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Cuando la vida aparente se va y queda anidada en el corazón de los robles de mi tierra, en los que están encerradas todas las almas de los hombres.
Das E-Book El roble seco wird angeboten von Books on Demand und wurde mit folgenden Begriffen kategorisiert:
Interior, tiempo, Alma, más allá, poesía
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Seitenzahl: 36
Veröffentlichungsjahr: 2024
Dedicado a Aurea,
la persona más generosa que conozco.
EL ROBLE SECO
I Los robles no andan:
II Soy como un roble viejo
III Un árbol es un árbol mientras vive.
IV Yo no lo sé pero sí lo adivino,
V Colocada la mesa, puesto el vino,
VI Una escalera nacida del gozo,
VII Desnudo corazón, en el sosiego,
VIII A vosotros, que veis lo que yo veo
IX Deseo descansar de tanto esfuerzo
X Le vi llegar un día sin saberlo,
XI No es mi cuenco el cuenco más propicio:
XII Abrió los ojos,
XIII Verdad, bondad, dolor,
XIV Si algo necesito
XV Fue de repente, un día no lejano,
XVI Lo di en una ocasión a una paloma
XVII Y nada pasa.
XVIII ¿Otra vez a mi puerta, mensajero?
XIX He derrotado al alma hace mil años.
XX Toca el reloj las doce: es mediodía.
XXI Tantas páginas escritas
XXII ¿De dónde viene el poema?
XXIII Volar no es sobrevolar la tierra
XXIV Cuando al final, en vez del homenaje
XXV En el fondo del arcano
XXVI Lo que somos, es porque lo queremos.
XXVII Subimos, entramos, bajamos, salimos.
XXVIII Si vuelves un momento la mirada
XXIX Todo empezó cuando se empieza todo:
XXX Apagué el cigarro, me terminé el vino.
XXXI Cabe en la mano, cabe en la cabeza.
XXXII De nada os serviré
XXXIII Apenas le descubrí
XXXIV Una por una fueron desgranadas,
XXXV Si una primavera
XXXVI Al comprimirla se expandió en silencio.
XXXVII ¿Quién llama de esta manera?
XXXVIII Si lo que tengo es mío,
XXXIX Pasan los días como pasa el viento.
XL Lo que me falta a mí,
XLI Sobre la tierra poderosa y fría,
XLII Estoy aquí y voy solo de paso.
XLIII ¿Te acuerdas de aquel árbol, compañero
XLIV Después de pasearme he comprendido,
XLV La cartera, el tabaco,
XLVI Dime, jardinero, dime:
XLVII Me siento liberado
XLVIII Después de todo, os amo,
XLIX La fuente que está en medio de la plaza
L Atisbo penoso
LI No confundáis
ELLA
I En el remanso pintoresco y frío
II Para conocerte he roto
III Pasará a mi lado un día cualquiera.
IV Como un vacío lleno,
V Cuando me busco a mí,
VI Un minuto me queda
VII Hoy toqué las caracolas
VIII Una copa, otra copa, un pensamiento,
IX Dime dónde está la puerta
X Una vez bajó del sol
XI Espérame en el bosque
XII Te he tejido una túnica esta noche
XIII Mis ojos no son nada
XIV Espérame, después de todo,
XV Búscame en algún lugar
XVI Tengo millones de vidas ocultas
XVII Si tú no me quisieras
XVIII Con la mirada,
XIX Me sobra el cuerpo esta noche,
XX Búscame otra vez, escondido en el roble,
XXI Traje, Aldebarán, de casa
ELLOS
I Con sus ojos grandes,
II Porque es muy pequeño,
III Pequeñas manos de blancas sinrazones
IV Alguien, alguna vez, debió pensarlo.
V Hay una tonadilla cariñosa
VI ¿Sabes cómo me duelen
VII He oído vuestras voces infantiles
VIII Sus ojos en mis ojos:
Una ventana al alma
Los robles no andan:
solo si están muertos.
La savia que invade sus venas
nace en las raíces clavadas con fuerza
muy dentro del suelo.
Romperlas: matarlas.
Moverlas no puedo:
Los robles que andan
son los robles secos.
Soy como un roble viejo
con las ramas dormidas,
con el tronco doblado,
desesperado y terco
y el viento que me agita
siempre al atardecer,
me hace recordar que vuelo,
queriendo revolver
mis ramas... en las alas,
mis raíces... en pies.
Un árbol es un árbol mientras vive.
Un hombre es un hombre mientras sueña.
Yo quiero ser hombre,
para no ser leña.