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Interesante y polémico análisis del modelo agrícola cubano y las modificaciones del sector agropecuario en el período 2011-2012 a partir de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido. Acuciosa estadística de la producción, comercio y consumo de los alimentos en diferentes períodos, del consumo diario de nutrientes, acerca de la producción ganadera, los precios de los productos agrícolas y los precios pagados al productor y en el mercado minorista, entre otros aspectos. También ofrece una caracterización de la agricultura en Vietnam y en Brasil, y las posibles experiencias para Cuba.
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Seitenzahl: 229
Veröffentlichungsjahr: 2018
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Primera edición, 2013
Primera reimpresión, 2015
Edición digital, 2017
Edición: Gladys Estrada
Diseño de cubierta e interior: Dayán Martínez Chorens
Realización: Yuleidis Fernández Lago
Corrección: Natacha Fajardo Álvarez
Composición computarizada: Alejandro Villar Saavedra
© Armando Nova González, 2012
© Sobre la presente edición:
Editorial de Ciencias Sociales, 2017
ISBN 978-959-06-1924-3
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Comercialización y precios de los productos agrícolas
La cadena agroproductiva-comercializadora constituye un sistema complejo dentro de la economía cubana y es precisamente bajo las condiciones sistémicas que requiere ser tratado. Este sistema está a la vez constituido por diversos subsistemas interrelacionados y que interactúan entre ellos. Tiene su punto de partida en el territorio y reclama la participación de diversas variables que comienzan en la producción y su interacción con el consumo, con los estimados de producción, cosecha, envase, transportación, almacenaje y su conservación (frigorífico), mercado mayorista, industria de beneficio, industria procesadora, y termina en la distribución minorista (en productos frescos y beneficiados), donde el hombre constituye el elemento más importante y presente a lo largo de toda la cadena. Además esta cadena, que comprende la producción-distribución-cambio y consumo, trasciende por lo general los marcos del propio territorio donde se origina la producción, es decir, tiene un efecto de derrame o multiplicador hacia otros territorios y sectores económico-sociales.
Antes de 1959
En la década de los cincuenta la organización agraria por las características del modo de producción vigente (capitalista), tenía un carácter privado y mercantil tanto para los aseguramientos a la producción agropecuaria, como para su comercialización.
La comercialización o acopio de la producción agropecuaria con destino al consumo directo, procedente de pequeños productores (campesinos, sitieros, parceleros) se encontraba a cargo de un gran número de comerciantes “intermediarios” conectados al mercado urbano. Producciones como caña de azúcar, café, arroz, tabaco, ganado de carne, leche, entre otros, eran comercializadas directamente por pequeños, medianos o grandes productores y también utilizaban intermediarios pero de mayor escala, con organizaciones establecidas al efecto.
El intermediario como en toda economía moderna y como parte de la división social del trabajo era y es un componente importante de la cadena agroproductiva y de la economía agrícola en su conjunto. Asegura el vínculo entre la producción, distribución y cambio, hasta que finalmente llega al comprador tanto para el beneficio o procesamiento industrial, como para el consumidor urbano o rural directo.
En la década de los cincuenta el intermediario disponía de recursos financieros que le permitían efectuar las compras a los productores y cubrir sus operaciones. De igual forma utilizaba medios propios tales como: transporte, envases, locales, almacenes, e instalaciones de beneficio, también tenía vínculos con el mercado minorista urbano o la industria.
Los intermediarios en las formas de comercialización de la época, representaban una de las maneras más agudas de explotación del modo de producción respecto al campo cubano y en particular con el campesino productor privado. Se apropiaba de la mayor proporción del valor registrado a lo largo de la cadena comercializadora, con lo cual no se estimulaba la fuente creadora.
Entre los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, el Estado elevó su papel en la fijación de precios mínimos a la comercialización mediante diferentes mecanismos legales y comerciales, empleando entre ellos las administraciones de “Estabilización de Precios” y de “Compra y Venta”. Sin embargo, los intereses y la capacidad de presión de los grupos intermediarios se mantuvieron lo bastante fuertes como para anular o disminuir el efecto esperado con las medidas estabilizadoras, y en la práctica dejar fuera la mayor parte de la producción de alimentos, con lo cual mantuvo una de las condiciones de explotación de mayor peso en relación con el productor y la sociedad rural mayoritaria.
Tabla 1
Precios de los productos agrícolas
Nota: La fuente no especifica la unidad de medida.
Fuente: Informe Junta Nacional de Economía, La Habana, 1953.
No obstante de forma paralela a las funciones del Ministerio de la Agricultura, pero de manera colegiada (productores, comercializadores y Gobierno) existían numerosos organismos paraestatales de estabilización de los precios y la producción, con los fines de regular corporativamente los niveles y cuotas de producción y de exportación, y la creación de reservas, importaciones de insumos, entre otros aspectos, así como las estadísticas sobre las actividades y sectores a su cargo. Entre estos organismos paraestatales se destaca el Instituto Cubano de Estabilización del Azúcar (ICEA), como órgano corporativo de los grupos de interés del sector, en lo interno; y de los intereses nacionales y del sector azucarero, en lo externo; con capacidad de negociar, concertar y convenir dichos intereses.
El ICEA se funda en 1931, en 1936 se promulga la Ley de los Colonos Libres y en 1937 se emite la Ley de Coordinación Azucarera, y al año siguiente se elabora su Reglamento; con este proceso culmina el proceso de regulación estatal de la economía azucarera cubana.
La Ley de Coordinación Azucarera sintetizaba toda una experiencia regulatoria anterior y establecía, mediante el ICEA, los mecanismos de regulación de las cuotas de caña a moler y de producción de azúcar, los precios y salarios, las cuotas de exportación, las bases de cálculo, los derechos de los respectivos actores del sector, entre otros aspectos. Además, creaba una jurisdicción propia para anular o ajustar y dirimir las controversias del sector, para ello establecía una Comisión de Arbitraje Azucarera. Pero esta ley no solo se limitaba a la coordinación y regulación estatal del sector, sino también a la redistribución del producto azucarero, la protección de los pequeños colonos y la garantía de la permanencia de los productores cañeros sobre la tierra, cualquiera que fuese el título de su tenencia. De esta forma el ICEA constituía el organismo paraestatal mediante el cual el Estado ejercía la regulación del principal sector de la economía nacional.
En su reglamento el ICEA establecía la asignación y reasignación anual de las cuotas de molida, de la producción y comercialización de azúcar y mieles; a la vez que supervisaba en los territorios el cumplimiento de todas las normativas de la Ley de Coordinación Azucarera, así como de las regulaciones y decisiones del Instituto, y la sanción o penalización a los infractores. El ICEA estaba formado por un órgano colegiado de 19 miembros, representantes de la Asociación Nacional de Hacendados, de la Asociación Nacional de Colonos y del Gobierno. Sus regulaciones quedaban sujetas a la aprobación del Presidente de la República.
En la práctica, todas las grandes producciones para la exportación y el mercado interno, tales como caña de azúcar, ganadería, café, tabaco, arroz, papa, entre otras producciones, eran controladas por algún tipo de institución con funciones reguladoras sobre la producción y los ingresos de los integrantes de cada sector. La primera institución, y pudiera añadirse la más importante y desarrollada, la constituyó el Instituto Cubano de Estabilización Azucarera (ICEA).
Estas formas de dirección y control paraestatales desempeñaron un papel de equilibrio dentro de las relaciones de producción capitalistas imperantes y en la implementación de mecanismos compensatorios respecto a insuficiencias del mercado.
Resulta importante destacar que en estas instituciones sectoriales, integradas por representantes de los diferentes grupos interesados, los grandes productores y comercializadores del ramo, por lo general, controlaban la actividad en función de sus intereses, por medio de normativas racionales y legales.
Dentro de los actores corporativos de los sistemas de regulación agroindustrial se pueden señalar los siguientes:
Tabla 2
Actores corporativos
Fuente: J. Valdés: Los procesos de organización agraria en Cuba 1959-2006, Editorial Félix Varela, La Habana, marzo de 2010.
En la ciudad de La Habana al menos existían dos grandes mercados concentradores, el Mercado Único y la Plaza del Vapor, donde los tarimeros o mayoristas compraban los productos procedentes del interior de país y de la propia provincia La Habana (los cuales eran transportados por intermediarios hasta los grandes centros de concentración de la población). Los dueños de comercio acudían a esos mercados concentradores y compraban las mercancías que después vendían en sus respectivos establecimientos minoristas.
La actividad de acopio y comercialización constituye uno de los eslabones de la cadena agroproductiva-comercializadora de mayor complejidad dentro del contexto del sector agropecuario; su análisis y valoración en modo alguno se puede realizar de forma aislada, sino como parte del sistema al cual se encuentra integrado y del cual forma parte indisoluble, hasta la distribución minorista. Una vez más resulta imprescindible la aplicación del enfoque sistémico en la búsqueda de las soluciones, en un sector tan complejo como el agropecuario.
La actividad de acopio-comercialización ha sido una de las más cambiadas o modificadas, es decir conducidas hacia una forma organizativa, y posteriormente retomada de una manera u otra. Su importante desempeño como eslabón (intermediario), entre la producción y la comercialización mayorista (incluyendo las entregas a la industria y a la exportación) y la distribución minorista, reclama un reiterado análisis de su funcionamiento y relaciones, respecto a la cadena producción-distribución-cambio-consumo, que la enlaza con otras actividades (ya señaladas), y a la definición y alcance de sus propias funciones.
Casi la totalidad de los destinos de los productos agrícolas y ganaderos requiere de una actividad comercializadora intermediaria, ya sea entre el productor y su vínculo directo con la cadena comercializadora mayorista, la que a su vez se relaciona con el beneficio o entrega a la industria, la exportación, hasta la distribución final como las entregas a los puntos de ventas o establecimientos minoristas (ver tabla 3).
Tabla 3
Destinos de las producciones agropecuarias
Fuente: Elaborada por el autor a partir de J. Valdés: Los procesos de organización agraria en Cuba 1959-2006, Ob. cit.
Después de 1959
A partir de 1960 se inicia un proceso de nacionalización de la actividad de acopio de los productos agropecuarios bajo resoluciones dictadas por el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), que decide de inmediato la organización de un sistema empresarial, orientado y especializado en el acopio, beneficio y distribución mayorista de la producción agropecuaria. Entre 1961 y 1962 se organizó el sistema, encabezado por un Departamento de Comercialización (disuelto en junio de 1962), y luego al Departamento de Acopios de Productos Agropecuarios y nueve Empresas Nacionales subordinadas a este, encargadas de la compra-venta de productos agropecuarios, de su beneficio y del almacenaje refrigerado. Las empresas constituidas fueron:
• Empresa Nacional de Acopio y Beneficio de Granos.
• Empresa Nacional de Acopio y Beneficio del Algodón.
• Empresa Nacional de Café y Cacao.
• Empresa Nacional de Acopio y Beneficio del Tabaco.
• Empresa Nacional de Acopio y Beneficio para la Exportación.
• Empresa Nacional de Acopio y Beneficio de Frutas Varias.
• Empresa Nacional de Acopio de Productos Avícolas.
• Empresa de Fibras Textiles.
• Empresa Nacional de Almacenes Frigoríficos.
Se estableció como política la compra de toda la producción ofertada por los productores a precios y normas fijadas, con conocimiento previo de estos. Con ello se implementa el control total estatal de la comercialización de la producción agrícola y ganadera, y se refuerza el control sobre la producción privada.
Un nuevo período de organización y restructuración de la comercialización agropecuaria se inicia con la promulgación de la segunda Ley de Reforma Agraria en 1963, con la cual se logra la disolución de toda forma de comercialización privada. En el período que media entre 1963 a 1965,1 la reorganización de la actividad de comercialización agropecuaria de acopio y beneficio, se estructuró bajo un sistema centralizado de la forma siguiente como se muestra en la tabla 4.
1 La Resolución No. 190-65 del INRA disolvió las Empresas Provinciales de Servicios y Abastecimiento al Sector Privado y traspasó sus medios y funciones a las respectivas Empresas Provinciales de Acopio.
Tabla 4
Estructura organizativa de la actividad de acopio, 1965
Fuente: J. Valdés: Procesos de organización agraria en Cuba 1959-2006, Ob. cit.