El pequeño libro del cánnabis - Amanda Siebert - E-Book

El pequeño libro del cánnabis E-Book

Amanda Siebert

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Beschreibung

El cánnabis puede cambiarte la vida como ya se la está cambiando a miles de personas en todo el mundo: desde enriquecer tu dieta a aliviar el estrés y gestionar el dolor, pasando por mejorar tu creatividad y darle sazón a tu vida sexual. Desde tiempos inmemoriales, el cánnabis ha sido un recurso extremadamente valioso para los seres humanos, pero su prohibición en el siglo xx y su equiparación con las "drogas duras" rompió esa alianza tan benéfica para nosotros. Y ahora parece que poco a poco salimos de esa etapa de oscurantismo y volvemos a descubrir sus innumerables beneficios e incluso sus usos terapéuticos. Este libro ameno e iluminador profundiza en las últimas investigaciones sobre esta maravillosa planta e indaga en diez formas en que el cánnabis puede contribuir a tu bienestar. Presenta algunos de los avances médicos más recientes para responder a dudas muy frecuentes como: ¿puede ayudarme a conciliar el sueño? ¿Es útil para gestionar el dolor crónico? ¿Qué papel puede desempeñar en el tratamiento del cáncer? También ofrece consejos prácticos para maximizar sus beneficios e instrucciones fáciles de seguir basándose en testimonios reales.

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Título original: The Little Book of Cannabis. How Marijuana can improve your life

The Little Book of Cannabis © 2018 Amanda Siebert

First published by Greystone Books Ltd.

© de la traducción del inglés: Carlos Gual Marqués

© de la presente edición: Editorial Melusina, s.l.

www.melusina.com

Primera edición: marzo de 2021

Edición digital: mayo de 2021

Este libro se publica en español con fines meramente educativos. La editorial no pretende promover que se infrinja la ley. Es responsabilidad del lector conocer la legislación en vigor en su país de residencia y cumplirla.

Diseño de cubierta: Araceli Segura

Ilustración y rotulado de cubierta: Beatriz Costo

Reservados todos los derechos de esta edición.

eisbn: 978-84-18403-34-7

Para los pacientes que sufren, los entusiastas que se enfrentan a la adversidad, los activistas que denuncian las leyes injustas, y aquellos que cumplen condena por crímenes sin víctimas. Este libro es para ellos.

Contenido

Exoneración de responsabilidad

Prólogo

Introducción

1. Mejorar el sueño

2. Reducir el estrés y la ansiedad

3. Levantar el estado de ánimo y la creatividad

4. Metabolismo, control de peso y ejercicios de recuperación

5. El cánnabis como superalimento

6. Una vida sexual más caliente

7. Una fuente eficaz de gestión del dolor

8. Un poderoso apoyo para el tratamiento del cáncer

9. Facilitar el proceso de envejecimiento

10. La droga de salida

Apéndice 1. El sistema endocannabinoide

Apéndice 2. Cómo preparar y usar el cánnabis

Agradecimientos

Exoneración de responsabilidad

Este libro no pretende ser un sustituto de los consejos médicos. El lector debería consultar con frecuencia a un médico sobre las cuestiones relativas a su salud y, en particular, en relación a cualquier síntoma que pueda requerir un diagnóstico o atención médica. Si bien pueden aparecer en el texto tipos de productos específicos, variedades de cánnabis, cannabinoides, métodos de consumo, etc., la autora y el editor aconsejan que el lector ponga en conocimiento de su médico que está pensando en consumir cánnabis con fines medicinales.

Si bien la autora y el editor han hecho todo lo posible para cerciorarse de que la información contenida en este libro era correcta en el momento en que fue a imprenta, no asumen y, por tanto, no se hacen responsables en ningún caso de la pérdida, daños o alteración causados por errores u omisiones, con independencia de que estos errores u omisiones sean el resultado de negligencia, accidente o cualquier otra causa.

El estado de la investigación sobre el cánnabis está cambiando y, dado el renovado interés, esta planta está siendo estudiada de forma más rigurosa. Por tanto, investigaciones futuras sobre materias que se mencionan aquí pueden desembocar en conclusiones que sean contrarias a lo que se recoge en este libro.

Por favor, respete las leyes de su país de residencia en lo que respecta a las restricciones y prohibiciones relativas al cánnabis.

Prólogo

Este libro enormemente informativo ofrece a los lectores, tanto usuarios noveles como consumidores experimentados, una excelente introducción práctica a los numerosos y dispares beneficios del cánnabis que pueden cambiarles la vida.

Las ventas al por menor de cánnabis empezaron en Canadá el 17 de octubre del 2018, lo cual convirtió a este país en la segunda nación en el mundo, tras Uruguay, en legalizar la hierba para usos recreativos. Desde el 2001, la marihuana medicinal ha sido legal en Canadá al igual que lo es en la mayor parte de Estados Unidos, en el momento en el que escribo esto, y con un número cada vez mayor de personas que apoyan el cánnabis recreativo. Esta tendencia cada vez más acelerada está revirtiendo un siglo de prohibición de una poderosa hierba medicinal que ha sido empleada tanto para fines medicinales como espirituales durante más de cinco mil años.

Sin embargo, y debido a su ilegalidad, su criminalización y la ignorancia respecto a las circunstancias que condujeron a su prohibición, además del rechazo por parte de la comunidad médica, la mayor parte de la población mundial se muestra comprensiblemente escéptica. Además, ha habido una relativa ausencia de información basada en hechos que disipara los mitos y falsas creencias en torno al cánnabis. El pequeño libro del cánnabis ayuda de forma significativa a colmar este vacío.

En mi condición de médico holístico especializado en cánnabis, he usado la marihuana medicinal con más de ocho mil pacientes para aliviar el dolor. Desde mi experiencia profesional y personal con el cánnabis —que se extiende a lo largo de más de cinco décadas—, apoyo encarecidamente el material que presenta Amanda Siebert. Con independencia de que el capítulo trate del uso del cánnabis para el insomnio, la ansiedad, el dolor, la inflamación, el cáncer, la creatividad y el placer sexual o los cuidados paliativos, la autora ofrece información precisa y valiosa. Me gustan en particular sus convincentes casos prácticos basados en la vida real, pues guardan correlación con muchos de los historiales de mis pacientes.

El uso más frecuente del cánnabis medicinal, y su mayor beneficio terapéutico, es sin duda el alivio del dolor crónico. Esto es así en mi práctica, pues más de un 90 por ciento de mis pacientes padecen en cierta medida de un dolor persistente. El capítulo 7, «Una fuente eficaz de gestión del dolor», me pareció particularmente útil para cualquier paciente que esté lidiando con un dolor crónico o para un médico que dude sobre tratar a sus pacientes con cánnabis. Siebert ha hecho un trabajo excelente a la hora de abordar este asunto, apoyándose con creces en los estudios más recientes, las referencias históricas, y en el trabajo del doctor Mark Ware, profesor titular de medicina de familia y anestesia en la universidad McGill de Montreal, además de ser el director de investigación clínica en la Unidad de Gestión del Dolor Alan Edwards en el centro de salud de la universidad McGill.

Como médico, me parecieron particularmente útiles las referencias científicas, pues supusieron un aporte a mi base de conocimientos. El libro está muy bien escrito, muy bien documentado, y es conciso sin dejar de ser completo en su alcance en relación a los beneficios para la calidad de vida asociados al cánnabis. El cánnabis es una hierba compleja que contiene más de doscientos compuestos. Siebert consigue simplificar la complejidad y logra ofrecer explicaciones a un nivel que puede ser fácilmente entendido por la mayoría de los lectores. De ahí que El pequeño libro del cánnabis sea una excelente guía para cualquier persona interesada en usar esta extraordinaria hierba para incrementar su disfrute de la vida.

Doctor Rav Ivker

Autor del libro Cannabis for chronic pain y cofundador y ex presidente de la American Board of Integrative Holistic Medicine

Introducción

Si bien mi edad de introducción al cánnabis puede poner los pelos de punta a cualquier legislador que sopese los beneficios y desventajas de la legalización del cánnabis, el estigma asociado a su uso por parte de los jóvenes es una de las razones por las que siento que necesito compartir mi experiencia. Probé el cánnabis por primera vez con catorce años, durante un descanso cuando me ocupaba de la venta de merchandising en un concierto local de punk en mi ciudad natal. Sentía curiosidad por la extraña hierba que mis padres me habían aconsejado evitar. Pero cuando mis amigos más mayores dijeron que les ayudaba a sentirse relajados, llegué a la conclusión de que mis padres se equivocaban y, al igual que hacen muchos adolescentes, decidí que debía averiguar por mí misma si realmente el cánnabis iba a «freírme las células del cerebro». Sentada encima de una mesa de pícnic con dos amigas, me di un buen gustazo con una pipa, lo que desencadenó un ataque de risa momentáneo y poco más. Tras ese primer encuentro, usé el cánnabis de manera ocasional en reuniones sociales con amigos, pero no fue hasta la universidad cuando empecé a descubrir cómo su uso me reportaba beneficios directos e indirectos en otros ámbitos de mi vida.

Durante mi segundo año en la universidad, recuerdo ir por primera vez a casa de un amigo y ver ahí unas pinzas encima de una mesa. (Para los legos, estas se usan para sostener un porro cuando se acorta demasiado para poder fumarlo aguantándolo con los dedos.) Y recuerdo que pensé: «Vaya, este asunto de la hierba puede volverse bastante esotérico». No voy a mentir; estaba haciendo un juicio de valor, pero luego me coloqué. A partir de ese momento, todo cambió.

No tardé mucho en empezar a valorar el cánnabis por su capacidad de avivar la conversación en reuniones sociales y para calmarme tras una semana acostándome tarde para cumplir con plazos de entrega muy ajustados. Solía pasar las noches del viernes y sábado envuelta en burbujas de pensamiento inteligente y nubes de humo de cánnabis mientras mis amigos y yo nos entusiasmábamos hablando de nuestros estudios, los acontecimientos recientes y la cultura pop mientras solíamos primar los porros sobre la bebida a fin de evitar la resaca del día siguiente. Pronto llegó el momento en que, cuando las tareas empezaban a amontonarse, mis horarios de trabajo a tiempo parcial se comían mi tiempo libre, y las discusiones con mi madre (lo siento, mami) me llevaban al límite, y el cánnabis me llevaba a un lugar en el que las aparentemente imposibles obligaciones del día podían ser gestionadas con una calada y un sencillo cambio de perspectiva.

Y pronto descubriría también que, incluso cuando estaba sumida en un ataque de ansiedad que se me iba de las manos o sufría un error de juicio causado por un arrebato inducido por el estrés, la planta a la que se oponían con tanta vehemencia mis padres, maestros y autoridades era capaz de proporcionarme algo más que simple relajación; me daba serenidad.

Más tarde, mientras escribía este libro, me diagnosticaron tept (trastorno por estrés postraumático), un trastorno de ansiedad generalizado y depresión. Los síntomas de mi estado casi me llevan a un ataque de nervios, pero me dije a mí misma que podía gestionarlo y que no disponía de tiempo en mi apretada agenda para buscar ayuda. Decidí mantener esa lucha en mi interior hasta que entrevisté al doctor Zach Walsh en relación al tept mientras experimentaba los mismos síntomas que enumeraba. Ese fue el momento en el que me di cuenta de que debía priorizar mi salud. (Afortunadamente, mis editores fueron increíblemente comprensivos al respecto.) Todo volvió a cambiar, pero de una manera muy distinta, cuando empecé a usar cánnabis para un nuevo fin: aliviar los flashbacks, los ataques de pánico y el «gatillo delicado», asuntos sobre los que leerás en el capítulo 3. Y, si bien el cánnabis ha estado sin duda ahí para ayudarme a mejorar mi humor, aliviar la ansiedad y calmar mis erráticos nervios, también lo usé a menudo durante la escritura de este libro para que me ayudara a azuzar el pensamiento creativo.

Dicho esto, escribir un libro sobre el cánnabis no era algo que considerara seriamente hasta que surgió de la nada. Si bien mi trabajo diurno en un periódico me mantenía sumergida en los anuncios sobre la legislación del cánnabis, las noticias de fusiones empresariales y el flujo incesante de información en Twitter, la escritura de este libro me permitió lograr una comprensión más profunda sobre lo que hace exactamente el cánnabis cuando entra en el cuerpo, y cómo nosotros, en cuanto humanos, podemos utilizar sus propiedades curativas para tratar distintas dolencias, aliviar el estrés e incluso avivar nuestras vidas sexuales. (Confía en mí y ve al capítulo 6 si lo consideras necesario.) Mi aprecio por esta planta, que ha traído tanta mejora a mi vida, ha crecido, por así decirlo, como la propia hierba.

Pero cada vez que me entusiasmo con el cánnabis y su potencial, me acuerdo de que solo está verdaderamente disponible en unas pocas zonas del mundo. La guerra global contra las drogas, y contra el cánnabis en particular, ha resultado en la detención de cientos de miles de personas. Más de la mitad de las detenciones por drogas en Estados Unidos están relacionadas con el cánnabis. Entre el 2001 y el 2010, 8,2 millones de estadounidenses fueron detenidos por delitos relacionados con el cánnabis, y en el 88 por ciento de los casos se trataba de mera posesión. Estas detenciones causan un daño irreparable a familias y comunidades y se dan de manera desproporcionada entre la gente de color.1 Lo mismo ocurre en Canadá,2 donde en 2016 —un año después de que el primer ministro Justin Trudeau prometiera legalizar el cánnabis— se interpusieron 55.000 cargos relacionados con el cánnabis, de los que el 76 por ciento fueron meramente por posesión.3 Realmente me disgusta que una planta —que, se podría decir, Dios puso aquí en la Tierra— con estos increíbles beneficios medicinales haya sido denigrada, y me disgusta de corazón que las personas continúen siendo castigadas de forma injustificada por utilizarla.

Mi experiencia personal con la planta tan solo ofrece una perspectiva, pero cuando se combina con los testimonios de cientos de personas con las que me he encontrado, a las que he entrevistado y con las que he fumado hierba, además del conjunto de investigaciones que los científicos han estado intentando desarrollar en las últimas décadas, los beneficios de su uso son demasiado grandes para poder ser obviados, al igual que los graves daños inherentes que van asociados a su prohibición. Cuando sumamos los usos históricos del cánnabis a todos los conocimientos actuales, la idea de que esta planta pueda ser ilegal en cualquier parte del mundo se vuelve absurda. En realidad, los últimos setenta y cinco o cien años son una aberración. El cánnabis es hoy la planta prohibida que conocemos porque en la década de 1930 un puñado de hombres poderosos armaron una propaganda astuta que fue aceptada como hecho. Históricamente, el cánnabis se utilizaba para tratar una variedad de afecciones desde hace por lo menos miles de años y, en una época tan reciente como mediados del siglo xix, resultaba imprescindible en los botiquines de América del Norte.

Espero que aquellos que lean este libro traten el asunto con una mente abierta y, quizás, con disposición a desprenderse de los mensajes negativos que asumen sobre el cánnabis. Durante años, nos han alimentado con desinformación sobre una planta que, en muchos casos, simple y llanamente salva vidas. Espero que este pequeño acto de rebelión (pues, después de todo, se trata de un libro sobre una sustancia controvertida) abra tu mente a la idea de que el cánnabis es algo más que una hierba con una reputación inmerecida; es una planta que verdaderamente puede mejorar tu vida.

1.«Marijuana Arrests by the Numbers», American Civil Liberties Union, actualizado al 4 de junio de 2013, aclu.org/gallery/marijuana-arrests-numbers

2.Alex Luscombe and Akwasi-Owusu-Bempah, «Why Legalization Won’t Change Racial Disparities in Cannabis Arrests», VICE News, 19 de abril de 2018, https://news.vice.com/en_ca/article/gymnym/whylegalization-wont-change-racial-disparities-in-cannabis-arrests

3.André Picard, «Canada Needs to Clear the Air—and Wipe Away Records for Marijuana», Globe and Mail, 15 de enero de 2018, theglobeandmail.com/cannabis/article-canada-needs-to-clear-the-air-and-wipeaway-criminal-records-for/

1. Mejorar el sueño

caso práctico: guilherme falcão

Guilherme Falcão ha tenido toda la vida (es decir, desde los siete años) problemas para conciliar el sueño por las noches.

«Desde que soy niño he tenido problemas para concentrarme y ansiedad», me dice Falcão, que ahora tiene veintinueve. Añádele un cerebro joven que parece carecer de interruptor para apagarse y tienes la receta perfecta para infinitas noches de insomnio que uno pasa despierto contemplando el techo. Ni el momento ni el lugar parecían cambiar las cosas: incluso si Falcão se acostaba más tarde, el sueño lo eludía hasta las dos o tres de la madrugada.

Tener que luchar contra el insomnio de adulto es una cosa, pero cuando le pregunto sobre los efectos del insomnio en su juventud, baja la voz y puedo percibir su sensación de frustración.

«Cuando era niño siempre estaba cansado», dice. «Nunca quería levantarme para ir al colegio, porque tan solo había dormido dos o tres horas». E incluso cuando llegaba el sueño, el descanso que obtenía era de mala calidad.

No fue hasta que Falcão se convirtió en un joven adulto cuando el medicó le recomendó que tomara pastillas para dormir.

«La medicación hacía fácil irse a dormir», me dice, «pero me era increíblemente difícil levantarme. Cada día sentía unos horribles efectos secundarios. Siempre estaba cansado, mareado o con náuseas. Por eso no la tomaba cada noche. Solo cuando realmente no me podía dormir».

Una noche con treinta y pocos años en la que había salido con un amigo, Falcão probó por primera vez el cánnabis. Disfrutó de la ola de relajación que sintió que bañaba su cuerpo, pero ignoraba los efectos potencialmente terapéuticos de la planta. Regresó a su casa y se metió en la cama y lo que sucedió a continuación le cogió absolutamente por sorpresa.

«Esa noche tuve uno de los mejores sueños reparadores de toda mi vida», dice. «Desde entonces he estado usando hierba para que me ayude a dormir.»

Falcão dice que, desde que cambió las pastillas por el cánnabis, aún no ha experimentado un efecto secundario negativo, salvo un ajuste a su tolerancia al cánnabis, efecto con el que se encuentra cualquier consumidor habitual de cánnabis o, de hecho, cualquier consumidor de drogas farmacéuticas.

Hoy en día duerme por las noches de cinco a siete horas ininterrumpidas, una diferencia abismal en calidad y cantidad en relación a las dos o tres míseras horas que conseguía dormir cuando era niño. Falcão dice que los efectos positivos de un sueño de calidad cada noche han repercutido en todos los aspectos de su vida.

«Tengo muchísima más energía porque duermo mucho mejor. Y creo que ahora, además, soy más feliz. Como puedo dormir una noche entera, me puedo concentrar por la mañana y hacer mi trabajo de forma eficaz, algo que antes no podía hacer, porque siempre estaba cansado o bajo los efectos de una pastilla para dormir.»

¿por qué hay tanta privación de sueño?

Cuando estamos en la cola de un supermercado, nos suelen llamar la atención las revistas sobre la salud que promueven la mejora personal en aspectos como la dieta, el ejercicio y la productividad, pero tengo que la impresión de que el sueño no suele aparecer en ellas. Pero no hay que llevarse a engaño: un sueño de mala calidad es el elefante en la habitación cuando se trata de saber la causa de muchas de las enfermedades más comunes en América del Norte, incluidas la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes de tipo 2, la depresión y la reducción del bienestar general.

Lo único que se requiere para calibrar el problema de los norteamericanos con el sueño es fijarse en su afición por los productos para dormir. El mayor estudio sobre los consumidores y el sueño que se realizó en Estados Unidos reveló en 2017 que el 50 por ciento de los adultos afirmaba usar una mezcla de dos o más productos para dormir, tales como medicación con receta, pastillas para dormir sin receta o remedios naturales y suplementos alimenticios. Incluso así, el 79 por ciento de los que contestaron afirmaron que dormían menos de las siete horas por noche recomendadas.1 En Canadá, el problema no es tan agudo, con aproximadamente un tercio de la población durmiendo menos del número de horas recomendado. Sin embargo, en una encuesta representativa de la población, casi el 50 por ciento decía que tenía problemas para conciliar el sueño o mantenerlo.2

Dadas las consecuencias de un sueño de mala calidad o insuficiente, la dependencia de productos para dormir tiene todo el sentido. Sabemos que, a la larga, la ausencia de sueño de calidad puede jugarnos una mala pasada y provocar enfermedades. Pero la privación del sueño también nos puede afectar a corto plazo. ¿Cuántas veces te has encontrado esforzándote en tu cubículo cuando un espesor mental te impide avanzar? Desgraciadamente, los problemas de concentración son solo la punta del iceberg: la privación de sueño también conduce a trastornos en el estado de ánimo, un sistema inmunitario debilitado, una presión sanguínea alta, incremento del peso, mal equilibrio y baja libido.

Incluso cuando pensamos que estamos durmiendo lo suficiente, los factores medioambientales como la luz, el sonido y el estrés pueden incidir en la calidad del sueño y reducir el valor de las horas que pasamos en la cama y, posiblemente, dejarnos más aturdidos que antes. Pocas cosas son tan frustrantes como prepararnos para acostarnos pronto y encontrarnos tumbados y despiertos contemplando el estado del mundo hasta las tres de la mañana. O puede que te duermas rápido, pero te vayas despertando una y otra vez, ya sea porque tu pareja ronca o porque tienes un dolor que no se va. Con independencia de lo que sea que te impide pasar una buena noche, un sueño con interrupciones puede ser profundamente exasperante y te puede dejar sintiéndote impotente y agotado.

Experimentar una mala noche de vez en cuando es habitual, pero algunas personas sufren trastornos del sueño que pueden arruinar sus vidas cotidianas. El insomnio, la apnea del sueño, el síndrome de piernas inquietas y la narcolepsia son solo unos pocos trastornos del sueño habituales que pueden ser causados por una combinación de elementos que van desde motivos físicos y médicos a trastornos psiquiátricos y factores medioambientales. También van acompañados de efectos secundarios brutales que incluyen depresión, ansiedad, fatiga, defensas bajas, perturbación hormonal y alucinaciones. Si bien los productos farmacéuticos ofrecen alivio para algunas de estas afecciones, suelen venir acompañados de sus propios efectos secundarios perturbadores.

El sueño de mala calidad puede potencialmente descarrilar por completo un estilo de vida saludable, así que corregir el patrón de un sueño defectuoso es la mejor manera de mejorar la salud en general y el bienestar. En mis conversaciones con médicos, estos me explican que uno de los primeros síntomas que buscan tratar es, con independencia de la condición o trastorno que sea, la fatiga y el agotamiento del paciente. Me dicen que es el paso más importante para restaurar sus niveles óptimos de salud porque, cuando el cuerpo tiene la oportunidad de descansar adecuadamente, puede curarse de forma más eficaz y eficiente.

Para corregir nuestros problemas de sueño de mala calidad es importante saber de dónde provienen y, para poder saberlo, debemos comprender primero las distintas etapas del sueño. La primera comienza cuando tomas la decisión de dormir y cierras los ojos. Durante este breve periodo puedes deslizarte hacia el sueño, pero también eres capaz de desvelarte si es necesario. Durante la siguiente etapa, tu ritmo cardiaco y tus procesos metabólicos se ralentizan y la temperatura corporal comienza a descender. Una persona con una privación de sueño grave puede saltarse estas etapas y entrar directamente en la tercera, la que los especialistas denominan «sueño de onda lenta». En esta etapa, resulta más difícil que los estímulos externos perturben el sueño de una persona. Esta es la etapa en la que el cerebro segrega hormonas del crecimiento que estimulan el crecimiento de los tejidos y la reparación de los músculos. Según un informe para mejorar el sueño de la Escuela de Medicina de Harvard, los jóvenes pasan el 20 por ciento de su sueño en esta fase pero, al llegar a los sesenta y cinco, para la mayoría de la gente esta fase se convierte en «casi inexistente».3La etapa final, mor o «sueño de movimientos oculares rápidos», es la fase en la que ocurren los sueños vívidos. Esto es lo que solemos recordar al día siguiente. Por lo general, se considera que el sueño de onda lenta y el de mor son los más importantes para mantener una buena salud física y mental.

Las interrupciones en tu ciclo del sueño pueden hacer que te desesperes por encontrar una solución y, si bien las pastillas para dormir pueden resultar de ayuda a corto plazo, pueden ser adictivas y por lo general tienen efectos secundarios como estreñimiento, cambios en el apetito, sequedad de boca, somnolencia indeseada, ardor de estómago, dolor estomacal y debilidad física; el uso continuado puede incluso producir pérdida de memoria. Un estudio de 2012 estimaba que las pastillas para dormir estaban asociadas a al menos 507.000 muertes en Estados Unidos ese año.4 Tras comparar la tasa de fallecimientos de gente que había tomado pastillas para dormir y gente que no, el estudio concluía que incluso en el caso de pacientes a los que se les había recetado tan solo dieciocho pastillas en un año, medicamentos como el zolpidem pueden incrementar la probabilidad de muerte hasta tres veces. Sin embargo y dada la importancia del sueño, los efectos secundarios de las pastillas para dormir no parecen disuadir a la gente de tomarlas y a los médicos de recetarlas: entre 2006 y 2011, el número de recetas de pastillas para dormir se incrementó en Estados Unidos de cuarenta y siete a sesenta millones.

el uso histórico del cánnabis para dormir

El cánnabis tuvo muchos usos en la India antigua y los textos tradicionales de la medicina ayurvédica escritos durante el siglo xi sostenían que tenía fuertes cualidades soporíferas o somníferas. Si bien los insomnes de hoy en día pueden fumar o vaporizar una variedad con alto contenido de thc para quedarse dormidos más rápido, los métodos de consumo en el 600 a. e. c. no eran exactamente iguales. En esa época, probablemente el cánnabis se fumara en grupo sobre un gran fuego (imagínate una sesión en la que fardos gigantes de cánnabis ardían mientras la gente inhalaba el humo resultante) o se preparaba y se servía en una bebida ritual hecha con bhang, una pasta elaborada a base de cogollos y hojas. Para cuando la Indian Hemp Drugs Commission (Comisión de drogas de la India) escuchó los testimonios en 1893 según los cuales el cánnabis podía ser usado como sedante y para contrarrestar el insomnio, las tinturas de cánnabis eran empleadas ampliamente por los doctores gracias a William O’Shaughnessy.

El primer uso de una tintura de cánnabis tuvo lugar en 1843, cuando este doctor irlandés publicó un estudio basado en su experiencia con este preparado e incluyó una receta para que otros la usaran.5 Muy pronto, los médicos valoraron su uso para sus pacientes privados de sueño. En 1860, el doctor R. R. M’Meens revisó la literatura del momento e informó a la Sociedad de Medicina del estado de Ohio, afirmando que, en algunos casos, los menores efectos secundarios del cánnabis hacían que lo prefiriera al opio: «Como el efecto general del cáñamo es menos violento y produce un sueño más natural, sin interferir con las acciones de los órganos internos, a menudo resulta sin duda preferible al opio, si bien no iguala a esa droga en potencia y fiabilidad».6 Así, se solían recetar las tinturas de cánnabis para el insomnio y otros problemas relacionados con el sueño. Incluso sir J. Russell Reynolds, el médico de la reina Victoria, administraba cánnabis como sedante y decía que por lo general bastaba con pequeñas dosis. En cuatro páginas del U.S. Dispensatory de 1868 dedicadas al extractum cannabis, los autores alaban la planta por su habilidad para inducir el sueño.

Si bien las investigaciones pasadas se centraban en el sueño como un todo, las investigaciones más recientes adoptan un planteamiento más matizado al considerar los efectos del cánnabis en las diferentes etapas del sueño y si esos efectos pueden perturbar otras áreas de la mente y el cuerpo. Puede que sea una creencia mayoritaria entre los usuarios de cánnabis que una calada antes de irse a la cama puede facilitar conciliar el sueño, e incluso ayudar a mantenerse dormido, pero entre los investigadores las opiniones sobre la relación entre el sueño y el cánnabis varían.

cómo puede ayudar el cánnabis

Si bien no cabe duda de que el cánnabis afecta al sueño, los investigadores siguen trabajando para determinar qué etapas del sueño se ven afectadas, y qué combinación de compuestos de la planta es más probable que ayude a conseguir una noche de descanso prolongada y satisfactoria. Se trata de los cannabinoides, la potente molécula en el cánnabis que le otorga su valor medicinal. Los cannabinoides que más se suelen investigar son el thc (tetrahidrocannabinol) y el cbd (cannabidiol), y ambos han mostrado tener usos como ayuda para dormir.

Antes de explorar cómo estos cannabinoides inciden en el sueño, vamos a detenernos en cuántas personas consideran que el cánnabis es una ayuda efectiva para dormir. En una encuesta a pacientes en 2016 realizada por Hellomd, una plataforma online para usuarios de cánnabis medicinal, el insomnio resultó estar entre las afecciones más comunes para las que se usaba, con el 65 por ciento de los que contestaron afirmando que usaba el cánnabis como ayuda para dormir. Los pacientes que usaban el cánnabis para otras afecciones enumeraban un mejor sueño como efecto secundario beneficioso, pues un 79 por ciento de los encuestados estaba de acuerdo en que ayudaba a dormir mejor.7 En un estudio canadiense de 628 usuarios de cánnabis para fines terapéuticos, el 85 por ciento dijo que lo usaba para tratar problemas de sueño además de otros problemas como el dolor o la ansiedad.8 A menudo el dolor es la razón más citada para usar el cánnabis, y este suele ir acompañado de problemas para dormir. El dolor puede interrumpir el sueño y provocar la ausencia del sueño de onda lenta y del mor, lo cual en general causa más problemas para el paciente. Los que padecen dolor suelen declarar que cuando empezaron a usar cánnabis tanto su ciclo de dolor como de sueño mejoraron.

Hay unas pocas cosas que podemos afirmar sobre el cánnabis y el sueño. Se ha demostrado que uno de los cannabinoides más populares del cánnabis, el thc, incrementa significativamente la producción de melatonina del cerebro, una hormona producida de forma natural que regula el ritmo circadiano.9 9 (Si alguna vez has sufrido jetlag, quizás te hayan recomendado un suplemento de melatonina para ayudar a reajustar tu ciclo de sueño.) Cuando los cannabinoides como el thc y el cbd entran en el cuerpo, imitan algunos compuestos que el cuerpo fabrica llamados endocannabinoides. Estos neuroquímicos son un aspecto crítico del sistema endocannabinoide del cuerpo, que es el responsable de una plétora de funciones corporales, incluyendo la regulación del sueño. (Para más información sobre el sistema endocannabinoide, consulta el apéndice 1.) Cuando se trata de inducir el sueño, un estudio de 1973 de personas sanas con insomnio publicado en Psychopharmacologia mostró que el thc puede reducir el tiempo que se tarda en quedarse dormido —la latencia de inicio del sueño— hasta en una hora. Los investigadores también asociaron las dosis de thc con una reducción en las interrupciones del sueño durante la primera parte de la noche.10

Desde entonces, la eficacia del cánnabis, y en particular el thc, para iniciar el sueño ha sido reiterada en varios estudios. Un artículo de 2017 indicaba que el thc podía «reducir la latencia de inicio del sueño para los usuarios noveles o, en pequeñas dosis, en usuarios experimentados», pero que, para los usuarios experimentados, las dosis altas podían en realidad incrementar la latencia de inicio del sueño.11

Otro estudio, que concluyó que el uso del cánnabis fumado o del thc por vía oral ayudaba a que los sujetos se durmieran, también concluyó que alargaba la cantidad de tiempo que los sujetos pasaban en el sueño de onda lenta y reducía el tiempo que pasaban en el sueño mor.12 Y aquí es donde la ciencia sobre el cánnabis y el sueño puede complicarse un poco.

En Hellomd, el doctor Perry Solomon se encuentra con un montón de preguntas sobre el cánnabis y el sueño. Dice que aunque algunos médicos hacen hincapié en la importancia de la fase mor, no deberían minimizarse los beneficios de pasar más tiempo en el sueño de onda lenta, en particular si se trata de pacientes más mayores que quizás ya estén perdiendo esta clase de sueño.

«Se piensa que el sueño de onda lenta es el más reconstituyente, y el cánnabis puede alargar esa fase de restauración», dice de la etapa sobre la que se piensa que es la más sensible a la influencia del cánnabis. «En teoría, puede reducir la placa y los beta-amiloides … del cerebro que pueden conducir a la enfermedad de Alzheimer».