Ideas Políticas - Luis Ariel Billordo - E-Book

Ideas Políticas E-Book

Luis Ariel Billordo

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Beschreibung

En este libro se discute y reflexiona sobre ideas que circulan por todos lados: en la familia, entre amigos, compañeros de trabajo, redes sociales y otros medios de comunicación. Las Ideas Políticas son consideradas en el sentido amplio de la palabra, es decir, como disputa de intereses, no sólo económicos, sino también culturales, de consumo, partidarios, educativos, etc. Tal consideración se debe a que las políticas determinan nuestra realidad cotidiana, perjudicándonos o beneficiándonos. El autor muestra una postura ideológica y admite la falta de objetividad absoluta en el tratamiento de estos temas. Se desea interpelar al lector sobre la permeabilidad de la política en la vida diaria de la gente frente al sentido común instalado.

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Luis Ariel Billordo

Ideas Políticas

20 Reflexiones

Billordo, Luis Ariel Ideas políticas : 20 reflexiones / Luis Ariel Billordo. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-2952-7

1. Reflexiones. I. Título. CDD 320.01

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenidos

Agradecimientos

Prólogo

Reflexión Nº1

¿Por qué pienso cómo pienso?

Reflexión Nº 2

Los derechos adquiridos como consecuencia de la lucha

Reflexión Nº 3

La autofobia del empleado

Reflexión Nº 4

La política de la antipolítica: Perdiendo la capacidad de diferenciar

Reflexión Nº 5

Penetrando en la mente de un neoliberal: Parte I

Reflexión Nº 6

Penetrando en la mente de un neoliberal- Parte II

Reflexión Nº 7

Civilización o barbarie: Una mirada antiperonista

Reflexión Nº 8

Corrupción y opinión Pública

Reflexión Nº 9

¿Quién es el dueño del corruptómetro? El problema de la verdad

Reflexión Nº 10

Puesto menor: Una discusión sobre el ejercicio del poder en las democracias contemporáneas

Reflexión Nº 11

Infodemia en tiempos de pandemia

Reflexión Nº 12

Mentiras eficientes y eficaces

Reflexión Nº 13

Privatización siempre, estatización nunca

Reflexión Nº 14

Socializar las pérdidas, privatizar las ganancias

Reflexión Nº 15

Modelo explicativo de la distribución de la riqueza

Reflexión Nº 16

Paz-Ciencia en tiempos de cuarentena

Reflexión Nº 17

Putear a Cavallo y votar a Macri

Reflexión Nº 18

Dime qué consumes y te diré quién eres

Reflexión Nº 19

Lenguaje inclusivo y sus reaccionarios

Reflexión Nº 20

¡En este país de mierda!

Epílogo

Biografía del autor

“Quien no duda, no reflexiona; quien no reflexiona, no ve, permanece en la ceguera, la perplejidad y el error”

Al Ghazali

Agradecimientos

A mis padres, por el ejemplo inclaudicable de trabajo.

A mis hermanos, por quererme.

A mi esposa Eleonora, por amarme y acompañarme.

A mis hijos, Luz y Seba, por dejar amarse.

A mis tías, por estar en los momentos difíciles.

A mis amigos/as, por alentarme a escribir.

A mis compañeras de trabajo, por hacer la rutina más tolerable.

Prólogo

Este es mi primer libro, surgió como una necesidad de expresión de mis pensamientos, de mis sentimientos, de mis sentipensamientos, digo esto último ya que considero que no somos sólo seres racionales, sino seres pensantes con múltiples emociones.

Es una colección de ensayos/reflexiones, ya que me imaginaba que el ensayo, por su carácter argumentativo, era el género literario que mejor se adecuaba a mis necesidades de comunicación con los lectores.

Las distintas reflexiones iban surgiendo de mi atenta escucha a las ideas o expresiones de diferentes personas. Ideas que en la mayoría de los casos me indignaban, pero también me preocupaban por ser hegemónicas, por ser incuestionables para las personas que las decían y por las que las escuchaban. En algunas ocasiones era un testigo no participante del intercambio conversacional, sólo un testigo auditivo. En otras era un participante activo pero por motivos diferentes, no quería ingresar al terreno de la discusión.

En el terreno de la discusión política, siempre surge el efecto “polémica en el bar”. Efecto donde prima la pasión sobre la razón y en el cual se levantan voces no escuchadas por los interlocutores, de manera tal, que son escenarios estériles para la reflexión. Por lo tanto, el ensayo viene a reemplazar la trifulca discursiva por un lugar de pensamiento más profundo.

En la mayoría de los casos, la reflexión era ideada con bastante rapidez. Generalmente en tiempos de indignación política-ideológica era cuando más escribía, por suerte para mí, se daba como manejo psicológico de la situación indignante, por ende, para mi psiquis, la creatividad era un antídoto para esa intoxicación intelecto-emocional.

En cada escrito se declara su fecha de finalización, esto le servirá al lector para evaluar la coyuntura sociopolítica de aquel momento. Seguramente desde el hoy, algunas acciones relatadas resulten contradictorias. Considero a la contradicción como una cualidad inexorable a la naturaleza humana. Otros ensayos responden a temas estructurales, en ellos el tiempo se hace permanente y diría que su fechado casi irrelevante.

Como el libro se trata de reflexiones socio-políticos, es abordado como un “yo, sujeto social”, desde una subjetividad propia, como un experimentador que forma parte del sistema experimental, donde me es imposible ser totalmente objetivo. Siempre desconfío del que habla desde la objetividad absoluta, simplemente no existe, el sujeto disfrazado de objetivo enmascara sus intenciones. Yo hablo desde mis experiencias sociales, alojadas en entidades como la familia y el grupo laboral, hablo desde la contradicción entre los mandatos sentimentales y el universo de las ideas. No quiero ridiculizar ni señalar a nadie de mi entorno social, por eso me abstengo de nombrar las personas y me concentro en las ideas. La consigna es “ni personas, ni nombres. Sólo ideas”, salvo las conocidas públicamente.

También tomé material semiótico-lingüístico para abordar el discurso mediático, en particular el definido como hegemónico, al mismo lo supongo como usina ideológica social.

El ejercicio de escribir es un acto de ordenamiento de ideas, una inserción al universo nouménico, de una yuxtaposición de pensamientos y emociones que tienen una resultante sintetizadora y a veces reveladora.

Mi intención al escribir, más allá de lo personal, es indagar en las verdades dominantes de estos tiempos. Complejizar lo dado como “natural” para des-construirlo y entenderlo de una manera alternativa. Luchar contra la idea de “Ser pensado” evitando la colonización de nuestra subjetividad. Llegar a aquellos que no piensan como yo, de una manera reflexiva pero sin dejar de ser interpelante. Quizás, tengo la esperanza de poder convencer de la existencia de la verdad como hija del poder, ya que ella, la verdad, suele ser la mentira más eficiente.

28/05/20

Reflexión Nº1

¿Por qué pienso cómo pienso?

En este primer ensayo voy a intentar dejar plasmado desde qué lugar escribo y cuáles pueden ser las causales de mi ontogenia ideológica, una especie de introspección histórica que puede explicar esta última.

Nací y me crié en un barrio humilde, calles de tierra y asfalto lejano, la avenida. Mucho terreno baldío, campitos, casitas humildes, comercios precarios, un barrio obrero y amas de casa. Un barrio dónde encontrar un profesional universitario era inimaginable, ni hablar de un empresario, en fin, un barrio de la periferia de Almirante Brown, un municipio del conurbano sur bonaerense.

En la primera infancia, un niño naturaliza su rutina social, no se pregunta de dónde viene, tiene una mochilita vaciada de prejuicios. Las comienza a cargar a medida que se hace adulto. Mi jardín de infantes, los cursé en el barrio, evidentemente no me llamaba la atención la existencia de diferencias sociales detectables.

Las primeras nociones de desigualdad, las comencé a percibir fuera de mi ámbito barrial, en la escuela primaria a la que concurría, con el gran esfuerzo económico de mis padres. Era educación privada y religiosa, zona céntrica de Rafael Calzada, allí concurrían niños provenientes de familias de clase media, niños que vivían en casas lindas sobre calles pavimentadas. No existía para ellos el chapotear del barro, aventura que experimentábamos con mi hermano los días de lluvia en nuestra cándida interpretación infantil.

Pero al llegar a la adolescencia, la atención a la desigualdad aumentaba aún más. Era un establecimiento educativo público de enseñanza técnica ubicado en una zona no tan céntrica de la localidad de Avellaneda, sin embargo, comparado a mi barrio era muy céntrica su ubicación. La primera desigualdad notoria era la lejanía a mi domicilio, me costaba muchísimo explicar dónde residía. En esos tiempos descubrí el otro Adrogué, que era mi barrio, mi casa estaba en la calle Canale 6018, esta misma calle a una distancia de aproximadamente 5 km de nuestra casa, recorría las lujosas casonas del centro urbano. Nosotros vivíamos en la periferia y con un contraste económico enorme del verdadero Adrogué. A medida que me iba haciendo del grupo de amigos en el secundario y conociendo sus hogares, por ser barrios de una clara clase media, me daba cuenta que vivíamos en una pobreza poco disimulada, hasta recuerdo cierta vergüenza por vivir en calle de tierra. Eran los primeros estigmas de la desigualdad, aunque tengo que reconocer que no sufrí grandes discriminaciones, salvo ese feo recuerdo de uno de mis compañeros que al conocer mi barrio en una oportunidad, dijo: —“¡Billordo vive en la villa!”. Dicen que todo es relativo , claramente no era una villa, pero aquel compañero cuando comparaba mi barrio con el suyo, llegaba a esa conclusión. Por suerte para mí, ese pequeño período de vergüenza barrial fue superado y nunca quise ni pude mirar con desprecio mi humilde barrio de origen.

El tercer acontecimiento social de asimetrías sociales, lo viví durante mi trabajo en una curtiembre. Al principio como alumno rotante, luego como empleado. Esa vez fui un testigo presencial de como algunas personas desprecian a otras por considerarlas socialmente inferiores. Era el caso de un subjefe de fábrica, un técnico químico, que se refería a los obreros como “los negros”. Mientras supervisaba el trabajo de los mismos, los miraba “desde arriba” con las manos a ambos lados de su cintura, como muestra de su superioridad social. Recuerdo que no saludaba a los operarios; —“Claro, no se lo merecían”, pensaría. Este último personaje me hacía reflexionar sobre mi padre, un obrero de una pequeña fábrica de escobillones, este “Señor” lo hubiera menospreciado también y no se daba cuenta que tenía en frente a un joven a punto de convertirse en un técnico químico y que aquel desprecio se lo trasladaba a ese imberbe, ese imberbe era yo.

Acá me quiero detener en una pregunta: ¿por qué me interesaba y afectaba de alguna manera el fenómeno de desigualdad social? ¿Era simplemente curiosidad intelectual? ¿Era consecuencia de mi origen social? ¿Era consecuencia de una sensibilidad especial o de una empatía social por verme reflejado en otros agentes sociales (por ej. mi padre)? Observando el fenómeno a la distancia, supongo que era una combinación de todos estos factores y quizás algunos otros desconocidos. Evidentemente existen factores psíquicos y sociales en la formación ideológica.

Seguí creciendo y ya en mi vida universitaria, estudiando Bioquímica en la Universidad de Buenos Aires, institución que por ser pública y gratuita muestra una gran diáspora de sectores sociales entre su alumnado. Esto último, al observador atento lo nutre de experiencias sociales plurales que pueden generar un enriquecimiento social excelente. Nuevamente la diferencia como estudiante se notaba en la lejanía desde la facultad hasta mi casa y la necesidad de trabajar siendo estudiante.