Felices en la escuela - Mirian Galán Marqués - E-Book

Felices en la escuela E-Book

Mirian Galán Marqués

0,0
9,99 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

Hasta los 6 años de edad los niños aprenden un montón de cosas y dan sus primeros pasos en la vida escolar, una etapa educativa muy importante en la que los maestros desempeñan un papel esencial. Mirian Galán, maestra de Educación Infantil galardonada con el Global Teacher Award por su gran dedicación, te asoma a la vida del aula y, entre vivencias y anécdotas del día a día, te da trucos y pistas para ayudar a tu hijo en los inicios de su vida escolar, así como orientación para elegir un tipo de escuela, detectar problemas en el habla, lidiar con los berrinches o darle las primeras responsabilidades.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 148

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



MIRIAN GALÁN

FELICES EN LA ESCUELA

DISFRUTAR Y APRENDER DESDE EL PRIMER DÍA

Prólogo de Leo Farache

En ningún caso se hace referencia a ningún niño en concreto. Cualquier parecido con niños o eventos reales es pura coincidencia.

© del texto: Mirian Galán Marqués, 2024.

© del prólogo: Leo Farache, 2024.

© de las ilustraciones: Freepik.

Diseño de la cubierta: Elsa Suárez.

Imagen de la cubierta: Shutterstock.

© de esta edición: RBA Libros y Publicaciones, S.L.U., 2024.

Avda. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona.

rbalibros.com

Primera edición: enero de 2024.

ref: obdo272

isbn: 978-84-1132-673-5

aura digit • composición digital

Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesitan fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47). Todos los derechos reservados.

CONTENIDO

Prólogo de Leo Farache

Introducción: un mundo lleno de gente feliz

1. El mapa del tesoro para elegir escuela

2. Señoraaaaa, ¡lléveme con mi abuelo!

3. Consejos maestros de vida

4. Supermán y supermercado

5. La caja que habla

6. El club de las primeras veces

El control de esfínteres

Cosas que deberás tener en cuenta para la retirada del pañal

Antes de retirar el pañal

Durante la retirada del pañal

Después de la retirada del pañal

«¡Ponme en la lista de los malos!»

¿Qué hacer para prevenir los berrinches?

Cómo mejorar la capacidad de esfuerzo y autonomía de los niños

Berrinches y rabietas de todos los colores

Contrabando de chupetes

La etapa tiburón

Marta la sonámbula

«Así barría, así, así»

7. Mamá, me han pegado

8. Cuéntame un cuento y verás qué contento

9. Cositas de la vida

El príncipe destronado

Convivir con dos familias

Así es la vida y la muerte

Epílogo

Navegación estructural

Cubierta

Portada

Créditos

Índice

Comenzar a leer

Notas

PRÓLOGO

Entiendo que la utilidad que puede proporcionar el prólogo a los lectores de un libro se encuentra en la posibilidad de lograr conocer en no muchas líneas —a ser posible, en pocas— a la autora y la obra con la que se enfrentan. Y eso es lo que voy a intentar; a ver si lo consigo.

Mirian, la autora de este delicioso libro, es maestra de educación infantil desde hace más de veinte años y ha logrado lo que cualquiera de nosotros desearía: seguir manteniendo la ilusión por el trabajo. Una ilusión que incluye continuar aprendiendo para que cada día ese trabajo salga mejor. Mirian Galán Marqués es una mujer a la que le gustan los niños y le apasiona acompañarlos en sus primeros descubrimientos vitales.

Desde el primer día que conocí a Mirian, quedé contagiado por el entusiasmo que expresaban sus palabras, sus gestos y su mirada. Conviene recordar que, según la etimología, la palabra entusiasmo significa «posesión divina». Todos, sin excepción, conocemos por experiencia propia o ajena que el hecho de que esa posesión esté presente, o no, hace que la vida sea una u otra. En el caso de Mirian, ese entusiasmo, esa posesión divina, le permite llegar al aula dispuesta a dar lo mejor a sus niños para suerte de todos: de sus alumnos, de los padres, del centro educativo, de la propia Mirian. Tener buenos docentes es una gran suerte para la sociedad, que quizá debiera cuidar y homenajear con más claridad e intensidad a los miles de buenísimos profesionales que están repartidos por nuestros colegios e institutos.

Así pues, nos encontramos en el prólogo de un libro de una entusiasmada maestra de educación infantil con muchos años de experiencia que, además, atesora la virtud de la inquietud de aprender constantemente. El libro que tienes entre manos es el producto de la pasión, de la observación, del mencionado entusiasmo. Es, en definitiva, el resultado del amor que una maestra de educación infantil dedica a su profesión y a los destinatarios de esta: los seres que más queremos en el mundo, nuestros hijos.

Querida lectora —asumo que la gran mayoría vais a ser madres— y querido lector —gracias por sumarte a la tribu de activistas educativos—: en el tiempo que dediques a pasear por este libro, vas a encontrar un espacio en el que estarás cómoda, aprenderás cosas muy prácticas sobre la crianza de tu hijo y, muy especialmente, acerca de lo que significa para él o para ella su estancia en la escuela. Asimismo, vas a pasar un rato muy agradable en el que te descubrirás asombrándote, riéndote, compartiendo el contenido con tu pareja o alguna de tus amigas.

¿Te imaginas poder tener a tu lado a una gran profesional de la educación infantil con más de veinte años de experiencia contándote sus descubrimientos, recomendaciones y observaciones sobre la etapa de educación infantil que, como escribe David Bueno, es «la base de los aprendizajes futuros para la vida»? Pues aquí la tienes. Vas a disfrutar, en las siguientes páginas, de Mirian Galán Marqués compartiendo todos los aspectos que te ayudarán a que esa etapa sea lo más fructífera y feliz posible para tu hijo y, por supuesto, para ti.

Si tienes este libro entre las manos es porque tienes el deseo y la ilusión de ser una buena madre o un buen padre para tus hijos. Espero que no quieras ser la mejor madre, pero sí lo suficientemente buena para que tus hijos te disfruten y tú disfrutes con ellos. Me permito felicitarte por esa ilusión serena y sosegada que te pido, por favor, compartas con todos los padres que te rodean.

Feliz lectura.

leo farache*

* Nota de la autora: mi gran guía y amigo, director de la Asociación de Agencias de Medios, socio director de Educar es Todo, patrono de Fundación Vipeika, autor de El arte de comunicar y Gestionando adolescentes, entre otros libros.

INTRODUCCIÓN: un mundo lleno de gente feliz

Es en la educación infantil donde la semilla de la sociedad futura germina y empieza a echar raíces; debemos reconocer su importancia y su valor, pues es la mejor y más rentable inversión que podemos hacer.

paloma tejero, alcaldesa de Pozuelo de Alarcón en 2023

Debemos empezar a valorar la educación infantil, sobre todo, en la primera infancia. Los educadores pueden cambiar el mundo. El futuro de esos niños, sus valores, su personalidad, sus emociones están en las manos de los profesionales de la educación infantil. Quizá penséis: «¡Guau! ¡Qué presión!».

No, no es presión, es: «¡Guau! ¡Qué bonito!». El trabajo de los educadores y maestros de esta etapa es precisamente educar en valores y emociones, es decir, formar personas sanas y felices. Y no hay nada más bonito que podáis aportar al mundo que eso.

La educación infantil es importantísima, puesto que los primeros años de la infancia son los que más influencia tienen en nuestras vidas. En ellos se sientan las bases de lo que más adelante seremos como adultos, en ellos se adquieren los valores y los principios que determinan la conducta individual y social. Es el momento en el que nos apropiamos del lenguaje y de los códigos sociales con los que convivimos y, sobre todo, en el que nos aproximamos a la cultura en la que estamos inmersos.

Como sostiene David Bueno, director de la Cátedra de Neuroeducación de la Universidad de Barcelona, «la educación infantil establece la base de los aprendizajes futuros para la vida. Por eso, debe ser vivencial y sensorial, estimulante, pero no sobreestimulante, emocional y racional, sobre todo, emocional, socializadora desde la individualidad diferenciadora, e integradora desde la diversidad».

De ahí la importancia de la educación infantil, que no debe entenderse como una obligación o un requisito para una determinada opción laboral o profesional, como lo es la etapa universitaria, sino como una herramienta para la formación de personas independientes, autosuficientes y con criterios de evaluación propios.

Comparto las palabras de Pilar Alegría Continente, ministra de Educación y Formación Profesional de 2021 a 2023 y madre, ya que coincido plenamente con su visión de la educación infantil:

La educación infantil es clave para que los niños y niñas aprendan mejor, desarrollen sus habilidades sociales y, en definitiva, crezcan más felices. En las visitas escolares que he realizado en calidad de ministra, así como en mis encuentros con docentes y familias, he sido testigo de la importancia que tiene esta etapa educativa.

Me siento muy feliz al comprobar el gran trabajo que realizan las maestras (lo cierto es que la mayoría son mujeres) en las aulas de cero a tres años. Sabemos que, desde el punto de vista pedagógico, la escolarización temprana mejora a la larga los resultados educativos. Por otro lado, facilitar el acceso a la educación infantil pública y gratuita es una medida eficaz para favorecer la conciliación, en especial de las parejas más jóvenes y con menos recursos.

Conscientes de todo ello, en esta legislatura hemos impulsado la creación de más de 65.000 nuevas plazas públicas de cero a tres años, priorizando las zonas rurales y las de mayor riesgo de pobreza o exclusión social. Una medida fundamental para avanzar hacia un sistema educativo más equitativo, que ofrezca a todos los niños y niñas las mismas oportunidades.

Durante la lectura de este libro que sostienes entre las manos, que es un pedacito de mí, podrás sonreír con algunas anécdotas de mis más de veinte años de trabajo en educación infantil. He tenido la gran suerte de aprender de compañeros, colegios, que me han dado la mano en este camino profesional y que la mayoría de las veces se han convertido en familia. Gracias a ellos, he podido acceder a premios tan prestigiosos como el Global Teacher Award, que me han dado voz para hablar del trabajo que se realiza en las escuelas infantiles y de la gran profesionalidad con la que allí se trabaja con los pequeños.

La realidad es que con dieciocho años yo no quería ser maestra. Cursé el bachillerato de Arte con la intención de estudiar la carrera de Publicidad y convertirme en directora artística. Pero la nota no me alcanzó, y no porque no estudiara, ya que la verdad es que siempre fui muy responsable y madura para la edad que tenía. Una amiga me dijo que iba a estudiar Educación Infantil y me animó a que lo intentara con ella. Yo no quería estar sin estudiar, siempre fui muy inquieta. Así que allí estaba, en Educación Infantil. La verdad es que desde el primer día me dije: «Esto es para mí». Me enamoré de la carrera y me enamoré de la educación. Aún recuerdo las primeras prácticas y la cara de los niños, sus abrazos y la forma de mirarme con esos ojos brillantes y llenos de alegría cuando entraba en el aula.

A veces, la vocación se despierta muy pronto, como en el caso de mi colega Isabel Montoya, maestra y directora de una escuela infantil: «Desde niña, cuando me preguntaban “¿qué quieres ser de mayor?”, mi respuesta siempre era la misma: “profe, pero de niños pequeños”». Otras veces, la vocación llega por sorpresa, como en mi caso. Una sorpresa que hizo que dedicara mi vida a la educación. Formaciones, trabajo, cursos, másteres, seminarios..., mi vida empezó a forjarse alrededor de la educación para poder dar respuesta a todas las dudas que pudieran tener las familias. Incluso creé una plataforma de educación llamada Supereducalandia y desde ella realizaba trabajos de manera altruista.

Al igual que a mí cuando decidí ser educadora, a vosotros, como padres, os surgirán mil dudas al día, y no todas las respuestas valen para todos los peques; cada uno es diferente. En este libro os daré respuestas o, al menos, os ayudaré a buscarlas.

Hace poco la mamá de un alumno de mi clase me explicó: «¡Mirian, el niño se quiere tirar a la piscina y nadar solo!». Le respondí: «Bueno, déjalo, estate con él, sé su guía, vigílalo, porque tiene dos años, pero déjalo, porque la investigación es el mayor aprendizaje». A las pocas semanas, la mamá me contó que ya nadaba solo y estaba feliz de hacerlo sin ayuda, que siempre pedía permiso para bañarse y que un adulto lo acompañaba, porque él estaba aprendiendo a nadar y sus papás estaban aprendiendo a ser padres. En el mundo de la educación, todos aprendemos de todos. Es un círculo, es recíproco, y es maravilloso.

Según vayan pasando los meses, la aventura de ser padres será diferente. La elección de la escuela se convertirá en un cuento pirata lleno de mapas del tesoro, y está claro que el tesoro es esa escuela mágica que desean todas las familias. Más tarde, se darán las adaptaciones a los centros, los lloros no solo de los niños, porque seguro que alguna mamá también llora al dejar a su bebé en la escuela. Luego esos temidos dos años y sus rabietas... En fin, una aventura constante, pero realmente divertida y que podréis disfrutar con la lectura de este libro: una pequeña guía de la infancia. Seguramente, os sentiréis identificados con algunas anécdotas protagonizadas por los peques divertidas y graciosas. Que lo disfrutéis.

1EL MAPA DEL TESORO PARA ELEGIR ESCUELA

En un momento en el que nuestros niños dependen tanto de sus figuras de referencia, sus padres necesitan encontrar en otro adulto, su educador en la escuela infantil, un soporte que emane pasión e ilusión por lo que hace, que les surta de los valores adecuados, posibilite el fomento de su autoconcepto y el compartir en un entorno nuevo para ellos.

ana m. longo, redactora en El País, autora de varios libros, pedagoga y madre

En la década de los noventa, cuando tenías que elegir colegio para tu hijo, solo te importaba si estaba en el mismo barrio en el que residías. Ahora te fijas en tantas cosas, que muchas veces no te das cuenta y el pequeño casi necesita pasaporte para acudir al centro educativo.

Ahora prácticamente todas las escuelas ofrecen jornadas de puertas abiertas (léelo con voz impetuosa). Si no sabes lo que son, estás perdida, necesitas un mapa del tesoro, una agenda como la de Rosalía, un cuaderno que llenar de apuntes y bolis con tinta, mucha tinta, o un pulpo en casa para que te pueda administrar tinta continuamente a tus bolígrafos. Pero primero pongámonos en situación, y te contaré qué son las jornadas de puertas abiertas de una escuela infantil.

Para las familias, son la oportunidad de conocer el colegio y descubrir si es el centro educativo más adecuado para que sus hijos se formen. Para la escuela, es el día del buen comercial, porque deben enseñar a todas las familias lo bonito que es el centro. Por ello, te recomiendo que estés atenta a los detalles, que intentes conocer a los docentes, si asisten, porque poner cara a las personas que formarán parte de la vida de tu hijo te dejará más tranquila.

A veces, estas jornadas se convierten en una locura, ya que casi siempre tienen lugar en la misma época, la de matriculación, y debes decidir si asistes a la escuela de la mariquita Pepi o al colegio Gregorio, porque coinciden en día y hora. Por otro lado, imagínate si tienes que hacerlo cuando estás embarazada o si no existe la posibilidad de conciliar el trabajo con el cuidado de tu bebé. Inscribir a tu hijo en una escuela pública tampoco es fácil, porque, al tratarse de educación gratuita, este tipo de escuelas está muy demandado.

Como llevo muchos años de trabajo, tengo muchas historias sobre jornadas de puertas abiertas. Incluso he tenido que realizarlas: enseñar el centro educativo y dedicar tiempo a las familias para que confiaran en la escuela. Pero hay una que realmente me marcó.

Hace unos años, trabajaba en una escuela infantil que estaba alejada del resto de los edificios del colegio. Había un edificio de primaria, otro de secundaria, y el de infantil estaba alojado en una especie de casita. A las jornadas de puertas abiertas, los profesores siempre nos solemos quedar para enseñar el centro y explicar las metodologías de trabajo (luego indagaremos en ellas). Ese día el colegio estaba lleno de familias y en la escuela infantil solo se veían carros con bebés y niños correteando por los pasillos. Había algo de jaleo, pero era un jaleo bonito, de esos entre los que se oyen risas llenas de primeras miradas.

Me fijé que en cada esquina de la escuela siempre veía a una mamá corriendo detrás de una niña rubia con dos coletas; la pequeña tenía poco más de dos años. Cuando estábamos cerrando el colegio y ya no quedaba nadie, o eso parecía, nos llamó el conserje y nos dijo que veía luz en una de las clases. Nos pusimos a correr por el centro y, al entrar en un aula, vimos una imagen entre dantesca, graciosa y triste. La madre de la niña rubia con dos coletas estaba sentada en una silla diminuta, meciendo el carro —ya sabéis de qué hablo, ese gesto obsesivo por mecerlo todo, incluso sin niños— y mirando a la niña que seguía corriendo por los pasillos. Entre la desesperación y la risa, nos dijo: «Me he perdido». Había entrado tan rápido al centro, tan pendiente de la niña, que no sabía si estaba en el mercado comprando, en el parque o en la famosa jornada de puertas abiertas del colegio.

Tras el minishock, nos empezamos a reír con aquella mamá algo cansada y simpática que no llevaba mapa del tesoro y que poco después elegiría ese mismo colegio para esa niña rubia con coletas, que hoy sigue correteando, pero por las pistas de atletismo de todo el mundo.