Haz equipo con tu perro - Carlos Carrasco - E-Book

Haz equipo con tu perro E-Book

Carlos Carrasco

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Beschreibung

Los perros son los mejores amigos del hombre. Fieles compañeros, se convierten en uno más en nuestras familias. Sin embargo, son seres complejos y sensibles con sus necesidades, que necesitan de una buena comunicación con su humano. Este libro nos da todas las pautas para comprender a nuestro perro y todo lo que pueda necesitar, incluso aquellas cosas en las que nunca hemos pensado. El autor aúna toda su experiencia y conocimiento con los perros para hacer un equipo extraordinario con nuestros peludos.

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Haz equipo con tu perro

Carlos Carrasco

Primera edición en esta colección: marzo de 2022

© Carlos Carrasco Mendoza, 2022

© de la presente edición: Plataforma Editorial, 2022

Plataforma Editorial

c/ Muntaner, 269, entlo. 1ª – 08021 Barcelona

Tel.: (+34) 93 494 79 99

www.plataformaeditorial.com

[email protected]

ISBN: 978-84-18927-41-6

Diseño de cubierta y fotocomposición: Grafime

Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Si necesita fotocopiar o reproducir algún fragmento de esta obra, diríjase al editor o a CEDRO (www.cedro.org).

Índice

AgradecimientosIntroducción1. Los perros Disney y otros falsos mitos perrunos1. «Debes ser el líder de la manada para que el perro sepa quién manda»2. «No te obedece porque no te respeta»3. «Se hizo pis en la alfombra para vengarse, porque ayer lo regañé»4. «Para corregir al perro, lo mejor es darle con un periódico»5. «Cuando nos vamos, llora porque piensa que vamos a abandonarlo»6. «Se vuelve loco cuando llegamos a casa porque nos quiere mucho»7. «Si acaricio a otro perro en el parque, el mío le gruñe porque se pone celoso»8. «Si un perro muerde a un humano y prueba la sangre, volverá a morder»9. «Si un perro come carne cruda, se vuelve agresivo»10. «A los perros de detección de droga les dan droga»2. ¿Qué es un perro?1. Animal social2. Cazador3. Territorial4. Neoténico5. Jerárquico3. Qué necesita un perro de nosotros1. Cuidados básicos2. Ejercicio físico y mental3. Educación (normas y límites)4. Cariño (productivo)5. Bonus track4. Comunicación humano-perro1. Las distancias2. Las tres fases3. Señales5. DecisionesNuestras condiciones de vidaNuestro nivel de actividad/estilo de vidaNuestro nivel de conocimiento y experiencia como guías6. La llegada y adaptación al nuevo hogar7. La gestión de la soledad1. Lugar de descanso2. Estado emocional correcto dentro de casa3. No atención y cariño constantes al perro8. EducaciónLa enseñanza del NONuestra propuestaAclaraciones finales9. Un cachorro en el hogar1. Conducta higiénica2. Mordidas3. Preparación para los paseos4. Socialización10. Conociendo el mundo juntosElección del material¿Por qué los perros tiran de la correa?Pautas de correaGestión de las amenazas11. Liderazgo y vinculación1. Liderazgo2. Vinculación12. Cosas de casaVisitas no petfriendlyPerro nuevo en el hogarVisitas perrunasHotel caninoNuevo hermano… felinoPresentación perro-bebé13. Hasta siempre, amigo14. Haz equipo con tu perroBibliografía y referencias

Agradecimientos

Quiero dar las gracias, de corazón, a todos los que en este tiempo me han apoyado y han entendido mi locura perruna.

A mis padres y mi tita Carmen, por inculcarme el amor por los animales. Al resto de mi familia y a mis amigos, por soportarme y estar a mi lado siempre. Y cómo no, a mi esposa y compañera en DOS, Laia Salvador, por ayudarme a sacar mi mejor versión y hacer de mí una mejor persona.A mi maestro de karate, Fernando Lahiguera, por ser como un segundo padre y no dejarme por imposible (jamás). A los referentes del mundo canino de los que he tenido el privilegio de aprender durante todos estos años (los principales Alfredo Díaz-Sirgo, Juan Carlos Moreda, Nacho Sierra y Antonio Lence).A los profesionales que durante este tiempo contribuyeron al crecimiento de DOS y siguieron después su propio camino: Rubén Fernández, Patricia Aranguren, Rocío Zugasti, David Montero, María Navarro, Lorea Aranzasti, Pablo Mur, Luján Aboitiz, Macarena Pazelli, Antonio Sánchez, Cristina Frontaura y Helena Pastor. Gracias, compañeros, por el tiempo que compartimos.A mi actual equipo de educadores, mis compañeros de batallas: Susana Lozano, Miguel Ángel Muñoz, Raúl Gómez, Irene Martínez, Alexandra Torrijos, Daniel Cortés, Ángel Mesas, Diego Solana, Victoria Aranda y Marian Salvador (DOS España); a mi hermano Mariano Martín (DOS Argentina), así como a Tabaré Mendez y Diego López (DOS Uruguay). Gracias por vuestra implicación.A mi amigo Alberto Villarroya y su equipo de Distribuciones Proanimal, por acompañarnos en este viaje desde el principio. A nuestro gestor de YouTube y agente, Antonio Carlos de Oliveira. Gracias por impulsar el proyecto y, sobre todo, por tu amistad.A nuestros colaboradores Iván Alcolea (SEO), Rodrigo Arribas (diseño web) y Rubén del Valle (audiovisual), por su entrega y buen hacer. Al director de Iumiuky, Carlos de Juana, por confiar en nosotros para dar el salto a la televisión.A nuestra veterinaria y amiga Natalia Naharro, por cuidarnos tanto a nosotros y a nuestros animales.A todos los clientes y alumnos que durante estos años han confiado en nuestro equipo para educar a sus perros y formarse como adiestradores. A nuestros seguidores en YouTube y otras redes sociales, quienes con su cariño y apoyo nos llenan de energía para continuar al pie del cañón. A Plataforma Editorial, por ayudarme a cumplir el viejo sueño de publicar mi primer libro (ojalá vengan más).

Para el final me he dejado a los más importantes.

Doy las gracias a todos los perros que he podido tratar, educar y entrenar durante estos años, por todo lo que me han enseñado (y me siguen enseñando actualmente). Realmente son seres maravillosos.

Y por supuesto, a los míos:

Martina, contigo empezó todo. Gracias, pequeña.Alma, por todo lo que me enseñaste. Algún día volveremos a estar juntos. Tota, mi compañera de batallas. Cada día te quiero más.

Introducción

Estimados lectores:

Gracias por interesarse por mi trabajo. Será un honor compartir con ustedes muchas cosas que, durante todos estos años, he podido aprender de los perros.

Permítanme hablar un poco de mí, por aquello de las presentaciones.

Desde el principio aclaro que no soy veterinario ni tampoco etólogo clínico. Soy educador canino. Aclaro también que la educación canina no es una ciencia exacta. No pretendo sentar cátedra, solo compartir mi conocimiento y experiencias.

Desde muy pequeño me gustaron mucho los animales y, en especial, los perros. Era el típico niño que quería acercarse y acariciar a todos los perros por la calle. Mi madre y mi abuela cuentan que aprendí a caminar agarrado a la espalda de Yaki, un pastor alemán que por entonces tenían mis padres. Me encantaría contarles que recuerdo perfectamente aquellos primeros pasos, que de ahí viene mi conexión mística con los perros… Pero no: ni recuerdo nada de aquello, ni mucho menos creo que tenga una conexión mística con los canes. Mis únicas referencias de Yaki son unas cuantas fotografías descoloridas. De quien sí conservo recuerdos es de Pipo, un chucho pendenciero que vivía en casa de mis abuelos cuando yo era muy pequeño. Hoy, viendo las cosas con perspectiva, me arrepiento de la cantidad de «perrerías» (nada grave) que mi hermana y yo hicimos al pobre animal (bendita paciencia la suya…).

En 2008 tuve mi primer perro propio (mío y de mi entonces pareja, Haydée Buendía), Martina, una bulldog francés. Fue entonces cuando empecé a interesarme por la educación canina, con los únicos propósitos de proporcionar una vida plena a nuestra perra y enseñarle a hacer algunos trucos, por simple diversión. Alfredo Díaz-Sirgo, criador de Martina y educador canino, fue quien me descubrió este mundo. Tras las primeras sesiones de adiestramiento bajo su tutela, mi entusiasmo creció y me apunté al curso de adiestrador profesional con el que para mí es el mejor adiestrador deportivo del mundo, Juan Carlos Moreda, seguido de tres años formando parte de su equipo. Después pasé por la escuela de Nacho Sierra (donde conocí a mi querido Antonio Lence), así como por infinidad de cursos y seminarios con profesionales del mundo canino hasta el día de hoy, que sigo formándome y aprendiendo cada día de los perros.

Quizás el momento en que supe que quería dedicarme a esto «en serio» fue en 2012, cuando falleció mi pastor alemán Alma. Fue un momento muy duro (no recuerdo haberlo pasado peor), de catarsis, que implantó en mi mente una idea: su paso por mi vida no sería en vano. Con ella aprendí el significado de «Haz equipo con tu perro», descubrí el vínculo que puede llegar a crearse con estos maravillosos seres. Todas aquellas lecciones seguro que ayudarían a otras personas con sus perros. Alma cumplió su misión. Lo pensé entonces y lo sigo pensando ahora.

A finales de 2014, junto a mis amigos Rubén Fernández y Patricia Aranguren, creé la empresa DOS adiestramiento y empecé la aventura de YouTube, con el propósito inicial de dar visibilidad a nuestro trabajo. Y desde entonces ha llovido mucho:

En 2016, después de que Rubén y Patricia dejaran el proyecto, se incorporó Rocío Zugasti, y juntos empezamos a expandir DOS, primero por España y después por Sudamérica.

En 2017 arrancamos con nuestra escuela de formación, por la que han pasado muchos alumnos que hoy se dedican profesionalmente al trabajo con perros.

En 2019, Rocío Zugasti dejó el proyecto en busca de nuevos retos profesionales y se incorporó Antonio Carlos de Oliveira, que dio un golpe de timón a nuestro canal de YouTube, le proporcionó un enfoque más divulgativo y lo hizo crecer de una forma hasta ese momento inimaginable.

En 2020 Laia Salvador y yo empezamos nuestra colaboración con el programa Iumiuky, de la cadena de televisión Cuatro (Mediaset España).

Después de todos estos años en el mundo perruno, no queda más que compartir mis conocimientos con todo aquel que comparta mi pasión por estos seres tan maravillosos que han hecho de mí una mejor persona y que siguen dándome lecciones cada día.

Ahora sí, arrancamos…

1.Los perros Disney y otros falsos mitos perrunos

Walt Disney nos «engañó» con La Dama y el Vagabundo (1955), 101 Dálmatas (1961) y otros perros animados que han formado parte de nuestro imaginario infantil. No solo él, también otros directores de cine y series de televisión, que nos mostraron a perros increíbles que poco (o nada) se parecen a los perros del mundo real.

¿Recuerdan Colmillo Blanco (1991)? Todos los que vimos aquella película siendo niños nos enamoramos de aquel perro-lobo que ayudaba al protagonista, un jovencísimo Ethan Hawke. En apenas media hora de película, ya eran inseparables. No solo eso, además el animal seguía todas las instrucciones del chico, por supuesto sin haber recibido una sola clase de adiestramiento.

¿Y qué me dicen de Hooch, el perro coprotagonista junto a Tom Hanks en Socios y Sabuesos (1989)? Creo que es mi perro de cine favorito. Recuerdo con especial cariño dos escenas míticas de esa película: la primera, cuando el bueno de Tom va mostrando habitación por habitación al perro, diciéndole: «Este no es tu cuarto»; y la segunda, cuando Hooch realiza varios destrozos en el mobiliario. Es una película muy entretenida, ideal para ver un fin de semana después de comer. A pesar de ser un poco «gamberro», Hooch casi desde el minuto uno parecía entender todo lo que le decía su compañero humano, que (ya pueden imaginar) nunca recibió formación como guía canino y ni siquiera había mostrado interés previamente en tener un perro en su impoluta casa.

No podemos pasar por alto a Rex, el perro policía, a la increíble Lassie o al mítico Rin Tin Tin, posiblemente los tres perros más famosos de la televisión. Los tres superobedientes y capaces de hacer cosas asombrosas. Años después me enteré de que Rex en realidad no era un solo perro, sino que en el show utilizaban varios pastores alemanes y que, en función de lo que necesitasen rodar (primer plano, escena de acción, secuencia en que el perro tuviese que hacer algo, etc.), optaban por uno u otro ejemplar. La magia de la televisión, amigos. Aun conociendo «el truco», aún hoy veo la serie con los ojos de un niño y me siguen maravillando las habilidades de Rex.

Crecimos con esas referencias, con esos recuerdos. Cuando decidimos incorporar perros a nuestras vidas, dimos por hecho que, con paciencia, amor y algo de entrenamiento, la tenencia de un perro no sería un asunto muy complicado… y nos llevamos la sorpresa: resulta que los perros reales no eran como los perros de las películas. Nos habían engañado.

Los perros de las películas no destruían la casa (con las excepciones del referido Hooch y del san bernardo Beethoven, ¿lo recuerdan?), ni hacían sus necesidades por todas partes, ni llenaban todo de pelo, ni tampoco molestaban a los vecinos con lloros o ladridos cuando se quedaban solos en casa. A pesar de no haber sido entrenados, obedecían las órdenes a la primera. Y lo mejor de todo: entendían perfectamente el lenguaje de los humanos e incluso lo utilizaban para comunicarse entre ellos.

Por el contrario, los perros que introducíamos en nuestras vidas mordían y rompían cosas, hacían sus necesidades por todas partes, nos obligaban a pasar el aspirador a diario para evitar que se acumulasen toneladas de pelo y, cuando se quedaban solos, armaban escándalo. Además, por más que los entrenásemos, con suerte obedecían nuestras órdenes a la tercera (o a la cuarta). Y de entender nuestro lenguaje, mejor ni hablamos (a pesar de que aún hoy mi madre siga diciendo que «Tota lo entiende todo y solo le falta hablar»).

¿Por qué esta diferencia entre esos perros y los nuestros? Podríamos pensar que esos perros de las películas y las series eran seleccionados por ser hiperinteligentes. ¡Claro, esa debe de ser la razón! Eran perros especiales. Del mismo modo que yo no me parezco en nada a Brad Pitt (si a un extraterrestre que visitara nuestro planeta, para estudiar a los humanos, le dijesen que Brad y yo somos individuos de la misma especie, no lo creería), es normal que nuestros chuchos no se parezcan a aquellos superperros. Siendo cierto que los perros estrellas son perros seleccionados por su estética o talento, siguen siendo animales de carne y hueso. La diferencia no está en los perros en sí, sino en las historias que cuentan esas películas y series, que son ficción. Lo mismo sucede con las comedias románticas de Hollywood, que generan unas expectativas sobre las relaciones de pareja que resultan irreales e incluso ridículas en nuestra vida cotidiana. Si vivimos pensando que nuestra realidad será como la de Meg Ryan o John Cusack en las películas que protagonizan, lo llevamos claro… Por supuesto, nunca deberíamos perder la ilusión de que cada día puede ser una aventura, pero tampoco olvidar que una cosa es la ficción y otra muy diferente es el mundo real.

Aparte de con estos perros de ficción, muchos también crecimos con ciertos «mitos perrunos»: afirmaciones que hemos escuchado repetidamente de nuestros mayores y que han quedado grabadas en nuestro subconsciente. Aquí van algunas de las más populares:

1. «Debes ser el líder de la manada para que el perro sepa quién manda»

En este libro hablaremos de la diferencia entre ser jefe y ser líder, conceptos que mucha gente suele confundir. También de que (en mi opinión) antes de liderar, hay que entender, hacernos entender y ganarnos el puesto: si queremos ser un referente para nuestro perro, lo primero debería ser conocer sus necesidades y entender su lenguaje; lo segundo, utilizar vías de comunicación efectivas; y lo tercero, ganarnos en el día a día la posición de liderazgo. Entender, hacernos entender y ganarnos el puesto.

Lamentablemente, solemos empezar la casa por el tejado: damos órdenes al perro y nos frustramos si no las acata, achacándolo a su falta de inteligencia o tozudez, sin plantearnos que posiblemente el animal no nos entienda y que, aun haciéndolo, quizá no estemos legitimados para darle órdenes.

2. «No te obedece porque no te respeta»

Creencia relacionada con la anterior. Espero que, cuando terminen la lectura de este libro, incorporen al día a día con sus perros la máxima «primero enseñar y después exigir». Donde muchos ven un problema de respeto, yo suelo ver un problema de comprensión. Llámenme loco…

3. «Se hizo pis en la alfombra para vengarse, porque ayer lo regañé»

Lo hemos escuchado muchas veces: perro que rompe algo, o hace sus necesidades en casa, como forma de venganza por un agravio pasado. Desmontaremos este mito. Primero, el rencor es un sentimiento y los perros no entienden de sentimientos, sí de emociones (más adelante lo explicaremos); segundo, los perros viven en el presente; y tercero, los humanos somos miserables y los perros son nobles, carecen de nuestra maldad. Seguramente ese destrozo o esa micción en lugar incorrecto sean síntomas de estrés o ansiedad que poco tienen que ver con el rencor o la venganza.

4. «Para corregir al perro, lo mejor es darle con un periódico»

Castigar a un perro a golpe de periódico es una práctica ancestral en muchos hogares españoles. Es más, en muchas casas se conserva un viejo periódico enrollado únicamente para esa función. Habré escuchado cientos de veces aquello de: «Basta con mostrárselo para que el perro entienda que está haciendo mal». Pues bien, del mismo modo que hemos avanzado mucho en la pedagogía humana, también lo hemos hecho en la educación canina. Hoy sabemos que no es necesario (ni recomendable) recurrir a la intimidación, la amenaza y la agresión para enseñar límites y normas a nuestros perros.

5. «Cuando nos vamos, llora porque piensa que vamos a abandonarlo»

También lo he escuchado unas cuantas veces. ¿Realmente llora el perro por creerse abandonado? La afirmación resulta bastante cuestionable. Si el perro nunca ha sido abandonado previamente, no tendría sentido que llorase por esa razón. Es más, quizás ni entienda el concepto «ser abandonado». En caso de sí haberlo sido, tampoco tendría mucho sentido que el perro asociase quedarse solo en casa con ese hecho traumático pasado. Según mi experiencia, que el perro llore cuando sus humanos se marchan del domicilio se debe a factores como el hiperapego o la mala gestión de la soledad. Más adelante hablaremos de la importancia de ayudar a nuestros perros a ser autónomos y enseñarles que la casa es un lugar de calma en el que permanecer tranquilos estemos nosotros presentes o no.

6. «Se vuelve loco cuando llegamos a casa porque nos quiere mucho»

Volvemos del trabajo y nuestro perro viene corriendo a la puerta a recibirnos, ladrando y saltando, tan excitado que pareciera que no nos ha visto en años… Desde nuestra óptica humana, podríamos interpretar esa conducta como una muestra de amor incondicional. «¡Cuánto me quiere mi perro, ni mi esposa me recibe así!». Imaginemos, por un momento, que es precisamente nuestra esposa o nuestro marido quien nos recibiera de esa forma, con esa desmedida explosión de alegría. ¿Qué pensaríamos, que nos recibe así porque nos quiere mucho, o porque quizá tenga un problemilla de dependencia emocional? Probablemente, lo segundo. Sin embargo, cuando el perro nos recibe a 100 000 revoluciones, creemos que lo hace «porque nos quiere mucho». No confundamos amor con dependencia: el amor es maravilloso, la dependencia, no. Cuando entro por la puerta de mi casa, ni mis perros ni mi esposa me reciben con una gran fiesta … y no por ello pienso que no me quieran y no se alegren de verme.

7. «Si acaricio a otro perro en el parque, el mío le gruñe porque se pone celoso»

El sentimiento de recelo porque el bien propio llegue a ser alcanzado por otro individuo es característico de los humanos, no de los animales. ¿Por qué entonces mi perro se muestra agresivo si acaricio a otro perro? Pues sencillamente porque nuestro cariño supone para él un recurso muy valioso y es natural que no quiera compartirlo con otro perro que no forma parte de nuestro grupo social. Más adelante hablaremos del «cariño productivo» y de cómo utilizarlo como «moneda para pagar el buen comportamiento». Verán que, siguiendo esa argumentación, no tiene ningún sentido «regalar» ese cariño (que nuestro perro se tiene que ganar) a otro perro que no forma parte de nuestro equipo.

8. «Si un perro muerde a un humano y prueba la sangre, volverá a morder»

Esta la escuché de pequeño, y no pocas veces. Si un perro mordía a un humano y probaba su sangre, ya no había marcha atrás: atacaría de nuevo. ¿Cuál era la explicación? Muchas preguntas quedaban sin respuesta: ¿se convertía el perro en una especie de vampiro? ¿Acaso volvería a morder porque necesitaba beber sangre para sobrevivir? Si eras mordido por un perrivampiro, ¿te convertías en vampiro?… Evidentemente este mito es más falso que un euro de madera.

9. «Si un perro come carne cruda, se vuelve agresivo»

Otro clásico. Posiblemente la primera persona que dijo esto fue alguien que dio un trozo de carne cruda a su perro y recibió un gruñido o mordisco cuando intentó arrebatárselo. ¿Por qué el perro podría reaccionar así? Sencillamente por el valor del recurso. Si damos a nuestro perro un pedazo de pan y nos acercamos a él mientras lo come o tratamos de quitárselo, seguramente no haya ningún problema. Ahora bien, si lo que le damos es un trozo de carne ensangrentada, la cosa cambia por tratarse de un recurso mucho más valioso para el animal. Si no tenemos una relación bien construida con nuestro perro, es probable que el animal defienda ese trozo de carne como si le fuese la vida en ello. ¿Los perros entonces se vuelven agresivos por comer carne cruda? No. Los perros protegen sus recursos cuando los sienten amenazados. ¿La solución sería entonces no dar carne cruda al perro? Bajo mi punto de vista la solución sería revisar los términos en que tenemos planteada la relación con nuestro perro y, en caso de ser necesario, realizar los ajustes pertinentes.

10. «A los perros de detección de droga les dan droga»

Quizás el mito perruno más disparatado de todos. «Mira qué motivado busca droga ese perro, lo hace porque tiene el síndrome de abstinencia»… He conocido a varios perros detectores y les aseguro que a ninguno jamás le dieron droga. Al perro se le enseña a detectar un olor y, cuando lo hace, se le premia con un juguete (generalmente una pelota o un mordedor), de ahí que se muestre tan afanado en la búsqueda. Nada que ver, por supuesto, con convertir al pobre animal en un adicto.

Como acabamos de ver, ni las series de televisión ni esos falsos mitos perrunos han contribuido a transmitir una imagen «real» de los perros. Muchas personas, condicionadas por esas expectativas, incorporan perros a sus hogares… y no tardan en frustrarse: los perros no son como les habían contado. Y quien generalmente termina pagando las consecuencias de ese desencanto son los pobres animales, que no tienen culpa de nada. Por eso (como habitualmente digo a los alumnos de nuestra escuela de formación), nuestra principal labor como educadores caninos debe ser enseñar a la gente lo que realmente es un perro.

Y precisamente por ahí empezaremos.

2.¿Qué es un perro?

Si vamos a incorporar (o acabamos de hacerlo) un perro a nuestras vidas, lo primero debería ser conocer cómo es nuestro nuevo compañero. De esa forma evitaremos muchos problemas de convivencia. Así pues, hablemos de perros.

Vamos al principio. El origen del perro y la transición de lobo a perro continúa siendo un misterio, si bien hay varias teorías al respecto. Una de ellas apunta al neolítico, con la aparición de la agricultura, cuando el humano empieza a cultivar la tierra y a crear los primeros poblados fijos. En esos asentamientos surgen los primeros vertederos. Se cree que algunos lobos, los menos tímidos, empezaron a acercarse en busca de comida… y ahí comenzó todo. Se inicia entonces el proceso de adaptación del lobo al mundo humano, y se establece una convivencia colaborativa. Esto fue posible quizá porque perros y humanos compartimos algunas similitudes:

Ambos somos animales sociales.Nos estructuramos sobre una base jerárquica para organizarnos. Cazamos animales más grandes que nosotros, lo cual implica relaciones colaborativas.Vivimos en clanes familiares. Ambos nos comunicamos a través de emociones.

Para disfrutar de una convivencia satisfactoria con nuestro perro, debemos conocer qué es, entenderlo como animal. En contra de lo que algunos piensan, los perros no son «niños con pelo que ladran» ni tampoco «seres de luz compuestos del material del que se fabrican los sueños». Por supuesto, tampoco son peluches. Son animales y como animales debemos entenderlos. Por esa razón, deberíamos «dar la vuelta» a la forma en la que pensamos en ellos. Me explico: si pienso en mi perra Tota, lo primero que me vendría a la mente es cómo es, qué carácter tiene y las cosas que hace; en segundo término, atendería a las particularidades de su raza, staffordshire bull terrier