El lirio y la azucena - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

El lirio y la azucena E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

El lirio y la azuzena es un auto sacramental de Pedro Calderón de la Barca, género en el que llegó a alcanzar la plenitud, al combinar a la perfección con su talento natural, amante de la pintura y de las sutilezas y complejidades teológicas.

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Seitenzahl: 61

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Pedro Calderón de la Barca

El lirio y la Azucena

 

Saga

El lirio y la azucenaCover image: Shutterstock Copyright © 1660, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726499674

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

AUTO ALEGÓRICO

PERSONAS

La Discordia La Guerra Clodoveo El Rey De La Ley Natural Rodulfo El Rey De La Ley De Gracia La Paz El Ocio El Brazo Seglar El Brazo Eclesiástico Un Ángel La Justicia La Infanta La Fama

Sale la Discordia con plumas, bengala y espada

 

Discordia Sedicioso tumulto,

a quien dio la ambición primero culto

desde aquella primera

lid, en que, comunero de esa esfera

que el sol de luces baña 5

haciendo de tu patria tu campaña,

arrojaste a la tierra

los fieros aparatos de la guerra.

Tú, cuya furia al mundo introducida

en civil y campal vio dividida, 10

no sólo entre el vasallo y enemigo

cualquier mortal, pero entre sí y consigo,

según de Job se indicia;

pues al hombre doméstica milicia

le llama siendo su confuso abismo, 15

dentro de sí, batalla de sí mismo;

oye mi voz.

 

Tócanse cajas y sale la Guerra armado con plumas,banda y bastón

 

Guerra ¿Qué quieres,

¡oh común disensión!, puesto que eres

contra la paz y natural concordia

del hombre entre los hombres la discordia? 20

Que ya ves, pues tu ser mi ser encierra,

cuánto uno son; no más, Discordia y Guerra.

Discordia Aunque en el fin uno no más seamos,

somos dos en las sendas que pisamos,

pues cuando hacia las cortes van mis sañas, 25

van tus furores hacia las campañas;

y siendo así, que de una y otra huella

necesita el influjo de mi estrella,

te diré lo que sabes por moverte

a una acción.

Guerra ¿De qué suerte?

Discordia De esta suerte: 30

yo soy la (ya lo dijiste), del primero

rebelión hija, la Discordia; pero

primero que prosiga,

por si más que mi voz, mi horror te obliga,

pretendo que en futuras sombras veas 35

la vaga confusión de mis ideas.

Pues para revelarte

lo más remoto bien en esta parte

aprovecharme puedo

de magias que diabólicas heredo 40

de fitonisas mías.

Samuel lo diga entre cenizas frías,

y pues reproba ya la consecuencia,

hecha está para usar réproba ciencia,

ven conmigo, ¿qué ves en ese monte? 45

 

Llévale al primer carro que será una tienda de campaña

 

Guerra La línea guarnecer de su horizonte

con varias tiendas de campaña veo.

Discordia Y en aquella ¿qué ves?

 

Ábrese la tienda y vese en ella Clodoveo, vestido a lafrancesa con manto imperial y corona, hincado de rodillas

 

Guerra A lo que creo, si el pavor no me admira,

un joven rey, según ceñir se mira 50

con majestad suprema

del dorado esplendor de real diadema.

Discordia ¿Qué hace?

Guerra Orando está al cielo.

Discordia Pues oye lo que a Dios dice su celo.

Rey 1° Señor, pues de mis sombras ilumina 55

la ceguedad la luz de tu doctrina,

y dar contra el error pretendo arriano

a mi patria el primero rey cristiano;

no me cierres te pido

las siempre francas puertas de tu oído, 60

fuerza de agüero en tan piadoso caso,

dando al fácil descuido de un acaso,

pues cuando hoy el baptismo recibía

(mi indignidad quién duda que lo haría),

la ampolleta del olio soberano 65

se le cayó al obispo de la mano,

con que los mal afectos

a tu ley, sediciosamente inquietos,

el pueblo alborotaron,

y admitir por entonces estorbaron 70

el divino carácter. Y pues llego

a pedírtele a ti, démele el fuego

que exhala el corazón en dolor tanto

o la sangre del agua de mi llanto.

 

Suenan las chirimías y baja un Ángel con un ramodetres lirios de oro en la mano, y sobre la cabeza del reyuna paloma con una ampolleta de vidro en el pico

 

Guerra Al compás de instrumentos, 75

dulce métrico idioma de los vientos,

a su ruego parece

que hermoso paraninfo se le ofrece.

Discordia Lo que le dice escucha.

Guerra Mucha es mi confusión.

Discordia Y mi ansia mucha 80

Ángel Cantado Generoso Clodoveo,

que, altivo y humilde

a un tiempo, en la tierra tus hechos ensalzas

y al cielo los mides.

Tú, que en sólo una cerviz, 85

al yugo apacible,

hoy de la fe sacrificas el resto

de tantas cervices

como han de seguirte fieles;

no ya desconfíes, 90

pues olio que vierte un acaso mereces

que Dios te le envíe;

esa cándida paloma

que al sol que describe

veloz ilumina, no sólo le ofrece 95

porque te bautices,

sino porque cuantos reyes

tu cetro eternicen

ungidos con él, cristianísimos todos,

la fama apellide. 100

Y porque en todo renueves

el ser que hoy admites,

los tres negros sapos que orlaron tu escudo

es bien que de él quites,

y estos tres lirios de oro 105

en vez de ellos pintes,

Dale los lirios, y la paloma la ampolleta

porque con lises del oro y del cielo

corones tus timbres.

Y espera que en sucesión

dichosa y felice 110

habrá primavera que enlace fecunda

azucenas y lises.

Música Y espera que en sucesión

dichosa y felice

habrá primavera que enlace fecunda 115

azucenas y lises.

 

Con esta música y las chirimías desaparece el Ángel yla tienda se cierra

 

Rey 1° Aguarda, escucha, espera,

soberana visión.

Discordia Quítame, ¡oh fiera

magia!, tan alto objeto de delante

Guerra No le borres, detenle de otro instante, 120

siquiera el breve rato.

Discordia ¿Para qué, si dilato,

recopilando edades a este punto,

de otro el no menos misterioso asunto?

¿Qué ves en esa selva? 125

 

Llévale a otro carro y suena dentro terremoto de tempestad, con truenos y relámpagos

 

Guerra No quieras que tan presto se me vuelva

en triste horror la música alegría.

Discordia ¿Qué ves?

Guerra La más cerrada noche fría,

más triste y pavorosa,

más ciega, más horrible y tenebrosa 130

que vi jamás, pues sus espacios llenos

de rayos, de relámpagos y truenos El terremoto

hacen en su horizonte

temblar la tierra y titubear el monte.

Discordia ¿Divisas algo?

Guerra Entre el pavor que piso 135

una trémula antorcha allí diviso,

de algún rayo quizá breve centella.

Discordia ¿Qué ves a las escasas luces de ella?

 

El terremoto, y dando la vuelta al carro pasa por delante de ellos un sacerdote a caballo, y Rodulfo con unahacha llevándole de diestro, y desaparecen

 

Guerra Déjame que lo note;

de un pluvial revestido sacerdote, 140

que porque no se llueva

dentro del pecho el sacramento lleva.

De Ezequiel el caballo

debe de ser en el que va, pues hallo

que es de su Dios atlante. 145

Discordia ¿Qué más ves?

Guerra Generoso héroe delante

que da, de reverente culto lleno,

la una mano al lampión y la otra al freno,

la huella asegurando donde toca,

pues pone antes los ojos y la boca 150

en la vereda; que él la errada planta,

descubierto con fe, con piedad tanta,

que el corazón entre dos aguas bebe;

a un tiempo la que llora y la que llueve.

A yerma ermita llega, 155