Era divina: Lluvia eterna - Nagi Jules - E-Book

Era divina: Lluvia eterna E-Book

Jules Nagi

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Beschreibung

¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene tu miedo? Posiblemente sí; quizá de un problema que tuviste. Un pequeño recuerdo quizá abra tu memoria, o tu memoria puede ser el mismo recuerdo. Entonces, te puedes preguntar ¿qué es el miedo? Esta historia presenta cada miedo y situación para ti, para preguntarte: ¿La lluvia es eterna? Posiblemente sí, como las lágrimas. ¿Pero, qué tan eterna? ¿Qué es la eternidad? ¿Quieres saber qué es Lluvia eterna? Para responderlo, el miedo es importante. Por solo mencionarlos, Hestia, Loki y Lucifer tuvieron un miedo alguna vez. Ven a descubrirlo con ellos, sus estilos, y el miedo que quizá tuvieron. Lo necesitarás para saber por qué están aquí, en Lluvia eterna.

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Producción editorial: Tinta Libre Ediciones

Córdoba, Argentina

Coordinación editorial: Gastón Barrionuevo

Diseño de tapa: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones. María Magdalena Gomez.

Diseño de interior: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Rejala Sanchez, Miguel Angel

Era divina : lluvia eterna / Miguel Angel Rejala Sanchez. - 1a ed. - Córdoba : Tinta Libre, 2021.

420 p. ; 21 x 14 cm.

ISBN 978-987-708-923-3

1. Narrativa Argentina. 2. Literatura Juvenil. 3. Novelas Fantásticas. I. Título.

CDD A863.9283

Prohibida su reproducción, almacenamiento, y distribución por cualquier medio,total o parcial sin el permiso previo y por escrito de los autores y/o editor.

Está también totalmente prohibido su tratamiento informático y distribución por internet o por cualquier otra red.

La recopilación de fotografías y los contenidos son de absoluta responsabilidadde/l los autor/es. La Editorial no se responsabiliza por la información de este libro.

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Impreso en Argentina - Printed in Argentina

© 2021.

© 2021. Tinta Libre Ediciones

Era divina

Lluvia Eterna

Una historia donde todo comienza y termina con la lluvia

Parte I

Prólogo. Pasado

Todos me llaman semihumano. Soy la fuerza y soy el orgullo, según otros, de la humanidad. Pero ¿sabes algo? ¿Qué tan orgulloso puedo ser, si soy solo parte de los dioses y de los humanos? Un semi al que todos los humanos presumen como divino, cuando es más humano que dios. Sin la soberbia de los últimos que empezaron esta guerra, sin dar muchos motivos más que haberlos derrotado —pero viajando más al pasado— deben conocer mi historia y la de los doce trabajos que se me encomendaron para un rey de mis tierras. Un rey de los tantos reconocidos de nuestros imperios, uno de los más grandes y respetados, un rey llamado Nyu entre aquellos que seguían vivos, aunque hubieran pasado muchas generaciones. ¿Curioso? Claro, no he dicho que mi padre es Zeus y que ellos nacieron antes que él y que los mismos titanes, antes que Odín, incluso. Y los he visto con vida junto al que llaman God, un mago poderoso que cambia de cuerpo cada vez que está por morir. Ese, “un fantasma robacuerpos”, cada cierto tiempo elige uno nuevo y quien sea el afortunado perderá la capacidad de usarlo y morirá con su cuerpo viejo que ha sido pedido por la magia.

Capítulo 1.

La montaña

Llegué con un poderoso rey, Euristeo, a quien conocí gracias al oráculo de la época. ¿Qué tan horrible sería ver, con el paso del tiempo, todo el mundo destruirse ante cualquier suceso? Es probable que para él no fuese extraño verme llegar. De hecho, tenía preparados cuatro tipos de bebidas. Cada una, según él, “para las distintas versiones de ti que podrían llegar”.

Tomé la del medio: agua sola y pura del río limpio más cercano. Se la recomendaba para una vida sana. Ese gran día, Euristeo solo había dicho unas palabras: “Al hacer tu elección, deberás ir a buscar al rey y pedirle los trabajos que correspondan para alcanzar la dignidad”. No dijo por qué, pero Euristeo me dio un collar de cuatro que se mostraban, cada uno tenía un símbolo diferente. El mío era un trueno dentro de un reloj.

Al tiempo que Euristeo me daba el colgante, sus guardias me sacaban de la montaña. Me dio la espalda y continuó viendo el espejo que miraba cuando llegué. Entonces, me había sentado esperando su guía.

Al bajar de la gran montaña, sentí que alguien pasaba cerca de mí, ¿no lo vi? O él no podía ser visto. Fue apenas un brazo rozando el mío en un lugar donde apenas entraban dos personas de tamaño mediano. Pero su paso había sido más rápido que el viento.

Soy enorme. Quizá lo golpeé.

Él es de esos famosos ilusionistas, como algunos los llaman. Un tipo de magia nueva que les permite, incluso, estar fuera de nuestra vista. Nunca hemos visto un combate donde alguien quede con vida. Sabemos que luchan, no sabemos cómo.

La única lucha que presencié fue la de un sujeto que se dirigió a hablarle a mi pueblo, otro rey. Cuando un guardia quiso pararlo por ayudar a un niño (al que se acusaba de robar un poco de pan) y cortarles los dedos a ambos… Todo sucedió con una mirada, una mirada tan poderosa que destruyó el interior del cuerpo del guardia, quien perdió movilidad desde el cuello hacia abajo.

Era un rey tan poderoso que, cuando se presentó ante mí, dije mal su nombre. Yo era un representante del pueblo y al verlo sentí miedo de haber dicho “Nya” en vez de “Nyu” y empecé a sudar al frente de él. Hay reyes que matan gente por tal acto, pero él solo rio y me animó con una frase que nunca olvidaré: “No estabas preparado para verme. Pero, calma, tú no debes tener miedo a nada. Yo soy diferente”. Eso me dijo el rey de nuestra sociedad, porque tenía la certeza de no querer perder a uno de sus mejores soldados por tal error de palabras.

Esa noche pensé durante horas antes de dormir. Al día siguiente, llegué a la entrada de la montaña donde noté que había una guardia de élite, con muchas banderas, todas diferentes entre sí. Incluida en ellas, estaba la bandera del rayo y una de las Cuatro Razas. ¿Qué nos diferencia? Casi nada: nuestra nacionalidad, lo que algunos llaman nuestra marca de identidad. La mía siempre será el rayo de Zeus. Todo eso pensaba mientras me disponía a acampar un día entero, para pasar la prueba en la entrada fría y demostrar que sería capaz —según ellos— de soportar las exigencias de la subida a la montaña más alta y peligrosa, para, al final, bajarla.

Capítulo 2.

Petición del rey

Pasó el tiempo y llegue a Argólida, lindo lugar para mi destino. Contemplaba el paisaje, al ritmo que escribía una carta para mi familia, la que iba a enviar por el correo entre los pueblos, establecido mediante viajantes que se preparaban para grandes aventuras.

El correo cifraba grandes peligros, al pasar entre saqueadores que buscan víctimas fáciles y hasta atrapar esclavos para liberarlos de unos y convertirlos en su propiedad. El precio de un esclavo depende de su origen en estas tierras. Era muy simple para mí, porque no pensaba ni sabía acerca de ellos, no podía entender que alguien fuera esclavo.

Crecí en una granja que había sido bendecida por los Superiores, en secreto, para que de ella surgiera lo mejor sin que se notara la ayuda. Sin embargo, solo pude tener una familia allí hasta que me enteré de mi origen. Desde entonces, me preparé durante años para tener una existencia igual a la de mis hermanos mayores.

Yo, Hércules, había sido enviado a entregar algunas ayudas de Hermes. El tráfico con carreteras y comerciantes era su negocio. Asimismo, como yo era el futuro, durante años pensé que su trabajo era cuidar de su hermano. O eso creí. ¿Regalos? Los entendí como regalos hace poco, al ver nuestras mejores armas y apreciar a ambos grupos por igual, y sobre todo a quienes me dieron un espacio en su corazón, incluidos Loki y Félix.

Una vez que llegué al palacio real, entré por la puerta principal. Los guardias miraban a este invitado que pedía reunión con el rey, quien al escuchar “hijo de Zeus” abrió la puerta y lo hizo más rápido, aun, de lo imaginable, porque había visto que era el hijo, enviado por el señor Zeus. Me escuchó decir:

—Ha pedido de Zeus, debes darme trabajos para comprobar mi valor como hombre.

Allí, a la vista de todos, fui observado por la corte real y juzgado hasta por los guardias, cuando notaron mi ropa sucia. Todo ello en silencio, porque se puede saber qué piensan al verlos a los ojos y notar sus aires de superioridad ante mi persona. Siempre me he sentido un campesino, de respeto y con valores.

Por su parte, las palabras del rey solo fueron acerca de los trabajos:

—Si fallas en uno o rompes las reglas que te daremos, se te dará uno más.

Todo esto fue antes de anunciar una cena. La recuerdo como una cena perfecta. Se declaró mi padrino político y mi nuevo familiar. Suena esto muy bonito y así lo fue, porque ahora sé que existe mi familia campesina, la realeza, dioses y mi esposa.

Me dejaron dormir en el palacio hoy. Después tendré que ir por el León de Nemea.

Capítulo 3.

León hablador

Salí del castillo a primera hora de la mañana. Para ello, me había levantado una hora antes de la salida del sol, dispuesto a emprender la cacería del León de Nemea.

Según el rey, era un asesino con cola de serpiente que hasta ese momento había eliminado a todos los batallones enviados. Tenía la habilidad de quemar con fuego a sus víctimas. ¿Magia? Camino hacia él, algo me daba un mal sabor en la boca. Notaba en el ambiente una especie de paz diferente; como si nadie estuviera allí para molestar, sin pista alguna de civilización. Apenas ciertas cosas de las que no me habían hablado: ¿señales y un mapa? Nada parecía hecho por el pueblo.

Trato de decodificar el tipo de idioma, parece una mezcla… y la escritura es poco común. Mi mente está en ese análisis, cuando alcanzo a escuchar, apenas a tiempo, una bola de fuego que me llega por la espalda.

Solo me quemó un poco, algo mínimo. Mi genética siempre ha ayudado a que mis heridas sanen en segundos. Hasta las más graves, en mí, curan más rápido que en el resto. Repuesto de la quemadura, me levanté, lentamente, esperando que el león llegara y golpeara, que impactara contra el muro. Supe que nada de ello sería un problema al ver que desapareció al segundo. Cada intento de golpe, se decía, lo hace desaparecer. Sin embargo, tiene una debilidad: el cuello. Romperle el cuello, según los escritos, sería la única forma de matarlo y de que su destino cambiara. Esa habilidad requerida por el oráculo estaba presente en todo momento, como un guardián a la entrada, en el cartel. Mi misión solo es matarlo y así entrará la gente a tomar las tierras, a pedido de los altos mandos.

Su habilidad para desaparecer es difícil de parar, pero cada vez que aparece, y yo estoy por llegar a su cuello, golpeo a matar. Y reaparece tras cada intento, entonces uno debe pensar cómo atraparlo, cambiar su destino inmortal. Y se podrá hacer eso al romper su collar.

Ahora veo que su collar se mueve muy poco de su cuello. El león evitó mi siguiente golpe, pero lo tomé del cuello, lo justo para medir de dónde saldría de su falsa muerte. Y el cuello sonó junto con el collar.

La gran bestia ha quedado en el suelo. ¿Puede medir casi dos metros?

—Tú eres casi tan grande como yo. Pero ¿qué tenías realmente?

Al dejar de respirar, desapareció bajo la forma de energía de color negro. Una energía que se dirige al bosque, donde, finalmente, a lo lejos, se ve en su lugar un árbol bastante grande.

Solo quedó en el piso su collar con una foto. Al revisar esos despojos, noté que la foto tenía unas palabras escritas: “hijo mío”. En la imagen solo se veía una madre con un niño, que usaba el mismo collar del león.

Ya en el lugar, noté que había casas y cuando menos me di cuenta había salido el pueblo entero a verme. Muchos estaban asustados de mí, me miraban con odio y miedo, hasta me tiraron algunas piedras. Me refugié en una casa vacía. Solo quería encontrar al líder y negociar una retirada del lugar. Pero, entonces, advertí la presencia de una estatua: ¿la mujer del collar y un niño?

—Parece que fuiste un gran chico, ¿por qué una estatua?

Allí, entonces, me quedé viéndola durante unos minutos, al punto que llegaron los habitantes a verme y me preguntaban qué me pasaba, qué me hizo parar ahí. Fue mientras observaba detenidamente la estatua que percibí algo que no había notado y me di cuenta de quién defendía esas tierras.

No recuerdo escuchar qué dijeron después, más que un viejo que me pedía el collar de su nieto. Al mirarlo, pude notar un cierto parecido con el niño de la foto. No hablé con nadie más. No obstante, antes de irme, ese anciano respondió la pregunta que tenía en mi interior:

—Ese niño y su madre eran el león que cuidaba nuestras fronteras. Nos has condenado, pero aún nos queda el escudo del alma. Esa es la mejor protección sobre esta tierra, la que nos cubre de todo. Suerte en tu camino.

Cuando volví ese día al castillo, confirmé mi victoria sobre el león. Lo había derrotado, pero pienso en lo que he podido causar. Pienso en el futuro de ese pueblo, ¿quizá condenado a saltar o a levantarse?

Siempre uno tiene que reflexionar para lograr no ser esa gente, que, aunque la pase bien, quiere lanzarse a la primera oportunidad con los ojos cerrados. O ¿quizá tendrán algo más que los cuide? Seguramente, disponen de alguien que siempre estará velando por ellos.

Capítulo 4

Muchas cabezas

Los días pasaron y llegó aquel en el que me encontré, nuevamente, caminando hacia mi futuro. Era un viajero particular, con la armadura que había recibido como premio por mi primera misión. ¿Sería la única ayuda? Eso dijeron algunos, que con ella recibiría algunos dones que mejorarían mi fuerza. Frente al espejo, probé mi nueva armadura, en la que se luce el símbolo del león.

¿Cuál es la gracia? Se burlan de mí. Ignorando las burlas, salí ese día a pie. Recogí en el trayecto, en el camino, a algún que otro mensajero al que, de paso, deberé proteger.

Es un trabajo peligroso ser viajero de mensajería. Recuerdo que uno de ellos me contaba historias acerca de sus viajes y cómo hacía días lo había visto.... ¿podría ser un rey con sus tres hombres a pie?

Me habló del rey Nyu, al que pudo ver hacía tiempo, de cómo había tenido la suerte de hablar con él. Contaba cosas muy bonitas: cómo fue que le regaló una caja que —según sus palabras— “me defenderá a la primera amenaza”. Todo parecía indicar que hay algo especial en ese sujeto: puede destruir el interior de un hombre, pero protege a un simple viajero que da su vida para llevar mensajes. De esas conversaciones, no puedo recordar nada más importante que esto.

A llegar al lugar más cercano al Bosque de la Hidra dejé mi marca: señalamos el lugar con una luz que luego nos sirviera de dirección directa para el regreso. Al accionar magia de posición, podemos saber en qué dirección está el punto exacto a donde queremos retornar. Es una magia simple para todos los viajantes, pero efectiva, porque sin ella nadie sale del bosque. Uno de los viajeros debe conocer esa magia para tener el permiso de entrada y salida.

Siguiendo el camino, derecho, llegué tal y como lo señalaban las indicaciones: “Punto norte antes del cartel y avanza 50 km hasta el río”. A medida que me acercaba, notaba los árboles más destruidos, algunos más viejos, otros que estaban negros y podridos.

Cada momento era peor. Sin embargo, noté… ¿todos los animales al aire libre? Era como si ninguno se escondiera de mí y todos convivieran en paz. ¿Había dejado de existir la cadena natural en este punto? Simplemente, con cada paso que daba, podía ver algo nuevo. Las aves vuelan libres, sin preocupaciones. A penas, a veces, se deja ver alguna muestra de la poderosa Hidra de Tres Cabezas.

Llaman a este bosque “de Lerna”. Con cada paso que doy, al igual que la naturaleza cada vez más viva, más agua encuentro. Parecería que, fuera del camino, no hay dónde pisar. Pero los animales pisan y la tierra se hace para que ellos puedan pasar. ¿Qué fuerza extraña traen consigo? No he podido evitar la pregunta en ese momento al ver lo hermoso del lugar, al sentir, cerca de mí, la presencia de un guardián que aparece bajo la forma de luces que bailan entre los árboles.

Ahora sé que percibí tres energías, pero solo se asomó una del agua, mientras que las otras lo hicieron de entre los árboles. En su momento, creí que esperaban su turno. La primera vez que contemplé las tres cabezas de la bestia de cuatro metros —no puedo mentir— el miedo se apoderó de mí y no tardó en mostrarse en mi mano. La bestia avanzó rápidamente. Parecía muy veloz y no tardó nada en aparecer frente de mí. En un segundo, a cuatro o cinco metros de distancia, me preparé para recibir el golpe en la armadura. Así descubrí que con cada impacto que la destruía al mismo tiempo se recuperaba, como si no hubiera pasado nada.

Me levanté lo más rápido que pude de la embestida para saltar a un lado. Pero al dar en tierra, la superficie mutó en agua y me hundí. Entro en el agua. Es en una especie de agujero con aire, ¿una burbuja de aire? En ese momento, no pensé que sería un círculo, ni que con mi espada y mi fuerza podría romperlo. Hasta que, tirando fuego por una de sus bocas, apareció la Hidra desde el techo.

Esa vez, seguramente, habré tenido una cara muy especial al ver que mi armadura de león respondía con fuego al ataque. Debí tener una sonrisa, pienso, hasta que la otra cabeza de la Hidra empezó a congelar el aire al punto que recuerdo evitar cada ataque y al tiempo querer mantener el calor. Solo la armadura parecía mantenerme en pie. Entonces, vi la tercera cabeza, la última. La vi cuando tiraba veneno hacia el lugar donde me encontraba. Al querer moverme, noté que el hielo se había apoderado de mis pies. Cerré los ojos y percibí que el veneno líquido pasaba a mi lado, bajo la forma de una bola. Un escudo hecho de fuego me cubría, por lo que pude moverme y, a paso veloz, cortar una de las cabezas, aunque solo logré que saliera otra. Pensé rápido… «Cuando mi padre, en la granja, se lastimó, quemó la herida para cerrarla, ¿quizá sea buena idea la medicina antigua?». Al siguiente ataque, solo lo evité para cortarle otra cabeza, el hielo igual la afectó en velocidad, lo que me dio tiempo de bañar por impacto mi espada en el elemento fuego de la armadura. Entonces, esta vez, al cortar una de las cabezas, la herida se cerró instantemente. Así habrían de ser dos veces más los cortes. Sin embargo, al intentar cortar la última de las cabezas, volé fuera de la burbuja.

La burbuja me había expulsado del agua y al salir a la superficie sentí de nuevo la presencia de la Hidra. Allí me esperaba. Llegué con mi valor intacto, aunque mojado por esa agua pura.

La Hidra estaba siendo sanada por una pelirroja y un ENT, unas antiguas criaturas del bosque, mitad humano y mitad árbol, que se guardan en ellos para que nadie las lastime. El miedo que esas criaturas sienten hacia la sociedad es tanto que procuran estar lo más lejos posible del hombre.

No obstante, estas criaturas no mostraban temor ante mí… «Al menos cerca de la bestia…». Pensé en hablar, pero al acercarme la pelirroja se puso en frente de la Hidra, en guardia.

Advertí que llevaba unos guantes con esa cruz azul. Pensé, esa vez de forma errónea, que podría eliminar a la Hidra para terminar el trabajo. Estaba solo a diez pasos… Pero la pelirroja parecía conocer o leer mis pensamientos, y pude escuchar con claridad sus palabras:

—Cortar una cabeza de un defensor te hará no escuchar.

Con la R del final, sentí un golpe en el estómago que agujereó mi armadura por un segundo, para luego salir volando, impulsado ¿por un grito? La pelirroja solo había levantado la voz y a mí me encontraron tirado, a cinco kilómetros del camino, unos soldados enviados por mi padrino.

Ni bien llegué a palacio recibí la mala noticia: al fallar en mi intento de superar la prueba de la Hidra, tendría una prueba más al final. Había sido un mal día y no podía dejar de pensar en lo sucedido. Un golpe tan poderoso, algo que nunca había sentido… Pensé en preguntarle a alguien de alto rango quién era la pelirroja.

Esa noche, antes de dormir, le hice la pregunta a mi padrino:

—Un seguidor del reino nyagarra o su guardián reina, pero olvida eso.

Claro, ahora que lo pienso, llevaba una marca especial en su ropa. Ya habrá tiempo para pensar en ello.

Capítulo 5

Capturar un cerdo

Pasar de una cacería a buscar la cena. No es que esté hablando porque necesite comer cerdo, a decir verdad, es un pedido de los trabajos extras: viajar hasta Erimanto para cazar un cerdo legendario y llevarlo con vida al palacio.

Esta vez, para ahorrar tiempo, me llevo la guardia de camino. Tenían un trabajo cerca de donde debía cumplir mi castigo. Me dejaron sin hablarme, nunca. En realidad, los guardias son reservados ante “extraños”. Solo hablan, si el rey se los pide, de lo contrario solo conversan entre ellos. Busqué charla varias veces, sin respuesta siempre.

Al observar sus manos, noté una cruz violeta y otra roja —la reina pelirroja tenía un moño en su corazón y otro que ataba su cabello en la cabeza, el color rojo presente en uno y el violeta en el otro—. «¿Estos aliados tendrán permiso de pasar por sus tierras?».

Pensé en eso hasta que noté el frío de la región. Cada zona de la tierra cambia de frío a cálido muy rápidamente, por sus habitantes más poderosos. En esa ciudad conocí a dos hijos de Thor. Bajé para comer algo y estaban ahí. Apostamos esa vez y al salir supe que había tomado cervezas en un bar con Magni y Modi.

Después de un poco de carne, volví buscando el cerdo mítico. Magni mencionó un lugar. Varias veces llegaba, casi, pero siempre tenía peleas con los minotauros del lugar donde habita.

Intentaba negociar, pero ellos solo querían pelear conmigo. Hasta que de negociar pasé a quitarle la cabeza a uno de los cinco de un puñetazo. Entonces, ya no respondieron y dejaron que entrara a la cueva del cerdo.

Tardé tres horas en atraparlo.

Lo llevé donde mi padrino. Allí lo cocinaron para mí, con una receta especial.

Capítulo 6

Amigos

Ese día tenía la misión de atrapar otra bestia cercana. Se ubicaba a solo a doscientos kilómetros de nosotros. Se trata de una simple cierva.

El ciervo es un animal hecho por los dioses y, en torno a él, se disputa una eterna pelea acerca de quién lo creó. Según Odín, él lo creo; pero Zeus dice que sus hijos lo crearon para que sus tierras. Ocupando tierras de ambos, han peleado por ello durante mucho tiempo, en demasiadas ocasiones, algunas por simple manía.

Capturar y llevar al palacio, para Zeus, este animal, posiblemente, cause algo no tan grave. Nunca levantaron las armas por cosas de este estilo. Simplemente, los enfrentamientos han sido problemas de las culturas. Al final, estaban todas juntas, aunque en diferentes lugares. El mismo clima muestra la locura de esto: pasar de cálido a frío en apenas unos kilómetros es cosas de todos los días, e incluso de horas. Es un mundo duro donde el clima no se decide.

Tuve una sorpresa ese día al bajar, cuando me llamaron a comer. Mi primera reacción fue rápida. Al ver al rey y la reina, la reina pelirroja y el rey Nyu, sentados a la mesa de mi padrino, entendí que eran sus aliados. Sin decir nada, me senté en mi posición. A fin de cuentas, el lugar me había sido recomendado, y era un buen lugar para el campeón y defensor del rey y del castillo. Los miré con respeto y pude ver sus guantes, cada uno con la cruz de un color diferente. Ninguno llevaba armadura solo ropa formal y elegante, larga. Ella tenía un moño cerca en su pecho, cerca del corazón, de color rojo.

El rey lleva su cabello largo, se cubre con él un ojo. Su guardaespaldas hace lo mismo, pero cada uno cubre un ojo distinto. El ojo que el rey se cubre es negro, con una luz violeta, que a veces se deja ver. Nunca había estado tanto tiempo cerca para verlos detenidamente.

El sujeto con cuernos llevaba casco y usaba ropa, ¿gabardina la llamaban? Tenía un nombre especial, que mi padrino me dijo al preguntarle por el modelo.

Solo uno tenía un arma a la vista: un bastón de madera, con un ojo con una luna en el centro ¿Qué significaría ese símbolo? Durante la cena obtuve esa respuesta. A mi turno para hablar, pregunté qué significaba y respondieron que la luna puede ver en la oscuridad con el ojo de los primeros padres del amor. “Algo tierno pensarás de ellos”.

Al inicio no lo entendí, pero luego advertí que el asunto se había transformado de manera tal que todo parecía una cena familiar. Era como estar con mis seres queridos. Sabiendo que ellos no lo eran, me preocupé un poco al sentirme controlado por esa fuerza.

Asimismo, la energía de la pelirroja en los niños era rara: se acercaban a ella para saludarla y abrazarla, ¿cariño? Ahora vuelvo a mirarlos y me provocan emociones, sentimientos, algo diferente a la primera vez. Cuando vi al rey sentí respeto y miedo a lo que pudiera hacer, más aún al enterarme de que la pelirroja era su reina. Sin duda, tanto poder en la familia real provoca temor.

Para la siguiente misión, me invitaron a comer solo. Debería ir de cortesía con Loki, el hijo del rey. El visitante de los cuernos se levantó terminada la cena y me llevó en su vehículo, que se transportaba con caballos hechos de energía. Solo llevaba un guardia, el que tenía una mano de metal y una espada larga, a la que llamaba katana. No fue un viaje silencioso, si bien la escolta no hablaba, el carisma del líder lo compensaba todo.

Educado e intelectual, muy pocas veces se puede hablar con un personaje así, con la amabilidad de enseñar y explicar. En toda mi vida nadie me había explicado cómo mejorar mis cultivos, como él lo hizo cuando le hablé de mi granja. Una persona muy buena para ser el señor del engaño.

Finalmente, cuando llegamos al lugar de la cierva, la buscamos durante tres horas hasta que el príncipe pensó algo y envió a su guardaespaldas hacia el sur. Lo siguiente fue que Loki desapareció frente de mí, hasta volverse una energía oscura. ¿Similar a la que vi del león?

Solo me había dejado la indicación de caminar hacia el norte. “Avance hacia el norte”, había dicho y a los diez minutos la cierva hizo presencia, protegida por un centauro.

Él me vio primero. Hizo un llamado, un ruido extraño, una suerte de grito al aire, y entonces aparecieron varios más que me rodearon. Pensé en negociar, pero su idioma carecía de sentido para mí. Eran ruidos a mis oídos. Sin embargo, ellos sabían qué decía yo. Me estaban por atacar, cuando, de un momento a otro, uno de ellos fue partido a la mitad. Apareció el guardián y tras él, su señor. Con un roce de mano, me volvió invisible y me depositó junto a su defensor. ¿Qué clase de magia es?

Loki dijo:

—Lo lograste. Al estar solo aparecieron atraídos por la energía de gente buena.

Loki se refería a mí como “buena gente”.

—Eres bueno, Loki, debo admitirlo. Ver el espectáculo de tu guardia que corta a cada uno de los centauros, tan rápido que apenas quedan mitades y tu sombrero que se expande como un escudo…

Loki era un sujeto muy rápido, había evitado el ataque al mostrarse solo para mí, medio segundo justo antes de desaparecer.

La situación me recordó a mi padre, cuando yo intentaba ver los rayos enviados por Zeus y solo los veía como el resto, rayos que aparecían y desaparecían en un lugar lejano. La escolta atrapó a la cierva con el gancho de su brazo. Loki lo ayudó a atarlo mientras hablaban. Eran muy buenos amigos. Se llamaba Félix Musashi. Hecho el trabajo, fue tiempo de hacer el conjuro de regreso al vehículo. Volvimos a usar una magia tan poderosa con la que emprendimos el camino de regreso hacia el palacio.

Entonces, Félix habló conmigo y me atreví a preguntarle por su historia. Era el guardián y mejor amigo de Loki. Se refirió al reino como “la casa donde el rey y la reina dejaron entrar a su familia”. Desde hace más de cien años, están destinados a proteger y servir a quienes les dieron tierra y han ofrecido un guardia para cada hijo, cinco en total. ¿Cuáles? Gea, Epimeteo, Loki y dos futuros guardianes aún no maduros como tales. Lo más impresionante de la charla fue cuando le pregunté por qué no lo vi en la cena:

—Un simple guardián de la corona no puede comer junto a su rey.

Loki lo miró con una sonrisa justo antes de seguir la charla:

—Yo no soy un rey, puedo comer en tu mesa porque somos iguales a ser tu guardián. Y tú debes pensar igual hacia mí, amigo. Epimeteo y Gea, de la misma manera. Te lo han dicho: los hijos del rey y la reina somos iguales a todos para no tener un ego por encima de los demás.

Así le respondió Loki y se explicaba, a la vez.

—¿Cómo funciona eso? —pregunté con curiosidad—. Es llamativo cómo lo dices.

—Estamos divididos en reyes y guardianes. Soy yo rey del engaño y guardián de las sombras por Félix. Él es guardián de la mentira y señor de las sombras por su gran talento. Mi hermana Gea, reina de la tierra y guardia de las guardias; mi padre, rey de la niebla y guardián de las voces; mi madre, lo contrario.

»Cada uno es guardián del reino contrario. Así, Epimeteo es rey de la creación y guardián de las curas. En esto, podrás entender que somos iguales entre nosotros al compartir el poder en los anillos.

Mientras Loki hablaba, habíamos seguido viaje y ya casi llegábamos al palacio. Al entrar, me permitieron adelantarme. Ellos hablaban entre sí, con los guardias. Loki es amigo de todos, al parecer, y conversan como si fuesen amigos toda la vida.

Para entonces, mi padrino estaba solo con sus amigos de alto rango. El rey y la reina se habían ido hacía tiempo. Y si bien estaba ahí sentado, yo sentía algo extraño alrededor de él. No solo no hablaba como siempre, sino que además empecé a sentir una energía rara en su forma de hablar.

Desconfío y le pregunto por mi siguiente misión. Empieza a dudar, hasta decir:

—Por mañana no habrá nada, solo vuelve cuando haya nuevas noticias.

Ante la respuesta de mi padrino, me retiro del lugar para hablar con Loki. Antes de salir, noto que hay alguien nuevo, un guardia con un casco con alas. La puerta se cerró de golpe.

—¡Hércules, corre, están aquí! —gritó mi padrino al mismo tiempo que veo cómo Hermes, con su casco alado, levanta su cuerpo del trono y lo atraviesa con una biga de metal. Sonríe mientras cae algo de sangre por su cara. Ha partido a mi padrino en dos mitades, sin dificultad alguna, y entonces me consume la ira. Ha matado a mi familiar. Ataqué sin pensar. A él solo le bastó con moverse hacia el frente de mí y luego hacia atrás. Era rápido. Golpeaba al aire con mis puños y espada, pero nada parecía alcanzarlo.

—¡Hermes, reconozco tu casco! ¡¿No me cuidabas?! ¡Mataste a quien me ayudaba! —le gritaba al tiempo que escuchaba su risa—. Mataste a mi padrino, aunque seas un superior, lo pagarás.

Hermes continuó riéndose, demostraba algo más que lo escrito acerca de él, locura y ganas de matar para demostrar que cuando uno de la corte se movía era capaz de matarlo en un segundo, como había hecho con Euristeo.

—Morir ante el dios de la velocidad de la luz, un logro ante mortales —se jactaba Hermes.

Desde afuera de la habitación, se comenzó a escuchar una gran batalla con explosiones y caballos. Vi a Hermes aparecer casi en todos lados, bajo la forma de una luz que se desplazaba de un lado a otro. Golpe tras golpe, él evitaba mis ataques como si fueran un chiste, hasta que le dije: “Gallina”. Sucedió entonces que sentí una patada, primero, después un golpe en el estómago que me dejó en el piso y escupiendo sangre por la boca. Al caer, llegué a tocar el cuerpo de mi padrino. De pronto, sentí unas barras negras, dos piedras y un brazo, todo sobre mí hasta dejarme atrapado. Hermes apareció por detrás. Solo. Lo escucho cantar:

—Un último que matar, un nuevo que eliminar y un palacio del que apoderarse.

Pienso que es mi fin, pero un rayo destruye la puerta y alcanza a Hermes.

—Loki, ¿eres tú? Hermes cambió su cara para intentar matarme.

Un escudo me cubría de calor. Loki me mantuvo seguro mientras su mejor amigo se ocupaba de los guardias: lo vi moverse para desaparecer y aparecer, luego, ya guardando la espada. Al hacerlo, los guardias morían al instante.

¿Qué tan veloz es?

El guardia, incluso Loki, eran casi invisibles ante mi vista. Se movían rápidamente. Los golpes denotaban igualdad de condiciones entre ellos. En el momento en que cerré los ojos por un segundo sentí una magia muy rápida, un rayo hecho de luz, agua o fuego que mataba al primer intento de ataque. Luego, apareció una barrera igual, cerca de los últimos supervivientes.

Loki ha llegado a mi lado. Hermes se le acerca por la espalda e intenta romperle el cuello al ver cómo he reaccionado. Loki se hizo pura energía, tanto como si fuese a morir, para reaparecer detrás de Hermes. Arrasando con una lanza, pasa solo como una masa de luz. Parecía que el daño era imposible de tocar.

—Eres como tu movimiento —Hermes sonríe, habla y se para frente a Loki para darle un golpe en la cara.

¿Cuánto tiempo le tomó? Intenté golpearlo, pero él se movió, apenas un centímetro de mi puño, lo suficiente para reírse cada vez más fuerte. Hasta que Loki, con una mano, le hace una especie de llave y lo tira al piso. Hermes solo desaparece bajo la forma de partículas. Loki tiene cara seria ante la situación, me sonríe mientras se escuchaba a Hermes correr por todos lados. Musashi, mientras tanto, estaba ocupado con todos los guardias que se acercaban. Hermes va contra Loki quien, para detenerlo, tira una ráfaga de elementos varios de su magia. Así, el lugar se cierra en un cubo que nos contiene a los tres: Hermes, Loki y yo.

—Hermes, este no eres tú. Lo siento, te liberaré.

Loki se aleja de mí, no sin antes darme un escudo para que no intente ayudarlo. Hermes intentó golpearlo por arriba y Loki reaccionó tan rápido que lo golpeó con su báculo. Hermes se vuelve energía y empieza a ser absorbido.

El dios Hermes empezó a gritar, al hacerlo recibe un impacto que lo deja contra uno de los muros. ¿Si no puede volverse luz, cómo escapará? Cuando se levanta, cae sangre de la cabeza de Hermes.

—Miras sangrar a un poderoso dios de la luz —Hermes grita a la vez que emite una lanza de luz que Loki contempla, la toma en el aire y se la devuelve a Hermes. Los brazos de Hermes ya son de pura energía, no puede moverse, no puede escapar.

Hermes recibe el impacto de su propia lanza en el pecho. Vi lágrimas de la sangre negra del dios. Hermes lloraba, no entendía el momento, mientras Loki me liberaba, pero lo dejamos ahí pegado, muriendo. Mientras salíamos escuchábamos los reclamos del dios, a los gritos:

—Paren, por favor. Díganles a todos que lo siento. No sabía qué hacía. Solo veía mi cuerpo hacer estas cosas … Zeus me engañó, por favor, perdónenme.

Loki se acercó a Hermes, y justo antes de quebrarle el cuello, le toca la cabeza y le dice:

—Lo haré, amigo mío. Sé que no eras tú.

Capítulo 7

Camino de guerra

A salir del palacio, el lugar está por caer. No quedaba ya nadie a quien salvar. Solo resta olvidarse del lugar. Loki no miro atrás, solo se intenta recuperar todas las vidas posibles al paso que elimina a los soldados de Hermes que quedaban. Solo reían y cuando caían, tiraban por su boca el líquido negro, ¿eso causara algo? Me lo he preguntado con cada paso. Loki, con algún tipo de magia, amplió su vehículo. Son solo catorce supervivientes de los más de cincuenta guardias. Mientras, veíamos a lo lejos lo que había protegido mi padrino y ahora se quemaba, ahora que él era comida de gusanos. Musashi parecía el más afectado, calló todo el camino mirando por la ventana.

El fuego consume el palacio, hasta que no queda nada de él.

Con la mano en su espada, a punto de sacarla contra cualquier enemigo cerca, mis manos y piel sanaron. Al verlo noto que tiene sangre… ¿Loki tiene sangre de color violeta? La de su mano izquierda parece que es de un color diferente. En el camino veíamos casas apartadas con gente a punto de ser quemadas. O todas las granjas fuera del camino, no había punto medio.

Eran las gentes que se hacía llamar “dioses”, pero respondían a Hermes y otros a Ares o a Apolo, dioses respetados, que ayudaba en una matanza sin rehenes. Cuando pasamos, nadie nos veía. Loki hizo su vehículo invisible por horas y horas, el destino, según Loki, más seguro y cercano era Nemea, ¿por qué Nemea? Eran sus palabras y nadie intentó replicarle.

—Mi madre y mi padre están ahí cuidando la ciudad —en el camino pasamos cerca de donde estuve frente a la Hidra. Veo a lo lejos una feroz batalla. Muchas hidras luchando por mantener seguro su bosque.

Ver tanta guerra en unas pocas horas ha sido lo más horrible que viví hasta el momento… De solo pensar en mi familia, sin su guardián cerca para protegerlos.

Llegando a Nemea, hay una batalla: muchos leones destruyendo las tropas de Espada, como las llaman Loki y su comandante, un niño mitad león con la misma cara de la estatua (¿es el hijo y defensor de Nemea?).

Capítulo 8

No hay regreso

Al bajar del vehículo, lo primero que pude ver fue al rey y la reina curando gente.

El anciano al que le di el collar estaba en el medio de aquel lugar donde estaba la estatua del niño. Al acercarme, noté que la estatua tenía un mensaje diferente. Ahora decía: “Ocuparé su lugar, como él lo usó por mí”. Parece que no eran simples estatuas. En todo caso, es un pueblo que ha hecho una campaña de guerra, última defensa de esta gente.

Parece que me quedé mucho tiempo, porque no llegué a notar cuándo la madre de Loki estuvo a mi lado.

—Es muy bonito ver al abuelo con el collar de su nieto, ¿no?

La escuché y la sentí como buscando una reacción especial en mí. Me asustó tener la oportunidad de un rey, era la reina la que se comunicaba conmigo, en definitiva.

Mi respuesta —creo— fue de las más tontas que pude tener en mi vida. No entendí en ese momento lo que querían decirme, mi mente estaba nublada.

—Yo no sabía, solo seguí órdenes.

No recibí respuesta de la madre. Solo se retiró con los heridos, ¿incluso usan ropa elegante para esto? Ver un rey subiendo a un búho para irse volando después de dejar médicos que él había creado, fue extraño para mí. Podía crear hasta personas vivas mientras viajaba, crear arte, ¿arte? Sí, así es: escuché una explosión a lo lejos y vi cómo surgía, en segundos, una montaña de hielo puro. Rey poderoso y padre de Loki, vi por qué él sí derrotó a Hermes. Era un gran maestro.

Dejé de contemplar la estatua para caminar por la zona. Noté un aparato extraño, ¿recibía voces? Hablaban —o se escuchaban— a través de un palo con agujeros en la punta.

—Hombres en el sur, prepárense para la llegada del rey a Tebas.

Cuánta tecnología, al parecer, tienen en este reino, muy avanzada. De alguna forma, pensé que quizá el rey salvaría a toda la ciudad. Pero mis esperanzas se cayeron al escuchar las siguientes palabras a través de esa clase de magia, extraña:

—Estamos cayendo, son demasiados para soportar, han llegado a las granjas.

Granjas: ahí está toda mi familia. Reacciono rápido, corro hacia la entrada. Busco un caballo para ir a salvar a mi esposa. Musashi, al verme, me detiene, durante horas no volvería a hablar por nada del mundo, pero antes dijo:

—No puedes ir, vas a morir solo por una esperanza.

Lo ignoré y me subí al caballo, sin pensar. Me preparaba para salir a todo galope, cuando Loki lo transformó en un ave.

—Mi amigo Musashi te ayudará esta vez. Él tiene el anillo del rayo: es rápido como uno. Vayan y lleven a sus familiares al reino de mi padre —habla Loki. Mientras lo hace, noto que viste ropas diferentes a las que le había visto hacía unos minutos. Igual de elegante, pero ahora es negra con tonos violeta, cerrada en la parte superior, con botas largas. Lo vi sonreír por última vez ante de partir hacia mi destino.

Ya en viaje, su mejor amigo me daba a conocer el plan. La idea de Musashi era llegar a mi granja y tomar una decisión, porque él tenía planeado ir de una a la otra volando.

El paisaje no ayuda a ser positivos. No solo se ve fuego en las granjas, sino que también hay ciudades bañadas en fuego y muerte. Es el inicio de una gran guerra, el clímax entre cuatro pueblos que comparten tierras. En el camino recuerdo la otra caída, la que ocurrió cerca de mi granja. De pronto, en el aire, aparecen ángeles. Personas con alas nos atacan con energía. El ave evitó cada disparo que pudo. Musashi estaba muy nervioso, desviaba cada disparo con su espada. Advierto que soy un peso extra para ellos. No soy fuerte y apenas puedo ayudarlos.

—No soy suficiente para cumplir con mi señor —dijo Félix al impactar en el piso.

Nos encontrábamos a un kilómetro de mi granja. Avanzamos más callados que nunca. Siento que mi corazón muere en vida al ver todo destruido.

Entré corriendo, mientras tanto Musashi se detuvo afuera. Dejó que entrara a ver mis padres muertos. Están sentados... con barras negras en los brazos, adheridos al piso. No obstante, es el mensaje del techo lo que me llena de furia: “Tardaste, hermano, ahora son míos. Ares”. Grito con furia, como nunca lo había hecho. Escuché un ruido, algo que venía rápidamente hacia mí y entonces pasó el fantasma de mi esposa, ¿puedes hacer eso? Torturar a un hombre hasta el último momento.

Musashi me salvó otra vez, evitó que me matara cuando usó su gancho para llevarme a él.

El fantasma estaba todavía en silencio, me veía cuando pasaba… aún intentaba elevarnos y entonces Musashi se defendía.

¿Por qué soy tan débil? Solo sobreviví hasta ahora por mis nuevos amigos. Siempre estaré agradecido a ellos. El fantasma me intentó atacar, pero Musashi se interpuso. Cuando el fantasma le cortó la cabeza quedó herido, el daño ha sido grande. Intenta sanar su herida, cerrarla de alguna forma, sus ojos se vuelven negros.

Siento que por detrás alguien me mira.

Capítulo 9

Luz infectada

Padre Zeus ha pedido mi presencia. Me convoca juntos a dos de mis hermanos. Nos ha llamado el señor de la guerra, de la belleza y del sol, de los viajeros, justo antes de la reunión con representantes de Hacha. Debería ser un honor para mí, Hermes, —según pensarán—, pero no lo es. Somos hermanos e iguales solo para proteger a nuestros seguidores que confían en nosotros, para tener una vida digna. Cuando llegué, mis hermanos me esperaban hablando entre sí. Se preguntaban cómo iban sus trabajos. ¿Trabajos? Soy un dios para ustedes, pero el título de mi trabajo profesional es “señor”.

Mientras camino hacia donde se encuentran mis hermanos, noto una rara energía en los guardias. Es diferente a cuando vine hace cuatro meses a ver a mi padre. ¿Por qué siento que me miran extraño? Es como si me vigilaran. Llego hasta mis hermanos al terminar de atravesar un largo pasillo. Noto que están limpiando el piso de una de las salas, ¿limpiando sangre? Es sangre azul, como la nuestra… Mejor paso rápido de esto y se lo comunicó a mis hermanos. Ya más cerca, veo una mano marcada, ¿otra vez? Ahora es sangre roja, la de un guardia, disimula, no quiere que la note. Le diré a mis hermanos estas cosas.

—¡Ey, hermanos! ¿Cómo han estado? —hablo y, al momento, los dos me miran fijamente antes de responder, pero dudan un poco.

—¡Hermano! ¿Cómo va tu herida? ¿Aun tienes la perdida? —decía Ares de forma extraña. Marca las palabras “herida” y “perdida”, pero creo que entiendo.

—Sí, aunque ya no tanto como antes.

—Ya va a estar mejor. Ahora hay que hablar con padre —dice Apolo y remarca en su tono “hablar con padre”. Hay ciertas dudas en tres frases. Ante la duda, entonces, solo camino detrás de ellos.

Ya en la puerta donde espera Zeus, el sentimiento de que algo pasará se me presentifica de nuevo. ¿Ese olor es de padre? Es el olor de padre, pero con la energía oscura de alguien más. Ares se ve decidido a entrar. Al abrir la puerta, siento algo más extraño. ¿Qué veo?, ¿una mesa llena de comida?, ¿una mesa para cada uno? Sin guardias ni nadie más, solo padre nos espera para comer juntos. Como muestra de modales, nos sentamos antes de dar las palabras típicas para aceptar la bienvenida.

—Padre, ante usted estamos presente en su mesa.

Me parece extraño que no esté Hera cerca. Padre esta solo y permanece sin decir una palabra, todavía.

—Hijos, hoy les tengo grandes noticias, pero antes tendrán que comer.

Dudo de que deba hacerlo, pero Ares y Apolo ya están comiendo, incluso antes de que padre terminara la oración. Padre, ¿por qué me miras de esa forma, esperando que coma? Quizá, si como solo un poco pare. ¿Tiene un sabor no tan normal? Tiene como unas diferencias con las comidas de hace meses, ¿tal vez cambiaron de cocinero? Es como si fuera delicioso, pero algo me avisa que no coma. Mientras pienso en estas cosas veo algo raro en Ares y en Apolo, ¿han dejado de comer?

Siento algo extraño. Algo está cambiando en mí. Y se mueve y sale de mi estómago. Mi mano se empieza a mover hacia la comida, pero la detengo a tiempo.

Ares y Apolo se levantan para tomar mis manos y meter comida en mi boca.

—Hermano, debes comer, así estarás con nosotros en nuestra misión.

Puedo hablar, creo, e intentaré hacerlos entrar en razón.

—Ares, por favor, el que está haciendo esto no eres tú.

Apolo ríe mientras mete comida en mi boca. Pierdo el control de mi cuerpo, siento que lo que se mueve dentro de mi está ya por mi pecho y a la vez yo no siento nada. Avanza y los lugares empiezan a desaparecer para mis sentidos, solo puedo sentir furia ante los demás. Empiezo a escuchar gritos y una pelea con los Hacha que llegaron. Mi cuerpo se mueve solo hacia la entrada, para abrirle a esa mujer vestida de blanco con un moño de corazón en la cabeza.

—Bien hecho, Zeus, tus mejores hijos para iniciar. Ahora, sigue trabajando, peón.

¿Tiene voz suave? Su piel se ve blanca, demasiada para estar viva, ¿qué es eso? ¿Por qué tiene un símbolo de ojo negro con un búho? ¿Qué significa esta situación tan horrible? No siento mis órganos, y mi cuerpo se mueve por sí mismo, bajo sus propias órdenes sin pensar.

¿Por qué se dio vuelta para verme?

—Silencio.

La mujer vestida de blanco habla y golpea mi cuerpo y me deja en el piso, mientras me apunta con un palito de maestro de orquesta, ¿lo hizo aparecer? No noté, en ningún momento, que tuviera la batuta, es como si de un momento a otro simplemente hubiese estado allí.

—Disculpe, señora, mi mente aún quiere tener control —mi cuerpo habla por sí—. ¿Qué tenía la comida? Y cómo sabes cuando pienso, ¿qué poder es ese?

—Responderé tu pregunta, Hermes, Escucho lo que piensas al estar cerca de mí, mi nuevo peón. Ahora vete a hacer tu misión o acabas como Hera.

Al escuchar esto, mi cuerpo empieza a caminar lejos del lugar, ¿adónde debo ir? Por qué mi cuerpo está llamando a todas mis tropas. Se ven diferentes, ¿todos acaban de venir de una sesión de vacunas? Pareciera que esta “cosa” tiene varias formas de entrar en los cuerpos. No sé qué planean, solo sé que avanzamos y matamos a todo aquel que se opone, como los Hacha. Guerreros o no: masacrar a quien se oponga a nosotros. “¡¡Grandes, Espada!!”. Tan grandes que los nuestros se asustan al vernos pelear por nada. Aún no ha dicho nadie los motivos.

Solo puedo darme cuenta de que estoy llegando al reino de Euristeo, ¿qué haré? Estuve en este lugar muchas veces y nadie sabe del ataque todavía. Vaya, estaba más cerca de lo que creía. Los guardias no me miran raro. Solo me dejan pasar viendo la despedida de una cena mientras hablan de los reyes. Curioso. Justo vinieron hoy, pero se fueron. Es tarde para detener lo que haré. Entraré por la puerta al frente de su consejo, mis soldados evitan los ruidos y que nos molesten mientras veo a su líder.

—Euristeo, ¿dónde se fueron los reyes? Parar el ataque desconocido no hará que te salven.

Euristeo, ante mí, solo me mira de forma fría y sonríe sin más.

—No es el final. Mi sobrino, Hércules, está a salvo de ti, Hermes, y con alguien que te puede detener.

La risa de mi cuerpo parece demasiado psicópata, pareciera que lo estoy disfrutando.

—¿Miedo? Un señor de mi categoría no puede ser vencido por nadie ni nada —mi voz como mi risa van sin lógica alguna, son como locura pura. Pero el rey no me teme, me mira con pena por mi posición.

—No deberías temerle, solo apreciar que se te liberará pronto, por el hijo del rey.

Mi cuerpo solo avanza hacia él, pero siento la energía, ¿Loki? Las puertas llaman con una energía más débil. ¿Por qué me estoy escondiendo detrás del trono? Desde cuándo soy tan asqueroso: era uno de los respetados y ahora me he dejado torturar.

Alguien está entrando solo, ¿Hércules? Llega con un animal para entregar.

—¿Tus pruebas, cierto? Hace días me hablaron de ti y con solo ver a través de mi cuerpo detecto cierta fuerza para tener en las manos una barra de metal.

No puedo escuchar mucho la charla, pero Hércules se está por ir, ¿por qué estoy decidido a matar al rey? Por qué avanzó tan rápido con la barra contra Euristeo. Veo esto en cámara, lenta por mis reflejos, es horrible la imagen de matar un rey.

Aunque puedo ignorar lo que digo, ver la cara de Hércules… Se nota el odio en su expresión, sin necesidad de mantener la calma. No pienso que esté mal su posición. Sin embargo, atacarme es mala idea, soy como la misma luz vencida: imposible de tocar si no eres alguien de la misma potencia. Solo Loki podría matarme, viendo cómo juego, parece que al fin te tengo en el piso. Te estoy atando al piso con barras como a un perro con su orgullo. “Ante un dios” tan dios que no puedo sentir que Loki está en la puerta, tan tonto mi cuerpo que aun pasando un minuto de eso no sabe cómo detenerlo.

Loki siempre te vi superior a mí porque tu padre te dio tiempo de práctica hasta con tu mejor amigo Odín. Parece que te cuesta atraparme, pero sé qué harás: aprovechar que mi cuerpo es imbécil y atrapar mis piedras para usarlas como arma. Un genio hecho por un buen mentor capaz de romper mi magia de luz. Con velocidad igualada, estarías tan por encima de mí que no sería tu rival ni en mil años, sin saber todos tus trucos. Puedo entenderlo más ahora, mientras mi lanza entra y me atrapa contra el muro.

Capítulo 10

Loki: caída en el puente

Están al frente de mí. Mis amigos, ¿por qué mataron a esta gente? Los aldeanos, la familia de Hércules, los granjeros… ¿qué ha pasado aquí? Solo puedo ver sus ojos oscuros llenos de odio, contra la mujer que decidió venir a salvar, ¿para ser su asesino, con su furia, no tienes voz, al parecer? O eso pensé, es una ilusión de alto nivel. Te quedaste mirándome, Musashi, con tu espada bañada en la sangre de inocentes. Fuiste el primero en atacar, no me defendí. Solo lo vi. Llegaste y me escapé de cada uno de sus ataques porque Hércules intentaba matarme. Puedo acabar con ustedes, pero ¿con qué corazón? No puedo acabar con un amigo y un buen hombre. Pero sí neutralizados, al segundo ataque combinado solo impacta con luz, evita rayos, pero esto… No. Siempre me dolerá ver a mi amigo atrapado en el muro, por las manos que no dejaban moverse.

Hércules no tuvo mejor suerte. Cayó al piso de un golpe en la cabeza con mi báculo. Cae rápidamente, sin mucho dolor. Tengo solo dos opciones —liberarlos del control y que vean lo que hicieron o dejar que vivan esa fantasía— pensaba. Tomé la mejor opción, entonces toqué su cabeza y borré los recuerdos de toda su vida. Mi ave, la que me trajo hasta este lugar, se lo llevó para que le quitaran su armadura y no despertara.

La noticia que no quería ver es que se llevaron a mi mejor amigo. Tendré que ir a buscarlo a la casa de Ares. Llegué en un día con las noticias de que Hércules creyó la historia que le conté. ¿Cómo te llamé? Número 1, nunca te acordarás la verdad. Te dolería saber que me quede con todos tus recuerdos, apartados en una parte de mi mente. Para saber qué pensabas de mí, ¿formal y educado? Me veías como un gran amigo, aunque nos conocimos un día solamente.

Volar por este lugar viendo que el fuego se apagaba y notar que la batalla la ganamos en defensa de los ENT. Hermosos seres que me hicieron entender la vida tal y como es. Hermosa y perfecta en naturaleza, junto a sus magias.

Padre no ha recibido noticias mías hace tiempo. Quizá él esté viajando hacia la cueva de Ares para evitar que entre solo. Padre, esta es mi misión, espero que lo entiendas algún día. Quizá mi pareja lo entienda. La última vez que me vio, hace dos días, dije que nuestra boda sería en unos días. Tuve la bendición de mi padre. Como soy invisible, nadie me verá en todo el camino. Lo malo es que yo sí puedo ver y me lastima recordar esto: solo se necesitó un día para que hubiera tanta muerte provocada por dos viejos gordos que pelearon usando a sus hijos. Ante tanto desastre, nadie defendió la casa de Ares, donde sé que estará, posiblemente, Musashi viendo que hay más de mis amigos por acá. Heimdall estará comandando la poca defensa, ¿otro de mis amigos acá? Pensé en varias formas de entrar. La más aceptable, según mi mente, fue tomar la forma de un soldado. Pasé sin problemas, hasta que sentí que seguían mis pasos: la energía del guardián de Espada y el frío de huir. Me detuve cuando llegué al medio del puente, sin mirar para atrás, solo dije:

—Mi espadachín intentando matarme y un colega de la escuela…

Escuché risas, ¿es la de Hermes? Al darme vuelta, estaban ellos dos con sus soldados. Ante mi ojo izquierdo, el que me deja verlas, sus emociones aparecieron extrañas, llenas de enojo.

—Veo un asesino, mataste la familia de Hércules y pagarás, Ares.

¿Ares? Parece que eso es lo que sucede: sus mentes son afectadas para que produzcan aquellos actos vandálicos pensando que hacen el bien. Solo deberé recuperar sus mentes con mi magia.

Entonces, comenzaron ellos tirando cadenas al ritmo que Musashi se acercaba. Mi escudo las devolvió, derecho, hacia su punto de salida, elimina a los guardias con invocaciones de agua. Ver esas caras de sonrisa enferma, caras que quieren matar. En la realidad de ellos, debo ser el villano más grande a su vista. Sus rostros dicen todo, me ven como otra cosa distinta de la que soy. Sin embargo, gracias a la sangre de mi padre Nyu, soy inmune a estas cosas en el aire. Combate rápido: solo atacan porque evito matarlos por una técnica directa.

Si los golpeo, estarán muertos al primer impacto. He peleado durante un largo tiempo. Hasta que, de pronto y por detrás, sin que lo notara, introdujeron una katana en mi pecho. Sin perder tiempo y por error, lancé una técnica directa a Heimdall. Su cuerpo se quemó por el daño, logré hacerlo polvo bajo el impacto de la luz.

Cuando tomó contacto con mi mirada, pude incluir a mi amigo en una ilusión temporal. Me dio tiempo, incluso, de lanzarlo hacia atrás y que cayera por el puente, hacia el vacío. Fue allí cuando advertí que en todo este tiempo no había escuchado la pelea que se desarrollaba afuera. Un asalto de mis padres para llegar hasta mí.

Padre, ¿te fallé? Este líquido negro está pasando a mi cuerpo y te atacaré. Pero apuesto que deberé caer y morir, saltaré en el último segundo, me prohibiré usar magia para llegar a ese lugar. Mientras, observo a mi amigo medio muerto.

Qué fracaso como príncipe, hermano mayor de mis hermanos, el que abrió las relaciones con otros de tierras frías. Pierdo a mis amigos, hasta a mi guardián.

Capítulo 11. Magni: bar de los hijos de Thor

Un aviso de guerra.

Es preciosa esta cerveza de caverna con mis amigos de siempre, guerreros y cazadores que llegan a este lugar para competir en el momento. Entraron soldados de Hermes, se sientan, aunque los veo raros, ¿tienen olor a muerte y su saliva es negra? Se han puesto en el medio y sacaron sus espadas al vernos. Hablan con el dueño del bar.

Pareciera que nos buscan, ¿un ataque sorpresa?

A traición, Zeus atacó. Hace tiempo padre había dicho que abuelo Odín tenía problemas con Zeus. ¿Pero llegar a tal punto, sin declaración de guerra?

Al verlo, solo noto en los cuerpos el escudo de la espada, especialidad transporte. Hermes es un simple mensajero que intenta ser guerrero. Vienen desde el palacio de Euristeo. Loki, hace días, pasó con su familia directo a ese lugar. No dudo de que Loki lo eliminará, aunque no sé si lo hará a tiempo. Euristeo es un gran rey en sus tierras y no merece la muerte.

—Ustedes deberán caer ante los verdaderos salvadores.

Sus palabras son claras, pero mis ojos me permiten ver lo negro de sus fluidos y ese olor a sangre de inocentes podrida.

—Puedo ver que han matado gente, “salvadores”. ¿Prefieren rápido o lento? —dice Magni a los soldados de transporte.

Al decir esto, el olor de mi interlocutor aumenta, aunque es a odio y lo noto mientras se mueve.

Lentamente, ante mis ojos, intenta matar al dueño. Lanza hacia un Hacha con tanta rapidez que pierde la mano. Vuelvo a ver esa sangre negra, ¿por qué una parte de ellos se ha vuelto negra? Solo duró ese segundo: di vuelta mi hacha y maté a los 3, sin dejarlos ni hablar.

Así se inició la guerra.

Capítulo 12

Ares: señor de la guerra

Me llevas por horas, como un guardaespaldas, sin decir quién eres. Solo me muestras ese símbolo: ¿por qué un búho detrás de un ojo? Debería poder moverme, pero es como si fuera un títere. ¿Tiene olor a mujer? Sin embargo, con el mismo cuerpo también huele a hombre. Además, tiene esa voz suave, que muestra una debilidad aparente. Es curioso cómo camina, con elegancia, pero detecto inseguridad cuando debe hablar sin nadie cerca.

Cuando hay alguien, habla fuerte, pero cuando no se lo escucha, baja su voz. ¿Es temor? El otro guardaespaldas está cubierto por ropa blanca, no muestra nada de él. Solo distingo su máscara negra, la de un zorro, arriba de su cara. El resto… simplemente nada de piel, es esa túnica blanca con ojos en la cabeza. Ahora, ¿el símbolo del búho está presente?

Y además está la luna.

¿Cómo llegué a este castillo bajo la tierra? Llegué siguiéndolo. Pasé por un gran viaje en un búho gigante, que me llevó a unos trescientos kilómetros de distancia desde el palacio de Zeus. Todo muy oculto a la vista y en una zona fría, oculta en un agujero que solo se podía ver a través de la luz de un anillo de su mano, un anillo de color violeta. ¿Ese color no es el mismo de la luna falsa? El creador de ese estilo mágico ha sido Nyu Nyagarra, y lo ha hecho a partir de una magia extraña. Es curioso ver el símbolo en la ropa de los guardias sin el ojo. ¿Acaso tú eres el ojo? Vestir de blanco, pero tener el cabello color violeta oscuro te vuelve visible. Blanco y violeta es una muy mala combinación de colores para los ojos de los guardianes. Así te vuelves visible y cualquiera, sin caer en tus trucos, morirá, incluso aunque me uses de guardián propio. ¿Por qué se detiene?

—El color de mi cabello representa mi calma y mi ropa es la pureza.

—¿Escuchas mis pensamientos? ¿Como si estuviera en silencio con mi cuerpo?

—Claro que lo hago, tu cuerpo es mío y puedo hasta…

—¿Por qué te acercas? ¿Qué me quieres decir?, ¿qué quieres hacer?

Mientras más se aproxima, más siento ese olor a podrido, tan diferente al que tenía.

—Ese olor, lo compartimos, ¿sabes?