Elías - Bill Crowder - E-Book

Elías E-Book

Bill Crowder

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Beschreibung

Mientras Jesús sufría la ejecución en la cruz, algunos espectadores creyeron haber oído que le pedía ayuda a Elías. De inmediato, alguien le ofreció vinagre para aliviar el dolor. Otros dijeron: "Déjenlo en paz. Veamos si Elías viene a salvarlo". ¿Por qué Elías? ¿Quién es este profeta que tuvo semejante impacto en la historia de Israel como para que el pueblo siguiera hablando de él cientos de años después? En las páginas siguientes, Bill Crowder, director de ministerios para la iglesia, de RBC, revela enfoques de la historia de Elías que dicen mucho de nuestro Dios… y de nosotros. - MARTIN R. DE HAAN II

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Título del original: Elijah: An Ordinary Man In Extraordinary Times

ISBN: 978-1-68043-509-2

Foto de cubierta: © RBC Ministries, Terry Bidgood

SPANISH

Las citas de las Escrituras provienen de la Versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina.

© 2010 RBC Ministries, Grand Rapids, Michigan, USA

La producción de libros electrónicos: S2 Books

CONTENIDO

Capa
Una grandeza mediocre
Tiempos de valentía
Tiempos de formación
Tiempos de fe
Tiempos de conflicto
Tiempos de debilidad
«El tiempo es hoy»

ELÍAS

Un hombre común en una época extraordinaria

Mientras Jesús sufría la ejecución en la cruz, algunos espectadores creyeron haber oído que le pedía ayuda a Elías. De inmediato, alguien le ofreció vinagre para aliviar el dolor. Otros dijeron: «Déjenlo en paz. Veamos si Elías viene a salvarlo». ¿Por qué Elías? ¿Quién es este profeta que tuvo semejante impacto en la historia de Israel como para que el pueblo siguiera hablando de él cientos de años después?

En las páginas siguientes, Bill Crowder, director de ministerios para la iglesia, de RBC, revela enfoques de la historia de Elías que dicen mucho de nuestro Dios… y de nosotros.

Martin R. De Haan II

UNA GRANDEZA MEDIOCRE

John Wayne fue una gran estrella de cine. Es más, los estudios cinematográficos solían basar sus proyecciones anuales en la popularidad del actor. Era tan taquillero que, en los años 40, 50 y 60, sus películas atrajeron multitudes a los cines, que se llenaban de muchachos soñadores como yo, que miraban sin respirar las aventuras del Duque e imaginaban que cabalgaban a su lado para ser los salvadores del día. John Wayne fue un héroe estadounidense.

Sin embargo, no comprendí una faceta del Duque hasta que me hice mayor. Wayne no era un gran actor. A diferencia de Gregory Peck, que se sumergía en cualquier personaje que representaba, John Wayne siempre fue John Wayne. Aunque representara a un comisario del Lejano Oeste, a un infante de marina de la Segunda Guerra Mundial o a un detective de la era moderna, no era el personaje, sino él mismo.

Desilusionado, comprendí algo que no quería reconocer. Como héroe en la pantalla, Wayne era increíble; sin embargo, como actor, era mediocre. Me costó entender el concepto de la mediocridad vestida de grandeza. Aquello me hizo reevaluar mis conjeturas.

¿UN HOMBRE COMO JOHN WAYNE?

Este mismo tipo de lucha experimenté hace algunos años, mientras estudiaba la vida de un gran profeta del antiguo Israel. Crecí en la escuela dominical oyendo historias de Elías. Él también había cautivado mi imaginación. Como superhéroe del Antiguo Testamento, solo le faltaba poder saltar de un edificio a otro.

Este profeta trae a la mente algunas imágenes vívidas:

Cuando desafió con valentía a un rey.Cuando resucitó a un muchacho.Cuando hizo caer fuego del cielo.Cuando ascendió al cielo en un carro de fuego.

Además, que un hombre así aparezca en las páginas de la Biblia lo hace aún más increíble. Me resulta difícil imaginarme a Elías esperando un autobús o comprando hamburguesas en un lugar de comida rápida. Sin embargo, el Nuevo Testamento deja claro que, después de todo, este hombre no era nada del otro mundo.

UN HOMBRE COMO NOSOTROS

El Nuevo Testamento dice que Elías estaba sujeto a los mismos sentimientos y estados de ánimo que nosotros. Aunque su vida estuvo llena de milagros, hay ocho palabras que nos ayudan a identificarnos con él. El apóstol Santiago dijo que Elías era un «hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras» (Stg. 5:17).

Quizá Santiago se refería a las leyendas que representaban a Elías como un dios más que como un hombre. Así que, aunque recalca que Dios nos dio la oración para ayudarnos en nuestras debilidades, el apóstol deja claro que el profeta era como nosotros. Experimentó las mismas debilidades y fracasos que relatan la historia de nuestra propia vida.

Este profeta, que participó en tantos acontecimientos maravillosos de la Biblia, no era ningún superhombre. En ese sentido, era un hombre como cualquier otro. Atravesó el desaliento, los temores y las dudas que, de vez en cuando, todos padecemos. Es un ejemplo de la fragilidad humana, de la dependencia espiritual y de la necesidad imperiosa que tenemos de orar en nuestro caminar con Dios.

UN HOMBRE MISTERIOSO

Elías aparece de repente en el registro de los reyes de Israel, en el Antiguo Testamento, y llega así a las páginas de la Biblia con una introducción mínima: nada de linaje, de árbol genealógico ni de currículum. En 1 Reyes 17:1, solo dice:

Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad…

Ni siquiera sabemos a qué hace referencia la palabra «tisbita». Algunos creen que se refiere a Tisbe, una ciudad más allá del Jordán, perteneciente a la tribu de Gad. Sin embargo, la palabra tisbita también puede traducirse como «peregrino» o «visitante». Podría significar que no tenía hogar propio y que vagaba por Galaad antes de que la Biblia nos hable de él.

Lo único que sabemos con seguridad es que Elías era «de los moradores de Galaad». Galaad estaba al este del río Jordán y la habitaban las tribus de Israel (Rubén, Gad y la media tribu de Manasés), las cuales, en la época de Josué, no entraron en la tierra prometida.