Encuentra tu propio camino - Raúl Rolón - E-Book

Encuentra tu propio camino E-Book

Raúl Rolón

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Beschreibung

La idea de esta obra es intentar hacer repensar al lector si el conocimiento personal y su forma de vida hasta el momento, ha sido el correcto. La verdad, la propia verdad muchas veces suele mantenerse oculta en el interior de cada persona. Tan profundamente oculta, que pueden haber personas que vivan toda una vida sin llegar a conocerse realmente.

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Seitenzahl: 132

Veröffentlichungsjahr: 2017

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raúl eduardo rolón

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ENCUENTRA TU PROPIO CAMINO

Editorial Autores de Argentina

Rolón, Raúl

Encuentra tu propio camino / Raúl Rolón. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2017.

112 p. ; 20 x 14 cm.

ISBN 978-987-711-885-8

1. Autoayuda. I. Título.

CDD 158.1

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail:[email protected]

Diseño de portada: Justo Echeverría

Maquetado: Helena Maso Baldi

Foto de tapa: Carolina A. Carloni

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina –Printed in Argentina

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La idea de estas páginas es intentar hacer repensar al lector si el conocimiento personal y su forma de vida hasta el momento han sido los correctos. La verdad, la propia verdad, muchas veces suele mantenerse oculta en el interior de cada persona. Tan profundamente oculta que puede haber personas que vivan toda una vida sin llegar a conocerse realmente.

Cuando se avanza en la forma correcta, todo empieza a verse con más claridad.

“Dedicado a todos los que han realizado los cambios necesarios para concretar sus propios sueños”.

¿Estarías dispuesto a poner en duda todo lo aprendido si de eso dependiera descubrir tu propia verdad? ¿Correrías el riesgo?

Solo es posible el cambio en el presente. No es posible cambiar algo desde el pasado ni desde el futuro, ya que ninguno de los dos existe.

Seguramente hay algo que pueda cambiar en mi vida en este momento. Solo tengo que tomar la decisión y hacerlo. Debo entender y aceptar que los cambios en mi vida solo dependen de mí.

La búsqueda interna es la búsqueda de la verdad en cada persona, es el encontrar de cada ser.

No podría decir que ese tipo de búsqueda se encuentra de un momento a otro. Necesitamos tiempo para conocernos a nosotros mismos al igual que se necesita tiempo para conocer a otra persona. Me animo a decir que es más fácil conocer a otro que conocer el propio interior. Pero la sensación de conseguirlo, o al menos de transitar ese camino, es una gratificación inigualable.

Este tipo de búsqueda solo es un desafío para valientes. Para personas que se atreven a cruzar oscuridades para ver su propia luz.

La propia verdad no está fuera, esa verdad solo se encuentra en nuestro interior.

Todas las acciones que realizamos en nuestras vidas traen consecuencias internas y externas. Estas pueden ser tanto malas como buenas. El saber armonizar con ellas y poder encontrar una rápida aceptación es la clave para poder vivir el presente, en paz y con felicidad.

“El que cambia su postura cambia su actitud. El que cambia su actitud cambia algo en su interior. El que cambia algo en su interior puede cambiar muchas cosas a su alrededor”.

Omar Parma Sensei, 6.toDan Aikido.

Siempre que supe creer obtuve resultados muy positivos. Lo importante es saber reconocer los momentos. Todo vive, vivió y vivirá en uno mismo siempre.

Un gran maestro o guía deja la libertad del error a sus alumnos

Creo con total sinceridad que el único coaching que sirve es el que crea dependencia con uno mismo. No sirve de nada cuando algún tipo de “coaching” hace sentir a la persona que lo realiza que necesita de su grupo o de su entrenador para poder seguir avanzando.

“El maestro muestra el camino, el recorrerlo está en uno”.

Es muy probable que siempre se necesite de un guía o un “maestro que muestre el camino por recorrer”. Pero cuando el maestro o guía hace sentir a la persona que ese camino no se puede recorrer sin él, es un grave error.

Es muy pequeña la diferencia entre enseñar a recorrer y decir cómo hay que hacerlo. Podemos llegar a ser buenos guías, pero las experiencias, las que realmente dejan una enseñanza de vida son las propias. Y no hay maestro en el mundo que pueda recorrer ese camino por nosotros.

Detrás de la ignorancia está la sabiduría. Y la sabiduría muchas veces es simple silencio.

Todos los días se aprende algo nuevo. Y en esto no hay excepción para nadie. La posibilidad de aprender está siempre. Pero debemos entender que está en nosotros el saber aprovecharla.

Este tipo de oportunidades existe para todos y los grandes maestros no son la excepción a estas, aunque sin duda ellos son quienes comprenden estas situaciones con más claridad.

El “poder” entender una situación da tranquilidad. Puesto que el entender los motivos y el porqué de una persona en ciertas circunstancias nos da comprensión sobre ella.

Los grandes maestros saben entender los tiempos de los demás y jamás apuran el aprendizaje.

Saben distinguir los tiempos de enseñanza, pero principalmente saben distinguir los tiempos para que la persona asimile en su vida lo que ha aprendido.

“No suelen predicar” ni presumir de sus conocimientos.

Es responsabilidad de nosotros los alumnos estar atentos para poder captar sus enseñanzas.

La enseñanza oral no será una detrás de otra porque de esta manera no comprenderíamos nada. Al menos pareciera así a simple vista.

Ellos podrán captar a la perfección el momento, el lugar, y cómo y cuándo expresarse. Como hacerlo según la circunstancia que los rodea. No “derrocharán enseñanza”, repito, por lo menos no en forma oral. Si no hay alguien preparado y dispuesto a recibirla el silencio será su aliado.

Recuerdo en una oportunidad que un compañero de Aikido preguntó a nuestro maestro si él notaba que “había” ciertas personas que concurrían al dojo (lugar de práctica) con intenciones oscuras. Como que no ayudaban al crecimiento del grupo.

Nuestro maestro sonrió y dijo que lo veía y lo notaba.

Fue entonces cuando mi compañero volvió a retrucar, “¿Por qué no hace algo?, ¿por qué no los echa?”.

Fue entonces que nuestro maestro con una sonrisa dijo:

El dojo es como un jardín, ustedes son las flores, las cuales algunas aún son solo semillas. Yo soy el jardinero. Para que las flores crezcan y cumplan todos sus procesos, la tierra necesita entre otras cosas estiércol. Por favor permitan que yo decida el proceso y la cantidad de ingredientes para que el jardín pueda desarrollarse.

Por cada paso externo que se avanza, hay que avanzar un paso interno.

El equilibrio en la vida es totalmente necesario, en pequeñas, medianas y grandes cosas. En el avance externo y en el avance interno.

No sirve de nada ser un excelente empresario que solo basa sus esfuerzos y logros en convicciones del mercado. De esta forma, el único “avance” que estaría teniendo sería externo.

Cuando uno no corrige ciertos paradigmas considerados por la sociedad como “útiles”, no avanza equilibradamente.

Es probable que esto produzca en algún momento de la vida, en algún espacio de nuestra vida, una desarmonizarción.

Esto es un gran problema, ya que puede llegar a afectar diferentes espacios en nuestra vida incluyendo nuestra propia salud.

La persona que avanza equilibradamente en su vida no produce daño, nadie puede competir con él porque él no compite con nadie. En algunos casos su única competencia puede llegar a ser consigo mismo.

Este tipo de circunstancia de “competencia interna” cuando es desmedida puede llegar a generar un verdadero calvario. Cuando es así, urge encontrar el equilibrio correcto en esa fase también.

El equilibrio trasmite serenidad a la persona, y esa serenidad puede ser trasmitida a todo a su alrededor.

Es difícil cuestionar a alguien que cree en él, a alguien que es sereno al momento de tomar una decisión. A alguien que actúa sin hacer daño a los demás, a alguien que su propio avance genera el avance de otros.

La buena relación con uno mismo se ve reflejada en las demás relaciones que se tiene. Así como se ven reflejadas las malas relaciones. Las relaciones y nuestro trato hacia los demás son un claro reflejo de nuestro interior.

Nunca des tu palabra si no estás dispuesto a dejar todo para que eso suceda.

Los valores en la sociedad

A menudo somos convocados por acontecimientos poco agradables, los medios de comunicación, algún tipo de accidente, un hecho poco fortuito. Todo esto suele llamar notoriamente nuestra atención.

Lo curioso en este tipo de acontecimientos es que nos llama la atención solo como espectadores. Porque cuando algo de esto pasa, el entrenamiento que hemos recibido desde muy pequeños nos marca claramente el lado que debemos ocupar. El de espectador o narrador, pero jamás de protagonista (salvo que el suceso nos sorprenda y nos veamos implicados en primera persona).

Esto habla a grandes rasgos de que llenamos nuestras mentes con demasiadas opiniones, pero con pocos compromisos.

Cuando alguien pide compromiso “en un fin común”, la gran mayoría de las veces se lo exige a la otra parte. Ya que en muchos casos al momento de asumir su parte del compromiso se desentiende de él.

En otros casos también exigimos a la otra parte el 90% del compromiso y nosotros solo tomamos el 10% restante.

No nos basta con eso, ya que seguramente también daremos directivas de cómo se debe accionar sobre ese 90%. Cuando la gran mayoría de las veces no tenemos idea de lo que es estar parado en ese lugar. El mayor conocimiento que podemos llegar a tener no son experiencias personales. Lo que no hace de gran ayuda lo que podamos llegar a aportar.

“EL MUNDO CAMBIA CON TU EJEMPLO, NO CON TU OPINIÓN”.

Los valores en la sociedad muchas veces son impuestos por cierta parte de esta, que al momento de cumplir su 10%, no lo hace.

El primer error postural en eso es mirar a la persona que está a nuestro lado y pensar: “Es verdad, tú eres parte de ese 10%”.

A todo aquel que piense así le tengo noticias. Por lo general el primero que hace eso es el primero en ofrecerse como “parte de ese 10%”. Así que si esto era parte de su pensamiento, no permita que salga sin reflexionarlo antes. Trate de darse esa oportunidad. Muchas veces es lo mejor que podemos hacer. Más aún cuando nuestras respuestas son actos reflejos de lo que vivimos a diario y a raíz de eso nuestras convicciones muchas veces son prestadas por todos estos años de mal aprendizaje. Esto hace imposible tomarnos el tiempo necesario para entender al otro y reflexionar sobre su realidad.

Los tiempos de imponer de a poco se terminan, no porque los que imponían empiecen a sentir que debe haber un mayor equilibrio (aunque me gustaría creer que sí), sino porque el resto comienza a creer en un equilibrio.

Esta acción seguramente desate algunas reacciones.

Por parte del que imponía emitir más presión para que esto siga como era hasta ese momento, y por parte del resto empezar a oponerse a esa presión para poder salir de ese lugar que ocupaban.

Solo puede ser controlada una acción cuando esta es superficial, cuando la acción nace en el interior no hay fuerza capaz de acallarla.

Esta situación puede llegar a generar un conflicto en ambas partes, ya que de los dos lados reclamarán algo que desde su punto de vista consideran correcto. Aunque algunos solo lo defenderán por el hecho de que siempre fue así más allá de que lo crean o no justo.

Lo que resulta claro de esto es que ambas partes perderán, tanto el 90% como el 10%, porque se necesita de los dos para obtener un 100%.

En viejos tiempos, los samuráis (guerreros japoneses) morían en combate por el simple hecho de morir con “honor”. Para sus creencias e idiosincrasia esta era una de sus dos muertes dignas.

Este ejemplo lo traigo a nosotros para entender que la persona que defiende algo con todas sus convicciones (más allá de que valga o no la pena para otros), de alguna forma “está dispuesto a dar la vida por ello”. No es buena idea pelear con alguien y mucho menos pelear con alguien que esté dispuesto a dar la vida por lo que “cree justo”, ya que cuando una persona está dispuesta a todo existen dos salidas posibles a eso. “Matar o morir”.

Casi con seguridad podría decir que cuando este tipo de conflicto se desata, no existe en la visión de ninguna de las dos partes una “posible rendición”, por el simple hecho de haberse maltratado tanto de un lado y del otro. Lo único que generó esta situación fue rencor hacia la otra parte.

Nada de esto pasaría si pudiéramos basarnos en el respeto.

Es altamente probable que todos los conflictos que tenemos en el presente pertenezcan al pasado, salvo que estemos teniendo uno en este momento. Si no lo hay, puedo asegurar que todos los conflictos provienen de allí.

Quizás hayamos tenido algún conflicto con alguna persona en circunstancias pasadas, y solo con volverla a ver, automáticamente todas esas sensaciones vuelven a nosotros.

Esto seguramente nos hará prejuzgar y tener “una sentencia” antes siquiera de escuchar lo que tiene que decir.

Es común inventar problemas en el presente con situaciones pasadas. Pero ese tipo de situaciones ya no van a volver a pasar por el simple hecho de que forman parte del pasado. Aun así nos empecinamos en que esas sensaciones nos acompañen teniendo que cargar un peso innecesario.

Al vivir esto, si logramos parar un momento nuestras mentes llenas de pensamientos sin mucho significado, podremos darnos cuenta de que nos “vendieron” un “manual” de “cómo vivir la vida” que no es el adecuado. No es correcto, no funciona. Ese “manual” nos indica que nos basemos en los miedos, odios, rencores para tomar decisiones y no en el amor.

Con el tiempo podremos darnos cuenta de que hay algo positivo en ver que esos métodos no funcionan, podremos empezar a buscar una solución a los problemas por otros rumbos.

Puede que uno se cruce con varios maestros en su vida, pero el gran maestro es la vida, es nuestra vida. Nuestro maestro más importante son nuestras propias experiencias.

La gran mayoría de las veces resistimos al verdadero encuentro. Al abrazo, al sostener la mirada. Esto es simple miedo, pánico de estar en este tipo de situaciones. Nuestra mente nos indica que no lo hagamos. ¿Pero por qué? La respuesta más común que nos damos para actuar así es muy simple: “no lo sabemos”. Pero aun sin saberlo actuamos de la misma forma, distantes.

Estoy seguro de que se evita el verdadero contacto por un simple motivo. Cuando alguien mira fijo a los ojos a otra persona puede ver quién es en realidad. Y esa situación rompe cualquier prejuicio, por eso nuestro “ego” nos impide que lo hagamos. Porque esa situación nos lleva al mismo presente y nuestro “ego” en el presente no existe. Pierde todas sus fuerzas y por tal motivo impide que tengamos este tipo de acercamientos. Consciente o inconsciente.

Por lo general cuando una idea amenaza “nuestra forma de pensar”, lo primero que hacemos es intentar discutirla.

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RESPETO

No hay respuesta que no esté en nuestro interior. La base del respeto se inicia en uno mismo. Cuando vemos a personas que no respetan a los demás, es porque interiormente no se están respetando a ellas mismas.

El maltrato infundado hacia los demás es el simple resultado del maltrato hacia uno mismo. Que se extiende y sale de nuestros parámetros internos.

Hemos escuchado muchas veces que es difícil compartir cosas con ciertas personas, compartir ciertos momentos. ¿Pero nos preguntamos alguna vez por qué es tan difícil compartir tiempo en soledad con nosotros mismos? ¿Nos preguntamos alguna vez por qué ciertos días es tan difícil estar bien con nosotros mismos? ¿Por qué es tan difícil en algunos momentos conciliar el sueño?