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El objetivo de este libro es que puedas conocerte, despiertes del condicionamiento automático, logres hacerte responsable para crear la vida que querés para vos y puedas así manifestar tu propósito de vida, entendiendo que todos venimos a cumplir un rol en este plano físico que ayude y contribuya a crear un mundo mejor donde las personas sean más felices y se sientan más plenas poniendo sus dones al servicio de otros. En este libro vas a encontrarte con neurociencias, coaching, programación neurolingüística, espiritualidad, metafísica, emprendedurismo, organización: un poco de la combinación de todos mis mundos. Tiene como finalidad acercarte información sobre cómo funcionamos los seres humanos, para que juntos aprendamos, podamos despertar del piloto automático y conocernos a nosotros mismos. Encontrarás también ejercicios para que puedas llevar a la práctica en tu día a día y comenzar a darte el espacio y el tiempo para que trabajes en vos. A partir de este autoconocimiento y con proyección, podremos ir hacia nuestros sueños y comenzar a crear nuestra realidad. ¿Estás listo para empezar este hermoso viaje de transformación?
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Seitenzahl: 162
Veröffentlichungsjahr: 2023
Melanie Terbalka
Terbalka, MelanieEl camino hacia tu propósito de vida : un viaje de autoconocimiento para descubrir y emprender tu pasión / Melanie Terbalka. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2023.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-3667-9
1. Desarrollo Personal. I. Título.CDD 158.1
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
Introducción
Capítulo 1: UN POCO DE MI HISTORIA
Y llega otra crisis existencial
Capítulo 2: ¿CÓMO CONSTRUYO MI REALIDAD?
La historia que nos contamos
En busca de la felicidad
Creer que existe una vida ideal
La liberación del ser
La idealización y la comparación
Capítulo 3: ¿DESDE DÓNDE PERCIBO MI REALIDAD?
Abundancia y escasez
¿Cómo pasar de la escasez a la abundancia?
Donde pongo mi foco de atención, la energía se expande.
La energía y las leyes universales
Capítulo 4: MENTE
Mente Consciente e Inconsciente
Nuestro Súper poder
Capítulo 5: ¿QUÉ ME PUEDE ESTAR LIMITANDO A CREAR LA REALIDAD QUE QUIERO PARA MÍ?
El inconformismo, la perfección y la procrastinación.
Creencias limitantes
Valores
Miedo, amor y gratitud
Capítulo 6: PROPÓSITO DE VIDA
¿Qué es el Propósito de vida?
¿Qué es tener un don?
¿Por qué es importante vivir con propósito?
Algunos beneficios de encontrar tu propósito
Capítulo 7: ¿CÓMO DESCUBRIR MI PROPÓSITO DE VIDA?
La importancia de nuestras creencias a la hora de descubrir nuestro propósito
Ejercicios para conectar con nuestro propósito de vida.
Ejercicio N°1: Lista de las cosas que te gustan y disfrutás hacer
Ejercicio N° 2: Búsqueda de Referentes
Ejercicio N° 3: Creencias limitantes
Ejercicio N° 4: Cambio de Creencias
Ejercicio N° 5: Definiendo la visión
Capítulo 8: HOBBY VS TRABAJO
¿Qué es el HOBBY?
¿Qué es el trabajo?
¿Cómo puedo unir hobby y trabajo?
Capítulo 9:¿CÓMO CONECTO MI PROPÓSITO CON EL MUNDO LABORAL?
Servir a otros
Oferta diferencial
Capítulo 10:¿QUÉ ES LA MANIFESTACIÓN?
Ser el cambio que quiero ver en el mundo
¿Qué es la manifestación?
¿Cómo manifiesto la vida que quiero para mí?
La importancia de la mente y el tiempo a la hora de la creación
Visualización
Acción – organización
Motivación: el para Qué
Aprender a aceptar, soltar y fluir con la vida
Conclusión
Dedicado a mis padres y hermana, por acompañar mí libertad y mis sueños.
A Luis, por ser mi compañero de vida y sostén.
A Susana, por ser maestra y guía.
«Siembra un pensamiento, cosecha una acción; siembra una acción, cosecha un hábito.Siembra un hábito, cosecha un carácter; siembra un carácter, cosecha un destino»
Del Libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen Covey
Este libro surge de las ganas de compartir lo que aprendí en estos años de formación, de resumir lo que leí e incorporé a mi vida, todo lo que me llevó a crear la vida que quería para mí.
Obviamente, no hay fórmulas mágicas pero sé que llevando lo que te voy a compartir a cabo e incorporando todo el conocimiento en la práctica, tu vida dará un giro a un despertar de consciencia.
Creo que como seres humanos tenemos dos grandes poderes: nuestra mente y nuestras emociones, Y que si aprendemos a usarlos con propósito y direccionándolos hacia donde queremos que vayan, podemos crear la vida que deseamos. Uno de los mayores desafíos que tenemos es aprender cómo funciona nuestra máquina, nuestro cuerpo, que es el que nos permite experimentar y accionar en esta tercera dimensión1 a través del campo sutil 2 de los pensamientos y las emociones.
La gran mayoría de las personas vive en piloto automático: no sabe qué piensa, ni qué siente, ni qué historia se está contando, vive como una víctima del contexto externo. Viven la vida que “les sucede” y no la vida que quieren para sí mismos.
Cuando comenzamos a hacernos responsables de nuestra vida y dejamos de culpar a lo externo por lo que nos pasa, descubrimos nuestro poder. Ese poder nos da libertad para gestionar nuestros pensamientos, nuestras emociones y la capacidad de elegir cómo responder ante lo que está sucediendo afuera posibilitándonos ser creadores de nuestra vida.
Cuando entendemos que lo que sucede afuera es un reflejo, un espejo, de lo que está pasando internamente, adquirimos la posibilidad de cambiar ese interior para que ese reflejo exterior se modifique a su vez. Siempre es de adentro hacia afuera. Nuestro mundo interior proyecta la Matrix3 y como nosotros estamos viviéndola.
Todo lo que vemos en nuestra realidad externa es una demostración de nuestros modelos mentales, creencias, pensamientos, valores, límites (que estamos poniendo o no), el amor que nos tenemos a nosotros mismos, nuestra educación, nuestras experiencias.
Todo el tiempo estamos filtrando lo que sucede afuera a través de lo dicho anteriormente. Somos seres ilimitados que limitamos la experiencia a través de nuestros filtros biológicos (nuestros sentidos: vista, olfato, gusto, tacto y audición), nuestros filtros lingüísticos (ideas y pensamientos que tenemos de nosotros mismos y de lo externo, que expresamos por medio del lenguaje). Estos filtros nos condicionan y responden a diferentes aspectos que tenemos en nuestro inconsciente, los programas y patrones que tenemos grabados y de los cuales no tenemos conciencia. Sobre esto profundizaremos en próximos capítulos.
El objetivo de este libro es que puedas conocerte, despiertes del condicionamiento automático, logres hacerte responsable para crear la vida que querés para vos y puedas así manifestar tu propósito de vida, entendiendo que todos venimos a cumplir un rol en este plano físico que ayude y contribuya a crear un mundo mejor donde las personas sean más felices y se sientan más plenas poniendo sus dones al servicio de otros.
En este libro vas a encontrarte con neurociencias, coaching, programación neurolingüística, espiritualidad, metafísica, emprendedurismo, organización: un poco de la combinación de todos mis mundos. Tiene como finalidad acercarte información sobre cómo funcionamos los seres humanos, para que juntos aprendamos, podamos despertar del piloto automático y conocernos a nosotros mismos. Encontrarás también ejercicios para que puedas llevar a la práctica en tu día a día y comenzar a darte el espacio y el tiempo para que trabajes en vos. A partir de este autoconocimiento y con proyección, podremos ir hacia nuestros sueños y comenzar a crear nuestra realidad.
¿Estás listo para empezar este hermoso viaje de transformación?
1 La tercera dimensión hace referencia al planeta Tierra, es decir, el lugar en el que vivimos. Todo lo que percibimos en nuestra vida tiene 2 ó 3 dimensiones (largo y ancho o largo, ancho y profundidad). A todo lo incluido en estas dimensiones, lo experimentamos como algo sólido porque nuestros sentidos nos hacen creer que es así. Todo está compuesto de átomos, moléculas, protones, neutrones, pero nosotros no logramos ver eso a no ser que sea con un microscopio y eso hace que no podamos ver con nuestra visión la energía dentro de cada cosa. Simplemente vemos un objeto, una persona o un lugar en dos o tres dimensiones, pero que no podamos ver qué hay más allá de lo material, no significa que lo energético no exista.
2 Por campo sutil me refiero a todo aquello que no podemos ver o tocar, pero que tiene existencia, como los pensamientos y emociones.
3 Por matrix me refiero a la proyección externa que hago, a la visión que tengo de la vida en base a las historias que me cuento internamente y a cómo experimento esa realidad.
A mis 18 años, cuando comencé la universidad, se despertó en mí una curiosidad muy fuerte sobre el sentido de la vida. El salir del secundario, sentirme más adulta y tener que elegir lo que quería hacer por “el resto de mis días” era una presión muy grande. ¿Cómo iba a saber a tan corta edad lo que iba a querer hacer EL RESTO DE MI VIDA? Sentía demasiada responsabilidad en la elección. ¿Y si no me gustaba lo suficiente? Sólo tenía claro que quería elegir algo que me gustara y en lo que me fuera bien económicamente. Estaba muy confundida y no sabía hacia dónde ir, entonces tomé la decisión de consultar a una psicóloga vocacional que me guiara en esta difícil decisión.
Luego de varias sesiones, salió la carrera de Bellas Artes con la cual me sentía bastante a gusto porque desde hacía un tiempo ya venía pintando en mi casa y en un taller. Mis padres me apoyaban en la elección pero era yo la que me generaba la presión de pensar si iba a poder generar los ingresos suficientes para vivir si estudiaba esa carrera. Soñaba con hacerme muy conocida pintando y vendiendo mis cuadros. De hecho, uno de mis tantos emprendimientos fue pintar cuadros decorativos y llegué a vender alguno que otro a conocidos.
Como me preocupaba tanto de qué iba a vivir, tomé la decisión de estudiar maquillaje profesional ya que de esa forma podría tener un trabajo part time mientras estudiaba. Me formé, terminé el curso pero luego no compré los maquillajes porque era una inversión muy grande y en ese momento no quise hacerla.
La presión interna que tenía por elegir algo que me gustara pero al mismo tiempo me generara ingresos era cada vez mayor. Deseaba hacer algo que me entusiasmara porque siempre había visto a mi papá muy estresado por su trabajo y no quería eso para mi vida, pero no me daba cuenta en ese momento que yo estaba haciendo lo mismo, al presionarme por elegir algo compatible con mis gustos y en lo que además me fuera bien económicamente.
Al año de cursar en la Universidad, hice un viaje con un grupo de personas que no conocía. Y, al volver de este viaje, tuve mi primera crisis existencial: ¿Esto es la vida? ¿Estudiar? ¿Trabajar? ¿Cumplir mandatos? ¿Una rutina? Supuse que me sentía de esa manera por el sacudón del viaje, pero había algo en mí que había hecho un click. Estaba comenzando a cuestionarme la vida: “¿De qué se trataba?”.
En lo profundo, sabía que tenía que haber algo más, no podía ser que la vida fuera tan superficial y aburrida según la visión que tenía por aquel entonces.
De todas formas, aquella vez dejé pasar la crisis, me contenté con creer que sí, que se trataba de ciertas obligaciones que había que cumplir. Me conformé pensando que en mi círculo cercano de personas nadie se estaba cuestionando esto. Lidiaba también con esa adultez joven de los 18, 19 años en la que me sentía grande y quería ser independiente pero al mismo tiempo no tenía la capacidad monetaria ni la madurez para poder hacerlo.
Y así estuve aproximadamente tres años. Había empezado a leer libros de desarrollo personal que a mí me encantaban, pero como no estaban “bien vistos” dejé de leerlos, porque me importaba más la mirada de los otros. Solía escuchar comentarios del tipo: “esos libros no sirven para nada” o “ese autor es tal cosa o tal otra”, y como todavía no tenía mi personalidad del todo desarrollada, dejaba que esas opiniones impactaran en mi accionar creyendo que los demás tenían razón.
Alrededor de mis 21 años, tuve mi segunda crisis: esta vez tenía que ver específicamente con la carrera que estaba estudiando. Si bien me gustaba, no me sentía del todo buena o calificada y, por otro lado, aparecía nuevamente mi preocupación mayor que era la de cómo me iba a sustentar económicamente. ¿Cómo generaría ingresos estudiando Bellas Artes si las salidas laborales que tenía la carrera o a las que la mayoría se dedicaba a mí no me gustaban? Comencé a pensar qué otra cosa podía estudiar y fue entonces cuando apareció la carrera de finanzas en mi vida.
Era curioso porque no tenía nada que ver con Bellas Artes, pero los números y las matemáticas siempre me habían gustado y creía que con esa carrera sí iba a conseguir un buen trabajo y un buen sueldo. Dejé Bellas Artes y me anoté en Finanzas. Luego de un año de cursada, habiendo reprobado varias materias y dándome cuenta que no me gustaba para nada, decidí dejarla. ¿Y ahora qué?
Pregunté entre mis conocidos y surgió la posibilidad de trabajar en un local, en la parte administrativa: cargar pedidos, hacer facturas. Como el cuatrimestre ya había empezado, durante un tiempo solo trabajé y me dediqué a pensar qué quería hacer con mi vida. Retomé terapia pues estaba en crisis y ahí surgió la posibilidad de empezar a estudiar joyería. Siempre había amado los accesorios, era muy fanática de los anillos, los aros, me encantaban las ferias artesanales así que comenzar con ese oficio me parecía una buena idea. Se me ocurrió crear mi propia marca de joyería: Punto Eme. Un proyecto que fue parte de mi vida durante casi 10 años. Comenzó siendo una marca de joyas exclusivas y luego mutó a una marca de accesorios.
Cuando tuve la idea de crear mi marca, decidí retomar la carrera de Bellas Artes ya que sentía que entre la escultura y la joyería había una gran conexión. Las joyas son pequeñas obras de arte. Estaba cursando nuevamente la carrera, y al mismo tiempo tenía un trabajo administrativo, y mi propia marca. En medio de esa vorágine, me sucedieron varias cosas importantes como terminar una pareja de 10 años y comenzar a sufrir ataques de ansiedad.
Así tuvo lugar mi tercera crisis existencial, la que siento como mi gran crisis ya que no podía seguir tapando el sol con un dedo de la mano. Todas las crisis anteriores que había experimentado y a las cuales no les había prestado atención, ahora se estaban manifestando con todas sus fuerzas. Me pedían por favor que dejara de mirar al costado y me hiciera realmente cargo de mí.
Mi cuerpo gritaba que dejara de hacer oídos sordos y que comenzara a conectar con la voz de mi alma verdaderamente: con esa parte profunda que estaba ocultando, con mi misión, con mi despertar espiritual. Me pedía que empezara a conocerme, escucharme, respetarme.
Durante un año, seguí trabajando en un lugar que no me gustaba pero que era mi medio para sostenerme económicamente mientras seguía con mi emprendimiento de accesorios de moda. Luego de casi un año de no estar en pareja, de aprender a conectar con mi cuerpo y de comprender sus mensajes a través de los ataques de ansiedad, decidí renunciar a ese trabajo y por fin dedicarle el cien por ciento de mi energía a mi emprendimiento.
Hubo una frase que recuerdo mucho de una amiga que me dijo: “esa energía que hoy te está quitando el trabajo vas a poder dedicarla de lleno a tu emprendimiento para potenciar lo tuyo”. Yo tenía mis dudas de renunciar porque, si bien no la estaba pasando bien, tenía mi sueldo “asegurado” todos los meses, y dejar esa seguridad se sentía como tirarse a la pileta ya que mi marca todavía no generaba los ingresos que necesitaba. De todas maneras, contaba con unos ahorros y además había llegado a un arreglo económico que me permitía estar tranquila durante unos meses si no generaba los ingresos suficientes.
Paradójicamente, nunca fue necesario que usara ese dinero porque comencé a ver posibilidades donde antes no las veía. Se me ocurrían cada vez más ideas y estaba abierta a recibirlas. Empecé a contactar marcas por instagram para ofrecerles mis accesorios o producir productos personalizados.
Gracias a la constancia, la insistencia y la disciplina, fui consiguiendo mis primeros clientes. Al comienzo, fueron marcas pequeñas pero que ya tenían su volumen de venta. En algunos lugares dejaba en consignación y en otros directamente me compraban mercadería.
Al mismo tiempo, desarrollaba mi marca haciendo campañas de fotos de mis productos, buscando personas que tuvieran interés en hacer un intercambio de material ya que en ese momento no disponía del dinero para invertir en ese aspecto del negocio.
Así, me las fui rebuscando, pensando y creando posibilidades para mí. Durante todo ese año, además, contacté con grandes marcas de ropa y de carteras de Argentina y logré tener entrevistas para mostrarles los productos. Pasados los días, les escribía e insistía hasta tener una respuesta. De esta manera, logré venderle a marcas muy conocidas. El hecho de entender que tenía que estar detrás de lo que quería, ser persistente y contactar muchas personas hasta obtener una respuesta, fueron los motivos principales que hicieron que pudiera vivir de eso.
Al cabo de un año y medio aproximadamente, me fui de viaje con mi nueva pareja. Fuimos a pasar año nuevo a Brasil y recuerdo la sensación de no querer volver. Sentí que ya no quería seguir haciendo lo que estaba haciendo y él me dijo: ¿Por qué no pensás qué querés hacer? Le respondí: “Es que no me veo haciendo otra cosa”. Desde casi mis 18 años hasta mis 28 le había dedicado tiempo y energía a que mi emprendimiento creciera y una vez que lo había conseguido… ¿lo iba a dejar? Así y todo, tuve que reconocer que ya no me hacía feliz porque me la pasaba haciendo mucha cantidad de producto en serie y no me sentía conectada con mi creatividad.
Durante esos 10 años en los que fui emprendedora, me formé, tomé cursos de marketing, fui a charlas de emprendedores, escuché podcasts, tomé cursos que enseñaban modelos de negocios, aprendí a sacar costos, observé a personas que habían logrado lo que querían. Creo y considero fundamental la autoeducación.
Al volver del viaje, tomé la decisión de entregar los pedidos que me faltaban pero dejé de buscar nuevos clientes. Aceptaría los trabajos que llegaran de los clientes que ya tenía, pero dedicaría el resto de mi tiempo a ver qué quería hacer con mi vida de ahí en más.
Si ya no era la Melanie que hacía accesorios… ¿Quién era? ¿Qué quería? ¿De qué iba a trabajar? No veía absolutamente nada en mi futuro. Era una hoja en blanco.
Un día, preparando un pedido y sintiéndome triste mientras trabajaba, encendí la tele para mirar en Youtube videos de Desarrollo Personal. Tenía ganas de comenzar un nuevo camino empapándome de información que me hiciera bien.
Hoy creo que eso me asustaba mucho, el pensar distinto, el identificarme con otras formas de ser y de vivir, el creer que había algo más en la vida que lo que estaba viviendo y que tenía que haber algo más profundo que esta tercera dimensión.
En ese periodo, faltaban 6 meses para que se me venciera el contrato de alquiler, seguía haciendo los pedidos que me encargaban mientras absorbía información que me nutría. Durante ese tiempo, también empecé a leer mucho ya que en la lectura encontraba un mundo maravilloso de conocimiento.
En esos meses tomamos la decisión con mi novio de irnos a vivir juntos. Empezaba un nuevo desafío: el primer año de nuestra convivencia. Yo seguía medio perdida y todos los días escribía en un cuaderno lo que me pasaba, lo que sentía, lo que pensaba, reflexiones y hasta redacté un texto de despedida de mi marca de accesorios. Creía que ese era el fin de una vieja Melanie y que tenía que despedirme de todo lo que ya no me identificaba para darle lugar a mi nueva yo.
Entre tantos desahogos, surgió la idea de crear Un día me animé; una cuenta de instagram que utilizaría para compartir con las personas todo lo que había aprendido en ese tiempo y que me había ayudado a estar mejor. Además, quería contactar gente que estuvieran viviendo de lo que amaba y que contara su historia para poder motivar a otros.