Innovar con valor - Germán Stalker - E-Book

Innovar con valor E-Book

Germán Stalker

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Beschreibung

Este libro fundamenta porqué es necesario incorporar valores en la innovación y explica cómo implementar un programa de integridad para una empresa de base tecnológica. Latinoamérica vive tiempos de cambio. La revolución tecnológica y el gran potencial innovador coexiste con ser la región más desigual del planeta. Por eso, para que la innovación tenga impacto en el desarrollo económico, debe incluir valores. Valor en su significado de virtud personal, como de coraje para acometer resueltamente una empresa. Porque innovar también es aprender de nuestros errores. Dejar de lado prácticas que repetimos como sociedad y adquirir nuevas formas de hacer negocios con valores. En definitiva, Innovar con valor nos acerca más al desarrollo económico. El autor describe a los ecosistemas innovadores y caracteriza a sus actores principales. Identificados los protagonistas de la innovación, aborda los dilemas éticos a los que se enfrentan las empresas tecnológicas con ejemplos concretos. Propone en cada caso cómo gestionar las situaciones dilemáticas, y cómo implementar un programa de compliance en una startup. Germán nos dice que el cambio se inicia con las personas y que, como tales, somos responsables de nuestros destinos. Del destino personal y el de la comunidad en la que emerge el emprendimiento. El impacto de lo que hacemos se refleja en la comunidad en la que vivimos y nos devuelve un resultado común.

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Germán Stalker

Innovar con valorIntegridad en startups para el desarrollo económico

Stalker, Germán

Innovar con valor : integridad en startups para el desarrollo económico / Germán Stalker.- 1a ed revisada.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Temas Grupo Editorial, 2022

Libro digital, Amazon Kindle

Archivo Digital: descarga

ISBN 978-987-8387-63-5

1. Innovaciones. 2. Valores. I. Título.

CDD 658.4063

© Germán Stalker, 2022

© TEMAS Grupo Editorial SRL, 2022.

Cerrito 136 Piso 3°A. Ciudad Autónoma de Buenos Aires C1010AAD. República Argentina Teléfonos: (5411) 4381.1182 o 4383.6336www.editorialtemas.com

ISBN 978-987-8387-63-5

1ra edición, noviembre de 20221ra. edición digital, enero de 2023

Diseño de cubierta: María Inés Nethol Corrección general: Milagros Corcuera

Comité TEMAS Grupo Editorial

Dirección : Jorge Scarfi

Supervisión general: Betiana Cabutti

Diagramación editorial: Caterina Tabbia

Conversión a formato digital: Libresque

Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723 Prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos de este libro en cualquier forma y medio sin previo permiso por escrito de los autores y/o titulares de Copyright.

Índice

CubiertaPortadaCréditosDedicatoriaAgradecimientosUn prólogo. Dos visiones complementariasIntroducciónNo es un cuento de CortázarCorrupción y desarrollo económicoRupturas y revoluciones en la era exponencialInnovaciónEstados abiertos y economía del conocimientoLa ColmenaInnovación en un ecosistema transparenteEcosistemas InnovadoresModelos madurosModelos en desarrollo¿Y en Argentina?¿Víctimas o responsables?Reglas de JuegoLealtades divididas y conflictos de intereses¿Lobby bueno vs. Lobby malo?Responsables de nuestro destinoLa genética de la innovaciónEl ADN del emprendedorEl ADN del investigador y la abeja cientificistaEl ADN del gestor tecnológicoEl ADN del inversor en tecnologíaMitos y desafíos para transformarMito 1. Los investigadores son solitariosMito 2. A los investigadores les pagan porque son inteligentesMito 3. Los emprendedores tienen que ser jóvenesMito 4. Los emprendedores son competitivosMito 5. Los gestores tecnológicos deciden el destino de los desarrollosMito 6. Los inversores tecnológicos solo quieren lucrar y ganar dineroStartups y aceleradorasYa comprendí. Ahora, ¿cómo hago?Ética desde el diseñoEnfoque basado en riesgosMapa de riesgosMatriz de riesgos¿Por qué un código de ética?¿Cómo escribir el código de ética para una startup?¿Cómo ponerlo en práctica?Compliance en StartupsHacia un programa de integridad para startupsConocernos para cambiarConfianzaPaulino, el gaucho de malos antecedentesEntonces, ¿qué es la confianza?¿Cuáles son los atributos de la confianza?Información y confianza¿Cómo construir confianza?¿Es posible recuperar la confianza?La reputación como oficioInfluencers éticosEl gran impacto de los pequeños cambiosConclusionesAbreviaturasGlosarioMapa de startups y aceleradorasEntrevistasReferenciasNotas al finalSobre este libroSobre Germán Stalker

A Federico León

Agradecimientos

Escribir este libro fue como hacer un viaje en dos direcciones a la vez. Una exploración hacia los ecosistemas innovadores y otra a mi interior. Descubrirme a medida que ponía en palabras mis ideas fue una experiencia de conocimiento. En este camino, muchas personas me apoyaron. A todas ellas, mi más profundo agradecimiento.

En particular quiero agradecer a mi familia, madre, hijo, hermana y sobrina quienes me impulsaron siempre. Me siento plenamente orgulloso de compartir este libro con ustedes.

A mis amigos con quienes acostumbraba a compartir ideas a cambio de generosas sugerencias. A Marta Oyhanarte por sus sinceras palabras del prólogo y sus reflexiones llenas de sentido común. A Lino Barañao por sus consejos sobre el libro y por compartir su profundo conocimiento del sistema científico-tecnológico argentino.

A las personas que entrevisté: Christian Silveri, Matías Peire, Marcela Ricosta, Hernán Dopazo, Robin Hoddes, Aryanne Quintal, César Parga, Lisandro Bril, Enrique Dick, Diego Scott, Gerardo Marchesini, Lino Barañao, Santiago Gini y Beatriz Grumpfeld.

También quiero agradecer a muchos maestros, amigos y colegas con quienes compartí reflexiones a lo largo de mi trayectoria académica y profesional. En particular a Willy Pregliasco, a Diego Pando y a Carlos Kaufmann.

Un agradecimiento especial a Milagros Corcuera quien además de revisar el texto, me guió en el placentero viaje de escribir y a Analía Sivak por sus sabios consejos.

Mi reconocimiento especial para vos, Pía, por tu tiempo y por haber compartido esta aventura. Haberte conocido hizo todo más fácil.

A todos ellos un GRACIAS enorme.

Un prólogo. Dos visiones complementarias

Hace algo más de veinte años me tocó ser jurado en uno de los concursos periódicos del CLAD (Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo) establecidos para impulsar el estudio de los problemas de organización y gestión del sector público. Voté por el que me pareció el mejor trabajo, versaba sobre las Comunas en la Ciudad de Buenos Aires; su autor firmaba con el seudónimo de El Quijote. Fue premiado. Poco tiempo después lo conocí y me enteré que ese personaje era Germán Stalker. Lo vi destacarse en la administración pública como funcionario en lo que fueron los primeros pasos de la implementación de la normativa sobre transparencia y acceso a la información. Siempre buscando el “equilibrio entre la prudencia de los principios y la pasión por hacer”. Hoy nos ofrece, en forma de libro, sus reflexiones sobre “startups”, las organizaciones humanas con capacidad de cambio que presentan grandes posibilidades de crecimiento a través de la comercialización de productos y servicios apoyadas por el uso de las nuevas tecnologías.

Escribe “Es difícil encontrar una época en la historia de la humanidad en la que se estén produciendo cambios más drásticamente. La globalización, una pandemia inédita y el calentamiento global generan un momento histórico de disrupción, inestabilidad y crisis.” A algunos esta situación puede abrumarlos y desalentarlos, no a Germán Stalker que nos invita a reflexionar con él sobre el sentido de dos palabras: Innovación y Valor para soñar y vivir un mundo mejor. A medida que nos adentramos en la lectura vamos descubriendo que esas dos palabras contienen realidades, propuestas y desafíos a enfrentar para lograr un cambio cultural, para mejorar comportamientos y actitudes de las personas con el objetivo de alcanzar el bienestar colectivo.

Innovar es mudar o alterar las cosas, introduciendo novedades. Valor se desgrana en este libro en varios de sus significados: se refiere al precio o a la utilidad de algo; a la virtud o talento personal; al coraje de quien acomete resueltamente una empresa. Estos tres “valores” del “valor” vamos a encontrarlos si generamos un emprendimiento donde innovemos con transparencia e integridad.

“Emprender implica siempre perderse un poco. Escribir un libro también”, nos dice. No se pierde el autor ni nos perdemos los lectores porque un tema que, a primera vista podría parecer árido, con referencias personales, entrevistas y anécdotas se nos hace amigable y deseable.

Sentimos que podemos ser parte de la transformación hacia una nueva identidad colectiva porque el cambio, nos dice, se inicia con las personas y como tales, somos responsables de nuestros destinos. Y mucho hay por hacer en la época que nos toca atravesar en la primera parte del Siglo XXI porque es una realidad contradictoria; innovadora, sí, pero a la vez desigual y esto nos convierte a todos en cómplices y responsables de las mismas consecuencias.

¿Por qué no podemos cambiar nuestros hábitos donde queremos que crezcan nuestros hijos? se pregunta. Este interrogante lo lleva a las instituciones, es decir, a las reglas de juego que una comunidad se da para organizar su vida pública y así paliar las incertidumbres de la vida en común. Se torna inevitable la referencia a gobiernos abiertos, que promuevan la transparencia, la participación y la colaboración de los distintos actores sociales. Emprendedores, investigadores, gestores e inversores en interacción permanente requieren de un Estado moderno, innovador y abierto que genere un entorno en el que se cumplan las reglas y florezcan ecosistemas emprendedores integrados por instituciones, personas y condiciones que faciliten el desarrollo de negocios innovadores de base tecnológica y con programas de integridad.

“Los activos inmateriales -el conocimiento, la información, la creatividad y la actividad inventiva- van reemplazando a los activos tradicionales como la propiedad inmobiliaria, la fuerza de trabajo y el capital material.” En ese marco de veloces cambios en esta era exponencial encontramos a científicos, emprendedores, inversores y gestores tecnológicos sentando bases para el desarrollo sustentable.

Personas inquietas -hombres y mujeres- con ganas de emprender, innovar, mejorar individual y colectivamente en interacción multidisciplinaria continua enfrentando mitos y desafíos pueden encontrar en este libro una guía para el cambio puesta a su alcance por el incansable Quijote.

Marta Oyhanarte

Siempre pensé que la función de un prólogo era convencer, mediante un texto breve, del mérito de leer el libro en cuestión. Por lo tanto trataré consignar brevemente las razones que a mi entender justifican la importancia del presente texto.

Creo que hay dos razones fundamentales: la originalidad y la relevancia.

La originalidad a su vez radica en dos aspectos. En primer lugar la temática. La integridad como contracara de la corrupción y la innovación parecen a priori conceptos que se aplican a dos conjuntos sin aparente intersección entre sí: el de los políticos y el de los emprendedores.

La corrupción parecería una tendencia generalizada en la política aunque en mi experiencia personal esta percepción es parte debida a la considerable amplificación que ejercen los medios sobre las conductas de ciertos individuos. Hay en la política proporciones de personas probas y con propensión al altruismo, y de egoístas dispuestos a transgredir las reglas, similares a las de otras actividades, incluyendo la ciencia. La mayor diferencia es tal vez que los mecanismos de control del sistema científico, dada la condición de reproducibilidad de los hallazgos, es mucho más estricta.

Lo que introduce el autor de este libro, como contribución novedosa, es la necesidad de incorporar en el sistema de innovación tecnológica, normas adicionales de control ético que van más allá de la consecución del éxito comercial como objetivo. Hoy los valores de una empresa, el respeto por las normas ambientales y de comercio justo, pueden definir el acceso a un mercado en forma tan determinante como la calidad del producto en sí.

La otra característica original de esta obra es su estilo.

Germán Stalker se mueve fluidamente entre las anécdotas personales y las citas filosóficas. Articula también los aportes sustantivos de la bibliografía internacional con los testimonios textuales de los actores locales del ecosistema de innovación. Esto resulta altamente valioso porque frecuentemente los textos sobre innovación suelen remitir a los casos exitosos de otros países, no extrapolables a la Argentina. Tampoco suelen describirse las experiencias fallidas o las dificultades a superar que es tal vez la información más útil para quien quiere arriesgarse a emprender.

Es también inusual en un texto de este tipo el recurrir a historias. Según Yuval Harari somos animales contadores de historias. Nuestro cerebro está preparado para reproducir narraciones. Nos es relativamente fácil reproducir varios megabytes de textos correspondientes a las historias que hemos leído en novelas o hemos visto en películas pero nos cuesta muchísimo reproducir un texto abstracto de un ensayo. No es casual que las normas morales de casi todas las religiones estén contenidas en historias que se has trasmitido oralmente por milenios. Esopo, un joven reformador moral que pagó con su vida la lucha contra la corrupción en Delfos, ha contribuido con sus fábulas a trasmitir pautas de conducta a cientos de generaciones con mucha más efectividad que los autores de sesudos ensayos morales y filosóficos.

Las historias y las vívidas imágenes incluidas en este texto actúan como anclas eficaces de los conceptos a trasmitir.

Finalmente quiero referirme a la relevancia. Nuestro país tiene dos problemas fundamentales de los que derivan la mayoría de sus padecimientos: la falta de empleo y de divisas. Ambos problemas pueden ser solucionados si se encara un modelo de desarrollo productivo que conduzca a la exportación de bienes y servicios intensivos en conocimiento. Esto requiere innovación no sólo en las tecnologías de punta sino también en las manufacturas que generen empleo aún para aquellos que no puede acceder en el corto plazo a una capacitación superior.

Tanto el sistema científico tecnológico como las universidades nacionales, ambas subvencionadas por la sociedad, están llamados a jugar un papel central en este proceso. Sin embargo, la generación de empleo y de divisas no aparecen como objetivos explícitos de estas entidades. Es por lo tanto imperioso instalar el concepto de responsabilidad social tanto del científico como del egresado de la universidad pública.

Para ser coherente con lo que decía más arriba contaré una historia. Recuerdo que cuando creé la incubadora de empresas en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA en el 2002 enfrenté la oposición tanto de los profesores ortodoxos como de los estudiantes maoístas, conocidos cariñosamente como los “chinos”, que dominaban el centro de estudiantes en ese entonces. Meses después hablando con el embajador de China le comenté: “Mire Embajador lo que opinan los “chinos” de mi facultad!”. Su respuesta fue: “Dígale a esos chicos que vengan a hablar conmigo. En China si un estudiante o un profesor encuentran algo valioso tienen la obligación moral de crear una empresa para beneficio de su pueblo”.

Tal vez este tipo de imperativo ético sea responsable, junto con las políticas de apoyo estatal, del creciente dominio tecnológico de ese país y de su éxito en la disminución de la pobreza.

Claramente estas experiencias no son extrapolables, pero lo que sí es cierto es que si hay una salida para los problemas que históricamente han agobiado a nuestro país es a través de una política de promoción de la innovación inclusiva.

En este contexto, la compilación de experiencias sobre el proceso innovador y los aportes sobre las normas de integridad que deben regir en la creación de nuevas empresas incluidas en esta obra resultan un aporte invaluable.

Lino Barañao

Introducción

Hace ya algunos años que no dejo de asombrarme por los contrastes de la realidad en la que vivimos. Asistir a un cambio de época como el que nos toca atravesar en esta primera parte del Siglo XXI me lleva a reflexionar sobre esta realidad contradictoria. Innovadora, pero a la vez desigual. A veces da alegrías. Otras, dolor. Quizás, mi formación y trayectoria profesional -que pendula entre la transparencia y la transferencia de tecnología- me llevan a pensar que la innovación sumada a la ética pueda modificar este escenario. Los años y la madurez me hicieron ver que era posible realizar un aporte concreto en este sentido. Y la paternidad me dio la verdadera y más personal de las razones: el sentido de trascendencia y que ese aporte sea real para las nuevas generaciones.

¿En qué consiste esa contradicción? Por un lado, la innovación de la mano de la tecnología está cambiando las relaciones humanas a una velocidad asombrosa. En la economía del conocimiento nacen mercados digitales en los que circulan nuevos bienes y servicios para cubrir antiguas necesidades. O bien, se generan necesidades nuevas y emergen mercados que es necesario satisfacer. Nunca antes en la historia resolver un problema con mayor eficacia fue más rápido. El intercambio de bienes y servicios ha cambiado drásticamente impulsado por startups basadas en tecnología que desafían el status quo creando soluciones aplicables a escala global.

Las empresas de base tecnológica aplican ciencia, datos y conocimiento para el desarrollo de bienes y servicios innovadores. Esta realidad es asombrosa. Pero aún más sorprendentes son las proyecciones para los próximos años. El uso de la Inteligencia Artificial -IA- la Internet de las cosas -IoT- y la realidad aumentada cambiarán definitivamente el modo de relacionarnos antes de que podamos darnos cuenta.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Esta realidad convive con un capitalismo con vicios y una democracia con debilidades institucionales que impiden el desarrollo económico sostenible. Existen empresarios y servidores públicos con comportamientos poco éticos. La falta del cumplimiento de reglas y las conductas sin valores impiden el desarrollo económico, generan sociedades menos justas y más desiguales. De acuerdo a las Naciones Unidas, el costo de la corrupción es alrededor de 2.6 billones de dólares al año. En algunas regiones, toma la forma de lobby, en otras de soborno, tráfico de información, colusión o conflicto de intereses. En particular, los habitantes de América Latina perciben un aumento de la corrupción año tras añoI.

Si anhelamos un desarrollo económico sustentable y con inclusión, esta realidad paradójica debe cambiar. Si pensamos que la innovación por sí sola solucionará los problemas de desarrollo, nos quedamos cortos. Si pensamos que con nuevas normas que castiguen los comportamientos poco éticos, también. La innovación debe ir acompañada de integridad en los comportamientos que genere confianza en las relaciones. La verdadera evolución en la manera de hacer los negocios combina innovación con integridad.

El objetivo de este libro es contar cómo desarrollar una startup con valores e integridad en la práctica. Se dirige a mujeres y hombres emprendedores, científicos, innovadores y gestores tecnológicos que quieren dejar de ser víctimas de un sistema que los atrapa con la repetición de patrones de conducta en la manera de hacer negocios. Pero que no saben cómo hacerlo.

¿En qué consiste la integridad? El libro ayuda a conocer qué se debe incluir en un programa de integridad, comprender las reglas de juego e identificar conductas indebidas. Permite discriminar cuándo prevalece el interés público sobre el interés privado. Cuáles son los procedimientos de supervisión y control orientados a prevenir hechos de corrupción. En las próximas páginas podrán conocer cuáles son los mecanismos de control de las startups. ¿Cómo promover la ética y la integridad? Describe buenas prácticas y mecanismos internos para que investigadores y emprendedores puedan operar orientados por valores.

Estoy convencido que el espíritu emprendedor e innovador es funcional a las prácticas de integridad. La incorporación de Códigos de Ética generará confianza en la startup y en las empresas de su cadena de valor. A mayor confianza, mejora la reputación. Luego, la reputación de las empresas innovadoras en un ecosistema transparente es la mejor manera de combatir la corrupción.

La ética es la chispa que enciende la confianza. La confianza, el cemento que une a empresarios innovadores en la manera de hacer negocios. También, en la interacción con funcionarios estatales, sindicales, clientes y con la comunidad. Así, mejora la reputación y genera responsabilidad. Las redes virtuosas conforman ecosistemas innovadores y transparentes.

En las próximas páginas desarrollamos herramientas para dejar de ser víctimas de un sistema que nos atrapa con la repetición de conductas. Para poder girar la rueda hacia el otro lado.

No es un cuento de Cortázar1

Domingo al atardecer. Vuelvo a Buenos Aires junto a mi hijo después de un feriado largo. Acabamos de visitar a mi familia en Santa Fe. Hacía mucho tiempo que no los veía. La pandemia y la cuarentena hicieron que el tiempo transcurrido desde la última vez pareciera una eternidad. El viaje de regreso a Buenos Aires siempre tiene un aire de nostalgia por el paisaje del litoral, el río y los afectos. Esta vez, trajo alivio. Se atenuaron las señales externas de una especie de duelo por el temor a no poder verlos y la angustia por las dudas del reencuentro. La vacunación generalizada provocó un descenso de casos de COVID-19 y un ascenso en la cantidad de reencuentros.

Respiro aliviado. A poco de ingresar en la ciudad se produce un atasco en la Autopista Panamericana de unos cuantos kilómetros de largo. Circulo por uno de los carriles del lado derecho a una velocidad de 5 km/h, hasta que todos los autos nos detenemos. Típico de fin de semana largo. Pasado un rato, seguimos detenidos.

Escucho la radio, AM. En un programa de política se discute sobre la corrupción en Argentina y en la región. Los periodistas hablan sobre el impacto de las causas judiciales en las próximas elecciones. Mencionan diversos casos. Pandora PapersII. Panamá PapersIII. OdebrechtIV. El Lava JatoV. La causa de Los CuadernosVI2. Destacan el papel de la prensa en la revelación de los casos. Subrayan que en muchas ocasiones los periodistas deben cumplir un rol de guardianes de la república, ya que las instituciones no funcionan. Entrevistan a un experto anticorrupción que destaca las bondades de la incorporación de la figura del arrepentido whistleblower en la legislación penal para investigar casos de corrupción. La idea es discutida por otros expertos y periodistas de investigación. Algunos consideran que las detenciones de funcionarios y empresarios por prisiones preventivas no respetan el principio de inocencia. Que los beneficios de la delación son arbitrariamente asignados. Se produce un intenso debate. Luego se refieren a un proyecto de Ley para permitir el decomiso de bienes producto de casos de corrupción. También se produce una apasionada discusión.

El conductor del programa lee los mensajes de WhatsApp de los oyentes. Todos indignados por la corrupción de funcionarios, sindicalistas y empresarios. La gente muestra su enojo con vehemencia. Algunos, hacen mención al rol de los medios de comunicación en la transmisión tendenciosa de la información. Otros, a la avaricia desmedida que lleva a funcionarios, dirigentes sindicales y empresarios a no respetar las reglas. Todos disconformes y con grandes dudas de que este tema pueda ser resuelto por la justicia. Pareciera que los oyentes hablan de un país que no es el suyo. Como si les fuera ajeno.

Mientras escucho, veo por el espejo retrovisor como por mi derecha, usando el carril de emergencia, se adelantan autos, camionetas, motos y camiones a una velocidad de más de 50 km/h. Quedo consternado. Ahora soy yo el indignado. Pero no con los políticos y empresarios denunciados por corrupción. Sino con los que me pasan por la banquina poniendo en riesgo sus vidas, la mía y la de los demás.

Me pregunto si alguno de los que pasan por mi derecha estará a su vez, enviando algunos de los mensajes desde su Smartphone al programa de radio para quejarse de la corrupción y de su impacto en la economía. Entre tanto, pone en peligro su vida, la de su familia y las vidas de los demás. Me pregunto si son médicos, ingenieras, maestros o comerciantes. Artistas, jueces, empresarias o sindicalistas. Si tienen familia, si están jubilados o en actividad.

Salgo de mi enojo, pero no de mi reflexión. ¿Qué es lo que hace que tengamos comportamientos fuera de las reglas? Pienso que no todos somos así. Afortunadamente, somos más los que esperamos en la extensa fila que los que pasan por mi derecha.

Enseguida, me cuestiono. ¿Dónde está la autoridad que les impida avanzar por la banquina? ¿Dónde está el que castigue a los infractores? Elevo mi vista hacia el techo del auto. Como buscando a esa autoridad arriba mío. No está. Pero veo que hay cámaras de seguridad en los postes de iluminación de la autopista. Excelente, alguien los estará observando y ya les va a llegar la multa. Bien, gracias. Me digo que ante la ausencia de autoridad debería funcionar el autocontrol. Pero para eso sería necesario incorporar valores en la educación vial. Me corrijo. Los valores deben estar presentes en todas nuestras conductas más allá de nuestro comportamiento como automovilistas.

7:30 P.M. Continúo detenido. Vienen las noticias:

“Revelan audios comprometedores sobre el retiro de tropas de Estados Unidos de Afganistán... El Secretario General de las Naciones Unidas dice que existen señales de alarma ensordecedoras y pruebas irrefutables de la crisis climática que está atravesando el planeta... Científicos argentinos avanzan en el desarrollo de la vacuna argentina contra el COVID-19 …”

Ahora, el locutor da cuenta del estado del tránsito en los accesos a la ciudad. “...atasco de más de 12 km en el Acceso Norte de la Ciudad. Circular con precaución”

Vuelve al programa de la tarde. Los conductores anuncian que en un rato entrevistarán a un experto ambiental para abordar las consecuencias y el daño que el calentamiento global tiene para el planeta y le preguntarán por qué la humanidad debe actuar en la prevención y adaptación ante el inexorable nuevo escenario.

Parece que tenemos un largo rato de espera. La cola es más extensa de lo que pensaba. Ni una mención a los autos que circulan por la banquina que seguramente alguien estará viendo desde la central de monitoreo de tránsito de última tecnología. Pero sí, a los casos de corrupción. Siempre recortamos la realidad cuando la abordamos. Es inevitable. Para los conductores del programa y del servicio de noticias no es lo mismo una persona que circula por el carril de emergencia a 50 km/h que un funcionario corrupto. Pienso que, si ocurriera un accidente, probablemente subrayarían la falta de cumplimiento de reglas que lo generaron. Pero sería tarde. La crónica siempre llega después de los hechos. La justicia también.

El atasco en la autopista es una metáfora cotidiana de nuestra relación con las normas y con el (in)cumplimiento de las reglas de juego. Estacionamiento en doble y triple fila en la puerta de las escuelas, peatones que cruzan la calle por la mitad, falta de respeto a los límites de velocidad, la no realización de los controles preventivos en establecimientos donde asiste público, falta de controles de calidad de productos que se comercializan, la evasión impositiva. En fin, la lista es larga y podría continuar por páginas.

Eso es lo que ocurre con la corrupción. Está presente en nosotros como sociedad. Negarlo sería tan necio como negar la capacidad de innovar, de emprender y de ser creativos. Como ciudadanos no nos damos cuenta que quedamos atrapados en una disyuntiva que no podemos resolver. Que la falta de ética en nuestras acciones individuales genera desconfianza entre nosotros mismos y como sociedad. Nos convierte a todos en cómplices y responsables de las mismas consecuencias.

Sin embargo, pareciera ser más sencillo echarles la culpa a otros que reconocer nuestras falencias. Por culpa de tal, tenemos el país que tenemos. Por la inestabilidad política debemos resignarnos a emprender fuera de nuestro país. Porque la justicia no actúa. Porque los grandes empresarios evaden, no pagan los impuestos. Porque el peso del Estado es ya insoportable. Porque en otros países sí se cumplen las reglas. Que si un emprendimiento tiene buena proyección, mejor registrar la sociedad en otro país donde existen más y mejores incentivos y existe mayor seguridad jurídica. Porque los empresarios, inversores, sindicatos y gobernantes cumplen los acuerdos pactados.

Ahora, me surgen muchas preguntas: ¿Las reglas se cumplen?, ¿las cumplen? o, ¿las cumplimos? ¿Es la pena lo que actúa como disuasorio de un comportamiento fuera de la norma? ¿O la probabilidad que le asignamos de ser detectados? Para algunos, romper las reglas depende de un balance entre el riesgo y el peligro real de que la sanción ocurra efectivamente. Al cruzar la calle por el medio de la cuadra uno evalúa la probabilidad de que lo choque un auto. Si la probabilidad es menor, cruza. Transgrede la norma sabiendo que no tiene consecuencias. Si uno ve el semáforo en verde y circulan autos que aumentan la probabilidad de que lo atropellen, entonces, no cruza.

El clásico WeberVII, distingue la ética de la convicción, de la ética de la responsabilidad. La primera es la del moralista. Consiste en defender lo que se piensa, sin ocuparse de los efectos que provocan las acciones. La segunda, es la del político. Adopta la postura inversa. Para esta perspectiva, lo que importa no es la sinceridad del discurso sino la eficacia de las acciones. Esta distinción de corrientes de pensamiento, es también conocida en la filosofía occidental como deontologistas y consecuencialistas. Los primeros juzgan las acciones de acuerdo a ciertos principios morales. Los segundos, en función de las consecuencias de las acciones. Por lo general, actuamos según alguna de estas dos perspectivas y juzgamos nuestros comportamientos y los de los demás.

Este análisis no solo podemos aplicarlo a las conductas referidas a la corrupción. Hace poco escuché un podcast de Sam HarrisVIII sobre el impacto que la alimentación occidental tiene en el calentamiento global y los riesgos de la pandemia. En la conversación con Bruce Friedrich y Liz Specht abordan un dilema similar. No importa si se disminuye la ingesta de carne por ser vegetariano o vegano en base a principios éticos. Sino por el impacto -las consecuencias- que tiene el consumo y la producción de alimentación basada en animales para la salud y para el planeta. Por esa razón, existen cada vez mayor cantidad de investigaciones sobre alimentos sustitutivos de la proteína animal y se comercializan productos alimenticios que suplantan a la carne. Emergen empresas de base tecnológica que desarrollan alimentos sustitutos de la ingesta de carne. La startup chilena Notco3, es un ejemplo de ello.

Al analizar nuestras conductas y sus consecuencias pasamos de ser víctimas a responsables. Sobre esto, profundizaremos un poco más adelante.

Cuando los argentinos viajamos al exterior nos hacemos notar. Nuestra manera de hablar. La entonación de nuestro español. El timbre. El uso del che y una buena dosis de arrogancia nos distingue del resto de los países de habla hispana. Por lo general, cumplimos las normas básicas de convivencia en otros países. Nos cuidamos de no arrojar papeles en la vía pública y de cruzar las calles por las esquinas. Sin embargo, cuando regresamos a nuestro país no lo hacemos. ¿Por qué? Una pista: el entorno.

Hace un tiempo fui a ver una obra de teatro dirigida por una amiga titulada: “Argentina, esa pasión inmortal”IX. Se trata del diálogo entre Pública, una abuela que quedó viuda y está al mando de su familia con uno de sus nietos. La obra transcurre a lo largo del siglo XX en Argentina. Va y viene por la historia Argentina. Evoca las peripecias de tres hermanos -uno de ellos el padre del nieto de Pública- que podrían haber vivido en cualquiera de las crisis económicas que tuvo nuestro país a lo largo de su historia. Dos de ellos deciden irse a vivir a Suecia. Uno para trabajar en la Volvo. El otro, obtuvo una beca doctoral para investigar en la universidad pública sueca. Al cabo de un tiempo, de algunas idas y vueltas familiares y un par de crisis económicas argentinas deciden regresar. Vuelven alrededor de Pública con un diálogo que contiene un hecho revelador.

La obra me deja un sabor con dos momentos. Como el de un buen café. El primero amargo, trágico, de decepción. Luego, esperanzador. Como el país que todos conocemos y al que todos queremos. Un país por el que dejamos todo, como en una cancha de fútbol, pero en el cual no podemos proyectar en el largo plazo. El país de lo inmediato.

Mi racional optimismo me da algo de esperanza. Muchos de los que quieren emprender en un lugar donde se cumplan las reglas anhelan poder criar a sus hijos rodeados de nuestra geografía, nuestros paisajes, nuestra cultura. Y a sus afectos. Que tengan los valores de la familia, la educación y las costumbres argentinas. Claro, pero el pasaporte europeo. Por si decide emigrar a un país central empujado por alguna de las cíclicas crisis argentinas. Entonces ¿Por qué no podemos cambiar nuestros hábitos donde queremos que crezcan nuestros hijos?

Ese es el desafío que nos proponemos en este libro.

Si innovamos en productos o servicios pero seguimos repitiendo conductas y hábitos alejados de valores éticos, no vamos a desarrollarnos como sociedad de manera sostenible.

Veamos, por qué.

1Cuando le comenté a mi amigo Carlos la idea de escribir el libro y como comenzaba el primer capítulo, me dijo: “Esa descripción me suena a un cuento de Cortázar”. Efectivamente, cuando me enfrenté a “La autopista del sur”, que no había leído hasta ese momento, me maravilló el relato de una situación similar ocurrida en Francia sin el agregado del programa de radio.

2Otros casos destacados que alcanzaron las portadas de los periódicos a nivel internacional son: los Paradise Papers, el caso FIFA, el caso Petrobras, los gastos de los parlamentarios en Reino Unido, el fraude de Volkswagen con los niveles de emisión de sus vehículos.

3Esta empresa chilena -cuya planta tuve la oportunidad de conocer en 2018- aportó una solución para reemplazar a los animales de la producción de alimentos para proteger al planeta. Crearon un algoritmo –al que llamaron y patentaron con el nombre Giuseppe- que pudiera aprender infinitas combinaciones de plantas para replicar productos animales y hacerlos más sustentables y más ricos. NotCo

Corrupción y desarrollo económico

El desarrollo económico requiere de reglas de juego claras. A estas reglas de juego no se llega de cualquier manera. Son el resultado de una dinámica de conversaciones que se dan en la sociedad dentro de un contexto determinado. Los representantes estratégicos -líderes y actores protagónicos que cuentan con algún grado de legitimidad de sus representados- alcanzan consensos básicos. La dinámica de consensos en las democracias capitalistas del siglo XXI requiere de una compleja interacción y articulación. La sociedad latinoamericana, se caracteriza por las desigualdades en el acceso a los recursos e inequidades en la distribución de los beneficios. Atravesada por lógicas de luchas de poder, conflictos de intereses históricos, y grupos de presión adquiere rasgos de una complejidad delicada.

Una vez alcanzados los consensos mínimos, las reglas deben ser conocidas por todos los que quieran participar. Ser aceptadas, reconocidas y respetadas. Además, su cumplimiento debe mantenerse en el tiempo mientras duren las condiciones iniciales. Como en un juego, cuando una conducta no cumple esas reglas no sólo rompe los acuerdos básicos consensuados. También, quiebra la confianza entre los jugadores y con las autoridades que deben cuidar por su cumplimiento. Poner en práctica la dinámica de consensos en un contexto de una realidad con profundas desigualdades es un desafío mayúsculo que nos interpela como sociedad.

¿Por qué las personas rompemos esas reglas? Una respuesta es la codicia en exceso. Algunos sostienen que la corrupción tiene su origen en la esencia del ser humano, cuya codicia y ambición de poder lo conducen a cometer toda clase de excesos. Prevalece el disfrute individual del dinero y de los bienes materiales característicos de la sociedad moderna capitalista basada en los principios de individualidad y de propiedad por sobre el goce colectivo de los bienes públicos.

Allí, es cuando el autointerés prevalece sobre el interés público. Y la visión del beneficio inmediato contrasta con una perspectiva de largo plazo. Estos frecuentes comportamientos se manifiestan a través de acciones u omisiones que tienen que ver con el uso abusivo de los recursos públicos para beneficios privados, violando reglas de comportamiento.

En una relación de corrupción, el que corrompe y el que se deja corromper violan por igual las reglas vigentes. Pero también principios morales. Un hecho anónimo, secreto. En la mayoría de las ocasiones sin evidencias, ni constancias. No tiene un formato asequible, ni un modo identificable. Por ello, es tan difícil de probar y de medir. Encuentra tierra fértil en entornos donde prima la oscuridad y el secreto.

No obstante ello, existen esfuerzos desde la academia y la sociedad civil para intentar representar numéricamente la dimensión de este extendido flagelo. El Índice de Percepción de la Corrupción elaborado por Transparencia Internacional (TI) es el que tiene mayor trayectoria. Mide anualmente la percepción de la corrupción en el sector público en 180 países. Luego elabora una clasificación de mayor a menor de países desde el 0 (alta corrupción) hasta 100 (muy transparente).X

Dada la invisibilidad del fenómeno de la corrupción y sus múltiples manifestaciones, el índice que evalúa la percepción de la corrupción permite, al menos, orientar el estado de cómo se ven los actores del ecosistema económico en relación al fenómeno de la corrupción.

Del Reporte Mundial para el año 2021 surge que la mayoría de los países no han registrado avances en la lucha contra la corrupción en casi una década y que la corrupción no solo socava la respuesta sanitaria global a la pandemia del COVID-19, sino que además contribuye a mantener la democracia en un perpetuo estado de crisis. Según este informe, la creciente pérdida de confianza en líderes políticos, oficiales electos y la democracia es un fenómeno que se esparce no solo en Latinoamérica sino en todo el mundo.

A pesar de la invisibilidad de los actos de corrupción, sus efectos sí son devastadoramente visibles. Desde hace tiempo la academia ha identificado diversos canales a través de los cuales la corrupción afecta el crecimiento económico. La opinión predominante entre los expertos es que existe una asociación significativa y negativa entre corrupción e inversión. La corrupción es perjudicial para el crecimiento económico, en tanto lo obstaculiza impactando también en el desarrollo económico. Algunos autores han verificado que existe causalidad entre corrupción y el nivel de PBI de un país y que la evidencia arroja que esa relación es negativaXI.

También, reconocen que las instituciones y las variables económicas de un país evolucionan juntas. De manera recursiva, las instituciones afectan la performance económica y las variables económicas impactan en las institucionesXII.

En aquellos países donde la corrupción es endémica, el ciudadano y la sociedad en su conjunto terminan, con frecuencia, por ser cómplices mediatos y pasivos de los corruptos. Resignados, creen (creemos) que es una causa perdida y que, por lo tanto, no queda nada que puedan (podamos) hacer. Pareciera que la celebración de elecciones periódicas propia del régimen democrático, no alcanzaXIII. Los controles horizontales de las instituciones republicanas, tampoco.

Mientras sigo en mis pensamientos, el conductor de la 4x4 que está a mi derecha se cansa de la espera. Con su coche cargado de niños y juguetes, decide tomar el atajo de la banquina. Me parecía un buen padre de familia, en quien confiaba hasta hace un instante. Ya no pienso lo mismo. Le perdí la confianza. Pienso en el valor de la confianza para las relaciones humanas. En nuestras interacciones diarias, ¿Qué tan importante es?

“Tener confianza en alguien es sentirte cómodo estando desarmado” me dijo Gerardo Marchesini, Gerente de Tecnología de CITESXIV cuando lo entrevisté en Sunchales. “Es sentarte relajado sin la necesidad de estar pensando en una estrategia. El problema con la confianza es que se pierde muy rápido. Casi instantáneamente”. Remontar una relación en la que la confianza se rompió es muy difícil.