Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
El tesoro de la sombra reúne dos libros de Alejandro Jodorowsky, el que da título a esta edición y El paso del ganso. Cerca de 200 historias breves, máximas y reflexiones llenas de sagacidad, poesía, encantamiento o brutalidad.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 150
Veröffentlichungsjahr: 2013
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Índice
Prólogo
EL TESORO DE LA SOMBRA
1 El conocimiento
2 La visión del elegido
3 El vidente
4 Teoría equivocada
5 Ideal loco
6 Método piramidal
7 Inteligencia
8 Deseo concedido
9 Velorio
10 Último suspiro
11 La ruptura
12 El encuentro
13 La libertad
14 Sorpresa
15 El más allá
16 La última odisea
17 Arte marcial
18 El arquero
19 El tesoro
20 Delirio de persecución
21 Delirio de grandeza
22 Adán, poeta
23 El perezoso
24 Génesis
25 Calidad y cantidad
26 El perfume de los ojos
27 Fiesta inesperada
28 Sueños de grandeza
29 Ser y parecer
30 De profundis
31 Peligros de la enseñanza
32 El cielo de los otros
33 El verdadero milagro
34 Peregrino interior
35 El engaño
36 Happy end
37 Ojos que no ven...
38 Crimen pasional
39 El investigador
40 Amor loco
41 El virus
42 La libertad
43 Un filósofo
44 Suicidio fallido
45 La solución perfecta
46 La nota suprema
47 Problema-solución
48 El regreso
49 Mala suerte
50 Pesadilla
51 Psicomagia
52 Poseído
53 La última semilla
54 Un cobarde
55 Cuento de hadas
56 Inversamente proporcional
57 Nadie sabe para quién trabaja
58 El fugitivo
59 Unidad de medida
60 Amor filial
61 El bufón
62 La jaula
63 Dentrofuera
64 Conservador
65 Ausencia
66 Propiedad privada
67 Nostalgia
68 El prisionero
69 Las arañas sin memoria
70 Gran ego
71 La segunda visita
72 Pareja ideal
73 Las reliquias
74 El secreto del vino
75 Paciente
76 El espía
77 Cría perros...
78 ¿Madre hay una sola?
79 El leño no hace al dueño
80 El restaurante de los cuervos
81 La fe
82 Nadie sabe para qué trabaja
83 La atención
84 El fin de un noble oficio
85 Sospechas
86 El imposible encuentro
87 Vanidad
88 Encuentros
89 El inmortal
90 La ley
91 Pretensión
92 En la trampa
93 Las metamorfosis
94 Compensación
95 Piedad indiscreta
96 El desarraigado
97 Necessitas caret lege
98 Un feliz acontecimiento
99 El técnico
100 Karma
101 El enfermo y la bruja
102 El símbolo
103 Amarras
104 Prueba de amor
105 Confusión
106 Rivales
107 Persecución
108 Catástrofe
109 Los piratas
110 El devorador de corazones
111 Historia de «amor»
112 El milagro y el loro
113 Amor maternal
114 El gran lama
115 La tempocleta
116 Alumno activo
117 El imitador
118 El ocaso de un poeta
119 La libertad
120 El creador
121 Diálogo familiar
122 Impaciencia
123 Dar y recibir
124 Querer y poder
125 Impresiones subjetivas
126 Venganza
127 La estrella caída
128 Monjes
129 La deuda
130 El poeta inculto
131 La verdad
132 Nunca es bastante
133 El sabio
134 El doble
135 Lo mío es mío
136 El ahorro
137 Las moscas
138 El árbol impaciente
139 El mal mendigo
140 Menos
141 La revelación
142 Hombrear
143 Lección
144 Ignorancia
145 Koan
146 Intercambio
147 La meta
148 Invulnerabilidad
149 Adivinanza
150 Infarto
151 Un artista
152 El poder
153 Don Juan
154 La verdadera santa
155 Las mil caras del hombre invisible
156 Educaciones
157 Secretos de familia
158 Acreedores
159 El salvador
160 Buscando lo esencial
161 El laberinto inundado
162 Anomancia
163 Noche de bodas
164 El premio
165 Narcisa y la bestia
166 El Cimbrín
167 La frontera
168 El ladrón de voces
169 El cura-monasterio
170 ¡Arde, bruja, arde!
171 Eugenia
172 El perro de Ptosis
173 La idea
174 Maestro inútil
175 Campo de concentración
176 Después de la guerra
177 El paso del ganso
178 Ilusión equina
179 ¡Muera la luna!
180 La vendedora de lámparas y narices
181 El héroe y el idiota
182 El último ogro
183 La bolita
184 El piojo del coronel
185 El león y el burro
186 Íntima tarea
187 El minibar
188 Lágrimas de oro
189 Epistemología
190 Zipelbrum
191 El perezoso
192 Un marido que repta
193 El libro de la muerte
194 Misterios del tiempo
195 La mejor bicicleta
196 El vampiro subversivo
197 El loco y el ermitaño
198 Garras de ángel (Historia pornográfica)
Créditos
Prólogo
Un mercader, antes de morir, hace esculpir su cuerpo en bronce y deja dicho en su testamento: «Encontrarán un tesoro enterrado donde cae la sombra de mi estatua». Durante todo el año y a todas horas sus hijos cavan la tierra. Pero la sombra indica siempre puntos distintos a medida que el sol recorre el cielo. La búsqueda es infructuosa hasta que un día, exactamente a las doce, un servidor astuto abre a martillazos el pedestal y encuentra el tesoro... Inspirados por esta historia hemos tratado de expresarnos con la mayor brevedad.
EL TESORO DE LA SOMBRA
1
El conocimiento
Estaba en un desierto. Miró a la derecha y un árbol surgió a su izquierda. Giró la cabeza hacia la izquierda; el árbol desapareció para crecer a su derecha. Ojeó hacia atrás, el árbol apareció delante. Atisbó hacia delante, el árbol brotó atrás. Cerró los ojos para ver si lo llevaba dentro. Se convirtió en ese árbol.
2
La visión del elegido
«Y apareció Jehová a Abram...» Abram vio a Dios. Es decir no vio nada más de lo que veía de ordinario. Sólo que se dio cuenta de que eso que veía –paisaje, animales y gente– era en realidad Dios.
3
El vidente
Todos los días, a las doce, cae del cielo una piedra y le pega en la cabeza. Ha terminado por creer que él mismo produce el fenómeno porque, faltando sesenta segundos para mediodía, dice: «Ordeno que en un minuto más caiga una piedra del cielo y me parta la cabeza».
4
Teoría equivocada
Un filósofo que no podía caminar porque pisaba su barba, se cortó los pies.
5
Ideal loco
Un arquero quiso cazar a la luna. Noche tras noche, sin descansar, lanzó sus flechas hacia el astro. Los vecinos comenzaron a burlarse de él. Inmutable, siguió lanzando sus flechas. Nunca cazó a la luna, pero se convirtió en el mejor arquero del mundo.
6
Método piramidal
Empaquetó excrementos, buscó incautos y los convenció de comprar ese producto para que lo vendieran dando a sus futuros clientes las mismas razones con que él los había persuadido. Este sistema creó innumerables revendedores hasta que la insalubridad del producto provocó una peste que los exterminó a todos.
7
Inteligencia
Lo condenaron a la horca. Pidió que le regalaran un par de botas de plomo.
8
Deseo concedido
Dijo: «Dios, haz que nada tenga que no sea mío...». ¡Y se esfumó!
9
Velorio
La caja de un muerto se quejaba amargamente: «¡No es fácil ser ataúd: quien nos hace no nos quiere, quien nos compra no nos usa y quien nos usa nunca nos ve!».
10
Último suspiro
Que la muerte sea mi perra.
11
La ruptura
... Y después de verla por última vez se dio cuenta de que la había visto por primera vez.
12
El encuentro
Temprano, en la mañana, vio venir algo a lo lejos. Primero pensó que era un animal feroz; después, que era un hombre, con seguridad un asesino. A medida que el extraño se le fue acercando creyó ver a un paisano, a un amigo, a su hermano, hasta que al final, a mediodía, se dio cuenta de que era su propia sombra.
13
La libertad
El árbol decidió viajar. Cuando logró desprenderse de la tierra, se dio cuenta de que sus ramas eran raíces celestes.
14
Sorpresa
Esa noche el ladrón estaba feliz. La casa oscura no tenía guardián. Forzó la puerta, entró en ella y llenó su saco de tesoros. Se fue corriendo sin mirar hacia atrás. Cuando estuvo a salvo, volvió la cabeza... para darse cuenta de que había robado en su propia casa.
15
El más allá
De pronto, mientras pataleaba, se dio cuenta de que su ataúd era un huevo.
16
La última odisea
Partieron en busca de la Verdad. Encontraron a quien los estaba soñando.
17
Arte marcial
Una vez le preguntaron a un guerrero invencible por qué se paseaba por las calles con un aire tan humilde. Mostró una mano extendida y contestó: «Mis dedos son cinco señores. Estos cinco señores se inclinan ante mí». Fue cerrando la mano hasta convertirla en un puño. «Mientras más humildes se hacen, más fuerza me dan.»
18
El arquero
Una y otra vez el cuerpo del arquero es atravesado por flechas. Se da cuenta de su verdadera identidad: él es la presa.
19
El tesoro
Posee, guardado en una fortaleza sin ventanas, un inmenso tesoro. Muy de tarde en tarde lo va a visitar. Con una pequeña lámpara entra en uno de los numerosos cuartos oscuros llenos de objetos preciosos para iluminar sólo un par de ellos. Se va satisfecho murmurando: «Hoy me he enriquecido».
20
Delirio de persecución
Un insensato no cesaba de quejarse porque lo venían siguiendo sus huellas. En lugar de quedarse quieto, huyó hasta caer muerto de fatiga.
21
Delirio de grandeza
Un yesero carga un Cristo para llevarlo a una iglesia. Ve que a su paso por la calle los ciudadanos se prosternan. Cree que es un homenaje dedicado a su persona. Se siente divino. Quiebra la escultura y abre los brazos. No comprende por qué lo apedrean.
22
Adán, poeta
Quiso decir «fuego», le salió una llamarada por la boca. Con terror dijo «abejas», vomitó un enjambre. Ya más cauteloso murmuró «trigo», la lengua se le cubrió de semillas. Estuvo tentado de decir diamantes, perlas, oro, pero aquello se le mezcló con tarántulas, tigres, excremento. Después de horas de mudez, concretando sus ensueños, exclamó «¡Eva!». Le vino un dolor atroz a las mandíbulas, la boca se le fue abriendo de más en más. Mientras una cabeza provista de abundante cabellera comenzaba a surgir partiéndole los dientes, fue perdiendo la respiración y luego la conciencia. El cuerpo de la hermosa mujer, formada con los huesos y la carne de aquel primer hombre, surgió de la piel vacía.
23
El perezoso
Sabiendo que había nacido para originar una mariposa, mientras sus congéneres se encerraban en laboriosos y oscuros capullos, el gusano se puso a saltar lo más alto que pudo, creyendo así echar alas con más facilidad.
24
Génesis
De efecto en efecto, Dios logró al fin producir una causa, que de inmediato le arrebató su sitio.
25
Calidad y cantidad
No se enamoró de ella, sino de su sombra. La iba a visitar al alba, cuando su amada era más larga.
26
El perfume de los ojos
Las abejas no cesaban de perseguirlo intentando, al parecer, picarle los ojos. El enjambre volaba alrededor de sus párpados que, durante el ataque, él mantenía firmemente cerrados. «¡Estoy enfermo, mis ojos secretan una substancia que las atrae!», se dijo y fue a ver a un viejo oculista. El sabio lo examinó con gran sorpresa. «¡En lugar de globos oculares tienes flores! ¡Son dos rosas blancas!» «¿Entonces, las abejas no quieren enterrarme su aguijón?» «No, muchacho. Sólo quieren beber el néctar de tus lágrimas.» «¿Hay un remedio para esto?» «¡Cesa de creerte enfermo! ¡Ve a perfumar el mundo con tu mirada!»
27
Fiesta inesperada
El cadáver decapitado lanzó fuegos artificiales por el orificio de su cuello.
28
Sueños de grandeza
Demoraron siglos en construir una catedral. Cuando la terminaron creyeron que dentro de ella iban a encontrar a Dios. Lo buscaron infructuosamente para al final darse cuenta de que Él no estaba en la forma del santuario sino en las piedras de sus muros. Abandonaron la colosal construcción y comenzaron a adorar un guijarro.
29
Ser y parecer
Aquella sombra trabajó esforzadamente la mayor parte de su vida, privándose de lujos y placeres. Al fin reunió la suma que necesitaba para comprarse un cuerpo de carne y hueso. Con gran orgullo se lo pegó en los pies y lo obligó a hacer todo tipo de actividades inútiles sólo para lucir su posesión ante las demás sombras que, cansadas de manejar tantos años sus cuerpos, los movían siguiendo un diagrama de gestos banales y fáciles de ejecutar.
30
De profundis
La puñalada no lo hirió a él sino a su sombra. Venciendo el deseo de replegarse, ella lo siguió, transida de dolor, por todo el mundo. Pero, habiendo perdido agilidad, entrabó sus pasos. Él, con una cruel sacudida, desprendió a su fiel seguidora, para alejarse secundado por una nueva. La vieja sombra, abandonada en un rincón, se fue encogiendo alrededor de la dolorosa cicatriz, que poco a poco se convirtió en una perla.
31
Peligros de la enseñanza
El Buda, frente a sus reverentes discípulos, predicaba con los pies apoyados sobre un tigre dormido. De pronto la bestia abrió los ojos. Entonces el Buda, siendo sólo el sueño del animal, se disolvió. El goloso tigre devoró a todos los monjes.
32
El cielo de los otros
En una tarde gris de otoño volaba una mosca azul sintiéndose todo el cielo. ¡Cuánto se burlaron las otras de la vanidosa! Ella, avergonzada, se escondió en la basura. Sin embargo, cuando vino la noche, su pequeño cuerpo se llenó de estrellas.
33
El verdadero milagro
Un hombre se vistió de Cristo, trepó a un árbol y llamó a gritos a los habitantes de la aldea anunciándoles que era hijo de Dios y que iba a hacer milagros. «Saltaré desde aquí para volar como un águila.» Brincó, cayó al suelo y se rompió una costilla. Los aldeanos lo insultaron, tratándolo de impostor. Éste, alzándose con trabajo, les dijo: «Si ustedes tuvieran fe en mí, volaría». Le respondieron: «Primero vuela, luego creeremos en ti...». Un loro que pasaba por allí escuchó la discusión. Dijo: «Aunque nadie tiene fe en mí, yo vuelo. Y a pesar de que vuelo, nadie cree en mí...». Pero los aldeanos, preocupados de apedrear al Cristo, no le prestaron atención.
34
Peregrino interior
Se despidió de sí, llorando... Él mismo fue a recibirse al final del camino.
35
El engaño
Cuando se dio cuenta de que su mujer vagaba en los sueños de otro, con la llave ganzúa de la costumbre comenzó a penetrar en su cuerpo como un ladrón.
36
Happy end
Cuando le llega el momento de morir, va a perderse entre la multitud en fiesta para que, sin que nadie se dé cuenta, los pies de las parejas que danzan lo sepulten en el barro.
37
Ojos que no ven.
Un insensato, viendo a un hombre santo caminar en la noche alumbrando con gran dificultad el camino para no matar a las hormigas que lo atravesaban, le dijo: «¡Oh virtuoso varón, yo puedo solucionar tu problema: apaga tu vela, marcha en la oscuridad y ya no tendrás remordimientos!».
38
Crimen pasional
Cuando su amada huyó con otro, una herida profunda se le abrió en el cuerpo, del cuello al ombligo. Resistió el dolor hasta que la lesión cicatrizó. La mujer, arrepentida, regresó a su lado. Él se arrancó la cicatriz y con ella, convertida en espada, le cortó la cabeza.
39
El investigador
Desde que tiene uso de razón, comiendo y durmiendo apenas, no cesa de papelear en los archivos. Sabe que sus ancestros han perdido un documento que explica el sentido de la vida. Muere sin encontrarlo y sin haber vivido.
40
Amor loco
Se inmoló en una hoguera para que, sin él, ella por fin pudiera ser.
41
El virus
Santa Madre de Dios, cúrame a este niño. Anda siempre por el aire, nunca quiere tocar tierra. Flota en la casa como un globo, lo que es molesto para las visitas porque en cualquier momento puede orinarles el sombrero o mancharles la ropa con algo peor. Hace milagros idiotas: multiplica las arañas y las ratas. Además huele a rayos porque es imposible bañarlo: no quiere entrar en el agua e insiste en quedarse de pie sobre su superficie. Ayer volvió a la vida a un pollo asado. Sin plumas ni cabeza, ahora anda por ahí tropezando entre los muebles, perseguido por los gatos. ¡Hazlo normal, Virgen adorada, para que ya no le devuelva la vista a tanto hombre lúbrico! Esos que fueron ciegos pegan sus nuevos ojos saltones a los vidrios de mi ventana, dándose placeres manuales cuando en la noche me quito las enaguas. También, al quejarnos de la sequía, nos hizo llover sobre las salinas. Y lo que es peor, Madre Inmaculada, durante la comunión convirtió las hostias en chorizo para que alimentaran a los patipelados. ¡Por favor cúralo, Virgencita buena, límpiamelo del virus de la santidad!
42
La libertad
El hombre libre tenía junto a su camino mil otros caminos. Aunque podía elegir cualquiera de ellos, no lo hizo. Siguió por donde iba.
43
Un filósofo
Se pasea en la noche con un reflector de cinco mil vatios tratando de captar el enigma de la sombra.
44
Suicidio fallido
Cansado de la vida, el inmortal se cortó las venas. A pesar de vaciarse de todo el plasma, no murió. Ahora, dondequiera que vaya, lo sigue su sangre como una sombra roja.
45
La solución perfecta
La fábrica lanzaba un humo pestilente que impregnaba toda la aldea. Los habitantes, cansados de soportar el hedor, invadieron la carretera nacional enarbolando letreros de protesta. Las autoridades se vieron obligadas a escucharlos, pero trasladar esa industria o clausurarla, como ellos exigían, ocasionaría al Gobierno una pérdida enorme. El Ministro de Economía encontró la solución perfecta: mediante una simple operación en la nariz de cada aldeano hizo que se les eliminara el sentido del olfato.
46
La nota suprema
Una cantante de ópera trató inútilmente de emitir la nota musical más hermosa. Fueron tan grandes sus esfuerzos que el corazón le estalló. Más tarde su cadáver produjo un coro de gusanos que entonaron con toda facilidad la nota buscada.
47
Problema-solución
–Maestro, ¿cómo cambiar? ¡Me gustaría hacer siempre lo mismo!
–¡Necio, siempre haces lo mismo: no cesas de cambiar!
48
El regreso