El diablo mudo (Segunda versión) - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

El diablo mudo (Segunda versión) E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

El diablo mudo es un auto sacramental de Pedro Calderón de la Barca, género en el que llegó a alcanzar la plenitud, al combinar a la perfección con su talento natural, amante de la pintura y de las sutilezas y complejidades teológicas.

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Seitenzahl: 57

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Pedro Calderón de la Barca

El diablo mudo (Segunda versión)

Auto historial alegórico

Saga

El diablo mudo (Segunda versión)Cover image: Shutterstock Copyright © 1650, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726496970

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

El diablo mudo Segunda versión

(Una cruz)

JHS María Joseph

 

PERSONAS

HOMBRE. DEMONIO. APETITO. CONOCIMIENTO. AMOR, de PEREGRINO. JUDAÍSMO. MÚSICA. ÁNGELES. NATURALEZA HUMANA. PENITENCIA. LA FEE. NATURALEZA DIVINA. GENTILIDAD.

Salenel HOMBRE, vestido de pieles, y el DEMONIO luchando.

 

HOMBRE Primer delito, en quien

las ciencias aprendí del mal y el bien,

¿qué pretendes de mí

si ya a tu saña mi valor rendí?

(Cayendo y levantando.)

DEMONIO Que pues del bien y el mal 5

sabes, sepas también que eres mortal,

pues Pablo ha de decir

que se vio por el Hombre introducir

el pecado, y por él la muerte.

HOMBRE ¿No bastó que, áspid crüel 10

de ese hermoso jardín

de quien me arroja airado querubín,

hicieses que traidoramente atroz,

con rostro humano, con humana voz,

destruyesen mi ser, 15

cauta la sierpe, incauta la mujer,

en cuya acción perdí

la original justicia en que nací,

infestando tu horror

aun primero la fruta que la flor, 20

sino que ausente el bien, presente el mal,

la sentencia me intimes de mortal?

DEMONIO Dios fue quien la intimó,

y no tan solo vitorioso yo

hoy en particular 25

en ti del Hombre tengo de quedar,

mas del Hombre en común,

no sólo según Pablo, mas según

Job, y según David,

pues hablando los tres en esta lid, 30

en tres tiempos, en tres

leyes que te han de suceder después,

a tres voces dirán:

uno, todos pecaron en Adán;

otro, en pecado concebido fui, 35

y otro, perezca el día en que nací.

HOMBRE Sí dirán, mas también

dirá antes en su Génesis Moisén

que si una mujer fue

mi ruina, de otra el no mordido pie 40

de tu frente infeliz

quebrantará la indómita cerviz.

DEMONIO Tarde o nunca será;

y porque veas cuán lejana está

esa esperanza en ti, 45

has de ver que pasando desde aquí

a alegórico frase el historial

y a místico sentido el literal,

siendo del cielo el siempre azul pensil,

del suelo siendo el tarde verde abril, 50

teatro, escena y dosel,

te represento en él

sin remedio avasallado ya

de mi absoluto imperio el tuyo está;

pues siendo una la culpa de los dos, 55

en querer tú también ser como Dios,

al que pudiste tú por ti ofender

tú por ti no podrás satisfacer.

Y para que mejor

en tu pena se explique mi rencor, 60

atiende cómo empieza desde aquí

la representación.

HOMBRE ¿Quién? (¡Ay de mí!)

DEMONIO Toda la gran Naturaleza que,

en ti comprometida llora, en fee

de que a tan grande fin, 65

la autoridad la valga de Agustín,

cuando mire en el águila de Juan

al pecador, metáfora de Adán.

 

(Apártanse losdos a un lado atendiendo a la NATURALEZA HUMANA, que salesuelto el cabello, a medio vestir y desaliñada, representando como con llanto ylástima.)

 

NATURALEZA HUMANA Hermosa fábrica altiva,

que fuiste en tu edad primera, 70

según los profetas, nada,

y caos según los poetas.

Tú, que en la faz del abismo,

sobre cuyas ondas era

el espíritu de Dios 75

llevado, te viste envuelta

de oscuras tinieblas hasta

que la Summa Omnipotencia,

sin necesitar de ti,

pues se gozaba en sí mesma, 80

por ostentarse Criadora

y comunicarse Inmensa

dividió al primero día

las luces y las tinieblas,

mostrando que en el principio 85

crió Dios el cielo y la tierra.

Tú, que al segundo miraste

sobre el firmamento puestas,

divididas de las aguas,

las aguas, cuya soberbia, 90

para que no se desboque,

dorado freno de arena

tiene a raya, porque Dios

le está tirando la rienda,

dejando su agregación 95

la tez aterida y yerta,

hasta que al día tercero

los esmaltes de la yerba

la vieron de árboles, plantas,

flores y frutos cubierta. 100

Tú, que al cuarto claro día,

a quien siguió la funesta

cuarta noche, presidir

viste esas lámparas bellas

de sol y luna, de quien 105

la innumerable caterva

de tanto esplendor mendiga

luces para las estrellas.

Tú, que, al quinto, poblar viste

aire y mar de tan diversas 110

especies como sus golfos

nadan, sus páramos vuelan;

bien, como al sexto, habitar

de los montes y las selvas

ya las floridas campañas, 115

ya las campañas desiertas,

tantos varios animales.

Y tú, en fin, que por postrera

obra de Dios, en que echaron

el resto sus excelencias, 120

viste que, inspirado el barro

de su anhélito, a materia

tan tosca dio alma tan noble,

que en la duración de eterna

es de fee que la crió 125

a su semejanza mesma.

Atiende a mi voz, atiende

a mi lamento, a mi pena,

a mi ahogo, a mi desdicha,

mi aflición y mi miseria 130

antevista en el no acaso

con que Dios, todas aquellas

fábricas de los seis días,

volviendo Criador a verlas,

vio que eran buenas, y solo 135

la del hombre no vio que era

buena, porque le dejó

libertad con que pudiera

hacerse él mismo a sí mismo

ser mala fábrica o buena 140

Y siendo así que dejando

su dicha a la contingencia

de su albedrío, incur[r]ió

en el delito de lesa

majestad, tan en primero 145

capítulo que, cabeza

del mundo, comprometida

en él la Naturaleza,

avenenó en un bocado

a toda su descendencia. 150

Compadécete de mí,

que en representable idea,

en voz de todos pretendo

apelar a la suprema

piedad de Dios, y pues laudes 155

suyos en un canto enseñan

que las obras del Señor

al Señor bendigan, sean

idioma de mis gemidos

las calladas obras vuestras, 160

diciendo en cláusulas dulces

al son de lágrimas tiernas:

«Bendígante, Señor, tus obras mesmas.»

 

(Dentro, toda la MÚSICA.)

 

MÚSICA Bendígante, Señor, tus obras mesmas.

NATURALEZA HUMANA Ten de[l] Hombre piedad, de mí clemencia 165

MÚSICA Ten del Hombre piedad, de mí clemencia.

DEMONIO Avenenada familia,

si rendida, si sujeta,

no es posible que sacudas

el yugo de mi obediencia. 170

¿Para qué inútil al cielo

clamas? ¿Para qué lamentas,

si sabes cuánto cerradas

están para ti sus puertas?

NATURALEZA HUMANA Ya lo sé, ya lo sé; pero 175

también sé que es llave maestra

de sus candados el llanto.

DEMONIO Si es infinita la ofensa

del Hombre, por lo infinito

del objeto, ¿cómo esperas, 180

siendo finito el poder

suyo, di, que pagar pueda

lo finito a lo infinito?

NATURALEZA HUMANA Fiando de la summa ciencia