La voz del Maestro - Alejandro Jodorowsky - E-Book

La voz del Maestro E-Book

Alejandro Jodorowsky

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Beschreibung

«En el tarot de Marsella, la carta número 7 muestra un príncipe conduciendo un carro tirado por dos caballos. El caballo de la derecha debe llevarlo al futuro; el de la izquierda, al pasado.El príncipe trata inútilmente de desprenderse del pasado y de conquistar el futuro. Entre la voz de su interior y la voz de su abuelo, no se encuentra el tiempo, sino el silencio del alma». ALEJANDRO JODOROWSKY

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Índice

Cubierta

Portadilla

La voz interior

La voz de mi abuelo

Dijo mi abuelo…

Alejandro Jodorowsky

Créditos

LA VOZ INTERIOR

El mundo se va modelando

de acuerdo con la forma

en que lo pensamos.

El dolor reposa sobre

estas cuatro palabras:

yo, posesión,

odio y miedo.

La felicidad reposa sobre

estas cuatro palabras:

nosotros, generosidad,

amor y valentía.

El amor que no nos dieron en la infancia

nadie nos lo dará.

Cesemos de pedirlo

y ofrezcámoslo.

Ofrecer mucho

a quien pide poco

es una manera de humillarlo.

Muchacha, no corras

detrás de un hombre

o detrás de un autobús:

siempre habrá otro.

Una vez por semana,

enseñemos gratis a los otros lo poco

o mucho que sabemos.

Un solo grano de sal

da sabor a todo un océano.

Estimado enemigo,

lo que no te gusta en mí,

mejóralo en ti.

No controlemos,

no manipulemos,

no seduzcamos,

no amarremos,

no engañemos.

Amemos.

Cada vez que trato

de meditar, imagino que

un diablo me molesta.

¿Qué puedo hacer?

¡Pon también ese diablo

a meditar!

No malgastemos

el amor en quien no es leal,

el bien en quien

no lo agradece,

el saber en quien no lo comprende,

el secreto en quien no lo guarda.

¡Todo aquello que perdemos nunca fue

nuestro! Algunos hijos no son nuestros.

Conservemos nuestra paz interior:

si un perro nos muerde

no mordamos al perro.

Comencemos

simplemente

por caminar,

no nos preocupemos

por llegar,

propongámonos

solo avanzar.

Papá y mamá son dos niños grandes

que tuvimos cuando éramos pequeños.

La sabiduría no es hija de las creencias,

es hija de la experiencia.

Bienaventurados aquellos que no prometen,

sino que hacen lo que hacen con amor.

Somos felices cuando nuestro gato,

sin que lo acariciemos,

nos mira y ronronea.

Alejémonos de toda doctrina

que no nos enseñe

a amar la vida.

Bendigamos a quien nos abandona

porque nos devuelve

con nosotros mismos.

Frente a frente, tú y yo,

como para siempre.

Dame tus imperfecciones,

con ellas me conformo.

La muerte es solo un cambio.

La vida nunca termina.

Perseveremos,

reguemos nuestro árbol.

La paciencia tiene raíces amargas,

pero sus frutos son dulces.

Nuestras faltas de hortográfia

son suzpiros de nuestro niño interior

ke aún no kiere morir.

Perdemos lo bueno que nos está pasando

por recordar tanto lo malo que nos pasó.

La vida no es esperar a que pase la tormenta,

es aprender a danzar bajo la lluvia.

Los celos son el miedo que tenemos

de que alguien le dé al ser que amamos

lo que nosotros no podemos darle.

Cuando amemos a alguien,

no le pidamos más de lo que nos da

en el momento en que nos lo da.

Nada que añadir, nada que quitar.

La vida nos ofrece no lo que pedimos,

sino lo que necesitamos para desarrollar

nuestra conciencia.

Basta de

autocriticarnos.

Ahora mismo

subamos a una silla

y gritemos hacia

el mundo media

docena de nuestras

cualidades.

El universo

sabe lo que hace.

Con el tiempo,

todo es para bien.

«Si me das,

te doy.

Si no me das,

no te doy».

Expulsemos

de nosotros

estos regateos

inútiles.

Vale más

que avancemos

con

pequeños pasos

honestos

que con grandes

saltos tramposos.

Los pájaros

nunca

estudiaron música,

pero

saben cantar

muy bien.

Lo que guardamos,

se pudre.

Lo que damos,

florece.

La esencia de la libertad

es cambiar de opinión

cuando la opinión anterior

se hace obsoleta.

Una cosa es peor que la muerte:

el miedo a morir.

Quien sabe

y no dice que sabe,

verdaderamente sabe.

Si somos ratones

no escuchemos

los consejos

de un gato.

Seamos mudos cuando damos,

y hablemos cuando recibimos.

Agradecer es un arte.

Quien conoce la fuente de su dolor

lo disminuye.

Quien conoce la fuente de su felicidad

la multiplica.

Verifiquemos si quien nos amenaza

puede en verdad dañarnos:

algunos que no tienen perro

hacen ladrar a su gato.

No nos creemos angustias.

Si el combate es mañana,

no vivamos con los puños cerrados.

El ave canta aunque la rama cruja.

Lo que criticamos en los otros,

está en nosotros.

Lo que no está en nosotros

no lo vemos.

Muchas veces lo que creemos

no es la realidad.

No se puede hablar de separación

cuando nunca se estuvo unido.

Aunque rocen el barro,

las luciérnagas siguen brillando.

Un espíritu luminoso, fiel a sí mismo,

no se deja perturbar.

La felicidad no depende de premios,

ni de ganancias materiales, ni de diplomas.

La felicidad depende de nosotros mismos.

Cada una de nuestras heridas,

puede crear una perla.

Cada mañana no me pongo zapatos,

me pongo caminos.

Si a ti no te gusta tu trabajo,

a tu trabajo no le gustas tú.

No es antes,

no es después,

todo es ahora.

De nada sirve un conocimiento

si no nos cambia el comportamiento.

Hay una diferencia

entre creencia y experiencia.

Un pájaro en el agua se ahoga.

Un pez en el aire se asfixia.

Busquemos el sitio donde verdaderamente

podamos vivir.

Cuando por fin

encontramos

al ser amado,

no lo conocemos,

¡lo reconocemos!

Los gatos se nos posan en el cuerpo,

en la parte en que tenemos un problema.

Si se posan en nuestra cabeza

nos calman la mente,

son nuestros psicoanalistas felinos.

Vender nuestra alma al diablo

es relativamente fácil,

casi todo el mundo lo hace.

Vender nuestro diablo al alma,

eso es más difícil.

Hasta a los santos les cuesta.

El pasado no es un mal que hay que combatir,

sino un templo que hay que explorar.

Solo los que saben de dónde vienen

comprenden a dónde van.

Si tú lo controlas,

el dinero es un buen servidor.

Si él te controla,

el dinero es un mal amo.

Te amo porque sí y no a causa de…

Lo que más le hace falta al mundo

es lo que tú has venido a darle.

El tiempo sobre la piel es arrugas;

debajo de la piel es un niño

que aún se sorprende.

La envidia nos hace desear

lo que no nos corresponde:

el sapo, viendo que le ponen

una herradura al caballo,

levanta una pata.

No se nace, no se muere,

todo es continuación.

De alguna forma u otra,

siempre estaremos aquí.

Cuando te cierran una puerta,

se abren otras.

Todo rechazo es una oportunidad.

Querida familia mía,

propónganme con cariño sus consejos,

no me los impongan.

¿Cómo puedo ser mejor?

Siendo como las abejas:

su miel vale más que ellas.

Cuidémonos de los insatisfechos.

Cuando un cerebro tiene hambre,

devora a cualquiera.

Tengamos hijos del placer,

no del deber.

Nada de lo que sucede es inútil.

Al enfriarse la lava

que derraman los volcanes,

en ella crecen los bosques.

Tengamos confianza en nosotros mismos.

Los que abrimos el surco somos lentos,

pero la tierra está llena de paciencia.

Para recibir lo que queremos,

antes tenemos que desprendernos

de lo que no queremos.

¿Qué hago para no envejecer?

Nunca pierdas la curiosidad.

Esta tristeza no es nuestra,

es del niño que reina

en nuestra memoria.

A veces sanarse

no significa curar la enfermedad,

sino aprender a vivir con ella.

Tratar de sanar al otro exige humildad,

porque en el camino de su curación

tú debes desaparecer

para permitirle curarse a sí mismo.

No somos capaces

de apreciar la belleza ajena

cuando no somos conscientes

de la nuestra.

Más importante que nos amen

es que nosotros amemos.

Le hacemos daño

si obligamos al otro a recibir

algo que no pide.

En muchos hogares

les piden a los hijos ser lo que no son

y los culpan por ser lo que son.

La pereza

camina tan lentamente

que muy pronto

la miseria la alcanza.

El primer paso para ser libres

es darnos cuenta

de lo que nos encadena.

La belleza

de nuestra voz

no depende

de su musicalidad,

depende de

como la usemos

para llegar al alma

de los otros.

Dejemos de quejarnos,

coloquemos un fracaso sobre otro

y usemos eso como escalera.

A pesar de que damos,

nadie nos agradece.

Eso es porque,

para tener la sensación

de que damos,

los obligamos a recibir.

¡Un día más,

qué maravilla!

Para quienes

saben ver el milagro

de lo existente,

la realidad

es una danza.

La humildad consiste

en reconocer que

cualquier ser en el mundo

puede enseñarnos algo

que ignoramos.

Seamos siempre lo que somos,

pero no obliguemos a los otros