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El año santo de Roma es un auto sacramental de Pedro Calderón de la Barca, género en el que llegó a alcanzar la plenitud, al combinar a la perfección con su talento natural, amante de la pintura y de las sutilezas y complejidades teológicas.
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Seitenzahl: 57
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Pedro Calderón de la Barca
Saga
El año santo de RomaCover image: Shutterstock Copyright © 1648, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726497014
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Jesús, María, Joseph
PERSONAS
Suena dentro la MÚSICA y mientras se canta se abre en lo alto de un carro una gruta y sale de ella el HOMBRE, vestido de pieles, como escuchando con admiración.
MÚSICA Venid, venid, peregrinos,
venid, venid, que este año
la puerta se abre que estuvo cerrada
por tantas edades, por siglos tan largos;
y pues que la vida es jornada de todos, 5
felices aquellos que peregrinando
merezcan que el año reparta con ellos
la acción de piadoso, el renombre de Santo.
HOMBRE Rásguese las entrañas
el centro que en sus bóvedas me encierra, 10
primer prisión de la fortuna mía,
y entre las dos campañas
del cielo y de la tierra,
a la voz desta métrica armonía,
salga a gozar la breve edad del día, 15
símbolo de mi edad, pues cuando nace
de ansias el Hombre, y de miserias lleno,
bien como el día, de uno en otro seno,
tránsito es el que hace
con vida tan escasa 20
que de un sepulcro a otro sepulcro pasa.
Dígalo yo, que apenas
miro del sol la lumbre
desde el umbral de mi primer destino,
cuando de horrores llenas, 25
hallo en las quiebras de una y otra cumbre
el precipicio aun antes que el camino.
Sin elección, sin tino
nazco, y sin que comprenda
mi natural deseo, 30
de dos sendas que veo
cuál es la mejor senda,
para que llegue menos fatigado
a ver el fin para que fui criado.
¡Oh, si de aquellas voces 35
los ecos repetidos,
otra vez escuchara los acentos,
y halagando veloces
la paz de mis sentidos,
articularan otra vez los vientos 40
los humanos acentos,
diciéndole a mi engaño
la voz de sus oráculos divinos...
MÚSICA Venid, venid, peregrinos,
venid, venid, que este año 45
la puerta se abre que estuvo cerrada
por tantas edades, por siglos tan largos.
HOMBRE ¿Qué puerta será aquella
que hasta hoy se vio cerrada
y hoy abierta convida al peregrino? 50
Mas, ¿qué duda mi estrella,
si desta voz guiada
norte es vocal que me dirá el camino?
Pero entre dos, cuál es no determino
el que elijan mis ojos, 55
que no sé cuál me acerca o me desvía
desta dulce armonía;
uno de rosas es, otro de abrojos:
divina voz, si acaso por despojos
del cielo esos avisos me estás dando, 60
¿qué me quieres decir por tales modos?
MÚSICA Que pues que la vida es jornada de todos,
felices aquellos que peregrinando
ÉL y MÚSICA merezcan que el año reparta con ellos
la acción de piadoso, el renombre de Santo. 65
HOMBRE Que es jornada la vida,
y difícil jornada,
en razón natural la voz previene;
que tendrá apercebida
buena o mala posada 70
la sobrenatural previsto tiene:
luego elegir conviene
destas dos sendas bellas
la mejor, que no en vano
el cielo soberano, 75
para adestrar mis güellas,
naturales y sobrenaturales
razones dio a mis bienes y a mis males.
Mas, ¡ay de mí! Mal puedo
aunque me veo ilustrado 80
de alma y cuerpo, potencias y sentidos,
elegir yo sin miedo,
que no nace enseñado
el Hombre, y todos son pasos perdidos
cuantos da inadvertidos 85
nuestro discurso humano
sin impulso divino;
¿no habrá quien a un viador diga el camino,
para bajar desde este monte al llano?
(Sale el ALBEDRÍO en lo alto también.)
ALBEDRÍO Sí habrá, conmigo ven.
HOMBRE De ti me fío; 90
pero dime quién eres.
ALBEDRÍO Tu Albedrío.
HOMBRE ¿Fue tuya aquella voz que el viento envía
llamándome?
ALBEDRÍO Llamar no es acción mía;
el mover sí, tu afecto o tu cuidado,
a ir, o no ir adonde te han llamado; 95
y así, al ver cuán triste estás
cuando por dos sendas vas,
vengo a que una elijas.
HOMBRE Pues
¿cuál la que he de seguir es?
ALBEDRÍO La que te agradare más, 100
que yo siempre que estuvieres
entre dos dudas perplejo,
convendré en la que eligieres;
y así, toma mi consejo
y echa por la que quisieres, 105
si bien, al ver que caminas
entre halagos y rigores
de zarzas y clavellinas,
diré que pises las flores
primero que las espinas. 110
Ven por aquí, que este ha sido
el camino más trillado.
(Va bajando y delante el ALBEDRÍO.)
HOMBRE Sí haré, y haberle elegido
me tiene más bien hallado,
pero no menos perdido, 115
que si aquella voz que oí
ha de llevarme tras sí,
cuando esotra senda dejo,
pienso que de ella me alejo
todo lo que voy tras ti. 120
ALBEDRÍO Pues ¿qué voz, qué acento extraño
oíste entre estos dos caminos?
HOMBRE Decía, si no me engaño...
ÉL y MÚSICA Venid, venid peregrinos,
venid, venid, que este año 125
la puerta se abre que estuvo cerrada
por tantas edades, por siglos tan largos.
ALBEDRÍO Oye, que el eco llevando
tu voz por más dulces modos,
no sé qué está pronunciando. 130
ÉL y MÚSICA Que pues que la vida es jornada de todos
dichosos aquellos que peregrinando...
ALBEDRÍO (En el tablado.)
Con admiración y espanto
oigo sus acentos bellos.
HOMBRE Calla, que prosigue el canto. 135
ÉL y MÚSICA Merezcan que el año reparta con ellos
la acción de piadoso, el renombre de Santo.
HOMBRE Ella es, ven tú ahora tras mí.
ALBEDRÍO Sí haré, que el imperio mío
no es forzar, inclinar sí, 140
y no fuera tu Albedrío
a no sujetarme a ti,
que aunque yo tan libre soy
es para el arbitrio ajeno,
no para el propio, y estoy 145
dispuesto a ser malo o bueno,
según aquel con quien voy.
HOMBRE ¿Descubres en la región
del mundo o poblado o gente?
ALBEDRÍO Sólo mira mi atención 150
a la orilla de una fuente
un bellísimo garzón
peregrino.
HOMBRE Escucha.
(Dentro el AMOR.)
AMOR Haced
hora en las siestas estivas
los que camináis con sed, 155
que esta es fuente de aguas vivas:
llegad, llegad y bebed.
ALBEDRÍO Con el agua te han brindado,
ya sus voces, ya sus señas.
HOMBRE Al primer paso que he dado 160
agua me ofrecen las peñas
con que lave mi pecado.
¡Oh tú, hermoso serafín,
que ilustrando este horizonte
parece que a su confín 165
has trasladado a otro monte
las fuentes de Rafidín,
bellísimo peregrino...