Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
El astrólogo fingido es una de las comedias teatrales de Pedro Calderón de la Barca, uno de los géneros dramáticos que más cultivó el autor, por detrás de los autos sacramentales. En ellas se suelen mezclar los enredos amorosos y familiares con los equívocos y las situaciones humorísticas.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 79
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Pedro Calderón de la Barca
Saga
El astrólogo fingidoCover image: Shutterstock Copyright © 1650, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726497199
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
____________
Salen Doña María y Beatriz criada.
Mar. Dime, y pasó tan galan?
Beat. Á todo cuanto miraba,
Á un mismo tiempo causaba
Amor y envidia Don Juan.
Llevaba un vestido airoso,
Sin guarnicion, ni bordado;
Y con lo bien sazonado,
No hizo falta lo costoso.
Muchas plumas, que, llevadas
Del viento, me parecia
Que volar Don Juan queria;
Botas y espuelas calzadas.
Con esto y con su buen talle,
Sin quitar de tu ventana
La vista, aquesta mañana
Dos veces pasó la calle.
Mar. Por la pintura, que has hecho,
Beatriz, toma este diamante.
Beat. Justo será que me espante
De ver agrado en tu pecho,
Tratando cosas de amor,
Si no son albricias ya
De ver, que Don Juan se va.
Mar. Diferente es el rigor,
Que siento.
Beat. Pues tu hermosura,
Porque amor se satisfaga,
Tambien las pinturas paga,
Escúchame otra pintura.
Al tiempo que ya dejaba
La calle Don Juan, entró
En ella Don Diego; y yo,
Como en la ventana estaba,
Le ví en un caballo tal,
Que, informado dél el viento,
Dejaba ser elemento,
Por ser tan bello animal.
Con las manos confirmaba
El freno tanta harmonía,
Que el son con la boca hacia,
Á cuyo compas danzaba.
¡Si le vieras, qué brioso
Sacó el brazo, qué galan
Pasó……!
Mar. Hablemos de Don Juan,
Y deja aquese enfadoso.
¿Si se habrá partido ya,
Beatriz? Sabes dónde fue?
Si vendrá presto?
Beat. No sé;
¿Mas qué cuidado te da,
Que se vaya, si ha dos años,
Señora, que te ha servido,
Y que solo ha merecido
Desprecios y desengaños?
Váyase, y á sus desvelos
Podrá hacerlos resistencia;
Que es muerte de amor la ausencia,
Adonde faltan los zelos.
Mar. Pésame, que los enojos,
Que hasta ahora he resistido,
No los hayas conocido
En el llanto de mis ojos.
¡Ay Beatriz, amiga mia!
No sé como hablar, no sé
Como decirte, que amé
Á Don Juan desde aquel dia,
Que conocí su aficion,
Aunque constante vencí
Mi pena, porque temí
La opinion de mi opinion;
Que un hombre, con solo hablar,
Es mas (qué fácil deshonra!)
Bastante á quitar la honra,
Que muchos no pueden dar.
¡Mas qué desigual fortuna!
¡Que una lengua ponga menguas
En mil honras, y mil lenguas
No pueden dar sola una!
Yo temerosa de ver
Público mi deshonor,
Puse silencio en mi amor;
Mas fue silencio en muger.
Pues hoy la ausencia provoca
Á que salgan mis enojos
En lágrimas á los ojos,
Y en suspiros á la boca.
Beat. Si en ausencia te declaras,
Lo mismo te sucediera
Con Don Diego, si él se fuera.
Mar. Mal en mi daño reparas;
Pues cuanto la pretension
De Don Juan mi pecho enciende,
Tanto Don Diego la ofende.
Beat. En tu amor, y en tu eleccion
Dos novedades me ofreces.
Querer al de menos fama,
Hacienda y nobleza, dama
De comedias me pareces;
Que toda mi vida ví
En ellas aborrecido
Al rico, y favorecido
Al pobre, donde advertí
Su notable impropiedad;
Pues si las comedias son
Una viva imitacion,
Que retrata la verdad
De lo mismo que sucede,
¿Á un pobre verle estimar,
Cómo se puede imitar,
Si ya suceder no puede?
Sale Otañez.
Otañ. Don Juan de Medrano pide
Licencia para besarte
Las manos.
Beat. Y viene á hablarte
Antes de irse.
Mar. Quién lo impide?
[Vase Otañez.
Sale Don Juan.
Juan. Con licencia me atreví
Á entrar donde ardiendo estan
Dos soles.
Mar. Señor Don Juan,
¿Espuelas y plumas?
Juan. Sí;
Que no me bastó llevar
Espuelas para correr;
Y asi hube menester
Las plumas para volar;
Que quien ausentarse intenta
Del sol, bien es que presumas,
Que ha de valerse de plumas.
Mar. Qué mandais?
Juan. Escucha atenta:
Si á quien se ausenta ó se muere
Licencia se le permite
De hablar, por ausente y muerto,
Licencia Don Juan te pide:
Muerto, porque vive ausente
De tí; ausente, porque vive
Muerto en tu gracia; que juntas
En mí vida y muerte asisten.
En fin, por última vez
Que he de hablarte, y has de oirme,
Mis libertades perdona,
Y mis disculpas admite.
Que te quise habrá dos años,
(Si me muero, no te admires,
Pues fue mi culpa el quererte,
Que confiese que te quise)
Tantos ha que á tus dos soles
Alas de cera previne;
Mas si á tu nieve se hielan,
Si á tus rayos se derriten,
¿Qué mucho que tanto fuego
Abrasado me derribe
Á las ondas de mi llanto,
Que un mar de lágrimas finge?
Dos papeles te escribí,
Bien sabes tú cuan humildes,
Porque, á no serlo, no fueran
Hijos de un amor tan firme.
Engañada los tomaste;
Pero tú, que iguales mides
Ingratitud y belleza,
Callando me respondiste.
Un dia que á tu jardin
Pude atrevido seguirte,
Y entrar en él, porque el campo
Atrevimientos permite,
Entre sus flores te ví
Con tal belleza, que hiciste
Competencia á su hermosura,
Y ventaja á sus matices.
Corrida naturaleza
De sus pinceles sútiles,
Perdió la esperanza, viendo
Que imitarse era imposible,
Y dijo: pues ya no puedo
Excederme, no me estimen,
Que ya no tengo que hacer,
Despues que ese asombro hice.
Un jazmin tu mano hermosa
Robaba, y él apacible
Rindió sus flores al suelo,
Porque tus plantas las pisen;
Y dijo, viendo que ufanos
Blancura y olor compiten:
Quita á mis hojas las flores,
Y tus manos no me quites;
Pues es lo mismo tener
Tus manos, que mis jazmines.
Aqui me acuerdo, que yo
Llegué turbado á decirte,
Que estimases mis deseos.
No sé bien, qué mas te dije
De un firme amor; pero sé
Lo que tú me respondiste,
Que fue, que nunca te viera.
Brava respuesta! ¡terrible
Sentencia! ingrato precepto!
Cruel rigor! hado infelice!
Y viendo al fin, que es en vano,
Que un desdichado porfie
Contra su estrella, que es bien
Que te obedezca, y me prive
De verte, pues tú lo quieres,
Porque en mis desdichas mires
El extremo de obediencia
Á que llega un amor firme,
Mañana á Flándes me parto
Á servir al gran Felipe,
Que el cielo mil años guarde!
Donde mi valor imite
De mis nobles ascendientes
Tantas victorias insignes.
Bien sé, que imposible es
Vivir sin tí; mas previne
Un imposible de amor
Vencer con otro imposible.
Quédate con Dios, y al cielo
Le ruego, que apenas pise
De Flándes la tierra, cuando
La primer bala, que tire
El enemigo, me acierte,
Si, quien desdichado vive,
Puede morir, y hay alguna
Muerte para el infelice.
Mas yo te doy mi palabra,
Que si el cielo me permite
Dicha, y por ella merezco
Algun lugar, que acredite
La sangre, que me acompaña,
Que ha de ser para servirte.
Y si en tanto nuevo dueño
Te merece mas felice,
Ruego al cielo, que le goces
Por tantos siglos, que imites
La edad del sol, sin que tengas
Solo un instante de eclipse.
Tú le quieras, y él te adore,
Para que en los dos envidie,
En tus gustos lo que quiero,
Y en los suyos lo que quise.
Y cuando mas fácilmente
De aquesta verdad te olvides,
Habrá quien mas te merezca,
Pero no quien mas te estime.
Con esto, señora, á Dios;
Que mi libertad no pide,
Por saber que ya la tiene,
Licencia para partirse.
Mar. Don Juan, espera, detente,
Mientras procuro romper
Las prisiones á un secreto,
Que tantos años guardé.
Pero es tanta la vergüenza
Que tengo, que al parecer
Un lazo la lengua oprime,
Y la garganta un cordel.
Muda la voz, torpe el labio,
Temo y dudo. ¿Mas por qué
Temo y dudo, si al fin somos
Él secreto y yo muger?
Ay de mí! que no sé como
Empiece á hablarte; no sé
Como decir, que te quise,
Don Juan, que te quise bien
Desde el dia, que engañada
Tomé el primero papel.
¿Mas qué victoria me diera
Lo que amé, sufrí y callé,
Si yo en mis propios deseos
No tuviera que vencer?
Mas hoy que amor en mi pecho
Mina de pólvora es,
Que mientras mas oprimida,
Rebienta con mas poder,
Por la boca y por los ojos
Sale, porque ya no estés
De mi ingratitud quejoso,
Ni dudoso de mi fe.
No fue el alma tan ingrata,
Como la apariencia fue;
Que en tu amor he parecido,
Pero no he sido cruel.
De mi silencio la causa
Ha sido, Don Juan, temer,
(Perdóname este temor,
Si es que te ofendi con él)
Que tengo honor, que soy noble,
Y que ya la opinion es
Tan difícil de ganar,
Cuanto fácil de perder;
Y no hay desdicha mayor,
Que rendir una muger
El alto honor que la ilustra
Á la lengua descortes;
No de aquel que ha merecido
Su gracia, sino de aquel
Amigo poco leal,
Y criado nada fiel.