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El chiste como antídoto del estrés escrito en un lenguaje científico-popular propone algunas consideraciones sobre el estrés y su repercusión en la salud física y mental, además, destaca los efectos terapéuticos del chiste, de los que contiene una buena colección, como el método más popular para combatir el estrés.
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Seitenzahl: 129
Veröffentlichungsjahr: 2017
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Título original: El chiste como antídoto del estrés
Edición y corrección base: Lic. Aldo Gutiérrez Rivera
Edición para e-book: Laura Herrera Caseiro
Diseño de cubierta: Yuleidis Fernández Lago
Diseño interior: Alexander Carcedo Olívé
Composición digital: Madeline Martí del Sol
© Ricardo Ángel González Menéndez, 2015
© Sobre la presente edición:
Editorial Científico-Técnica, 2016
ISBN 978-959-05-0890-5
INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO
Editorial Científico-Técnica
Calle 14, no. 4104, entre 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba
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A quienes sufren el estrés
y luchan por neutralizarlo,
y como saludo al Día Mundial
de la Salud Mental.
La cualidad de la alegría
es el más preciado fruto
de nuestra civilización.
Antoine de Saint-Exupéry
Un poderoso veneno se difunde por el mundo de manera casi imperceptible. Sus catastróficos efectos repercuten sobre diferentes órganos, aparatos y sistemas del ser humano, con expresiones clínicas que asumen ropajes tan disímiles como obesidad, hipertensión, diabetes, cáncer, infarto del miocardio, trombosis, hemorragias y embolias cerebrales, úlceras gastroduodenales, disfunciones sexuales, cuadros depresivos y ansiosos, psicosis, tabaquismo, alcoholismo y otras adicciones. Los resultados finales de este enemigo silencioso llamado estrés, son la reducción de la calidad y esperanza de vida, así como la afectación de las potencialidades del ser humano para su adaptación creadora al medio sociocultural con que interactúa.
También resulta cada vez más evidente la desastrosa proliferación planetaria de comportamientos nada recomendables para enfrentar ese veneno. Estas conductas integran estilos de vida, cuyas características básicas son el consumo de sustancias psicoactivas, así como el alejamiento progresivo de las recreaciones sanas, como el contacto con la naturaleza, la lectura de un buen libro, el disfrute de una puesta de teatro, la participación en actividades musicales y danzarias sin el “imperioso” requisito del consumo alcohólico desmedido, la práctica de deportes, la afición por las colecciones y el alegrar la existencia con diferentes modalidades del humor.
El desarrollo de la ciencia ha permitido reconocer la importancia de la dieta adecuada, la regulación del horario de sueño, la actividad física y la ausencia de hábitos tóxicos, como los más relevantes secretos de la longevidad, considerada no solo como dar más años a la vida, sino también como dar más vida a los años.
Con la pretensión de contribuir a los notables esfuerzos de nuestro país por elevar cada vez más el nivel de salud del pueblo, hemos abordado el humor en los libros El humor en los tiempos de la cólera y Los misterios psicológicos del chiste y su narración. La incursión en esa temática nos ha permitido actualizar y sintetizar conocimientos científicos acumulados durante centurias, y coincidir con quienes consideran al humor, y especialmente al chiste, como un poderoso antídoto para neutralizar los catastróficos efectos del estrés.
Freud fue sin discusión alguna, el psiquiatra que más profundizó en el estudio de las manifestaciones del humor y sus mecanismos de acción. Su trascendente legado, como descubridor de la relación del chiste con mecanismos inconscientes, incluye también notables aportes de alto significado humano, que permitieron transitar a la etapa psicosomatista en las concepciones médicas. De igual manera se destacó como investigador de las expresiones humorísticas, y propugnador de la utilización del humor para la promoción de salud y la prevención de enfermedades, y la terapéutica y rehabilitación de quienes ya las padecen.
En este libro, de carácter científico-popular, proponemos algunas consideraciones básicas sobre el estrés y su repercusión en la salud física y mental; intentamos también destacar los efectos terapéuticos del chiste, como la modalidad más popular, accesible y generalizada del humor. Además, comentaremos a grandes rasgos mecanismos mediante los cuales el chiste ejerce sus formidables efectos beneficiosos sobre la salud y ofreceremos una colección de chistes, especialmente seleccionados por su acción antiestrés, que hemos clasificado según los mecanismos básicos que explican sus efectos placenteros.
El autor
Capítulo 1
Posiblemente no exista en el ámbito médico una temática de tanta relevancia como el estrés: la profundización en sus mecanismos determinantes, las formas clínicas de expresión y las modalidades de enfrentamiento han sido abordadas con tal profundidad científica, que actualmente quedan muy pocos velos que correr para conocer la totalidad de sus misterios.
Debido a los objetivos que perseguimos con este libro, nos limitaremos a explicar, al lector no especializado, la esencia del fenómeno “estrés” y su relación con múltiples enfermedades.
En los momentos en que escribo este párrafo mi organismo funciona supuestamente como el de cualquier otra persona que desempeñe una actividad motivante, placentera y que pretenda tener algún beneficio social. Si ahora me percatara de que junto a mi pierna derecha hay una serpiente cobra en plena actitud de ataque, o escuchara a mis espaldas el aterrorizante rugir de un león, o percibiera la entrada a mi hogar de un desconocido con capucha y armado, en cuestión de segundos cualquiera de estas experiencias determinaría una verdadera tormenta psicológica y corporal, como reacción comprensible ante una situación de alto peligro. Mis respuestas posibles ante estas contingencias serían: enfrentarlas defensivamente (luchar) o escapar (huir).
Para garantizar el mejor desempeño de esas respuestas se producirían, de manera automática, notables cambios en mi organismo: elevación de la tensión arterial, aceleración de la frecuencia cardíaca y contracción de los vasos que llevan la sangre a órganos que no resultan imprescindibles para la huida o la lucha (piel, hígado, bazo e intestinos). Estos mecanismos garantizan que el mayor flujo de sangre se dirija hacia el cerebro, el corazón, los pulmones y el sector muscular de mis brazos y miembros inferiores.
Por otra parte, aumentaría de inmediato el nivel de hidratos de carbono (glucosa) y grasas (colesterol y triglicéridos), que garantizan el “extra de combustible” necesario para la emergencia. También ocurrirían importantes cambios de los componentes sanguíneos (aumento de plaquetas y de la fibrina), con el fin de asegurar una rápida coagulación en caso de hemorragia; la respiración se aceleraría al máximo para permitir la mejor oxigenación de la sangre y los tejidos que esta alimenta; se elevarían igualmente las hormonas y los neurotrasmisores necesarios para responder con mayor rapidez ante lo que acontezca, respuestas que serán mediadas por una estrecha relación entre mi Sistema Nervioso Central y mi Sistema Nervioso Vegetativo.
Hasta aquí hemos descrito situaciones teóricas extremas, algunas de las cuales serían prácticamente imposibles en nuestro país; pero si las sustituimos por otras mucho más frecuentes: la convivencia con un adicto al alcohol o cualquier otra droga capaz de generar situaciones interpersonales impredecibles, sentirse en alguna forma discriminado, padecer una enfermedad corporal grave o enfrentar esa terrible situación en un ser querido, desarrollar una actividad laboral muy por encima de las capacidades personales, perder el trabajo o sufrir las dificultades matrimoniales por incompatibilidad de caracteres, entre otras, nuestras reacciones ante ellas serían prácticamente iguales, aunque de menor intensidad y mayor duración.
Muchas de estas respuestas han sido denominadas por autores de habla inglesa como as if, cuya traducción literal es: respuestas “como si”; es decir, mi organismo responde como si estuviera a punto de rechazar una agresión, de ahí los cambios comentados; a veces, como respuesta a ellos, sucede un aumento de la ingestión de alimentos con la consecuente obesidad y facilitación de los problemas cardiacos y cerebrales.
Algo que vale la pena destacar es que las respuestas “como si” se producen también cuando el sujeto fuma tabaco, droga legal que a diferencia de lo que piensan los fumadores, en lugar de controlar la ansiedad, la aumenta y crea una situación que reproduce exactamente el enfrentamiento a una agresión y la preparación para repelerla o huir. Estos cambios, sumados a los determinados por el alquitrán y los venenos que contiene el tabaco (incluidas las sustancias radioactivas), explican los seis millones de fallecimientos que a nivel mundial se producen cada año por sus efectos y también la reducción de 15 años de la esperanza de vida de los fumadores. La buena noticia es que esos cambios se revierten en 50 % al año de haber dejado de fumar y desaparecen a los dos años.
Prácticamente superadas las afecciones parasitarias e infecciosas, con excepciones como el sida, el ébola y la tuberculosis —que aparecen como entidades emergentes y reemergentes—, las enfermedades crónicas no trasmisibles (hipertensión, diabetes, obesidad, alcoholismo y otras adicciones, insuficiencia hepática y renal, y cáncer), ganan en relevancia, por:
Determinar muertes prematuras y discapacidades.Sus estrechos vínculos con el estrés.Ser totalmente prevenibles.Estudios nacionales e internacionales de alta exigencia científica, han demostrado la incompatibilidad entre los estilos de vida sanos y la instalación de la mayoría de estas afecciones. Con mucha menor frecuencia se ha destacado, a nivel mundial, la significación del humor como recurso integrador de un estilo de vida sano y coadyuvante en la recuperación de la salud.
De manera que, pese a las excepciones señaladas, hoy los grandes problemas de salud en el mundo son: hipertensión, infarto del miocardio, cáncer, arteriosclerosis, diabetes, obesidad y afecciones psíquicas con el tabaquismo, el alcoholismo y otras drogadicciones, como expresiones más típicas. Por ejemplo, la hipertensión, la arteriosclerosis y el infarto —cardíaco, pulmonar, cerebral y renal— se vinculan, sin discusión alguna, con el estrés, la dieta rica en sal y grasas animales, así como con el sedentarismo y el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas. El cáncer de pulmón, labios, boca, faringe, laringe y esófago se relacionan estrechamente con estrés, consumo de tabaco, marihuana y alcohol, mientras que el cáncer hepático, pancreático, gástrico, duodenal, de la vesícula biliar y la vejiga, se asocian por la vía del estrés al consumo de alcohol, tabaco y café.
Es bueno recordar que el infarto del miocardio y los accidentes vasculares cerebrales —popularmente llamados embolias, hemorragias o trombosis— se producen diez veces más en fumadores de tabaco y consumidores excesivos de alcohol, que en personas que no poseen esos hábitos, y lamentablemente con mucha más frecuencia en estresados, obesos, sedentarios y los que caen en el consumo de otras drogas (cocaína, marihuana, anfetaminas, etc.).
De hecho, la gran mayoría de los muertos por consumo de estas drogas ilegales lo hacen por problemas del corazón o el cerebro, ocasionados por las altas subidas de presión que determina su consumo, durante el cual se registran cifras de 250 mm y 300 mm de mercurio, suficientes para hacer estallar a la más sana de las arterias cerebrales o contraer u obstruir la más sana de las arterias coronarias, y producir lesiones en el cerebro o el corazón.
Hoy se sabe que a pesar de los grandes avances quirúrgicos en las enfermedades cardiovasculares, cerebrales y oncológicas (cancerosas), la única manera efectiva de combatir estas afecciones es mediante tácticas de enfrentamiento:
La promoción de salud logrando una vida cada vez más sana. Por ejemplo: realizar deportes o ejercicios, control de la dieta, incorporar el humor al estilo de vida y no establecer hábitos tóxicos.La prevención específica utilizando medidas orientadas a evitar las enfermedades. Por ejemplo: evitar grasas animales, sal, vida sedentaria, relación con personas adictas y prevenir o neutralizar el estrés, mediante el humor en todas sus formas, entretenimientos sanos, meditación o actividades artístico-culturales “secas”.La protección de la salud mediante la atención a grupos de riesgo entre los que se incluyen, en lugar muy destacado, las personas sometidas a estrés. Por ejemplo: atención a hijos de alcohólicos y otros adictos, evitar sustancias cancerígenas, atención estrecha a trabajadores en situaciones de riesgo de enfermedades profesionales y, sobre todo, efectuar las modificaciones que se consideren necesarias en nuestro estilo de vida.Capítulo 2
Las tres variantes fundamentales del humor son: humorismo, comicidad y chiste, y en sus diversas formas de expresión se incluyen la comedia, el monólogo, la anécdota, el relato, el chiste, la parodia, la sátira, la imitación, el disfraz, la caricatura, el graffitti, los apodos, las coplas, las bromas, las tiras cómicas y los dibujos animados.