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El divino Orfeo es un auto sacramental de Pedro Calderón de la Barca, género en el que llegó a alcanzar la plenitud, al combinar a la perfección con su talento natural, amante de la pintura y de las sutilezas y complejidades teológicas.
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Seitenzahl: 44
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Pedro Calderón de la Barca
Saga
El divino Orfeo
Original title
El divino orfeo (1663)
Cover image: Shutterstock
Copyright © 1663, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726496949
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 2.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
El Príncipe de las Tinieblas.
La Envidia.
Orfeo.
La Naturaleza Humana.
Día 1.º
Día 2.º
Día 3.º
Día 4.º
Día 5.º
Día 6.º
Día 7.º
Leteo, barquero.
Placer, villano.
Suena un clarín. En el carro primero que será una nave negra y negras sus flámulas, banderolas, jarcias y gallardetes, pintadas de áspides por armas y dando vuelta, se ven en su popa el Príncipe de las Tinieblas y la Envidia con bandas, plumas y bengalas negras.
Príncipe
Ya que sulcar me veo
sobre las negras ondas del Leteo,
imaginado río
que entre el caos y el abismo, imperio mío, 5
corre veloz, por cuyas pardas nieblas
el gran Príncipe soy de las tinieblas,
ya que sulcar, digo otra vez, me veo
sobre las negras ondas del Leteo,
a quien por lo letal otro sentido
ha de llamar el río del olvido, 10
dé un bordo y otro esta supuesta nave,
no del Austro impelida, que süave
corre del mediodía,
sino del Aquilón que el Norte envía.
En corso ande hasta ver si erradas güellas 15
me vuelven a rozar con las estrellas,
y sí harán, si es que el día
llega que ya antevió la ciencia mía
en el retrato de la soberana,
siempre feliz Naturaleza humana, 20
por quien cosario intento
dar fuerza a un alegórico argumento
viendo que es ella, el día que ella sea
alto ejemplar de la divina idea,
el infestado triunfo que interesa 25
mi aborrecido amor, siendo la presa
con quien mi grande espíritu atrevido
vuelva a sulcar las ondas del olvido.
(Suena el clarín, dando vuelta la nave.)
Envidia
Si el sacro texto, al prevenir tus artes,
ladrón te ha de llamar en tantas partes 30
cuantas tus robos ya en mi mente llora,
de Jericó en los campos de la aurora
errante peregrino;
cuantas al Padre de familias, digno
precepto manda que en su guarda anhele 35
y impedirá tus hurtos como vele;
cuantas ronde el portillo, porque advierta
el pastor que el ladrón no va a la puerta,
sin otros infinitos
lugares que baldón de tus delitos 40
tu ilustre ser disfamen,
¿qué mucho, ya que ellos ladrón te llamen,
que añadiendo pesares a pesares
te llames tú pirata de los mares?
Y no sin opiniones 45
auténticas también tribulaciones
las aguas se interpretan,
pues ¿qué daños habrá que no cometan
tus iras en su espuma,
si hay quien tribulaciones las presuma? 50
Príncipe
Hermosa Envidia mía,
ya que el día vagamos sin el día
y que hasta agora todo es noche oscura,
vestido del color de mi ventura,
al sacro solio mira, 55
pues siempre perspicaz tu vista aspira
a lo más alto, a ver si descubrimos
señas del rumbo que a buscar venimos.
Envidia
Informe globo, aún la materia prima
se está como se estaba; nada anima, 60
nada vive ni alienta.
(Dentro, un instrumento.)
Sólo escucho una voz.
Príncipe
Pues oye atenta.
Envidia
Suena muy lejos.
Príncipe
Para nuestro oído
no hay distancia que impida su sonido
y voz que agora dulcemente grave 65
quiera unir lo imperioso y lo süave,
no dudo que voz sea
que atraiga a sí cuanto atraer desea
y más si atiendo en la sabiduría
que debajo de métrica armonía 70
todo ha de estar constando en cierto modo
de número, medida y regla todo,
tanto que disonara
si faltara una sílaba o sobrara.
Envidia
Pues siendo así, ¿qué mucho 75
músicas oiga?
Príncipe
Escucha, pues.
Envidia
Ya escucho.
(Puesta en través la nave y ellos en su costado, se abre el segundo carro (que será un globo celeste pintado de astros, signos y planetas) en dos mitades, cayendo la una sobre el tablado y quedando la otra fija, de suerte que Orfeo, que sale de la una, pueda representar sobre la otra. Adviértase que cuanto represente ha de ser cantado en estilo recitativo, a cuya primer copla se abrirá el carro tercero en otras dos mitades, viéndose dentro de él los siete Días reclinados, como dormidos, y en medio de ellos la Naturaleza Humana.)
Orfeo
¡Ah de ese informe embrión!
¡Ah de esa masa confusa
a quien llamará el poeta
caos y nada la escritura! 80
Todos
(Dormidos.)
¿Quién será quien nos busca?
Orfeo
Quien de la nada hacer el todo gusta.
Envidia
En no bien formado acento
de torpe asonancia ruda
aquella unida cadena, 85
que todas las cosas junta
y nada cada una espera
ser un todo cada una,
le responden.
Príncipe
Atendamos
a lo que el misterio oculta. 90
Orfeo
¡Ah de ese lóbrego seno!
¡Ah de esa cárcel obscura
sobre cuya faz, de Dios
el espíritu fluctúa!
Todos
¿Quién será quien nos busca? 95
Orfeo
Quien de la nada hacer el todo gusta.
Hágase la luz hermosa