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El secreto de la felicidad está más cerca de lo que imaginas. La verdad es que lo único que necesitamos se encuentra en nuestro interior. Solo hemos de desbloquearlo. Con valiosos consejos y ejercicios prácticos, Lorena Bernal te guía a lo largo de este viaje de transformación hacia el amor propio, la paz y la alegría. Con Empieza por ti aprenderás a aceptarte, a confiar en tu intuición y a alcanzar la paz y los objetivos que mereces. Este libro es un tesoro cargado de herramientas diseñadas para ayudarte a: - Recuperar tu poder. Abrazar tus talentos y tus puntos fuertes. - Cultivar el amor propio. Impulsar tu belleza interior y tu valía. - Conectar con tu yo superior. Aprovechar tu intuición y tu sabiduría espiritual. - Construir relaciones significativas. Alimentar el amor y la compasión en tu vida. Construir una vida plena y llena de amor es algo que empieza contigo… y comienza aquí mismo.
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Seitenzahl: 227
Veröffentlichungsjahr: 2025
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www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47
Editado por HarperCollins Ibérica, S. A.
Avenida de Burgos, 8B - Planta 18
28036 Madrid
www.harpercollinsiberica.com
Empieza por ti. Cómo encontrar paz y felicidad duraderas
Título original: It Starts with You: How to find lasting peace and happiness
Publicado originalmente por Thorsons en 2025, una división de HarperCollinsPublishers, 1 London Bridge Street, London SE1 9GF
© 2025, Lorena Bernal
© De la traducción, Carlos Ramos Malavé
© 2025, para esta edición HarperCollins Ibérica, S. A.
Todos los derechos están reservados, incluidos los de reproducción total o parcial en cualquier formato o soporte.
Sin limitar los derechos exclusivos del autor y del editor, queda expresamente prohibido cualquier uso no autorizado de esta edición para entrenar a tecno-logías de inteligencia artificial (IA) generativa.
Diseño de cubierta: Megan Smith/HarperCollinsPublishers Ltd.
Foto de la autora: Elisabeth Caren
ISBN: 9788410643833
Conversión y maquetación digital por MT Color & Diseño, S.L.
Índice
Portadilla
Créditos
Cita
Dedicatoria
Introducción
1. Felicidad
2. Soledad
3. Los demás
4. Tu niña pequeña
5. Nuestro guion, nuestros valores
6. El juego de la vida
7. El ciclo de los anhelos
8. ¿Bueno o malo?
9. ¿Dónde estás tú?
10. Tu reflejo
11. Amor
Agradecimientos
«Cuando uno tiene la íntima convicción de que podría ayudar al esclarecimiento de la verdad, le es imposible contenerse».
DOSTOIEVSKI
Dedico este, mi primer libro, a los hombres más importantes de mi vida. A mi padre, Enrique, a mi marido, Mikel, a mis tres hijos, Gabi, Dani y Oli, y a mi hermano, Enrique Javier. Estos hombres han contribuido más de lo que jamás imaginarán a mi descubrimiento del amor, del amor propio y del amor a los demás. Gracias por existir y por acompañarme en este viaje de vida. Os amo.
También lo dedico a las mujeres que me dieron la vida y me moldearon: mi abuela Nona Teresa y mi madre Mirta. Os llevo en mí y os amo.
Quiero mencionar también a las mujeres que inspiraron este libro. A esas amigas tan especiales que han estado conmigo en distintos momentos de mi camino, que me han abierto sus corazones y me han permitido abrir el mío con ellas. Gracias por estar ahí y por ayudarme a descubrir tantos tesoros; ya sabéis quiénes sois.
Bienvenida, querida lectora. Soy Lorena y estoy deseando compartir mi mensaje contigo. Además de ser madre de tres hijos, actriz y modelo, coach de vida y coach espiritual, fundadora de la plataforma Live Love Better y algunas cosas más, soy una apasionada estudiante de las emociones humanas, la filosofía y la espiritualidad. Mi sueño es compartir todo lo que he aprendido sobre la felicidad, el amor y la vida, a través de mis experiencias y estudios, con más personas —personas como tú— para guiarlas hacia formas sencillas de cuidarse a sí mismas y a los demás, para ayudarlas a encontrar alegría y paz sin importar las circunstancias de sus vidas, y para honrar quienes son en su totalidad. Este libro es parte de ese sueño. Y tengo otros planes preciosos de los que también quiero hablarte. Pero, por ahora, déjame cogerte de la mano y acompañarte en este viaje que espero sea el principio de una nueva vida para ti, una vida llena de amor.
Porque, al fin y al cabo, la vida no es tan larga. Ochenta años, más o menos, es un tiempo muy corto (sobre todo si quitamos los primeros quince, en los que aún no dependemos de nosotras mismas, y los últimos diez, en los que probablemente tampoco), y pasa volando. Estos años que tenemos son un regalo, y es una pena si no los disfrutamos. Cada momento, cada persona, cada experiencia…, todo es un regalo que la vida nos ofrece, y yo creo que así es como deberíamos tomarlos.
Imagina que nuestro paso por aquí es como unas vacaciones que hemos planeado en el resort más espectacular llamado Tierra, donde, si tenemos suerte, nos quedaremos alrededor de 30 000 días. Aquí venimos a disfrutar, a aprender, a descansar, a vivir experiencias increíbles, a saborear comidas deliciosas, a descubrir paisajes preciosos, a hacer nuevas amistades. Todas las personas que encontramos en el camino están también aquí de vacaciones y, de alguna manera, a través de sus trabajos y profesiones, también nos están sirviendo y ayudando a hacer nuestra estancia más placentera. Al final, nos iremos de vuelta a casa, dondequiera que esté, sintiéndonos plenas, satisfechas y agradecidas por haber vivido la experiencia más maravillosa y enriquecedora. Déjame decirte algo: esta es una de las revelaciones más importantes a las que he llegado. Nos han dado el regalo de la vida en un planeta precioso, llegamos aquí como seres puros, inocentes, llenos de amor y curiosidad, ansiosos por experimentar la maravilla de existir. Me parte el alma que no todos seamos felices y que muchos no estemos disfrutando del tiempo que se nos ha dado. Pero ¿qué está pasando?
No nos merecemos estar descontentos. Ese no es el plan. El plan es pasarlo bien, tener una vida llena, bonita y maravillosa, conocer gente, querernos, disfrutarnos, compartirnos y, al final, despedirnos dejando mucho amor y llevándonos mucho amor con nosotros. No hay más, ¿para qué estamos aquí si no? Es verdad que algunos llegaremos agotados al final del camino porque la vida nos habrá llevado por caminos intensos o desafiantes; pero, pase lo que pase, cuando llegue el momento de decir adiós, lo único que realmente importará será el amor que dejamos y el amor que nos llevamos. Sé que el secreto para sentirte bien, para disfrutar de esta experiencia como te lo mereces, para ser feliz y sentirte completa, está en encontrar la paz y aprender a AMAR.
Y no solo hablo de amar a las personas, sino de amar todo. Amar los lugares, los olores, las sensaciones, las experiencias, incluso los retos. Y, por supuesto, aprender a amar a los demás, dejarse amar y permitirse recibir cuidado y cariño.
Tienes la respuesta en tus manos. Cada capítulo de este libro te ofrecerá herramientas y reflexiones que abrirán tu corazón y te ayudarán a aprender nuevas ideas, y también a desaprender muchas de las cosas que han conspirado para hacerte infeliz e incompleta. Te voy a llevar a un lugar donde sentir, y no a un lugar donde pensar, alejándote de la mente y acercándote al corazón.
Mi mensaje podría ser el mismo para todos los seres humanos, sin importar el género, pero en este primer libro he decidido ser específica. Quiero hablarte directamente a ti: mujer, niña, esposa, hija, hermana, madre, abuela. Porque tienes el poder de dar vida, de nutrir, y ese poder conlleva una gran responsabilidad, porque está en tus manos transmitir el mensaje, modelar la manera de vivir e inspirar a quienes vienen detrás con el amor que les das, el amor que ven en ti y el amor que sienten que tienes hacia ellas y hacia ti misma. En tu esencia, en cada célula de tu ser, llevas la capacidad innata de nutrir, cuidar y envolver con amor.
La verdadera fuerza de las mujeres es su capacidad de amar.
Nosotras somos como la tierra alrededor de una flor, de una planta o de un gran árbol. Podemos inspirar crecimiento, calidez, confianza y calma en quienes nos rodean. Así que aquí quiero empoderar a las mujeres, pero no para que destaquen en los negocios, para que ganen más dinero o para que sean más poderosas que los hombres o que nadie más. Quiero que las mujeres descubran que su verdadero poder está dentro de ellas mismas, en el amor que son capaces de manifestar y compartir, haciendo lo que decidan hacer desde un lugar de plenitud y totalidad.
A lo largo de mi vida he conocido a muchas mujeres. La mayoría son tiernas, llenas de amor para dar. Y, sin embargo, muchas llevan consigo una tristeza sutil, una sensación de insatisfacción, una falta de plenitud, una gran inseguridad y desconfianza. He visto que muchas mujeres carecen de ese sentimiento de orgullo y aprecio total hacia sí mismas. La mayoría de las mujeres que he conocido en mi vida tienen mucho por lo que estar agradecidas en términos materiales, o al menos lo esencial para sentirse plenas, disfrutar y apreciar sus vidas, pero por diferentes razones no se sienten completas, no consiguen conectar con la magia que desprenderían si conocieran la verdad, si se dieran cuenta del increíble potencial y de la luz que llevan dentro.
Si esto resuena contigo, quédate conmigo. Tengo tanta compasión por ti, porque eres preciosa, eres única, tienes tanto que dar, tanto que ofrecer… Y lo único que realmente necesitas para florecer como deberías es amor. Ríndete al amor, déjate llevar y llénate de amor. De amor del bueno. Ese amor que creemos que es tan difícil de encontrar, porque siempre parece venir con condiciones, siempre depende de recibir algo a cambio. Me refiero al amor que sentíamos cuando éramos niñas, pero que en algún momento alguien o algo nos arrebató y ahora ni siquiera recordamos cómo se siente.
Ese amor del bueno, solo seremos capaces de sentirlo si estamos en paz, si confiamos, si conseguimos soltar los miedos que nos llevan a juzgarnos a nosotras mismas y a los demás y a querer controlarlo todo. Esas sensaciones negativas son las que nos hacen exigirnos demasiado, las que nos vuelven intolerantes a la imperfección y no nos permiten apreciar la verdadera esencia que nace desde dentro y que pide a gritos salir y ser compartida con el mundo.
Al final, todo se resume en esto: para amar a los demás es absolutamente imprescindible saber amarse a una misma. Y si no sabes cómo hacerlo, tienes que descubrirlo, porque amarte significa que has reconocido la belleza de quien eres y de lo que eres, lo que inevitablemente te llevará a encontrar la paz y el amor y a valorar a los demás también.
Sí, es así de sencillo. Así de simple y así de complicado y difícil.
Si consigues amarte, valorarte y conocerte de verdad, con amor del bueno, te prometo que muchos de los problemas que puedas tener, la mayoría probablemente causados por la inseguridad, la falta de amor y una sensación de vacío, desaparecerán. Y solo entonces verás por fin la preciosidad de todo lo que te rodea y la belleza de tu interior, permitiéndote extender ese amor y compartirlo con el mundo entero.
Lamentablemente, expresiones como «quiérete a ti misma», «valórate», «conócete» se han convertido en algo así como una moda o una tendencia en los últimos años, hasta el punto de que han sido usadas en exceso, y a veces incluso mal usadas. Pocas personas comprenden realmente la trascendencia de su significado. Quiérete, confía en ti, escúchate… Voy a decirte esto muchas veces en este libro, pero voy a intentar explicarte exactamente qué quiero decir, cómo hacerlo y por qué es imprescindible lograrlo.
Vamos a embarcarnos en este viaje para que dejes de juzgarte y empieces a aceptarte y disfrutar de la vida, para que seas capaz de sentir amor sin miedos, para que dejes de exigir a los demás que llenen tus vacíos o que te den respuestas. Para que por fin tengas confianza en ti y en los demás y se te borren los miedos y las dudas… En definitiva, para que vivas en paz, en calma, en armonía, en alegría…, en amor.
Compartiendo contigo algunas de mis experiencias y lo que he aprendido de ellas, así como historias reales de otras personas como tú y como yo, que están viviendo esta misma aventura llamada vida, vamos a cambiar juntas la manera en la que solemos mirar las cosas. Voy a intentar plantar semillas en tu corazón para que tu amor florezca y puedas inspirar a los demás para que permitan que el suyo florezca también. Quiero intentar abrirte los ojos a una forma diferente de percibir tu experiencia de vida. Ayudarte a desaprender ciertos hábitos, ciertas ideas que puede que estén moldeando la manera en la que miras todo, haciendo que tu sistema emocional reaccione de una manera que quizá crees que no puedes controlar, o que asumiste que es simplemente parte de quien eres, aunque no te guste necesariamente.
Con palabras sencillas quiero mostrarte que te veo, te escucho…, y con algunas reflexiones fáciles y prácticas voy a llamar a la puerta de tu conciencia para que despierte y llene de luz todo tu mundo.
Voy a compartir contigo uno de los secretos más importantes para tener una vida llena, para hacer de tu mundo un mundo feliz y para disfrutar de cada gota de experiencia. Voy a intentar desmenuzar este secreto en partes pequeñas y arrojar sobre ellas la luz que necesitan, para que al final de este viaje podamos juntar todas las piezas y darles un sentido perfecto y equilibrado. Mi único objetivo es compartir contigo algo vital y maravilloso, algo que sé en este momento de mi vida, después de haber experimentado, aprendido y estudiado mucho. De esta manera, siento que puedo aportar, aunque sea un granito de arena, a mejorar el mundo.
Seguramente hayas escuchado o leído este mensaje en otros libros o plataformas. Y quizá sigas buscando respuestas o incluso sientas confusión sobre qué hacer exactamente para liberarte de todas tus preocupaciones. Mi intención no es contarte nada radicalmente nuevo o diferente, sino contártelo de una manera distinta, a mi manera, esa que solo yo sé, porque es la mía. Hacértelo llegar de una forma sencilla, sin rodeos, sin demasiadas palabras, sin teorías…, únicamente desde mi verdad, directamente desde mi corazón y mi alma. Porque sé que el mensaje es sencillo y claro, que es fácil, pero muy difícil a la vez. Escribo desde mí para ti de la manera más directa que tengo, y ojalá termines este libro con la claridad que te mereces.
Nos merecemos ser felices, nos merecemos disfrutar de la vida, querer y ser queridas, valorar y ser valoradas, apreciadas, pero esto, en realidad, está principalmente en nuestras manos. No necesitamos a nada ni a nadie que nos demuestre cuánto valemos o cuánto podemos dar; lo único que necesitamos es creer en nosotras mismas, apreciarnos y amarnos, y cuando conseguimos esto, todo lo demás fluye y encaja en su lugar.
Aunque suene a utopía, a un sueño romántico, creo que si encontráramos el santo grial de la felicidad, la paz, la alegría y el amor, de verdad, el mundo sería un entorno tremendamente más bonito, lleno de personas realmente poderosas, pero no en el sentido de dominar a otros, sino de ayudar a empoderarlos. Nos daríamos cuenta de que estamos aquí de paso y de que hemos venido a disfrutar los unos de los otros y de este precioso planeta. Pero, más que eso, hemos venido a experimentarnos a nosotras mismas de la manera más profunda y completa posible.
Puedes hacerlo, y si aún no sabes cómo, déjame ayudarte a encontrar el secreto… Ojalá te sirva, y termines este libro con algo más de claridad sobre lo bella que eres y sobre cuánto el mundo te necesita a ti, tal cual eres en tu interior, toda tú. Con cada uno de tus defectos y cada una de tus virtudes, con cada una de tus opiniones y de tus pensamientos, con tus inquietudes y curiosidades, te necesitamos a ti. Con tus preguntas y tus anhelos, con tus pasiones, con tu intimidad y tu cuidado, tus sonrisas y tus lágrimas. Es momento de despertar, y, juntas, hagamos de este mundo algo tan bonito como todos nos merecemos.
Así que empecemos, cuanto antes mejor. Por nosotras, por todos, por los que vendrán.
Abre tu corazón, y déjame entrar.
Con amor,
Lorena
«La felicidad es el significado y el propósito de la vida».
ARISTÓTELES
Muchas personas en nuestro mundo actual han crecido con más o menos las mismas ideas básicas sobre quiénes somos, qué es la vida, cómo deberíamos vivirla y para qué estamos aquí. Me fascina el estudio de las civilizaciones antiguas y cómo estas investigaciones han demostrado que, en todas las épocas, ha existido una especie de creencia colectiva inconsciente que todos llevamos dentro y que nos lleva a seguir los mismos patrones. A esto se suman las diferentes creencias culturales, que han variado según factores como los Gobiernos, los recursos, la ubicación geográfica, el clima, etc., influyendo en nuestros comportamientos y aspiraciones de vida.
Cada generación ha recibido una serie de conceptos que, sin siquiera darse cuenta, han moldeado su realidad. Según estas ideas, el supuesto camino al éxito para una mujer hasta hace relativamente poco era el siguiente: ser una niña buena y callada, o al menos no ser demasiado ruidosa. Observar y aprender de los adultos, obedecerlos, porque ellos saben más. Estudiar y formarse para poder trabajar y asegurarse un futuro. Enamorarse y casarse con un buen hombre, un proveedor. Tener hijos. Serle leal a su marido y hacerlo feliz. Ser una buena madre. Sacrificar parte del futuro por el que tanto trabajó. Llevar el hogar y estar ahí para todos.
Ha existido la idea de que, siguiendo estos pasos, las mujeres serán felices, plenas y alcanzarán su propósito. Para generaciones anteriores, el camino era aún más estrecho; simplemente consistía en crecer, seguir órdenes, obedecer a los demás, casarse, tener hijos, cocinar, coser, limpiar, criar a los niños y cuidar al marido.
Además, por supuesto, tenían que confiar en el Gobierno, respetar a los políticos, seguir las reglas y venerar a la familia real, la jerarquía social y la Iglesia. Fuera cual fuera la religión, las mujeres debían tener fe y conformarse con lo que ese credo predicaba.
Durante décadas, todo y todos nos han enseñado estas ideas: la familia, las escuelas, los libros que leíamos, los programas o películas que veíamos… Todo tenía esencialmente el mismo mensaje en su núcleo, las mismas ideas sobre lo que se suponía que era una vida exitosa. ¿Y nosotras? Bueno, la mayoría hemos seguido el camino que nos marcaron, ¿qué otra opción teníamos? Claro que siempre ha habido rebeldes, aquellas que querían hacer las cosas de otra manera, ir por su propio camino, cambiar el rumbo de la sociedad…, pero eran la minoría y sus voces no solían escucharse; incluso, a veces, eran silenciadas por la mayoría.
Las civilizaciones y culturas antiguas vivían según otros parámetros: las estrellas, las cosechas, el clima. Habitaban aldeas llenas de ancianos sabios. Adoraban a muchos dioses, cuidaban la tierra. La vida era dura, a menudo brutal y corta, pero incluso entonces, había certezas en las que creían y que seguían.
Pero ahora nosotras, las occidentales modernas, la supuesta civilización desarrollada, con estas generaciones a la vanguardia de todo, nos encontramos frente a una realidad muy confusa. ¿No tienes a veces la sensación de que nada está claro en este momento? ¿De que todo está evolucionando a una velocidad vertiginosa y que realmente no sabemos de qué va la vida? ¿De que estamos todos en un limbo, luchando por encontrar nuestro lugar?
Hay tantas preguntas y dudas en el aire en este momento que prácticamente nadie sabe cómo responderlas por completo y, sin embargo, al mismo tiempo, podemos encontrar respuestas a todo, absolutamente todo, con solo tocar un botón. Lo peor es que todas esas respuestas suelen ser contradictorias. No hay un camino claro, no hay verdades absolutas, lo que significa que ahora tenemos más información que nunca, pero también más dudas que nunca.
Si estás buscando respuestas definitivas que te indiquen con certeza cuál es tu camino, estás en una situación difícil. Nadie sabe con seguridad si estudiar te llevará al éxito, si casarte te hará feliz, si tener hijos te traerá plenitud, si el dinero te dará abundancia y satisfacción. Ahora tenemos tantas opciones y escuchamos tantas voces contradictorias que parece imposible saber qué camino elegir, qué perspectivas y valores respetar y en quién confiar.
Pero déjame decirte algo: esta incertidumbre, aunque muy confusa, también puede ser algo maravilloso. Es un momento en el que todas las posibilidades están abiertas. Un momento en el que puedes elegir, en el que puedes decidir quién ser y cómo vivir para encontrar tu propia versión del éxito, la que resuene contigo. En el que puedes dejar atrás la sensación de estar abrumada y reemplazarla por una sensación de empoderamiento.
Estamos en un periodo caótico, en el que muchos de los sistemas fundamentales que rigen nuestra sociedad están siendo cuestionados: la educación, la política, la ciencia, la economía, la sanidad… Ya no nos sostienen del todo ni respaldan nuestras ideas. Es el momento perfecto para reconstruirnos, para descubrirnos, para encontrar nuestras propias verdades, para ser participantes activas de nuestras vidas.
Puede que aún no lo sientas, pero eres afortunada de vivir en una época en la que tienes opciones. Puedes descubrir por ti misma qué te funciona y qué no, dónde y cómo encontrar la felicidad, el sentido y la verdad.
El filósofo griego Aristóteles escribió esas palabras sobre la felicidad del principio de este capítulo hace más de 2000 años, pero seguimos sin estar muy seguras de qué es la felicidad, cómo encontrarla o tan siquiera cómo buscarla. Nuestro sistema educativo, nuestra vida familiar y la sociedad en general nos dicen que la felicidad es algo que se busca y se encuentra, que incluso se puede comprar, que es una meta que se alcanza después de hacer ciertas cosas. Que está ahí fuera, en algún lugar. Pero sospecho que crecemos con la sensación de que probablemente ni siquiera existe o, en el mejor de los casos, que solo es posible vivir pequeños momentos fugaces de ese estado tan ansiado.
La creencia generalizada es que el mundo es difícil, complicado, que hay que luchar y esforzarse, que para conseguir cosas buenas hay que sacrificarse muchísimo. ¿Cuántas veces hemos oído expresiones como «trabaja duro», «lucha por lo que quieres», «si das, recibes», «soy una luchadora»? Estas frases transmiten la idea de que la vida es dura y que solo quienes se esfuerzan, quienes «pelean» y no se rinden en la búsqueda de la felicidad, quizá, algún día, la consigan.
Creemos que es importante que los jóvenes trabajen duro, que sufran, que duela, porque solo así aprenderán en qué consiste realmente la vida. Creemos que tienen que entender que hay que sacrificarse, que hay millones de obstáculos en el camino antes de llegar a la verdad. Porque el camino correcto es el más difícil, solo los débiles eligen el camino fácil. Juzgamos duramente a cualquier joven que simplemente disfruta de la vida sin hacer algo que consideremos laborioso. Admiramos a quienes trabajan sin descanso, a los que son productivos y eficientes, a quienes sufren sin quejarse, a los que se hacen más fuertes con el dolor.
Y sí, muchas de estas creencias tienen algo de verdad, muchas de estas ideas son válidas, pero creo que todo depende muchísimo del contexto. Puedes ver la vida como algo que implica dolor, sacrificio y esfuerzo, o puedes verla como una aventura emocionante. Puede haber dolor en el camino, pero si lo miras desde otro ángulo, eso no significa que tengas que experimentar sufrimiento.
Cuando crees que hay un propósito más elevado dentro de la experiencia que te está causando dolor, incluso puedes abrazarla. Una vez escuché que lo comparaban con dar a luz. ¡Dios! Es doloroso, duele muchísimo, pero no sufres. Hay dolor, pero no hay sufrimiento, porque sabes que al otro lado te espera un alma preciosa para que la recibas como madre. Algunas mujeres incluso deciden sentir el dolor en su máxima intensidad, rechazando cualquier anestesia médica. Los desafíos de la vida vienen con un regalo oculto y, a veces, duelen; solo necesitamos aprender a encontrar ese regalo mientras atravesamos el dolor. Y con esto en mente, puedes sentirte como un lápiz, que nunca cumpliría su propósito si no fuera afilado.
Yo, por ejemplo, como inmigrante, nacida en Argentina en una familia muy humilde, con un padre que empezó a trabajar a los 15 años, una madre que se casó a los 16 y fue madre a los 19, y un abuelo que luchó en la guerra civil española y tuvo que soportar, injustamente, muchos años en prisión antes de terminar en Argentina, siempre escuché lo duro que debíamos trabajar, lo fuertes que debíamos ser para tener una vida mejor y, supongo, ser felices. He visto a personas como nosotros mudarse a diferentes países, trabajar sin parar para lograr un mejor futuro para sus hijos. Esta situación es muy común, y la lección siempre ha sido ignorar el dolor porque vale la pena, porque cuando consigamos lo que buscamos…, otra vez, supongo, seremos felices.
Pero incluso en estos casos, cuando tu situación de origen no es la ideal, cuando, sí, necesitas hacer sacrificios, trabajar duro y luchar por tener oportunidades, puedes elegir atravesar el proceso con alegría y gratitud, o con dolor y sufrimiento. Si eliges lo segundo, te aseguro que los resultados nunca serán suficientes. Siempre querrás más comida para tus hijos, una mejor escuela, mejor ropa, más juguetes, porque quieres que sean felices. ¿Pero vas a perderte verlos crecer y ser parte de sus vidas solo para hacerlos felices?
¿Y si lo que realmente hace felices a tus hijos es verte más presente, verte expresar gratitud por la experiencia de vivir, verte abrazar tus orígenes y tus capacidades en lugar de renegar de quien eres y desear constantemente estar en otro lugar de la vida? A veces los niños solo necesitan la experiencia básica de estar juntos, de remar todos en la misma dirección, de compartir el mismo sueño.
El regalo es todo el proceso, con la alegría y con el dolor, no la meta final.
Entonces, ¿cómo podemos cambiar nuestra perspectiva? ¿Cómo podemos evitar sentirnos sobrepasadas y abrumadas por nuestras preocupaciones? La respuesta es: confiando. Confiando en ti y en tus decisiones. Tomando esas decisiones desde el corazón, desde el amor a la vida y a lo que está por venir, no desde el miedo a la vida y a lo que está por venir. Estando conectada con tu corazón, reconociendo que, al estar alineada con sus sueños, tomaste decisiones y fueron las correctas, y abrazando la aventura que viene con ellas, porque confías en ti y en tu propia guía.
Piensa en esto: cuando te subes a una montaña rusa en un parque de atracciones, probablemente estés muerta de miedo, pero al mismo tiempo, te mueres de ganas de vivir la experiencia. Y cuanto más empinadas sean las vueltas, las bajadas y las curvas, más miedo te da, pero más deseas experimentarlo. Si confías en que el vagón está bien sujeto a la vía, en que los tornillos mantienen todo en su sitio y en que el arnés de seguridad sostendrá bien tu cuerpo, entonces te enfrentarás a ese miedo con placer y emoción. Puede que levantes los brazos y grites en los momentos más aterradores, pero no dejas de sonreír ni de alucinar con lo que estás viviendo.