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Una visión sistemática e integral de la repercusión que tiene el consumo de tabaco en la población mundial es el contenido esencial de esta obra, donde la autora, experta en adicciones, informa con detalle, y un lenguaje claro y asequible, los pormenores de este flagelo de la salud, mediante diez interesantes temas. El texto se recomienda a profesionales de la salud, estudiantes de pregrado y posgrado, fumadores y familiares de estos, así como población en general.
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Seitenzahl: 274
Veröffentlichungsjahr: 2019
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Primera edición, 2011
Edición para e-book: Lic Aldo R. Gutiérrez Rivera
Edición: Lic. María Luisa Acosta Hernández
Diseño de cubierta: Carlos Javier Solís Méndez
Diseño interior: Yadyra Rodríguez Gómez
Realización:Yadyra Rodríguez Gómez
Corrección: Lic. Addis Alarcón García
Emplane digitalizado: Teresa Bernabeu Castrisano
Composición e-book: Oneida L. Hernández Guerra
© Magalis Martínez Hurtado, 2011
© Sobre la presente edición:
Editorial Científico-Técnica, 2018
ISBN 978-959-05-1053-3
INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO
Editorial Científico-Técnica
Calle 14 # 4104, entre 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba
Para Rodney, Abdel y Sofía… este es mi consejo para que no fumen.
La tendencia más acusada, a nivel mundial, referente a las actitudes comunitarias ante las drogas, es el comprensible y franco rechazo a las sustancias ilegales, y la tolerancia peligrosa a laslegales como el alcohol, el tabaco y el café. Sin embargo,la comparación de los costos sociales de estas dos grandes categorías de sustancias en los Estados Unidos de Norteamérica, país de 300 millones de habitantes y prototipo del mundo industrializado, invita a profundas reflexiones sobre la fundamentación de estas actitudes diferentes ante ambas categorías de sustancias, expresadas tanto por muchos profesionales de la salud, como por la mayoría de la población general.
Cuando en ese país se toman en cuenta los gastos implícitos en la atención médica, policíaca y jurídica; seguros de vida, daño a la propiedad estatal y privada; accidentes de tránsito, hogareños y laborales; así como los notables sufrimientos en los convivientes de consumidores de sustancias determinantes, en los que aparecen cambios en la conducta y se determina quiénes son afectados por discapacidades y muertes precoces, vinculadas con el consumo de otras sustancias cuyos efectos nocivos son básicamente corporales, la realidad clínico-epidemiológica demanda nuevas tácticas de afrontamiento ante este azote de la humanidad.
La repercusión económica anual del uso indebido de drogas en los Estados Unidos de Norteamérica arroja, como cifra global, los 544 000 millones de dólares, cantidad cercana a la deuda externa global de América Latina y a los costos de la injusta guerra contra Vietnam, y es también once vecesmayor que los costos globales de la esquizofrenia, en ese vecino del norte.
Lo realmente sorprendente es que del total de esa multimillonaria cifra, la mitad, es decir, 272 000 millones de dólares, son determinados por el tabaco y el café, suma en la que el primero, nefasto y responsable de enfermedades malignas, representa 95 %, o sea, 258 000 millones; mientras que la otra mitad se relaciona, a partes iguales, con los problemas causados por el uso indebido de alcohol y por las drogasilícitas y de prescripción médica. En otras palabras, el uso indebido de drogas legales determina 75 % de la repercusión económica de todas las drogas conocidas hasta hoy.
Otro espeluznante cuadro, referido a los años de vida productiva perdidos en el mundo por el uso de tabaco, alcohol y el conjunto de las sustancias ilegales alcanza, respectivamente, 160, 120 y 50 millones; en tanto que el tabaco se erige también, a nivel planetario, como el principal factor de riesgo para enfermar y el segundo en la América Latina, donde la primacía es ocupada por el alcohol, pese a que en ese indicador controlado anualmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ambas drogas legales compiten con otros factores de riesgo tan importantes como el agua no potable, el medio insalubre, la tensión arterial alta, el colesterol elevado, la dieta rica en grasas animales, el sedentarismo, la obesidad y el estrés mantenido.
El profundo conocimiento de estos hallazgos estadísticos por medio de su consistente trabajo docente, investigativo, asistencial y editorial, como especialista de segundo grado en Psiquiatría, experta en adicciones del Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico-Quirúrgico “Joaquín Albarrán” de la ciudad de La Habana y miembro del Comité Académico del Centro para la Enseñanza Drogodependencias (CEDRO), ha sido la motivación fundamental para escribir esta obra, donde hace gala de su visión sistémica e integral del consumo de tabaco, determinante de la mayor cantidad de muertes prevenibles por sustancia alguna, consumida dentro del rango de cantidad y frecuencia establecida, socioculturalmente.
Este libro, que se suma a otros valiosos aportes de la doctora Magalis Martínez en el campo de las adicciones, se caracteriza también por su impecable lenguaje, asequible a un amplio espectro de lectores interesados en conocer con más profundidad este relevante problema de salud mundial, cuyo determinante es la droga justamente llamada “el asesino con cara de ángel”, y no solo capaz de dañar y matar físicamente, sino de producir grandes conflictos de carácter ético, cuando el adicto se enfrenta al doloroso dilema de mantener el consumo, pese a reconocer que quema junto a su salud 30 % a 50 % de su salario mensual, que su hábito de fumar reduce en más de 15 años su esperanza de vida e implicará enormes sufrimientos para sus seres queridos, al enfrentar las tragedias de las discapacidades y muertes tempranas que pudieron ser evitadas.
Los diferentes capítulos de esta valiosa entrega de la profesora Martínez, cuya lectura recomiendo, tanto a los miembrosdel equipo de salud en etapas de pregrado o posgrado, como a los fumadores, sus familiares y a la población general, posibilitarán la puesta al día en el enfrentamiento a esta problemática mundial, pues sus valiosos aportes clínicos, epidemiológicos, preventivos y rehabilitadores invitan a profundas reflexiones orientadas a establecer o reforzar la convicción de que el tabaco no tiene cabida en los estilos de vida sanos y que no existe en el mundo fuerza más poderosa, que la implícita en la conciencia del ser humano, responsable de que miles de millones de personas a través de la historia, hayan superado el funesto hábito de fumar.
Ricardo González Menéndez
Profesor titular de Psiquiatría
Jefe del Servicio Docente Rogelio Paredes
Hospital Psiquiátrico de La Habana Eduardo Ordaz
En las actuales sociedades, lo imaginativo cede su cetro a lo inteligente; lo realizable se hace dueño de lo que dominaba antes lo soñado; lo práctico se impone en nuestros tiempos con una soberbia fatal y poderosa.
José Martí
El tabaquismo es considerado, en la actualidad, como la gran epidemia del siglo. Sus cifras frías representan a personasque enferman, sufren y mueren. Un tercio de la población mundial, mayores de 15 años fuma, lo que corresponde a másde 1000millones de fumadores y para el año 2030 otros1 000 millones de jóvenes adultos habrán comenzado a fumar.
El consumo del tabaco se incrementa en forma sostenida en el mundo, apoyado por la publicidad y la promoción del tabaquismo, con una influencia decisiva en el consumo de cigarrillos entre la población joven, relacionada con la propaganda radial, televisiva, cinematográfica, revistas, deportes, desfiles de moda y patrocinio de eventos deportivos y culturales.1
1 D. Rodríguez, D. Romer and J. McGovern: Belisfs about the risks of smoking mediate the relationship between exposre to smoking, Psychos o M Med., 2007, 69(1): 106-113.
Las consecuencias negativas son muy conocidas por los profesionales de la salud, ya que este hábito es causa de numerosas enfermedades: cardiopatías coronarias, enfisema, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y cáncer de pulmón, las cuales provocan una cantidad cada vez más elevada de muertes, las que ocurrirán, prematuramente, en edades comprendidas entre 40 y 70 años. Se estima que el costo de los cuidados médicos para los fumadores, comparados con los no fumadores, excede en 500 billones de dólares por año.
El gasto por el tabaco en el mundo se evaluó en más de 200 billones de dólares anuales, a pesar de que se subestima el costo de los servicios de salud, la muerte de los adultos que sustentan a la familia, las pérdidas por incendios, deforestaciones y otros factores.
Para el año 2020, el tabaco será la mayor causa de muerte y discapacidad, ya que fallecerán más de diez millones de personas por cada año, ocasionando más muertes que el sida, accidentes de tránsito, homicidios, suicidios, alcoholismo y drogas ilícitas, todos combinados.2
2 Organización Mundial de la Salud: Tobacco, Nota descriptiva No 339, Ginebra, julio 2015.
En Suiza, uno de los principales países importadores de tabaco en el mundo, los costos sociales del tabaquismo representan entre 2 % y 3 % de su producción total. Cada año mueren, aproximadamente, 9 000 suizos por causas relacionadas con el tabaquismo, es decir, uno de cada 4 hombres y una de cada 10 mujeres.
China es el primer país productor de tabaco con 31 % de la producción mundial. Argentina produce una media anual de 37 000 millones de cigarrillos, lo que representa, aproximadamente, 1,7 % del total mundial. Otros grandes productores son los Estados Unidos, Brasil, India y Turquía.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la población de fumadores es de 1 billón de personas y que en el año 2025 aumentará hasta casi 2 billones. Estas cifras son, porcentualmente, mayores en países pobres que en países ricos. Existe falta de información con respecto a los peligros de fumar entre la población; y a su vez hay una campaña publicitaria gigantesca que empuja a los jóvenes para que comiencen a fumar y a los adultos que no dejen de hacerlo.3 Es llamativa la falta de entusiasmo entre los profesionales de la salud para estimular a los fumadores que dejen de hacerlo y la única manera de detener la progresión de la enfermedad es hacer un diagnóstico precoz y lograr que las personas dejen de fumar.
3M. Barrueco Ferrero, M. A. Hernández Mezquita y M. Torrecilla García:Manual de prevención y tratamiento del tabaquismo, Ediciones Ergon, Madrid, 2003.
Adicción: definición genérica que pretende explicar la enfermedad de manera integral, esbozando el modelo unificado de las adicciones.
Síndrome de la adicción: síntomas y signos típicos de la enfermedad adictiva, que aparecen como consecuencia de la supresión; está dado por la sensación de malestar o mal humor, insomnio, irritabilidad, frustración o ira, ansiedad, dificultad en la concentración, disminución del ritmo cardíaco, aumento del apetito, ganancia de peso y necesidad imperiosa de fumar.
Adicción como enfermedad primaria: es de suma importancia para entender la dinámica del adicto y poder intervenir de manera adecuada.
Causas de la adicción: la etiología de la adicción es de naturaleza compleja, se constituye en el resultado de múltiples factores biopsicosociales que interactúan y se refuerzan unos a otros.
Evolución del proceso adictivo: cursa a lo largo del tiempo, a través de diversas etapas y cuyas características cambian de acuerdo con la severidad del problema.
Clasificación de las adicciones: es congruente con el modelo unificado de las adicciones, se divide en dos grandes grupos: de ingestión y de conducta.
Sustancias psicoactivas: alteran alguna función del Sistema Nervioso Central, que pueden producir cambios perceptibles en el estado de ánimo o en la conducta, no es necesario que altere la conciencia.
Nicotina: es un alcaloide encontrado en la planta del tabaco, cuya función es similar a una droga psicoactiva capaz de producir severa dependencia química y actuar como potente reforzador conductual, tiene acciones farmacológicas definidas de tipo colinérgica al estimular los receptores ganglionares específicos para la acetilcolina.
La planta del tabaco pertenece a la familia botánica de las solanáceas, y al género nicotiana; es la única en la naturalezacapaz de sintetizar el potente alcaloide nicotina, que conserva aún en sus hojas secas. Según la historia, el consumo del tabaco tiene una larga trayectoria. Los expertos en genéticavegetal han determinado que el lugar donde se cultivó por primera vez se sitúa en la zona andina entre Perú y Ecuador.
Los primeros cultivos debieron tener lugar entre 5 000 y 3 000 años a.n.e. Posteriormente, el consumo se extendió hacia el norte y cuando se descubrió América ya estaba extendido por todo el continente.4 Fumar (inhalar y exhalar el humo del tabaco) era una de las muchas formas de consumo en América del Sur, donde, además, lo aspiraban por la nariz, lo masticaban, comían, lo untaban sobre el cuerpo, lo aplicaban en los ojos, en gotas y en enemas.
4 M. Rahman and T. Fukui: Bidi smoking and health, Public. Health Rep., 2000, 114:123-127.
Se utilizaba en ritos y se ofrecía a los dioses, se soplaba sobre el rostro de guerreros antes de la lucha, se esparcía en los campos antes de las siembras, se derramaba sobre las mujeres antes de una relación sexual y, tanto hombres como mujeres, lo utilizaban como narcótico.
Cristóbal Colón observó que los indígenas lo fumaban valiéndose de una caña en forma de pipa llamada tobago, de donde deriva su nombre. Por orden de Felipe II, Diego Hernández de Bocolo (cronista e historiador de las Indias), fue quien llevó las primeras semillas de tabaco a Europa, en 1559, las que fueron plantadas en tierras situadas alrededor de Toledo, en una zona llamada Los Cigarrales, porque solía ser invadida por plagas de cigarras. Allí se inició el cultivode tabaco en Europa y, por este motivo, algunos historiadores sostienen que el nombre de cigarro proviene de esta circunstancia.
Años más tarde, en 1570, el diplomático Jean Nicot de Villemain la introdujo en Francia, por eso la planta lleva como nombre genérico Nicotiana. A Inglaterra llegó en 1585 por medio del navegante sir Francis Drake; mientras que el explorador inglés sir Walter Raleigh inició, en la corte isabelina, la costumbre de fumar tabaco en pipa. El hábito de fumar se difundió, rápidamente, por el continente europeo y Rusia; en el sigloxvii llegó a China, Japón y la costa occidental de África.
Primero se usó con fines medicinales,5 el propio Nicot se encargó de divulgar las aparentes virtudes curativas por medio de personas tan importantes como la reina de Francia, Catalina de Médicis (1547-1559), el cardenal Carlos de Lorena y otros personjes influyentes, que fueron muy partidarias de su uso medicinal, como el médico y agrónomo Jean Lièbault, quien la consideraba útil para toda clase de enfermedades, especialmente heridas, cánceres ulcerados y sarnas.
5 A. Sonzg, H. Morrell; M. Ramos; M. Biehl; R. Kropp et al.: Perceptions of Smoking-Related Risks and Benefits as Predictors of Adolescent Smoking Initiaton. Am. J. Public. Health, 2009 March, 99(3): 487-492.
A finales del siglo xix, James Bonsack diseñó y puso en marcha la primera máquina de hacer cigarrillos. Ya a comienzos del siglo xx, cada fumador consumía más de 1 000 cigarrillos al año y la actitud general de la sociedad era totalmente permisiva, con la concepción de que el tabaco aliviaba tensiones y no tenía efectos nocivos. Sin embargo, los epidemiólogos no tardaron en observar que el cáncer de pulmón, poco frecuente antes del siglo xx, había aumentado de forma considerable a comienzos de la década de los 30.6 Algunas organizaciones iniciaron estudios comparando las muertes de fumadores con las de no fumadores, durante un período de varios años, y los estudios experimentales con animales demostraron que muchas de las sustancias químicas contenidas en el humo del cigarrillo eran carcinógenas.
6 C. K. Gajalakshmi, P. Jha, K. Ranson and S. Nguyen: “Global pattern of smoking and smoking-attributable mortality”, in P. Jha and F. J. Chaloupka eds., Tobacco.
En 1964, el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, luego de realizar diferentes estudios, en un informe general sobre sanidad, afirmó que fumar implicaba un riesgo para la salud de suficiente importancia, como para justificar la necesidad de acciones apropiadas para remediarlo. A partir de ahí se comenzó a incluir una advertencia en las cajetillas señalando: el tabaco perjudica seriamente la salud. Desde la década de los 60 se prohibió todo tipo la publicidad relacionada con cigarrillos, en la radio y la televisión.7 A partir de 1980 varias ciudades y estados de los Estados Unidos de Norteamérica y Europa aprobaron leyes que exigían espacios reservados para no fumadores, en los lugares públicos y de trabajo.
7 Control in developing countries, Oxford, England, Oxford University Press, 2000, 11-39.
El diagnostico de dependencia al tabaco, como terminología médica, fue incluido en el Manual de estadísticas y diagnósticos de los desórdenes mentales (DSM-III), elaborado por la Asociación de Psiquiatría Americana en la tercera edición correspondiente al año de 1980 y cambiado a dependencia nicotínica en 1987 (DSM-III-R).8 Desde que el Departamento de Salud de los Estados Unidos de Norteamérica presentó un reporte, en 1988, sobre los efectos en la salud, producidos por el consumo de tabaco y la adicción a la nicotina, se le ha prestado mayor atención a las cuestiones adictivas del consumo de cigarrillos y de otras formas de tabaco.
8 U.S. Department of Health and Human Services. The Health Consequences of Smoking: A Report of the Surgeon General; Atlanta: Department of Health and Human Services Centers for Disease Control and Prevention National Center for Chronic Disease Prevention and Health Promotion, Office on Smoking and Health, 2004.
En la actualidad, acapara gran popularidad el uso de otros productos de tabaco y los medios para ingerirlos, los cuales varían substancialmente entre las regiones y los países, desde el tabaco sin humo para mascar en los Estados Unidos de Norteamérica, la India y en toda la América Latina, hasta fumar tabaco con pipas de agua en el Medio Oriente, y masticar nueces de betel9 con tabaco en la región del Pacífico Occidental y fumar bidi10 en la India.
9 Disponibles en el comercio de forma secadas, curadas y naturales. Se considera un ingrediente propicio en el Hinduismo, donde se utiliza en ceremonias religiosas y mientras se honra a individuos. Las nueces de betel se mastican para obtener sus efectos como estimulante eufórico, atribuido a la presencia de niveles relativamente altos de alcaloides psicoestimulantes: aumentan la capacidad de trabajar y también causan una sensación caliente en el cuerpo; su masticación es una actividad cultural importante y popular en muchas culturas asiáticas y del pacífico, y se emplean a menudo en ceremonias y reuniones; las técnicas de la preparación varían de acuerdo con la región. En los países y comunidades donde el betel se consume, excesivamente, hay niveles muy altos de cáncer oral; en las regiones asiáticas, esta enfermedad alcanza hasta 50 %.
10Beedi (proviene del idioma hindi; también se escribe bidi). Es un cigarrillo indio, delgado, hecho con 0,2 g a 0,3 g de hebreas de tabaco, envueltas con una hoja de tendu (o temburini, cuyo nombre científico es Diospyro melanoxylon) atada con un hilo de color en una o ambas puntas. Alrededor del año 2 000, el beedi implicaba 34 % del tabaco consumido en la India (35 % corresponde a tabaco mascado o aspirado), donde es más popular que otros cigarros (solo ocupan 22 % del mercado), porque su consumo implica mayor ingesta de nicotina, monóxido de carbono y alquitrán. Como todos los productos derivados del tabaco elaborados para ser fumados, puede causar diferentes tipos de cáncer. El enrollado de bidis es una industria de elaboración casera, en la India, típicamente realizada por mujeres en sus hogares. Debido al costo relativamente bajo de los bidis, en comparación con los cigarrillos convencionales, hace mucho tiempo que son populares entre la gente pobre, en Bangladesh, Pakistán, Sri Lanka, Camboya e India, por lo cual se han denominado “cigarillos de los pobres” o “tabaco de los pobres”.
Desde mediados del siglo xx, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera al tabaquismo como una epidemia, por ser la primera causa prevenible de enfermedad en el mundo.1 La mitad de los fumadores mueren por enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco; y una cantidad creciente de estos fallecimientos se producen en forma prematura con una pérdida aproximada de veinte años de vida. Según los datos de esta organización, el tabaquismo es hoy para la humanidad la epidemia más peligrosa después del sida, con datos tan alarmantes como que en el planeta se registran seis muertes por minuto, por esta causa.
1 Anne Charlton: “Medicinal uses of tobacco in history”, Journal of the Royal Society of Medicine, Londres, Reino Unido, 2004, 97(6):292-296. ISSN 0141-0768. OCLC 680108530. PMC 1079499.
El consumo de tabaco difiere en los distintos países, de acuerdo con su desarrollo económico. Las mayores prevalencias mundiales se encuentran en Viet Nam, Corea y República Dominicana, fundamentalmente en hombres, mientras que en Dinamarca y Noruega predomina en la población femenina. Por su elevado volumen poblacional, China, India y la Federación Rusa son las que agrupan la mayor parte de fumadores del mundo.
En los últimos años, en las naciones industrializadas, se está produciendo el descenso de la prevalencia del tabaquismo. En los Estados Unidos de Norteamérica, en 1965, aproximadamente 42 % de la población americana fumaba (53 % hombres y 34 % mujeres). Luego de las campañas antitabáquicas, se observó una disminución progresiva del consumo de la población general, hasta llegar a los valores aproximados de 26 % (28 % hombres y 24 % mujeres).
De manera contradictoria, por lo general, en los países subdesarrollados el consumo de tabaco se incrementó. Si bien se observó un estancamiento global en la población debido, en parte, a las crisis económicas, en las últimas décadas se destapó un aumento de la prevalencia del consumo de cigarrillos, fundamentalmente, en los adolescentes y mujeres.2
2 George Davey Smith: “Effect of passive smoking on health”, BMJ (Asociación Médica Británica), 2003, 326 (7398), 1048-1049. ISSN 0959-8138. PMC 1125974. doi:10.1136/bmj.326.7398.1048.
Datos de la Unión Europea demuestran que, al menos una vez por semana, son fumadores 3 % de los menores de 13 años de edad, 6 % de los jóvenes de 14 años y 15 % de los que tienen 15 años. Este informe muestra que 20 % de los niños de 11 años de edad fumaron un cigarrillo en algún momento. Existe una reducción progresiva del consumo y se mantiene la mayor prevalencia en loshombres, excepto en Suecia, donde el consumo es algo mayorenlas mujeres. La mayor proporción de fumadores se encuentra en los países mediterráneos. En España, en el año 2003, la prevalencia en todas las edades de la población fue del 36 %.
En el mundo, la cantidad de fallecidos por enfermedad coronaria relacionada con el tabaquismo se incrementó en los últimos años y, actualmente, alcanza 400 000 personas por cada año; se espera un aumento que llegará a los 10 millones de individuos para la década de los 2030.
En los Estados Unidos de Norteamérica fallecen, cada año, alrededor de 400 000 personas por enfermedades relacionadas, directamente, con el tabaco y de estas muertes, 180 000 se atribuyen a afecciones cardiovasculares, de estas 98 000 por cardiopatía isquémica.
Según informaciones de la OMS, más de 1 100 millones de personas fuman, es decir, 18,3 % de la población, y se estima que de ellos fallecerán 500 millones desde ahora hasta el año 2030. En cada uno de estos decesos se pierden 22 años de vida como promedio3 y eso ocurrirá, básicamente, en los países del tercer mundo, donde se encuentra 72 % de los fumadores excesivos.
3 Rona Campbell, Murphy and J. Deirdre: “Smoking in Pregnancy”, British Medical Journal, 2009, b2188. doi:10.1136/bmj.b2188.
Ante este sombrío panorama, los objetivos inmediatos de la OMS son, por un lado, educar a la población, especialmente los más jóvenes, y reducir el poderío publicitario y económico de las grandes empresas tabacaleras. Se trata de una batalla difícil, porque mientras las cortes litigantes intentan que se reconozca al tabaco como un canal de distribución de la nicotina, sustancia tóxico-adictiva, el Tratado de Libre Comercio de América lo tipifica como un producto agrícola, que no genera grandes afectaciones.
Desde hace más de 20 años, a diario se habla de los daños que el tabaco causa en el organismo: cáncer, infartos, enfisema, etc. Cuando se comenzó a investigar sobre los efectos de su consumo en la salud, fumar se consideraba un hábito banal, un estilo de vida; pero los estudios realizados desde entonces evidencian que esto perjudica a cualquier persona, independientemente de su edad, sexo, raza y nivel social, y que su asociación con muertes por cáncer de distintas localizaciones, así como con otras enfermedades respiratorias y cardiovasculares, es clara y precisa.
Actualmente hay suficientes conocimientos referentes al daño económico y para la salud que representa el tabaco; también hay suficientes evidencias de cuáles son las respuestas más eficaces en función de los costos; sin embargo, hay una carencia generalizada de acciones vigorosas para erradicar su uso o al menos atenuar su consumo.
Esta paradoja se explica por varios factores. Primero, los efectos más graves del consumo de tabaco en la salud no se manifiestan hasta después de varios años, aunque su desarrollo puede empezar en una etapa relativamente temprana. Segundo, las enfermedades relacionadas con el tabaco no son trasmisibles y, por consiguiente, no se percibe que sean de propagación rápida, aunque basándonos en la agresiva promoción de los productos de tabaco se puede afirmar que su adicción es de trasmisión social.
Finalmente, el vector de la enfermedad es una industria sumamente lucrativa y políticamente influyente, que se opone de forma activa a las medidas eficaces para reducir su fuerza y desafía los enfoques tradicionales de salud pública.
Según informes de la Organización de Naciones Unidas (ONU), se ha producido un aumento a nivel mundial (12 %) del consumo de drogas lícitas e ilícitas, que corresponde a 200 millones de personas. Esta tendencia mundial se ve en Latinoamérica, los Estados Unidos de Norteamérica y Europa, así como en Asia y Suramérica. Se muestra la preocupación del aumento progresivo del alcohol y el tabaco, los que están considerados como dos de los problemas de salud global más graves, y el conocimiento sobre el consumo en mujeres, es que decrecen las edades de inicio, con un promedio para Latinoamérica de 13 años de edad, con la particularidad de Colombia que muestra la edad de inicio en 11 años para drogas ilícitas y de 9 a 10 años en alcohol y tabaco.
En informes recientes se describe un aumento alarmante de las tasas de tabaquismo entre las mujeres.4 Datos de diferentes fuentes muestran que la brecha entre las tasas de tabaquismo de los hombres y las mujeres está estrechándose cada vez más.
4 Elisardo Becoña: “Monografías tabaco”, Adicciones (Palma de Mallorca, España, Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías), 2004, 16 (supl. 2): 7-12. ISSN 0214-4840.
La tendencia mundial es que en los países de altos ingresos el consumo de tabaco ha venido disminuyendo paulatinamente en las últimas décadas. Por el contrario, en países de ingreso medio y bajo —como todos los de la región latinoamericana— el consumo de cigarrillos crece. En los países del cono sur se observan los consumos más elevados; los países andinos ocupan el segundo lugar y los pertenecientes a América Central y el Caribe reportan los índices más bajos.
El tabaco es una planta originaria de la región y su cultivo comercial se practica desde el siglo xvi. Actualmente, 7 de los 25 mayores productores mundiales son países americanos: Estados Unidos, Brasil, Argentina, Canadá, República Dominicana, Cuba y Colombia, en ese orden. Otros productores importantes de la región, pero en menor medida, son México, Honduras y Nicaragua. En 1997, el tabaco cultivado en las Américas representó 21 % de la producción mundial.
Ya que la mayoría de los fumadores se inician en el consumo durante la adolescencia, el hecho de que la subregión de América Latina y el Caribe (ALC) tenga una estructura poblacional joven, es otro elemento que la hace susceptible de padecer un incremento futuro en la proporción de fumadores. Hoy se trata de un mercado potencial con más de 195 millones de personas menores de 17 años expuestas a las condiciones descritas, de los cuales una proporción significativa pudiera convertirse en fumadores. Se conoce que la industria tabacalera estudia muy seriamente los patrones de consumo y la preferencia de marcas de los adolescentes.
Según los estimados de la OMS, a principios de la década de los 90, casi 40 % de los hombres y 21 % de las mujeres en América Latina y el Caribe eran fumadores, el consumo per cápita de cigarrillos entre los adultos mayores de 15 años de edad, promediaba, anualmente, unos 1 300 cigarrillos; esto fluctuó con un rango de 350 a 450 en países como Perú y Guatemala, a unos 2 000 y más en Venezuela y Cuba.5 Actualmente se estima un promedio de doce cigarrillos diarios fumados por cada persona en la región.
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