GuíaBurros Camiño dos faros - Rafael Lema - E-Book

GuíaBurros Camiño dos faros E-Book

Rafael Lema

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Beschreibung

O Camiño dos Faros es una ruta costera de senderismo de 200 kilómetros que une Malpica con el cabo Finisterre. Un camino que pasa por siete faros de la Costa da Morte recorriendo parajes naturales de gran belleza, pero también llenos de historia y leyenda.  El caminante se encontrará con encantos, meigas, mouros, serpientes legendarias, sirenas, tesoros que aun no han sido desenterrados y protegidos por seres fabulosos y, por supuesto, con ánimas que vagan por aquellos parajes solas o en compañía de otros espíritus.

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GuíaBurros: Camiño dos faros

Leyendas de la Costa da Morte

Rafael Lema

www.caminofaros.guiaburros.es

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Agradecimientos

A Amelia, Xose Manuel y Sito

Sobre el autor

Rafael Lema es un escritor e investigador de Ponte do Porto (A Coruña), autor de una abundante y premiada obra de novela, poesía y ensayo en lengua gallega, también de varios libros en castellano de investigación sobre el fenómeno jacobeo y la mitología galaica, o sobre la historia marítima del Cantábrico. Habitual colaborador en prensa, radio y tv, es uno de los primeros voluntarios comprometidos con el exitoso Camiño dos Faros. Es autor de los siguientes libros:

En gallego: Flores negras (1998, Sotelo Blanco); Capitán Araña (1999, Sotelo Blanco); Mareas negras (2003, Tambre Edelvives); O club do Corvo Mariño (2005, Tambre Ed); U-49 (2007, Tambre Ed); Crónicas corsarias (2008, Tambre Ed); O tesouro da corsaria (2010, Tambre Ed); Cemiterio das gaivotas (1993, Espiral Maior); Atlántida (1999, Espiral Maior); Luces de N. Y. (2001, Sociedade de Cultura Valle-Inclán); Sete vagas (2006, Sociedade de Cultura Valle-Inclán); Alturas do Monte Pindo (2013, Concello de Negreira/Consellería de Cultura). En castellano: El camino secreto de Santiago, la ruta pagana de los muertos (2007, Edaf); Costa da Morte. Un país de sueños y naufragios (2011, GAC3); Catálogo naufragios Costa da Morte-Galicia (2012); Diputación A Coruña. Crónica marítima (Galp 2017). En otras lenguas: La vía Pagana a Compostela (Anguana Edizione Verona, 2015), italiano. La Galice, (Anaya Touring. 1993, francés).

Introducción

O Camiño dos Faros

O Camiño dos Faros es una ruta costera de senderismo de 200 kilómetros que une Malpica con el cabo Finisterre. Un camino que pasa por siete faros de la Costa da Morte recorriendo parajes naturales de gran belleza, pero también llenos de historia y leyenda. Recorrer toda la costa por el borde del mar de forma segura es la premisa inicial de los creadores de la ruta. Así se fueron perfilando las etapas, limpiando las sendas, trazando las señales en verde trasno que nos ayudan a no perdernos. Mi aportación es la de llenar el camino de magia añadiendo a nuestras mochilas las leyendas de nuestros antepasados.

Muchos de estos cuentos de invierno de las lareiras de nuestras abuelas conservan el viento de una milenaria hermanad atlántica. Galeses e irlandeses en sus leyendas de muertos, los bretones en sus balades legendaires, creen que en el uno de mayo, o en el día de reyes, algunas singulares almas de otro mundo aparecen en forma de aves. Otras llegan como pequeños y oscuros pájaros marinos anunciando tormentas. Son ánimas de capitanes de barcos perdidos cuyos cadáveres no fueron encontrados, condenadas a pasar a los cuerpos de pequeños pájaros marinos negros, de las “histories” de fees, revenants, geants, ciudades perdidas, korrigans. Para espantar los miedos o saludar a las aves maravillosas, nuestros abuelos salían de ronda por las corredoiras a cantar los mayos y los reyes.

En este viaje entre acantilados iremos descubriendo algunos misterios de un territorio especial en el que perviven con inusual vigencia tantos mitos donde los muertos andan entre los vivos y los cementerios están en medio de los pueblos. Conoceremos seres increíbles: a ave da chuvia, a raposa da mordasa, valugos, mouras, encantos, xigantes; la temible Mirta, el agresivo Xan. Otras criaturas ya viejas amigas del caminante iniciado: Xerpa, Vakner, Orcabella, Buserana. Veremos a nuestros particulares Bigfoot, Rip van Winkle, hombre lobo, vampiro; nuestras aldeas malditas y atlántidas sumergidas. ¿Quién enseñó su arte a las palilleiras y a los oleiros?, ¿dónde está el castillo de Irás y No Volverás?, ¿por qué hay una hora más de luz cuando el sol se pone?, ¿por qué se arrastran las serpientes? Bienvenidos al camino de las leyendas.

Camiño dos faros

Un camino de leyendas

Etapa 1: Malpica-Niñóns (21,9 Km)

La primera etapa del Camiño dos Faros comienza en el puerto de Malpica y finaliza en la playa de Niñóns después de un recorrido de 22 Km. En esta ruta pasaremos por seis tranquilas playas, las islas Sisargas, grandes acantilados y el más moderno de los faros, el de punta Nariga.

Los caminos reales atraviesan la tierra de Bergantiños hacia el puerto de Malpica; veredas de bandoleros y xalleiros (arrieiros), vías dominadas por el mítico monte Neme. Su nombre viene del céltico “nemeth” (bosque sagrado). Allá se concentraban la noche de san Juan las brujas en su sínodo negro. Se reunían en la fuente de las ruinas de la capilla de Santa Cristiña, luego subían a un círculo lítico, o cromlech, la Eira das Meigas y una vez allí, cada una sentada en su piedra alrededor del fuego, pensaban en los males que aquel año traerían al mundo de los vivos. Es esta una zona minera, donde los nazis se aprovisionaban del valioso wolframio para los motores de sus stukas y el blindaje de sus panzer. Estos caminos estaban plagados de contrabandistas y espías, siendo no poco frecuentes los robos y muertes provocados a causa del codiciado metal.

Otro de los montes interiores que encierran la contorna es el de San Amaro. El nombre del monte hace referencia a un curioso personaje hermanado con los monjes irlandeses, un navegante gallego cuyo epíteto celta (Amaro) significaba “inmortal”. Desde su cumbre se divisa el mar que alcanza la luz de la torre romana de Hércules, el santuario de San Adrián, o el de Os Milagros de Caión, al que los romeros llevan en su empinada subida una piedra del camino que posan en un milladoiro, un otero de guijarros en donde queda depositado el pecado o miedo de cada devoto. San Amaro es un mouro convertido en santo por el pueblo galaico en el abismo de la memoria de los tiempos cuya santidad, por supuesto, no es reconocida por la Iglesia Católica pese a que en Galicia es patrón de dos parroquias y tres concellos. Era Amaro de noble familia, heredero de una buena fortuna con la que fundó hospitales y asilos para pobres. Tras esta vida de dedicación a los demás emprendió una peregrinación para alcanzar el paraíso, que como todo hijo del atlante sabía que estaba al oeste, en unas islas fantásticas ocultas por la bruma, las que salen en los más antiguos mapas enfrente al Finisterre. Tras muchos trabajos en su navegación llegó a una isla desierta y allí inició la subida a un monte. En la cima encontró a un anciano guardando la puerta de una muralla de plata. En su interior estaba el paraíso. Al no poder entrar, por estar reservado a los muertos, el anciano apiadado le dejó echar un vistazo a través de la cerradura. Deslumbrado por la visión, Amaro bajó hasta su barca, pero ya no vio la playa, sino una gran ciudad. Habían pasado trescientos años, y con el tiempo allí nació una urbe que llevaba su nombre, San Amaro. Arrepentido por su soberbia se arrodilló delante del altar mayor de la catedral llena de devotos y le pidió a Dios que lo llevase con Él. Ante el asombro de los presentes al ver aquella figura desconocida, con ropas extrañas de otro tiempo, aquel hombre cayó muerto delante del altar, en donde le dieron sepultura. Desde entonces se le guarda culto en el templo de esa gran urbe de un archipiélago de fantasía. Es de gran devoción en Galicia, cura dolores de cabeza y reuma, colocando su imagen encima del miembro dolorido. En su fiesta, el 15 de enero, se encienden hogueras y se asan chorizos, se toma vino con nueces o castañas. Los niños gallegos tenían un tiempo para jugar al trompo (la peonza) que iba desde San Martiño, en noviembre, hasta el día de San Amaro, el peregrino navegante. Entonces guardaban en el desván su juguete diciendo “o día de San Amaro bota os trompos no faiado”.

En la zona rural de labranza, ganado y madera, se encuentra el castro de Cerqueda, en donde los mouros enterraron una viga de oro y otra de alquitrán. El que descubra la primera será rico, pero si alcanza con su pico la segunda puede causar el fin del mundo y mares de lava y piche cubrirán los valles y los montes. En la misma parroquia sobrevive a la acción de los buscadores de tesoros armados con el Libro Magnode San Ciprián en el dolmen de Pedra da Arca. Sus enormes losas fueron llevadas encima de la cabeza por una moura, mientras hilaba en su rueca y daba de mamar a un niño. En la parroquia vecina hallamos el pueblo alfarero de Buño, en donde siguen activos los alfares de los oleiros. Cuentan con su altar de ánimas, a donde acuden las almiñas dos defuntos para dar una visita a los vivos o pedir unas misas de rogativa en honor a Santa Xusta, patrona de los oleiros; o a Santa Filomena, advocación local. Santa Xusta y su hermana Rufina eran hijas de un alfarero sevillano que rechazaron dar su mercancía a los paganos para las fiestas de Venus y Adonis y les rompieron sus ídolos, por lo que fueron martirizadas. Xusta murió en la rueda y Rufina estrangulada. También se les guarda culto en la aldea marinera de Santa Mariña do Tosto, donde hay un antiguo convento.

El aire de envidia o mal de ollo de algún aldeano puede destruir por la noche el trabajo diario del alfarero. Para conjurarlo, el artesano arroja ajos y agua bendita al horno durante la cocción, pronunciando un ensalmo. Otro ser mágico que hace diabluras es el diminuto diaño bulreiro, que puede romper algún cacharro u ocultar instrumentos; por eso en ciertos días del año, como en la Nochebuena o Reyes, se le deja un plato con alguna nuez o higos pasos, un juguetito de barro (lillo), o una bocina (buxina). En ocasiones, cuando un maestro alfarero se desespera porque no es capaz de realizar un encargo a tiempo, se encuentra por la mañana con parte de la tarea terminada por algún amigable y agradecido diaño bulreiro.

Los oleiros de Buño, como andaban por todos los caminos del reino (tal el xalleiro Melquiades el mago) conocen muchas historias, que si no son verdad algo se le acercan. En un paraje cerca de la aldea se esconden entre la maleza las ruinas de la “aldea maldita”. Sus habitantes eran valuros, una tribu perdida de asaltadores de mercaderes, feriantes y náufragos caídos en la costa. Un día pasó por allí un señor mayor de barba blanca que iba de peregrinación a Muxía y les pidió albergue. La respuesta fue robarle sus pertenencias y amenazarlo por si lo contaba. Entonces el anciano se descubrió y les mandó una maldición por sus pecados; era Santiago Apóstol. Desde ese momento la aldea se fue despoblando, pues ya nadie quiso volver a vivir allí.

También cuentan los oleiros que en la parte más alta de un castro, entre unas rocas, vive una hermosa tendera. Sale de noche entre una hendidura del peñasco y extiende su surtida tienda. Cada vez que alguien se le acerca, huye y desaparece. Solo una persona pudo tratar con ella. Se llamaba Manolón y era un mozo fuerte y atrevido con ganas de descifrar el misterio de la dama de la tienda. Armado de rosarios, Manolón subió a la montaña. A media noche, como siempre, apareció la bella mujer al lado de un tenderete lleno de mercancías. Manolón caminó hacia ella y por vez primera no desapareció; permaneció detenida con la mirada fija en él. Estando ya a solo dos pasos, ella le peguntó qué era lo que más le gustaba de su tienda. Le respondió que unas tijeras que allí tenía. La tendera, con su blanca mano, las agarró y se las lanzó al joven, acabando en un momento con su vida. Un sabio muy famoso de la zona de Baiñas que ya consultaba cuando estaba dentro de la barriga de su madre, le dijo a un viejo oleiro en la feria del lugar que la respuesta al enigma de la moura era: “a min gústame a tenda e máis a tendeira”. Una señora que no es de Buño me indicó que tal suceso pasó en el castro Das Barreiras, en el monte Nariga, por donde pasaremos en esta etapa.

Otra aldea interior del concello de Malpica es Mens, con su preciosa iglesia románica, su antiguo monasterio benedictino y su castillo medieval. Dicen que un túnel comunica las torres con la iglesia. En otros tiempos, el alcaide de Mens, después de raptar a una moza del lugar el mismo día de su boda, intentó escapar por el subterráneo que une la iglesia y el castillo. Los paisanos quemaron paja en sus extremos para que no pudiera huir, quedando allí para siempre. Desde entonces, en el trigal que hay encima del túnel las espigas nacen amarillas, marcando en línea recta el tramo del antiguo viaducto bajo tierra. Le llaman el trigal maldito y aún puede contemplarse.

Desde el monte Neme o el de San Amaro divisamos el mar de los bergantiños y los ártabros, a los que combatieron Julio César y Augusto. Hoy este lugar es poblado por barcos pesqueros, los cuales largan trasmallos, betas, nasas y palangres. Los que hoy pueblan esta zona son descendientes de mercaderes de sardina, hierro, sal y madera, de corsarios y de balleneros. El escritor sevillano José Mas hace un siglo describió a Malpica como un cachalote encallado con casas como conchas incrustadas en su piel. En su puerto, el islote de O Castelo es conocido como el barco de Maghé. Era el viejo Maghé un marinero en tierra, pescador de caña que no quería salir a la mar. Un día desapareció pero dejó su nombre a la isla para siempre. En las noches de luna se aparece su silueta, con su larga barba, amarrado a su caña. Desde lo alto la misma isla esmeralda parece el propio rostro del pescador solitario, con los orificios de ojos y boca marcados por varias cuevas, y una caña de piedra en la mano.

En la encrucijada que va al muelle, un bello cruceiro señala un lugar de ritos. Allí las “sabias, carteiras, vedoiras, menciñeiras, meigas, pastiqueiras” cada una acompañada por dos monaguillos, a golpe de hisopo, aguardiente y jaculatorias, curaban males de ojo, encantamientos y aires de muerto o de vivo. Era este un lugar propicio para ser visitado en ciertas épocas del año por las almas del otro mundo, las cuales venían a rezar o a pedir una intercesión por algún pobre mortal. A propósito para las benditas almas del purgatorio fueron erguidos los tradicionales petos de ánimas de Bergantiños. La capilla de As Neves o de San Antón, como muchas otras de la comarca, fue levantada por un ermitaño que allí vivía, pero en este caso conocemos su nombre, Antonio Rodríguez Chouciño. El día del santo, el 13 de junio, suben a San Antonio y a la Virgen de As Neves desde la parroquia hasta este templo y luego los vuelven a bajar al anochecer. La irreverente tradición dice que ambos son novios y tienen su día para verse, su fiesta, en la que agradecidos demuestran con largueza de curaciones su felicidad. También San Adrián tiene a su esposa, Santa Natalia, que lo acompaña el día de su procesión hasta la ermita. Podemos observar que estos santos de la Costa da Morte comen, beben, bailan y aman como los humanos, siendo esta vitalidad la razón de su poder de curación; son coma nos.

Al lado de la ermita se encuentra una de estas casitas donde se refugian las almiñas dos defuntos, en una tierra donde no existe la muerte si hay recuerdo de los ancestros y se vela por ellos. Estos petos de ánimas son pequeños oratorios coronados por una cruz, con su limosnero, lugar para velas y flores. Los vemos en Seaia, Oza, Cances, Buño, Mens y Seavia. Las benditas ánimas del purgatorio se aparecen a los mortales en los cruces de caminos o en estos oratorios. Se escuchan primero sus lloros; luego susurros, rezos y gemidos; y finalmente suelen hacer una petición de rogativas, sufragios, misas al embelesado oyente, al que suelen acompañar por el camino hasta su casa. Las almas del otro mundo se aparecen más en algunas fechas del año, como en la primera semana de noviembre, trasformados en abejas o luciérnagas (llamadas “velliñas”