El libro de Josué - Rev. Norman Holmes - E-Book

El libro de Josué E-Book

Rev. Norman Holmes

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Beschreibung

Familias y tribus viviendo en una nueva tierra.  ¿Cómo  todo esto es relevante para nosotros?  El Rev. Norman Holmes nos mostrará cómo El libro de Josué tiene muchos paralelismos espirituales y aplicaciones proféticas para hoy. Únase a nosotros mientras estu-diamos los temas siguientes y muchos más:
•Obtener nuestra herencia en Cristo
•Por qué somos la generación de Josué 
•La pelea de nuestras batallas en las huestes celestiales
•Cómo Dios cambia las maldiciones en bendiciones
•El experimentar la vida crucificada
•Cómo las mujeres ganan y pierden el llamado de Dios
•Por qué “obtener la bendición” no es suficiente
•Obtener un corazón circunciso 
•Cómo multiplicar nuestro ministerio

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El Libro de JOSUÉ

Obteniendo nuestra herencia

versión 1.1

Por

Título original: “The Book of Joshua: Obtaining Our Inheritance”.

 © 1999 Norman Holmes

Versión 1.0 en ingles

Título en español: “EL LIBRO DE  JOSUÉ, OBTENIENDO NUESTRA HERENCIA”

© 2004 Norman Holmes

Versión 1.1 en español

Diseño de portada: © 2004 Brian J. Bailey y sus licenciatarios.

Libro de texto de Zion Christian University.

Usado con permiso.

Todos los derechos reservados.

Publicado por Zion Christian Publishers.

Primera edición en español impresa en abril  2004.

Segunda edición en español impresa en junio 2009.

Cuarta impresión, julio 2014.

Quinta impresión, diciembre 2015. Versión 1.1.

Edición: equipo de traducción de Guatemala.

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin la debida autorización de los editores.

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en

manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico o mecánico, sin permiso por escrito del editor, excepto en el caso de citas breves en artículos o reseñas.

A menos que se indique lo contrario, las citas son tomadas de la Santa Biblia,

versión Reina-Valera © 1960, propiedad de las Sociedades Bíblicas Unidas.

Publicado en formato e-book en octubre 2020

En los Estados Unidos de América.

ISBN versión electrónica (E-book)  1-59665-494-5

Para obtener más información comuníquese a:

Zion Christian Publishers

Un ministerio de Zion Fellowship, Inc

P.O. Box 70

Waverly, NY 14892

Tel: (607) 565-2801

www.zcpublishers.com

www.zionfellowship.org

Capítulo 1

Introducción

Soldados en batalla, naciones en guerra, familias y tribus viviendo en una nueva tierra, ¿qué tiene que ver todo esto con nosotros? ¿En qué manera, las antiguas historias del libro de Josué ayudan a inspirar y a guiar al cristiano de hoy? Como veremos, la historia registrada en este libro contiene emocionantes paralelismos espirituales y aplicaciones proféticas para hoy. Consideraremos en forma detallada, en qué manera Josué es tipo o figura de nuestro Señor Jesucristo. Mientras Josué guió un ejército de soldados a la victoria en lo natural, nuestro Señor Jesucristo está liderando, ahora, un ejército espiritual: la Iglesia. Nuestros estudios revelarán en qué manera, la “Generación de Josué” se levantará en los últimos tiempos para triunfar contra las puertas del infierno.

En vez de combatir las sangrientas batallas terrenales del Antiguo Testamento, el cristiano de hoy hace guerra espiritual en los aires. Efesios 6:12 nos dice: “Porque no tenemos lucha contra sangre y  carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. En el Antiguo Testamento vemos que los israelitas pelearon para poseer su herencia natural, una tierra que “fluía leche y miel”. Hoy, los cristianos pelean, no para obtener un reino terrenal, sino una herencia espiritual en el reino de Dios.

Primero lo natural, luego lo espiritual

En 1 Corintios 15:46 el apóstol Pablo nos da la clave para ayudarnos a entender los caminos de Dios. Allí leemos: “Pero lo espiritual no es primero, sino lo natural; luego lo espiritual”(RVA). A través de toda la Biblia, podemos ver como el Señor obró de acuerdo a  este patrón. El Antiguo Testamento, nos habla de los hijos naturales de Abraham, mientras que el Nuevo Testamento nos habla de sus hijos espirituales en la fe. El Antiguo Testamento habla de templos naturales en donde Dios habitaba , pero ahora, Dios habita en un templo espiritual, la Iglesia. ¿Por qué el Antiguo Testamento está lleno de  cosas naturales que luego se repiten espiritualmente en el Nuevo Testamento para nosotros? Dios obra así, mostrándonos modelos o patrones naturales de lo que quiere lograr en el espíritu. Lo que no podemos ver de los planes invisibles de Dios, podemos comenzar a comprenderlo a través de Sus obras naturales, (ver Romanos 1:20). Al estudiar el Libro de Josué, veremos repetidamente el registro de diversos eventos naturales que tienen una aplicación espiritual para nosotros, hoy. Y luego, al comprender los principios espirituales revelados en la manera en que Josué y sus tropas obtuvieron la Tierra Prometida, podremos convertirnos en buenos soldados de Jesucristo, para obtener nuestra propia herencia en el Reino de Dios.

El siguiente cuadro nos ayudará a ver estos paralelos:

Por supuesto, el Libro de Josué también puede ser estudiado como historia natural. Nos cuenta cómo Josué guió al pueblo de Israel a la tierra que Dios les había prometido. Israel conquistó las tribus cananeas que vivían allí, dividió el territorio y habitó en las áreas dadas a sus doce tribus.

Sin embargo, el mensaje más importante que encontramos en este libro, es su cumplimiento espiritual. Así como a los israelitas se les dijo que había una Tierra Prometida que podían heredar, así también hay una “tierra prometida” en la que el pueblo de Dios puede entrar y la cual puede poseer. La herencia espiritual es el reino de Dios. Esto incluye las promesas de Dios, los dones y ministerios, y las  posesiones y recompensas eternas que Dios quiere que heredemos en Su reino.

Para nosotros, la aplicación espiritual del Libro de Josué es que Jesús nuestro Capitán, quiere guiarnos a las promesas de Dios para nuestra vida. Debemos conquistar a nuestros enemigos espirituales y establecer el reino de Dios en nuestra vida, familia, iglesia, área en donde vivimos, y nación. Tendremos muchas batallas espirituales antes de alcanzar la plenitud del carácter, ministerios y recompensas de Dios. Sin embargo, al comenzar a alcanzar nuestra herencia en Cristo, necesitaremos aprender a usar y cuidar lo que Dios nos ha dado. Estas son las claves  que podremos obtener una vez que hayamos entendido plenamente el libro.

Bosquejo del Libro de Josué

El Libro de Josué nos enseña estas lecciones de una forma clara, paso a paso. El contenido del libro se divide en dos secciones iguales, cada una contiene doce capítulos. La primera mitad (capítulos 1-12) puede ser titulada “Conquistando la Herencia”. En esta sección leemos cómo Josué cruzó el río Jordán y derrotó al ejército de los cananeos en la Tierra Prometida.

La segunda mitad del libro (capítulos 13-24) puede ser titulada: “Poseyendo la herencia”. Después de que los israelitas entraron y derrotaron a sus enemigos, ellos tuvieron que aprender a asentarse y cómo tomar posesión de la tierra. Cada una de las tribus tenía su propia área geográfica en donde vivir, claramente delimitada. También leemos acerca de herencias específicas, para diversas personas que buscaron y recibieron; como Caleb, Acsa, las hijas de Zelofehad, y Josué mismo.

El siguiente cuadro nos muestra un bosquejo de la división del Libro de Josué en dos partes:

  1ra Mitad:  Conquistando la herencia

  Sección1:  Entrando en la tierra Capítulos 1-5

  Sección 2:  Conquistando Canaán Capítulos 6-12

  2da Mitad: Poseyendo la herencia

  Sección 3: Repartiendo la tierra  Capítulos 13 al 22:9

  Sección 4: Cuidando la herencia Capítulos 22:10 al 24

La última fila del cuadro divide, cada una a su vez, las dos partes del Libro de Josué en dos secciones. Podemos llamar a estas partes los “cuartos” del libro. Cada uno trata el tema principal de su respectiva parte, para luego continuar explicando en mayor detalle como los israelitas conquistaron y poseyeron la Tierra Prometida.

Es necesario que cada una de estas cuatro secciones se cumpla espiritualmente en la vida de todo cristiano que avanza para llevar a cabo el plan de Dios para su vida. El cristiano que está madurando necesita, primero, comenzar a entrar en las promesas de su herencia en Cristo. Como consecuencia, esto los llevará  a enfrentar diversos conflictos que deben superar para alcanzar estas promesas. Luego, mientras comienza a recibir el carácter, ministerios y recompensas de Dios, necesitarán de gran sabiduría para organizar y establecer estas bendiciones. Finalmente, para poder completar el plan de Dios para su vida, necesitarán cuidar y multiplicar su herencia, pasándola a las próximas generaciones de hijos naturales y espirituales.

Author y fecha

La tradición Judía y el Talmud, declaran que fue Josué mismo el autor del libro. Casi al final del libro leemos: “Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios...” (Jos.  24:26). Esto, como mínimo se refiere al último sermón de Josué pero posiblemente se refiere a todo el libro. Josué era la persona más calificada  para escribir estos eventos, tanto como testigo ocular y como hombre de Dios, hábil para declarar la palabra de Dios. Hay algunas secciones del libro (como la muerte de Josué en el capítulo 24:29-31) que deben de haber sido agregadas por el editor final del libro, tal vez por alguno de los sumo sacerdotes o por uno de los primeros jueces de Israel. Aun así, si el libro no fue de hecho escrito por Josué, entonces debió haber sido escrito por algún contemporáneo de Josué, testigo ocular de lo que sucedió. Esto es confirmado por el autor, cuando dice: “nos la daría” en Josué 5:6, y por el hecho que Rahab todavía vivía cuando se escribió Josué 6:25. Esto nos lleva a pensar que el libro fue escrito durante la primera parte del siglo XIV a.C.

Capítulo 2

LA PREPARACIÓN DE JOSUÉ

Antes de estudiar el libro de Josué es importante que consideremos cómo el Señor preparó al líder, en honor a quien este libro es titulado. El Señor escogió a Josué de un grupo de más de un millón y medio de hombres porque poseía ciertas cualidades muy claras en su vida.

En nuestros días, el Señor está buscando hombres y mujeres que Él pueda escoger y ungir para obtener la victoria para nuestras familias, congregaciones, y aun de naciones. ¿Quién calificará para recibir tan grande privilegio? Mientras aprendemos cómo el Señor preparó a Josué, también aprendemos valiosas lecciones que pueden ayudarnos a ser escogidos por Dios. 

Josué se convirtió en un buen soldado

La primera vez que se nombra a Josué en las Escrituras es en Éxodo 17:9, cuando Moisés lo elige para guiar a los soldados en contra del ejército de Amalec. Josué y sus tropas derrotaron a los amalecitas y Josué se convirtió en un soldado sabio y valiente. Si queremos ser elegidos para guiar al pueblo de Dios a grandes victorias, debemos aprender a ser “fuertes y valientes”, así como Josué muchas veces fue exhortado a serlo (Jos. 1:6-7,9,18). 

En 1 Juan 2:12-14 vemos tres categorías de creyentes. En estos versículos el apóstol Juan compara nuestro crecimiento espiritual con el desarrollo natural de una persona, desde que es hijo, hasta que llega a ser padre. En el versículo 14 leemos: “Os he escrito a vosotros jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno”.

Así como un joven puede madurar y calificar para unirse al ejército, el cristiano en su camino a la madurez, debería desarrollarse para llegar a ser un “buen soldado de Jesucristo” (2 Ti. 2:3). Esto nos llevará a ser “fuertes en el Señor y en el poder de Sus fuerzas” y nos ayudará a ser conformados a la imagen de Cristo, como nos dice Éxodo 15:3: “Jehová es varón de guerra”.

Hay tiempos en los cuales el pueblo de Dios será atacado por poderes demoníacos o por la gente que está bajo control demoníaco. ¿Seremos fuertes y osados para pelear cuando sea el tiempo de luchar por el Señor? Recuerde, ¡esto es lo que separa a los hombres de los niños!

Muchas veces he enfrentado batallas que en mi carne hubiera querido evitar. A menudo, puede ser algo tan simple como salir de la cama en la noche para orar. Puede ser un conflicto en la iglesia. Una vez, como pastor adjunto, tuve que pararme en la entrada de la iglesia y decirle a un borracho que estaba endemoniado, que no era bienvenido. Este hombre, grande y fuerte, se puso violento, y salió a la calle, arrancó el rótulo de la iglesia, volvió con esto en la mano a toda velocidad para tirarlo contra el gran vidrio del frente de la iglesia. Del otro lado del vitral, ¡nuestro pastor estaba predicando en el púlpito! En ese momento, deseé que algunos de los hombres fuertes de la iglesia estuvieran allí en vez de mí; pero como yo era él único ahí, apunté mi dedo hacia este hombre violento y lo reprendí en el nombre del Señor. Su reacción a esto fue como si alguien le hubiera pegado en el pecho con un bate de baseball, dio la vuelta, y se fue tambaleándose.

En otra ocasión, yo estaba predicando en un seminario para pastores en una provincia de las Filipinas, controlada principalmente por los comunistas. El mensaje que el Señor me dijo que tenía que dar era que si las iglesias predicaban el Evangelio con osadía, el Señor iba a cambiar la provincia y a romper el poder del comunismo allí. Esa predicación me ganó una amenaza de muerte que, en lo natural, me hizo desear ¡subir al próximo avión e irme! Sin embargo, sabía que si huía en temor, mi ministerio no tendría efecto e incluso dejaría a los pastores en derrota. Entonces, oré por esto y me quedé por algunos días hasta que el seminario culminó en victoria.

Este seminario ayudó a animar a algunos ministros a evangelizar agresivamente. ¡En ocho años se convirtieron 10,000 personas y el poder del comunismo fue quebrantado! Después, inicié una escuela bíblica allí, para 120 pastores y obreros en la iglesia de un pastor que antes formaba parte del escuadrón local de asesinos comunistas.

¿Cuál es nuestra reacción cuando las batallas se ponen difíciles? El Señor quiere enseñarnos a “sufrir las penalidades como buen soldado de Jesucristo” (2 Ti. 2:3). Este es un requisito que necesitamos para convertirnos en líderes escogidos por Dios y seguidos por los hombres.

Otra lección para aprender de la victoria de Josué sobre los amalecitas, concierne la herencia de Amalec. Él era nieto de Esaú, quien representa al hombre carnal y  las obras de la carne (Gál. 4:22-29). Si queremos ser exitosos líderes cristianos, debemos luchar en contra de las obras de la carne en nuestra propia vida. Debemos declarar guerra en contra de los “amalecitas” que intentarán destruir nuestro ministerio espiritual. El rey Saúl fue un líder que hizo alianza con los amalecitas, cuando el Señor le había ordenado destruirlos; al final, fue un amalecita quien alardeó haber matado a Saúl. Para convertirnos en buenos líderes, no debemos conformarnos con la victoria de batallas temporales sobre las lujurias de la carne. Debemos declararle la guerra total a la carne y tratar de erradicarla de nuestra vida, si no, en tiempos de dificultad o de debilidad personal, pueden reaparecer para infiltrarse y destruirnos.

Josué era un siervo

En muchas de las primeras referencias acerca de Josué, leemos que era llamado el siervo de Moisés (Éx. 24:13; Nm. 11:28; Jos.1:1). En su juventud, Josué no era uno de los líderes de Israel, ni provenía de familia de sacerdotes. No tenía la apariencia de un futuro líder. En términos modernos, podríamos decir que no era un anciano de la iglesia, ni el hijo de un ministro. Josué era como un diácono, ¡a quien Dios escogió promover y nombrar pastor principal! Ni aun Moisés se dio cuenta de que Josué era el elegido por Dios para ser el próximo líder, hasta que el Señor se lo mostró al final de su vida (Nm.27:15-21).

Ser un siervo (de acuerdo al Griego, un diácono); en lo natural, no es visto como un ministerio importante o un escalón al éxito. Aun así, los pensamientos de Dios, no son nuestros pensamientos, y Sus caminos no son nuestros caminos. El Señor Jesús, en persona, nos enseña en Marcos 10:43 lo siguiente: “Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor”. Es mientras servimos, que nos preparamos para liderar. Esto es porque todo líder sigue siendo un hombre bajo una autoridad mayor, ¡a menos que usted desee ser un dictador o el Papa! Entre más aprendemos a ser siervos fieles y canales de la autoridad sobre nosotros, más podemos ser promovidos y recibir las responsabilidades de niveles de autoridad mayor. Éste es el camino opuesto al del hombre carnal, quien enseña que debes promocionarte y subir la escalera del éxito para convertirte en un líder de renombre profesional. Si seguimos los caminos de Dios y nos ganamos Sus promociones, debemos poner atención a la exhortación: “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará”. “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas...”. “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel...” (Stg.  4:10; Ec. 9:10; Lc. 16:10).

Como siervo de Moisés, Josué también aprendió muchas valiosas lecciones, estando cerca de Moisés y aprendiendo de su sabiduría. En Números 11:26-29 cuando Josué quiso detener a los dos ancianos que profetizaban en el campamento, Moisés le ayudó a descubrir cuán abierto es el corazón de Dios. Si Josué no hubiera impartido a Israel esta mentalidad no sectaria, las tribus del oeste del Jordán hubieran destruido a las del este del Jordán, cuando estas construyeron un altar, como vemos en Josué 22:10-34.

El nombre y carácter de Josué fue cambiado

Otra clave importante para la preparación de Josué fue que Dios cambió su nombre. Esto significaba que el Señor estaba cambiando el carácter y el llamado de Josué. Después que Josué sirvió a Moisés como asistente y capitán de su ejército, leemos, en Números 13, que también fue escogido como uno de los 12 espías enviados a Canaán. En el versículo 8, vemos que es llamado de acuerdo a su nombre original, pero en el versículo 16, leemos: “Estos son los nombres de los varones que Moisés envió a reconocer la tierra; y a Oseas hijo de Nun le puso Moisés el nombre de Josué”.

Los nombres generalmente profetizan nuestro carácter y llamado. Abigail discernió correctamente que el nombre de su marido correspondía con su carácter cuando dijo: “...porque conforme a su nombre así es” (1 Samuel 25:25). Si descubrimos el significado de un nombre, siempre podremos descubrir en él, cuál es el llamado de Dios. Sabemos que Abraham cumplió su llamado convirtiéndose en “Padre de Naciones”, y que el nombre de Jesús también fue profético, significando: “El Señor es Salvación”.

El nombre dado a Josué al nacer era Oseas, que significa “salvación” o “salvar”. Moisés fue guiado por el espíritu al cambiar su nombre agregando una letra al inicio de su nombre. El agregar la letra “J” hizo que su nuevo nombre se convirtiera en Jehoshua, o Yehoshua. Hoy se escribe Josué, Yeshua, o Jesús en su forma moderna o corta. El significado completo de su nombre es: “el Señor Salva” o “el Señor es Salvación”.