Hacia una Moral sin Dogmas - José Ingenieros - E-Book

Hacia una Moral sin Dogmas E-Book

José Ingenieros

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Beschreibung

Pueden los hombres vivir en tensión hacia una moralidad cada vez menos imperfecta sin más brújula que los ideales naturalmente derivados de la experiencia social? La humanidad podrá renovar indefinidamente sus aspiraciones éticas con independencia de todo imperativo dogmático? La extinción progresiva del temor a las sanciones sobrenaturales eximirá a los hombres del cumplimiento severo de sus deberes sociales? Someto estas preguntas a la consideración de todos los jóvenes que me escuchan. En los más, no lo ignoro, crece de día en día la desconfianza frente a los dogmatismos tradicionales que el mundo feudal legó a las sociedades modernas; y quiero, por eso mismo, dilucidar esas preguntas con detenimiento, a fin de justificar esta sentencia de Emerson que considero independiente de toda teoría o sistema filosófico: la soberanía de la moralidad es un axioma de la vida social.

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José Ingenieros

Hacia una Moral sin Dogmas

Lecciones sobre Emerson y el Eticismo

UUID: 0aae9b30-0816-11e8-8fca-17532927e555
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tabla de contenidos

ADVERTENCIA

EMERSON Y SARMIENTO

1.—Un Moralista

2.—El Ambiente Puritano

3.—Channing y Emerson

4.—Decepción de la Moda Filosófica

5.—El Trascendentalismo

6.—Geografía Moral de los Estados Unidos

7.—Sarmiento y Horacio Mann

8.—La Vida en Concord

9.—Emerson y Sarmiento

ORIENTACIONES MORALES

1.—Una Ética sin Metafísica

2.—La Crítica de las Costumbres

3.—Necesidad de Caracteres Firmes

4.—No Conformismo y Obediencia

5.—Panteísmo

6.—Ética Naturalista

7.—El Optimismo y la Perfectibilidad

8.—La Confianza en Sí Mismo

9.—La Bella Necesidad

10.—Función Social Del no-Conformismo

LA ÉTICA SOCIAL

1.—Integración del Pensamiento Emersoniano

2.—La Autonomía de la Experiencia Moral

3.—Idealismo y Perfectibilidad

4.—El Dogmatismo Teológico Excluye la Perfectibilidad

5.—Valor Social de la Herejía

6.—Las Morales Independientes

7.—Insuficiencia de los Dogmas Racionales

8.—La Ética Social de las Iglesias Norteamericanas

9.—Su Influencia Sobre las Iglesias Inmigradas

10.—Ciencias Morales Sin Dogmatismo

11.—El Solidarismo

HACIA UNA MORAL SIN DOGMAS

1.—Independencia de la Moralidad

2.—Una Asociación Religiosa Libre

3.—Sociedades de Cultura Moral en Estados Unidos

4.—Algunos Antecedentes del Eticismo Inglés

5.—Las Iglesias Éticas

6.—El Culto Religioso de la Moralidad

7.—Espontaneidad y Evolución de la Moralidad

8.—Síntesis del Pensamiento Eticista

9.—El Porvenir del Eticismo

ADVERTENCIA

Estas lecciones sobre Emerson y el eticismo fueron pronunciadas en junio de 1917 en la cátedra de Ética, del profesor Rodolfo Rivarola.El "Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras", ha tenido la gentileza de presentarme una versión taquigráfica, exponiéndome el deseo de editarlas; tan feliz circunstancia me permite salvar esta partícula de ese trabajo invisible en que todos los profesores consumimos nuestra actividad. Para corresponder mejor al buen deseo, que también lo es mío, pues nunca he hablado a mis alumnos sobre asuntos que no me interesan, he revisado el texto, reescribiéndolo en parte, festinantis calami, e intercalando en él ciertos fragmentos a que sólo pude aludir por la medida del tiempo.Algún lector advertirá frecuentes paréntesis sobre temas incidentales; todos los que hablamos sin poseer esa feliz memoria que constituye el secreto de los buenos improvisadores, estamos condenados a esos imprevistos esparcimientos. Y al ver escrito lo que hablamos, nos sorprende nuestra incapacidad de hablar como escribimos.Si el lector es amigo, su simpatía dispensará esos tropiezos durante la lectura y pasará por alto alguna imperfección del estilo, que solamente es claro.Buenos Aires, julio de 1917.

EMERSON Y SARMIENTO

1. Un moralista.—2. El ambiente puritano.—3. Channing y Emerson.—4. Decepción de la moda filosófica.—5. El trascendentalismo.—6. Geografía moral de los Estados Unidos.—7. Sarmiento y Horacio Mann.—8. La vida en Concord.—9. Emerson y Sarmiento.

1.—Un Moralista

Pueden los hombres vivir en tensión hacia una moralidad cada vez menos imperfecta sin más brújula que los ideales naturalmente derivados de la experiencia social? La humanidad podrá renovar indefinidamente sus aspiraciones éticas con independencia de todo imperativo dogmático? La extinción progresiva del temor a las sanciones sobrenaturales eximirá a los hombres del cumplimiento severo de sus deberes sociales?Someto estas preguntas a la consideración de todos los jóvenes que me escuchan. En los más, no lo ignoro, crece de día en día la desconfianza frente a los dogmatismos tradicionales que el mundo feudal legó a las sociedades modernas; y quiero, por eso mismo, dilucidar esas preguntas con detenimiento, a fin de justificar esta sentencia de Emerson que considero independiente de toda teoría o sistema filosófico: la soberanía de la moralidad es un axioma de la vida social.Sois antidogmáticos y os apruebo; he compartido siempre, como todo hombre que estudia incesantemente, vuestra actitud antidogmática. Todo lo que sabemos, todo lo que anhelamos, puede ser superado por hombres que estudien más y que sientan mejor. Adherir a un dogma, como acostumbran los ignorantes y los holgazanes, implica negar la posibilidad de perfeccionamientos infinitos.La vida, las doctrinas y la acción social de Emerson, nos permitirán comprender que la moralidad humana puede vivir sin la tutela de dogma alguno; más, aún, la subordinación de la moralidad a los dogmas que suelen complicarla es un obstáculo constante al libre desenvolvimiento de nuestra experiencia moral. El camino del error no es el que mejor conduce a la virtud.Con las palabras finales de su expresivo ensayo sobre La soberanía de la moralidad—palabras vagas, es cierto, como suyas—Ralph Waldo Emerson sugiere, en pocas líneas, el múltiple sentido místico y optimista, social y humano, natural y panteísta, que en sus rebeldías de estudioso, en su acción de reformador y en sus lirismos de poeta, nos permite reconocer uno de los moralistas más intensos del siglo XIX. Escuchadlas: "El hombre que se ha acostumbrado a mirar la extrema variabilidad de su condición, a manejar con las propias manos sus bienes, sus relaciones y sus opiniones, a remontarse hasta el principio de todas las cosas en busca de la Ley Moral, ese hombre ha eludido las asechanzas del escepticismo; cuanto hay de más conmovedor y sublime en nuestras relaciones, en nuestra felicidad y en nuestras desdichas, tiende realmente a elevamos hasta esa vida excelsa, y, si es posible llamarla así, sobrehumana".Moralista intenso, dijimos, aunque no creador: Emerson pertenece a la familia de los hombres representativos, en el sentido más riguroso del concepto; no es posible estimarlo sin conocer el medio sociológico y moral en que se desenvolvió. La simpatía que inspira no es provocada solamente por sus escritos, sino por la acción de su vida entera, actuante como una levadura de renovación moral en el ambiente anglo-americano, a punto de persistir hasta hoy en la orientación ética de su raza, perfeccionándose insesantemente, algunas direcciones básicas por él impresas o representadas.Emerson, más apóstol que doctrinario, no ha escrito página alguna que por su rigor razonante nos evoque las luminosidades, a veces frías, de un Spinoza o de un Kant; pero tal como fué, imaginativo y nebuloso, supo condensar en sus palabras ese calor de metal candente que, en todo tiempo, ha polarizado el misticismo de la especie humana, concretando en innumerables afirmaciones positivas la secular experiencia religiosa de la humanidad. Fué moralista porque intentó salvar la moral del naufragio de los dogmas que la complicaban; fué moralista porque infundió a toda una época la idea-fuerza del deber humano, cuando vió apagarse la creencia supersticiosa del deber sobrenatural; fué moralista—sobre todo—porque vivió en armonía con los principios que tuvo por mejores. Sabéis que es la mayor de las inmoralidades predicar a otros las virtudes que no se practican, según el risueño consejo de los teólogos: "haz lo que digo, no lo que hago".Por eso no está en la historia de las religiones el puesto de Emerson, sino en la historia de la ética. Porque la característica fundamental de su pensamiento, no obstante expresarlo en forma de calurosos sermones, fué, precisamente, independizar la conciencia moral de la humanidad de todo dogmatismo teológico, demostrando que la moralidad, como fenómeno autónomo, es un resultado espontáneo de la naturaleza y de la vida en sociedad. Sometida, como toda otra experiencia, a un proceso de evolución incesante, la moral no puede fijarse en las fórmulas muertas de ningún catecismo dogmático, ni en los esquemas secos de ningún sistema apriorístico; se va haciendo, deviene en la naturaleza misma, inevitablemente, y es el estudio de la experiencia moral pasada lo que nos permite comprender la presente, como en ésta podemos entrever la del porvenir. Esa doble condición de espontaneidad y de perfectibilidad, ajena a toda fuerza extrínseca o sobrenatural, ilimitable por ningún precepto, pone la moralidad en la cumbre de lo humano, la identifica con la divinidad misma y permite mirar todo perfeccionamiento ético del hombre como un paso hacia lo Divino, cuyas fuentes y suya esencia ve Emerson en el universo infinito: la Naturaleza.Por estas palabras, en que he procurado dar una primera y aproximativa impresión del pensamiento emersoniano,—que luego analizaremos y miraremos fructificar,—fácil es advertir que su anhelo de emancipar la ética del dogma le condujo a concebir una verdadera religión natural de la moralidad, acentuadamente mística, profundamente panteísta, fervorosa por acrecentar la bondad y la dicha en el individuo y en la sociedad: concebidos, el uno y la otra, como instrumentos y fines, a la vez, de toda vida intensa y ascendente.

2.—El Ambiente Puritano

El emersonismo, sin conocer el ambiente moral en que floreció, es difícil de comprender; no nos proponemos, en efecto, llegar a un juicio literario sobre los escritos de un poeta, a un juicio lógico sobre las doctrinas de un teorizador, ni siquiera a un juicio filosófico sobre la magnitud de un esquema metafísico. Esos aspectos varios de la crítica, unas veces más literarios y otras más eruditos, no bastan, en mi sentir, para comprender el significado de una nueva orientación de sentimientos sociales, que, en el caso particular, me parece lo más fundamental del emersonismo.

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