Gracias por existir - Carmen Pilar Lamuela Polo - E-Book

Gracias por existir E-Book

Carmen Pilar Lamuela Polo

0,0

Beschreibung

Gracias por existir , refleja el choque de generaciones, de formas de vivir a lo largo del tiempo. El texto está jalonado por canciones de diferentes estilos y épocas . Hay una invitada constante a través de los tiempos, de la que solo los humanos somos conscientes . Los protagonistas son: una periodista que tiene demasiadas raíces y alas pequeñas, su padre que solo tiene los recuerdos y un pueblo-comarca de Aragón .Es un canto a la vida y a la muerte , dando naturalidad al proceso de vivir.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 208

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Gracias por Existir

Carmen Pilar Lamuela Polo

ISBN: 978-84-19042-63-7

1ª edición, octubre de 2021.

Editorial Autografía

Calle de las Camèlies 109, 08024 Barcelona

www.autografia.es

Reservados todos los derechos.

Está prohibida la reproducción de este libro con fines comerciales sin el permiso de los autores y de la Editorial Autografía.

Sumário

ACLARACIONES INICIALES

1 - PADRENUESTRO QUE ESTÁS EN…

2 - SANTIFICADO SEA TU REINO

3 - VENGA A NOSOTROS TU REINO

4 - TU REINO—

5 - HAGASE TU VOLUNTAD

6 - DANOS EL PAN DE CADA DIA-

7 - PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO PERDONAMOS A QUIEN NOS OFENDE

8 - NO NOS DEJES CAER.

9 - LIBRANOS DEL MAL

10 - AMEN

11- GRACIAS POR EXISTIR Eros Ramazzoti - ESCUCHAR SOLO

BIBLIOGRAFÍA

ACLARACIONES INICIALES

Este relato está basado en personas que han existido sin las cuales yo no sería quien soy, ni mis circunstancias serían las que son. Todas las personas podemos ser buenos o malos para alguien dependiendo de las circunstancias. Y esto ocurre de forma inconsciente la mayoría de las veces. He mezclado hechos ficticios, pero recuerdo que “todo lo que se puede imaginar, puede ser “y que la mayoría de las veces “la realidad supera la ficción “.

He querido poner sugerencia musical (SM) a los episodios. Todas tienen su porque, así que se propone que se lea a la vez que se escucha la música. Por simple juego, por simple placer. La vida es música y consiste en aprender a bailar.

Me he basado en noticias reales que he deformado con mi imaginación porque cuando nos falta información sobre algún tema nos lo inventamos, así somos los humanos. Así que lo único cierto son los titulares de periódicos en los que me he basado, el desarrollo ydesenlace de las historias es pura fantasía.

Cuando varias personas miran una botella o un libro ; una ve la portada, otra el lomo, otra la contraportada…Así cada uno ve un trocito de la realidad. Juntos podríamos verla entera, pero somos tan orgullosos que creemos que lo nuestro es lo único verdadero y bueno y somos incapaces de ponernos en el lugar del otro para poder percibir su verdad. Uno de los protagonistas es Jóse. Sí, así, con el acento en la “o”, porque así su identidad es distinta a otros de igual nombre.

La intención de este libro es entretener leyendo y relajarnos ante la tosca realidad que nos toca vivir y recordarnos que nunca es tarde para decir un te quiero.

1 - PADRENUESTRO QUE ESTÁS EN…

SM-Manolo Caracol “Romance de Juan Osuna”- “Cómo me duele, a mí me duele el alma, señores, de tanto llorar…”

- ¿Por qué el caracol, papá?

-¿Nunca te has fijado en la forma que tiene su casa- concha? ¿En lo débil, pequeño y lento que parece…?

-Papá, el caracol es un animal lento, esa es su característica. Es fácil tropezar con él y pisarlo sin verlo siquiera. Además, es muy frágil.

-Sí, ya…pero no tiene tantos depredadores como parece. Después de llover ¿has visto la gran cantidad de caracoles que salen a pasear? Si notan algún peligro se meten en su casita y a ver quién puede con ellos. Son fuertes para el tamaño que tienen. No tanto como la hormiga, pero prueba a dejarlos una noche encerrados en una caja y verás cómo además de levantar la tapa, son capaces de recorrer un buen trecho para escaparse.

-Bueno, eso que me dices, lo puedo entender. Pero, ¿por qué quieres escribir sobre un caracol?

-Tú ayúdame y verás cómo algo tan sencillo como un caracol puede ayudarnos a vivir.

-Sí, ya, lo que nos faltaba. Creo que chocheas papá. Pero buscaré algo de donde arrancar. Dame unos días y te traeré algo.

-¿Ya te vas?

-Sí, tengo mucho trabajo y estoy deseando llegar a casa.

-¿Cuándo volverás?

-Papá, siempre vengo en domingo, así que dentro de una semana ¿vale?

-Hoy has estado poco tiempo conmigo.

-¡Papá, llevo una hora! El próximo domingo estaré más tiempo, te lo prometo.

-Ya, siempre dices lo mismo. Está bien, hasta el domingo. No dejes que te entretenga un viejo que chochea.

-¡Papá, no puedo hacer más! Tú lo entiendes, ¿no?

-¡Ya está bien ¡No tienes que explicarme nada! Despídete ya, que te estarán esperando.

-Dame un par de besos y cuídate mucho,papá.

-Lo intentaré hija.

Como todos los domingos desde hacía casi un año, se volvía a repetir la escena en la residencia de ancianos de La Almunia. Isabel, era la hija de aquel anciano que acababa de cumplir 98 años, a la que confundía a veces con su mujer ya fallecida y que cada visita que le realizaba, le proponía un reto personal o social, siempre de forma inconsciente, pero cuando Isabel llegaba a casa rumiaba lo que su padre le había dicho como si fuera el carburante para la semana.

Isabel había estudiado la carrera de periodismo y trabajaba en un periódico de provincias. Tenía una columna fija en la sección de opinión y además cubría noticias que se producían en las comarcas de la vertiente derecha del Ebro.

En las salidas que hacía al territorio, le acompañaba el reportero gráfico que le asignaban. Unas veces era Pedro, veterano a punto de jubilarse, atento y bastante considerado con los compañeros, otras era Gabriel, un escalador a todos los niveles (le gustaba escalar montañas además de ser un trepa en el trabajo), agresivo y ambicioso, estaba intentando cambiar de periódico o bien que lo destinaran a internacional para obtener mayor prestigio.

A Isabel le gustaba que le asignaran a Luis, un joven prudente y valiente a la vez, que hablaba poco, pero que realizaba su trabajo con pulcritud y decencia. Sabía escuchar sugerencias y también ofrecía opiniones para mejorar el trabajo de los compañeros. Era de las personas que suman en cualquier situación.

Isabel vivía en Zaragoza en un apartamento de la plaza del Portillo. Ahora, era una mujer independiente y segura de sí misma. Había dejado en el camino una relación sentimental y dos hijos no –natos, gemelos que no llegaron a término pero que la destrozaron por dentro en más niveles que el puramente físico. Aún era joven para ilusionarse y congraciarse otra vez con la vida. Pero se veía mayor para andar de un lado para otro por eso había aceptado el trabajo en el periódico de provincias con un sueldo medio-bajo, pero suficiente para vivir.

Lo único que seguía atándola a su pasado, era la visita dominical a su padre Jóse. Se había convertido en un hábito el visitarlo por espacio de una hora en la residencia de ese pueblo de la comarca de Valdejalón.

Isabel sabía que Jóse estaba bien cuidado, pero cada vez que iba a la residencia notaba como se le escapaban las energías. Era como si las personas que allí la miraban hicieran de vampiros y absorbieran la vida a los que osaban entrar en sus dominios. La misma sensación le producían los hospitales. Era como si la concentración de tanta pena y dolor ejerciera de imán atrayendo toda la carga positiva que estuviera cerca. Así que cuando salía de esos lugares se sentía descargada emocionalmente y físicamente cansada y tardaba unas horas en volver a tener ilusión por seguir viviendo y ver los colores en las cosas que le rodeaban. Admiraba a las personas que trabajan en esos lugares porque si no tienen vocación es muy difícil de soportar la presión a la que están sometidas además de encontrar cosas positivas a esas circunstancias límite que viven todos los días.

Jóse notaba esa inadversión de su hija a la residencia y procuraba esperarle en el jardín de la residencia o incluso en los bancos de la plaza si hacia buen tiempo. Le gustaba hablar con ella. Le contaba historias que le habían pasado en su juventud o madurez. A veces repetía relaciones familiares a las que Isabel prestaba poca atención. Jóse decía que no se podía olvidar de donde se venía, que para bien o para mal, había que saber de los antepasados porque había errores que tardaban en solucionarse más de una generación y había que solucionarlos si no seguirían repitiéndose como una especie de reencarnación del problema que resurge por generaciones en algunas familias, por ejemplo, de abuelos jugadores, nietos jugadores o cualquier otro vicio. Hay que romper la tendencia con voluntad y consciencia de la dificultad.

Últimamente, Jóse, estaba obsesionado con la palabra “caracol”. Le sonaba bien, además le atraía el dibujo de los caracoles que hacen los niños pequeños. Esas líneas que van convergiendo en un punto pero que no se tocan nunca.

A veces olvidaba que estaba en una residencia de ancianos y pensaba que estaba de vacaciones y que algún día volvería a su casa, a sus campos, a su pueblo y con su gente. De repente, la mirada le cambiaba, se tornaba gris, triste y entonces se daba cuenta que sus amigos-as se habían muerto y que estaba sólo, rodeado de personas a las que no conocía y por las que no sentía aprecio. Entonces cogía un lápiz pequeño y un papel y se ponía a dibujar caracoles, de diferentes tamaños, en diferentes posiciones. A veces, hasta los coloreaba. Dibujaba caracoles hasta que soltaba una carcajada al ver la hoja de papel llena de caracoles de colores, tamaños y posiciones diferentes.

El domingo era especial porque podía hablar con Isabel por espacio de una hora (nunca se quedaba más). Ese momento se marcaba en su mente y en su corazón, dándole fuerzas durante el resto de la semana. Había veces que hasta se preparaba un guion de lo que iba a contarle a aquella mujer que lo visitaba todos los domingos. El la seguía viendo joven, a veces niña.Otras la confundía en el tiempo con su esposa recién casada y entonces le pedía que le cogiera la mano para notar su piel suave que le devolvía a su juventud. Esos momentos le llevaban a recordar cuando era joven, a las personas que había conocido a lo largo de su vida o las cosas que le habían pasado o le habían contado. Algunas se las relataba a Isabel,otras no le daban tiempo y se las guardaba como en un arcón las mantas para sacarlas cuando tenía frío y estaba solo.Cuando lo pillaban riendo solo,al principio se molestaba, pero luego hacía sonreír al personal que lo atendía y pensaba que no era tan mala cosa.

Llevaba solo un año en la residencia. Antes vivía solo en el pueblo. Él se hacía todo de casa: la compra, la comida, la limpieza… Gastaba dinero en teléfono, porque siempre que le apetecía llamaba a Isabel al móvil. Le daba igual que estuviera trabajando, él le llamaba para preguntarle si había comido bien, si había dormido y sobre todo cuándo iría a verlo.

Isabel le había sugerido, en su 97 cumpleaños, que pensara en buscar una residencia para pasar el invierno. Pero él se encontraba bien y no quería abandonar su casa. Decía que su casa le daba seguridad, que se la conocía, que tenía sus propios fantasmas que le acompañaban y cuidaban de él.

Un día, fue a buscar el pan y al bajar el bordillo de la acera, notó que algo se había roto y cayó al suelo. Le recogieron los vecinos y avisaron a la ambulancia que lo trasladó al hospital “Ernest Lluch” de Calatayud.

Avisaron a Isabel que acudió al centro a comprobar que Jóse había sufrido una rotura de cadera y que tenía una pequeña brecha en la frente que habían cosido con cuatro puntos de sutura. Nada, para lo que podía haber sido.

Cuando Isabel le sugirió acudir a la residencia, Jóse había llorado delante de su hija y del otro paciente que estaba en su habitación. Para Isabel, ver llorar a su padre le alteraba el equilibrio corporal y emocional.Siempre lo había percibido como pilar de su vida, fuerte, equilibrado …y ahora lo veía como un niño sin consuelo y lo peor, sin poder decidir sobre sí mismo y su vida.Jóse no sabía cómo explicarlo, y solo podía llorar y notar como su corazón cabalgaba a gran velocidad. Él no tenía la culpa de existir y de que los demás lo hubieran abandonado. Sin amigos y sin conocidos de confianza,sólo le quedaba ella y ahora quería separarse de él y dejarlo sin su apoyo. Isabel notó la crisis que estaba produciéndose en su padre y llamo al médico para que le suministrara un tranquilizante porque temía algo peor.

- ¿Por qué te pones así? Ya sabías que esta situación iba a producirse tarde o temprano-le intentaba tranquilizar Isabel.

-Sí, ya, pero no pensaba que iba a ser ahora-contestaba Jóse lloriqueando.

-Yo no puedo cuidar de ti ¿lo entiendes? -le decía Isabel con toda dulzura de la que era capaz.

-Ya, ya, pero…es que tengo miedo-sentenció Jóse sin atreverse ni a mirar a su hija.

Isabel podía comprender el miedo que da, con una edad avanzada cambiar de domicilio. Además de tener que aprender a convivir con gente desconocida, a un ritmo que no es el tuyo sino el de todos. A ritmo de comida y de limpieza.

-No sé si podré –susurraba Jóse.

-Claro que sí -le respondía Isabel-vas a vivir una nueva aventura Jóse.

-Sí, ya…. la última aventura-seguía llorando mansamente mientras miraba a su hija como un niño pequeño al que le niegan un capricho al que cree que tiene derecho.

Le operaron en el centro hospitalario e Isabel permaneció a su lado el tiempo que su trabajo se lo permitió. Al octavo día, sin poder andar todavía, le trasladaron en ambulancia a la residencia de La Almunia. Una vecina le llevó ropa marcada y le ayudó a hacer el traslado de sus pertenencias –una sola maleta negra de tamaño medio. Toda una vida en una maleta.

En principio solo estaría el tiempo de convalecencia, pero ya hacía un año de aquello.

SM-“Sorry”, Madonna

La noticia a la que acudieron sus ojos le parecía espeluznante, pero, al igual que ocurre con ciertas lecturas, las palabras eligen a los lectores.El titular rezaba: “Las prisiones de China están llenándose de ancianos que cometen delitos menores. En la cárcel comen tres veces al día, no necesitan dinero y están acompañados “.

Isabel, necesitaba justificar el ingreso de Jóse en la residencia.Tenía que seguir con su vida.Su padre ya había tenido la suya y aunque había sido un gran apoyo,ahora se tenían que cambiar los papeles. Estaba todo correcto. Los primeros días llamaba para tener noticias hasta que, con buen criterio, le sugirieron que alargara las llamadas y el tiempo entre ellas.Además debía marcar un día de visita,porque ello facilitaría la adaptación al nuevo entorno de Jóse. Así lo hizo.

El verano era un periodo desastroso para los periodistas. Escaseaban las noticias y había que rebuscar entre los famosos y su vida, sus rupturas, problemas y miserias. Imaginarse si esto era a nivel nacional e internacional, a nivel comarcal no había nada. Siempre se podría recurrir a documentales, al arte y cultura, las fiestas patronales o la opinión de personas que ahora podrían tener su hueco en la prensa territorial.

Ese mes de Julio, sin embargo, era más fresco de lo normal. El porcentaje de accidentes en carretera había aumentado. Unos decían que, por la crisis,ya que los automovilistas no arreglaban ni revisaban ruedas y frenos por lo caro que resultaban. Otros decían que la crisis había dejado el asfalto de las carreteras lleno de baches y de curvas peligrosas sin arreglar. Vamos, que la crisis que era la culpable sí o sí. Además, un grupo de personas estaba protestando en la calle contra los recortes en salud y educación, contra los políticos y sus políticas, contra los bancos, los rescates y cómo ellos a cambio cerraban sucursales y despedían empleados. Bien mirado no han faltado nunca razones para protestar, porque la realidad siempre puede mejorarse, pero ¿estamos dispuestos a hacer algo para mejorarla?

A un extremista noruego le había dado por colocar una bomba en la sede del gobierno y por matar a numerosos jóvenes en la isla de Utoya, donde se encontraban en un campamento multicultural.

Con todo lo que flotaba en el ambiente a lo largo de ese verano, a Isabel le asignaron las noticias comarcales. Encima de su mesa un artículo de investigación sobre el servicio de taxi en el medio rural. Otro sobre la XVI edición de los cursos de música en un pueblecito de la comarca de Calatayud, Villarroya de la Sierra donde vieron la luz del mundo por primera vez, Juan José Lorente, Bernabé Martí y Ángel Millán.

Isabel se decidió por escribir sobre la propuesta de una vía verde entre Calatayud y Torrelapaja que suponía la rehabilitación de puentes y viaductos. Sobre todo, le vino a la cabeza la insistencia de su padre de escribir sobre los caracoles. Así que empezaría por el camino verde como el de baba que dejan los caracoles al arrastrarse.

Entró un wasap en el móvil. Era de Luis “El clan de LOS CARACOLEROS se enfrenta a una pena de 44 años de cárcel. 16 personas detenidas “.Podría tener más morbo para los lectores y dar mas relevancia al periódico si se dedicaba a esta última noticia.

A 60 km de Isabel una pareja de novios para el coche en la A2 para auxiliar a otro vehículo que está tirado en el arcén. Ella es hija sola y trabaja en Madrid. Van a comunicar a sus padres la fecha de su boda pues han decidido formalizar su relación.

-Ten cuidado, no bajes del coche. Voy a ayudarles. -Le ordena el novio sabiendo lo peligroso de la situación y lo arriesgado de bajar del coche dada la velocidad que llevan los vehículos.

-Gracias, muchacho. Hemos pinchado una rueda. Voy a colocar los triángulos de aviso de accidente.

-Yo voy a avisar a la guardia civil.

Se dirige al coche justo en el momento en que la novia abre su puerta de copiloto con intención de salir.

-¡Qué imprudentes!, no piensan en mí, ahora se van a enterar.

Un camión se lleva la puerta y a la joven por delante produciéndole la muerte en el acto. El tiempo se para. El novio solo piensa como va a comunicar a los padres de su novia lo que ha ocurrido. Deja de pensar, corre al lado de la joven, está muerta. El camionero, hecho un manojo de nervios, llama a ambulancia, policía. El joven no ve nada, no siente nada, solo está mirando a su novia inerte. Cuando llegan la ambulancia y la policía, intentan que reaccione, pero él no está. Tardará mucho tiempo a sentirse vivo otra vez. Los días siguientes es como si fuera un muerto viviente.

SM-Música: Diana Navarro “El camino verde”

Isabel está desayunando en el salón mientras ve la televisión. Le llama la atención una foto de las Meninas sin los rostros de las personas, y el comentarista de Televisión habla del reflejo de sus cuerpos en el lienzo. Es una obra de José Manuel Ballester. Su arquitectura es simple, lineal y a la vez complicada, su fotografía, pintura, escultura trabajadas, modernas, basadas en “la abstracción de la realidad”.

Entre sueños, la realidad se tambalea al igual que la de Jóse. A lo mejor es esa característica de la vida misma: ¡Si fuéramos capaces de aceptar ese bamboleo de las circunstancias con serenidad y entereza! ¡Si fuéramos capaces de dejar nuestra silueta, nuestra huella del paso por esta vida!

Que manía estos humanos con dejar huella. No se dan cuenta que lo material permanece o se transforma mientras que ellos dejan de ser conscientes y en ese momento son míos.

Renoir en Madrid, eso era una noticia de investigación y no los trajimanejes de las pequeñas comarcas. Siempre le había llamado la atención la pintura, aunque no había tenido oportunidad de formarse. Solo sabía lo que le gustaba y lo que no, lo que sentía cuando veía un lienzo. En ocasiones, lloraba ante ciertas obras, aunque no lo admitiría delante de nadie.

Renoir transmitía optimismo a través de sus retratos coloristas. Eso que sufría de artritis. Por lo visto se ataba los pinceles a la mano para seguir realizando sus trazos largos de vívidos colores. Es curioso como este hecho se les atribuye a múltiples pintores famosos como si encontraran en el seguir pintando las fuerzas para seguir viviendo. Los genios siempre se distinguen por su tozudez, por ese plus de trabajo que algunas personas no hacen y que marca la diferencia entre un notable alto y un sobresaliente. En sus cuadros de paisajes coloristas, Renoir insertaba mujeres voluptuosas, (no modernas sílfidesanoréxicas) que reflejaban la alegría de vivir. Fue un gran retratista.

Dando vuelta a estos pensamientos se acercaba Isabel a visitar a Jóse aquel domingo. Se lo encontró en medio del enorme salón rodeado de ancianos y ancianas que lo miraban de forma retadora.

Su mirada cambió en el momento en el que percibió su presencia.

-Pensaba que no ibas a venir-le comentó, dirigiendo al mismo tiempo una mirada retadora al público asistente al encuentro.

-¿Por qué no iba a venir?Ya te dije que no te iba a dejar solo mientras te recuperas-le dijo Isabel con el tono de voz más cariñoso que encontró en su registro emocional.

-Siéntate conmigo Isabel. Mira, aquel es mi compañero de habitación –señaló a un hombre un poco más joven que él, pero de aspecto triste. Llamó su atención con gritos y señales ostentosas.

-¡Es mi hija, ves, ha venido mi hija! -gritaba.

Todo el mundo miraba a Isabel de arriba abajo.

-¡Estas preciosas!, así quiero que vengas a verme. Mira esos de allí están conmigo en la mesa del comedor-seguía gritando y haciendo aspavientos para que todos se dieran cuenta de que había venido a visitarlo.

-Jóse, basta. Creo que ya saben que no estás solo.

-Mira, esa me ha preguntado que, si soy autónomo o jornalero, no sé qué ha querido decir. Isabel ¿Qué debo contestarle?

-Lo que quieras ser a partir de ahora, papá. -le contestó Isabel por contestar.

El silencio se instaló entre ellos. Se hizo denso, casi comestible. El anciano, con un hilo de voz, comunicó a su hija:

-No sé si tendré tiempo para ser lo que quiero, cariño, pero pase lo que pase, yo estaré contigo siempre.

Isabel le cuenta que ha escrito un articulo sobre un clan que se dedicaba a traficar con droga y que les llamaban los Caracoleros. Jóse queda embobado escuchando como habla su amada y sin entender todo lo que le dice, solo admira la juventud y que no se va a quedar solo.

SM- Elvis Presley “Bridge over troubled wáter”

Otra vez, no se dan cuenta de que estoy junto a ellos, que existo porque ellos viven.Hoy ha sido una pareja joven que tenían una serpiente pitón de mascota. ¡A quién se le ocurre! Hace dos meses tuvieron un hijo. Llega la primavera y los animales de sangre fría comienzan a despertar su instinto. No observan nada anormal en la serpiente. Por precaución la dejan encerrada en una urna de cristal. También porque ahora tienen que buscar alguien que cuide del pequeño cuando ellos se vayan a trabajar. J.M. es un estudiante de veterinaria que ha decidido sacarse unos dineros cuidando niños-as. No lo tiene fácil porque es varón y parece que no da mucha confianza para este trabajo a pesar de las películas americanas que cuentan historias alucinantes sobre buenísimos cuidadores. Gracias que lo cogieron para cuidar del pequeño. En la primera entrevista, J.M. advierte que la serpiente, que está en su urna, que está situada al lado del bebé, se estira, estira, estira todo lo larga que es. Pregunta a la pareja si eso lo hace habitualmente y la verdad es que no se habían dado cuenta. J.M. no sabe como decirles que lo que la serpiente está haciendo es tomar medida, comprobar si puede tragarse al bebé. Cuando se lo comenta a la pareja, la serpiente abre la boca y la estampa contra el cristal de la urna. El padre coge la urna y la lleva a la clínica veterinaria universitaria, allí sabrán que hacer con ella. J.M. consiguió el trabajo y a mi me dejo sin compañía. Deberé dirigir mis pasos a otros lugares.

2 - SANTIFICADO SEA TU REINO

SM-Joan Manuel Serrat “Tu nombre me sabe a hierba“ ”Porque te quiero a ti, porque te quiero…”

¿Cuántas crisis han sido portada de periódicos? A mí me toca ésta del siglo XXI que como siempre, afecta más a los que menos tienen. No digamos en el medio rural donde se instala la envidia y corroe la insolidaridad. Algunos pueblos (los menos) se han salvado porque han visto que la única manera de sobrevivir es aunando esfuerzos, poniendo en común las fortalezas, ilusiones y ganas por levantar o conservar lo bueno de los pueblos.