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La Presente obra constituye un análisis con la matriz FODA, utilizada habitualmente en el campo empresarial, aplicada a la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP), que recoge la amplia experiencia de la Licenciada Lorena Cecilia Gonzalez en el área de cuidados intensivos pediátricos. El texto se encuentra estructurado en base a la matriz, por lo que presenta en primer lugar las fortalezas de la enfermería, en las que son los mismos protagonistas de situaciones que requirieron atención en el servicio, quienes dan su testimonio acerca de éstas. En segundo lugar se trabajan las oportunidades como uno de los agentes externos intervinientes; las debilidades, teniendo en cuanta el amplio espectro en el que podrían ser detectadas, en base a la cantidad de acciones característica de la actividad de enfermería y en cuarto lugar las amenazas, también como factor externo pero en este caso condicionante del desarrollo pleno. Este maravilloso abordaje desde una mirada distinta, apunta a que el lector pueda identificar sus propias fortalezas y debilidades, para que en combinación con los agentes externos pueda desarrollar estrategias para lograr los objetivos que se proponga. Lorena Cecilia González : Es Licenciada en enfermería, una de las creadoras y directora de la primera carrera aprobada en la Argentina de " Especialización de enfermería en cuidados críticos pediátricos"; especialista en enfermería neonatal, profesora universitaria.
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Seitenzahl: 138
Veröffentlichungsjahr: 2021
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COMO APLICAR UN ANÁLISIS FODA EN LA UNIDAD DE CUIDADOS INTENSIVOS PEDIÁTRICOS
Licenciada Lorena C. Gonzalez
La práctica de la medicina de los niños como cada una de las actividades humanas cruzadas por fuertes pulsiones sentimentales y recursos tecnológicos, tiene entre quienes la desarrollan una doble impronta: el altruismo y la aplicación apropiada de desarrollos científicos que requieren de un esfuerzo de aprendizaje continuo, esenciales en la obtención del objetivo deseado.
Hasta acá, un enunciado comprensible, hasta que nos detenemos en el sujeto de la disciplina: un ser humano en formación y el entorno afectivo que lo contiene. Aquí la complejidad de la empresa se multiplica. El sujeto de su trabajo, decimos, es un ser humano: la pieza más compleja del universo, en el momento más vulnerable de su existencia, su infancia y aquellos sobre quienes subroga sus instancias decisorias indelegables, muchas veces más indefensos que los mismos niños y tan necesitados como ellos de atención: sus padres, su familia.
En el escenario donde se desarrolla esa épica cotidiana existen múltiples actores con roles coordinados hacia un objetivo común. Diversos profesionales actúan el emprendimiento que recorre el proceso de recuperación de la salud. De todos ellos, quien ejerce el rol más activo en el acompañamiento de la díada son las enfermeras y enfermeros que están al lado de los pacientes y ejecutan los tratamientos que reciben. De nada sirve un planteo diagnóstico certero y una sofisticada herramienta terapéutica si en la implementación de esta en los pacientes, se equivoca su ejecución.
El prólogo de un ensayo, de un libro técnico, suele ir destinado a explicar la obra y dejar constancia del prestigio del autor, introduciendo al lector en lo que tiene por delante. La Licenciada en Enfermería Lorena C. Gonzalez, entrega en este trabajo sus observaciones acerca de la muy compleja práctica pediátrica crítica actual. Lo hace desde un lugar no convencional, con una mirada moderna del ejercicio de su profesión a través de un análisis F.O.D.A. (Fortaleza, Oportunidades, Debilidades, Amenazas) y, como la autora refiere, busca con este enfoque identificar los progresos de su especialidad para consolidarlos y también las áreas donde hay que progresar para ofrecer una atención de excelencia a aquellos que se encuentran en una situación vulnerable.
Abarca desde el enfoque instrumental de aspectos técnicos vinculados a la farmacología del paciente pediátrico crítico y los recaudos de seguridad en la infusión de soluciones electrolíticas hasta el diagnóstico y prevención del síndrome de desgaste profesional o “Burn Out” y reflexiona sobre el marco legal del ejercicio de la profesión, el acompañamiento del proceso de la muerte de un paciente y, a través de valiosos testimonios de niños y familias, el análisis que de la estructura y prácticas asistenciales y de acompañamiento, hacen quienes consideramos sus verdaderos beneficiarios.
Es un libro ágil e interesante para todo aquel que quiera incorporar una concepción moderna de la práctica de enfermería y para todo el equipo de salud que trabaja en beneficio de la infancia en el campo complejo de los cuidados intensivos.
De la mano de producciones como esta, la evolución de la mortalidad en la medicina crítica infantil hizo que en los últimos 40 años se redujeran las cifras de mortalidad que rondaban el 25% de los pacientes ingresados en las unidades de terapia intensiva pediátrica a valores muy por debajo del 3%, incluso realizando procedimientos impensados para aquellos tiempos.
Cuidar, es una palabra latina que etimológicamente significa pensar y en su significancia está representada la aplicación de la inteligencia a la consideración sistemática de algo o alguien. Cuidar, también representa el acto de altruismo al que hacíamos referencia al comienzo de estas líneas, imbricando una acción del intelecto con un acto de amor desinteresado que procura el bien del otro, incluso a costa del interés personal.
De progreso en la disciplina, de acompañamiento a los niños vulnerables, de aplicación segura de tecnologías y procesos de curación críticos, de cuidar bien, de eso va el trabajo que presenta hoy la Licenciada Lorena C. Gonzalez. Los que trabajamos cerca de ella lo agradecemos. Los niños graves y sus familias tienen más oportunidades hoy.
Julio J. Trentadue
Jefe Departamento de Pediatría.
Jefe de Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos.
Hospital Universitario Fundación Favaloro.
Este pequeño escrito surge a partir de mi experiencia como enfermera en una unidad de cuidados intensivos pediátricos, en la cual llevo 14 años, y es un servicio que lo que tiene de pequeño lo tiene de grande, me permitió desarrollarme como enfermera en pediatría, y aceptó mis locuras lindas siempre en favor de nuestros pacientes.
¡Siento que nací para esto! Y por tanto continúo formándome y aprendiendo todos los días.
Mis principios fueron duros... colegas que, en vez de enseñarme y darme confianza, me designaban pacientes complejos, lo cual, por ser una enfermera recién recibida, era muy peligroso y colaboraba a infundirme más temor del que uno siente cuando inicia una actividad, más aún de estas características y, es importante saber que, el miedo es un enemigo del aprendizaje. Del mismo modo también hubo personas que me ayudaron y tuvieron paciencia.
Siempre tuve la mejor predisposición, pero mis principios fueron un poco inconscientes o estaba ciega de los riesgos posiblemente por mi baja autoestima.
Después de 2 años eso cambio y me propuse, cuando ingresaba personal nuevo al servicio, colaborar en su aprendizaje, ayudarlo, a pesar de que esto se sumaba a mi trabajo diario porque sentía era lo mejor para el paciente y para el recién ingresado; sentía que era fundamental ser conscientes de la importancia de cada acción que llevamos adelante tanto en la atención a los pacientes, cuanto en relación a las personas que estamos ayudando a formarse en la profesión.
A lo largo de estos años, vi mi evolución y el de la enfermería, hacemos tanto... no cualquiera podría hacerlo, ¡salvamos vidas!, y nadie se entera…. Podemos cometer eventos, pero son más los que prevenimos. Tenemos el trabajo más duro y más lindo, la controversia de convivir 24 hs con el paciente pediátrico y su familia, en los momentos más duros y difíciles, donde el futuro es incierto, hay muchas preguntas y pocas respuestas.
Y muchas veces la respuesta es “TIEMPO”.
Solo nuestros pacientes y su familia, pueden valorar nuestra profesión, siempre que hayan vivido la experiencia con una buena enfermera, porque una mala, resulta una pesadilla para esos días tan duros.
Por todo lo expuesto, el título de este escrito es FODA (Fortaleza, Oportunidades, Debilidades y Amenazas), su intención es poder identificar en que evolucionamos, y en qué debemos trabajar aún para disfrutar de nuestra hermosa profesión, brindando la calidad de atención que nuestros pacientes se merecen.
Los invito, entonces, a leer estos reglones en los que, si son colegas seguramente podrán verse reflejados, y si no lo son podrán conocer una de las realidades, en este caso mía: Mi nombre es Lorena Cecilia González, soy Licenciada en enfermería, y disfruto mucho de la atención directa en la UCIP de mis pacientes.
Dedicado:
A todos los niños y angelitos que conocí, quienes dejaron huellas hermosas en mi vida, además de aprendizaje; a las familias que disfrutan de esas personitas y a los que ya no, pero que dieron toda su lucha y batalla hasta el final. ¡Siempre estaré agradecida por tanto cariño y porque hayan confiado en mis cuidados!
¡Miles de gracias!
Lorena Cecilia Gonzalez
Directora de la Especializacion en Enfermeria en la Atención del Paciente Crítico Pediátrico, Universidad Favaloro.
Licenciada en Enfermería.
Especialista en Enfermería Neonatal.
Profesora Universitaria.
La matriz FODA es una herramienta destinada a comprender la situación de un negocio, de una empresa o persona. Para este libro, y desde mi punto de vista, lo trasladé hacia la profesión de enfermería, y en particular a la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP).
FODA, también conocido como DAFO o SWOT, por sus siglas en íngles, se divide en el análisis interno: Fortalezas y Debilidades, y el externo: Oportunidades y Amenazas.
Cuando analizamos las fortalezas y debilidades lo realizamos junto a otras personas que son recepcionistas del cuidado. ¿Quién mejor que ellos para desarrollar este tema?, los protagonistas de su recepción: el paciente y su familia, son los mejores jueces en ese sentido; con respecto a las debilidades, somos los propios protagonistas en la ejecución del cuidado, en los cuales debemos seguir trabajando para mejorar, los encargados de pensarlas. Esta parte la realizó con colegas que se desempeñan hace años en la UCIP.
Sé que vivimos muchas situaciones emocionales: alegría cuando se cumplen los objetivos y tristezas como las pérdidas de un niño, pero también es importante pensar nuestros vínculos con los colegas que estamos constantemente expuestos a situaciones de estrés, y esto puede hacer que el personal se enferme, no reciba cuidado ante ellos y siga trabajando en esta situación.
Con respecto a las herramientas externas, la idea es trabajar en nuevas terapias que puedan implementarse para mejorar la calidad de atención, pero cuidando al personal de enfermería. Con las amenazas es fundamental trabajar en la ley de enfermeríaya que se realizan actividades (debido a los avances tecnológicos), que en ella aún no están desarrolladas, por lo que es necesario actualizar esta ley que ha quedado obsoleta.
La contención a todas las emociones que surgen allí, en la relación del paciente y su familia durante el proceso de la enfermedad. Es esencial la presencia, no solo en las actividades asistenciales, sino también, en las emocionales:
Aquí estoy.
Comprendo.
Voy a ayudarte en todo lo que este a mi alcance.
¡Me importás!
Lic. Lorena González, Lic. Ana Márquez, Lic. Rocío Aquino, Lic. Vanesa Mogro, Lic. Cristian Bianchi.
En nuestra experiencia de las Unidades de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP) donde los padres y cuidadores principales se consideran fundamentales en el cuidado integral del paciente se justifica una visión crítica sobre la humanización de las UCIP. El termino de humanizar, considerado intrínseco en la profesión de enfermería podría llegar a ser objeto de debate. El trabajo desempeñado por el personal de enfermería está sometido a diversos factores estresantes, tanto de carácter organizacional como propios. Por tal motivo, no es extraño que se produzca una alta incidencia de síndrome de Burnout.
Las autoras Maslach y Jackson 1976, definen el Burnout como “una pérdida gradual de preocupación y de todo sentimiento emocional hacia las personas con las que trabajan”; que conlleva a un aislamiento o deshumanización”. En este sentido crearon un instrumento para medir el fenómeno, el Maslach Burnout Inventory (MBI), traducido y utilizado en varios países.
Teniendo en cuenta al paciente y su familia, el delicado momento por el que atraviesan y las necesidades que de ello derivan, podríamos planificar nuestras actividades tomando como referencia los siguientes puntos:
Enumerar las acciones que espera el paciente y su familia del personal de salud.
Mencionar los cuidados que enfermería puede realizar para acompañar a la familia en este proceso.
Verificar si es conveniente hablar sobre la evolución de la enfermedad sin dar diagnósticos médicos.
Exponer el testimonio de una paciente adolescente sobre lo que esperaba del personal que la cuidaba.
Teniendo en cuenta que la salud del personal de enfermería es indispensable para mantener el equilibrio de su actividad, condición mediante la cual las acciones, actitudes, comportamientos y obligación pueden desarrollarse sin tensiones que interfieran con los cuidados específicos hacia los pacientes; la necesidad de la comunicación entre los padres del paciente crítico y el personal de enfermería, es uno de los eslabones primordiales para brindarle seguridad y confianza a los padres y pacientes.
Promover la salud, prevenir la enfermedad, curar y rehabilitar, son tareas que producen satisfacciones, pero también muchos problemas y dificultades en el personal de estos equipos, que suelen tener una alta tasa de trastornos y factores de riesgos asociados, debido entre otras variables a la fuerte tensión laboral a que se ven diariamente sometidos.
El personal de enfermería tratará mediante comunicaciones directas con el paciente, padre-madre o tutor del niño, de la siguiente manera:
Brindándoles información del procedimiento a realizar. Sin detallar los procedimientos médicos dado que éstos son competencia del personal médico y una información inexacta podría generar en el paciente y en su familia falsas expectativas.
Brindará normas de la institución horario de visitas e inclusive visita de los padres.
Notificar las horas aproximadas que durará la cirugía.
Hacerles conocer los cuidados pre quirúrgicos y post quirúrgicos.
Brindarles la oportunidad de participación del cuidado y tratamiento, siempre y cuando no interfiera en el bienestar del paciente.
Brindarle información sobre la trayectoria del lugar y la experiencia del equipo tratante acerca de la grave problemática por la que atraviesa si hijo/a.
Mostrarles la sala de espera, hall, o habitación de cada institución, dónde puedan ser ubicados sin inconvenientes.
Tomar sus datos, números telefónicos o lugar donde esperarán que finalice el procedimiento.
Preguntar si tienen alguna duda, y recomendarles que anoten sus dudas para poder obtener respuestas en el momento del parte médico.
No brindar un parte con diagnóstico médico, pero si contarle sobre los signos y síntomas que pueda llegar a tener y cuáles van a ser los procedimientos de enfermería.
El duelo es un proceso personal en que cada individuo coloca sus vivencias, temores y culpas, Asumir la falta de un ser amado puede no tomar el tiempo que para el observador externo calificara como “normal”.
La actitud del personal sanitario ante la muerte de un niño también tiene diferentes fases, éste debe conocer sus propios sentimientos y actitudes ante la muerte. En muchas ocasiones nos pone de frente ante nuestras propias inseguridades personales, ante nuestras preguntas no respondidas y esto se transmite también a la familia en su relación terapéutica. También los profesionales de la salud pasan por las fases de negación y de rabia, de impotencia terapéutica y de diferentes grados de depresión. Por tanto, deben cuidarse las interacciones de los profesionales, no negar la necesidad de hablar y comunicarse entre ellos y la posibilidad de resolver los diferentes grados de ansiedad.
Es recomendable que los profesionales tengan una formación suficiente para ser capaces de afrontar su propia angustia y puedan responder a cuestiones personales que el contacto con este tipo de pacientes de UCIP les plantea.
Los procesos de afrontamiento de la muerte de un niño suponen un desgaste para los profesionales, que deben manejar con programas de entrenamiento específico en habilidades de relación (counselling, coaching), y trabajo en equipo para aumentar el nivel de competencia al menor coste emocional, lo ideal es tener estos encuentros durante la jornada laboral, debido a que el personal de enfermería cuenta con más de un trabajo, y no dispone del tiempo necesario para asistir fuera del mismo.
¡Una atención integral, integrada y continuada puede evitar que las familias permanezcan con un recuerdo doloroso y un sufrimiento innecesario causado por actitudes y palabras insensibles y dudas durante toda su vida!
― Hidalgo, I., Velez, Y. and Pueyo, E. (2007). Que es importante para los familiares de los pacientes de una unidad de Cuidados Intensivos. Enfermería Intensiva.
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