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El veneno y la triaca se estrenó por vez primera en la celebración del Corpus Christi de Valencia del año 1644. La protagonista de esta obra teatral es el personaje de la Infanta. Pedro Calderón de la Barca nos propone aquí una representación alegórica de la historia de la salvación del género humano a través de tres fases esenciales: la inocencia en el paraíso, la caída en el pecado original y la redención de Cristo, etapa que se alcanza través de la instauración de sacramentos como el de la Eucaristía.
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Seitenzahl: 48
Veröffentlichungsjahr: 2010
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Pedro Calderón de la Barca
El veneno y la triaca
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Créditos
Título original: El veneno y la triaca.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica: 978-84-9816-457-2.
ISBN ebook: 978-84-9953-122-9.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.
Sumario
Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Acto único 9
Libros a la carta 73
Brevísima presentación
La vida
Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-Madrid, 1681). España.
Su padre era noble y escribano en el consejo de hacienda del rey. Se educó en el colegio imperial de los jesuitas y más tarde entró en las universidades de Alcalá y Salamanca, aunque no se sabe si llegó a graduarse.
Tuvo una juventud turbulenta. Incluso se le acusa de la muerte de algunos de sus enemigos. En 1621 se negó a ser sacerdote, y poco después, en 1623, empezó a escribir y estrenar obras de teatro. Escribió más de ciento veinte, otra docena larga en colaboración y alrededor de setenta autos sacramentales. Sus primeros estrenos fueron en corrales.
Lope de Vega elogió sus obras, pero en 1629 dejaron de ser amigos tras un extraño incidente: un hermano de Calderón fue agredido y, éste al perseguir al atacante, entró en un convento donde vivía como monja la hija de Lope. Nadie sabe qué pasó.
Entre 1635 y 1637, Calderón de la Barca fue nombrado caballero de la Orden de Santiago. Por entonces publicó veinticuatro comedias en dos volúmenes y La vida es sueño (1636), su obra más célebre. En la década siguiente vivió en Cataluña y, entre 1640 y 1642, combatió con las tropas castellanas. Sin embargo, su salud se quebrantó y abandonó la vida militar. Entre 1647 y 1649 la muerte de la reina y después la del príncipe heredero provocaron el cierre de los teatros, por lo que Calderón tuvo que limitarse a escribir autos sacramentales.
Calderón murió mientras trabajaba en una comedia dedicada a la reina María Luisa, mujer de Carlos II el Hechizado. Su hermano José, hombre pendenciero, fue uno de sus editores más fieles.
Personajes
El Peregrino
La Infanta
El Entendimiento
La Inocencia
La Primavera
El Estío
El Otoño
El Invierno
El Lucero
La Muerte
Música
Acto único
(Salen el Entendimiento, viejo venerable; la Infanta, dama; la Inocencia, de villana; los cuatro Tiempos y la Música.)
Entendimiento En la falda lisonjera
deste monte coronado
de flores, de tal manera
que a él parece que ha llamado
a cortes la primavera, 5
con músicas excelentes
de voces y de instrumentos,
cantad tonos diferentes,
que acompañen los acentos
de las aves y las fuentes, 10
y en la métrica destreza,
(no sin divino misterio)
encareced la belleza
de la gran naturaleza,
heredera del imperio. 15
Música Aves, fuentes, auras, flores,
todos a la Infanta decid amores.
Uno Aves, su luz saludad.
Todos Cantad, cantad.
Uno Fuentes, sus espejos sed. 20
Todos Corred, corred.
Uno Auras, su aliento aspirad.
Todos Volad, volad.
Uno Flores, sus galas tejed.
Todos Creced, creced. 25
Y acudiendo al curso
de tanta deidad,
corred, volad, corred y cantad.
Todos a la Infanta decid amores:
cantad, aves; corred, fuentes; 30
volad, auras; creced, flores.
Infanta Árbitro docto de cuanto
en acordada armonía,
ya con risa, ya con llanto,
cubre con su capa el día, 35
y la noche con su manto:
generoso Entendimiento,
ayo mío, a quien fió
el gran rey que me engendró,
mi crianza, porque atento 40
tus capacidades vio.
No habrá menester mi afecto
de quien mi deidad se arguya
otro aplauso más perfecto
que haber nacido hija suya, 45
engendrada en su concepto.
El Sol, hermoso farol,
con tan templado arrebol
me ilumina suspendido,
que sospecho que ha nacido 50
para mi vasallo el Sol.
La Luna, que diferente
cada vez muestra semblante,
mira a mi gusto obediente
una vez hacia el levante 55
y otra vez hacia el poniente.
Todas esas tropas bellas
de vividoras centellas
me están influyendo amores,
siendo en mis jardines flores 60
las que en los suyos estrellas.
Sírvenme los elementos:
el fuego en claros tributos,
el agua en dulces acentos,
la tierra en sabrosos frutos, 65
y el aire en blandos alientos.
Y con halagos suaves,
con acciones lisonjeras,
a mis pies se postran graves,
domesticadas las fieras 70
y sin libertad las aves.
Ese monstruo encarcelado,
cuando más fiero se enoja,
sobre sí mesmo elevado
en crespas espumas moja 75
el firmamento estrellado,
sin que, atrevido, a la playa
un paso más que otro haya,
que asegurando mi pena,
con un bocado de arena, 80
le detiene el monte a raya.
Y así, el festejo de hoy
su encarecimiento yerra,
si única heredera soy,
de cuanto mirando estoy 85
sobre la faz de la tierra.
Inocencia No con hermoso desdén
desprecies festejo igual;
deja que aplausos te den,
que a ninguna suena mal 90
de que la celebren bien;
déjate llamar dichosa,
aseada, discreta, hermosa,
que a todas tan bien parece
que aun una fea agradece 95
el que la llamen hermosa,
y de oírlo una fealdad
(si hay quien se atreva a decirlo),
hay muchas con vanidad;
pues, en ti, ¿qué será oírlo, 100
y el oírlo con verdad?
Infanta ¡Qué poco, Inociencia, fueras
inociencia si no hicieras
caso de eso!
Inocencia No lo sé;
pero aunque inocente, a fee 105
que palabras lisonjeras
me suenan bien.
Entendimiento ¿Pues de quién
las has oído?
Inocencia Ésa es alta
pescuda; sepa él también
que jamás un bobo falta 110
que quiera a una boba bien.
Cuando yo voy por ahí,
también me dicen a mí
resquiebros flores y fuentes,