El porvenir de los terrícolas - Marc Augé - E-Book

El porvenir de los terrícolas E-Book

Marc Augé

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Beschreibung

Abrumada por el imparable progreso tecnocientífico y decepcionada por las ideologías de nuestro tiempo, la humanidad parece haberse quedado hoy en día sin un "faro" que ilumine su camino hacia el futuro. Vivimos en un eterno presente caracterizado por desigualdades crecientes, violencias extendidas y una fuerte regresión ideológica. Para definir esta condición social y humana, Augé utiliza la expresión "prehistoria de la humanidad como sociedad planetaria". Hemos entrado en una nueva era que se define por un desarrollo tecnológico sin precedentes, pero también por los movimientos migratorios globales, las crisis económica, política y ecológica, así como la fuerte tensión entre la vida que se realiza en los no lugares (espacios de consumo, de tránsito y de comunicación) y la necesidad de vivir en lugares reales, libres de relaciones virtuales. Con su fina capacidad de análisis, Augé nos introduce en esta sugestiva crítica del presente y nos sitúa frente al reto de cómo escapar de este impasse e inaugurar una era diferente. ¿Seremos capaces?

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Marc Augé

El porvenir de los terrícolas

Serie Cla•De•Ma

Antropología

Otras obras de Marc Augé

publicadas por Gedisa

¿Por qué vivimos?

El tiempo en ruinas

El oficio de antropólogoSentido y libertad

Diario de guerraEl mundo después del 11 de septiembre

Ficciones de fin de siglo

Las formas del olvido

El viaje imposibleEl turismo y sus imágenes

La guerra de los sueñosUn ensayo de etno-ficción

Los no lugares. Espacios del anonimatoUna antropología de la sobremodernidad

El viajero subterráneoUn etnólogo en el metro

Hacia una antropologíade los mundos contemporáneos

Travesía por los jardines de Luxemburgo

Dios como objetoSímbolos-cuerpos-materias-palabras

El porvenir de los terrícolas

El fin de la prehistoria de la humanidad como sociedad planetaria

Marc Augé

Título original: Un altro mondo è possibile, by Marc Augé

Copyright: © Codice Edizioni, 2017

© Traducción de Albert Berenguer

Corrección: Borja Criado

Cubierta: Juan Pablo Venditti

Primera edición: junio de 2018, Barcelona

Reservados todos los derechos de esta versión castellana de la obra

© Editorial Gedisa, S.A.

Avda. del Tibidabo, 12, 3.º

08022 Barcelona (España)

Tel. 93 253 09 04

Fax 93 253 09 05

Correo electrónico: [email protected]

http://www.gedisa.com

Preimpresión: Moelmo SCP

eISBN: 978-84-17341-29-9

«Esta obra se benefició del apoyo de los Programas de Ayuda a la Publicación del Institut français»

Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio de impresión, en forma idéntica, extractada o modificada, de esta versión castellana de la obra.

Índice

A modo de introducción

1. De lo utópico a lo posible

2. Progreso y cultura

3. Cambio de escala

4. ¿Es posible un etno-análisis?

5. La necesidad de lugares

6. La edad y el tiempo

7. La antropología del porvenir

8. ¿Salida de la religión o fin de la prehistoria?

9. Imaginar el porvenir: etno-ficción, ficción y utopía

A modo de conclusión

A modo de introducción

¿Por qué este libro? Este libro surgió de una conferencia que tuvo lugar en el marco de la Biennale de la democracia en Turín en 2013. La propuesta que se me hizo para ampliar la conferencia y hacer un libro a partir de ella me resultó atractiva de inmediato. Italia es ciertamente el país del mundo donde los debates y las conferencias públicas ocupan un lugar más importante. Siempre me ha impresionado la demanda y la disponibilidad del público curioso y atento que frecuenta festivales, coloquios, o asiste a conferencias con un dinamismo y una atención a todas luces notable. Un público de una calidad tal que lleva en volandas al orador y, una vez terminado el discurso, puede intentar responder a las preguntas que se le plantean o los comentarios que se le hacen. Pero el tiempo es limitado, los que intervienen son muchos y raramente se da la oportunidad de intentar situar las declaraciones en el recorrido de conjunto que podría darles su justificación plena, aunque se esfuerce uno lealmente y tenga delante a un público entendido y cultivado.

La idea de publicar las intervenciones es bella, pero la idea de publicarlas en versión larga, extendida, para producir libros concebidos como prolongaciones de las conversaciones esbozadas, las explicaciones esquemáticas o las respuestas demasiado breves a los oyentes de una noche, es una iniciativa aún más afortunada.

Dicho esto, ¿cómo puede un autor prestarse a este experimento algunos meses más tarde, con calma, cuando ya no se encuentra atrapado por la presencia atenta, curiosa y a menudo estimulante del público, ni concentrado en ella? Sobre este punto conviene ser honestos: hay algo que se pierde necesariamente de la intensidad de algunos instantes, algo que no debemos pretender resucitar y que hay que sustituir por otra cosa. Esta otra cosa, me parece, es todo aquello que el autor quizás tenía en mente mientras hablaba y que no pudo exponer íntegramente para evitar abrumar al auditorio y hacerle perder el hilo de su discurso –aunque algunas de las preguntas hechas puedan ayudarle a suplir este vacío, sólo pueden hacerlo de forma demasiado parcial, insuficiente y con prisas.

Lo que permite la edición de las conferencias es, precisamente, dejar que el autor explique libremente todo lo que, según él, se relaciona con su tema. Volver a encontrarse con la libertad propia de los intercambios resultantes de una conferencia, pero disciplinándola, inscribiéndola en la lógica de un recorrido intelectual de conjunto: tal era la oportunidad que se me ofrecía con la redacción de este pequeño libro. En todo caso, lo he hecho con esta intención, partiendo del tema de la conferencia que trataba de la utopía y de lo posible («Du futur utopique au futur possible»), lo esencial de la cual resumiré en el capítulo 1. Los capítulos que le siguen tienen todos que ver con aspectos de este tema, a decir verdad tan vasto como ambicioso, tal y como me he visto inclinado a pensarlo, situándolo tanto respecto a mis investigaciones como respecto a los problemas que representa hoy día la evolución acelerada de nuestra historia. Así pues, preguntarse por las relaciones entre la utopía y lo posible invita a retomar la cuestión del progreso (capítulo 2), cuestión que sin duda se les plantea de nuevo a las sociedades humanas frente al cambio de escala impuesto por la globalización tecnológica y la difusión del conocimiento de la macrofísica (capítulo 3). Concretamente, estas cuestiones, que nos conciernen a todos, invitan a preguntarse, por un lado, por las premisas de la situación actual, y por otro, por las relaciones entre el individuo y la colectividad (capítulo 4), los constituyentes necesarios del pensamiento simbólico, el espacio (capítulo 5), el tiempo (capítulo 6) y la capacidad de la antropología para dar respuestas a estas preguntas de conjunto (capítulo 7). Nos preguntaremos (capítulo 8) si el periodo en el que vivimos se parece, de algún modo, a un final de la prehistoria de la humanidad como sociedad planetaria, y finalmente (capítulo 9) nos preguntaremos por las relaciones entre etno-ficción, ficción y utopía: ¿puede la ficción ser útil para dar una dirección a la investigación y señalar sus fines deseables? Algunos pasajes de estos capítulos hacen referencia a la actualidad política del momento, particularmente problemática, y anticipan preguntas que seguramente se plantean y que, sin duda, mi público de ayer me haría.

En definitiva, me he visto llevado a retomar el tema de la conferencia teniendo en cuenta todo lo que, desde mi punto de vista, tiene relación con él y todo lo que la actualidad le añade. Dicho de otro modo, aplicaré una mirada de antropólogo del presente y de los mundos contemporáneos. Me ha resultado imposible evitar la reflexión sobre la naturaleza de la investigación antropológica y su importancia particular en el mundo llamado global.

1. De lo utópico a lo posible

Las utopías del siglo xx se dieron de bruces contra las duras realidades de la historia durante el siglo xx. La globalización actual es económica y tecnológica. Vivimos en un mundo de imágenes y de mensajes instantáneos que nos dan la sensación de estar en un presente perpetuo. A su vez, la última utopía, la del «fin de la historia» y de la sociedad liberal, está quedando en entredicho. Para poder pensar el futuro como algo posible hay un modelo, el pensamiento científico, que promueve la hipótesis como método, y dos principios: pensar de acuerdo con los fines y entender que el hombre, en su triple dimensión, individual, cultural y genérica, es la única prioridad.

Es la gran paradoja de nuestra época: ya no nos atrevemos a imaginar el futuro, mientras que los progresos de la ciencia nos dan acceso al descubrimiento de lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño. La ciencia avanza con tal rapidez que hoy seríamos incapaces de describir cuál será el estado de nuestros conocimientos de aquí a unos cincuenta años, cosa que, sin embargo, no es sino una ínfima parcela de tiempo en la escala histórica.

Esta paradoja es incluso más sorprendente cuando vemos que los progresos científicos se acompañan de inventos e innovaciones tecnológicas que tienen sus efectos en la vida social de las personas. Las tecnologías de la comunicación abren a todo individuo, en teoría, múltiples posibilidades para relacionarse. En teoría, los medios de transporte permiten a todo el mundo recorrer el globo. Las redes de distribución expanden todas las posibilidades de consumo. Desde otro punto de vista, podemos constatar que la colaboración de expertos e investigadores de todo el mundo es cada vez más necesaria para el avance de la ciencia: los resultados se comunican o se trabaja directamente en equipo, como en el CERN (Centro Europeo para la Investigación Nuclear) que, en Ginebra, presenta el esbozo moderno de lo que podría ser la utopía hecha realidad de una vida social internacional dedicada al conocimiento y a la investigación fundamental.

Este es el punto importante, a partir del cual se pueden desplegar todas nuestras expectativas, pero también todos nuestros miedos: la estrecha imbricación entre la vida científica y la vida social, entre la historia y las ciencias de la historia, simple y llanamente. En resumen, entre progreso científico y desarrollo económico. El siglo xx ha sido el siglo de la muerte de las utopías, de los «grandes relatos» del siglo xix, retomando una expresión del filósofo Lyotard (Lyotard, Jean-François, 1979, La Condition post-moderne, Éditions de Minuit), que resultaron en monstruosidades sociales y políticas. Y también fue el siglo de los experimentos de la ciencia, a veces mortíferos cuando sus aplicaciones intervinieron directamente en el curso de la historia humana, como fue el caso de las distintas armas producidas en la investigación sobre el átomo.

Hoy sabemos que la ciencia requiere dinero y sólo puede progresar en países ricos, que la distinción entre investigación fundamental e investigación aplicada es relativa, puesto que la primera necesita los instrumentos tecnológicos creados por la segunda. Finalmente, que nunca antes la historia de las ciencias y la historia política han sido tan interdependientes.

La crisis de la que se habla hoy día en el plano económico y financiero quizás tenga causas aún más profundas, relacionadas precisamente con la imbricación de las dos historias, acontecimiento relativamente reciente cuyas consecuencias hay que aprender a valorar.

La utopía liberal en la que pensaba Fukuyama, bajo el nombre de «fin de la historia» (Fukuyama, Francis, 1992, La Fin de l’Histoire et le Dernier homme, Flammarion), ya ha dado paso a una oligarquía planetaria cuyas desigualdades internas no cesan de aumentar. La pregunta que Derrida (Derrida, Jacques, 1993, Spectres de Marx, Galilée) le planteaba a Fukuyama –el «fin de la historia», entendido como el acuerdo intelectual generalizado sobre la fórmula óptima de gobierno de las personas, ¿es una realidad observable o una proyección de tipo utópico?– ha encontrado respuesta. Estamos inmersos en una utopía que se deshace al mismo tiempo que intenta construirse: la de la alianza fecunda y definitiva entre democracia representativa y mercado liberal a escala planetaria. Regímenes que no tienen nada de democráticos se acomodan muy bien al mercado liberal; la especulación financiera se impone por encima de la lógica de la producción y de la prosperidad social. En el ámbito del conocimiento y también en el de los recursos económicos, aumenta sin cesar la distancia entre los más favorecidos y los más desfavorecidos, también en los países emergentes. Nos encaminamos hacia un planeta con tres clases sociales: los poderosos, los consumidores y los excluidos.