,
que es conseguir lo imposible
dicha, y no merecimiento. 160
Con este engaño, llevado
en las alas del deseo,
lisonjeado de la noche,
aplaudido del silencio,
festejado de las sombras, 165
a quien más favores debo
que al sol, que a la luz, que al día,
vivo de saber que muero,
hasta que más declarado
pueda a rostro descubierto 170
pedirla a su noble padre,
de quien no dudo ni temo
que me la dé, porque iguales
haciendas y nacimientos,
no hay que esperar donde amor 175
tiene derechos los conciertos.
La causa de no pedirla
y casarme desde luego
con ella, es (aquí entra ahora
la pensión deste contento, 180
el subsidio desta dicha,
y el azar de aqueste encuentro)
tener Leonor una hermana
mayor, y como no es cuerdo
discurso querer que case 185
a la segunda primero,
no me declaro con él,
porque si a pedirle llego
alguna de sus dos hijas
(que claro está que no tengo 190
de decir a la que adoro)
por ser la mayor, es cierto
que me ha de dar a Beatriz;
y si digo que no quiero
sino a Leonor, es hacer 195
sospechoso mi deseo,
dispertando la malicia
que hoy yace en profundo sueño,
y quizá perder la entrada
que ahora en su casa tengo, 200
si no es ya que está perdida
con el más triste suceso
de amor, que me paso anoche...
Pues la pena con que vengo
buscándoos... Oídme, que aquí 205
os he menester atento.
Beatriz, de Leonor hermana,
es el más raro sujeto
que vio Madrid, porque en él,
siendo bellísima, y siendo 210
entendida, están echados
a perder, por los extremos
de una extraña condición,
belleza y entendimiento.
Es Doña Beatriz tan vana 215
de su persona, que creo
que jamás a ningún hombre
miró a la cara, teniendo
por cierto que allí no hay más
de verle a ella y caerse muerto. 220
De su ingenio es tan amante,
que por galantear su ingenio,
estudio latinidad
y hizo castellanos versos.
Tan afectada en vestirse 225
que en todos los usos nuevos
entra, y de ninguno sale.
Cada día por lo menos
se riza dos o tres veces,
y ninguna a su contento. 230
Los melindres de Belisa,
que fingió con tanto acierto
Lope de Vega, con ella
son melindres muy pequeños;
y con ser tan enfadosa 235
en estas cosas, no es esto
lo peor, sino el hablar
con tan estudiado afecto
que, crítica impertinente,
varios poetas leyendo, 240
no habla palabra jamás
sin frases y sin rodeos,
tanto que ninguno puede
entenderla sin comento.
La lisonja y el aplauso 245
que la dan algunos necios,
tan soberbia, tan ufana
la tienen, que en un desprecio
de la deidad del amor
comunera es de su imperio. 250
Esta tema a todas horas,
este enfado a todos tiempos,
aborrecible la hacen
tanto, que no hay dos opuestos
tan contrarios como son 255
las dos hermanas, haciendo
por instantes el estrado
la campaña de su duelo.
Ha dado, pues (yo no sé
si es necia envidia o si celo) 260
en asistir a Leonor
de suerte que no hay momento
que no ande en alcance suyo,
sus acciones inquiriendo
tanto que al sol de sus ojos 265
es la sombra de su cuerpo.
Anoche, pues, en su calle
entre embozado y secreto,
y haciendo al balcón la seña,
donde hablar con Leonor suelo, 270
la ventana abrió Leonor,
y yo a la ocasión atento
llegué a hablarla; pero apenas
la voz explicó el concepto
que estudiado y no sabido 275
no me cabía en el pecho,
cuando tras ella Beatriz
salió, y con notable estruendo
la quitó de la ventana,
dos mil locuras diciendo, 280
que si yo entendí el estilo
con que las dijo, sospecho
que fueron que ella a su padre
diría el atrevimiento.
No sé si me conoció, 285
y así, cuidadoso temo
el saber o no saber
en qué ha parado el suceso
por cuya causa no voy
a visitarla, temiendo 290
su enojo; pero tampoco
a dejar de ir me resuelvo,
porque si acaso ha llegado
a su noticia mi intento,
la vida del dueño mío 295
no dudo que corra riesgo;
y así, porque en ir o estarme
hay peligro, elijo un medio
que es enviar este papel
disimulado y secreto, 300