El Fondo Guillermo Díaz-Plaja: perspectivas de un legado - Marcelino Jiménez León - E-Book

El Fondo Guillermo Díaz-Plaja: perspectivas de un legado E-Book

Marcelino Jiménez León

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Este volumen recoge las aportaciones de una serie de especialistas con el objetivo de mostrar cómo confluyen en la obra y el legado de Guillermo Díaz-Plaja diferentes ramas del ámbito de las Humanidades (Historia y Crítica de la Literatura, Didáctica de la Literatura, Filosofía, Biblioteconomía y Archivística, Epistolarios, etc.). Díaz-Plaja fue viajero, hombre-puente entre culturas, profesor, divulgador y gestor cultural. Sus libros y todo su legado han sido conservados en el Fondo Guillermo Díaz-Plaja, ubicado en la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona. Los expertos que escriben en este volumen han partido de sus áreas de investigación y de su vinculación a las tareas del Fondo, y el resultado es una obra intensa y amena, con tonos distintos, del más entrañable al caracterizado por los ribetes críticos, desde la erudición y los datos hasta las evocaciones, del análisis filológico al recuerdo poético. A lo largo de la obra se profundiza, desde ángulos complementarios, en la importancia de los fondos personales en la historia cultural de un país, la labor educativa de Díaz-Plaja, sus relaciones con otros profesores e intelectuales del momento y su carácter viajero en dos facetas esenciales para su biografía intelectual: la del curioso oteador de horizontes y la del promotor y embajador de empresas culturales. Y, por encima de todo, queda patente su voluntad de poner en contacto diversas formas de cultura y diferentes lenguas, ya fuera en la península ibérica o en el mundo entero.

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Marcelino Jiménez León (coordinación y edición)

El Fondo Guillermo Díaz-Plaja: perspectivas de un legado

COLECCIÓN HORIZONTES-TESTIMONIO

Título: El Fondo Guillermo Díaz-Plaja: perspectivas de un legado

Este libro ha sido revisado por pares académicos.

Nota: El presente volumen ha sido financiado con la ayuda del Vicerrectorado de Artes, Cultura y Patrimonio y del Decanato de la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona.

Primera edición (papel): diciembre de 2017

Primera edición (epub): septiembre de 2021

© Marcelino Jiménez León (coord.)

© De esta edición:

Ediciones OCTAEDRO, S.L.

C/ Bailén, 5 – 08010 Barcelona

Tel.: 93 246 40 02

[email protected]

www.octaedro.com

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

ISBN (papel): 978-84-17219-19-2 ISBN (epub): 978-84-18615-30-6

Ilustración de la cubierta: Dibujo de Guillermo Díaz-Plaja realizado por Rafael Santos Torroella.

Diseño y realización: Octaedro Editorial

Sumario

Presentación

[MARCELINO JIMÉNEZ LEÓN Y ANA DÍAZ-PLAJA TABOADA]

Palabras de apertura

[CARLES BASTONS I VIVANCO]

Díaz-Plaja y Blecua

[ALBERTO BLECUA Y JOSÉ MANUEL BLECUA]

El fondo Guillermo Díaz-Plaja: perfil y potencialidades de un archivo personal

[NÚRIA JORNET-BENITO Y LAURA VÍLCHEZ]

La vida literaria en directo: el epistolario de Guillermo Díaz-Plaja

[ANNA CABALLÉ]

La labor manualística de Guillermo Díaz-Plaja en sus contextos histórico, educativo y didáctico

[ANTONIO MARTÍN EZPELETA]

Guillermo Díaz-Plaja y Eugenio d’Ors, el combate por la luz

[CONRAD VILANOU TORRANO Y RAQUEL DE LA ARADA ACEBES]

Guillermo Díaz-Plaja, puente entre culturas

[JULIA BUTIÑÁ JIMÉNEZ]

Guillermo / Guillem Díaz-Plaja, discurso y práctica comparatista catalano-castellana

[JUAN M. RIBERA LLOPIS]

Guillermo Díaz-Plaja: recuerdos de recuerdos de México

[MAURICIO TENORIO TRILLO]

Guillermo Díaz-Plaja y China: vertientes de una empatía (una lectura personal)

[JOSÉ MARÍA BALCELLS]

Índice

Índice

Presentación

[MARCELINO JIMÉNEZ LEÓN Y ANA DÍAZ-PLAJA TABOADA]

Palabras de apertura

[CARLES BASTONS I VIVANCO]

CALA I: Girona (Monarquía de Alfonso XIII, Dictadura de Primo de Rivera)

CALA II: Institut-Escola de la Generalitat (República)

CALA III: Instituto J. Balmes (República, Guerra Civil, dictadura franquista)

Epílogo: uno y diverso

A modo de conclusión

Bibliografía

Díaz-Plaja y Blecua

[ALBERTO BLECUA Y JOSÉ MANUEL BLECUA]

Bibliografía

El fondo Guillermo Díaz-Plaja: perfil y potencialidades de un archivo personal

[NÚRIA JORNET-BENITO Y LAURA VÍLCHEZ]

Bibliografía

La vida literaria en directo: el epistolario de Guillermo Díaz-Plaja

[ANNA CABALLÉ]

Bibliografía

Anexo 1: Carta de Azorín a Díaz-Plaja (1966)

Anexo 2: Carta de Américo Castro a Díaz-Plaja (1968)

La labor manualística de Guillermo Díaz-Plaja en sus contextos histórico, educativo y didáctico

[ANTONIO MARTÍN EZPELETA]

Historia de la enseñanza y manuales de literatura del pasado

Guillermo Díaz-Plaja, autor de manuales

Un manual de lengua para alumnos de Primaria. El libro de las palabras

El manual de literatura para Bachillerato. Historia de la literatura española a través de la crítica y los textos

Manuales de consulta de talante comparatista. Historia general de las literaturas hispánicas y La literatura universal

Bibliografía

Guillermo Díaz-Plaja y Eugenio d’Ors, el combate por la luz

[CONRAD VILANOU TORRANO Y RAQUEL DE LA ARADA ACEBES]

Una vida a la sombra de Eugenio d’Ors

Díaz-Plaja y D’Ors, por una pedagogía culturalista

El arte de pontificar y espiritualizar

Vocación liberal, cristiana y europeísta

A modo de conclusión

Bibliografía

Guillermo Díaz-Plaja, puente entre culturas

[JULIA BUTIÑÁ JIMÉNEZ]

Bibliografía

Guillermo / Guillem Díaz-Plaja, discurso y práctica comparatista catalano-castellana

[JUAN M. RIBERA LLOPIS]

Bibliografía

Guillermo Díaz-Plaja: recuerdos de recuerdos de México

[MAURICIO TENORIO TRILLO]

Bibliografía

Guillermo Díaz-Plaja y China: vertientes de una empatía (una lectura personal)

[JOSÉ MARÍA BALCELLS]

Bagaje mental del viajero

Realces de China

China y la experiencia propia

Facetas de estudio literario y ensayo

La vertiente poética

Bibliografía

Presentación

Este volumen recoge las aportaciones de una serie de especialistas que participaron en el I Simposio internacional sobre el Fondo Guillermo Díaz-Plaja. El encuentro tuvo lugar el 12 de diciembre de 2016, y fue organizado por el equipo del propio Fondo en colaboración con la Universidad de Barcelona y la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona. El objetivo era mostrar cómo en la obra y el legado de este escritor confluyen diferentes ramas del ámbito de las Humanidades (Historia y Crítica de la Literatura, Didáctica de la Literatura, Filosofía, Biblioteconomía y Archivística, Epistolarios, etc.), y forma parte del proyecto de investigación en torno al Fondo Díaz-Plaja, que alberga un rico patrimonio, parte del cual está estrechamente vinculado a la Universidad de Barcelona.

Las primeras sesiones del seminario se celebraron en la misma Facultad en la que don Guillermo fue alumno brillante y excelente profesor:1 allí empezó impartiendo clases como adjunto a la cátedra del Dr. Ángel Valbuena Prat. Y siendo un jovencísimo profesor, con 26 años obtuvo el Premio Nacional de Literatura (con un jurado presidido por don Antonio Machado) y la cátedra de Literatura del Instituto Jaime Balmes de Barcelona. Pero, como es bien sabido, la guerra civil también varió el rumbo de esta fulgurante carrera; el resto de la historia es bastante conocido. Nos situaremos ahora al final de esa historia: un día después del fallecimiento de Don Guillermo, escribía Francisco Rico:

En la destrozada escuela de la posguerra […], los manuales de Díaz-Plaja –con los de José Manuel Blecua y apenas más– fueron un privilegio para no pocos. Lengua y literatura se presentaban en ellos a la altura de los más solventes conocimientos de la época, con una adecuada estrategia pedagógica, servida por textos –clásicos y bien recientes– que pretendían ofrecer «la ilustración viva y orgánica de un suceder literario» contemplado con sensibilidad perfectamente al día. «A mí lo que me interesaba –subrayó en una ocasión don Guillermo– era crear vocaciones de lector». Consta que despertó muchas.2

Sin embargo, sabido es que, desde la Antigua Roma hasta nuestros días, la damnatio memoriae es práctica común (unas veces atribuible a la mala fe, otras al desconocimiento), más refinada hoy que entonces, pero no por ello menos perniciosa ni menos falseadora de la historia. De ahí que allá por el año 2008 José-Carlos Mainer escribiera unas palabras que siguen siendo actuales:

Pero veinticinco años después, a Guillermo Díaz-Plaja le esperaba el limbo del desconocimiento. A nadie parece interesarle mucho la compleja trama de hidrología intelectual que permea la vida de la cultura castellana y de la catalana bajo el franquismo y en la transición –un ámbito de preocupación al que el escritor dedicó algo más que retórica de buena fe– y un velo de simplificaciones y silencios oculta [su] persona […]. Muchos años después, el tejido de la memoria histórica del país llegaría a ser infinitamente más complejo de lo que suele preferirse.3

Pues bien, todavía hoy podemos decir que estamos en ese «limbo del desconocimiento», aunque desde hace algunos años se han impulsado diversas iniciativas desde el Fondo Guillermo Díaz-Plaja: la primera de ellas fue la publicación de la bibliografía en el año 2007, 4 a la que siguió una selección de su epistolario en 2009.5 El presente volumen viene a sumarse a esas iniciativas, contrastando las investigaciones de diversos estudiosos de la obra de Guillermo Díaz-Plaja en un foro de discusión, que supone el inicio de un grupo de trabajo interuniversitario vinculado al Fondo Guillermo Díaz-Plaja (custodiado en la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona). Con ello se pretende vertebrar un proyecto que vincula la conservación de una colección patrimonial (el Fondo Guillermo Díaz-Plaja) con su difusión, y con la investigación sobre temas literarios diversos y su proyección en el aprendizaje filológico.

Así pues, este volumen acoge los trabajos que se derivaron del encuentro: algunos de ellos sintetizaban investigaciones que sus autores estaban llevando a cabo, y que reposan en una abundante bibliografía y material de investigación, como es el caso de A. Martín Ezpeleta; otras entroncaban con algún proyecto filológico o educativo en marcha, y se ha materializado en el capítulo correspondiente, como el de Conrad Vilanou y Raquel de la Arada; y algunos otros han pasado de la evocación personal a un análisis pormenorizado de las relaciones entre escritores, como es el caso del artículo de los hermanos José Manuel y Alberto Blecua.

Los autores fueron seleccionados en virtud de su interés por la figura de Guillermo Díaz-Plaja y su Fondo. Los capítulos de Anna Caballé y Núria Jornet evocan, desde ángulos complementarios, la importancia de los fondos personales en la historia cultural de un país: la conservación y difusión del epistolario, en el caso de A. Caballé, señalando los rasgos esenciales del autor y sus corresponsales; y la organización y difusión de los documentos de trabajo, en el caso de N. Jornet y L. Vílchez, mostrando el potencial de trabajo y aprendizaje que albergan.

También establecen una relación dialéctica de enorme interés los capítulos centrados en la labor educativa de Guillermo Díaz-Plaja. Carles Bastons realiza tres calas en el mundo educativo de Díaz-Plaja: su propia formación en Gerona, sus primeros pasos en el Institut-Escola y su incorporación definitiva al Instituto Balmes. Otra línea ilustra el trabajo de A. Martín Ezpeleta, en este caso basándose en el análisis de los manuales de diversos niveles educativos de G. Díaz-Plaja, justificando sus opciones metodológicas y señalando su vigencia. En el otro caso, el de Vilanou-Arada, la reflexión didáctica se basa en los presupuestos filosóficos (orsianos, krausistas, institucionistas) que gravitan en el concepto de cultura y de su transmisión a través de la educación que mantuvo toda su vida Guillermo Díaz-Plaja.

Las relaciones con otros profesores o intelectuales del momento constituyen un eje transversal a varios trabajos. Se señala como una muestra de la curiosidad universal del autor y su capacidad de empatía, que le llevaban a relacionarse con escritores de diversas generaciones y, claro está, con sus coetáneos. La amistad y la comunidad de intereses entre Díaz-Plaja y Blecua, por ejemplo, es evocada por A. Martín Ezpeleta, Anna Caballé y los propios hermanos Blecua; su relación –no siempre fácil– con Max Aub es punteada por Mauricio Tenorio; su acercamiento a Azorín o a Américo Castro es señalado por A. Caballé.

El Díaz-Plaja viajero se presenta en dos facetas esenciales para su biografía intelectual. Una es la del curioso oteador de horizontes, que produce una importante bibliografía de viajes, culminada con un libro sobre China, evocado por José María Balcells. La otra es la del embajador y promotor de empresas culturales, que no solo trata de descifrar, descubrir un país, sino que se acerca a sus élites intelectuales, su sistema universitario o sus referentes culturales, con sus claroscuros y sus aciertos. Este es el caso del artículo de Mauricio Tenorio.

Esta idea de poner en contacto diversas formas de cultura, diferentes lenguas, sea en el mundo entero o sea en la Península Ibérica, es destacada también en algunos trabajos. Especial atención merece el de Joan Miquel Ribera que, con un rastreo minucioso de la bibliografía de Guillermo Díaz-Plaja, revisa las numerosas ocasiones en las que estableció los nexos entre autores, géneros y movimientos de las literaturas catalana y castellana, basándose en una aproximación comparatista que tardaría años en hacerse frecuente en nuestras aulas. Asimismo, Alberto y José Manuel Blecua destacan el importante papel que jugó en este sentido la Historia general de las literaturas hispánicas.

Este deseo de aproximación entre realidades diferentes se destaca también en la capacidad de acercar la alta cultura a los que se inician en ella. El acercar lo mejor a los más, su lema, es destacado en su faceta como maestro, incluso en su capacidad de despertar vocaciones, como recuerda en su bello trabajo Julia Butiñá.

Don Guillermo fue viajero, hombre-puente entre culturas, profesor, divulgador, gestor cultural, a través de sus libros y su legado, recogido en el Fondo Díaz-Plaja. Los especialistas que escriben en este volumen han partido de sus áreas de investigación y de su vinculación a las tareas del Fondo GDP. En el simposio intercambiaron opiniones, descubrieron concomitancias o desacuerdos. Se usaron lenguas distintas –catalán y castellano–, tonos distintos, desde el más entrañable a los ribetes críticos; desde la erudición y los datos a las evocaciones. Desde el análisis filológico al recuerdo poético.

Aquellos parlamentos avivaron el deseo de profundizar en la figura de G. Díaz-Plaja y han dado lugar al presente volumen, que comienza con las evocaciones de tono más personal de Carles Bastons, Alberto y José Manuel Blecua; siguen los artículos de Núria Jornet y Laura Vílchez, y el de Anna Caballé, centrados en el Fondo G. Díaz-Plaja. Los tres trabajos siguientes (escritos por Conrad Vilanou y Raquel de la Arada, Julia Butiñá y Joan Miquel Ribera) abordan las relaciones entre la cultura castellana y la catalana; y los dos últimos (a cargo de Mauricio Tenorio y José María Balcells) versan sobre su relación con América y China.

Ojalá este volumen sea para el lector una fuente de conocimiento y aproximación al escritor y su obra.

MARCELINO JIMÉNEZ LEÓN Profesor Serra Húnter de la Universidad de Barcelona (Facultad de Filología)

ANA DÍAZ-PLAJA TABOADA Profesora de la Universidad de Barcelona (Facultad de Educación)

1. Las sesiones de la tarde se desarrollaron en la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, donde don Guillermo leyó su discurso de ingreso en 1961.

2. Rico, F. (1984). «Tanto don Guillermo…», La Vanguardia, 28 de julio de 1984.

3. Mainer, J. C. (2003). La filología en el purgatorio. Los estudios literarios en torno a 1950. Barcelona: Crítica, p. 19.

4. Díaz-Plaja, A; Roca-Sastre, E. y Vela, L. (2007). Bibliografia del Dr. Guillem Díaz-Plaja. Barcelona: Reial Acadèmia de Bones Lletres, Series Minor, 12.

5. Díaz-Plaja; A.; Amat, J.; Bravo, B. (eds.) (2009). Querido amigo, estimado maestro: cartas a Guillermo Díaz-Plaja (1929-1984). Barcelona: Edicions de la Universitat de Barcelona-Reial Acadèmia de Bones Lletres.

Palabras de apertura6

Carles Bastons i Vivanco

Catedrático de Lengua y Literatura Españolas del instituto Jaume Balmes (1984-2012)

Recién iniciado el curso académico 2016-2017, la profesora Dra. Ana Díaz-Plaja, buena amiga, contactó conmigo para informarme de este I Simposio Internacional dedicado a su padre, el Excmo. académico y catedrático don Guillermo Díaz-Plaja (1909-1984), «un modesto profesor de la enseñanza secundaria») según se autodefinía en el discurso de ingreso en la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona (Díaz-Plaja, 1961: 6); Ana, su hija, añadía en la conversación telefónica que contaba conmigo para una participación personal con unas palabras de presentación. En principio, me encontró descolocado, pero, a pesar del poco tiempo de preparación, tenía yo el deber de aceptar el difícil y emotivo compromiso por razones éticas, profesionales, académicas y sentimentales. Razones que se entrecruzaban, ya que, en primer lugar, no me gusta declinar propuestas procedentes de buenas amistades y destinadas a glosar personalidades del mundo de la docencia –o de otros ámbitos–; en segundo lugar, porque él fue catedrático de Lengua y Literatura Españolas en el instituto Jaume Balmes de Barcelona, centro de enseñanza secundaria en el cual yo he estado ininterrumpidamente 28 años, 7 institución académica nacida precisamente a la sombra de esta universidad que hoy, a lo largo de esta mañana otoñal, acoge y nos acoge para celebrar este simposio, tan simpático y entrañable, sin perder un ápice su valor académico; más aún, todavía otro factor, como una especie de valor añadido de naturaleza afectiva: G. Díaz-Plaja cursó el Bachillerato en el segundo instituto más antiguo de Cataluña –el de Girona, hoy Jaume Vicens Vives–, mi provincia, ya que nací en Figueres y estudié toda la Secundaria en el Ramon Muntaner de la capital ampurdanesa, el primero del Estado español con sus ya 178 años de vida y de historia; y, un poco o bastante, también su tierra por las raíces familiares, tal como él mismo reconoce:

Se me pierde la fisonomía de los abuelos, entre neblinas de niño. El abuelo del Sur con su elegancia delicada; el abuelo del Norte con su talante decidido de primogénito del Empordà; mi señora abuela que había aprendido a pintar en el estudio que Marià Vayreda tenía en la ciudad de Olot. (Díaz-Plaja, 1959: 16)

[…] De las comarcas maternas –Olot, Figueras, La Bisbal– procedían las canciones que yo oía de niño las noches temibles –lluvia y viento– del largo invierno de Gerona. (Díaz-Plaja, 1959: 33)

Dicho esto, doy las gracias no solo protocolarias, sino sinceras y cálidas a la Comisión Organizadora y me siento muy honrado de iniciar este simposio y poder desarrollar y explicitar el título, que de común acuerdo, se ha puesto a mi intervención académica: «palabras de apertura». Título amplio, ambiguo, bonito porque recoge el término palabra, tan estimado por filólogos y profesores de lengua y literatura, y apertura, sinónimo de inicio, de comienzo, de inauguración, de amplitud de miras, de horizontes abiertos, si se prefiere. Por tanto, en el tiempo y espacio que se me han adjudicado, quisiera dirigir mi mirada, siempre complaciente y agradecida, en la que se funden pensamiento y sentimiento de acuerdo con la poética unamuniana, hacia un sabio profesor, hacia un profesor sabio, hacia un humanista íntegro e integral. Tal vez, si se me permite, podría aplicarle de entrada el título de un libro del profesor Claudio Guillén, Entre lo uno y lo diverso (1985).

Él, como persona única, intransferible se diversifica en docente, investigador, académico, ensayista, periodista, conferenciante, responsable de instituciones o, si se prefiere, en formato más reducido, persona de dos patrias: la literatura y la enseñanza, como escribió Jordi Amat (2009) en La Vanguardia, dos patrias que lo abrazan todo por las enormes connotaciones que tienen ambos vocablos. Obviamente, otras voces más autorizadas hablarán hoy de otras facetas –probablemente desde el aspecto familiar hasta el creativo–. Yo expondré aquí, sobre todo, su trayectoria académica, a manera de tres calas y un epílogo, también uno y diverso, desde estudiante de Secundaria en la ciudad de Gerona hasta su actividad docente desarrollada en el Instituto J. Balmes, iniciada el 2-V-1935 y concluida por excedencia en 1969.

CALA I: Girona (Monarquía de Alfonso XIII, Dictadura de Primo de Rivera)

«Pero mi personalidad –la adolescencia– se desarrolló en Girona» (Díaz-Plaja, 1959: 19)

Merece la pena seguir, con sus propias palabras, la experiencia gerundense:

Llegamos a la ciudad de la Piedra, en noche oscura, cuando yo tenía diez años. Llovía en la tiniebla, sobre las callejuelas estrechas, en un silencio gélido […]. El día siguiente era sábado […]. Yo he aprendido en Girona la más enérgica de las hablas de Catalunya, la de más enjundia y la de más jugo. […] El niño que yo era se embobaba ante la triple delicia que la vista, el oído y el olfato alcanzaba corriendo por el mercado.

Entre los diez y los diecisiete años vivimos en la ciudad de la Piedra […]. Se me abren los ojos por encima de la ciudad vetusta. Cada mañana –¡qué frío hacía!– atravesaba el Pont de Pedra, camino del colegio, del instituto, hacia la acrópolis de Girona, tan noble desde las Ballesteries Velles hasta Sant Pere de Galligans.

[…] Sí, yo estoy contento de haber vivido los años adolescentes en una ciudad estática y adormecida. Valoro, en esta ciudad, toda la historia parada, perpetuada, sabrosa viviente […].

Que frío hacía en la Biblioteca del Museo Arqueológico de Sant Pere de Galligans, en donde aquel viejo sacerdote carlista coleccionaba efemérides de la Ciudad y yo no sé muy bien qué buscaba en grandes libros de historia de los asedios. Profesaba entonces la cátedra de Historia del Instituto un maestro admirable que se llamaba Rafael Ballester Castell. Para mí fue un hombre deslumbrante. Tenía la clase a última hora de la mañana y llegaba con un punto de retraso, solemne y a la vez gentil. Venía de sus Europas y explicaba facecias y sucesos. Hacía presentes las cosas del pasado reviviéndolas ante nuestros ojos. Aquel aula del Instituto provincial se convertía, de repente, en una pantalla de linterna mágica gracias al verbo fulgurante y tranquilo a la vez del profesor. Que Dios le pague el ejemplo y el dulce veneno de la vocación desvelada.

(Otro profesor –este era de la Normal–, quisiera recordar aún (y ninguno más, ¡Dios mío!). Era una especie de santo laico, naturalmente institucionalista. Gozoso de la libertad y de la adolescencia, pedagogo hasta el tuétano, enamorado de la Naturaleza, que se llamaba Cassià Costal). (Díaz Plaja, 1959: 22 y sgts.)

Y una de estas últimas palabras –institucionalista– me sirve para, abriendo espacio y tiempo, trasladarnos a la época en que Díaz-Plaja se vincula al Institut-Escola de la Generalitat de Catalunya en tiempos de la República, no sin decir antes, para cerrar su vinculación con Girona, que en una publicación de la ciudad, El Heraldo de Gerona, dio a conocer «Poema del amanecer» (Díaz Plaja: 1978, 66), su primer escrito cuando nada más tenía 15 años, firmado, sin embargo, con el seudónimo G. Díaz Zaid.

CALA II: Institut-Escola de la Generalitat (República)

Nuestro homenajeado fue profesor de l’Institut Escola que la República había creado a partir del ideario pedagógico de la Institución Libre de Enseñanza y bajo la dirección del Dr. Josep Estalella. Lo leemos en un libro de S. Domènech (1998) en traducción mía al castellano: «Profesores complementarios de Letras: María Comas, Enric Bagué, Guillem Díaz i Plaja, Joaquima Comas» (1998: 179) «Se pudo recibir el aprendizaje de la lengua catalana y castellana y de las literaturas hispánicas y universal de excelentes profesores como Guillem Díaz i Plaja». (Domènech, 1998: 195).

Antes de continuar, sin embargo, puede resultar interesante recordar algunos de los principios ideológicos para poderlos comparar y confrontar a continuación con los del Institut-Escola. He aquí algunos de la ILE, extraídos de su Programa (1910):

Pretende despertar el interés de sus alumnos hacia una amplia cultura general; múltiplemente orientada; procurará que se asimilen aquel todo de conocimientos (humanidades) […].

[…] Si le importa forjar el pensamiento como órgano de la investigación racional y de la ciencia, no le interesan menos la salud y la higiene, el decoro personal y el vigor físico, la corrección de hábitos y maneras; la amplitud, elevación y delicadeza, del sentir; la depuración de los gustos estéticos; la humana tolerancia, la ingenua alegría, el valor sereno, la conciencia del deber, la honrada lealtad […].

Trabajo intelectual sobrio e intenso; juego corporal al aire libre, larga y frecuente intimidad con la naturaleza y con el arte […] y vigilancia contra el sistema corrupto de exámenes, de emulación, de premios y castigos.

Aspira a que sus alumnos puedan servirse pronto y ampliamente de los libros como fuente capital de cultura; pero no emplea los llamados de «texto» ni las «lecciones de memoria», por creer que todo ello contribuye a petrificar el espíritu y a mecanizar el trabajo de clase donde la función del maestro ha de consistir en despertar y mantener vivo el interés del niño, excitando su pensamiento, sugiriendo cuestiones y nuevos puntos de vista, enseñando a razonar con rigor y a resumir con claridad y precisión los resultados.

Y algunos del Institut-Escola, traducidos al castellano:

[…] El primordial precepto de nuestra pedagogía se condensa en esta breve expresión: Vitalizar la clase. Estas tres palabras lo dicen todo ya que ellas nos señalan qué cosas hemos de rechazar –las momificadas, las maquilladas, las falsas– y cuáles hemos de conservar o introducir: las vivas, las palpitantes, las verdaderas. El problema vivo, la cuestión candente son los que llenan de vigor el estudio y de eficiencia el esfuerzo. Su propia vitalidad hace que no sea necesario introducir elementos externos (recompensas, puniciones o puro maquillaje).

[…] El Institut-Escola […] procura que se asimile aquel conjunto de conocimientos que son el todo de una cultura inicial. Le importará ayudarle a pensar. Le importará sobremanera la salud y la higiene; el decoro personal […]. La tolerancia y la lealtad; la quietud de espíritu y la alegría sana; el ideal del Institut-Escola no es saber, sino educar; no es informar sino formar. No es poner en el alumno un bagaje que lo convierta en un almacén, sino hacer de él un campo de cultivo que produzca propia cosecha. No colgar en él ideas sino favorecer que tenga ideas.

[…]. El Institut-Escola seguirá la orientación dada desde Madrid […]. Nada de exámenes, de premios y castigos, de emulaciones vanas y corruptoras, y vida en las aulas como en el hogar y confianza íntima entre profesores y alumnos […]. Nada de libros de texto, ni de repeticiones de memoria […]. (Domènech, 1998: 132-133; 137-138)

Sin duda se los apropió y los compartió con grandes, excelentes, magníficos profesores. Por citar solamente aquellos que fueron más tarde preclaros catedráticos de instituto: Maria Comas i Soler (Geografía e Historia); M. dels Àngels Ferrer Sensat (Ciencias Naturales); Emilia Fustagueras Juan (Ciencias Naturales); Antoni Pla Gibernau (Geografía e Historia); Eduard Valentí Fiol (Latín); A. Ferrer y E. Valentí, reencontrados, años más tarde, en el instituto Balmes. En aquella institución, tan paradigmática, hizo el rodaje académico nuestro protagonista de hoy y ponía en práctica, adelantándose a muchos de los principios pedagógicos actuales, como son los de la intertextualidad, interdisciplinariedad, transversalidad, globalidad de conocimientos Así, el profesor Díaz-Plaja lo ejemplifica en una propuesta curricular politemática e interdisciplinar, como sinónimos de las citadas líneas más arriba, y que se pueden leer en el libro ya citado de S. Domènech. (1998: 193):

Por ejemplo, el paisaje. Ha sido ensayado un ciclo de clases sobre la interpretación del paisaje. El paisaje literario –la tierra alicantina vista por Gabriel Miró; la costa catalana vista por Joaquim Ruyra; la Castilla desnuda vista por Azorín; la Andalucía de Juan Ramón Jiménez; la Palestina descrita per Mosén Jacint Verdaguer–. Estos paisajes, leídos y comentados en la clase, han sido puestos en frente de paisajes musicales, recibidos en discos de gramola, paisajes en los que se mezclan elementos directos –canto de pájaros, ruido del viento– y elementos de interpretación descriptiva. Finalmente, estos dos paisajes se han comparado al paisaje pictórico que los alumnos han podido observar en el Museo de Bellas Artes.

CALA III: Instituto J. Balmes (República, Guerra Civil, dictadura franquista)

Perteneció al claustro de profesores como catedrático de Lengua y Literatura Españolas durante 34 años, periodo de tiempo amplio, largo, que coincide con el epígono de la República, la Guerra Civil y la dictadura franquista y en tres espacios o sedes diferentes: el que hoy nos acoge, el de la calle Mallorca (ahora Delegación del Gobierno de España) y el actual edificio de la calle Pau Claris, inaugurado el 18-XI-1942. Su docencia en el Balmes probablemente daría para una tesis doctoral o, por lo menos, para un trabajo de final de Grado o de Máster. Me centraré en tres aspectos:

1. Guillem Díaz-Plaja propuso en 1942 la recuperación del nombre de J. Balmes para designar el centro público y oficial. Como pura especulación y mera hipótesis difícil de convertirse en tesis, tal vez el sabio profesor habría leído hacía poco tiempo El Criterio del ensayista vicense y quedó impresionado por las consideraciones de carácter pedagógico que se reflejan. No puedo dejar de reproducir algunas (Balmes, 1966: 174 y sgts.) en atención a que la mayoría de los asistentes han sido, son o serán enseñantes, educadores, profesores; en una palabra, docentes y discentes.

1. El arte de enseñar bien no se aprende tanto con reglas como con modelos.

2. ¡Cuánto y cuánto falta que observar en materia de educación e instrucción!

3. La enseñanza tiene dos objetivos:

– Instruir a los alumnos en los elementos de la ciencia.

– Desenvolver su talento para que al salir de la escuela puedan hacer los adelantos proporcionados a su capacidad.

4. La carrera de la enseñanza debiera ser una profesión en que se fijaran definitivamente los que la abrazasen. Desgraciadamente no sucede así, y una tarea de tanta gravedad y trascendencia se desempeña como a la aventura y solo mientras se espera otra colocación mejor. El origen del mal no está en los profesores, sino en las leyes, que no los protegen lo bastante y no cuidan de brindarles con el aliciente y estímulo que el hombre necesita en todo. Un solo profesor bueno es capaz, en algunos años, de producir beneficios inmensos a un país. Él trabaja en una modesta cátedra, sin más testigos que unos pocos jóvenes pero estos jóvenes se renuevan con frecuencia y a la vuelta de unos años ocupan los destinos más importantes de la sociedad.

Principios que conectarían –o, mejor dicho, serían un digno y premonitorio precedente– con los de la ILE y los del Institut-Escola, ya citados.

2. Su discurso de recepción pública en la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, leído el 12-III-1961, titulado Una Càtedra de Retòrica. Se trata de un recorrido histórico por la persona al frente de la cátedra de Retórica, después ya de Lengua y Literatura Españolas, del primer instituto barcelonés. Arranca con dos nombres considerados como precedentes (M. Casamala y P. F. Monlau) porque el centro, como tal, no estaba creado. Sí, después ya destacan los nombres de este itinerario académico-docente que tiene los siguientes engarces: con indicación del lugar y año de nacimiento y muerte, si procede: Manuel Milà i Fontanals (Vilafranca del Penedès, 1818-Barcelona, 1884); Pau Piferrer i Fàbregas (Barcelona, 1818-1848); José Luis Pons i Gallarza (S. Andreu del Palomar, 1823-Sòller, 1894); Josep Coll i Vehí (El Far d’Empordà, 1823- Girona, 1876); Clemente Cortejón Lucas (Meco, 1842- Barcelona 1911); Francesc Xavier Garriga i Palau (Cadaqués, 1864-1941); Guillermo Díaz-Plaja Contestí (Manresa, 1909-Barcelona, 1984); Rosa Navarro Duran (Figueres, 1947) y Carles Bastons i Vivanco (Figueres, 1945), de los cuales, casualmente, la mayor parte procede del Empordà y/o tiene vínculos con las tierras gerundenses. En ese largo período de tiempo coincidió en el claustro de profesores con insignes colegas. Basta pensar en José Luis Asián Peña (Geografía e Historia), Miguel Azara Reverter (Francés), Caterina Bosch i Vidal (Ciencias Naturales), Francesc Canals Vidal (Filosofía), Joaquim Carreras Artau (Filosofía), M. dels Àngels Ferrer Sensat (Ciencias Naturales), Josep Gassiot Llorens (Física y Química), Santiago Olives Canals (Griego), Elvira Rocha Badal (Ciencias Naturales), Francisco Santos Coco (Latín), Eduard Valentí Fiol (Latín); Francesca Vendrell Gallostra (Lengua y Literatura Españolas); y la cantidad de ex alumnos que después han destacado en distintos campos de las relaciones humanas, como Salvador Claramunt (Historia, catedrático de la UB); Josep Danon (Medicina), Fabián Estapé (Economía: catedrático y rector de la UB), Carles Gasòliba (Política: eurodiputado), Enric Jardí (Derecho), los hermanos Joaquim e Isidre Molas (Filología y Derecho, respectivamente: catedráticos de la UAB), Albert Oliart (Política: ministro), Borja de Riquer (Historia: catedrático de la UAB), Josep M. Terricabras (Filosofia: catedrático y eurodiputado), Estanislau Tomàs (Ingeniería).

He aquí los comentarios de cuatro de ellos, cada uno expresando su opinión franca, sincera, todos ellos alumnos de Díaz-Plaja en el Balmes en diferentes momentos:

• E. Jardí (1924-1998). Abogado con una amplia producción ensayística:

Otros catedráticos me parecieron menos distantes, como por ejemplo, el de Historia José Luis Asián Peña, que tenía un gracioso deje andaluz, o el de Gramática Española Guillem Díaz-Plaja, que interrumpió el curso para casarse e iniciar el viaje de novios –forzosamente corto–, detalle que para muchos de nosotros que ya empezábamos a tener algunos atisbos de lo que era la vida sexual contribuyó a dar un prestigio suplementario a su figura docente. Díaz-Plaja continuó impartiendo clases en el instituto y, con el paso del tiempo, nos hicimos amigos. Con frecuencia, le decía que sus lecciones de historia de la literatura habían sido muy provechosas para mí y para muchos compañeros de mi promoción y él me repetía: «Tú habías sido uno de mis nanus», me recordaba que un día me había expulsado del aula al descubrir que yo, situado en una de las últimas filas, chupaba confiadamente una de aquellas manzanas de caramelo rojo que se vendían en la puerta del instituto o que comprábamos en la calle a través de la reja del jardín. (Bastons et al., 1995:169)

• E. Tomàs i Morera (1924-2014), doctor ingeniero industrial, primer presidente de la Societat Catalana de Tecnologia:

De Guillem Díaz- Plaja recuerdo su actitud seria y altiva y sus explicaciones altamente didácticas. (Bastons et al., 1995:176)

• J. Molas (1930-2015), catedrático de Literatura Catalana:

Díaz-Plaja hablaba con el mismo énfasis de Cervantes y de García Lorca. Y, si en clase o fuera de clase, le preguntabas con ingenuidad por Maragall o por Riba, te contestaba sin hacer espavientos […]. Díaz-Plaja hablaba como si tuviera la boca llena, con una voz baja y oscura y aprovechaba las clases para escribir versos. O por lo menos, esto sospechábamos. Repicaba la mesa con las puntas de los dedos como si golpeara un piano de cola. Y de repente quedaba inmóvil, con la mirada fija en el infinito (Bastons et al., 1995: 178-179).

• J. M. Terricabras (1946), eurodiputado y catedrático emérito de la Universidad de Gerona:

Guillem Díaz-Plaja, profesor de Lengua y Literatura Españolas, nos explicó todo un año Menéndez Pelayo. Él sabía realmente muchas cosas, pero no recuerdo que el curso fuera muy interesante.

Además, podía tener muy mal genio. Dos anécdotas: un día había un alboroto considerable en el aula, mientras esperábamos que el profesor llegara; él estaba por allí […] Entró en la clase absolutamente rabioso, profiriendo unos gritos terribles y nos espetó: «¿De dónde han salido ustedes, de una pocilga, de la cárcel?». Recuerdo que me sentí bastante ofendido, pero más que la cárcel fue la pocilga lo que más me afectó. Desde entonces me ha resultado una palabra insultante. Otra anécdota: se había prohibido a los alumnos, también a los mayores, que fumaran en el interior del Centro. Ya se puede suponer que la norma se respetaba moderadamente. El profesor Canals, de Filosofía, había tenido que ausentarse durante quince días y nos había enviado un sustituto. Era un muchacho joven, de mediana estatura, me parece que con bigote. Estaba en el pasillo esperando para entrar en clase y acababa de fumar un cigarrillo. En el otro extremo del pasillo apareció Díaz-Plaja: lo vio y fue directamente hacia él. Yo, en la entrada de la clase, lo miraba y no supe cómo tenía que reaccionar cuando Díaz-Plaja llega a la altura del pobre sustituto y, con el brazo y la mano extendidos, clava una bofetada al cigarrillo, que se le cae de los labios, mientras le amenaza con no sé qué cosas. El asaltado se echó hacia atrás instintivamente y murmuró «Soy el profesor sustituto». Díaz-Plaja, confuso, se disculpó. No llegó a abrazarlo por si acaso… (Bastons et al., 1995: 206)

Epílogo: uno y diverso

Para ir acabando estas palabras de apertura, de toda la numerosa, y casi insuperable, nómina de otros aspectos que configuran la polifacética personalidad de Díaz-Plaja quisiera nada más subrayar cuatro, acaso no tan conocidos y que conviene potenciar y difundir.

El primero: su participación académica en los Cursos Internacionales de Cultura Románica de Puigcerdà, que organizaba y patrocinaba el ayuntamiento de la capital de la Cerdanya, bajo la dirección técnica y logística de los profesores Dr. Antoni Comas (UB) y Dr. Ignasi Bajona, catedrático del instituto Lluís de Peguera de Manresa. El dictó, por ejemplo, la lección inaugural, con el título: «Introducción de la imprenta en España y la cultura renacentista», de la X edición, julio del 1974.

El segundo: él fue de los pioneros en reconocer la fuerza y empuje del modernismo catalán y de las vanguardias, como movimientos culturales con propio ADN. Para abreviar, lo sintetizo con una afirmación diazplajiana del año 1959, redactada en castellano como muestra de su bilingüismo y de su visión profética: «Es evidente que en Cataluña madruga un interés por el fenómeno finisecular cuya traducción estética entre nosotros constituye el modernismo» (Díaz-Plaja, 1966a: 348).