No soy inocencia - Nagi Jules - E-Book

No soy inocencia E-Book

Jules Nagi

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Beschreibung

Sally María despierta un día sintiéndose extraña. Saliendo de su casa nota cambios en ella: un antepasado, Marie-Charle, ha tomado su cuerpo. En un sueño hizo un trato con Sally sin que esta lo notara. Marie es un espíritu que viene a asegurar su supervivencia en el otro mundo a través de Sally, para acabar con otros espíritus como ella, para llevar a cabo una lucha más en la tierra.

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Producción editorial: Tinta Libre Ediciones

Córdoba, Argentina

Coordinación editorial: Gastón Barrionuevo

Diseño de tapa: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Diseño de interior: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Rejala Sánchez, Miguel Ángel

No soy inocencia / Miguel Ángel Rejala Sánchez. - 1a ed. - Córdoba : Tinta Libre, 2022.

114 p. ; 21 x 15 cm.

ISBN 978-987-817-858-5

1. Narrativa Argentina. 2. Novelas Fantásticas. 3. Narrativa Juvenil. I. Título.

CDD A863.9283

Prohibida su reproducción, almacenamiento, y distribución por cualquier medio,total o parcial sin el permiso previo y por escrito de los autores y/o editor.

Está también totalmente prohibido su tratamiento informático y distribución por internet o por cualquier otra red.

La recopilación de fotografías y los contenidos son de absoluta responsabilidadde/l los autor/es. La Editorial no se responsabiliza por la información de este libro.

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Impreso en Argentina - Printed in Argentina

© 2022. Rejala Sánchez, Miguel Ángel

© 2022. Tinta Libre Ediciones

NO SOY INOCENCIA

Voz y flores. Carta, ¿de quién?

Tu voz se escuchó en un recuerdo que no perderé. El color del lienzo es un momento que no fue el mismo de ayer. La distancia arruinó la magia entre madre e hija y ya nunca volvió, pero aún estás: mi destino es no olvidarte. Y hoy aquí estoy, y nunca podrás irte. Por favor, abrázame.

Otra vez estamos en ese lugar y a tu lado estoy, Sariel. Por favor, necesito que te quedes una vez escuchando esta canción. Tu voz es lo que mueve la cadena de collares que nos unió. El color de cada uno es un objeto de cada momento sin igual, y el amor volverá a hacer esta historia realidad. Hoy y aquí, usted está y, por favor, no espero que quieras marcharte. La canción que cantaste la pinté en mi lienzo, pero tu voz nunca se superará en estas flores que nos unieron.

Hoy aquí estás. Otro día más. Ya ninguno se quiere ir. A tu lado estoy y nunca me marcharé. Espero que nunca termine este camino, que nunca nadie deba olvidar lo que nos unió. Por favor, moléstame por toda la existencia.

Capítulo 1

Llega tarde

Querido espejo:

Qué tan bonito me siento. O… qué tan no bonito me siento, sería la pregunta que hacer. Al parecer, no lo soy. En argumentos válidos, nunca lo será para él quien se observa a sí, porque eso sería narciso. Y yo no soy un narcisista. Estoy más allá de eso. Soy perfecto como soy ahora y como seré, ya que el futuro está hecho por la existencia misma del pasado.

—¿Puedes dejar de divagar tanto en el reflejo?

Escucho palabras de mi propia boca y se rompe la ilusión de estar solo. Estoy con mi sonido propio, con mis fonemas. Mi ser que habla desde el interior y hace comentarios que no parecen míos.

—Por qué no son pensamientos de ti, son pensamientos propiamente dichos, separados de un ser. Son los únicos pensamientos de tu voz interior.

Río por debajo y salgo del baño privado de mi habitación. Paso por delante de la cocina sin comer y avanzo hasta la casa de mi único amigo. El único al que puedo llamar amigo. Un amigo muy picante y muy friend, como nuestra banda de música, Antonio Lagos y los Picantes Friends.

—Hi! —grito por lo alto agarrando una piedra que tiro al río cerca de su casa. Su casa está en las afuera del pueblo. Solo caminé dos kilómetros para llegar al límite del rango de veinte de la ciudad.

—Hi? ¿Desde cuándo hablas inglés? —abre la puerta con rapidez, al distraerme no he notado cómo corrió. Luce como toda persona normal a las 10 a. m. con su sonrisa a falta de las mías—. ¿Tienes algo raro? No noto que seas tú por completo.

—¿A qué te refieres? En Francia es normal hablar inglés como segundo idioma —respondo mientras ingreso. Deberé esperarlo antes de salir.

—Estás más preparada de lo normal, hasta con un bolso que nunca te he visto usar. Tu postura casi es perfecta, y tienes un aire al hablar… diferente…

—No sé a qué te refieres… —afirmo y me siento con calma a esperar que lleguen las 12 a. m, cuando deberemos irnos. Se lo voy a informar. Tomo de la mesa un papel con dibujos.

[Marie no los puede reconocer].

—María, te ves extraña… tú no eres María, eres... —dice al verme cómo me siento. Mi bolso deja ver una cuchilla que se expande hasta que puedo usarla con mis manos.

—Umu, Marie-Charle. La ejecutora no soy. No soy María porque me siento diferente, solo seré yo. Ya, prepárate para irnos antes de las 2 p. m., que hasta ese momento tendrás tiempo.

Capítulo 2

Dolor

No opuso resistencia para salir del lugar. Ya estaba hecho, ya estaba dicho. Solo debía aceptar que de nuevo era su fin, nadie tiene derecho, nadie puede reclamar que su regreso, para tomar el lugar de otro, esté mal. Lo mismo logré hacer cuando me vio. Cuando firmó, cuando ella me aceptó como su igual, pensó que era imaginario, que era una obra de teatro lo que veía.

—Hasta que… —lo he dicho en voz alta. No hay nadie en esta calle vacía de un pueblo abandonado de la mano de mi Dios. Siguen casi sin cambios el hábitat humano gobernado por lo salvaje de la obra. Quizá ya conocen la noticia, han pasado unos minutos y pronto la darán en la televisión. Hay una tienda con pantallas que muestran lo que necesito saber. Seguramente, habrán visto lo que hice.

Inicia el noticiero y me detengo. Es el mandamiento del conocimiento, uno de los cinco que poseo. Me debe entregar el destino lo que anhelo, al menos como verdad a medias; y de extra puedo saber hasta por mis ojos las dimensiones del lugar. Aquí hay cincuenta y cuatro en la vida básica.

Noticias de último momento. Se ha encontrado una masacre en una casa local, donde un ciudadano ha sido mutilado y cortado en varias partes. La Policía ha dado ya algunas declaraciones y pide que la población esté en calma y brinde información si ven algo extraño.

Se corta la señal al terminar esa frase. La imagen mostraba la casa que visité. No era mi amigo, solo le hice creer por el mandamiento del cariño que me conocía. Aun así, ha dicho mi nombre y cuando gritaba, sin que el sonido pudiera ser ejecutado por el mandamiento del juicio, me ha dicho: “Te amo, Marie…”.

Decirlo como lo recuerdo no está aceptado por mí. No puedo recordar el uso de esas palabras. Mi educación antigua me ha negado ser la ejecutora, última hija de ese negocio que fue a la bancarrota tras mi muerte. Pasé de la revolución a ser la víctima, y al no necesitar ya más mis servicios en el nombre del rey, veo mi nuevo cuerpo en el espejo de una tienda donde he notado de camino que somos parecidas.

Sí, es mi sangre, con sus anteojos ovalados iguales a los que usé. Llevo el cabello rubio con una forma de piña detrás para presumir mi altura de 1,70 m. Mis ojos verdes tienen unas líneas naturales entrecortadas por debajo de los círculos. Uso la falda hasta las rodillas con medias que llegan hasta ese lugar para no dejar ver mi piel. Las botas son largas porque me dejan sentir el piso para sentirme libre, tanto como la camisa blanca y el abrigo negro con líneas blancas en las manos. Me veo igual que cuando estaba viva.

—Ya es la hora de irme, debo hacer vida normal… —debería dejar de hablar sola, si no llego muy tarde.

Capítulo 3

Cosas no sabidas

La puerta del salón está abierta. Puedo ver la luz que sale de él junto a una ráfaga de viento que se pasea lentamente hacia el pasillo. La dirección de mi vista, hasta donde alcanza, solo puede llegar a atrapar en su mirada la llegada tarde por la actuación de hoy. Aún sigo pensando en las palabras del sujeto. Llegó a tenerme tanto cariño que me dedicó las prohibidas por mi corazón.

Hay pasos cerca. O, mejor dicho, los habrá en un instante de tiempo humano de dos palabras.

—Señorita, ¿miró la hora? —. Se abre la puerta del guardia de Área. No puede ser más calvo. No gasta en peluqueros y su ropa deja claro que es el sujeto de limpieza con ese complemento de trabajo.

—Claro, son las 3 p. m. del nueve de noviembre.

—A las 2 p. m. era la entrada: primera media falta en más de cinco años.

—Descuide será la última… o eso creo —al escucharme mencionar esto, el guardia me mira extrañado, como si no me reconociera. Me vuelve a mirar en un intento de analizar algo con sus ojos de ser vivo. —. ¿Sucede algo?

—No, nada. ¿Tú no eres del turno noche? Eso aclara tu identificación. —Señala en la pantalla el perfil de mi nieta con su nombre de Jamberjakal, María Sally.

—¿Turno noche? Supongo que me confundí de turno, muchas gracias.

—Sí, es del turno de las 6 p. m. hasta las 9 p. m. Pero hoy es feriado en su turno. Ha gastado un boleto para nada, señorita María.

—Marie, por favor. De igual forma, gracias. Volveré en un rato —respondo y dejo atrás al guardia después de hacer mi pose de agradecimiento, levanto un poco la falda y bajo mi cuerpo en señal de respeto. Él ha mostrado una expresión de asombro al notar mi actual comportamiento. Adelantándome, me he retirado a un área más solitaria, a la cafetería, donde me quedaré a esperar. Sin embargo, siento una presencia, una muy particular… Es única en un rango de veinte kilómetros a la redonda de mí.

Será que él también ha decidido tomar prestado a alguien.

Capítulo 4

Besos duros

Llego al área desde donde lo sentí. Desactivó su protección de detección al verme… puede ser. Me reconoció, mi corazón me lo afirma. Se quedó quieto y mirando la pared. Su cabello castaño explora el espacio vacío entre sus ojos y el aire que viaja entre ellos, mueve los labios al mover su vista hacia la pared lo que marca que tiene sed. Su botella de agua está vacía y ni lo ha notado. Yo tengo agua en la boca.

—Ey umu —exclamo mientras me acerco por la espalda. No hay nadie más en el área de descanso: solo él y yo, solos. Apenas se voltea para verme sin decir nada. El sol ha golpeado tanto su cara que la quemó mientras dormía. Toma su botella y al sentir que está vacía la deja de lado para abrir la boca e intentar hablar como respuesta—. Aquí tienes tu agua.

Aun antes de que la intente, corto la comunicación para besarlo. Destruyo su falta de agua con saliva de boca a boca. No reacciona, aunque solo no responde; entonces, con mi lengua hago un mapa conceptual en sus labios y caemos ambos de la silla al piso. Toca el muro con su espalda y sigue el beso mientras su corazón late tan fuerte como un tambor, tanto que si fuera más fuerte destruiría la pared con su latir. Interrumpo el beso y lo dejo en posición de ojos perdidos, lengua de agua y de color rojo su piel, muy caliente, mientras jadea en silencio. Supongo que la sed no se la quité. Solo es parte de su alma, aun no sale el Sansón del interior.

Capítulo 5

Singularidad

Han terminado las clases de hoy. Estudiar Historia es aburrido cuando la pudiste ver de cerca, repasaban mi época, cuando Marie-Charle ejecutaba a todos en nombre de un rey, el mismo que…

—La dejó morir para salvar su culo… —sale al instante una risita de mí. Dejo salir mi voz interior al exterior para mostrar que estoy siempre pensando. Al menos esta vez fue en voz baja…

Silencio puro. El camino a mi casa es el más alejado, al menos según los recuerdos de María. Con cada momento del tiempo que pasa, más me adapto a su cuerpo singular. El último que poseyó la suficiente cantidad de mi sangre como para ser considerados parientes, al igual que el resto de los revividos al ser la siguiente generación ajena a nosotros. Aunque María es singular… es no-fértil. Su falta de fertilidad se puede sentir en mi cuerpo, la veo cuando me miro en el espejo porque poseo los ojos del análisis. Veo las debilidades y otras cosas de las personas, más me lo permite si es anatomía humana. Alguien me está siguiendo, es invisible, pero que no sienta su energía no significa que no pueda escucharla.