El método Wilson - Diego Hernán Fernández - E-Book

El método Wilson E-Book

Diego Hernán Fernández

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Beschreibung

Sabemos quién es el de al lado, pero ¿conocemos realmente quién es? Hay una manera de lograrlo y es a través del método Wilson. La consonancia empática es lo más difícil de lograr en los grupos humanos. Para que esto ocurra yo debo conocer lo más posible a mi compañero. Esto no es fácil, hay que crear un ámbito de apertura que solo es posible con disparadores adecuados y en el momento indicado. Diseñé este método para que eso se logre y en mis experiencias utilizándolo he logrado resultados increíbles aun en los grupos más cerrados. Este método es un antes y un después en las dinámicas de grupo colectivas. La mirada hacia el otro ya no será la misma una vez que sepamos quién es realmente. Hay un equipo de trabajo hasta acá y habrá otro más fuerte después de atravesar esta experiencia colectiva.

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DIEGO HERNÁN FERNÁNDEZ

El método Wilson

Un camino hacia la consonancia empática en los deportes de equipo

Fernández, Diego Hernán El método Wilson : un camino hacia la consonancia empática en los deportes de equipo / Diego Hernán Fernández. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-4582-4

1. Ensayo. I. Título. CDD A864

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de Contenidos

Introducción

El individualismo

Saber quién es el otro no significa conocerlo

Miserias humanas

El éxito y el fracaso esos dos grandes impostores

El deporte y la comunicación praxiologica

Magia simpatética

Alineación vibratoria

El pensar, el hacer y el sentir

La humildad, la lealtad y las decisiones en busca de la felicidad

Disfrutar el camino

El método Wilson: Ejecución

Feedback sport

Feedback Sport

Misterios metafísicos

Testimonios

Agradecimientos

Bibliografía

“Los antepasados dicen: El circulo es sagrado para nosotros. Cuando celebréis asambleas, reuníos en círculo. Porque todo se mueve en círculos, todo es un círculo. En la choza para sudar nos sentamos en círculo y en nuestros encuentros nos sentamos en círculo. Por eso no nos gustan los colegios de los blancos. Ni tampoco sus parlamentos. Allí se sientan unos detrás de otros. No pueden mirar al rostro a su hermano y a su hermana. Solo ven sus cabezas por detrás y no ven si uno está triste y decepcionado o si otro está contento y ríe”

XokonoschtletlLo que nos susurra el vientoLa sabiduría de los aztecas

La aventura de la vida es aprender.

El objetivo de la vida es crecer.

La naturaleza de la vida es cambiar.

El desafío de la vida es superarse.

La esencia de la vida es cuidar.

El secreto de la vida es atreverse.

La belleza de la vida es dar.

La alegría de la vida es amar.

William Arthur Ward

Introducción

¿No será momento de ser inteligentes con nosotros mismos y cambiar el orden de la frase? ¿El equipo es un medio para conseguir el logro, o el logro será alcanzar el equipo?

Recién prendo la computadora y la apoyo sobre mi regazo. Voy sentado en el primer asiento single a la derecha en el colectivo que nos transporta desde Mendoza a Chaco, tenemos por delante nada más y nada menos que un total de 22 horas infracción y recién hemos completado cinco. Vamos camino a jugar la segunda fecha del campeonato, de un largo y extenuante torneo que cuando culmine nos habrá hecho recorrer una considerable cantidad de km casi todos por vía terrestre. Como todos los viajes deportivos este también lleva consigo un montón de emociones y deseos, acá en la parte de abajo del doble piso nos encontramos el cuerpo técnico, médico más utileros y jefe de la delegación. Arriba por supuesto viajan ellos, los protagonistas. Uno de los choferes viene a arreglar un asiento que no va ni para atrás ni para adelante y le tira sin querer al pasar la taza de café a la nutricionista. Todos exclamamos cuidado y luego lo tomamos a risa, mientras el líquido negro empieza a recorrer el piso del colectivo tratando de expandirse buscando otro lugar donde depositarse, como escapándose, buscando la libertad que no le da una taza. Así de la misma forma que ese café derramado actúan las relaciones humanas, primero existe una interacción y luego empiezan a provocarse diferentes acciones que llevan a la comunión entre las partes o a la indiferencia emocional. El chofer tiró la taza, realizó una acción que derramó el café pero todos los que nos encontrábamos en el lugar lejos de fastidiarnos, solo reímos. Pero la pregunta es ¿Por qué ante esa torpeza y acción este grupo se río en vez de enojarse? Y la respuesta es muy simple antes de que eso suceda veníamos bromeando acerca de situaciones de nuestra vida de relación personal. Hasta alguno, de la relajación que da este grupo de trabajo, cantaba a lo lejos una canción tal vez sin darse cuenta que lo hacía. Esa es la clave en los grupos de trabajo para accionar de buena manera o de una forma totalmente opuesta. Somos seres relacionales que necesitamos generar un ámbito de trabajo que sea capaz de provocar en nosotros una energía que nos lleve hacia lugares que de otra manera no llegaríamos. Siempre tengo presente una afirmación del doctor Daniel López Rosetti que dice: no somos seres racionales, somos seres emocionales que razonamos y cuánta razón tiene. Claro es muy fácil desde la teoría eso de generar un ambiente cálido y acogedor donde reine la paz y todos vayamos armoniosamente hacia un determinado lugar pero los seres humanos como diría un colega somos complicados, entonces que herramientas son necesarias ejecutar para llegar a ese estadío, y son en forma de pregunta ¿Son iguales las que se pueden utilizar en un grupo de trabajo de una oficina que en la de un plantel de fútbol o de básquet? ¿Debemos usar una receta igual para un grupo amateur que para uno profesional? Bueno esos son diferentes interrogantes que se nos presentan al momento de poder establecer parámetros que nos sirvan en esa búsqueda constante de la consolidación de las relaciones humanas en forma de grupo. Y por eso nació mi idea del método Wilson o mejor dicho la idea de un método, ya que lo del señor Wilson apareció después y como me pasan muchas cosas creativas en mi vida solamente afirmando la creencia avalada por Steve Jobs, creativo si los hubo y hay, de que la creatividad se basa en la asociación de ideas ya instaladas en nuestra cabeza o mejor dicho en nuestro cerebro, por eso siempre tengo presente al gran Alejandro Dolina diciendo en una entrevista que el conocimiento es como tener en la mano un mazo de cartas españolas. Si uno tiene tres cartas solamente en el mazo difícilmente pueda hacer muchos juegos y combinaciones ahora si su mazo tiene 52 cartas ahí la cosa ya cambia porque las combinaciones pueden ser muy grandes y si la imaginación es grande tal vez puedan ser infinitas. Por eso si trazamos un paralelismo entre Jobs y Dolina utilizando un pensamiento divergente podemos afirmar o divagar que tal vez sentados uno frente al otro en un café de los 100 barrios porteños hubieran conectado en muchos pensamientos. Pero volvamos a las relaciones humanas y este mundo actual que cada vez las hace más difíciles, una sociedad donde el vértigo y la insatisfacción depende de un semáforo en rojo o de que se haya tildado el celular, una sociedad altamente competitiva donde la carrera por la supervivencia, ya no por la vivencia, hace que atravesemos nuestra efímera vida sin darnos cuenta lo que pasa a nuestro alrededor o mejor dicho lo que les pasa a los demás a nuestro alrededor. José Saramago nos habla en alguna entrevista que circula por las redes de la alegoría de la caverna de Platón en la actualidad y nos deja pensando, ¿estamos realmente frente a una pared viendo sombras creyendo que es nuestra realidad circundante? No sería descabellado afirmar que sí, cambiando esa pared por una pantalla que nos tiene a todos hipnotizados cada día más. Si esto lo trasladamos a los ámbitos laborales enseguida nos damos cuenta de lo difícil que se nos hace como líderes que las personas a cargo congenien y logren una sinergia emocional que pueda lograr desde esa comunión un camino hacia los objetivos planteados lo más llevadero posible. Claro está que de la teoría a la práctica como siempre digo hay un largo camino y las relaciones de grupo sobre todo en los deportes de equipo está plagada de altos y bajos tanto en las victorias como en las derrotas y es por la sencilla razón que los humanos somos seres imperfectos, somos humanos con nuestros egos, nuestras miserias pero también con muchas virtudes. Lo que tenemos que saber es que esto va a ser así, ya que no existe el grupo perfecto sobre todo en la competencia que a diferencia de lo que se puede creer tiene la misma disputa interna tanto en el amateurismo como en el profesionalismo, acuérdense que dije que somos seres humanos y los mismos son los que integran los grupos más allá de los contextos sociales, económicos o profesionales. Entonces la pregunta que hay que hacerse es ¿Qué se puede hacer para que esas miserias humanas influyan lo menos posible en las relaciones? Y ahí aparece el método Wilson en acción ya que todos hablan de conocer a nuestro rival para ganar la contienda deportiva pero pocos hablan de conocernos a nosotros mismos como grupo para no vencernos a nosotros mismos. Los invito a atravesar este pequeño manifiesto en forma de libro que ojala pueda ayudar a darles herramientas simples pero muy efectivas para lograr que un grupo de trabajo sea lo más emocionalmente empático posible y siempre esté cerca a través de eso de lograr sus objetivos o por qué no, ni siquiera pensar en estar cerca sino directamente lograrlos.

Pero ¿Por qué? llamarlo método Wilson, bien le podría haber puesto el método Fernández o el método de la unión o el método de vaya a saber uno que. Y por qué no directamente no llamarlo método, de los cuales, como bien argumenta el filósofo de la ciencia austriaco Paul Feyerabend en su libro contra el método, hay que desconfiar porque ninguno termina siendo directamente exacto y sin fallas. Pero qué diferencia puede tener esto llamado método o acción estructurada para conseguir algo intangible como lo es una relación humana con los demás métodos ortodoxos que se pueden seguir para llegar a arreglar el motor de un auto o sembrar soja en un campo virgen. La diferencia es nada más y nada menos que vamos a establecer solamente una forma de iniciar pero nunca vamos a saber cómo va a concluir lo que nosotros desde nuestro lugar generamos con este método y esa tal vez sea la causa más seductora de esta propuesta. Despertar la emocionalidad del protagonista, romper barreras internas, mirarnos a la cara, llorar, reír, empatizar con el de al lado, con mi compañero. En una palabra reencontrarnos con nuestra humanidad con esa humanidad que hoy se ha perdido tal vez por el avance de las nuevas tecnologías o de las políticas que gobiernan un mundo cada vez más deshumanizado.

Cuando uno en el buscador de google pone el método Wilson sale por lo menos hasta ahora algo que no tiene nada que ver con las relaciones humanas, bah en realidad no sale la palabra método sino la palabra modelo. Y el modelo Wilson tiene que ver con lo referido al stock de mercadería que se debe solicitar en lo que sería un negocio u empresa. Más precisamente El Modelo Wilson consiste en calcular de manera exacta la cantidad adecuada, y precio, de cada pedido, sin aproximaciones ni redondeos. De esta manera evitamos costes innecesarios o fallos matemáticos. Y ahora estoy totalmente de acuerdo con usted en el pensamiento que en este preciso momento lo abraza “que tiene que ver esta definición con el lugar que apunta este libro” pero por favor no se sienta mal usted no ha sido engañado por la tapa y la contratapa. Las relaciones humanas han sido y siguen siendo para mí un basamento fundamental para cualquier tipo de actividad, les diría yo que las pongo en un lugar que excede cualquier otra cosa inclusive al conocimiento. Siempre en mi profesión trate de indagar en los misterios más profundos que frente a mí me generaban diferentes situaciones que iba viviendo como deportista profesional. Preguntas que aun hoy me sigo haciendo y por eso mismo nació el método Wilson, mi método Wilson que nada tiene que ver con no errarle al pedido de mercadería. Yo una de las preguntas que más me hacía era que como podía ser que en determinados equipos teníamos jugadores excelentes, con cuerpos técnicos de un profesionalismo y una seriedad impecable, pero que sin embargo los resultados eran desastrosos y otras veces el nivel individual no estaba a la altura y los cuerpos técnicos dejaban mucho que desear en cuanto a situaciones profesionales y sin embargo ese equipo daba la talla. Pero que pasa ¿Cuál es el misterio? Claro el tiempo me fue dando experiencia y esa experiencia me fue dando puntos de comparación. Entonces me daba cuenta que tal vez esos cuerpos técnicos que tanto sabían en lo referente a lo futbolístico tal vez no lograban desde lo humano llegarle al grupo y otros que trataban de una forma menos rigurosa lo táctico y estratégico lograban resultados mucho más concretos en números y en convivencia. O tal vez la materia prima humana se había ensamblado de mejor manera sin que ni una cosa ni la otra en cuanto a los cuerpos técnicos tuvieran que ver. Durante la época de pandemia realizamos con mis amigos y colegas más de 60 charlas con diferentes Directores Técnicos no solo del mundo del fútbol. Todas esas horas que consumimos en disertaciones terminaron teniendo un denominador común “Lo más importante es el manejo del grupo”. Por esa pasarela de disertantes desfilaron desde entrenadores de selecciones hasta colegas que recién iniciaban su camino, y sin importar la categoría, el país o la jerarquía del jugador todo conducía a esa afirmación. Pero bien acá hablo de lo que los entrenadores decimos y creemos que es lo más importante, pero que herramienta puedo utilizar para que eso suceda y que pasa si yo le llego al grupo pero entre los componentes del mismo no hay una conexión que pueda ayudar a que las cosas salgan como se planean. Esa es una de las preguntas que me hacía, Y entonces de qué manera yo como conductor puedo lograr que mi grupo sea un verdadero grupo. Como puedo generar una sinergia emocional entre ellos que vaya más allá de lo que sucede dentro del terreno de juego ya sea en un entrenamiento o en la competencia. Ya tenía una y era que debía lograr crear una dinámica de grupo que nos hiciera empatizar unos con otros. Que verdaderamente nos tocara las fibras más íntimas. Todavía escucho y leo asiduamente esa absurda teoría de que no importa cómo te lleves afuera lo que más importa es que te lleves bien dentro de la cancha, o la otra que dice aquellos estaban todos peleados e igual salieron campeones, claro, sin poner en la estadística todos los que por esa razón no llegaron por esas causas, las de llevarse mal, a ningún lado. Que puedo asegurarles son muchísimos más que los que ganaron. Pero retomando el hilo en la teoría resulta muy fácil llevado a la práctica tiene sus inconvenientes, que tienen que ver directamente con el individuo y su construcción. ¿Yo estoy dispuesto a abrirme ante un grupo de perfectos desconocidos? ¿Yo estoy dispuesto a mostrar mis puntos débiles? ¿Estoy dispuesto a mostrar mis emociones más íntimas? Este dilema al que se enfrentan las dinámicas de grupo es similar en todos los ámbitos. Mucho más en el ámbito del fútbol y de algunos otros deportes donde todavía no se sabe que precisamente el mostrar emociones y debilidades nos hace más fuertes a diferencia de lo que todos creen. Pero ya me desvié del tema y era el por qué llamarlo método Wilson.

Esa mañana como todas las demás me senté a desayunar en la punta de la mesa de vidrio en el departamento que habitaba en la ciudad de Mendoza donde este libro se empezó a escribir frente a la infaltable taza de café con leche, ritual de todos los días a la mañana y a la tarde, mirando hacia el amplio ventanal que daba al balcón donde la copa de un árbol se adelantaba al paisaje montañoso de esta hermosa provincia Argentina. Ese día viajábamos durante una semana a La Plata junto con el equipo para cumplir con el final de la etapa de pre-temporada. Una serie de amistosos más la primer convivencia seria lo que tendríamos por delante. Si bien ya tenía organizada la dinámica de grupo a realizar sentía que le faltaba algo. Más de 20 jugadores nuevos, un cuerpo técnico nuevo marcaban un desafío interesante en lo que ha integración se refiere ya que hay que sumarle a eso todos los componentes institucionales con los que el club ya cuenta y que también deben integrarse al colectivo. Tirar todos para el mismo lado, cada uno con su historia, sus sueños y preocupaciones. En ese divagar entrando en modo difuso y cuando a uno le parece que sus pensamientos no le son propios mi vista se cruzó con un elemento que yo llevo a todos lados donde voy. Ahí, en un rincón al lado del televisor, la pelota de vóley Wilson con la imagen de la cara realizada por el personaje interpretado por Tom Hanks en la película naufrago, ante su desesperación por sentirse acompañado, fue la señal que necesitaba para terminar de darle un cierre a la idea. Somos seres de relación, una simple pelota para un náufrago en una isla no es una simple pelota, termina siendo su compañía. Porque eso necesitamos compañía, sentirnos arropados y acompañados. La pelota seria en mi dinámica de grupo el ejemplo de la importancia de las relaciones, las buenas relaciones y de lo necesario de estas.

Enseguida se me vino una catarata de ideas asociadas a ese objeto. Le pondré a esta dinámica de grupo “El método Wilson” y la pelota tendrá participación activa en la misma. Inmediatamente la tomé, la desinfle y la cargue en la mochila. El señor Wilson viajaba con nosotros. Y así fue, pero claro todo era teoría, pura teoría y esa teoría requiere para ser aprobada o refutada de la práctica. No existe en ningún avance humano de cualquier área un crecimiento solo desde la teoría, las teorías no sudan, las aulas no sudan, todo lo teórico debe ser llevado al terreno de las pruebas. Y como dice el proverbio chino nadie llega adonde no camino y yo quería caminar con la pelota de Wilson bajo el brazo y hacia la comprobación de que esto que había ideado podía ser un ejercicio efectivo para lo que yo estaba buscando. Esa comprobación estaba en vías de realizarse.

Aeropuerto “El plumerillo” Mendoza, enero del 2023