El socorro general - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

El socorro general E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

El socorro general es un auto sacramental de Calderón de la Barca. Acto único (Suenan cajas y trompetas, y salen marchando Soldados, y detrás la Sinagoga, vestida a lo judío, con bastón de general.) Sinagoga: Hebrea milicia, cuyo siempre ilustre, siempre invicto valor no podrá olvidar la memoria de los siglos; amado pueblo de Dios, 5 bando de Dios escogido, república de Israel, generoso Judaísmo, tú, con quien su amor inmenso tan grandes finezas hizo, 10 que te puso en libertad de la esclavitud de Egipto, desde que la crespa saña del Bermejo mar previno, amontonando las ondas, 15 diáfano pasadizo, en que opuestamente hallaron sus gitanos y tus tribus, unos tumba de cristal y otros canales de vidrio, 20 hasta que peregrinando por mansiones y caminos nunca hollados, de la tierra de promisión te dio indicios primero la lluvia hermosa 25 de aquel cándido rocío, neutral sabor de viandas, y después aquel racimo del explorador Caleb, cifrando el maná y el vino 30 de nuestro gran Jehová los misterios escondidos.

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Seitenzahl: 50

Veröffentlichungsjahr: 2010

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Pedro Calderón de la Barca

El socorro general

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: El socorro general.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard

ISBN tapa dura: 978-84-1126-021-3.

ISBN rústica: 978-84-9816-456-5.

ISBN ebook: 978-84-9953-120-5.

Quedan prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de la misma mediante alquiler o préstamo públicos.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

Personajes 8

Acto único 9

Libros a la carta 79

Brevísima presentación

La vida

Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-Madrid, 1681). España.

Su padre era noble y escribano en el consejo de hacienda del rey. Se educó en el colegio imperial de los jesuitas y más tarde entró en las universidades de Alcalá y Salamanca, aunque no se sabe si llegó a graduarse.

Tuvo una juventud turbulenta. Incluso se le acusa de la muerte de algunos de sus enemigos. En 1621 se negó a ser sacerdote, y poco después, en 1623, empezó a escribir y estrenar obras de teatro. Escribió más de ciento veinte, otra docena larga en colaboración y alrededor de setenta autos sacramentales. Sus primeros estrenos fueron en corrales.

Lope de Vega elogió sus obras, pero en 1629 dejaron de ser amigos tras un extraño incidente: un hermano de Calderón fue agredido y, éste al perseguir al atacante, entró en un convento donde vivía como monja la hija de Lope. Nadie sabe qué pasó.

Entre 1635 y 1637, Calderón de la Barca fue nombrado caballero de la Orden de Santiago. Por entonces publicó veinticuatro comedias en dos volúmenes y La vida es sueño (1636), su obra más célebre. En la década siguiente vivió en Cataluña y, entre 1640 y 1642, combatió con las tropas castellanas. Sin embargo, su salud se quebrantó y abandonó la vida militar. Entre 1647 y 1649 la muerte de la reina y después la del príncipe heredero provocaron el cierre de los teatros, por lo que Calderón tuvo que limitarse a escribir autos sacramentales.

Calderón murió mientras trabajaba en una comedia dedicada a la reina María Luisa, mujer de Carlos II el Hechizado. Su hermano José, hombre pendenciero, fue uno de sus editores más fieles.

Personajes

La Sinagoga

El Orden

La Gentilidad

San Pedro

La Apostasía

Zabulón

La Iglesia

Soldados

La Penitencia

Marineros

La Oración

Música

El Bautismo

Acompañamiento

Acto único

(Suenan cajas y trompetas, y salen marchando Soldados, y detrás la Sinagoga, vestida a lo judío, con bastón de general.)

Sinagoga Hebrea milicia, cuyo

siempre ilustre, siempre invicto

valor no podrá olvidar

la memoria de los siglos;

amado pueblo de Dios, 5

bando de Dios escogido,

república de Israel,

generoso Judaísmo,

tú, con quien su amor inmenso

tan grandes finezas hizo, 10

que te puso en libertad

de la esclavitud de Egipto,

desde que la crespa saña

del Bermejo mar previno,

amontonando las ondas, 15

diáfano pasadizo,

en que opuestamente hallaron

sus gitanos y tus tribus,

unos tumba de cristal

y otros canales de vidrio, 20

hasta que peregrinando

por mansiones y caminos

nunca hollados, de la tierra

de promisión te dio indicios

primero la lluvia hermosa 25

de aquel cándido rocío,

neutral sabor de viandas,

y después aquel racimo

del explorador Caleb,

cifrando el maná y el vino 30

de nuestro gran Jehová

los misterios escondidos.

Yo soy tu gran Sinagoga:

proponerte solicito

de esta guerra los pretextos, 35

de este furor los motivos,

porque aunque no los ignores,

en ti despierten los bríos

de mi voz al pronunciarlos

y tu atención al oírlos. 40

Ya sabes que a nuestra corte

un hombre por virrey vino

(pues ser del mayor monarca

segunda persona dijo);

este en pláticas diversas 45

y en sermones que le oímos

nos dio a entender que traía

poderes establecidos

de su rey para rompernos

de nuestros fueros antiguos 50

las juradas ceremonias

y los observados ritos,

introduciendo en nosotros

nueva ley, y habiendo dicho

que renovaría en tres días 55

el templo, reducir quiso

a un sacrificio incruento

los cruentos sacrificios

de nuestras víctimas. Yo,

habiendo su intento oído, 60

escandalizada y ciega

todo mi pueblo amotino,

y recibiendo los votos

de escribas y de rabinos,

que en mi república son 65

los diputados ministros,

contra su falsa doctrina,

contra su engañoso estilo,

contra sus costumbres y

contra su vida conspiro, 70

dándole violenta muerte.

¡Ay, infeliz, que al decirlo,

la voz balbuciente, el pecho

alterado, estremecido

el corazón, tartamuda 75

la lengua, el aliento frío,

no hablo, sino padezco,

no pronuncio, sino gimo!

¿Pero qué mucho, qué mucho,

si tembló despavorido 80

el universo al mirarlo,

que tiemble yo al referirlo?

A media tarde expiró

la luz del Sol de improviso;

bandolera de sus rayos, 85

salteadora de sus giros,

la noche emboscada estaba

a robarle en el camino,

cuya ráfaga de sombras

tantos prisioneros hizo 90

en la Luna de reflejos

y en las estrellas de visos,

que vio la Luna el menguante,

no habiendo el creciente visto,

y muerto su general, 95

a vista del enemigo

huyeron, sin saber dónde,

por páramos cristalinos

las tropas de las estrellas,

las escuadras de los signos, 100

de suerte que se vio el cielo

desplomado de sus quicios,

si se cae o no se cae,

para dar un estallido,

cuyo horror, amenazando 105

la tierra con precipicios,

la estremeció de manera,

que los montes más altivos,

sus más elevadas torres,

sus más graves edificios, 110

en su asiento titubearon,

de su centro divididos,

buscando dónde arrimarse,

luchando a brazo partido

unas con otras las piedras, 115

unos con otros los riscos.

Rasgose el velo del templo,

de sus sepulcros los fríos

cadáveres se elevaron,

vagando esqueletos vivos 120

la rara esfera del aire,

cuyos espacios vacíos

funesto luto vistieron,

enmarañado y tupido

en el telar de las nubes, 125

y comuneros los ríos

se le atrevieron al mar;

mas en todo este conflicto

esta confusión del cielo,

este del mundo delirio, 130

a que ya para espirar