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A partir de su experiencia como psicoanalista y testigo de fenómenos inusuales, María Magdalena Viola invita a los lectores a cuestionar la separación entre ciencia y espiritualidad. En Esperame en el cielo, la autora explora la teoría de que la conciencia humana trasciende el cuerpo físico y puede continuar su existencia más allá de la muerte, sustentada por descubrimientos de la física cuántica y experiencias cercanas a la muerte. La obra mezcla vivencias personales, teorías científicas y casos reales, ofreciendo una perspectiva única sobre la naturaleza de la conciencia y la conexión entre almas.
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Seitenzahl: 45
Veröffentlichungsjahr: 2024
LIC. MARIA MAGDALENA VIOLA
Viola, María MagdalenaEsperame en el cielo / María Magdalena Viola. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-5772-8
1. Ensayo. I. Título.CDD A860
EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINAwww.autoresdeargentina.cominfo@autoresdeargentina.com
Prólogo poco convencional
Porque somos energía
Teoría y experimentos
Trayectoria de una hereje
Escena violenta y pensamiento verbal
La muerte como momento traumático
Las investigaciones de la bióloga brasilera Lic. Sonia Rinaldi
Conclusiones
Más allá de la gran luz
A manera de epilogo
Curriculum de la autora
Bibliografía
Dedico este libro al gran amor de mis vidas.
Al haber sido yo a lo largo de mi trayectoria, una psicoanalista poco convencional u ortodoxa, técnicamente hablando, aunque no en la teoría, era esperable un prólogo un poco sorprendente.
Y bien, así es, mi prólogo comienza con una historia de amor. O mejor dicho con el epílogo de la historia de un gran amor.
Alrededor de mis 33 años empecé una relación de pareja en la cual sentí que tocaba el cielo con las manos. Llevaba para ese entonces dos divorcios: uno de mi matrimonio de trece años con el padre de mis dos hijos y otro con un gran amor de mi adolescencia. Pero esta nueva relación no podía ser mejor. La pasión era imposible de ser superada ya que la unión era perfecta y nos transportaba a sitios de una luz y vibración mágica y al unísono siempre. Creciamos juntos, ambos trabajabamos en el mismo campo: salud mental, ambos psicoanalistas innovadores y con vasta formación, nos retroalimentabamos para superar nuestras propias expectativas. Nuestro amor era un remanso de paz, goce y felicidad que duró más de 8 años. Creo que se trata de una relación de llamas gemelas.
Sobrevino una larga separación seguramente sin olvido. Lo digo porque luego de casi 30 años sin contacto, me desperté a media noche sobresaltada al escuchar un sonido sordo y luego vibraciones como zumbidos. Me senté en la cama segura de que alguien había entrado sorpresivamente a mi cuarto, pero no por la puerta, de costado a mi cama, rarisimo suceso. Lo vi entonces sentado junto a mi mirandome, parecia una imagen radiografica, iluminada pero en blanco y negro. Era él en persona, ahí junto a mi. Pero como entro. Sentí temor. Se paró. Se me acercó parado y dijo mi nombre. Mi temor mezclado con sorpresa crecía. Dije:
—¿Qué haces vos acá? ¿Cómo entraste?
No estuve muy amable ni acogedora. La sorpresa me lo impedía. Quizás esto hizo que desaparezca.
Desde entonces empecé a buscarlo con desesperación por todos los medios posibles e imaginables sin éxito. Ni rastros. Un día por internet apareció su nombre en el obituario. Averigue en su trabajo y supe:
Cuando me visitó aquella noche hacía 1 año de su fallecimiento.
En mi profesión, y como especialista en psicosis, puedo asegurarles que no sufro de alucinaciones en absoluto. Tampoco fue un sueño vivido. Estaba ahí. ¿A qué vino? ¿Como paso?
Este es sin duda el primer motivo de una búsqueda que me fue llevando a hallar muchas sincronicidades las que como piezas maestras de un rompecabezas desembocaron en descubrir mi propósito de vida.
Todo cuanto hice en mi profesión a lo largo de mi vida así como mis sucesos biográficos, mis libros y descubrimientos científicos, trabajos publicados y hasta mi nombre mismo, tan bíblico por cierto, apuntó a demostrar una verdad que la ciencia empieza a concedernos ya cada vez con mayor evidencia.
Si, señores lectores: ¡¡¡HAY VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE!!!!
En pleno auge del positivismo cuando un materialismo a ultranza teñía toda verdad que pretendiera ser científica, resultaba imposible pensar que al desaparecer el cuerpo físico la vida pudiera continuar.
Pasar del “pienso luego existo” cartesiano al “existo luego pienso”generó una revolución de dimensiones inconmensurables. De valores. De creencias. De dogmas de toda índole sometidos a nuevas verificaciones.
Creo que en un mundo tan materialista nadie hubiera imaginado que ciencia y espiritualidad pudieran coexistir. Pero así fue. Así es y así será a partir de los descubrimientos de la Física Cuántica y su Mecánica.
Dado que dichos descubrimientos provienen de prestigiosos científicos muchos de ellos galardonados con el Premio Nobel y los experimentos científicos han sido estrictamente verificados podemos asegurar que al develar los más profundos secretos de la estructura del átomo, se hallaron las ondas electromagnéticas que coexisten con la materia configurando la realidad. Si somos energía, la materia que somos puede perecer pero no la energía. Dado que la ENERGÍA NO SE CREA NI SE DESTRUYE solo SE TRANSFORMA, muere la materia o sea el cuerpo pero no la energía que nos es propia. Ella nos hace eternos, omniscientes y omnipotentes.
Ahora pasamos a ver cómo.
En la actualidad, un mundo abundante en mecánica cuántica se despliega a nuestro servicio. Resonancias magnéticas, celulares, internet, parecen descubrimientos salidos de una película de ciencia ficción a los ojos de los más añosos. Tanto es lo que ha cambiado el mundo que no podemos dejar de preguntarnos ¿cuándo pasó? ¿cómo fue?
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