El Reconocimiento - una novela corta erótica - Irse Kræmer - E-Book

El Reconocimiento - una novela corta erótica E-Book

Irse Kræmer

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  • Herausgeber: LUST
  • Kategorie: Erotik
  • Serie: LUST
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2021
Beschreibung

Hans Bindstrup es arquitecto y debe pasar una noche en un antiguo hotel balneario, pues tiene la esperanza de hacerse cargo del proyecto de preservación y ampliación. Sin embargo la estancia pasa rápidamente de los negocios al placer, cuando Hans le pone los ojos encima a Rico, un atractivo y joven empleado del hotel. A lo largo de las horas, el más bien reservado, profesional y fiel Hans, atraviesa una maraña de emociones, ¿por qué no puede sacarse a ese atractivo hombre de su cabeza?El Reconocimiento es un relato romántico y sutilmente sensual sobre deseos secretos y anhelos ardientes.-

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Seitenzahl: 30

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Irse Kræmer

El Reconocimiento - una novela corta erótica

Translated by Javier Orozco

Lust

El Reconocimiento - una novela corta erótica

 

Translated by Javier Orozco

 

Original title: Erkendelsen

 

Original language: Danish

 

Copyright © 2020, 2021 Irse Kræmer and LUST

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726858679

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

Hans bajó de su coche, azotó la puerta y esperó a que sus piernas volvieran a la vida. El trayecto fue largo y la posibilidad de que podría ser en vano lo enfadaba. La junta sobre la preservación y ampliación del hotel estaba planeada para la mañana siguiente, pero la agendaron tan temprano que para llegar a tiempo hubiera necesitado adelantarse al canto de los gallos.

Miró detenidamente la fachada del vetusto hotel balneario. Efectivamente, el edificio era hermoso y de llevarse el proyecto sería un sueño hecho realidad. Ya se había encargado de numerosas colaboraciones emocionantes con construcciones modernas, pero hasta la fecha no había trabajado con algo que tuviera alma y vestigios de tiempos desaparecidos. Pensativo, abrió el maletero para sacar su equipaje.

 

El hotel no tenía precisamente una recepción por lo que sus ojos salieron a la caza de un empleado. El edificio tampoco era inmenso y varias de sus áreas atestiguaban el paso de los años. Sin embargo el restaurante – desde el que un joven energético inmediatamente se dirigió hacia él– había sido renovado y tenía buena iluminación. Dudó si el hombre era un huésped o un empleado y lo miró un poco perplejo.

– ¿Puedo ayudarle? –dijo el joven con una sonrisa.

– He reservado una habitación a nombre de Hans Bindstrup, soy parte de la junta…

– Un momento, en seguida voy a buscar a alguien que tenga que ver con las habitaciones. Mi nombre es Rico, por si acaso llega a necesitarme.

Hans asintió mirando pausadamente al joven. Rico había colocado su cabeza en ángulo y dibujado una sonrisa con sus labios. ¿Por qué no se ha retirado? Hans era incapaz de interpretar el comportamiento de Rico. La mirada del joven parecía extrañamente clavada en él. Hans cambió el peso de una pierna a otra mientras su dedo índice recorría la agarradera de su maletín. ¿A qué se debe que siga ahí, mirándome?Comenzó a sentirse acalorado y nervioso, intentó respirar profundamente y aclaró su garganta. Finalmente Rico comenzó a alejarse, aunque su mirada siguió fija en Hans más tiempo de lo que le parecía aceptable. Necesito llamar a Trine y a nuestros hijos. Ese pensamiento lo sacó del inusual estado en el que estaba sumido. Bajó su maletín para secarse el sudor de la frente. Afuera la primavera se desplegaba con todo su fulgor. Hans llevaba una chaqueta ligera, una camisa y unos pantalones no muy gruesos, pero a pesar de sus ligeras prendas sintió la espalda húmeda y nada le hubiera gustado más que salir a tomar el aire fresco. Pero pensar en que la persona que iría a buscarlo se alejaría al no encontrarlo y que por lo tanto tendría que repetir toda esa escena, fue suficiente para desanimarlo. Nada le apetecía menos.

Al fin apareció una mujer mayor. Hans suspiró aliviado y levantó su maletín.

– Bienvenido… ¿usted es?

Hans miró – un tanto desencajado– a la mujer.

– Disculpe, su nombre por favor.