Empresas y empresarios en la historia de Chile: 1930-2015 - Manuel Llorca-Jaña - E-Book

Empresas y empresarios en la historia de Chile: 1930-2015 E-Book

Manuel Llorca-Jaña

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Beschreibung

A pesar de la importancia de la empresa y su rol social en el desarrollo de nuestro país, no existe una tradición que permita acceder a su historia y evolución. El análisis sobre el rol de los empresarios como sujetos y de las empresas como organizaciones sociales resulta relevante para entender el Chile actual. Esta historia empresarial en caso alguno pretende ensalzar la figura del empresario, sino más bien entender cómo los mismos, o sus empresas, se comportan. No existe en Chile una cultura empresarial que busque preservar archivos y dar libre acceso a investigadores sobre su historia, que permitan entenderla y estudiarla. De ahí la falta de bibliografía en castellano sobre el tema. Este es un libro que viene a llenar un vacío historiográfico y que permite promover la investigación y la enseñanza de la historia empresarial en la academia chilena, donde ha sido largamente ignorada y desplazada por la historia social y política de nuestro país.

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Empresas y empresarios en la historia de Chile: 1930-2015 /Manuel Llorca-Jaña y Diego Barría (editores)

1a. ed. – Santiago de Chile: Universitaria, 2017.

284 p.: il., grafs., tablas; 15,5 x 23 cm. – (Imagen de Chile)

Incluye bibliografías.

ISBN Impreso: 978-956-11-2565-0ISBN Digital: 978-956-11-2742-5

1. Empresas – Chile.

2. Empresarios – Chile.

3. Empresas familiares – Chile – Historia.

I. Llorca-Jaña, Manuel, ed.

II. Barría, Diego, ed.

© 2017. MANUEL LLORCA-JAÑA, DIEGO BARRÍA TRAVERSO.

Inscripción Nº 285.295, Santiago de Chile.

Derechos de edición reservados para todos los países por

© Editorial Universitaria, S.A.

Avda. Bernardo O’Higgins 1050, Santiago de Chile,

Ninguna parte de este libro, incluido el diseño de la portada,

puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por

procedimientos mecánicos, ópticos, químicos o

electrónicos, incluidas las fotocopias,

sin permiso escrito del editor.

Texto compuesto en tipografía Palatino LT Std 11/13

diseño de portada

Norma Díaz San Martín

diagramación

Yenny Isla Rodríguez

Este proyecto cuenta con el financiamiento de FONDECYT REGULAR 1150161

www.universitaria.cl

Diagramación digital: ebooks [email protected]

ÍNDICE

IntroducciónHistoria empresarial de Chile en el siglo xxiManuel Llorca-Jaña y Diego Barría

Política económica y capital extranjero en la creación y crecimiento de copecMarcelo Bucheli

La red empresarial chilena en 1939: entre la crisis global y la adaptación a la etapa de la industrialización promovida por el EstadoErica Salvaj; Andrea Lluch yConstanza Gómez

Mujeres y negocios en Chile: una exploración al periodo 1945-1958Bernardita Escobar

La intervención del Estado en el sector eléctrico chileno. Los inicios de la empresa pública monopólicaCésar Yáñez

Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones: Fomento estatal y emprendimiento empresarial en el surgimiento de una industria monopólica, Chile, 1920-1973Enzo Videla

El desarrollo de la minería moderna en Chile. El caso de la Braden Copper CompanyCristián Ducoing y Sergio Garrido

“La nueva sofofa”, los orígenes del “gremialismo empresarial” y del “nuevo liberalismo” en Chile, 1951 y 1958Luis Ortega

Las multinacionales chilenas: contextos, trayectorias, estrategiasMaría Inés Barbero

Introducción

Historia empresarial de Chile en el siglo xxi1

Manuel Llorca-Jaña2 y Diego Barría1

A partir de 2008 diversos casos de colusión de las farmacias, el papel higiénico y los pollos, junto con el escándalo de “La Polar”, y su efecto en los ahorros de las personas afiliadas a las Administradoras de Fondos de Pensiones (afp), han generado un debate en la sociedad chilena en torno a los efectos que la conducta empresarial tiene sobre el acceso a bienes de primera necesidad y servicios sociales, como las pensiones. De igual forma, los casos de financiamiento irregular de la política han hecho evidentes los lazos que el empresariado tiene en el ámbito político. Si bien en la década de los años 1990 existió un consenso en torno a que el llamado modelo chileno combinaba la aceptación de la economía de mercado y la democracia4 y se planteó que las relaciones entre el empresariado y los partidos políticos eran un factor que ayudaba a la estabilidad del proceso de transición a la democracia5, hoy en día esto parece ser puesto en duda. En este sentido, la discusión hoy se ha centrado en mirar críticamente el rol de los empresarios en la historia de Chile6 y en analizar la crisis de legitimidad de la economía de mercado en Chile7. Por lo anteriormente dicho, el análisis sobre el rol de los empresarios como sujetos y de las empresas, como organizaciones sociales, resulta relevante para entender el Chile actual.

La historia de la empresa en Chile

La historiografía chilena cuenta con una tradición de estudios sobre aspectos económicos. Sin embargo estas miradas se centran en los mercados o industrias específicas. De hecho, no existe una tradición de historia empresarial en Chile. ¿Por qué? Luis Ortega8 respondió a esta pregunta en los siguientes términos: 1) la historia empresarial es un campo relativamente nuevo en Chile, y por lo tanto débil institucionalmente (debilidad que persiste hasta 2017)9; 2) entre 1927 y 1974 el Estado chileno fue el principal actor en la economía: solo desde mediados de la década de los años 1970 el sector privado comenzó a ocupar un rol protagónico en la economía, y por lo tanto antes de 1974 la empresa privada resultaba poco atractiva como objeto de estudio (aunque este segundo argumento no explica por qué tampoco se desarrolló una literatura abundante sobre las empresas estatales creadas bajo el proyecto industrializador)10. Un tercer factor podría ser que, producto de la convulsionada historia política de Chile, marcada por la dictadura de Pinochet, tanto la historia social como la política han encontrado muchos más adeptos entre los historiadores chilenos, que la historia empresarial, e incluso la económica, lo que resulta comprensible. Ligado a lo anterior, muchas veces se cree que estudiar a la empresa es estudiar al empresario, y dado que en muchos sectores el empresario es visto como un villano, existen muchos prejuicios por derribar para alentar a colegas a imbuirse dentro de la disciplina. La historia empresarial en caso alguno pretende ensalzar la figura del empresario, sino más bien entender cómo los mismos, o sus empresas, se comportan.

Un cuarto factor es la falta de bibliografía en castellano. Recién en el año 2007 se publicó el primer manual serio de historia de la empresa en lengua castellana11. Antes de eso casi no existían libros de texto base para guiar un curso teórico sobre historial empresarial (sobre todo internacional). Respecto de Chile en particular, prácticamente no existe nada en términos de manuales o de una historia empresarial de Chile. Sin embargo, como ya hace el grupo de historia empresarial de Colombia en los cursos enseñados en la Universidad de Los Andes, bien podrían usarse artículos y capítulos de libros, “sueltos”, sobre Chile, como el esqueleto para enseñar, por ejemplo, un curso de historia empresarial de Chile, en lugar de recurrir necesariamente a un manual base. En efecto, este libro podría ser una muy buena alternativa para tales efectos, apoyado por una plétora de muy buenos trabajos anteriores12.

Finalmente, no existe en Chile una cultura empresarial que persiga preservar archivos y dar libre acceso a los mismos a investigadores nacionales o extranjeros, como ocurre en tantos otros países donde la historia empresarial está mucho más desarrollada que en Chile. En nuestro país los archivos empresariales se destruyen pasado cierto tiempo13 o, en el mejor de los casos, si se conservan, el acceso a los mismos es restringido por un entendible secretismo vinculado al mundo de los negocios. No ha sido preocupación del empresariado chileno conocer más de su propia historia. Esto presenta un desafío para los historiadores de la empresa en Chile: ¿cómo cautivar al empresariado para acceder a sus archivos? En el caso de las empresas del Estado, si bien existe documentación sobre varias de ellas en el Archivo Nacional de la Administración, este material no ha sido mayormente utilizado para conocer el origen, desarrollo y, en muchos casos, la desaparición de dichas compañías.

Este libro forma parte de un esfuerzo desarrollado en la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago de Chile por fomentar el estudio de la historia de las empresas y las instituciones públicas. En 2014 se creó el Centro Internacional de Historia Económica, Empresarial y de la Administración Pública (ciheap)14, y en julio de 2015 se realizó en Santiago de Chile la conferencia “Historia empresarial en Chile y América Latina”, con el apoyo de la Universidad de Talca (sede Santiago) y el financiamiento de conicyt a través del proyecto Redes 140023 de conicyt15, que persigue promover la cooperación entre centros de investigación chilenos y sus pares en el extranjero. En este caso, los centros involucrados fueron el ciheap, y el grupo de historia empresarial de la Universidad de Harvard (Business History Initiative de la Harvard Business School16), dirigido por el profesor Geoffrey Jones, aunque la iniciativa también contó con el valioso apoyo de muchos colegas de otras instituciones, tanto chilenas como extranjeras17.

El propósito principal de esta iniciativa es promover la investigación y enseñanza de la historia empresarial en la academia chilena, donde ha sido largamente ignorada18. No es que no existan historiadores de la empresa en nuestro país19, pero a nivel institucional el sistema universitario chileno no cuenta con centros o unidades (dentro de departamentos de negocios, administración, historia, economía o administración, por ejemplo) que se dediquen a investigar temas ligados a la historia empresarial como parte de sus actividades regulares. Asimismo, en Chile no se dictan cursos de historia empresarial, salvo esporádicamente en la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago y en la Universidad Adolfo Ibáñez. El diagnóstico sobre el estado actual de la disciplina en Chile aparentemente es desolador, pero estamos optimistas que dicha situación puede revertirse en el mediano y largo plazo. Esperamos que la creación misma del ceheap, las recientes publicaciones de sus miembros en historia empresarial20, el proyecto redes 140023 antes comentado, así como la difusión de este libro, contribuyan a dar el puntapié inicial para tales efectos.

Asimismo, en el Doctorado en Administración de la Universidad de Santiago se acaba de incluir algunas sesiones de historia empresarial en el curriculum, y lo mismo ocurriría prontamente en su mba. Esto incidirá en el desarrollo de tesis de posgrado en temas de historia empresarial, fomentando así la investigación al interior del plantel. En otras universidades también vemos razones para ser optimistas. En la Universidad del Desarrollo, por ejemplo, Erica Salvaj21 y Juan Pablo Couyoumdjian acaban de publicar un artículo en la prestigiosa revista Business History22 (la profesora Salvaj ya lo había hecho antes en Busines History Review y en Enterprise & Society, publicando así en las tres principales revistas de la disciplina a nivel mundial23, lo que constituye un récord espectacular para un académico residente en Chile)24. Los profesores Ricardo Nazer y Gonzalos Islas, de la Universidad Alberto Hurtado y la Universidad Adolfo Ibáñez, respectivamente, también tienen importantes publicaciones en el área (ver Bibliografía) y aún más auspiciador, ambos gozan de agendas de publicación particularmente prometedoras. Bernardita Escobar, por su parte, fue recientemente finalista del Coleman Prize, entregado por la Association of Business Historians del Reino Unido a la mejor tesis doctoral en historia empresarial, y planea dictar un curso de historia empresarial en la Universidad de Talca.

La experiencia internacional y desarrollo del campo de estudio

Dicho lo anterior, aunque la historia empresarial sea vista como un tema relativamente novedoso en Chile, existen prestigiosas unidades académicas en el mundo que se han dedicado a investigarla y enseñarla al más alto nivel académico (tanto en pregrado como en posgrado) desde hace ya varias décadas. Entre ellas destacan instituciones tales como la Harvard Business School (ver link anterior), el centro para historia de la empresa de la Copenhagen Business School25, el grupo de historia empresarial de la Universidad de Los Andes en Bogotá-Colombia (el más importante en América Latina, y segundo más antiguo a nivel mundial, liderado por Carlos Dávila)26, el centro de historia empresarial internacional de la Henley Business School de la Universidad de Reading en Inglaterra (liderado por Mark Casson27), el centro de historia empresarial de la Universidad de Glasgow en Escocia28, la unidad de historia empresarial de la London School of Economics dirigida por Terry Gourvish hasta su reciente retiro, y el grupo de la Universidad de Bocconi en Milán (que cuenta con notables colegas como Franco Amatori y Andrea Colli)29, entre muchas otras. En Harvard en particular, donde comenzó la disciplina en la década de los años 1920, aún se publica trimestralmente la primera y más prestigiosa revista académica de la disciplina (Business History Review, desde 1954), se enseñan cursos electivos de historia empresarial que gozan de gran popularidad (e.g. hasta el 50% de los alumnos del mba los eligen), se conservan excelentes colecciones históricas de empresas y empresarios en la Baker Library, y desde 2012 la historia empresarial fue designada como una de las áreas estratégicas de la Harvard Business School.

Conscientes del letargo de la disciplina en Chile, el profesor Geoffrey Jones, sin duda uno de los historiadores más influyentes en la historia de la disciplina30, inauguró la conferencia Redes de julio 2015 con una eficaz exposición sobre “qué es historia empresarial y por qué es importante”31. En dicha ponencia queda claro que la historia empresarial envuelve el estudio de la historia de empresarios, empresas y sistemas de negocios, fundamentalmente usando archivos históricos, pero también entrevistas e historia oral para periodos más recientes32. Podríamos agregar que la historia empresarial también se preocupa de la interacción de empresas y empresarios con el sistema político, económico y social, así como del impacto de los cambios tecnológicos (y de la innovación en un sentido más amplio) en la economía, todo esto a nivel micro y macroeconómico, poniendo especial acento en la importancia de entender cambios en el tiempo33.

En este ejercicio, historiadores de la empresa, en lugar de testear hipótesis como en otras disciplinas afines, lo que normalmente realizan son generalizaciones basadas en investigación empírica enfocada en una compañía, mercado o industria34, lo cual no le resta validez intelectual a la disciplina. La metodología de investigación más usual es de corte cualitativo, aunque no es raro encontrar trabajos que empleen métodos más bien cuantitativos. Esto quizás marca una gran diferencia con historia económica35, sobre todo con aquella más cercana a la cliometría. No obstante, hay muchos puntos de convergencia entre la historia económica y la historia empresarial36. De hecho, la historia empresarial estudia los cambios acaecidos en los sistemas de producción, comercialización y dirección de empresas, y cómo estos cambios han impactado en el crecimiento económico de los países37, siendo el crecimiento económico de largo plazo una de las grandes preocupaciones de la historia económica.

Respecto de la evolución metodológica de la historia empresarial, desde la década de los años 1960, la disciplina dio un giro muy importante en términos conceptuales gracias a los aportes de Alfred D. Chandler (1918-2007), probablemente el historiador empresarial más influyente de todos los tiempos38. El profesor Chandler, de la Escuela de Negocios de Harvard, se hizo mundialmente famoso con sus trabajos sobre las razones que hubo detrás del crecimiento de las grandes empresas en algunas industrias norteamericanas antes de 1950, explorando en este recorrido la relación existente entre la estrategia que siguen las grandes firmas y sus estructuras organizacionales, así como su impacto en el crecimiento de Estados Unidos39. De acuerdo con Geoffrey Jones, gracias a los trabajos de Chandler, finalmente la historia empresarial pudo establecerse como una disciplina confiable, intelectualmente ambiciosa, capaz de formularse grandes preguntas40.

El foco de Chandler puesto en las grandes corporaciones norteamericanas y sus estructuras organizacionales dominó la disciplina por varias décadas, sobre todo en Estados Unidos, su principal centro de investigación. No obstante, en Europa y otros continentes más periféricos (respecto del desarrollo de la disciplina), se siguió con el estudio de otras temáticas de la historia empresarial. Aparte de Chandler, otra figura tremendamente influyente en la disciplina ha sido Mira Wilkins, quien se especializó en el estudio de las multinacionales en perspectiva histórica41. En sus estudios sobre este tipo de empresas, algunas preguntas claves que guiaron su investigación fueron: ¿por qué una firma decide convertirse en una multinacional?; ¿cómo organizan sus negocios internacionales las multinacionales?; ¿qué impacto generan las mismas en los mercados receptores de dichas firmas?42.

Asimismo, cabe destacar que, más allá del trabajo de figuras emblemáticas como Alfred Chandler, Mira Wilkins y Geoffrey Jones, actualmente la agenda de investigación de los historiadores de la empresa en el mundo es sorprendentemente diversa, tanto en tópicos, países, como en los periodos cubiertos43. Basta mirar la tabla de contenidos del compendio de historial empresarial de Jones y Zeitlin (2008), y las tablas de contenidos de los últimos números de Business History, Business History Review, y Enterprise & Society, para darse cuenta de cómo los tópicos cubiertos incluyen temas tales como: empresarialidad, redes, distritos industriales y clusters, negocios familiares, grupos empresariales, pequeñas y medianas empresas, relaciones entre empresas y ambientes políticos o culturales, educación y entrenamiento de las empresas, globalización, entre muchos otros (e.g. identidad, cultura, género). Los países y regiones analizados ya no son solamente Estados Unidos y Europa occidental; muchas otras regiones han ganado mayor notoriedad dentro de la producción de los historiadores de la empresa, así como los periodos cubiertos (más allá del periodo por excelencia elegido por Chandler, i.e. 1850-1950), así como los estudios comparativos entre países (sobre todo entre los industrializados).

Propósito y estructura del libro

La historiografía de historia empresarial para el caso chileno es bastante menos profusa y variada44. No obstante, y para cumplir con uno de nuestros objetivos primordiales del ceheap (y ciertamente del proyecto Redes 140023 de conicyt) de promover la disciplina en Chile, decidimos lanzar esta colección de ensayos de historia empresarial de Chile. Confesamos que la idea estuvo fuertemente inspirada en un libro homónimo, publicado hace ya algunos años para el caso colombiano, y editado por Carlos Dávila, de la Universidad de Los Andes45. Considerando ambos volúmenes de nuestra colección, hemos reunido capítulos escritos por colegas chilenos y extranjeros, quienes son destacados exponentes del estudio de la historia de la empresa.

El primer tomo de nuestra colección, ya publicado, reunió 11 ensayos, divididos en dos partes. La primera cubrió el periodo de formación del Estado chileno después de la independencia (c.1810-1860), contando con cuatro contribuciones46. El primer capítulo, escrito por Jaime Rosenblitt, se titula “Inicios de la expansión del comercio chileno en el Pacífico Sudamericano”. En la misma línea, el segundo capítulo lleva por nombre “De mercaderías y esclavos. Negocios y circuitos en América del Sur, 1800-1810”, escrito por Francisco Betancourt. A continuación, Cristián Ducoing y Montserrat Pacull presentan el trabajo “Innovación, redes y recursos naturales. Los empresarios cupríferos del Huasco, 1810-1860”. Finalizando la primera parte, Roberto Araya escribió el capítulo “Joshua Waddington. De agente consignatario a engranaje modernizador en el Chile tradicional, 1817-1876”. La segunda parte del primer tomo se centra en el periodo 1860-1930, caracterizado por lo que Cariola y Sunkel (1991) han calificado como un primer ciclo de crecimiento hacia afuera. El primer artículo de esta parte estuvo a cargo de Luis Ortega, y se titula “El mundo fabril en la coyuntura crítica. Empresarios, proletarios y artesanos, 1875-1878”. Posteriormente, en “Familias empresariales, herencias y traspaso de patrimonios: de emprendedores a rentistas. El caso de la familia Edwards, 1880-1914”, Ricardo Nazer analiza el derrotero que siguió la fortuna de los Edwards. El siguiente capítulo, “El arranque del sector eléctrico chileno. Un enfoque desde las empresas de generación, 1897-1931”, fue producido por César Yáñez, al que le sigue el capítulo escrito por Gonzalo Islas Rojas (“Baburizza: Un grupo empresarial a inicios del siglo xx”). Siguiendo con la industria salitrera, tenemos otros dos capítulos, uno de Rory Miller (“Auge, crisis y ocaso del Banco Anglo Sudamericano, 1889-1935” y otro de Robert Greenhill (“¿Caída controlada, repliegue apresurado o fracaso empresarial? Las empresas salitreras británicas y su retiro de la explotación del salitre chileno, 1920-1930”). Finalmente, Bernardita Escobar analiza el rol de la mujer en el mundo empresarial chileno durante el siglo xix y hasta el primer centenario, en “Mujeres inventoras en Chile hasta el centenario. ¿Particularidades o emprendimiento?”.

En este segundo volumen tenemos ocho nuevas contribuciones. La primera de ellas es de Marcelo Bucheli, y se titula “Política económica y capital extranjero en la creación y crecimiento de copec”. En ella Buchelli analiza las condiciones que llevaron a la creación y posterior crecimiento de copec durante los primeros cincuenta años de existencia de la empresa. La hipótesis defendida en este escrito es que la confluencia de los siguientes tres factores permitieron la creación, supervivencia y crecimiento de copec: 1) la estrecha relación entre la élite chilena y las instituciones gubernamentales encargadas de política económica; 2) las operaciones iniciales por parte de las multinacionales Shell y Esso; 3) la adopción de un modelo económico de industrialización por sustitución de importaciones entre las décadas de los años 1930 y 1970.

El tercer capítulo, escrito por Erica Salvaj, Andrea Lluch y Constanza Gómez, titulado “La red empresarial chilena en 1939: entre la crisis global y la adaptación a la etapa de la industrialización promovida por el Estado”, analiza las estrategias y prácticas de relacionamiento, coordinación y colaboración entre las mayores empresas de Chile en el año 1939. Aportando a la investigación histórica sobre el proceso de adaptación de las estrategias corporativas de las empresas y empresarios chilenos durante la desintegración de la primera economía global y los inicios de la industrialización promovida por el Estado, este estudio muestra que la red empresarial chilena en 1939 adquirió un elevado nivel de integración. Si la red de directorios puede ser considerada como una expresión de la cohesión de la élite empresarial, estos resultados mostrarían una elevada capacidad, como colectivo, para coordinar actividades económicas y de negocios en un contexto caracterizado por profundos cambios a nivel nacional, regional e internacional. Adicionalmente, se identifica a las empresas y directores que tuvieron un rol protagónico en la articulación de dicha red y se profundiza en el clúster de la región de Magallanes, una característica singular y relevante de la red corporativa chilena de 1939, que además incluyó a las primeras mujeres directoras en Chile.

En “Mujeres y negocios en Chile: una exploración al periodo 1945-1958” Bernardita Escobar analiza la tenencia de negocios por parte de las mujeres en Chile durante el periodo en cuestión. Para ello usa datos contenidos en publicaciones del Diario Oficial, correspondientes al Rol Industrial de empresas registradas en el Ministerio de Economía que eran sujetas a pagar el impuesto habitacional contenido en la Ley 7.600 de 1942. Estos datos, no utilizados previamente, permiten tener una visión relativamente objetiva respecto de la evolución y niveles de participación de las mujeres en el mundo de los negocios formales y durante un periodo que precede a la existencia de datos de ocupación de la Universidad de Chile (generados a partir de 1957). La evidencia analizada sugiere un nivel de concentración regional diferenciada entre regiones y Santiago; mientras en Santiago el sector vestuario era muy importante para las mujeres a cargo de empresas, el sector de producción de alimentos era significativamente más relevante para las empresarias ubicadas en el resto de Chile. En el agregado, las empresas de mujeres representan entre un 9 y 11% de las empresas identificadas por género del empresariado. Con todo y las diferencias sectoriales, los datos sugieren que las mujeres ingresaron con negocios nuevos a la muestra a una tasa de expansión de 1,5% anual por sobre el ingreso de empresas nuevas de hombres. Estos antecedentes, de acuerdo con Escobar, tienen al menos dos posibles lecturas. Por una parte, la evidenca contradice la hipótesis de contracción en la participación económica de las mujeres en etapas tempranas del proceso de industrialización en el que se habría encontrado Chile. Por otra, los datos también podrían sugerir que en esos años Chile ya podría haber comenzado a revertir la supuesta baja en la participación que se ha propuesto que ocurre de la mano de los procesos de industrialización.

El siguiente capítulo es de César Yáñez, y lleva por título “La intervención del Estado en el sector eléctrico chileno. Los inicios de la empresa pública monopólica”. Este capítulo cubre comprehensivamente los años en que se transitó en Chile desde un sector eléctrico completamente privado a uno intervenido por el Estado (décadas de los años 1930 y 1940), de carácter mixto. El capítulo aprovecha también para ofrecer una interesante interpretación a la política industrial de la época, en los casos de “monopolios naturales”, haciendo uso de manera eficiente de la teoría económica clásica.

Por su parte, Enzo Videla, autor de “Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones: Fomento Estatal y Emprendimiento empresarial en el surgimiento de una industria monopólica, 1920-1973”, analiza el itinerario de una empresa ícono nacional, la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones S.A, desde sus orígenes, en la primera parte de la década de los años 1920, hasta principios de la década de los años 1970, bajo el contexto de aparición de la industria forestal en Chile. En este trayecto, Videla estudia certeramente las estrategias de posicionamiento y creación de una industria monopólica en el mercado chileno, revisando además el impacto local que tuvo dicha firma, así como sus rendimientos comerciales, su gestión de recursos humanos y, finalmente, la integración vertical y horizontal que efectuó la industria. En este capítulo se puede ver claramente el constante apoyo estatal que recibió la empresa, así como la capacidad de adaptación e innovación de la élite empresarial que la administró por largo tiempo.

Asimismo, Cristián Ducoing y Sergio Garrido, autores de “El desarrollo de la minería moderna en Chile. El caso de la Braden Copper Company”, muestran cómo a inicios del siglo xx la Braden Copper Company se instaló en la sexta región de Chile con el objetivo de producir cobre a gran escala. Los autores argumentan que el desarrollo de la minería moderna en Chile tiene relación con la llegada de este tipo de empresas extranjeras, capaces de hacer frente a los numerosos desafíos humanos y técnicos exigidos por la geografía, como también a la constante innovación de la organización y los procesos productivos. Este perfil innovador permitió, según Ducoing y Garrido, que el mineral El Teniente experimentara un fuerte crecimiento, convirtiéndose en la mina subterránea más grande del mundo y en un referente mundial de la producción de cobre.

En ‘La nueva sofofa’, los orígenes del ‘gremialismo empresarial’ y del ‘nuevo liberalismo’ en Chile, 1951 y 1958”, Luis Ortega propone un cambio importante a la historiografía chilena del periodo. En específico, Ortega argumenta que en la década de los años 1950, en importantes segmentos del empresariado nacional, en particular en la Sociedad de Fomento Fabril, se verificaron procesos que redundaron en profundos cambios en los liderazgos, en las organizaciones y en la ideología de turno. Para Ortega esta fase inicial fue el comienzo de un largo proceso de construcción de las condiciones que hicieron posible la difusión del “nuevo liberalismo” y la adquisición por parte de los empresarios de roles de particular y decisivo protagonismo en la lucha por las ideas y por el poder político en el país, mucho antes de lo que se creía hasta ahora.

Finalmente, el último capítulo de esta colección, escrito por María Inés Barbero, y titulado “Las multinacionales chilenas: contextos, trayectorias, estrategias”, revisa el ascenso de las empresas multinacionales de naciones emergentes (emne), centrado en el caso chileno, buscando establecer un diálogo entre la teoría y la historia particular de nuestro país. La primera parte se centra en el fenómeno de las emne, considerando aspectos tanto históricos como contemporáneos. La segunda parte analiza diversas vertientes de la teoría de la empresa multinacional, con especial énfasis en contribuciones recientes que tienden a caracterizar y explicar el surgimiento y desarrollo de las emne. La profesora Barbero analiza las 12 empresas chilenas con mayores índices de internacionalización en la segunda era de la globalización.

A modo de conclusión, creemos firmemente que vale la pena aunar más esfuerzos para promover la historia empresarial en nuestro país, la cual es importante por muchas razones. Primero, porque todo debate sobre hechos presentes descansa en buena medida en hechos pasados, e informa buenas decisiones sobre el futuro. El pasado es siempre una buena herramienta para reflexionar sobre los problemas económicos y sociales actuales. Segundo, porque en buena medida son las empresas (y los empresarios) quienes promueven la innovación tecnológica, siendo muchas veces parte importante del motor del crecimiento en varias economías47. Por lo tanto, cuando tratamos de explicar el crecimiento de las economías, el rol innovador de las empresas debe estar en el centro del debate. Tercero, los economistas tratan a las empresas como cajas negras: no hay ni buenos empresarios (empresas) ni malos empresarios (empresas) en la teoría económica que se enseña en la mayor parte del mundo occidental, incluido el grueso de las universidades chilenas. Los historiadores de la empresa tienen otra historia que contar: ¿por qué quiebran o por qué permanecen en el mercado ciertas compañías? Esto es particularmente relevante, pues, aun cuando la historia nunca se repite, es fundamental entender cómo se tomaron decisiones en el pasado para enfrentar de mejor manera el presente, incluidas decisiones de negocio. De esta manera, la historia de la empresa nos permite informar y ampliar nuestras comprensiones conceptuales48.

Cuarto, respecto del lado más político de la historia, la historia empresarial puede confirmar acusaciones de malas prácticas empresariales, dar a conocer buenas prácticas o bien derribar mitos sobre malos empresarios. Para bien o para mal “los negocios son parte de nuestra sociedad”49. Respecto de esto último, la historia empresarial en general sirve para derribar todo tipo de falsas hipótesis que carecen de evidencia empírica. Quinto, la historia empresarial puede hacer importantes contribuciones a otras disciplinas, tales como management y economía, que necesitan validar sus teorías con experiencias pasadas reales (ante la imposibilidad de testear hipótesis en el presente). Esto es particularmente importante en periodos de crisis como el que estamos viviendo desde 2008, donde resulta fundamental saber cómo líderes del pasado resolvieron los desafíos que enfrentaron en su tiempo, y si dichas soluciones arrojan alguna enseñanza para nuestros tiempos.

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1 Este libro recibió 9nanciamiento del proyecto 5$(!*.7# regular Nº 1150161.

2 Profesor titular, Departamento de Economía, Universidad de Santiago.

3 Profesor asociado, Departamento de Gestión y Políticas Públicas, Universidad de Santiago.

4 Jáksiþ y Drake 1999. 5 Rehren 1995.

6 Salazar 2007. 7 Mayol 2012.

8 Ortega 1999.

9 En rigor, la historia empresarial como tal existe desde la década de los años 1920, o sea, en el momento que Ortega escribe ya tenía 70 años de existencia, pero es cierto que en Chile era poco conocida en ese entonces. De hecho, podríamos decir que hubo muchos trabajos de historia empresarial, pero que incluso varios de sus autores ni siquiera estaban conscientes que los mismos se enmarcaban dentro de esta disciplina.

10 Ortega 1999: 60.

11 Valdaliso y López 2007.

12 Por ejemplo, Nazer 1994 y 2000; O’Brien 1980, 1982 y 1989; Montero 1990 y 1997; Muñoz 1995; Oppenheimer 1982; Lefort 2010; Gárate 2012; Lagos 1960 y 1966; Blakemore 1974 y 1989; Bauer 1990, entre otros mencionados en la bibliografía. En el caso de las empresas públicas existen algunos trabajos que, de forma general, explican la aparición de empresas estatales bajo el contexto industrializador (por ejemplo, Ortega et al. 1989; Ibáñez 2003; Fermandois 2005). A estos se suman algunos trabajos sobre las privatizaciones de las empresas estatales, principalmente, en la década de los años 1980 (véase Monckeberg 2001; Gárate 2012). Recientemente ha habido un resurgimiento de los estudios sobre empresas públicas en América Latina (Chávez y Torres 2013; Guajardo y Labrador 2015). Es de esperar que, siguiendo este renacer del tema, en los próximos años aparezcan nuevos trabajos.

13 Ortega 1999: 81.

14 El ceheap fue creado en la FAE a principios de 2014, siendo entonces decana la Sra. Silvia Ferrada. Su director ejecutivo es el Dr. Diego Barría. Más detalles de nuestro centro se encuentran disponible en: http://www.ciheap.usach.cl/.

15 Estamos muy agradecidos del apoyo 9nanciero entregado por conicyt (Redes 140023), del apoyo de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago (en particular de Silvia Ferrada, Jorge Friedman, Lilibette Correa y Orlando Balboa), y de la Universidad de Talca (en particular el apoyo entregado por Arcadio Cerda, Bernardita Escobar y Patricio Sánchez).

16 Este es el centro líder mundial en historia empresarial; más detalles de sus actividades y cuerpo académico se pueden encontrar en http://www.hbs.edu/businesshistory/Pages/default.aspx. Es además el centro más antiguo de su tipo a nivel mundial.

17 Estamos particularmente agradecidos del apoyo brindado por Geoffrey Jones, Rory Miller, María Inés Barbero, Andrea Lluch, Bernardo Bátiz-Lazo, Carlos Dávila, Gonzalo Islas Rojas, Bernardita Escobar, Luis Ortega, Erica Salvaj, Ricardo Nazer, Juan Navarrete, Jaime Rosenblitt, Cristián Ducoing, y Montserrat Pacull.

18 Ortega 1999: 60.

19 Nos gustaría resaltar en particular algunos de los trabajos de Nazer 1994, 2000, Ortega 1982, 1984, 1991-1992, 1999, 2012, Couyoumdjian 1974-1975, 1986, 2000, Cavieres 1999, Islas 2011, 2013, y Silva 1977a y 1977b. Otros trabajos de historia netamente empresarial son los de Vargas y Martínez 1982, Vargas 1976, Salazar 1985, 1991 y 1994. Otros trabajos importantes de historiadores chilenos, pero que bien podrían clasificarse más como historia económica que como historia empresarial, serían los de Valenzuela 1990, 1992 y 1996; Véliz 1961 y 1975; Fernández 1983; Villalobos 1987; y Mamalakis 1977. Por último, Ortega 1999, contiene una larga y detallada lista de trabajos en la frontera entre historia económica e historia empresarial, no solo de autores chilenos, sino también de autores extranjeros escribiendo sobre Chile.

20 Barría 2015; Betancourt 2012; Llorca-Jaña 2009, 2011, 2013, 2014a, 2014b, 2015.

21 El caso de la profesora Salvaj es interesante porque, sin ser historiadora de la empresa propiamente tal, es un buen ejemplo de cómo colegas de otras disciplinas (estrategia y administración en este caso), pueden estudiar el desarrollo histórico de los negocios, y publicar sus resultados al más alto nivel. Esto pone de manifiesto una posible estrategia a seguir en Chile por parte de los historiadores para promover la historia empresarial: invitar a colegas de otras disciplinas a participar de proyectos de investigación conjuntos.

22 Salvaj y Couyoumdjian 2016. Antes de esta publicación solo Llorca-Jaña 2009, 2011, había publicado artículos que tuviesen a Chile como principal objeto de estudio.

23Otras revistas importantes del área son la francesaEnterprises et Histoire, la japonesaJapan Business History Review, y la alemanaZeitschrift fur Unternehmensgeschichte.

24 Bucheli y Salvaj 2014 y 2013. Para que el lector se haga una idea de la importancia de estas publicaciones, antes de Bucheli y Salvaj 2013 y Llorca-Jaña 2014, la última vez que se publicó un artículo en Business History Review sobre historia empresarial en Chile fue en 1989, escrito por Thomas F. O’Brien (el único trabajo anterior a este fue el de Oppenheimer en 1982). Vale decir, tuvieron que transcurrir casi 25 años para que la revista más prestigiosa del área publicase un estudio sobre Chile. En Enterprise & Society, por su parte, una revista mucho más joven, iniciada recién en el año 2000, nunca se publicó un artículo con anterioridad al de Bucheli y Salvaj que tratase sobre historia empresarial en Chile, marcando así otro gran hito.

25 Ver http://www.cbs.dk/en/research/departments-and-centres/department-of-manage-ment-politics-and-philosophy/centre-business-history.

26 Para más detalles, ver web del grupo: https://administracion.uniandes.edu.co/index.php/es/grupos-de-investigacion/historia-y-empresariado-grupos.

27 Para mayores antecedentes, ver: http://www.henley.ac.uk/research/research-centres/the-centre-for-international-business-history/.

28http://www.gla.ac.uk/schools/socialpolitical/research/economicsocialhistory/businesshistory/.

29 Para mayores detalles de sus trabajos, ver: http://faculty.unibocconi.it/andreacolli/, y http://faculty.unibocconi.eu/francoamatori/.

30 El profesor Jones tiene un envidiable récord de publicaciones, incluyendo casi 40 libros (entre libros propios y editados), más de 40 artículos en revistas especializadas y más de 35 capítulos de libros. A modo de ejemplo, vale destacar que es coeditor del Oxford Handbook of Business History y del Business History Around the World. Publicó además importantes libros sobre multinacionales. El último de ellos se titula Beauty Imagined: A History of the Global Beauty Industry.

31 Todas las ponencias de la conferencia fueron publicadas como artículos en la revista Contribuciones, publicada por la Universidad de Santiago. Los artículos se encuentran libremente disponibles en formato ,!5 en el sitio web de la revista: http://www.revistas.usach.cl/ojs/index.php/contribuciones. Agradecemos a José Luis Martínez por el apoyo brindado en ese número especial de la revista Contribuciones.

32 Jones 2015: 8.

33 Amatori y Jones 2003: 1; Jones y Zeitlin 2008: 1-2. Normalmente se asocia con empresas y empresarios en economías capitalistas.

34 Bátiz-Lazo 2015; Jones 2015: 9.

35 En Estados Unidos en particular hay una clara distinción entre profesionales del área de historia económica y aquellos de historia empresarial. La distinción es menos clara en otros países, sobre todo europeos, donde colegas historiadores o economistas cultivan al mismo tiempo ambas disciplinas. Jones, 2015: 8.

36 De hecho, bien podría definirse la historia empresarial como una disciplina híbrida, pues toma elementos de la economía (microeconomía -organización industrial en particular), la historia, la sociología y la dirección estratégica (management).

37 Esto lo realiza analizando las relaciones dinámicas de tres niveles del sistema capitalista: nivel macro de regiones-naciones; nivel meso de empresas e industrias; y nivel micro de empresarios y managers.

38 Jones y Zeitlin 2008: 2-3. Paradójicamente, Chandler es probablemente el historiador empresarial más conocido fuera de la disciplina gracias a sus importantes contribuciones en teoría del management, sobre todo de management estratégico.

39 Jones y Zeitlin 2008: 2-3; Jones 2015: 10. Para más detalles, véase Chandler 1962 (donde el argumento principal es que nuevas estructuras organizacionales de las grandes empresas son el resultado de cambios en la dirección estratégica de las mismas, al menos para el caso del crecimiento de la organización multidivisional en grandes 9rmas manufactureras norteamericanas durante la primera mitad del siglo xx); Chandler 1977 (que examina la emergencia de la gran empresa en Estados Unidos antes de 1940, concentrándose en la emergencia de la 9gura del manager profesional); y Chandler 1990 (que es un estudio comparativo entre Estados Unidos, Alemania y Gran Bretaña, en particular en lo referente a grandes inversiones en producción, distribución y administración).

40 Jones 2015: 9.

41 Wilkins 1970 y 1974. La profesora Wilkins también se hizo famosa por acuñar el concepto de free-standing-companies, en referencia a un tipo de inversión extranjera directa británica, que fue ignorado por mucho tiempo. Según Wilkins, a través de una free-standing-company un empresario o grupo de empresarios registraban una empresa en Gran Bretaña para conducir negocios afuera, normalmente como sociedades anónimas. Dichas empresas no se originaban así de operaciones en Gran Bretaña o de cuarteles general en Gran Bretaña. Por el contrario, se originaron exclusivamente para operar en el exterior. Tenían así un cuartel general muy pequeño en Londres, mientras que el grueso de los activos y empleados se concentraba en el exterior. Este tipo de empresas no fue un fenómeno exclusivo del Reino Unido, sino también de muchísimos otros países, algo muy distinto a la multinacional norteamericana. Wilkins 1988.

42 Jones 2015: 9.

43 De a acuerdo con Jones (2015: 10), recientemente, el foco en grandes empresas e industrias intensivas en capital ha dado paso a nuevas fronteras de la historia empresarial.

44 Ya se mencionó que Ortega, 1999 contiene una muy buena lista de los trabajos publicados sobre historia empresarial de Chile hasta 9nes de la década de los años 1990. Entre estos (y otros publicados con posterioridad al capítulo de Ortega en 1999), de autores extranjeros (los de autores chilenos ya los hemos destacado), vale la pena mencionar en particular los siguientes: Mayo 1979, 1985, 1987, 2001; Culver y Reinhart 1985 y 1989; Pederson 1966; Przeworski 1980; Volk 1993; Miller 1998 y 2011; Miller y Greenhill 2006; Johnson 1948; Kinsbruner 1968; O’Brien 1989; Oppenheimer 1982, entre otros.

45 Dávila 2003.

46 Tener casi la mitad de contribuciones en la parte 1, respecto de la 2, es sin dudas un re;ejo de la menor cobertura que ha recibido el periodo 1810-1860 en la historia económica de América Latina. O bien podría deberse a un menor espíritu empresarial en ese periodo de la historia de Chile (véase Ortega 1999: 77-78, para un debate en este sentido).

47 Jones 2015: 9.

48 Bátiz-Lazo 2015.

49 Jones 2015: 11.

Política económica y capital extranjero en la creación y crecimiento de copec

Marcelo Bucheli1

Introducción

En el año 2014 Empresas Copec fue clasificada por diferentes fuentes como la primera empresa de Chile en términos de ventas2. Aunque Copec comenzó sus actividades en 1937 como una empresa dedicada a la comercialización de derivados del petróleo, para 2014 se había convertido en un enorme conglomerado con importantes inversiones que cubrían una variedad de sectores, incluyendo el forestal, pesquero y financiero además del de combustibles3. Este capítulo explora las condiciones iniciales que permitieron la creación y crecimiento de Copec durante sus primeros años de existencia. La hipótesis que se desarrolla aquí es que entre 1932 y 1970 la confluencia de los siguientes tres factores permitió tanto el nacimiento como la consolidación de esta empresa como comercializadora de derivados del petróleo: 1) la estrecha relación entre los grupos económicos chilenos y las instituciones a cargo de la implementación de políticas de desarrollo económico; 2) el control de la industria por parte de dos multinacionales extranjeras (Shell y Esso); y; 3) la existencia de políticas de industrialización por sustitución de importaciones durante ese periodo. Estas condiciones desaparecieron después del golpe de estado de 1973, lo que explica el gradual cambio en la orientación de las operaciones de la empresa tras ese año. El presente estudio utiliza como sus principales fuentes primarias los archivos del Departamento de Justicia de Estados Unidos respecto a las operaciones de Standard Oil Company de Nueva Jersey en Chile, localizados en la Baker Library, Harvard Business School, informes económicos escritos por los representantes comerciales británicos en Chile, informes del gobierno de Estados Unidos y las memorias de Copec4.

Chile: nacionalismo petrolero sin petróleo, 1899-1931

Desde finales del siglo xix hasta la década de los años 1930 rumores de existencia de ricos pozos petroleros en la Patagonia chilena alimentaron la imaginación de muchos empresarios y políticos que soñaron con la posibilidad de un Chile productor y exportador de petróleo. La primera (y fallida) fiebre petrolera en la Patagonia se dio en 1899, y para 1908 empresarios locales fundaron la Compañía de Petróleo del Pacífico, cuya finalidad era explotar los (aún inexistentes) pozos petroleros chilenos. La esperanza de descubrir petróleo en Chile llevó a varios políticos a desarrollar una política preventiva y copiar la legislación petrolera del México revolucionario incluyendo la nacionalización en 1917 de las (aún no encontradas) fuentes de crudo chileno. Más tarde, en 1926, temeroso de que las grandes multinacionales petroleras se apropiaran de los (prometidos por los expertos, pero aún no encontrados) pozos petroleros chilenos patagónicos, el presidente Emiliano Figueroa aprobó una ley poniendo bajo propiedad del Estado dichos recursos5. Sin embargo, por más de dos décadas los resultados fueron nulos.

Para las grandes multinacionales petroleras, Chile nunca fue un lugar atractivo como productor de crudo (algo obvio dados los malos resultados de las exploraciones), sino como mercado consumidor de petróleo importado. Las primeras inversiones en este rubro fueron realizadas por la poderosa empresa norteamericana Standard Oil Company of New Jersey por medio de su filial West India Oil Company, más tarde conocida en Chile como Esso. Esta empresa construyó sus primeras bodegas en 1921, año en el que también abrió la primera estación de servicio en Valparaíso. La empresa británico-holandesa Royal Dutch-Shell (conocida en Chile solamente como Shell) llegó a Chile en 1919 cuando abrió sus primeras bodegas en Viña del Mar. Ambas empresas estaban apostando a un crecimiento en el consumo local. Este optimismo no era infundado: para 1927 Chile se había convertido en el segundo consumidor de petróleoper cápita en América Latina después de Argentina6. La importación de automóviles subió de 741 en 1927 a 5.300 en 1928, y con el tiempo el sector minero se constituyó en el más importante consumidor de energía del país7