El viejo - Eduardo Dieste - E-Book

El viejo E-Book

Eduardo Dieste

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Beschreibung

«El viejo» (1920) es un drama teatral en tres actos de Eduardo Dieste, presentado como «Tragedia vulgar de las tres jornadas naturales: ida, vuelta y vencimiento de años». El protagonista, don Martín, es un anciano fuerte que ha superado los ochenta años y que vive como dueño de una hacienda rodeado de sus familiares.

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Seitenzahl: 76

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Eduardo Dieste

El viejo

 

Saga

El viejo

 

Copyright © 1920, 2022 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726682243

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

a la memoria de mi padre

DON ELADIO DIESTE MURIEL

Vitae summa brevis spem nos vetat inchoare longam.

Horacio, Carmen iv. l. i .

personas de la casa

Don Martín : viejo fortísimo, de ochenta y tantos años. Misia Adela : su esposa. Justino: suhijo, estudiante mozo. Isabel: hermana ingenua. Julián: hijo pródigo. Tía Ana: viejita soltera, muy gentil.

hijas casadas y nietos fuera de casa

 

como de la casa

Don Sixto: leguleyo. Amanda: suhija, digna de ser amada. Director Del Liceo. Ña Tula: cocinera cuarentona.

peones

Gualberto: el Torcido. Joaquín: el Callao. Tomás: el Negro. Roque.

invitados

 

Lugar de Cerro Largo y tiempos de ahora.

__________

UNICA ESCENA Y TRAJES

Casa de campo. Comedor: las paredes de un tono lila con ramazones blancas de estarcido; un estrecho zócalo rojo. Dos puertas laterales a las habitaciones. Al foro, una puerta de arco y un ancho ventanal de dos arcos en ajimez, comunicando a una galería abierta, de la que alcanzan a verse alguna pilastra de cal y cerca de la puerta, suspendida bastante alto, una despeinada calaguala. En la solana un aljibe alicatado y a unos metros un coposo ombú, frente a la puerta. Al fondo, la pradera verde y las nubes, en cuya lejanía y frente al ventanal, vive solo un álamo.

Dentro: una mesa ovalada, cubierta de un paño azul con franjas y flores amarillas; encima un frutero con tomates y dos huevos frescos de ñandú; al centro cuelga la clásica lámpara. Un aparador antiguo, de estantes, con loza y cristalería. Entre puerta y ventana un reloj de pesas. En un rincón, sobre un caballete, un recado de lujo: cojinillo de lana gris, cabezada, pasadores y estribos de plata y oro. Cerca del ventanal, una mesita y dos hamacas de mimbre. Sillas: un sillón firme, preferido por el viejo.

Don Martín, de luenga barba, viste bombacha azul-oscura y bota campera; por encima del saco de alpahaca un poncho de verano, de seda; al cuello, un pañuelo blanco, tendido y flojo; gacho negro. Rebenque en mano, siempre. La peonada, camisas blancas, rosadas con flores chiquitas, celestes, remangadas o no hasta el codo; bombachas blancas, azul-marino, marrón, negras; cinto ancho y facón, del que suspenden el rebenque si no lo llevan en la mano; bota campera y, algunos, con espuela de fierro; gachos oscuros.

Director del Liceo, Julián y Justino, traje pueblero; el último, de casa, sin chaleco y con una fácil corbata de lazo.

Ña Tula, falda anaranjada, blusa azul, delantal blanco; en la cabeza, a modo de cofia, un pañuelo y otro grande de vivas flores al cuello, atado muy bajo. Las demás mujeres visten trajes puebleros; las muchachas con gusto sencillo y alegre de verano; sombreros de sol. Anita, que se compone mucho, algo anticuada pero sin ridiculez, usará en el primer acto y en el segundo, un traje entallado y gorra con gasas, de viajera; jazmines en el pecho. En la fiesta campestre del tercer acto, puede aparecer con un traje gris-perla, con flores moradas; blusa de talle justo y terminado en cotilla; mangas de jamón; cuello alto, peto de tul leve y una como esclavina de randas pálidas que dicen de Cluny; falda ceñida en las caderas, con un vuelo tableado desde la rodilla. Rosa colorada en el pecho. No obstante su graciosa coquetería, la viejita soltera de pelo blanco jamás cambia o deja su rústico bastón de cerezo, cuyo mango está formado en la horqueta de la misma rama.

__________

ACTO PRIMERO

ESCENA PRIMERA

JUSTINO. GUALBERTO, en seguida los demás PEONES. Al final, MISIA ADELA

 

justino

(Justino lee en la mesita cerca del ventanal. Pasa Gualberto por la galería.) ¿Cómo va esa propaganda del salario mínimo a los trabajadores de campo?

 

gualberto

(Indica un saludo y sin responder llama a los compañeros que pasan cerca.) Che, Negro y vos Callao . . . vengan . . . (más alto a un peón que hace chirriar la cadena del aljibe.) ¡Eh! Evaristo, vení . . . Y vos, Roque . . . (a los peones que se acercan y saludan con respeto a Justino.) Aquí el patrón, con mejor verba que la mía, dirá si es bueno lo que les decía de la paga de los treinta pesos y comida que nos van a dar . . .

 

justino

Que deben pedir, que deben hacer porque les den . . .

 

gualberto

Eso digo . . . Aquí éstos creen que son historias mías . . . ¿Qué decís vos, Callao?

 

joaquín

Si el patrón lo dice . . .

 

justino

No lo digo yo sólo . . . Vean los diarios de Montevideo que se ocupan del asunto . . .

 

tomás

Denguno sabe 1er . . . Somentes Sia Tula, mas na fala d’éla . . .

 

gualberto

. . . Y en la tuya, negro loco . . .

 

tomás

Yo so táo castilán coma vosé . . . Tenho peliado con Saraiva . . .

 

gualberto

No ha dúbeda . . . ¡Ele e blanco!

 

evaristo

¡Hay que rispetar la opinión . . .!

 

gualberto

¡Guardá la fariñera, hermano!

 

justino

No vayan a reñir ahora, amigos . . . ¿Qué pensás vos, Joaquín, del aumento de paga?

 

joaquín

E . . . no compriendo . . .

 

justino

¿Y vos, Roque?

 

roque

Da lo mesuro . . . Yo soy un inorante, no compriendo . . . Dice bien Joaquín . . .

 

gualberto

Che, Roque, tocáme . . . tocáte la pensadora, no sea una cabeza de vaca pa sentarse . . .

 

justino

Cierto . . . Lo que parece una lotería no se puede comprender . . .

 

evaristo

. . .Justamente.

 

justino

Pero no se trata de la caprichosa fortuna entrándose por las puertas del pobre, sino de una diosa más noble que es, la Justicia . . .

 

gualberto

¡Qué Deputao ni qué demonio! (tira el sombrero al aire:) ¡con usted, patrón, hasta el fin del mundo!

 

evaristo

¡Moso que habla lindo!

 

justino

Se trata de que ustedes reciban la paga que les corresponde por su trabajo . . .

 

tomás

Eu reçebo tuda a fin de mes, a mesada . . .

 

los otros peones

Todos . . .

 

gualberto

¿Querés callar, negro dotor?

 

justino

Ustedes no viven con vida propia, sino como umburucuyá en ramaje ajeno, del árbol feliz y estimado que da fruto y albergue a los pájaros y es quien realmente vive . . . Constituir un hogar, crear una familia con sus dulzuras y obligaciones . . . suficientes a levantar el sentimiento de la personalidad moral y hasta económica . . .

 

tomás

(Excitado por el olor de la oratoria.) ¡Muito bein!

 

gualberto

¡Cala, tú! ¡Bien dicho, patrón!

 

tomás

(A Gualberto) ¡Ora isso!

 

justino

Formar un hogar propio no es lo mismo que vivir acuartelados en la estancia del patrón . . . ¿No le parece, señor Joaquín?

 

joaquín

. . . Justamente . . . Pero . . . una familia debe ser muy custosa . . .

 

justino

¡Qué horror! ¡No, usted no piensa lo que dice . . .!

 

joaquín

No hablé por mi cuenta . . . El patrón me pregunta y . . . yo contesto . . .

 

roque

¡El patrón llega! (Todos se van. Gualberto afina con parsimonia una guasca. Pasa Ña Tula con un tacho de latón a la cocina, que da a la galería.)

 

gualberto

¡Hola, ña inimiga!

 

tula

¡Perdulario!

 

misia adela

(A Justino que iba a entrar por una de las habitaciones en el momento de aparecer su madre.) ¿Qué barullo es ese?

 

justino

Yo, que hablaba con los peones.

 

misia adela

Les das demasiada conversación.

 

justino

Me parece que no hago nada malo en hablar con esa buena gente . . . Más si es de cosas que les conviene . . .

 

misia adela

Sí, porque los distraes de su trabajo, y luego toman alas . . .

ESCENA II

DON MARTIN, MISIA ADELA, JUSTINO y luego ISABEL

 

d. martín

(Se sienta y pone el sombrero y el rebenque sobre la mesa. Empieza a componer un cigarro en chala. Al ver el libro que lleva Justino.) Siempre con novelas . . .

 

justino

No es novela . . . Es . . . la gramática de la Academia . . .

 

d. martín

¿Y Anita cómo sigue, Adela? ¿Se resolvió siempre al viaje? (A Justino, que reanuda la marcha.) Espera . . .

 

misia adela

Creo que sí . . . Ya sabes cómo es . . . Dice que le basta decidirse una hora antes de partir el tren . . . Con los años le aumentan las rarezas.

 

d. martín

Era para decirte, Justino, una vez más, lo de siempre . . . Siéntese . . . ¿Cuándo vas a pensar en serio el ser algo?

 

justino

En serio lo pienso todos los días, pero no acaba de presentarse ante mis ojos el camino abierto que mi voluntad necesita . . . (Entra Isabel y sirve mate a los viejos.)

 

misia adela

¡Sí todos los días cambias de pensamiento! Hoy es Medicina, mañana Farmacia, pasado . . .

 

justino