Guía del abogado para el uso de pruebas forenses de ADN - Louis Levine - E-Book

Guía del abogado para el uso de pruebas forenses de ADN E-Book

Louis Levine

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Beschreibung

Este manual ha sido escrito como una guía práctica para el abogado que deba encarar un caso concreto; todas las situaciones presentadas son reales y se han incluido también algunos ejemplos de preguntas que se pueden realizar durante los interrogatorios. El libro expone las pruebas de ADN que se utilizan de manera más común, tanto para la resolución de procesos civiles como penales, y explica los datos que deben considerar el juez y el abogado para decidir la validez de la prueba en el caso. Por último, el epílogo trata sobre la situación de la genética forense en México.

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LOUIS LEVINE

(1921-2006)fue profesor de biología y genética en el City College de Nueva York. En 1973, en colaboración con el doctor Theodosius Dobzhansky, inauguró el estudio de la genética de poblaciones de Drosophila en México. Participó como asesor de abogados para la interpretación del ADN y muchas veces colaboró como testigo perito ante los tribunales, además de contribuir con varias publicaciones sobre este tema. Fue miembro de la Sociedad Mexicana de Genética.

SECCIÓN DE OBRAS DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA

GUÍA DEL ABOGADO PARA EL USODE PRUEBAS FORENSES DE ADN

Comité de selección de obras

Dr. Antonio Alonso

Dr. Francisco Bolívar Zapata

Dr. Javier Bracho

Dr. Juan Luis Cifuentes

Dra. Rosalinda Contreras

Dra. Julieta Fierro

Dr. Jorge Flores Valdés

Dr. Juan Ramón de la Fuente

Dr. Leopoldo García-Colín Scherer

Dr. Adolfo Guzmán Arenas

Dr. Gonzalo Halffter

Dr. Jaime Martuscelli

Dra. Isaura Meza

Dr. José Luis Morán López

Dr. Héctor Nava Jaimes

Dr. Manuel Peimbert

Dr. José Antonio de la Peña

Dr. Ruy Pérez Tamayo

Dr. Julio Rubio Oca

Dr. José Sarukhán

Dr. Guillermo Soberón

Dr. Elías Trabulse

LOUIS LEVINE

Guía del abogado para el usode pruebas forenses de ADN

EpílogoINGRID BRENA SESMA

TraducciónJUAN CARLOS GALLO GOMEZCÉSAR

Primera edición en español, 2010Primera reimpresión, 2012Primera edición electrónica, 2013

Título original: Attorney’s Guide to Forensic DNA Evidence

D. R. © 2010, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F. Empresa certificada ISO 9001:2008

Comentarios:[email protected] Tel. (55) 5227-4672

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor.

ISBN 978-607-16-1686-9

Hecho en México - Made in Mexico

Dedico este libro a la memoria del doctor Alfonso León de Garay (1920-2002), científico, médico y diplomático, quien se entregó en todo lo que hizo al servicio del pueblo mexicano

ÍNDICE

Introducción

      I. Dos tipos de pruebas de ADN

     II. El codis

    III. ¿Qué constituye una correspondencia de ADN?

    IV. Mezclas

     V. Variabilidad de genotipos

   VI. El alelo no detectado

  VII. ¿Cuántas correspondencias de str son suficientes?

 VIII. Paternidad en disputa

   IX. ADN mitocondrial y str de cromosoma y

Epílogo. Utilización del ADN en el ámbito de la administración de justicia

INTRODUCCIÓN

En el transcurso de los últimos 15 años he trabajado en más de 70 casos civiles y criminales en los que fue necesaria la utilización de pruebas de ADN. En este tiempo advertí que la variedad de abogados con quienes traté tenían conocimientos científicos diferentes: desde aquellos cuya experiencia en biología, ya no digamos en ADN, era mínima y habían olvidado casi por completo, hasta quienes estaban tan bien plantados en el terreno científico que no tenían necesidad alguna de mis servicios, cosa que hube de señalarles en su momento.

Resultará evidente que este manual ha sido escrito como una guía práctica para el uso del abogado que deba encarar un caso concreto. De esta manera, he restringido mi consideración de las pruebas obtenidas del ADN a aquellos tipos que se utilizan en la actualidad de manera común y corriente. Aun cuando he omitido nombres, fechas y lugares, todas las situaciones tratadas aquí son reales. Con este fin práctico en mente, he querido incluir también algunos ejemplos de preguntas que se pueden realizar durante los interrogatorios.

Como en todos los esfuerzos de esta naturaleza, estoy en deuda con algunas personas, sin cuya ayuda y aliento nunca me habría podido plantear la posibilidad de escribir el presente manual. Estoy en deuda de extrema gratitud con el doctor Lawrence Kobilinsky, rector asociado del Colegio de Justicia Criminal John Jay de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, por introducirme y guiarme en el campo de la genética forense. El doctor Kobilinsky ha sido mi verdadero maestro en todos los aspectos relacionados con la medicina forense. Y para mi esposa, Gabriella de Beer, mi más sincero agradecimiento y amor por toda su ayuda y motivación en todo aquello que he decidido hacer, incluyendo esta guía.

I. DOS TIPOS DE PRUEBAS DE ADN

LAS PRUEBAS de ADN (ácido desoxirribonucleico) son una subdivisión del campo más extenso de las pruebas genéticas. El origen de las pruebas genéticas puede, para propósitos prácticos, rastrearse hasta el año de 1900, cuando los hallazgos experimentales de Gregor Mendel sobre la herencia de rasgos fueron confirmados por otros científicos. Parafraseando los hallazgos de Mendel en la manera en que éstos se aplican a los seres humanos, es posible afirmar que cada uno de nosotros es el resultado de la fusión de un espermatozoide, portador de 23 cromosomas, con un óvulo, que también contiene 23 cromosomas. En orden decreciente de tamaño, los cromosomas, tanto en el óvulo como en el espermatozoide, se numeran del 1 al 22, siendo el cromosoma número 1 el más grande. El vigésimo tercer cromosoma es el que determina el sexo y es etiquetado como cromosoma X O Y. Un individuo determinado puede ser XX (femenino) O XY (masculino). Los otros 22 cromosomas no determinantes del sexo, llamados autosomas, se corresponden entre sí por su tamaño, además de que los genes en cada par de cromosomas correspondientes (homólogos) determinan los mismos rasgos en el individuo.

Para muchos de los rasgos cada individuo lleva consigo dos genes, que pueden ser idénticos o diferentes. Donde los estudios muestran que un gen de un rasgo determinado tiene formas diferentes, cada forma se llama alelo. La apariencia característica del rasgo (física, de comportamiento, etc.) es llamada fenotipo, mientras que la composición alélica que produce el rasgo se conoce con el nombre de genotipo. A través del estudio de la genealogía de una familia se pueden determinar, en la mayoría de los casos, las bases genéticas del factor hereditario de un rasgo en particular. Este procedimiento puede resumirse con la frase: “Del estudio de los fenotipos, podemos inferir los genotipos”.

Es importante darse cuenta de que la capacidad para “inferir genotipos” no es el equivalente de “tener pruebas de ADN”. El hecho que facilitó el potencial para obtener dichas pruebas ocurrió en 1953, cuando James Watson y Francis Crick publicaron el artículo donde aparece el modelo de la estructura de la molécula de ADN (figura I.1). Como se puede observar en la figura I.1a, el ADN se conforma de dos hebras curvas, semejantes a cadenas, que están unidas por débiles enlaces químicos (hidrógeno), representadas en la figura I.1a por delgadas barras horizontales. Cada hebra de ADN consiste en un gran número de unidades llamadas nucleótidos, que están unidas entre sí por fuertes enlaces químicos (covalentes), representados por las líneas curvas exteriores de cada hebra en la figura I.1a.

Cada nucleótido se conforma de tres componentes químicos más pequeños: 1) un fosfato, 2) un azúcar y 3) una base. Sólo la base resulta importante a la hora de determinar la acción de un alelo. Existen tan sólo cuatro bases, las cuales, en un gran número de secuencias, conforman la cadena del ADN. Se encuentran representadas por la letra inicial de su nombre: A (adenina), T (timina), G (guanina) y C (citosina). Como se puede ver en la figura I.1b, las posiciones de las bases en las dos cadenas de ADN permanecen fijas, de tal manera que una A en una cadena está siempre pegada a una T en la otra cadena y, de manera correspondiente, una G estará siempre unida a una C, formando así pares complementarios. La unión de una base con su complemento se logra a través de los enlaces débiles (hidrógeno) mencionados anterior-mente, que aparecen en la figura I.1b como líneas punteadas. La “base” del nucleótido se ha convertido en un punto de referencia tan esencial en todas las discusiones sobre pruebas de ADN, que actualmente se utiliza la expresión par base, cuando en realidad se hace referencia a un par de nucleótidos en una sección del ADN.

FIGURA I.1. a)Sección del ADN que muestra su estructura de doble hebra y forma de hélice; b) ejemplos hipotéticos de tres secciones de ADN muy pequeñas, que muestran emparejamientos complementarios de las bases de nucleótidos.

El conocimiento de la estructura del ADN llevó con el tiempo hacia el análisis de las diferencias existentes entre alelos en el ADN, además de permitir el reconocimiento de lo que en un principio, con base en el fenotipo, parecen alelos idénticos, y que resultan diferentes con base en el genotipo.

Aunque la estructura del ADN se dio a conocer en 1953, su utilidad como prueba jurídica no sobrevino inmediatamente. No fue sino hasta 1985 cuando Alec Jeffreys, con el inteligente uso de enzimas cortadoras de ADN, logró obtener secciones de ADN que eran comunes a una línea familiar en particular. La primera ocasión en que se utilizó el ADN como prueba para resolver un problema legal, fue en relación con un caso de migración. Un chico de Ghana intentó entrar en el Reino Unido para reunirse con su madre, que llevaba algún tiempo viviendo ahí. El problema surgió cuando el chico no fue capaz de presentar ningún documento probatorio de que era hijo de ella. La situación se complicaba por el hecho de que el padre del chico no estaba presente. Finalmente, el examen de ADN del sujeto, de su madre, de su hermano y de sus dos hermanas demostró que todos ellos sí eran hijos de un mismo padre y que él era verdaderamente hijo de su madre. Desafortunadamente el procedimiento utilizado, conocido como “polimorfismo de la longitud del fragmento de restricción” (RFLP, siglas de restriction fragment length polymorphism), es trabajoso en extremo y las secciones de ADN obtenidas se miden como promedios con respecto a otras partículas de ADN de tamaño similar, llamadas “número variable de repeticiones concatenadas” (VNTR, siglas de variable number of tandem repeats). En ambos casos se respetan las siglas en inglés por ser de uso frecuente. Con la llegada de un método más preciso y sencillo para obtener y analizar el ADN, el RFLP cayó en desuso por parte del FBI y otros laboratorios especializados.

Otro logro, casi inadvertido, en la obtención de ADN como prueba ocurrió en 1985, cuando Kary Mullis desarrolló un procedimiento para la multiplicación de secciones particulares de ADN. A partir del ADN de unas 150 células podía producir más de mil millones de copias de una sección específica que se deseara de

FIGURA I.2. Ciclos de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR, siglas de polimerase chain reaction ), mostrando la secuencia de cambios de temperatura y giro de las secuencias iniciadoras.

ADN. El procedimiento se conoció con el nombre de “reacción en cadena de la polimerasa”, PCR por sus siglas en inglés (figura I.2). Con ánimo comparativo, se debe hacer notar que una gota de sangre del tamaño del punto final de este enunciado contiene suficiente ADN para el procedimiento de PCR, mientras que una gota de sangre del tamaño de una moneda pequeña sería necesaria para proveer de suficiente ADN a una prueba de RFLP. Además, en la PCR el tamaño de las secciones del ADN se mide en números enteros, en lugar de promedios, haciendo las comparaciones más precisas y significativas. En la PCR, es necesario proveer grandes cantidades de los compuestos químicos indispensables para realizar el procedimiento, entre los que se incluyen: 1) los nucleótidos que contengan A, T, G y C, que constituyen los “ladrillos” necesarios para la construcción de cualquier cadena de ADN; 2) los primers o secuencias iniciadoras, que son pequeños segmentos producidos en laboratorio, que especifican qué sección del ADN habrá de ser reproducida, y 3) la enzima ADN polimerasa, que es la encargada de realizar los miles de millones de copias de cada sección de ADN especificada.

Como se puede ver en la figura I.2, el proceso de PCR consiste en una serie de ciclos. Un ciclo comprende tres cambios de temperatura, donde cada uno va acompañado por una reacción química determinada. Cada paso del proceso dura aproximadamente un minuto, completándose un ciclo entero en menos de cinco minutos. Como se muestra en la figura I.2, en el “primer ciclo” el cambio en la temperatura inicial consiste en aumentar la temperatura del ADN hasta 94°C. Esto hace que los débiles lazos de hidrógeno que mantienen unidas las cadenas de ADN se rompan y las cadenas se separen. La temperatura desciende velozmente hasta llegar a los 60°C. A esta temperatura relativamente baja, las cadenas de ADN separadas no pueden volver a formar su estructura de doble hélice. Mientras tanto, otras piezas de ADN especialmente preparadas, los primers