El gran giro de América Latina: hacia una región democrática, sostenible, próspera e incluyente - Sergio Bitar - E-Book

El gran giro de América Latina: hacia una región democrática, sostenible, próspera e incluyente E-Book

Sergio Bitar

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Beschreibung

América Latina y el Caribe están en una encrucijada, desencadenada por la mayor crisis global en más de un siglo. Hay una gran oportunidad que se debe aprovechar para avizorar un escenario próspero, incluyente y sostenible en plenitud democrática en todos los países de la región. Cada uno definirá su agenda en respuesta a su propia coyuntura y proyecto de nación acordado colectivamente, enmarcados en e Gran Giro de América Latina. Hacia una región democrática, próspera, sostenible e incluyente. El trayecto del desarrollo sostenible en democracia precisa de una visión de futuro que inspire grandes transformaciones, ambiciosas pero plausibles; éstas no sucederán automáticamente, sino gracias a la acción deliberada de todos y todas, con el liderazgo de un Estado renovado. En este libro se responde a preguntas clave para entender cómo llegamos a esta coyuntura crítica histórica, cuáles son los escenarios de futuro, cuál es el escenario deseado por todos y cómo podemos transitar a una nueva realidad, más justa e igualitaria. A partir de la experiencia y lecciones de la historia reciente de la región y del mundo, proponemos un gran giro en el quehacer de lo público, en el papel del Estado, en la participación de la ciudadanía y en todas las fuerzas sociales para salir de la crisis con políticas públicas de largo plazo, enmarcadas en un nuevo contrato social para fortalecer la gobernanza democrática, como condición esencial para abatir la pobreza y la desigualdad y emprender el camino del desarrollo sostenible sobre bases sólidas, dejando atrás la simulación, las apariencias y visión corta que han caracterizado a la región por décadas. Proponemos un gran pacto social que garantice la dignidad humana: empleo decente, salud universal, educación de calidad, vivienda digna y seguridad para todos. Sostenemos que es viable vivir en una región democrática, próspera, incluyente y sostenible, integrada al mundo con autonomía y liderazgo, con un Estado activo e inteligente, que posea un sentido de propósito, una estrategia y capacidad de ejecutar políticas públicas que cierren las brechas actuales.

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Bitar, Sergio

El Gran Giro de América Latina: Hacia una región democrática, sostenible, próspera e incluyente / Sergio

Bitar, Jorge Máttar, Javier Medina.

Cali : Programa Editorial Universidad del Valle, 2021.

168 páginas ; 24 cm-- (Colección Ciencias de la Administración)

1. América Latina - 2. Política y gobierno - 3. Democracia - 4. Gobernanza - 5. Gobernabilidad - 6. Prospectiva - 7. COVID-19

320.9 cd 22 ed.

B624

Universidad del Valle - Biblioteca Mario Carvajal

 

 

 

Universidad del Valle

Programa Editorial

Título: El Gran Giro de América Latina: Hacia una región democrática, sostenible, próspera e incluyente

Autores: Sergio Bitar, Jorge Máttar, Javier Medina

ISBN: 978-958-5168-91-6

ISBN: 978-958-5168-92-3 (PDF)

ISBN: 978-958-5168-93-0 (EPUB)

Colección: Ciencias de la Administración

Primera edición

Rector de la Universidad del Valle: Édgar Varela Barrios

Vicerrector de Investigaciones: Héctor Cadavid Ramírez

Director del Programa Editorial: Omar J. Díaz Saldaña

© Universidad del Valle

© Autores

Diseño y diagramación: Hugo H. Ordóñez Nievas

Corrección de estilo: Pacífico Abella Millán

_______

Los puntos de vista, opiniones y recomendaciones vertidas en este texto son exclusiva responsabilidad de los autores y no representan necesariamente las posiciones de las instituciones a las que pertenecen. El autor es el responsable del respeto a los derechos de autor y del material contenido en la publicación, razón por la cual la universidad no puede asumir ninguna responsabilidad en caso de omisiones o errores.

Cali, Colombia, junio de 2021

Diseño epub:Hipertexto – Netizen Digital Solutions

 

 

 

 

 

A Nathali Portilla Agudelo y Omar Mattar (e. p. d.)

A quienes sufren las consecuencias de la pandemia

A quienes trabajan para superarla

A quienes padecen marginación, injusticia y discriminación

A los niños y jóvenes, hombres y mujeres de las próximas generaciones con la esperanza y convencimiento de que todos, todas, podemos construir un mejor futuro.

PRÓLOGO

América Latina y el Caribe están en una encrucijada, desencadenada por la mayor crisis global en más de un siglo. En medio de este difícil momento histórico existe una gran oportunidad que se debe aprovechar para avizorar un escenario próspero, incluyente y sostenible, en plenitud democrática en todos los países de la región. Cada nación definirá su agenda en respuesta a su propia coyuntura y proyecto acordado colectivamente, enmarcados en el Gran Giro de América Latina hacia una región democrática, próspera, sostenible e incluyente

El trayecto del desarrollo sostenible en democracia precisa de una visión de futuro que inspire grandes transformaciones, ambiciosas pero plausibles; éstas no sucederán automáticamente, sino gracias a la acción deliberada de todos y todas, con el liderazgo de un Estado renovado. La gobernabilidad democrática de la región está en juego y depende esencialmente de la capacidad de aprendizaje y transformación de los modelos mentales y cambio de los comportamientos colectivos que la anclaron en el estancamiento económico y social.

En este libro se responde a preguntas clave para entender cómo llegamos a esta coyuntura crítica histórica, cuáles son los escenarios de futuro, cuál es el escenario deseado y cómo podemos transitar a una nueva realidad, más justa e igualitaria.

A partir de la experiencia y lecciones de la historia reciente de la región y del mundo los autores proponen un gran giro en el quehacer de lo público, en el papel del Estado, en la participación de la ciudadanía y en todas las fuerzas sociales para salir de la crisis con políticas públicas de largo plazo, enmarcadas en un nuevo contrato social, para fortalecer la gobernanza democrática, como condición esencial para abatir la pobreza y la desigualdad y emprender el camino del desarrollo sostenible sobre bases sólidas, dejando atrás la simulación, y la visión corta que han caracterizado a la región por décadas.

Los autores proponen un gran pacto social que garantice la dignidad humana: empleo decente, salud universal, educación de calidad, vivienda digna y seguridad para todos. Es viable vivir en una región democrática, próspera, incluyente y sostenible, integrada al mundo con autonomía y liderazgo, con un Estado activo e inteligente, que posea un sentido de propósito, una estrategia y capacidad de ejecutar políticas públicas que cierren las brechas actuales.

Este libro constituye un interesante esfuerzo intelectual y transdisciplinario, que utiliza la prospectiva como anticipación y construcción social del futuro. A partir de la conversación estratégica de tres latinoamericanos, de Colombia, Chile y México, con reconocida trayectoria académica, política e institucional, se exploran las alternativas futuras de América Latina y el lugar que las nuevas generaciones pueden desempeñar en la configuración de nuevas sendas. Significa igualmente una contribución desde la Universidad del Valle en la búsqueda de opciones que enriquezcan el modelo de desarrollo y el paradigma de la gestión pública vigente.

Esta reflexión es aún más necesaria y oportuna, en la crítica situación que vive la nación colombiana y América Latina. Gobernar como antes ya no es una opción. En los momentos difíciles la dirigencia no se puede enfocar únicamente en la coyuntura, debe levantar la cabeza y buscar nuevas perspectivas para evitar naufragar en la crisis. El papel de la academia es pensar mejor y más lejos, para iluminar el porvenir, y abrir rutas para pensar en nuevos futuros que sean posibles. Este libro es una valiosa contribución al debate de todos los ciudadanos y gobiernos de nuestra región para encontrar y recorrer nuevos caminos, y superar desafíos de una magnitud sin precedentes.

Edgar Varela BarriosRectorUniversidad del Valle

CONTENIDO

PRESENTACIÓN DE LA EDICIÓN CHILENA

José Miguel Insulza (Secretario General OEA 2005-2015)

Juan Somavia (Director General OIT, 1999-2012)

CARTA ABIERTAA LOS LATINOAMERICANOS

NUESTRO MENSAJE.UNA NUEVA OPORTUNIDAD PARA TRANSFORMAR A AMÉRICA LATINA

Enfrentando la pandemia

Construyendo un futuro promisorio: el gran giro latinoamericano

NUESTRO PROPÓSITO.FORTALECER LAS CAPACIDADES PARA GOBERNAR BIEN

La prospectiva ayuda a anticipar eventos y a gobernar mejor

CAPÍTULO I

DE DÓNDE VENIMOS. LA SITUACIÓN PREPANDEMIA

Discontinuidad de las políticas para el desarrollo sostenible en democracia

América Latina en el siglo XXI: una década perdida (2011-2020) y el peligro de otra más (2020-2030)

Desarrollar capacidades para enfrentar el cambio estructural global

CAPÍTULO II

EN DÓNDE ESTAMOS.NUEVOS PROBLEMAS, RIESGOS Y DESAFÍOS

Asignaturas históricas y nuevos desafíos. Gobernar como antes ya no es una opción

La crisis debe aprovecharse para transformar al Estado

CAPÍTULO III

A DÓNDE PODRÍAMOS IR.ESCENARIOS DEL CAMBIO ESTRUCTURAL

Claves metodológicas en la construcción de los escenarios

El cambio estructural global avanza y América Latina se rezaga

Actores y factores portadores del cambio estructural global

Escenarios de América Latina

El mundo después de la pandemia: oportunidades para América Latina

CAPÍTULO IV

HACIA DÓNDE QUEREMOS IR.INICIATIVAS PARA IMPULSAR EL GRAN GIRO DE AMÉRICA LATINA

El escenario deseado

Desafíos para impulsar las transformaciones

La gobernabilidad democrática es indispensable para los grandes cambios

La Agenda 2030 como guía y horizonte

El progreso democrático requiere cambios globales

CAPÍTULO V

CÓMO QUEREMOS LLEGAR. EJES ESTRATÉGICOS DEL GRAN GIRO

Aprendizajes de la crisis y transformaciones necesarias

Un pacto nacional

Construyendo el futuro: estrategias, actores e instrumentos

Factores aceleradores del giro latinoamericano

Institucionalidad y capacidades prospectivas para preparar y recorrer el camino

REFERENCIAS

DE LOS AUTORES

AGRADECIMIENTOS

NOTAS AL PIE

PRESENTACIÓN DE LA EDICIÓN CHILENA

Este texto contiene conceptos vertidos por Jose Miguel Insulza y Juan Somavia durante la presentación del libro en Chile, organizada por el Consejo Chileno de Prospectiva y Estrategia, la Fundacion Chile 21 y el Foro Permanente de Política Exterior, en junio 2021.

José Miguel Insulza (Secretario General OEA 2005-2015)

Hay un viejo debate que James Burnham inició hace casi un siglo, acerca de si la ciencia política debe dedicarse a lo que realmente ocurre más que a trazar imágenes idealistas acerca lo que podría ocurrir.

Yo creo, sin embargo, que entre el ser y el deber ser hay una parte que es fundamental en la ciencia: no basta comprobar lo que está sucediendo, menos ante una crisis en la que reina la incertidumbre, en donde nadie sabe muy bien hacia dónde ir. Es absolutamente fundamental un esfuerzo de prospectiva, porque la prospectiva precisamente busca superar los obstáculos que una sociedad vive, planteándose a dónde queremos ir, cuál va a ser finalmente el propósito de nuestra actividad, cómo hacerlo mejor y siempre dejando en claro que si lo logramos surgirán otros desafíos y problemas. Siempre es así.

Este esfuerzo prospectivo es muy necesario y obligatorio en un país y una región en la cual se vive una crisis grave.

Yo comparto lo que se dice al inicio del libro, que tuvimos una década perdida, pero creo que hay que ir más atrás y preguntarse por qué se perdió esta década. Hubo un gran progreso en América Latina en la década anterior, no nos olvidemos de la portada de The Economist, en que el Cristo Redentor de Río de Janeiro despega verticalmente como un avión a chorro, hacia los cielos, porque estábamos bien.

Cuando se produjo la crisis financiera de 2008, que no la habíamos creado nosotros, muchos gobernantes pensaron que tampoco la íbamos a sufrir. Entre tanto, el Fondo Monetario Internacional nos advertía que los países emergentes no habían vivido los efectos de la crisis todavía, pero que vivirían un periodo prolongado de crecimiento lento; y eso fue lo que ocurrió muy pocos años después.

No se aprovechó la bonanza que hubo entre 2010-2013. Cuando la economía de América Latina creció sustantivamente, cerca de 80 millones de personas dejaron la pobreza, que bajó de 43 a 28%. Ciertamente fue un gran progreso; hubo además más democracia; pero cambios fundamentales lamentablemente no los hubo, ni en la distribución del ingreso, ni en la acción del Estado sobre la economía, ni en el mejoramiento del medio ambiente, esos y otros cambios de “segunda generación” no se hicieron. Y nos encontramos entonces efectivamente, a partir del 2012, en una caída que se ha agravado por varias causas. Se agravó desde el punto de vista del crecimiento, también desde el punto de vista de la distribución, y eso fue acompañado entonces de un proceso marcado por la indignación. Se va acumulando odio, rabia, furia.

El gran problema que hemos tenido es que muchos sectores medios tenían ante sí la promesa de haber dejado la pobreza y, de repente, se veían amenazados de volver a ella. La política ha dado respuestas inútiles. La izquierda, por ejemplo, se agita en la indignación sin capacidad de dar respuestas reales, mientras que la derecha hace de cuenta que esa indignación no existe, o que va a pasar prontamente.

Entonces, creo que estamos en un período en que es necesario ponernos de acuerdo. En Chile lo alcanzamos años atrás después de una gran crisis, cuando la dictadura se agotó en nuestro país y la gente no quería la violencia como la forma de resolver los problemas. Hoy creo que la gente tampoco la quiere y, por tanto, tenemos la obligación, no solamente como políticos, sino también como académicos, de contribuir con una visión prospectiva, qué tipo de sociedad queremos crear y cómo la queremos crear. ¿Será posible eso? Los proyectos nacionales, los acuerdos nacionales, no son la característica permanente en una sociedad, solo surgen de vez en cuando.

No creo que en Chile sea fácil recuperar el clima que se vivía cuando terminó la dictadura, en 1989-1990. Sin embargo, esta posibilidad existe en la medida en que haya ideas claras y que sean difundidas en la sociedad. Bill Clinton planteaba, en una conferencia, que el gran problema de hacer política hoy es que se hace en plazos de 4 años, y la respuesta que la sociedad requiere generalmente toma más de una década. Por eso es necesario un acuerdo nacional.

Yo saludo este esfuerzo y propuesta. Es un libro que vale la pena leer y difundir mucho para ver si finalmente es posible salir de este pozo, de la manera en que se ha salido en otras ocasiones, con grandes acuerdos nacionales acerca de lo que hay que hacer ahora, y al mismo tiempo impulsando proyectos importantes que tengan una mirada a futuro, y que puedan unificar a la gran mayoría.

Juan Somavia (Director General OIT, 1999-2012)

Mi comentario es que estoy de acuerdo con las propuestas básicas, con lo que hay que hacer; y trataré de profundizar en el cómo, cómo hacer para que las políticas lleguen a la gente. Abordaré el tema del trabajo. El libro se refiere a la necesidad de un empleo de calidad y a la agenda 2030. Juntando el título del libro, la agenda 2030 y el trabajo, estos convergen plenamente en el Objetivo 8 de la Agenda 2030: “Promover el crecimiento económico sostenido inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos. Parece un texto escrito por ustedes.

¿Por qué la noción de trabajo decente es un tema tan central? Porque la calidad del trabajo define de múltiples maneras la calidad de una sociedad. Para el ser humano no se trata de cualquier trabajo, sino uno que le permita progresar y no solo subsistir.

Tanto así, que hoy se postula que el derecho al trabajo decente debiera ser un principio fundacional de la Constitución. En el marco del constitucionalismo social, es un derecho humano fundamental, reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, formulado desde 1999 por la OIT como trabajo decente, y ratificado globalmente por 193 países en la Agenda 2030. Se trata de reconocer en la construcción de sociedad el significado social del trabajo.

No es el concepto imperante. Hoy en día para muchos el trabajo es básicamente un costo de producción, al igual que una materia prima, el seguro, transporte, publicidad y otros. Es decir, el ser humano que trabaja es simplemente un precio.

Un trabajo decente es fuente de dignidad personal, de satisfacción, uno se prueba en el trabajo, genera mayor estabilidad familiar, según como la gente desee vivir. Hay menos tensión y violencia intrafamiliar. Tiene particular valor en las familias monoparentales, la gran mayoría a cargo de mujeres. El trabajo decente también produce comunidades más pacíficas, con menos violencia. Y, muy importante, el trabajador está investido de sus derechos ciudadanos. En consecuencia, también mira su vida laboral como una dimensión de la calidad de su inserción en la sociedad.

Es evidente que la suma de estas dimensiones del trabajo decente es una trascendente contribución a la cohesión social y, más aún, a una buena convivencia democrática. Entonces, partimos desde el trabajo como costo de producción, y terminamos con trabajo, cohesión social y convivencia democrática.

No basta con que el principio esté en la Constitución, la lucha política y social es absolutamente indispensable, sin eso, el riesgo de que las cosas se queden en el papel es muy grande, ha ocurrido muchas veces. De manera que una victoria constitucional sin su paralelo en un proceso social y político corre un riesgo grande de no hacerse realidad. La participación ciudadana es un elemento absolutamente central, y sabemos que no hay participación sin organización. Desde luego, con el papel central de los sindicatos, pero también desde el espacio ciudadano en el barrio, la comunidad, la municipalidad; actuar en el espacio local y territorial, no solo de la empresa.

La necesidad en este momento es cambiar el modelo neoliberal por otro modelo que incluya las diversas dimensiones del trabajo decente. A mí, la palabra modelo no me gusta mucho, tiende a ser cerrada. Como quiera que lo llamemos, lo que el país necesita es una Estrategia Nacional de Desarrollo fundada en la lucha contra el cambio climático y la instalación del desarrollo sostenible como su lógica organizadora. Este proceso está muy ligado a la prospectiva.

En ese marco, el tema del trabajo es esencial porque hay que identificar el impacto laboral qué significa la lucha contra el cambio climático y el tránsito al desarrollo sostenible. Igualmente, contempla el enorme impacto de la tecnología, en términos de automatización, robótica, inteligencia artificial, economía digital. El proceso de desarrollo sostenible está impactando a todos los sectores. Una estrategia nacional de desarrollo, en consecuencia, debe anticipar qué producciones no se van a hacer. Al mismo tiempo debemos analizar cuáles son los nuevos sectores dónde se realizarán las inversiones que nos interesa, con que socios y contrapartes. Una estrategia nacional de desarrollo sostenible deberá tener una visión integral elaborada en torno a valores, principios y objetivos sobre la sociedad que queremos construir.

Si queremos llegar al desarrollo sostenible, tenemos que integrar lo económico, lo social y lo medio ambiental, esos son sus tres dimensiones. Estamos todos formados sectorialmente, estamos educados sectorialmente y estamos organizados en el sistema público sectorialmente, toda nuestra mecánica mental es sectorial y no de integración. En consecuencia, si estamos hablando de estrategias de desarrollo, es necesario integrar de manera horizontal y con igual valor lo económico, lo social, y lo medio ambiental, rechazando el actual predominio de lo económico. Es un importante desafió al conocimiento. Termino con dos temas de preocupación

Primero, la pandemia ha producido en todos los países tensiones sociales, hay un retroceso social inmenso. Y hay que salir de la crisis caminando hacia el desarrollo sostenible, pero es peligroso que la tendencia apunte solo al corto plazo: crear empleos como sea y después nos preocupamos de su calidad y si nos conducen al desarrollo sostenible. Hay un riesgo evidente.

El otro riesgo es que este retroceso social continúe, se profundice y se transforme en una regresión social más universal que barrene los avances hacia la sostenibilidad y se vaya abandonando los objetivos de la Agenda 2030. La salida de la pandemia y del cambio climático tenemos que verlos vinculados, reconociendo que si no resolvemos lo social junto con la posibilidad de avanzar en lo ambiental va a ser muy difícil implementar los objetivos del Desarrollo Sostenible.

Pedir a muchos actuales gobiernos latinoamericanos y del Caribe visiones integradoras, decisiones de conjunto, compromisos colectivos, avances importantes con fuerte identidad regional, es extraordinariamente difícil en las actuales circunstancias. Hay una evidente falta de diálogo y conducción política en la región y los viejos acuerdos están todos más o menos en crisis. Eso cambiará e igualmente hay que persistir, pero creo más productivo a corto plazo explorar acuerdos específicos, no una visión integral. En consecuencia, tenemos que mirar con mucho realismo lo que es indispensable. Lo mejor que podemos hacer es profundizar lo más posible la cooperación latinoamericana en torno a temas urgentes como la producción regional de vacunas, el avance en conexión digital, los siempre postergados planes de infraestructura regional y otros similares.

Por otra parte, es necesario y posible mantener vivo el espíritu, la creatividad y el orgullo regional en los amplios espacios políticos y sociales no gubernamentales y de la sociedad civil. Así lo demostró el zarpazo de Trump a la Presidencia de BID, que produjo una reacción espontánea y generalizada de repudio en ese mundo. Hay una capacidad latente de identidad regional para preparar el futuro. Hay que saber organizarla desde ya.

Termino con Chile, creo que la experiencia constitucional chilena tiene un potencial gigante. Cuando el sistema político abre el espacio tras la revuelta social, y se incorporan al proceso voces nunca reconocidas, surge la oportunidad inédita: por primera vez en la historia del país someter a un plebiscito nacional un proyecto de Constitución redactada por constituyentes, cada cual con la legitimidad de un mandato popular. Tengo la creencia, la ilusión y a veces casi la convicción de que podrán encontrar los acuerdos necesarios que respondan tanto a las demandas populares como a la evidencia de las múltiples falencias y enormes desigualdades de nuestra sociedad. Los lectores que lean este libro en unos años podrán constatar mi acierto o mi error.

Es fascinante este encuentro y nos estimula todos a reflexionar.

CARTA ABIERTA A LOS LATINOAMERICANOS

En medio de una acentuación de los desafíos latinoamericanos, agudizados por la pandemia, creemos necesario levantar la mirada e impulsar un proyecto transformador en América Latina.

Vemos con alarma que las secuelas de la crisis sobre el desarrollo humano y sostenible de nuestros países se podrían prolongar por décadas. No nos preparamos, no hemos gestionado la crisis eficientemente y hemos sufrido un alto costo humano, económico y social. También nos preocupan las amenazas que se ciernen sobre la democracia en la región.

Debemos prevenir, para que esto no se repita. Para ello requerimos transformaciones efectivas y una democracia resiliente que propicie la participación social para que las oportunidades se aprovechen y mejoren la calidad de vida de todos los ciudadanos.

América Latina enfrenta desafíos fundamentales para su desarrollo y el avance de la democracia; nuestros mensajes y propuestas pretenden llegar a la región en su conjunto, pero también son susceptibles de asimilarse a la realidad de cada país. Nos inspira el principio de la armonía entre libertad e igualdad y entre liberalismo político y socialismo democrático.

Queremos llamar la atención sobre la magnitud de la crisis, la posibilidad de que empeore si no actuamos colectivamente y, lo más importante, la urgencia y el deber que tenemos, gobiernos, empresarios, trabajadores, académicos y ciudadanos, para enmendar el camino y construir un futuro democrático, sostenible e incluyente.

Venimos de un decenio perdido (2011-2020) en materia de progreso económico y social y estamos frente al peligro de otra década perdida más (2020-2030). Remontar el retroceso conlleva un esfuerzo monumental; debemos combatir la pobreza y la desigualdad en medio de la revolución digital y la defensa del planeta.

El cambio estructural global avanza y América Latina se rezaga. Gobernar como antes ya no es una opción. La aceleración tecnológica crea amenazas, pero también oportunidades para quienes estén alerta y preparados. Si no actuamos, los escenarios futuros pueden colocarnos en una trayectoria de degradación progresiva y, en el peor de los escenarios, distópica.

El Estado debe ser objeto de importantes reformas para servir a la democracia y encabezar la construcción de un mejor futuro para todos, convocar al diálogo social para encontrar convergencias y dirimir diferencias y, así, encaminarnos a la acción constructiva y al despliegue de nuestras capacidades para enfrentar las asignaturas históricas y los nuevos retos del mundo post-Covid, y prepararnos para gobernar mejor, con visión y eficiencia.

Estamos frente a problemas estructurales de largo aliento cuya solución no está en las manos de ningún actor en particular; es indispensable el concurso y el consenso de todas las fuerzas sociales, con mayor participación de las mujeres, inclusión de los jóvenes, sin distingos de clase, origen cultural o étnico, o género, ni preferencias políticas, religiosas o ideológicas.

El gran giro de América Latina

Proponemos un gran pacto social que garantice condiciones de vida básicas, empleo decente, salud universal, educación de calidad, vivienda digna y seguridad para todos. Es la hora de la esperanza; es viable vivir en una región democrática, próspera, incluyente y sostenible, capaz de transformarse productiva y digitalmente; integrada al mundo con autonomía y liderazgo, con un Estado activo e inteligente que posea un sentido de propósito, una estrategia y capacidad de ejecutar políticas públicas que cierren las brechas actuales.

El escenario deseado que proponemos construir representa un giro virtuoso que debe inspirar la transformación integral de América Latina. Este viraje necesita del desarrollo de las capacidades de todas las generaciones. Los jóvenes deben procurar la formación de fuerzas políticas y sociales mayoritarias para impulsar y realizar transformaciones que demandarán esfuerzos hoy, para mostrar los beneficios luego.

Debemos recuperar el rumbo y alcanzar el respeto y la posición global que se merece esta región, con una pluralidad enriquecedora, una nueva colaboración y coordinación regionales para negociar como bloque, con una sola voz, en foros e instancias internacionales.

Estos grandes desafíos son una tarea colosal que hay que empezar hoy, con estrategia, como aquella de los grandes maestros que construyeron las catedrales medievales, quienes iniciaban su labor sin saber quién la iba a finalizar, y transmitían esta fe y confianza a la siguiente generación hasta que la obra fuera concluida. Debemos invertir para el futuro con inteligencia y solidaridad con las próximas generaciones.

Este es un momento de cooperación y unidad, de invitarnos a la reflexión y a la acción, y esperamos que este documento nos ayude a clarificar de dónde venimos y en dónde estamos, para vislumbrar a dónde podemos ir, a dónde queremos ir y cómo podemos llegar.

Es nuestro deseo y nuestra esperanza que los gobernantes de las nuevas generaciones aprendan de la crisis, reciban esta reflexión, la mejoren y la hagan suya, y ejecuten decisiones de política pública con persistencia y consenso para lograr los resultados necesarios y adecuados.

Hemos procurado una narrativa accesible para todos los interesados en soñar y edificar colectivamente un mejor futuro; todos tenemos una obligación ética para forjar un porvenir esperanzador para nuestros hijos. A ellos nos dirigimos también.

Pretendemos que El Gran Giro de América Latina: hacia una región democrática, próspera, sostenible e incluyente sea un aporte útil como un punto de apoyo para edificar un mundo y una región mejores, con reglas claras, una agenda global basada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y un capitalismo consciente, en función de una casa planetaria común.

La participación ciudadana es vital, y la planificación democrática y participativa es esencial porque brinda enfoques integrales, transversales y multidimensionales para orientar las políticas públicas acordadas colectivamente. Necesitamos preservar y acrecentar la gobernabilidad democrática porque es la esencia y el pilar del gran giro de América Latina.

La cooperación y la comprensión mutua es la fuerza aceleradora del giro latinoamericano. Es clave crear la institucionalidad y las capacidades prospectivas en el gobierno —y también en todos los actores del desarrollo y la democracia— para preparar y recorrer el camino.

Nos espera un tiempo difícil, pero lo podemos hacer fructífero si nos comunicamos, defendemos nuestras ideas, escuchamos a los demás, compartimos conocimiento y nos centramos en las oportunidades que genera la convergencia de aspiraciones. ¡Podemos mejorar el presente y construir un futuro superior para tod@s!

NUESTRO MENSAJE.UNA NUEVA OPORTUNIDAD PARA TRANSFORMAR A AMÉRICA LATINA1

• La pandemia provocada por el coronavirus SARS Cov.2 es un evento que profundizará las carencias de la región, en particular las acumuladas en la última década, y por las cuales la democracia se ve comprometida. El crecimiento del producto per cápita y los avances en la reducción de la pobreza y de la desigualdad se han detenido, dando lugar a una nueva década perdida para el desarrollo de la región. Sin soslayar los enormes costos y desafíos que está provocando la Covid-19, también debe ser una oportunidad para enfrentar de manera estructural los problemas y desafíos que acarrean América Latina y el Caribe desde hace décadas, para repensar nuestro modelo de desarrollo, construir un nuevo contrato social y avanzar hacia una democracia más inclusiva, resiliente y de mejor calidad; un anhelo que muchos ciudadanos han expresado en las protestas sociales cada vez más amplias, intensas y frecuentes en la región.

• En el quinquenio previo a la aparición de la Covid-19, América Latina ya presentaba una combinación de Estados débiles, democracias disfuncionales, lento crecimiento, sistemas de salud frágiles, baja calidad institucional y altos niveles de desigualdad, informalidad y pobreza. Los gobiernos han adoptado diferentes medidas para enfrentar la crisis económica y social, desde confinamientos estrictos hasta acciones para mitigar sus efectos. La pérdida de vidas y la caída en la producción de bienes y servicios en la región es catastrófica. América Latina y el Caribe son la región del mundo más afectada por la pandemia.

• El escenario económico marcó una contracción del PIB regional de 7,7% y de 8,5% del producto por habitante en 2020, la peor crisis desde la Gran Depresión, y su duración y secuelas son inciertas. El desempleo llegó a 13,5% de la población económicamente activa, es decir, 44 millones de nuevos desempleados (Cepal/OIT, 2020). La pobreza alcanzó al 37,3% de la población de la región, mientras que la pobreza extrema aumentó a 15,5%, lo cual significa 45 millones más de pobres (y un total de 230 millones), y el número de personas en situación de pobreza extrema y con riesgo de desnutrición creció en 28 millones, y alcanza a 96 millones de personas. Las previsiones para los años subsecuentes indican una frágil recuperación. La distribución del ingreso podría retroceder a niveles de inicios de este siglo (Cepal, 2021)

• Algunos expertos indican que, aunque los efectos de la pandemia mengüen, es muy posible que el coronavirus SARS Cov.2 permanezca con nosotros durante un largo periodo, como ocurre con el virus de la influenza (The Economist, 13 de febrero de 2021, páginas 9-10). Muchas de nuestras actividades, costumbres, estilos de vida, modalidades de trabajo y ocio no volverán por años y, quizás, nunca más. Una variedad de formas de organización y quehaceres de gobiernos y sociedades mutarán de manera permanente. Tenemos que aprender a vivir en una nueva realidad, lo que implica redoblar el esfuerzo para construir un “nuevo futuro” en un mundo “coronormal”, en función de las consecuencias que trajo la pandemia, y también obliga a prepararnos más y mejor para enfrentar los cisnes negros por venir.

• Nuestro mensaje lleva el deseo de promover en todos los actores del desarrollo —sociedad, academia, sector privado, gobierno, parlamentos y partidos políticos— la incorporación sistémica del futuro en sus narrativas y, especialmente, en sus quehaceres respectivos. La crisis desatada por la pandemia obliga a todos a tomar decisiones de cortísimo plazo y, por tanto, prevalece la visión inmediata en los asuntos del desarrollo, quedando pendientes, una vez más, las transformaciones estructurales que requiere la región. Debemos romper esa inercia.

• Hacemos un llamado a desarrollar capacidades prospectivas para prepararnos más y mejor frente a acontecimientos de alto impacto y construir colectivamente un porvenir próspero, sostenible y equitativo en ejercicio pleno de la democracia, es decir, convocamos a provocar el Gran Giro de América Latina. La prospectiva tendrá que incorporarse de manera estructural y orgánica como una de las herramientas del Estado, la sociedad y el sector privado para edificar políticas públicas con estrategia, anticipación y visión de largo plazo, para impulsar los cambios estructurales necesarios.

• Nuestro mensaje no es apocalíptico ni complaciente; es realista y se sustenta en la utilización de la prospectiva con capacidad de transformar en acción. Proponemos caminos posibles para la transformación hacia una democracia social.

Enfrentando la pandemia