Hablemos de cáncer - Manel Esteller - E-Book

Hablemos de cáncer E-Book

Manel Esteller

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Beschreibung

El autor de No soy mi ADN desenmascara las fábulas y falsos mitos sobre la enfermedad más común de nuestro tiempo: el cáncer. Autoridad mundial en la materia, Manel Esteller, nos explica que el mejor método para afrontar el cáncer es conociéndolo y desenmascara todos los mitos que hay entorno a él a la vez que revela, con una prosa sencilla y clara, todas las dudas sobre esta enfermedad. ¿El cáncer es contagioso? ¿Mi estilo de vida o el lugar dónde trabajo pueden influir para que pueda llegar a tener cáncer? Manel Esteller responde a estas y muchas otras preguntas en este libro clave para conocer y entender los mecanismos de esta enfermedad.

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© Manel Esteller Badosa, 2018.

© de esta edición digital: RBA Libros, S.A., 2018. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona.

www.rbalibros.com

REF.: ODBO209

ISBN: 9788491870302

Composición digital: Newcomlab, S.L.L.

Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones establecidas por la ley. Todos los derechos reservados.

Índice

INTRODUCCIÓN

PRIMERA PARTE. HABLEMOS DE CÁNCER

1. ¿QUÉ ES EL CÁNCER?

2. ¿DESDE CUÁNDO HA EXISTIDO EL CÁNCER?

3. ¿CUÁLES SON LOS GENES DEL CÁNCER?

4. ¿CUÁL ES MI PROBABILIDAD DE TENER CÁNCER?

5. ¿EXISTEN VACUNAS CONTRA EL CÁNCER?

6. ¿HAY PERSONAS INMUNES AL CÁNCER? ¿QUÉ HACE EL SISTEMA...

7. ¿SE PUEDE CONTAGIAR EL CÁNCER?

8. ¿ES HEREDITARIO EL CÁNCER?

9. ¿ES EL CÁNCER SENSIBLE A LAS HORMONAS?

10. ¿EL TABACO PROVOCA CÁNCER?

11. ¿EL ALCOHOL PROVOCA CÁNCER?

12. ¿LA RADIACIÓN PROVOCA CÁNCER?

13. ¿ESTÁ ASOCIADO UN MAYOR ÍNDICE DE CÁNCER CON ALGUNOS...

14. ¿INFLUYE LA DIETA EN EL CÁNCER?

15. ¿TIENE RELACIÓN LA OBESIDAD CON EL CÁNCER? ¿PUEDO REDUCIR MIS...

16. ¿PUEDE INFLUIR EL LUGAR DONDE VIVO EN EL TIPO DE TUMOR QUE...

17. LOS DIVERSOS NOMBRES DEL CÁNCER Y SU SIGNIFICADO...

18. ¿CÓMO SE CLASIFICA Y DETERMINA EL ESTADO Y AVANCE DE UN TUMOR?

19. ¿QUÉ ES LA METÁSTASIS?

20. ¿PUEDE UNO DETECTAR POR SU CUENTA EL CÁNCER?

21. ¿ES CIERTO LO QUE HE LEÍDO EN INTERNET SOBRE EL CÁNCER?

22. ¿CÓMO SE DIAGNOSTICA UN CÁNCER?

23. ¿ES OPERABLE MI CÁNCER? SI MI CÁNCER NO SE PUEDE OPERAR...

24. ¿HAY DIFERENCIAS EN EL CÁNCER ENTRE HOMBRES Y MUJERES?

25. ¿EXISTEN PARTICULARIDADES EN EL CÁNCER SEGÚN LA EDAD...

26. ¿QUÉ ES LA QUIMIOTERAPIA? ¿CUÁLES SON LOS FÁRMACOS MÁS...

27. ¿QUÉ ES LA RADIOTERAPIA?

28. ¿PUEDE PRODUCIR EL TRATAMIENTO CONTRA EL CÁNCER ENFERMEDADES...

29. ¿QUÉ ES LA MEDICINA PERSONALIZADA DEL CÁNCER?

30. ¿EN QUÉ NUEVOS FÁRMACOS SE ESTÁ TRABAJANDO PARA...

31. ¿SE ASOCIA EL CÁNCER A OTRAS ENFERMEDADES PREVIAS?

32. ¿CÓMO ENFOCAR LA VIDA DESPUÉS DEL CÁNCER? ¿QUÉ PUEDO HACER...

33. ¿CÓMO PUEDO AYUDAR A QUIENES PADECEN CÁNCER Y A LOS QUE...

34. ¿CÓMO PUEDO APOYAR LA LUCHA Y LA INVESTIGACIÓN...

35. ¿CUÁL ES EL FUTURO DE LA CIENCIA RESPECTO AL CÁNCER? ¿CUÁLES SON...

SEGUNDA PARTE. DIFERENTES TIPOS DE CÁNCER

ALGUNOS COMENTARIOS ANTES DE COMENZAR...

36. CÁNCER DE CABEZA Y CUELLO

37. CÁNCER DE CEREBRO

38. CÁNCER DE COLON Y RECTO

39. CÁNCER DE ESÓFAGO

40. CÁNCER DE ESTÓMAGO

41. CÁNCER DE HÍGADO

42. CÁNCER DE HUESOS

43. LEUCEMIAS

44. LINFOMAS

45. CÁNCER DE MAMA Y OTROS TUMORES PROPIOS DE LA MUJER...

46. MESOTELIOMA

47. CÁNCER DE MÚSCULOS

48. CÁNCER DE PÁNCREAS

49. CÁNCER DE PIEL (MELANOMA)

50. CÁNCER DE PIEL NO MELANOMA

51. CÁNCER DE PRÓSTATA Y OTROS TUMORES PROPIOS DEL HOMBRE...

52. CÁNCER DE PULMÓN

53. CÁNCER DE RIÑÓN

54. CÁNCER DE TIROIDES

55. CÁNCER DE VEJIGA

COMENTARIOS FINALES

INTRODUCCIÓN

Este es un libro sobre ti. Sobre mí. Sobre nuestras familias y nuestros amigos. Sobre el desconocido que nos cruzamos en la calle. Porque todos enfermamos y un número no despreciable de nosotros tendremos un cáncer. Y entonces nos asaltarán interrogantes y dudas. En este libro encontrarás las respuestas y las esperanzas que nos da la ciencia más rigurosa. Hagámonos preguntas y contestémoslas sin miedo.

Este texto que tienes en tus manos busca llenar un vacío existente pese a la gran cantidad de libros dedicados al cáncer: el de una obra elaborada desde la Medicina y la Biología que te explique qué es el cáncer, sus causas, sus mecanismos, sus tratamientos y sus tipos de una forma sencilla y clara, pero conservando el rigor científico.

También quiere ser una fuente de esperanza, ya que pretende reflejar cómo los avances en la investigación de esta enfermedad han permitido pasar de una mortalidad superior a un 90 % a una supervivencia cercana en la actualidad a dos tercios de los casos. Es, por tanto, y también, una historia de los médicos y científicos que han permitido avanzar tanto en su conocimiento, diagnóstico y tratamiento.

Al mismo tiempo, el libro busca resaltar la necesidad de incrementar las medidas políticas, sociales y de salud pública que nos aseguren un estado del bienestar en el que la prevención del cáncer (por el uso de vacunas, campañas antitabaco, promoción del ejercicio físico, etc.) y su detección precoz (revisión ginecológica, sanidad universal) sean ejes centrales de este.

Por último, quiere poner también el acento en la necesidad de dar el «centro del escenario» al paciente como un elemento que no es pasivo y que puede ser plenamente conocedor de su enfermedad, si así lo desea, y contribuir decididamente no solo a mejorar el pronóstico de su caso, sino a dejar un legado imborrable con su historia y apoyo a la curación definitiva del cáncer.

Adentrémonos en este conocimiento. Hagámonos preguntas y contestémoslas. Yo lo he intentado en las siguientes páginas que deseo y espero que leáis con interés.

PRIMERA PARTE

HABLEMOS DE CÁNCER

¿QUÉ ES EL CÁNCER?

El cáncer es una enfermedad que se origina porque nuestras células no obedecen a los signos de inhibición de su crecimiento, lo que provoca que, en su defecto, adquieran mecanismos que las hacen reproducirse de forma acelerada.

Dejadas las células a su libre albedrío, esta explosión incontrolada de la división celular invade estructuras vecinas y causa daño a otros órganos del cuerpo hasta terminar, lamentablemente, acabando con su huésped. Por eso hemos de tratar el cáncer, porque tristemente no se va a curar solo.

Hoy en día somos capaces de evitar la aparición de muchos tumores, y, por otro lado, los tratamientos de los diversos tipos de cáncer detectados son curativos en un 60 % de los casos, y cada año añadimos un 2 % más a la tasa de curaciones debido a la detección precoz y a que los tratamientos cada vez se vuelven más avanzados y específicos.

¿EXISTE ALGUNA CARACTERÍSTICA COMÚN DE LOS

TUMORES DE LOS DISTINTOS TEJIDOS?

Sí. Por poner un ejemplo cercano, así como en las páginas de pasatiempos de los periódicos y revistas existen esos dos dibujos prácticamente iguales y el juego consiste en encontrar «las seis diferencias», en el caso del cáncer el juego sería al revés y podría titularse: «encuentra las seis semejanzas», ya que la mayoría de los tumores humanos comparten seis características comunes que los definen:

1) PROLIFERACIÓN SIN ESTIMULACIÓN

Una célula sana necesita que se la estimule para crecer.

Imaginemos una puerta cerrada con una cerradura: para que abra, necesita una llave que se introduzca en la cerradura y gire, y solo entonces y de este modo se abrirá la puerta.

Pues bien, la célula tumoral es una puerta con cerradura que no necesita llave: se abre y ya está. Y «abrirse» significa empezar a dividirse para, a partir de una célula, formar dos, y de dos formar cuatro, y de cuatro, ocho, y de ocho, dieciséis... Así hasta crear auténticas masas que pueden llegar a pesar como una naranja.

Esta capacidad de la célula tumoral de proliferar en ausencia de señales de crecimiento se consigue de muchas formas. Un ejemplo: nuestras células tienen en su membrana (la capa que las recubre) un receptor que, cuando se le une un factor determinado (el llamado ligando), provoca que la célula empiece a dividirse. La célula tumoral altera el receptor mediante una mutación para que siempre esté dando «señal», como si el ligando estuviera siempre ahí, un poco como la sensación de sentir un miembro amputado cuando ya no existe, solo que este miembro crece, y crece, y crece...

2) DESOBEDIENCIA

Una célula normal es obediente, y cuando le llega una señal externa de que debe dejar de dividirse sigue las instrucciones. Existen muchos factores de diferenciación celular que contribuyen a mantener a nuestros tejidos en el camino correcto.

La célula tumoral los ignora: se pone las manos en los oídos, como aquella imagen de los monos que no oyen, ni ven ni hablan, y no escucha ni percibe las señales de inhibición celular. Se ha vuelto independiente respecto a las sustancias que deberían frenar su crecimiento.

Uno de los mecanismos que usan las células tumorales para conseguir este objetivo es «esconder» los receptores de la membrana celular que deberían mediar la respuesta inhibidora. Es decir, se ponen unos tapones en los oídos y continúan con su proliferación desenfrenada.

3) INMORTALIDAD

Pero pueden existir más células «malas», no porque se produzcan más, sino porque, simplemente, no se mueren.

Vayamos con otro ejemplo: imaginemos una sociedad donde la natalidad se mantiene o es baja pero nunca muere nadie, al final tendríamos el mismo problema que con las células: una catástrofe de superpoblación.

Los seres vivos se definen, en parte, porque mueren. Y la muerte está presente continuamente en nuestro cuerpo: de forma constante van muriendo células viejas o defectuosas en nuestro cuerpo para que puedan ocupar su sitio células jóvenes más eficaces y vitales. Entre los tejidos que más experimentan estos recambios figura nuestra piel, nuestro aparato digestivo y nuestra sangre. Esta muerte fisiológica y necesaria de nuestras células se llama muerte celular programada o apoptosis, y se trata de un mecanismo que está altamente regulado.

Pues bien, la célula tumoral se lo salta a la torera, no muere. Es capaz de desarrollar estrategias para evadir esta muerte fisiológica de las células. De hecho, buena parte de las células tumorales de una persona en las condiciones adecuadas de temperatura (37º C), oxígeno y alimentación se convierten en inmortales y siguen viviendo en el laboratorio incluso décadas después de la muerte del paciente. Ello nos permite estudiarlas en detalle, aunque sea una verdadera paradoja que mantengamos a este asesino vivo en nuestras salas de cultivo.

4) ETERNA JUVENTUD

Nuestras células se asemejan en muchos aspectos a un reloj de cuerda: sus agujas van girando cada segundo, cada minuto, cada hora, unas proteínas se producen y otras se degradan y nuestro material genético se duplica para dar una copia del genoma a cada célula hija. Pero un día el reloj se para, se le ha acabado la cuerda.

Nuestras células, aunque tienen cuerda para rato en comparación a las de otros seres vivos como la mosca o la mariposa, también acaban deteniéndose. En la actualidad estimamos que la «cuerda» de nuestras células dura como máximo ciento veinticinco años, puesto que no existe registro comprobado de nadie que en la historia de la humanidad haya sobrepasado dicho tiempo (el récord verificado actualmente está en ciento veintidós años y ciento sesenta y cuatro días por la francesa Jeanne Calment), lo que no está nada mal.

¿Por qué mueren nuestras células?

Debido a un motivo puramente físico que tiene relación con nuestros cromosomas, esto es, las macroestructuras que reflejan nuestro material genético: cada vez que una célula se divide se van acortando sus extremos (telómeros), de modo que la medida de estos puede darnos una idea de cuán envejecida está una persona.

Pues bien, las células tumorales también ignoran este «contador» molecular.

¿Y cómo lo hacen?

Las células cancerosas activan una proteína con una actividad específica («enzima») que impide que las puntas de los cromosomas se acorten. De esta manera, estas células se mantienen siempre jóvenes.

Como puede imaginarse, el estudio de las enzimas es un área de interés no solo en oncología, sino también en medicina estética.

5) DESORGANIZACIÓN

Igual que a la mayoría de los humanos nos gusta estar en grupos de tamaño medio, ni solos ni en grandes multitudes, lo mismo les ocurre a las células sanas: en un tejido del colon, del hígado, del páncreas..., las células que hacen una función común se «tocan» espalda contra espalda para hacer su trabajo. Y no solo se apoyan entre sí de esta manera, sino que también sus «manos» se entrelazan, todo muy romántico.

Esto sucede porque las células presentan en la capa que las contiene moléculas que se complementan con las de sus vecinas. De igual manera a los juegos de construcción de los niños, en los que una pieza hace de «puente» para juntar dos paredes, estos anclajes moleculares permiten a los órganos funcionar de forma correcta para trabajar coordinadamente.

En el caso del cáncer, esta armonía de «todos a una» se rompe y las células tumorales cortan o dejan de producir estas ligaduras intercelulares, de manera que las células cancerosas empiezan a invadir localmente zonas vecinas para acabar, finalmente, dando un salto —como si de un trampolín se tratara— al torrente sanguíneo o linfático. Es entonces cuando se originan esas colonias tumorales a distancia del sitio que las vio nacer que llamamos metástasis. Y esto es, como ya sabemos, especialmente peligroso.

6) PARASITISMO

Las células sanas tienen unas necesidades de alimento, energía y eliminación de detritus que impiden actitudes excesivamente expansivas y «booms» de reproducción: una célula precisa para crecer de un vaso sanguíneo cerca desde donde le lleguen los nutrientes y, si no lo encuentra, la célula muere.

De igual forma, una célula necesita un «lavabo» cerca. Una fuente donde eliminar todos sus productos tóxicos sería como echarlos a la linfa y a los misteriosos conductos linfáticos, pero es que además el tejido fisiológico tiene unos requerimientos dietéticos bastante finos y necesita un aporte equilibrado de nutrientes para hacer su función normal.

La célula tumoral, en cambio, se lo monta ella sola: se construye su cocina y su lavabo y come lo que le echen.

Las células cancerosas son, en ese sentido, capaces de atraer hacia ellas, como un imán, vasos sanguíneos especiales para que las alimenten (neoangiogénesis) como si fueran vampiros, y de la misma manera captan tuberías linfáticas especiales (vasos neolinfáticos) para eliminar sustancias que pudieran frenar su crecimiento. Asimismo, pueden cambiar su metabolismo y modificar su menú para pasar de obtener energía de una forma reposada (ciclo de Krebs) al fast food (glicólisis anaerobia), porque las células tumorales necesitan energía rápida aunque sea de mala calidad, ya que no dejan de crecer. Son, en definitiva, inmortales, tienen su cronómetro parado y parasitan tierras extrañas.

CONCLUSIÓN

Estas seis propiedades definen a las células tumorales con todas sus lógicas excepciones y peculiaridades, y así como el cáncer se aprovecha de ellas para intentar robarnos la vida, también constituyen las bases que permiten al tumor su supervivencia. Depende de ellas. Por tanto, las distintas terapias para frenar el cáncer irán encaminadas a atacar y reparar los cambios y comportamientos descritos. Sus fortalezas serán también sus debilidades.

¿DESDE CUÁNDO HA EXISTIDO

EL CÁNCER?

Es legítimo que nos preguntemos si el cáncer es una enfermedad contemporánea y de los tiempos modernos, o que tal vez se haya visto incrementada en nuestros días debido al ajetreo y el estrés, a toda la contaminación que va aumentando, con los tubos de escapes de los coches, con el agujero de ozono, con el calentamiento global, con los móviles, con las antenas de telefonía... Pero lo cierto es que el cáncer siempre ha estado con nosotros. Desde el inicio.

¿EXISTE EL CÁNCER EN LOS ANIMALES?

De hecho, el cáncer no es patrimonio exclusivo de los humanos, y por ello buena parte de los organismos pluricelulares (formados por más de una célula) pueden tener cáncer o un trastorno que se le asemeje. Por ejemplo, las plantas pueden tener tumores que suelen estar causados por virus y se deben, al igual que ocurre en un tumor humano, a células que proliferan sin control.

También otros animales, además de nosotros, pueden tener cáncer, desde una serpiente a un elefante, desde un canguro a un oso, desde nuestro precioso gatito a nuestro fiel perro. No se salva ni el tiburón. Lo que suele suceder es que los animales en libertad en su medio salvaje suelen morir a causa de sus depredadores, entre ellos el hombre, antes de que haya tiempo suficiente para que el cáncer se desarrolle en sus cuerpos. En cambio, tanto nuestros animales domésticos como los de los zoológicos viven muchos más años y, en este mayor periodo de vida, tienen tiempo para desarrollar una tumoración, y hasta ocurre en muchas ocasiones que nuestros animales de compañía acaban desarrollando los tumores de sus «amos», e incluso se ha llegado a hallar cáncer de pulmón en aquellas mascotas que tienen dueños con el hábito tabáquico al ser fumadores pasivos.

¿EXISTE ALGÚN ANIMAL RESISTENTE AL CÁNCER?

Es interesante conocer que, al parecer, sí existen algunos animales más resistentes que otros a desarrollar cáncer. El caso más conocido es el de las ratas topo peladas, que viven en el subsuelo casi ciegas y poseen un genoma altamente resistente diseñado para enfrentarse a un ambiente tan inhóspito.

Otro caso interesante de cáncer animal de reciente interés es el detectado en el diablo de Tasmania, un pequeño marsupial que habita en esta isla al sur del continente australiano y popularizado por un dibujo animado de la Warner Bros. al que bautizaron como Taz. Resulta que dicho marsupial está en peligro de extinción porque se trata de un mamífero muy violento, hasta el punto de que los individuos de una manada se atacan entre ellos mordiéndose en el rostro, y de este modo, a mordiscos, se transmiten entre ellos un cáncer muy agresivo que les ocasiona unos tumores faciales que les conllevan la muerte, por lo que su población se ha diezmado en un 80 %. Vamos, que la infección zombi por esas tierras ya ha empezado.

¿ES CIERTO QUE AHORA HAY «MUCHO MÁS CÁNCER QUE ANTES»?

Si volvemos a los humanos, la impresión general es que ahora hay «mucho más cáncer que antes», o eso suele decirse. Una afirmación que se puede analizar de muchas maneras:

AHORA SE DIAGNOSTICA MUCHO MÁS CÁNCER

QUE HACE UNAS DÉCADAS

Hasta hace poco la palabra cáncer era tabú y se usaban términos para referirse a ella que la calificaban como una enfermedad fea y penosa. Lamentablemente, es algo que hoy en día sigue sucediendo, pues los medios de comunicación continúan usando frecuentemente expresiones del tipo «una larga enfermedad», cuando lo cierto es que el Alzheimer, por poner un ejemplo, también es una larga enfermedad.

Por suerte, en la actualidad cada vez se habla más directamente de cáncer, y en buena medida ello se debe a que algunas personalidades y famosos de la prensa han tenido la valentía de contar públicamente que tenían un determinado tipo de cáncer, lo cual es bueno, por una parte, porque contribuye a normalizar dentro de lo que cabe esta enfermedad, pero, por otra, al darle más visibilidad, crea la sensación subjetiva de que se producen más casos que antes.

Pero es que esto, además, es cierto: verdaderamente hay más diagnósticos de cáncer hoy en día porque vivimos mucho más tiempo, y es frecuente que, por ejemplo, en el sur de Europa, se alcancen edades medias superiores a los ochenta y cinco años entre la población.

Pues bien, como nuestra esperanza de vida se ha alargado, de la misma manera hay más probabilidades de que se produzcan errores en las maquinarias que controlan las funciones celulares.

Dicho de un modo coloquial: tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, pero asimismo hemos de ser conscientes de que si el cáncer está más presente en nuestra sociedad es porque existen entre nosotros millones y millones de supervivientes de esta enfermedad, que constituyen una población de personas que no existía hace unas pocas décadas.

Antes, si tenías un cáncer te morías en un año y en paz. Ahora existen casos de tumores en los que la curación es completa y el tumor solo es un mal recuerdo o una cicatriz de treinta años atrás.

OTRO ASPECTO QUE HA CAMBIADO CON EL TIEMPO:

EL ESPECTRO DE LA TUMORACIÓN

Con el espectro de la tumoración, nos referimos a la frecuencia relativa de unos tipos de cánceres respecto a otros, así como su impacto en la mortalidad.

Un ejemplo: el cáncer de pulmón no existía en Europa hasta que empezó a importarse el tabaco de las Américas, y la mujer no enfermaba de cáncer de pulmón hasta que la liberación femenina condujo a que también fumaran, al igual que hacían los hombres. Este último tipo de cáncer de pulmón comenzó a producirse en Estados Unidos en 1945, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, y en España en 1976, con la llegada de la democracia, constituyendo, tal vez, la única consecuencia negativa de esta.

En un ejemplo contrario, hay también tumores que experimentaron un pico de afectados que luego fueron desapareciendo, como es el caso del mesotelioma, esto es, el tumor de la membrana que recubre los pulmones, y que se considera una «enfermedad profesional» porque está directamente relacionado con el uso de asbesto (amianto) en la construcción y ciertos trajes especiales ignífugos, de manera que cuando dejó de usarse este material empezó a decrecer este tumor.

Otro ejemplo más: en el oeste de China se experimentó un pico de cáncer de hígado hace unos años. La causa era una toxina de una seta que causaba una mutación específica en un protector inactivándolo. En cuanto se detectó, se dejó de consumir esa seta, y desapareció este tipo de tumor.

Pero, claro, este tipo de medidas no siempre son fáciles de tomar: ¡a ver quién es el valiente que se atreve a cambiar las conductas humanas!

Un último caso interesante es el del cáncer de cuello uterino (cáncer de cérvix), que fue el gran asesino de mujeres jóvenes durante muchas décadas. Pues bien, hoy en día el cribaje ginecológico hace que se detecte de forma precoz, con lo cual se pueden extirpar las pocas células malignas que haya antes de que sus efectos sean devastadores, con la consiguiente curación de las pacientes.

De la misma manera, con un poco de suerte la vacunación contra el virus del papiloma, causante del cáncer de cuello uterino, conducirá eventualmente en un futuro no muy lejano hasta su total extinción.

LA VISIBILIDAD DEL CÁNCER

En los hombres la elevada frecuencia de cáncer de próstata se asocia a la edad avanzada, y en realidad se dice que, si hiciéramos una autopsia a todo hombre mayor de noventa años, encontraríamos un cáncer de próstata, pero lo que ocurre, simplemente, es que su «huésped» ha muerto por otra enfermedad. ¿Por qué vemos entonces más cáncer?

En resumen, por muchos motivos, pero principalmente porque la población en los países occidentales ha envejecido y es una población de supervivientes a las enfermedades infecciosas, desnutrición y muertes violentas que lamentablemente siguen asolando otras regiones de nuestro planeta.

De hecho, si hablamos en términos de la historia humana, podemos contemplar en preciosos cuadros de pintores clásicos cirujanos practicando extirpaciones de tumores en los siglos xviii y xix e, incluso si nos adentramos en la Edad Media, podemos ver en algunas de estas obras de arte deformidades en senos de mujeres correspondientes a tumores de mama, o en el cuello de algunos hombres ulceraciones que reflejan la existencia de cáncer de esas zonas, así como también podemos comprobar cómo practicaban sangrías para extraer la «mala sangre» que según ellos los causaban.

Y, si vamos más allá y seguimos retrocediendo en esta máquina del tiempo hasta llegar al poderoso Egipto de los faraones, veremos también que en algunas momias se pueden apreciar tumoraciones que quizá fueron la causa de la muerte de esas personas.

Los tumores humanos, en conclusión, al igual que si fueran carne comestible, no pueden conservarse mucho tiempo, por eso el paso de centenares de años va borrando sus huellas en el pasado; sin embargo, si empujamos a fondo la palanca de la máquina del tiempo y nos vamos a un pasado aún más remoto hasta examinar los restos presentes en alguna cueva, encontraremos sorpresas. Como unas muescas en un hueso que no son restos de mordeduras de fieras o vestigios de canibalismo, sino los agujeros dejados por las metástasis óseas en el esqueleto de uno de aquellos cavernícolas. El cáncer ha estado con nosotros desde el inicio de los tiempos, es más, desde que nos sentamos alrededor de aquella primera hoguera.

¿CUÁLES SON LOS GENES

DEL CÁNCER?

El cáncer es una enfermedad genética, lo que no significa que sea una enfermedad hereditaria, algo que solo es en un 10 % de casos. Es decir, se trata de una patología de los genes por la que centenares de estos se encuentran alterados de una forma u otra en un tumor.

¿CÓMO SE DIFERENCIAN LOS GENES DEL CÁNCER?

Recordemos que los genes son la unidad de trabajo de nuestro ADN y, de forma simplificada, podemos decir que en los 6.000 millones de piezas (nucleótidos) que forman nuestro material genético los genes clásicos son aproximadamente 30.000. Pues bien, estos genes clásicos producen la molécula llamada ARN mensajero, del que nacen las proteínas.

Existen otro tipo de genes que no producen (codifican) proteínas (originan ARN no codificante), pero a estos genes novedosos, y para no liarnos más, los dejaremos un poco de lado.

¿TIENE EL CÁNCER SU ORIGEN EN UN VIRUS?

Volviendo a los «genes de toda la vida», en los primeros estudios de biología molecular del cáncer (finales de los años setenta, inicios de los ochenta) se creía que todo el cáncer era debido a virus que tenían genes promotores del crecimiento tumoral que, cuando nos infectaban, desencadenaban el tumor. En Estados Unidos se gastaron millones de dólares en su investigación y se construyeron megacentros con laboratorios inmensos para estudiar la virología tumoral. Hoy, sin embargo, sabemos que los virus son responsables de aproximadamente un 20 % de los tumores humanos, y lo que hacen es «secuestrar» a nuestros genes para inducir tumores. Es decir, los genes del cáncer no son exógenos, son simplemente nuestros genes que funcionan mal.

¿QUÉ HACE FUNCIONAR MAL A NUESTROS GENES?

De forma sencilla, los genes del cáncer se pueden dividir en dos categorías: genes promotores del cáncer (oncogenes) y genes inhibidores del cáncer (genes supresores de tumores, también llamados antioncogenes). Las células tumorales seleccionan activar a los primeros e inactivar a los segundos para progresar en el tortuoso camino de la carcinogénesis.

La forma en que se consigue hiperexcitar a los oncogenes y bloquear los antioncogenes es diversa.

CAMBIOS GENÉTICOS Y DE LOS CROMOSOMAS

En primer lugar, tenemos los cambios genéticos y de los cromosomas, como ya hemos dicho: cada gen tiene una secuencia de cuatro letras que lo define. Imaginémonos: —ACTGATTCGACTAG—, pues bien, una forma de cargarse la actividad de un gen supresor tumoral es que pierda una letra: —ACTGATTCGACTG—. Se ha perdido la última «A» y eso provoca una proteína deficiente sin actividad antitumoral. Este mecanismo de alteración se denomina deleción.

Ahora bien, puede ser que se produzca el cambio de una letra: —AGTGATTCGACTG—, donde en lo que era una C en la segunda posición ahora tenemos una G. Esta modificación producirá una proteína ligeramente diferente: o más activa (en el caso de los oncogenes) o más inactiva (en el caso de los antioncogenes). El mecanismo descrito se llama mutación puntual.

Pero también puede suceder que, en vez de tener las dos copias normales de la secuencia (una que viene de nuestra madre y otra de nuestro padre), tengamos ocho, doce o treinta copias de esta: es el mecanismo de amplificación génica que usan algunos oncogenes para activarse.

Otra cosa que puede ocurrir es que nuestra secuencia se una a la secuencia de otro cromosoma: el fenómeno se llama translocación, y origina las llamadas proteínas de fusión. En este supuesto veríamos algo así: —AGTGAT-GTCAAATTG—, donde solo queda la mitad de nuestra secuencia favorita y el resto es un pegote que viene de otro gen. Este fenómeno suele tener lugar en leucemias, linfomas y tumores de los músculos y de los huesos.

Finalmente, puede suceder que un gen supresor tumoral deje de actuar porque se quede «mudo»: de este aspecto se encargan las alteraciones epigenéticas, marcas químicas que bloquean la expresión de un antioncogén como si fuera una señal de tráfico. En nuestra secuencia fetiche sería algo así: —STOP-AGTGATTCGACTG—. Esta marca química alterada se denomina metilación del ADN.

LAS FUNCIONES QUE REALIZAN LOS GENES DEL CÁNCER

Hablando de las funciones celulares de los genes del cáncer, estos realizan funciones muy diversas:

• Existen oncogenes como los receptores de la membrana celular HER2 (amplificado en cáncer de mama) o EGFR (mutado en cáncer de pulmón) que inducen el crecimiento desaforado de las células. Estos receptores, así como otras proteínas oncogénicas situadas en el líquido que se haya entre la membrana y el núcleo de las células (citosol), suelen tener una actividad específica enzimática denominada tirosina quinasa, es decir, añaden un grupo fosfato al aminoácido tirosina de las proteínas. Esta actividad será también su flaqueza cuando luego expliquemos cómo la explotamos en terapia antitumoral usando inhibidores de tirosina quinasa.

• Otros oncogenes intracelulares importantes son K-ras (el oncogén más frecuentemente mutado en cáncer humano) y BRAF (con un papel esencial en el melanoma), que también se encargan de desencadenar una cascada de señales químicas que inducen la proliferación celular como si de fichas de dominó cayendo una detrás de la otra se tratara.

Entre los genes supresores tumorales también tenemos una gran diversidad de actividades que se van al garete en el cáncer: el antioncogén p16 deja de bloquear el ciclo celular e impide la reproducción continua de una célula, los genes reparadores del ADN llamados MLH1 y BRCA1 son silenciados y nuestro ADN empieza a acumular mutaciones... Un panorama desolador.

El gen supresor tumoral más frecuentemente mutado en cáncer humano se llama p53, y está pluriempleado: su pérdida provoca que la célula no muera cuando le tocaría y que no repare correctamente su material genético, con lo que en cada división tenemos una célula más fea y que va acumulando aberraciones diversas.

Las alteraciones de los genes mencionados pueden darse en muchos tipos de tumor distinto, pero algunas son muy específicas. Por ejemplo, la amplificación del oncogén N-MYC suele darse en el tumor pediátrico denominado neuroblastoma, mientras que un gen oncogénico parecido llamado C-MYC suele estar alterado en un amplio abanico de tumores.

Los genes supresores tumorales VHL (von Hippel-Lindau) o WT1 (Wilms tumor 1) se encuentran casi exclusivamente alterados en subtipos específicos de cáncer de riñón, mientras que otro antioncogén llamado p15 solo está defectuoso en determinadas leucemias.

Y luego hay también diferencias de frecuencia, el mencionado oncogén K-ras está mutado en un 25 % de tumores de pulmón, pero en cambio en un 90 % de los casos de cáncer pancreático.

Es decir, cada tipo de tumor (colon, mama, hígado, pulmón, páncreas, leucemia, ovario, cerebro...) tendrá un tronco común de genes del cáncer compartido entre sí, pero genes alterados de forma específica en función de su célula de origen. Por eso a veces oímos que el cáncer no es una enfermedad, sino ciento veinte tipos distintos de enfermedad, que es un modo de reflejar el número de tipos celulares distintos en el cuerpo humano.

Pero no nos dejemos abrumar por la complejidad y veámosla como una oportunidad para conocer cómo funcionan estos genes y cómo podemos desarrollar terapias específicas contra estos que no dañen a las células sanas.

¿CUÁL ES MI PROBABILIDAD

DE TENER CÁNCER?

Empecemos con una respuesta sencilla, pero no por eso menos cierta: si eres un hombre la posibilidad de que desarrolles un cáncer en tu tiempo de vida es de 1 entre 3 (es decir, un 33 %), mientras que si eres una mujer es de 1 entre 4 (un 25 %).

Lo políticamente correcto no existe en cuanto a la incidencia de tumor según el género. Se cree que el riesgo de cáncer es mayor entre los hombres debido a que poseen unos mayores hábitos tóxicos, como un mayor consumo de tabaco y alcohol. Pero si eres mujer no te descuides, la imitación de algunas de estas conductas nocivas, antes propias del sexo masculino, están incrementado el riesgo de tener cáncer entre las mujeres.

SUSTANCIAS QUE INCREMENTAN NUESTROS

RIESGOS DE TENER CÁNCER

EL TABACO

La probabilidad de ganar un sorteo, una rifa o una lotería depende de cuántos números o boletos compres. A mayor cantidad, más probable que te lleves el indeseable, en este caso, premio gordo. Por ejemplo, el tabaco: solo un 10 % del cáncer de pulmón aparece entre no fumadores. Eso no significa que el 90 % de los fumadores vayan a desarrollar cáncer de pulmón, pero ciertamente sus probabilidades son mucho mayores. Y para el hábito tabáquico quien dice cáncer de pulmón también puede decir cáncer de cabeza y cuello (lengua, garganta, labios) y también de vejiga.

Me preguntaréis cómo un órgano corporal tan alejado del consumo de los cigarrillos se puede ver afectado, y la respuesta es clara: buena parte de los carcinógenos del tabaco se eliminan por la orina, y a su paso por la vejiga la van «arañando» molecularmente, provocando cambios en su material genético.

Pero además tenemos el asunto de la dosis del agente protumoral. El fumador empedernido tiene más riesgo que el fumador ocasional, aunque este último suele ser una rara avis siempre tentado a convertirse en el primero. Y claro, si usted es el fumador pasivo del humo de su pareja, familiares, amigos o compañeros, pues su riesgo de desarrollar los mencionados tumores también se incrementa. Fumar también provoca otros graves problemas respiratorios, como la enfermedad obstructiva crónica (EPOC), el enfisema y la fibrosis pulmonar. Y mejor que pare aquí.

EL ALCOHOL

El consumo excesivo de alcohol también se asocia a la aparición de cáncer en humanos, siendo el caso más evidente el cáncer de hígado, aunque también se ha relacionado con el de cabeza y cuello, esófago y estómago.

Nuestro pobre hígado se encarga de detoxificar las sustancias dañinas, y así lo hace hasta que estas lo superan en número, como sucede en el alcoholismo con la aparición de hepatitis y tumor hepático.

Nos podemos intentar excusar muy ligeramente y justificar la ingesta de vino alegando que un consumo moderado de esta bebida podría ser cardioprotector, pero tampoco nos pasemos y valoremos el riesgo de otras diversas patologías, incluyendo importantes cambios en nuestra conducta.

EL SOL

Y, continuando con nuestra lista, claro está que si evitamos la radiación excesiva también reduciremos los tumores de la piel, como el carcinoma y el melanoma (el de las pecas).

Ya sabemos que las radiaciones solares continuas y en las horas centrales del día son las más peligrosas por su capacidad de dañar nuestro ADN, además de envejecer nuestra piel. Por eso los protectores solares son necesarios, pero también lo es además limitar el tiempo de exposición, principalmente en las horas centrales de sol, lo que es especialmente necesario en las personas de piel muy blanca, que son excesivamente fotosensibles.

RADIACIÓN

Existe una radiación ionizante aún más intensa, la derivada de las exploraciones complementarias que nos pide el médico, como las radiografías clásicas (como la placa de tórax) o la tomografía axial computarizada (TAC), por ello, debemos hacernos solo las necesarias según el estricto criterio médico y no querer sobrediagnosticarnos. Vigilar que no recibamos más radiaciones de las imprescindibles en nuestra visita al dentista también es esencial.

CONTAMINACIÓN

La probabilidad de tener cáncer o qué tipo de cáncer también depende de dónde vivamos. Por ejemplo, las personas que viven en hogares o barrios cercanos a minas, fábricas industriales que generan residuos o grandes arterias de circulación de coches con su exposición a metales pesados pueden presentar un riesgo mayor de tumorogénesis.

No hace falta ahondar en este tema, pero aun así no me resisto a recordar cómo, cuando estudiaba la carrera, me impresionó ver en la sala de disección humana la diferencia entre los pulmones de un señor de un pueblo perdido en las montañas y otro de en medio de la gran metrópoli: los pulmones del primero eran rosaditos y, en cambio, los del segundo estaban tiznados de negro. De ahí la necesidad de seguir apostando por el transporte público en vez de por el privado, así como de usar combustibles poco contaminantes (¡adiós, diésel!) y de implantar plenamente el reciclaje a nivel industrial, pero también doméstico.

LA ALIMENTACIÓN

¿La probabilidad de sufrir un cáncer varía según la alimentación? Pues este es un tema altamente discutido y sobre el cual todo el mundo opina con mayor o menor acierto, como si hablar de comer nos abriera el apetito.

En todo caso, seré breve y conservador en este sentido: una alimentación equilibrada con nutrientes de distintas fuentes es lo que se espera de nosotros, los Homo sapiens