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María pasea por un exclusivo hotel en un pueblo costero canario llamado Puerto de Mogán mientras recuerda sus primeros años de casada con Nico y la primera vez que hicieron el amor en ese mismo hotel. Esta vez, se encuentra sola en el lugar, y aunque el joven y atractivo camarero Roberto está con ella, listo saciar todas sus necesidades, María no puede olvidar a Nico y sus años de placer juntos...-
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Seitenzahl: 22
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Irse Kræmer
LUST
Mogán
Original title:
Mogán
Translated by Maria Elena Abbott
Copyright © 2019 Irse Kræmer, 2020 LUST
All rights reserved ISBN 9788726390315
1st ebook edition, 2020. Format: Epub 2.0
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María puso ambas toallas en el colchón de la tumbona, pero no una al lado de la otra como los otros habían puesto las suyas, sino a lo largo como para una persona. Luego puso su bolsa sobre la mesa y cuando el camarero se le acercó para preguntarle qué le gustaría beber, ella le sonrió amistosamente. Con movimientos rutinarios, el joven camarero llenó el espacio en la mesa con cubitos de hielo antes de abrir una botella de Cava que puso en hielo. Mientras hacía todas estas cosas, le habló con entusiasmo.
“¿Le gustaría beber algo ahora?”
Mientras lo examinaba, María le contestó, “sí, por favor. ¿Hace mucho que trabajas aquí?”
“No, desde hace poco.” Sonrió tímidamente y la miró de vuelta. “Trabajo aquí hace un poco menos de una semana, por lo que todo es todavía bastante nuevo para mí.”
“¿Y el trato es bueno?”
“Sí, son muy amables y no se enfadan si no consigo recordarlo todo.”
Le sonrió nuevamente y le dijo, “no dudes en avisarme si no te sientes bienvenido aquí, porque conozco al gerente.”
“Gracias, lo recordaré.”
Cuando ya estaba todo en orden se fue con una encantadora sonrisa. María lo siguió con la mirada y luego se puso cómoda en la tumbona.
Había sido hermosa un tiempo atrás. Su cabello era casi igual al que tenía entonces, largo y rubio, aunque ahora se lo había recogido en un moño. La gente le decía que su cara se parecía a la de un gato de lujo, tal vez porque tenía los ojos rasgados o porque la expresión en ellos cambiaba dependiendo de su estado de ánimo. Podían ser amigables o peligrosos, en el segundo caso especialmente para los hombres.