El astrólogo fingido - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

El astrólogo fingido E-Book

Pedro Calderón de la Barca

0,0

Beschreibung

El astrólogo fingido es una de las comedias teatrales de Pedro Calderón de la Barca, uno de los géneros dramáticos que más cultivó el autor, por detrás de los autos sacramentales. En ellas se suelen mezclar los enredos amorosos y familiares con los equívocos y las situaciones humorísticas.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 79

Veröffentlichungsjahr: 2020

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Pedro Calderón de la Barca

El astrólogo fingido

 

Saga

El astrólogo fingidoCover image: Shutterstock Copyright © 1650, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726497199

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS.

Don juan. Don antonio. Don diego. Don cárlos. Leonardo, viejo.Moron. Otañez, Escudero.Doña María. Doña Violante. Beatriz criadas.Quiteria criadas.

____________

JORNADA I.

Salen Doña María y Beatriz criada.

 

Mar. Dime, y pasó tan galan?

Beat. Á todo cuanto miraba,

Á un mismo tiempo causaba

Amor y envidia Don Juan.

Llevaba un vestido airoso,

Sin guarnicion, ni bordado;

Y con lo bien sazonado,

No hizo falta lo costoso.

Muchas plumas, que, llevadas

Del viento, me parecia

Que volar Don Juan queria;

Botas y espuelas calzadas.

Con esto y con su buen talle,

Sin quitar de tu ventana

La vista, aquesta mañana

Dos veces pasó la calle.

Mar. Por la pintura, que has hecho,

Beatriz, toma este diamante.

Beat. Justo será que me espante

De ver agrado en tu pecho,

Tratando cosas de amor,

Si no son albricias ya

De ver, que Don Juan se va.

Mar. Diferente es el rigor,

Que siento.

Beat. Pues tu hermosura,

Porque amor se satisfaga,

Tambien las pinturas paga,

Escúchame otra pintura.

Al tiempo que ya dejaba

La calle Don Juan, entró

En ella Don Diego; y yo,

Como en la ventana estaba,

Le ví en un caballo tal,

Que, informado dél el viento,

Dejaba ser elemento,

Por ser tan bello animal.

Con las manos confirmaba

El freno tanta harmonía,

Que el son con la boca hacia,

Á cuyo compas danzaba.

¡Si le vieras, qué brioso

Sacó el brazo, qué galan

Pasó……!

Mar. Hablemos de Don Juan,

Y deja aquese enfadoso.

¿Si se habrá partido ya,

Beatriz? Sabes dónde fue?

Si vendrá presto?

Beat. No sé;

¿Mas qué cuidado te da,

Que se vaya, si ha dos años,

Señora, que te ha servido,

Y que solo ha merecido

Desprecios y desengaños?

Váyase, y á sus desvelos

Podrá hacerlos resistencia;

Que es muerte de amor la ausencia,

Adonde faltan los zelos.

Mar. Pésame, que los enojos,

Que hasta ahora he resistido,

No los hayas conocido

En el llanto de mis ojos.

¡Ay Beatriz, amiga mia!

No sé como hablar, no sé

Como decirte, que amé

Á Don Juan desde aquel dia,

Que conocí su aficion,

Aunque constante vencí

Mi pena, porque temí

La opinion de mi opinion;

Que un hombre, con solo hablar,

Es mas (qué fácil deshonra!)

Bastante á quitar la honra,

Que muchos no pueden dar.

¡Mas qué desigual fortuna!

¡Que una lengua ponga menguas

En mil honras, y mil lenguas

No pueden dar sola una!

Yo temerosa de ver

Público mi deshonor,

Puse silencio en mi amor;

Mas fue silencio en muger.

Pues hoy la ausencia provoca

Á que salgan mis enojos

En lágrimas á los ojos,

Y en suspiros á la boca.

Beat. Si en ausencia te declaras,

Lo mismo te sucediera

Con Don Diego, si él se fuera.

Mar. Mal en mi daño reparas;

Pues cuanto la pretension

De Don Juan mi pecho enciende,

Tanto Don Diego la ofende.

Beat. En tu amor, y en tu eleccion

Dos novedades me ofreces.

Querer al de menos fama,

Hacienda y nobleza, dama

De comedias me pareces;

Que toda mi vida ví

En ellas aborrecido

Al rico, y favorecido

Al pobre, donde advertí

Su notable impropiedad;

Pues si las comedias son

Una viva imitacion,

Que retrata la verdad

De lo mismo que sucede,

¿Á un pobre verle estimar,

Cómo se puede imitar,

Si ya suceder no puede?

 

Sale Otañez.

 

Otañ. Don Juan de Medrano pide

Licencia para besarte

Las manos.

Beat. Y viene á hablarte

Antes de irse.

Mar. Quién lo impide?

[Vase Otañez.

 

Sale Don Juan.

 

Juan. Con licencia me atreví

Á entrar donde ardiendo estan

Dos soles.

Mar. Señor Don Juan,

¿Espuelas y plumas?

Juan. Sí;

Que no me bastó llevar

Espuelas para correr;

Y asi hube menester

Las plumas para volar;

Que quien ausentarse intenta

Del sol, bien es que presumas,

Que ha de valerse de plumas.

Mar. Qué mandais?

Juan. Escucha atenta:

Si á quien se ausenta ó se muere

Licencia se le permite

De hablar, por ausente y muerto,

Licencia Don Juan te pide:

Muerto, porque vive ausente

De tí; ausente, porque vive

Muerto en tu gracia; que juntas

En mí vida y muerte asisten.

En fin, por última vez

Que he de hablarte, y has de oirme,

Mis libertades perdona,

Y mis disculpas admite.

Que te quise habrá dos años,

(Si me muero, no te admires,

Pues fue mi culpa el quererte,

Que confiese que te quise)

Tantos ha que á tus dos soles

Alas de cera previne;

Mas si á tu nieve se hielan,

Si á tus rayos se derriten,

¿Qué mucho que tanto fuego

Abrasado me derribe

Á las ondas de mi llanto,

Que un mar de lágrimas finge?

Dos papeles te escribí,

Bien sabes tú cuan humildes,

Porque, á no serlo, no fueran

Hijos de un amor tan firme.

Engañada los tomaste;

Pero tú, que iguales mides

Ingratitud y belleza,

Callando me respondiste.

Un dia que á tu jardin

Pude atrevido seguirte,

Y entrar en él, porque el campo

Atrevimientos permite,

Entre sus flores te ví

Con tal belleza, que hiciste

Competencia á su hermosura,

Y ventaja á sus matices.

Corrida naturaleza

De sus pinceles sútiles,

Perdió la esperanza, viendo

Que imitarse era imposible,

Y dijo: pues ya no puedo

Excederme, no me estimen,

Que ya no tengo que hacer,

Despues que ese asombro hice.

Un jazmin tu mano hermosa

Robaba, y él apacible

Rindió sus flores al suelo,

Porque tus plantas las pisen;

Y dijo, viendo que ufanos

Blancura y olor compiten:

Quita á mis hojas las flores,

Y tus manos no me quites;

Pues es lo mismo tener

Tus manos, que mis jazmines.

Aqui me acuerdo, que yo

Llegué turbado á decirte,

Que estimases mis deseos.

No sé bien, qué mas te dije

De un firme amor; pero sé

Lo que tú me respondiste,

Que fue, que nunca te viera.

Brava respuesta! ¡terrible

Sentencia! ingrato precepto!

Cruel rigor! hado infelice!

Y viendo al fin, que es en vano,

Que un desdichado porfie

Contra su estrella, que es bien

Que te obedezca, y me prive

De verte, pues tú lo quieres,

Porque en mis desdichas mires

El extremo de obediencia

Á que llega un amor firme,

Mañana á Flándes me parto

Á servir al gran Felipe,

Que el cielo mil años guarde!

Donde mi valor imite

De mis nobles ascendientes

Tantas victorias insignes.

Bien sé, que imposible es

Vivir sin tí; mas previne

Un imposible de amor

Vencer con otro imposible.

Quédate con Dios, y al cielo

Le ruego, que apenas pise

De Flándes la tierra, cuando

La primer bala, que tire

El enemigo, me acierte,

Si, quien desdichado vive,

Puede morir, y hay alguna

Muerte para el infelice.

Mas yo te doy mi palabra,

Que si el cielo me permite

Dicha, y por ella merezco

Algun lugar, que acredite

La sangre, que me acompaña,

Que ha de ser para servirte.

Y si en tanto nuevo dueño

Te merece mas felice,

Ruego al cielo, que le goces

Por tantos siglos, que imites

La edad del sol, sin que tengas

Solo un instante de eclipse.

Tú le quieras, y él te adore,

Para que en los dos envidie,

En tus gustos lo que quiero,

Y en los suyos lo que quise.

Y cuando mas fácilmente

De aquesta verdad te olvides,

Habrá quien mas te merezca,

Pero no quien mas te estime.

Con esto, señora, á Dios;

Que mi libertad no pide,

Por saber que ya la tiene,

Licencia para partirse.

Mar. Don Juan, espera, detente,

Mientras procuro romper

Las prisiones á un secreto,

Que tantos años guardé.

Pero es tanta la vergüenza

Que tengo, que al parecer

Un lazo la lengua oprime,

Y la garganta un cordel.

Muda la voz, torpe el labio,

Temo y dudo. ¿Mas por qué

Temo y dudo, si al fin somos

Él secreto y yo muger?

Ay de mí! que no sé como

Empiece á hablarte; no sé

Como decir, que te quise,

Don Juan, que te quise bien

Desde el dia, que engañada

Tomé el primero papel.

¿Mas qué victoria me diera

Lo que amé, sufrí y callé,

Si yo en mis propios deseos

No tuviera que vencer?

Mas hoy que amor en mi pecho

Mina de pólvora es,

Que mientras mas oprimida,

Rebienta con mas poder,

Por la boca y por los ojos

Sale, porque ya no estés

De mi ingratitud quejoso,

Ni dudoso de mi fe.

No fue el alma tan ingrata,

Como la apariencia fue;

Que en tu amor he parecido,

Pero no he sido cruel.

De mi silencio la causa

Ha sido, Don Juan, temer,

(Perdóname este temor,

Si es que te ofendi con él)

Que tengo honor, que soy noble,

Y que ya la opinion es

Tan difícil de ganar,

Cuanto fácil de perder;

Y no hay desdicha mayor,

Que rendir una muger

El alto honor que la ilustra

Á la lengua descortes;

No de aquel que ha merecido

Su gracia, sino de aquel

Amigo poco leal,

Y criado nada fiel.