Kant - Mandred Kuehn - E-Book

Kant E-Book

Mandred Kuehn

0,0

Beschreibung

Cumbre de la cultura occidental cuya indiscutible influencia planea sobre toda la historia de la filosofía, la obra de Immanuel Kant ha sido escrupulosamente analizada; sin embargo, el hombre, el Imma­nuel de carne y hueso, sigue siendo un gran desconocido. Transcurridos trescientos años desde su nacimiento, el que su pensamiento se estructurara como un sistema ha contribuido a que lo juzguemos como un intelectual recluido en su torre de marfil, con una vida sin experiencias de especial interés.En estas páginas, Manfred Kuehn nos sumerge en la vida y la obra de Kant, y desmonta radicalmente el mito creado en torno al autor de las Críticas: no sólo fue el filósofo del giro copernicano, sino también un excelente anfitrión, devoto amigo y, sobre todo, un valiente defensor de la libertad frente a los poderes políticos y religiosos. Kant asistió al nacimiento del mundo moderno, y su pensamiento es tanto expresión de una época trepidante como una salida de sus aporías.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 1326

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Akal / Biografías / 14

Manfred Kuehn

Kant

Una biografía

Traducción del francés: Carmen García-Trevijano Forte

Cumbre de la cultura occidental cuya indiscutible influencia planea sobre toda la historia de la filosofía, la obra de Immanuel Kant ha sido escrupulosamente analizada; sin embargo, el hombre, el Imma­nuel de carne y hueso, sigue siendo un gran desconocido. Transcurridos trescientos años desde su nacimiento, el que su pensamiento se estructurara como un sistema ha contribuido a que lo juzguemos como un intelectual recluido en su torre de marfil, con una vida sin experiencias de especial interés.

En estas páginas, Manfred Kuehn nos sumerge en la vida y la obra de Kant, y desmonta radicalmente el mito creado en torno al autor de las Críticas: no sólo fue el filósofo del giro copernicano, sino también un excelente anfitrión, devoto amigo y, sobre todo, un valiente defensor de la libertad frente a los poderes políticos y religiosos. Kant asistió al nacimiento del mundo moderno, y su pensamiento es tanto expresión de una época trepidante como una salida de sus aporías.

«Kuehn refuta la idea de un Kant anodino y gris, y nos ofrece un personaje que nunca habíamos conocido».

Washington Post

«La obra de Kuehn destaca por la variedad de sus intereses, el equilibrio de sus valoraciones y su claridad narrativa».

Frankfurter Allgemeine Zeitung

Manfred Kuehn es un prestigioso experto en el pensamiento de Kant, en el de Hume y la relación filosófica entre ambos. Sus investigaciones se han centrado en el Idealismo alemán y sus precursores, así como en ética y filosofía de la religión. Entre su extensa obra destacan títulos como Johann Gottlieb Fichte: Ein deutscher Philosoph (2012) o la edición, junto a Heiner F. Klemme, de The Bloomsbury Dictionary of Eighteenth-Century German Philosophers (2016).

Diseño de portada

RAG

Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.

Nota editorial:

Para la correcta visualización de este ebook se recomienda no cambiar la tipografía original.

Nota a la edición digital:

Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.

Las referencias cruzadas de este libro se corresponden con las páginas de su edición impresa.

Título original

Kant. A biography

© Cambridge University Press, 2001

© Ediciones Akal, S. A., 2024

para lengua española

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISBN: 978-84-460-5530-3

A Margret

AGRADECIMIENTOS

La fundación en 1986 de la Sociedad Norteamericana de Kant fue un acontecimiento significativo no sólo para los estudios kantianos en Estados Unidos, sino también para mí personalmente. He tenido la suerte de trabajar como bibliógrafo de la Sociedad desde sus comienzos, y me ha complacido mucho observar de qué modo los estudios académicos sobre Kant se han ido convirtiendo desde entonces en una empresa más y más cooperativa. Yo mismo he podido beneficiarme sin duda de la ayuda de muchos amigos y colegas a los que nunca habría conocido sin la existencia de esta institución. Me resulta imposible expresar aquí mi agradecimiento a todos los que han ejercido alguna influencia sobre mi trabajo a lo largo de los años, pero no puedo dejar de dar mis más efusivas gracias a Lewis White Beck, el padre fundador de la Sociedad. Al igual que muchos otros, mi deuda con él es inmensa. De haber podido contar con sus consejos, este libro habría mejorado notablemente, pero desgraciadamente no pudo ser así.

No obstante, he tenido la suerte de disponer de la ayuda y consejos de muchos otros. Ante todo, tengo que estar eternamente agradecido a Terry Moore, que empezó por convencerme de la necesidad de una nueva biografía de Kant, para insistir a continuación en que debía ser yo el que la escribiese. Sin él, este libro se habría quedado en un mero sueño y jamás habría sido escrito. Durante su elaboración he contraído también muchas otras deudas. Para empezar, con mis amigos de Marburgo, quienes me han prestado una enorme y eficaz ayuda no sólo en la fase de investigación, sino también en la de la preparación del primer borrador. El estímulo, la ayuda y la amistad de Heiner Klemme han sido decisivos desde el principio al fin; jamás podré agradecérselo bastante. El experto juicio de Werner Stark mejoró enormemente la obra y me liberó de una serie de errores. Werner Euler compartió generosamente conmigo algunas de sus obras aún no publicadas. Reinhard Brandt, que desde el principio me indicó correctamente que una biografía de Kant sólo podía ser escrita en Marburgo, me ha sido también de gran ayuda en una variedad de ocasiones. Sus comentarios sobre la penúltima versión del libro fueron especialmente importantes.

Igualmente estoy en deuda con el equipo de la Biblioteca de la Universidad, con la Biblioteca del Instituto de Filosofía de la Philipps-Universität de Marburgo y con el Instituto Herder de Marburgo. Pasé allí muchas horas inolvidables durante los veranos de 1995 y 1997, aparte de unos cuantos días en 1996 y 1998. Parte del trabajo preparatorio fue realizado con ayuda una beca del National Endowment for the Humanities en el verano de 1988 y de un puesto de investigador en el Center for Humanistic Studies en la Universidad de Purdue en el otoño de 1990. La beca originalmente estaba asignada a un estudio del desarrollo filosófico de Kant, y parte de aquel trabajo ha sido incorporado al presente libro. El primer borrador de este fue redactado en su mayor parte durante una nueva estancia como investigador en el Center for Humanistic Studies el otoño de 1995. Igualmente, debo expresar mi agradecimiento a Rod Bertolet, el catedrático del Departamento de Filosofía en la Universidad de Purdue, por los diversos contactos que hicieron posible mi regreso a Marburgo en 1997.

Algunos de mis otros colegas en Purdue, como Cal Schrag, William McBride y Jacqueline Mariña se prestaron gustosamente a comentar un borrador inicial de los tres primeros capítulos, y las observaciones y sugerencias de Mary Norton y Rolf George mejoraron significativamente la versión de esos capítulos. Martin Curd leyó diversos pasajes, y en todos ellos dejó su marca (algunas de ellas han sido indicadas en el texto).

Karl Ameriks, Michael Gill, Steve Naragon, Konstantin Pollok y Frederick Rauscher han leído el manuscrito entero y sugerido muchas modificaciones útiles, por las que les estoy sumamente agradecido. Karl Ameriks y Michael Gill, sobre todo, pusieron un interés tan activo en el proyecto que su influencia se encuentra por todas partes. Me gustaría que el producto final pudiera expresar más adecuadamente lo que he aprendido de ellos.

Y finalmente, quisiera agradecer a Margret Kuehn su constante apoyo durante la redacción de este libro y de mis otros quijotescos trabajos.

RELACIÓN DE PERSONAJES

Borowski, Ludwig Ernst (1740-1832), uno de los primeros alumnos de Kant, conservó su amistad con él durante toda su vida. Durante sus últimos años, Borowski ocupó un alto puesto en la Iglesia luterana de Prusia. Fue un invitado habitual a la mesa de Kant durante los últimos años de la vida de este. Escribió una de las tres biografías «oficiales» de Kant, pero no asistió a su funeral.

Baczko, Adolph Franz Joseph von (1756-1823), alumno de Kant durante los años setenta (y amigo de Kraus). Aunque perdió la vista, fue un historiador cualificado. Le fue denegado un profesorado en Königsberg por su condición de católico.

Beck, Jacob Sigismund (1761-1840), uno de los más famosos discípulos iniciales de Kant. Estudió en Königsberg, donde recibió tanto la influencia de Kant como la de Kraus. Entre 1793 y 1796 publicó un volumen de explicaciones de la filosofía crítica kantiana. En sus comienzos fue un seguidor ortodoxo de Kant; pero en su último libro, La única perspectiva posible desde la cual debe ser juzgada la filosofía crítica, Beck siguió su propio camino, con gran disgusto por parte de Kant.

Fichte, Johann Gottlieb (1762-1814), famoso filósofo idealista. Residió durante algún tiempo en Königsberg, donde escribió la Crítica de toda revelación (1792). Kant utilizó su influencia para conseguir que el libro fuese publicado. Esta obra, que apareció al principio como anónima, fue atribuida inicialmente al propio Kant. Cuando Kant reveló la identidad de su autor, Fichte se tornó famoso de la noche a la mañana. Más tarde, Fichte quiso ir «más allá» de Kant. Criticó duramente la filosofía kantiana despertando con ello las iras de Kant.

Funk, Johann Daniel (1721-1764), profesor de derecho muy popular en Königsberg y amigo íntimo del joven Kant. Llevó una vida disipada y ejerció una influencia decisiva sobre Hippel.

Goeschen, Johann Julius (1736-1798), llegó a Königsberg en 1760, donde pronto entabló amistad con Kant y el matrimonio Jacobi. Fue funcionario y luego director de la Casa de la Moneda en Königsberg. Él y Maria Charlotte Jacobi fueron amantes y se casaron después de que ella hubiese conseguido el divorcio de su primer marido. Después de este matrimonio, Kant continuó tratando a Goeschen, pero no volvió a pisar la casa de la nueva pareja.

Green, Joseph (1727-1786), comerciante inglés residente en Königsberg y el amigo más íntimo de Kant. Se dice que Hippel utilizó a Green como modelo en su comedia El hombre del reloj, un personaje que vivía de acuerdo con máximas inviolables y estrictamente regulado por el reloj. Escritores posteriores transfirieron a Kant estas características.

Hamann, Johann Georg (1730-1788), uno de los amigos más cercanos a Kant (y a Green). Nacido y educado en Königsberg, Hamann era conocido también como el Mago del Norte. Fue uno de los pensadores cristianos más importantes durante la segunda mitad del siglo XVIII. Defensor de una teoría irracionalista de la fe, se opuso a la filosofía ilustrada entonces prevalente. Fue el mentor del movimiento literario del Sturm und Drang. Herder popularizó estas ideas después de haber abandonado Königsberg en 1764.

Herder, Johann Gottfried (1744-1803), uno de los alumnos de Kant durante los primeros años sesenta. Influido tanto por Hamann como por Kant, llegó a ser uno de los escritores más importantes del movimiento Sturm und Drang y ejerció una enorme influencia sobre los pensadores prerrománticos alemanes. Cuando Kant recensionó sus Ideas de manera anónima y muy crítica, Herder se volvió contra su antiguo profesor.

Herz, Markus (1747-1803), uno de los principales alumnos de Kant, hizo la réplica a la defensa de la Disertación Inaugural de este y fue un importante corresponsal de Kant cuando se trasladó a Berlín en 1770. Herz se doctoró en medicina en Berlín, donde impartió lecciones y conferencias sobre la filosofía kantiana que inclinaron hacia la causa de Kant a importantes personalidades del Gobierno.

Hippel, Theodor Gottlieb (von) (1741-1796), amigo de Hamann y de Kant que llegó a ser alcalde de Königsberg. Escribió muchas comedias y novelas humorísticas. Al igual que Kant y Schulz, fue al Collegium Fridericianum y estudió en la universidad durante los primeros años de Kant como docente en ella. Hippel y Kant fueron siempre buenos amigos, pero supieron guardar constantemente entre sí una «cortés» distancia.

Jachmann, Reinhold Bernhard (1767-1843), estrechamente asociado con Kant entre 1783 y 1794. Como amanuense o ayudante académico suyo, Jachmann conoció bien a Kant durante los años en que este publicó sus obras más famosas. Jachmann y su hermano mayor (Johann Benjamin, 1765-1832) estaban íntimamente asociados con Joseph Green y Robert Motherby. Johann Benjamin, también amanuense de Kant, practicó la medicina en Königsberg después de haber estudiado en Edimburgo. Reinhold Bernhard Jachmann fue uno de los tres biógrafos «oficiales» de Kant.

Jacobi, Johann Conrad (1718-1774), banquero de Königsberg y amigo de Hamann y Kant. Fue el marido de Maria Charlotte hasta su divorcio en 1768. Uno de los amigos más íntimos de Kant, se encargó de algunos de los asuntos económicos privados de este, como el de los pagos regulares a los parientes pobres de Kant.

Jacobi, Maria Charlotte (1739-1795), llamada «la Princesa», que se divorció de Johann Conrad Jacobi para casarse con Johann Julius Goe­schen. Kant, que era amigo tanto de Johann Conrad Jacobi como de Johann Julius Goeschen, no pisó nunca la casa de los Goeschen tras el escándalo provocado por los sucesos que condujeron a aquel divorcio.

Kanter, Johann Jakob (1738-1786), librero y editor cercano a Kant, Hamann y Hippel. Kant vivió durante algún tiempo en el edificio en el que se encontraba su librería. Kanter fue el editor de muchas obras de Kant.

Keyserlingk, Caroline Charlotte Amalie, condesa de (1729-1791), el «ideal» de mujer para Kant y esposa del conde Heinrich Christian Keyserlingk. Kant fue un amigo muy querido de la familia, que gozaba de una permanente invitación a su mesa, donde casi siempre ocupaba el lugar de honor junto a la condesa.

Keyserlingk, Heinrich Christian, conde de (1727-1787), marido de Caroline Charlotte Amalie. Kant y el conde compartieron al parecer muchas opiniones políticas.

Kraus, Christian Jacob (1753-1807), tal vez el estudiante más inteligente de Kant durante los años setenta. Kraus se convirtió en colega suyo en 1780 como profesor de filosofía moral. Hoy es conocido como uno de los que introdujeron las ideas de Adam Smith en Alemania. Aun cuando Kraus y Kant fueron muy buenos amigos, hasta el punto de compartir alguna vez la misma casa, se produjo entre ellos una especie de ruptura poco antes de que fuera publicada la tercera Crítica. En algún sentido, Kraus se sentía más cerca de Hamann que de Kant.

Lambert, Johann Heinrich (1728-1777), matemático y filósofo. La correspondencia filosófica de Lambert con Kant fue una importante fuente de inspiración para este último.

Lampe, Martin (1734-1806), sirviente de Kant durante casi toda su vida. Soldado retirado, la inteligencia de Lampe era más bien limitada y Kant tuvo problemas constantes con él. En los últimos años de su vida, Kant tuvo que despedirlo porque bebía tanto que no atendía a sus deberes como sirviente.

Mendelssohn, Moses (1729-1786), famoso filósofo judío y amigo literario y defensor de Kant. Mendelssohn y Herz se hicieron amigos en Berlín a partir de 1770. Kant lo tenía en gran estima, y su correspondencia fue muy importante para él.

Motherby, Robert (1736-1801), comerciante inglés, socio de Green y buen amigo de Kant. Kant ejerció una gran influencia en la educación de los hijos de este e invirtió la mayor parte de su dinero en la empresa de Green y Motherby.

Reinhold, Karl Leonhard (1758-1823), uno de los primeros divulgadores de la filosofía kantiana. Aunque nunca conoció personalmente a Kant, contribuyó enormemente a la popularización de su nombre. Tras ser nombrado profesor en Jena, abandonó la estricta filosofía kantiana en favor de su propia filosofía de la representación. Más tarde, como seguidor de Fichte se hizo crítico de Kant, pero este conservó siempre un sentimiento de gratitud hacia Reinhold.

Scheffner, Johann Georg (1736-1820), amigo de Hippel, de Hamann y de Kant. En 1761 publicó unos poemas atrevidos à la Grecourt. Fue secretario en el Ministerio de la Guerra en Königsberg en 1765 y 1766, pero se retiró al siguiente año.

Schulz, Johann (1739-1805), amigo de Kant que estudió en la Universidad de Königsberg durante los primeros años de Kant como docente. Fue el autor de la recensión de la Disertación Inaugural de Kant y, durante los años setenta, fue el capellán de corte de Königsberg y profesor de matemáticas. Tras convertirse en el primer defensor de la filosofía crítica de Kant, fue nombrado profesor de pleno derecho.

Wasianski, Ehregott Andreas Christoph (1775-1831), estudió teología en la Universidad de Königsberg entre 1772 y 1780. Siguió cursos con Kant y fue su amanuense. En 1786 se hizo diácono en Königsberg y tomó a su cargo los cuidados de Kant durante sus últimos años. Fue el ejecutor de su última voluntad y el tercero de los tres biógrafos «oficiales» de Kant.

CRONOLOGÍA

1724

22 de abril: nace Immanuel Kant.

1732

Otoño: Kant ingresa en el Collegium Fridericianum.

1735

Nacimiento de su hermano Johann Heinrich (muerto en 1800).

1736

Muerte de su madre (nacida en 1697).

1740

24 de septiembre: inscripción en la Universidad de Königsberg.

Muerte de Federico Guillermo I; Federico II (el Grande) coronado rey de Prusia.

1746

Muerte de su padre (nacido en 1682).

1748-1754

Tutor privado en Judtschen, Arnsdorf y Rautenburg.

1749

Primer libro, «Pensamientos sobre la verdadera estimación de las fuerzas vivas» (Gedanken von der wahren Schätzung der lebendigen Kräfte).

1751

Muere Knutzen.

1754

Muere Wolff.

Dos ensayos: «Si la Tierra ha cambiado en sus revoluciones» (Ob die Erde in ihrer Umdrehung… einige Veränderung erlitten habe) y «Sobre la cuestión de si la Tierra envejece desde un punto de vista físico» (Die Frage, ob die Erde veralte, physikalisch erwogen).

1755

«Historia general de la naturaleza y teoría del cielo» (Allgemeine Naturgeschichte und Theorie des Himmels).

12 de junio: promoción a Magister con la tesis «Sobre el fuego» (De igne).

27 de septiembre: obtención del permiso para enseñar en la universidad con la tesis: «Una nueva exposición de los primeros principios de la metafísica» (Principiorum primorum cognitionis metaphysicae nova dilucidatio).

1756

Enero a abril: tres ensayos sobre el terremoto de Lisboa.

8 de abril: petición fracasada del puesto de Knutzen.

10 de abril: discusión sobre su «Monadología física» (Metaphysica cum geometria iunctae usus in philosophia naturalis, cuius specimen I. continet monadologiam physicam).

25 de abril: «Nuevas observaciones sobre la explicación de la teoría de los vientos» (Neue Anmerkungen zur Erläuterung der Theorie der Winde) (anuncio de sus lecciones para el semestre de verano).

1757

Pascua (anuncio de sus clases): «Programa y anuncio de un curso sobre Geografía física, con un Apéndice relativo a la cuestión de si los vientos de nuestro entorno son tan húmedos porque provienen de un gran océano» (Entwurf und Ankündigung eines Collegii der physischen Geographie, nebst Anhang…).

1758

22 de enero: ocupación de Königsberg por los rusos.

Semestre de verano (anuncio de sus clases): «Una nueva doctrina del movimiento y el reposo» (Neuer Lehrbegriff der Bewegung und Ruhe).

Diciembre: solicitud fracasada del puesto de Kypke.

1759

Otoño (anuncio de sus clases): «Ensayo sobre algunas opiniones acerca del optimismo» (Versuch einiger Betrachtungen über den Optimismus).

1760

«Pensamientos con ocasión de la prematura muerte del señor Johann Friedrich von Funk» (Gedanken bei dem frühzeitigen Ableben des Herrn Johann Friedrich von Funk).

1762

Julio: final de la ocupación rusa de Königsberg.

«La falsa sutileza de las cuatro figuras silogísticas» (Die falsche Spitzfindigkeit der vier syllogistischen Figuren erwiesen).

Herder, alumno de Kant (hasta 1764).

Rousseau, Emilio y El contrato social.

1763

«El único argumento posible en apoyo de una demostración de la existencia de Dios» (Der einzig mögliche Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes).

«Intento de introducir en filosofía el concepto de magnitudes negativas» (Versuch den Begriff der negativen Größen in die Weltweisheit einzuführen).

1764

Rechazo de un profesorado de poesía.

«Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime» (Beobachtungen über das Gefühl des Schönen und Erhabenen).

«Ensayo sobre las enfermedades de la cabeza» (Versuch über die Krankheiten des Kopfes) en el Königsberger Gelehrte und Politische Zeitungen.

Recensión en el mismo periódico del ensayo de Silber­schlag, Teoría de la bola de fuego aparecida el 23 de julio de 1762.

Ensayo de opción a Premio convocado por la Academia de Berlín: «Investigación sobre la distinción entre los principios de la Teología natural y los de la Moralidad» (Untersuchungen über die Deutlichkeit der Grundsätze der natürlichen Theologie und der Moral).

Lambert, Nuevo Órgano.

1765

Otoño (anuncio del curso): «Anuncio de la organización de sus clases en el semestre de invierno de 1765/1766» (Nach­richt von der Einrichtung seiner Vorlesungen in dem Winterhalbenjahre von 1765/1766).

Comienzo de la correspondencia con Lambert.

Solicitud del puesto de ayudante de biblioteca en la Schloßbibliothek.

Leibniz, Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano.

1766

«Los sueños de un visionario» (Träume eines Geistersehers, erläutert durch Träume der Metaphysik).

Comienzo de la correspondencia con Mendelssohn.

(Abril de 1766 a mayo de 1772): ayudante de biblioteca en la Schloßbibliothek.

Fedón de Mendelssohn.

1768

«El primer fundamento de la diferenciación de direcciones en el espacio» (Von dem ersten Grunde des Unterschiedes der Gegenden im Raume).

1769

Octubre: oferta de Erlangen.

Diciembre: rechazo de la oferta de Erlangen.

1770

Enero: oferta de Jena.

Marzo: solicitud de un puesto de profesor en la Universidad de Königsberg.

31 de marzo: nombramiento de profesor de lógica y metafísica.

Disertación inaugural, De mundi sensibilis atque intelligibilis forma et principiis, defendida el 21 de agosto.

1781

«Años de silencio»; origen de la Crítica de la razón pura (Kritik der reinen Vernunft).

1771-1788

Karl Abraham von Zedlitz ministro de Educación en Prusia.

1771

Recensión de Moscati, De la esencial diferencia de estructura de los cuerpos de los hombres y los animales.

Arquitectónica de Lambert.

1775

Pascua (anuncio de sus clases): «De las diferentes razas de los hombres» (Von den verschiedenen Rassen des Menschen).

Muerte de Crusius.

1776

Un ensayo sobre el Dessau Philanthropinum(Königsbergische Zeitung).

Muerte de Hume.

Semestre de verano: Kant decano de la Facultad de Filosofía.

Declaración de Independencia de Estados Unidos y Declaración de Derechos Humanos.

1777

Otro ensayo sobre el Dessau Philanthropinum.

Tetens, Ensayos.

Muerte de Lambert.

1778

Rechazo de una oferta de profesorado en Halle.

Muerte de Voltaire y de Rousseau.

Lessing, Sobre la educación del género humano.

1779-1780

Semestre de invierno: Kant ejerce de decano.

1780

Miembro permanente del Senado de la universidad (hasta 1804).

1781

Mayo: Crítica de la razón pura (Kritik der reinen Vernunft).

1782

Anuncio de la publicación de la Correspondencia de Lambert.

«Información para médicos» (Nachrichten an Ärzte).

1782-1783

Semestre de invierno: Kant ejerce de decano.

1783

«Prolegómenos» (Prolegomena zu einer jeden künftigen Metaphysik, die als Wissenschaft wird auftreten können).

Recensión de la obra de Schulze Ensayo de guía de una doctrina moral para todos los hombres con independencia de las diferencias de religión.

Diciembre: Kant adquiere una casa propia. Mendelssohn, Jerusalén.

1784

Noviembre: «Idea para una historia universal de la humanidad» (Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbürgerlicher Absicht) en Berlinische Monatsschrift.

Diciembre: «Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?» (Beantworktung der Frage: Was ist Aufklärung?).

Muerte de Diderot.

1785

Enero y noviembre: Recensión de las Ideas de Herder en Allgemeine Literatur-Zeitung (Jena).

Marzo: «Sobre los volcanes en la Luna» (Über die Vulkane im Monde) en Berlinische Monatsschrift.

Abril: «Fundamentación de la metafísica de las costumbres» (Grundlegung zur Metaphysik der Sitten).

Mayo: «Sobre la reproducción ilegal de libros» (Von der Unrechtmaßigkeit des Büchernachdrucks) en Berlinische Monatsschrift.

Noviembre: «Sobre la definición del concepto de raza humana» (Über die Bestimmung des Begriffs einer Menschenrasse) en Berlinische Monatsschrift.

1785-1786

Mendelssohn, Horas matinales.

Disputa Mendelssohn-Jacobi (conocida también como la disputa del panteísmo).

1786

Enero: «Comienzo conjetural de la especie humana» (Mutmasslicher Anfang des Menschengeschichte) en Berlinische Monatsschrift.

Pascua: «Fundamentación metafísica de la ciencia natural» (Metaphysische Anfangsgründe der Naturwissenschaft).

Semestre de verano: Kant desempeña por primera vez el cargo de rector de la universidad.

Agosto: muere Federico el Grande.

Recensión del ensayo de Hufeland sobre «El principio del Derecho natural» (Grundsatz des Naturrechts).

«Observaciones sobre el examen de Jakob de las Horas matinales de Mendelssohn» (Bemerkungen zu Jakobs Prüfung der Mendelssohnschen Morgenstunden).

Octubre: «¿Qué significa “Orientarse en el pensamiento”?» (Was heißt, sich im Denken orientieren?) en Berlinische Monatsschrift.

Septiembre: investidura de Federico Guillermo II.

Kant organiza la intervención de la universidad en los festejos.

7 de diciembre: Kant es nombrado miembro externo de la Academia de Ciencias de Berlín.

Schmid, Extractos de la Crítica de la razón de Kant.

1786-1787

«Cartas sobre la filosofía kantiana» de Reinhold en Der teutsche Merkur.

1787

Segunda edición de la Crítica de la razón pura.

1788

Comienzo del año: Crítica de la razón práctica (Kritik der praktischen Vernunft).

Enero: «Sobre el uso de principios teleológicos en filosofía» (Über den Gebrauch teleologischer Prinzipien in der Philosophie) en Der teutsche Merkur.

Semestre de verano: Kant se encarga del rectorado por segunda vez.

Schmid, Léxico para facilitar el uso de los escritos kantianos.

Muerte de Hamann.

9 de julio: el Edicto sobre la Religión.

19 de diciembre: nuevo Edicto sobre la Religión.

1789

Comienzo de la Revolución francesa.

Reinhold, Sobre el destino de la filosofía kantiana hasta ahora y Ensayo de una nueva teoría del poder de representación del hombre.

Johann Schulz, Examen de la Crítica de la razón pura kantiana.

Hacia finales de año: Kant comienza a experimentar dificultades para concentrarse en el trabajo intelectual durante periodos extensos de tiempo.

1790

Crítica del Juicio (Kritik der Urteilskraft).

Contra Eberhard, «Sobre un nuevo descubrimiento que hace innecesaria toda nueva Crítica de la razón pura por causa de la antigua» (Über eine Entdeckung nach der alle neue Kritik der reinen Vernunft durch eine ältere entbehrlich gernacht werden soll).

«Sobre el entusiasmo y los medios contra él» (Über die Schwärmerei und die Mittel dagegen) en el Cagliostro de Borowski.

Maimon, Ensayo sobre filosofía trascendental.

1791

Septiembre: «Sobre el fracaso de todo intento de ensayo de una Teodicea» (Über das Mißlingen aller philosophischen Versuche in der Theodizee) en Berlinische Monatsschrift.

Semestre de verano: Kant ocupa el cargo de decano.

1792

5 de marzo: nuevo edicto más estricto relativo a la obediencia de las costumbres religiosas.

Abril: «Sobre el mal radical» (Vom radikalen Bösen) en Berlinische Monatsschrift.

14 de junio: negación del permiso para publicar en el Berlinische Monatsschrift el artículo «Sobre la batalla del Principio del Bien contra el del Mal por el dominio del hombre».

Schulze, Enesidemo.

Fichte, Crítica de toda revelación (atribuida fundamentalmente a Kant).

Francia se convierte en República.

Pascua: «La religión dentro de los límites de la mera razón» (Religion innerhalb der Grenzen der bloßen Vernunft).

Septiembre: «En torno al tópico: “Tal vez eso sea correcto en teoría, pero no sirve para la práctica”» (Über den Gemein­spruch: Das mag in der Theorie richtig sein, stimmt aber nicht für die Praxis) en Berlinische Monatsschrift.

Beck, Un extracto explicativo de los escritos críticos de Kant.

Schiller, Sobre la belleza y la dignidad.

Luis XVI guillotinado.

1793

Segunda edición de La religión dentro de los límites de la mera razón.

Primavera y verano: acciones decisivas del rey contra los «neologistas».

Mayo: «Reflexión sobre la influencia de la Luna sobre el clima» (Etwas vom Einfluß des Mondes auf die Witterung) en Berlinische Monatsschrift.

Junio: «El fin de todas las cosas» (Das Ende aller Dinge) en Berlinische Monatsschrift.

Julio: miembro de la Academia de San Petersburgo.

1 de octubre: Kant es amonestado por el rey.

12 de octubre: respuesta de Kant al rey.

Fichte, «Fundamentación de la Doctrina de la Ciencia» (Wissenschaftslehre).

Maimon, Ensayo de una nueva lógica.

Promulgación en Prusia de una Nueva Ley General Agraria (Allgemeines Landrecht).

Robespierre guillotinado.

1794-1795

Semestre de invierno: Kant tiene que asumir el decanato por séptima vez (pero es relevado por Kraus).

1795

«Sobre la paz perpetua» (Zum ewigen Frieden).

Schiller, Sobre la educación estética del hombre y Sobre la poesía ingenua y sentimental.

Schelling, Sobre el Yo como el principio de la filosofía.

Correspondencia con Schiller.

1796

Segunda edición de Sobre la paz perpetua.

Apéndice a la obra de Sömmerring «Sobre el órgano del alma» (Über das Organ der Seele).

Mayo: «Sobre un reciente y elevado tono noble en filosofía» (Von einem neuerdings erhobenen vornehmen Ton in der Philosophie) en Berlinische Monatsschrift.

23 de julio: última clase de Kant.

Octubre: «Solución de una disputa matemática basada en un malentendido» (Ausgleichung eines auf Mißverstand beruhenden mathematischen Streits) en Berlinische Monatsschrift.

Diciembre: «Anuncio de un próximo Tratado sobre paz perpetua en filosofía» (Verkündigung des nahen Abschlusses eines Traktats zum ewigen Frieden in der Philosophie) en Berlinische Monatsschrift.

Fichte, Fundamento del derecho natural.

Beck, El único punto de vista posible.

1797

«Fundamentación metafísica de la doctrina del derecho» (Metaphysische Anfangsgründe der Rechtslehre).

14 de junio: los estudiantes de Königsberg celebran el cincuenta aniversario de Kant como autor.

«Fundamentación metafísica de la doctrina de la virtud» (Metaphysische Anfangsgründe der Tugendlehre).

«Sobre un presunto derecho de mentir por filantropía» (Über ein vermeintes Recht, aus Menschenliebe zu lügen) en Berliner Blätter.

10 de noviembre: muerte de Federico Guillermo II; Federico Guillermo III se convierte en rey.

Schelling, Ideas para una filosofía de la naturaleza.

1798

«La contienda entre las facultades» (Der Streit der Fakultäten).

«Antropología desde una perspectiva pragmática» (Anthropologie in pragmatischer Hinsicht).

«Sobre la reproducción de libros» (Über die Buchmacherei, zwei Briefe an F. Nicolai).

Declaración contra Schlettwein.

Octavo turno de decano para Kant (que es sustituido por Mangelsdorf).

Schelling, «Sobre el alma del Mundo» (Über die Weltseele).

1799

Agosto: declaración abierta contra Fichte.

Fichte, Recurso al público.

Herder, Metacrítica.

1800

Última publicación por el propio Kant.

Septiembre: la Lógica de Kant editada por Jäsche. Schelling, Sistema del Idealismo trascendental.

Herder, Kalligone.

1801

14 de noviembre: último pronunciamiento oficial.

1802

«Geografía física» (Physische Geographie), editada por Rink.

Hegel, La relación del escepticismo con la filosofía, fe y conocimiento.

Schelling, Giordano Bruno.

1803

«Sobre pedagogía» (Über Pädagogik), editado por Rink.

Abril: última carta de Kant.

Octubre: última enfermedad.

Muere Herder.

1804

12 de febrero: 11 de la mañana: muerte de Kant.

28 de febrero: entierro de Kant.

23 de abril: funeral en la universidad.

Mayo: ensayo para premio, «Sobre el progreso de la metafísica desde Leibniz y Wolff» (Über die Fortschritte der Metaphysik seit Leibniz und Wolff), editado por Rink (escrito en 1790).

Schelling, «In Memoriam: Kant».

Napoleón se convierte en emperador.

Promulgación del Código Civil.

PRÓLOGO

I

Immanuel Kant moría a las 11 de la mañana del 12 de febrero de 1804, cuando le faltaban apenas dos meses para cumplir ochenta años. Aunque seguía conservando un gran prestigio, la nueva generación de pensadores alemanes se había propuesto «ir más allá» de la filosofía crítica kantiana, y el propio Kant iba convirtiéndose en una figura casi irrelevante. Su última contribución importante al panorama filosófico había tenido lugar unos cinco años antes con la «Declaración Relativa a la Doctrina de la Ciencia de Fichte» del 7 de agosto de 1799. En ella, Kant manifestaba abiertamente su convencimiento de que todos los desarrollos filosóficos recientes tenían poco que ver con su filosofía crítica, que la «Teoría de la Ciencia de Fichte era un sistema totalmente indefendible», y que él se «oponía con todas sus fuerzas a una metafísica como la definida por Fichte»[1].

Al instar a los filósofos a que no tratasen de «ir más allá» de la filosofía crítica, sino, por el contrario, a que la tomasen muy en serio, no sólo como última palabra suya, sino también como la palabra definitiva sobre cuestiones metafísicas en general, el propio Kant iniciaba el camino de su desaparición de la escena filosófica. Desde luego, no cabía esperar de él una actitud diferente: la filosofía alemana, y con ella la filosofía de Europa considerada en su conjunto, había tomado una dirección que Kant no podía aprobar; pero todos estos desarrollos tenían ya poco que ver con el hombre que se apagaba en Königsberg. Algunos dijeron que Kant había sobrevivido a su tiempo, pero su interés por temas de esta índole estaba extinguido desde hacía varios años.

«El gran Kant murió realmente como el más humilde de los seres humanos, y lo hizo de manera tan dulce y sosegada que sus amigos sólo pudieron percatarse de que había dejado de respirar»[2]. Su muerte fue el episodio final de un gradual y prolongado deterioro de mente y cuerpo que se había iniciado en 1799, si no antes. En ese mismo año, el propio Kant les confesaba ya a algunos de sus amigos: «Soy viejo y débil. Consideradme como a un niño»[3]. Scheffner creyó necesario observar, años antes de su muerte, que todo lo que había contribuido a hacer de él el genio que había sido, se hallaba ahora sepultado. Hacía tiempo que Kant estaba «ent-Kanted» o «des-Kantado»[4]. Sus dos últimos años de vida no dejaban ni vislumbrar el más leve indicio del formidable intelecto que Kant había poseído.

Su cadáver estaba tan absolutamente escuálido que «más parecía un esqueleto preparado para ser exhibido». Y esto fue precisamente lo que ocurrió. El cuerpo de Kant permaneció expuesto al público durante dos semanas, sin que disminuyera en ningún momento el desfile de sus conciudadanos ante el ataúd, hasta que su cuerpo fue enterrado dieciséis días más tarde. Este retraso estuvo impuesto por la dureza del clima. Hacía un frío tan intenso en Königsberg y el suelo estaba tan helado que era imposible cavar una tumba –como si la tierra se negara a tomar lo que quedaba del gran hombre–. En cualquier caso, ni el estado de su cuerpo ni el interés que los ciudadanos de Königsberg mostraban por su fallecida celebridad urgían en absoluto proceder al entierro.

El funeral constituyó un solemne y grandioso acontecimiento, presenciado por una verdadera multitud. Numerosos habitantes de Königsberg, que poco o nada habían tenido que ver con Kant, acudieron a despedir a su famoso filósofo. La cantata compuesta para la muerte de Federico II fue adaptada ahora para. las exequias de Kant: el mayor filósofo prusiano era honrado con la música escrita para el mayor rey prusiano. Una larga procesión seguía al féretro, mientras todas las iglesias de Königsberg lo acompañaban con el tañido de sus campanas. Toda esta pompa contó con la aprobación de la mayoría de los königsbergueses. Scheffner, el más antiguo de los amigos que sobrevivieron a Kant, «se sintió muy complacido», al igual que muchos ciudadanos. Aunque Königsberg había dejado de ser la capital política en 1701, seguía siendo para muchos de sus habitantes la capital intelectual de Prusia, si no del mundo entero[5]. Y Kant había sido uno de sus hombres más importantes. Era su «filósofo rey», pese a que muchos de sus colegas fuera de Königsberg estuvieran ya buscando otro.

El día del funeral continuaba siendo extremadamente frío; pero, como suelen ser a menudo los días de invierno en Königsberg, era también esplendorosamente brillante y claro. Scheffner escribía un mes más tarde a un amigo:

No puedes imaginarte el estremecimiento que sacudió todo mi ser cuando cayeron sobre su ataúd los primeros terrones helados; mi cabeza y mi corazón siguen aún temblando…[6].

Pero no era exactamente el frío lo que hizo temblar a Scheffner. Tampoco lo fue el temor ante su propia muerte, que pudo haberle sido sugerida por el ruido sordo de aquellos terrones helados cayendo sobre el féretro casi vacío. El temblor que lo acompañaría durante días y semanas tenía causas más profundas. Kant, el hombre, se había ido para siempre, y el mundo se había quedado frío y sin esperanzas –ni para Kant, ni quizá para ninguno de los mortales–. Scheffner estaba aún más convencido que el propio Kant de que después de la muerte no había que esperar ningún tipo de supervivencia. Aunque Kant había alimentado en su filosofía la esperanza de una vida eterna y de un estadio futuro, en su vida personal se había mostrado muy frío hacia tales ideas. Scheff­ner le había oído a menudo burlarse de las plegarias y de otras prácticas religiosas. La religión organizada lo sacaba de quicio. Para todos los que lo trataron directamente, era evidente que Kant no creía en un Dios personal. Habiendo postulado a Dios y a la inmortalidad, él mismo no creía en ninguna de estas cosas. Su meditada opinión era que tales creencias son exclusivamente una cuestión de «necesidades individuales»[7]. Y Kant no sentía tal necesidad.

En cambio, Scheffner, un ciudadano de Königsberg casi tan famoso como Kant, sí sentía claramente esa necesidad. Scheffner, uno de los más respetables y respetados ciudadanos en la época de la muerte de Kant, aparecía como un buen cristiano, y probablemente lo era. Aunque no estrictamente ortodoxo, era un miembro devoto de su congregación, y estaba felizmente casado. Su piedad no había sido siempre tan evidente. Durante sus años de juventud había sido un poeta de cierto renombre, o quizá quedara mejor caracterizado si se dijera que gozó de una cierta notoriedad. Aún seguía siendo recordado como el (anónimo) autor de un volumen de poesía erótica al más puro estilo de la tradición francesa, que había causado bastante sensación unos cuarenta años atrás. Para muchos, aquellos poemas se contaban entre los versos más obscenos que jamás se habían escrito en lengua alemana. Tal vez la fama de su amigo Kant como persona incrédula pudo incluso arrojar más de una sombra sobre su propia reputación. Por otra parte, Scheffner tenía que alimentar dudas respecto a la salvación eterna del alma de Kant. ¿Es de sorprender por tanto que estas dudas lo atormentaran no sólo durante la ceremonia del entierro de Kant, sino también durante todo el resto de su vida?

Algunos de los cristianos más ortodoxos de Königsberg juzgaron necesario no comparecer en el funeral. Así, Ludwig Ernst Borowski, un alto cargo de la Iglesia luterana de Prusia, uno de los primeros discípulos de Kant y habitual invitado a su mesa durante los últimos años de su vida activa, un hombre a quien muchos tenían por amigo personal del filósofo, permaneció en su casa –con la consiguiente indignación de Scheffner[8]–. Pero es que Borowski tenía en mente metas más altas en su carrera; y, perfectamente al corriente de la precaria reputación de Kant ante las autoridades gubernamentales que contaban, creyó más prudente no asistir al funeral. Borowski albergaba serias reservas, si no sobre el carácter moral de Kant, sí sobre sus opiniones políticas y filosóficas, e hizo lo que le que pareció políticamente correcto.

Al día siguiente de la muerte de Kant, el Königlich Preußische Staats-, Kriegs- und Friedens-Zeitungen publicaba una nota en la que, entre otras cosas, decía:

Kant ha muerto completamente exhausto a los ochenta años. Los resultados de su revisión de la filosofía especulativa son conocidos y estimados por todo el mundo. Sus otras virtudes –lealtad, benevolencia, rectitud y educación– sólo pueden ser echadas en falta en todo su alcance aquí en nuestra ciudad. La memoria del que ha partido será más honrada y duradera en este lugar que en ninguna otra parte del mundo[9].

Pocos serían los que discutiesen que Kant poseía realmente las virtudes de «lealtad, benevolencia, rectitud y educación» que se subrayaban en esta nota. Pero alguno sí había. Una de las primeras publicaciones sobre la vida de Kant, aparecida en Königsberg, intentó echar por tierra su benevolencia, rectitud y educación, a la vez que planteaba dudas acerca de sus ideas políticas y religiosas. Las Observaciones sobre Kant, sobre su carácter y sus opiniones, por un sincero admirador de sus méritos, que aparecieron anónimamente y sin la menor indicación de su lugar de publicación en 1804, habían sido escritas casi con seguridad por Johann Daniel Metzger, un profesor de medicina (farmacia y anatomía) de la Universidad de Königsberg. Al parecer, Kant y Metzger habían mantenido entre ellos una buena armonía. El gran interés de Kant por la medicina propició las ocasiones de discutir con Metzger sobre materias interesantes para ambos, aunque tampoco faltaron los desacuerdos en relación con cuestiones administrativas de la universidad. Las consecuencias de estos desacuerdos se plasmaron en la serie de dificultades que Metzger trató de crearle a Kant durante sus periodos de rector de la universidad[10].

No están claras las razones que movieron a su autor a escribir este libro. Pero lo que sí está claro es su animosidad contra Kant y su deseo de exponer en él a la luz pública su vida privada. Metzger afirmaba que «Kant no era ni bueno ni malo»[11]. No era especialmente duro de corazón, pero tampoco tenía un ánimo particularmente sensible. Igualmente insinuaba que probablemente no había dado dinero a nadie en toda su vida, excepto a su familia más allegada. A partir de la evidencia de que una vez se negó a contribuir a una colecta para un colega cuya casa se había incendiado, concluía que Kant «era un individuo extremadamente egoísta»[12]. Y a continuación procedía a explicar que esta actitud no era probablemente achacable a una falta propia. En primer lugar, al ser misógino, no se había casado[13]. En segundo lugar, casi todo el mundo se inhibía ante la talla de Kant como autor famoso. Y esta era también la razón de que él se mostrara bastante insultante cuando alguien se atrevía a contradecirlo. Como si esto no bastara, Metzger afirmaba que Kant tenía la audacia de hacer suyos los principios de la Revolución francesa, defendiéndolos incluso en las cenas organizadas en las casas de los nobles. No temía ser incluido en una lista negra (como de hecho lo fue en Königsberg). Kant era mal educado e insensible. Por otra parte, maltrataba a sus sirvientes. Incluso a su propia hermana, que carecía de educación y que se encargó de cuidarlo durante sus últimos años, le tenía negado el acceso a su mesa: «Carecía el filósofo de la suficiente grandeza de ánimo para sentar junto a él a su propia hermana?»[14]. Se decía que Kant había afirmado antes de morir que «dejaba este mundo con una clara conciencia de no haber cometido intencionadamente ninguna injusticia». Pero Metzger concluía: «Ese es el credo de todos los egoístas»[15].

Aunque sin querer adentrarse demasiado en las opiniones de Kant sobre la teología, Metzger no pudo reprimir la observación de que el filósofo era «un indiferentista» –o algo peor aún–. Era injusto con los teólogos y le desagradaba la gente religiosa. Tampoco sabía mucha jurisprudencia, por lo cual no la valoraba demasiado, y se mostraba desleal con los miembros de la Facultad de Derecho. Aunque apreciaba la medicina, se permitía emitir juicios sobre áreas que apenas conocía. Por ejemplo, sabía muy poco de anatomía, pero se pronunciaba sobre materias que presuponían ese conocimiento. Era también inconsistente: pese a ser «misógino», le gustaba la Macrobiótica de Hufeland, que sostenía que el matrimonio alargaba la vida del hombre. Metzger reconocía que la importancia de la filosofía de Kant era indiscutible; pero, aunque no tenía reparos en admitir que las publicaciones de Kant habían contribuido enormemente al prestigio de la Universidad de Königsberg, sostenía que, como hombre, Kant no daba la talla.

Dicho en pocas palabras: según Metzger, las obras de Kant eran grandes, pero como persona el propio Kant no era en absoluto digno de admiración. Tan mezquino como los hombres vulgares, compartía con ellos la mayoría de sus defectos. En conjunto, lejos de ser un modelo de virtud, era un individuo promedio: ni particularmente bueno ni particularmente malo. Sería mejor que los estudiantes no trataran de emularlo.

La breve publicación de Metzger fue ocasionada por la aparición de otros libros sobre Kant que ensalzaban su memoria[16]. Ya antes de su muerte habían aparecido unas cuantas biografías, todas ellas extremadamente laudatorias; pero, al parecer, fue sobre todo un libro en particular el que motivó la respuesta de Metzger, las Observaciones notables de Kant relatadas por uno de sus amigos y compañeros de mesa, de Johann Gottfried Hasse, que acababa de aparecer[17]. Hasse era profesor de lenguas orientales y de teología. Su amistad con Kant se consolidó a partir de 1786, y Hasse fue un asiduo invitado a las comidas organizadas por Kant, especialmente durante los tres años que precedieron a su muerte. La pequeña publicación de Hasse no pretendía ser «ni un apunte de su vida ni una biografía», como tampoco quería «estorbar el camino de todo aquel que pudiera tener algo mejor o más importante que decir sobre el gran hombre». La importancia para nosotros de estas Observaciones está en la evidencia que aportan sobre la incapacidad de Kant en sus últimos años.

Hasse confesaba que con este librito sólo deseaba «expresar el agradecimiento de su corazón»; pero la mayoría de los amigos de Kant hubieran preferido que no lo hubiera hecho. En su «Declaración Relativa a la Doctrina de la Ciencia de Fichte», Kant había aludido al viejo proverbio italiano que dice que Dios nos proteja de nuestros amigos, que de nuestros enemigos podemos ocuparnos nosotros mismos, y también al dicho de que «hay amigos que, queriendo hacernos un bien, actúan errónea o torpemente tratando de favorecer nuestros fines»[18]. La publicación de Hasse era torpe y había sido muy mal concebida. Aunque alababa la grandeza de Kant y ofrecía ejemplos de su ingeniosa mente y de su noble carácter, podía dar también pie a interpretaciones muy diferentes. Por ejemplo, Hasse se refería a un libro que Kant estaba escribiendo durante sus últimos días y del cual el viejo filósofo había dicho a veces que iba a ser «su obra principal, …que iba a representar su sistema como una totalidad completa»; pero Hasse advertía de que «cualquier futuro editor debería andarse con sumo cuidado, pues durante sus últimos años Kant suprimía pasajes bastante más valiosos que los que introducía en su lugar, e intercalaba asimismo una buena cantidad de trivialidades (como, por ejemplo, la comida que había que planear para un día determinado)»[19]. Muchas de las anécdotas consignadas por Hasse parecían haber sido escritas con el exclusivo propósito de sembrar la duda sobre la integridad mental de Kant[20].

Pero este no era el peor defecto del libro: en él se suscitaban también cuestiones sobre el carácter de Kant, y en especial sobre su lealtad para con los miembros de su familia. Así, después de haber señalado que Kant gastaba anualmente una importante suma de dinero en apoyar a su familia, Hasse continuaba observando que Kant «no hizo nunca mención» de esos parientes ante nadie. Igualmente, informaba a sus lectores de que Kant no contestó nunca a ninguna pregunta acerca de su familia, y de que, cuando su hermana se instaló en su casa para cuidarlo durante sus últimos años, Kant procuró ocultar su identidad a sus amigos –«aun cuando le ofrecía la comida de su mesa»–. Kant mostraba su gratitud por los cuidados de su hermana mientras rogaba a sus amigos «que perdonasen su falta de cultura»[21]. En su conjunto, las Observaciones notables de Kant publicadas por Hasse rindieron al maestro un flaco servicio. No es sorprendente que Scheffner encontrara despreciable semejante libro, al tiempo que observaba que «no debió haber sido fácil encerrar tan gran número de trivialidades, minucias e indelicadezas en tan pocas páginas»[22]. Pero, por otra parte, las ambigüedades de Hasse suministraron a Metzger todo un arsenal de informaciones útiles sobre el carácter de Kant. De modo que las Observaciones sobre Kant de Metzger pueden ser contempladas ciertamente como un intento de colocar los comentarios de Hasse bajo una luz más adecuada.

Los escritos de Hasse y Metzger no fueron los únicos relatos biográficos aparecidos en Königsberg durante el año 1804. Ni siquiera fueron los más significativos. De hecho, quedaron pronto completamente eclipsados por un proyecto iniciado por el editor de Kant, Friedrich Nicolovius, que supo ver la conveniencia de publicar una serie de apuntes biográficos redactados por personas que hubieran conocido bien a Kant en diferentes momentos de su vida. Nicolovius no se encontraba solo: otros, como Scheffner, se implicaron también en la realización de este proyecto. La empresa colectiva se proponía, al menos en parte, acallar e impedir publicaciones similares a las de Hasse y Metzger. Y, bajo este punto de vista, tuvo éxito. El libro resultante, Sobre Immanuel Kant, fue tenido por la fuente de información más extensa sobre la vida y el carácter de Kant, aunque tampoco era tan fiable ni tan extenso como hubiera sido de desear.

Las tres personas que habían conocido bien a Kant en diferentes periodos de su vida, y que por ello podrían relatar de primera mano sus diversos episodios eran Ludwig Ernst Borowski, Reinhold Bernhard Jach­mann, Ehregott Christian Wasianski. Los tres eran teólogos nacidos y educados en Königsberg. Borowski había sido el primero en conocer a Kant, pues asistió a sus clases en 1755 y conservó con él una buena amistad durante los primeros años sesenta. En 1756 fue también su oponente en una disputa sobre monadología física. Aunque no pudo ofrecer una crónica de primera mano del funeral de Kant, estaba perfectamente cualificado para poder contar la historia de la vida del maestro desde su primer periodo como profesor hasta sus años finales.

Jachmann había estudiado con Kant y permaneció en estrecha asociación con él en el periodo que va de 1783 a 1794[23]. En su condición de «amanuensis» o asistente académico, conoció bien a Kant durante los años en los que este publicó sus obras más famosas. Así pues, tenía autoridad para hablar sobre él durante los años ochenta y noventa.

Wasianski era un diácono que se encargó de cuidar a Kant durante sus años finales. Había estudiado en la Universidad de Königsberg entre 1772 y 1780. Al igual que Jachmann había sido también amanuensis de Kant. Conocía muchos detalles de su vida durante los años setenta, pero extrañamente no dijo ni una palabra sobre aquel periodo y se limitó a informar sólo sobre sus últimos años. Tras haber dejado la universidad en 1780, Wasianski no volvió a tener ningún contacto con Kant durante una década, hasta que lo encontró en 1790 en una boda. Al parecer, Kant lo invitó de inmediato a sus habituales comidas, y gradualmente fue haciéndose partícipe de buena parte de sus asuntos. A lo largo de los años, Wasianski acabó por gozar de su total confianza. Elegido por el propio Kant como secretario personal y ayudante, además de ejecutor de su última voluntad, nadie mejor que Wasianski estaba cualificado para hablar de las circunstancias que rodearon la vejez del filósofo.

Es importante comprender el objetivo del libro Sobre Immanuel Kant para entender por qué se subrayan en él ciertas cosas mientras que otras quedaban desdibujadas. La naturaleza apologética del proyecto explica también la imagen un tanto monocroma de Kant que ofrecen las tres biografías. Sus autores sabían que había ciertas cosas que «no eran apropiadas para el gran público»[24]. Por otro parte, cada uno de ellos tenía prejuicios y opiniones que sólo podían encontrar acomodo en un relato objetivo de la vida y la obra de Kant tomadas en su conjunto. Y no era de esperar que estos tres teólogos de Königsberg compusiesen un retrato a todo color de un «demoledor» filósofo libertino cuya audiencia iba a ser el ancho mundo. Así pues, se limitaron a trazar en tonos grises los perfiles de la vida y los hábitos de un anciano cuyos libros lo habían hecho famoso. No diciendo casi nada de los primeros sesenta años de la vida de Kant y más de la cuenta sobre sus últimos veinte años, los tres se mantuvieron de alguna manera en la tradición inaugurada por Hasse y Metzger. Y fue la imagen dada por este libro la que determinó la idea que todos tenemos de Kant: la de una «personalidad plana», cuyo único rasgo sorprendente era la absoluta ausencia de sorpresas.

Algunos amigos de Kant pensaban que la única persona realmente cualificada para escribir sobre el hombre y sus ideas era Johann Christoph Kraus, que había sido alumno suyo y luego, durante mucho tiempo, amigo y colega en filosofía. Pero Kraus rehusó hacerlo, y Scheffner explicó así su actitud: «Kraus sería el único capaz de escribir realmente sobre él; pero sería más fácil cortar con un cuchillo una pieza de granito que conseguir que preparase algo para ser publicado»[25]. No sabemos si fue el perfeccionismo de Kraus lo que le impidió escribir una biografía de Kant o si pudo haber otras razones. Kant y Kraus habían regañado y, aunque no se rehuyeron posteriormente en su vida, tampoco volvieron a hablarse como antes. Algunos pensaron que había cierta rivalidad entre ellos –y probablemente la hubo–. Metzger, que denigraba el carácter de Kant, alababa el de Kraus. No se sabe si esta fue una razón para la negativa de Kraus. Lo único que sabemos es que ciertamente nunca escribió nada sobre Kant.

Scheffner pudo haber sido un candidato incluso mejor, pero no mostró ningún interés en hacerlo y, lo que es más, ejerció una fuerte presión sobre Borowski[26]. Otra persona que podría haber abierto nuevas perspectivas sobre Kant era Karl Ludwig Pörschke, profesor de poesía de la Universidad de Königsberg. Temprano admirador de Fichte en Königsberg, le escribió en 1798 contándole que Kant no era ya capaz de un «pensamiento sostenido» y que se estaba distanciando de la sociedad:

Puesto que a menudo tengo que hablar con él durante cuatro horas, conozco muy bien su situación corporal y mental. Kant no me oculta nada: sus charlas íntimas me tienen informado de la historia de su vida desde los primeros años de su niñez; me comunica hasta las más pequeñas circunstancias de su progreso. Esta información será útil para los depredadores que merodean en torno a su tumba. Hay en Königsberg mucha gente que tiene preparadas biografías y poemas sobre la muerte de Kant[27].

Por desgracia tal vez, Pörschke tampoco publicó ninguna biografía de Kant.

Más tarde, otros amigos de Königsberg publicaron algunas impresiones sobre Kant. Añadieron un detalle o una anécdota aquí o allá, pero no cambiaron fundamentalmente su imagen anterior, ni la sometieron a revisión[28]. Apoyándose en los mismos estereotipos, se contentaron con asistir a los biógrafos oficiales. Esta afirmación es especialmente cierta del libro de Friedrich Theodor Rink Ansichten aus Immanuel Kant’s Leben (1805). Rink, que estudió con Kant en el periodo de 1786 a 1789, y que frecuentó sus cenas durante los periodos de 1792 a 1793 y de 1795 a 1801, dijo también muy poco sobre la juventud y madurez de Kant y mucho sobre el anciano. Su aportación vino a reforzar las posturas de Boroswki, Jachmann y Wasianski. Al igual que estos, Rink estaba interesado en defender el papel del pietismo en la cultura de Königsberg[29]. Las restantes biografías aparecidas mientras vivía Kant o poco tiempo después de su muerte resultan aún menos fiables y sólo deben ser usadas con gran precaución. La mayoría se basan en meros rumores y no en un conocimiento directo de Kant y de Königsberg. Por lo tanto, debemos seguir ateniéndonos a los tres teólogos de Königsberg.

La publicación posterior más interesante fue Kantiana. Contribuciones a la vida y a los escritos de Kant, de Rudolph Reicke, publicada en 1860[30]. Esta obra reimprimía los materiales reunidos para la conferencia in memoriam de Kant celebrada en abril de 1804. Hay ciertos detalles en esta publicación que contradicen las tesis de los tres biógrafos acreditados, pese a que algunos de ellos tuvieron al parecer acceso a esa misma información. Y ello nos obliga a preguntarlos por qué despreciaron aquellos detalles.

Borowski es el menos fiable de los tres biógrafos. Aceptó el encargo de mala gana, y sólo por la presión de varios amigos (incluyendo a Scheffner) se avino a publicar su contribución. Jamás dejó de manifestar sus reservar respecto a la publicación de su boceto biográfico. De no haber sido tan presionado, lo habría suprimido. Las razones de su actitud no son difíciles de comprender. Muchos contemporáneos suyos habían responsabilizado a las doctrinas de Kant del vacío de las iglesias durante los oficios dominicales tanto en Königsberg como en otros lugares. Para empeorar las cosas, algunos de los clérigos más radicales eran a su vez kantianos. Borowski era algo más que un conservador; era también un oportunista que obedecía a ciegas las órdenes de los ministros del rey. Y sabía que la aprobación o defensa de Kant no le ayudarían en su carrera. Aunque no pudiera detener su avance, podía muy bien ponerle obstáculos[31].

Por otra parte, Borowski pretendía –al menos implícitamente– poseer las cualificaciones necesarias para hacer la biografía de Kant. Sostenía que el biógrafo no debía ser solamente una persona capaz de acreditar que conocía lo que estaba contando, sino también alguien que pudiera acreditar que tenía «la intención de relatar correctamente los hechos». Astutamente, Borowski dejaba que, sobre la base de «una narración bastante simple», fuese el lector el que determinase si él «podía dar y daba de hecho un relato fidedigno y verdadero»[32]. Una inspección más profunda del texto de Borowski revela que su narración no era en absoluto simple. Su contribución consiste en una serie de partes bastante dispares, que es más un collage que un simple relato.

La primera parte, titulada «Boceto para una futura biografía fiable del filósofo prusiano Immanuel Kant», se remonta a octubre de 1792. En aquel tiempo Borowski había preparado un corto esquema biográfico de Kant para la Sociedad Alemana de Königsberg. Como muestra la correspondencia entre Borowski y Kant incluida en la introducción, Borowski había presentado este esquema a Kant para que lo revisara. Kant lo examinó e introdujo algunas correcciones. Borowski tomó nota de aquellos cambios, pero no siempre los admitió. Así, cuando Kant tachó la afirmación de que en sus comienzos él había estudiado teología, Borowski insistió en que debió de haberla estudiado. A este primer esquema sigue otro relato que se ajusta a los mismos cánones pero que fue escrito en 1804 con vistas a su publicación. Dado que Borowski no había frecuentado mucho a Kant durante sus últimos años, se apoyó en la información ofrecida por el pastor Georg Michael Sommer (1745-1826)[33]. Sus dos relatos van acompañados de documentos extraídos de la vida de Kant y de un comentario del propio Borowski sobre otra biografía[34]. El comentario y su contribución acaban con una peculiar recomendación: «Ciertamente, uno no debería escribir demasiado sobre alguien que está muerto»[35].

Borowski siguió su propia recomendación. Realmente no se encuentra en él demasiada información sobre la vida de Kant y, en especial, no mucha sobre sus años de juventud. El escrito contiene también una serie de errores, algunos obvios y otros no tan obvios[36]. Hubo, al parecer, muchas cosas que Borowski no incluyó por juzgarlas inapropiadas incluso aunque fueran verdaderas. Y al mismo tiempo incluyó muchas otras porque le parecían apropiadas, aun cuando hablando estrictamente no fuesen verdaderas. Decir que su contribución fue un ejercicio de ofuscación es quizá demasiado fuerte, pero no enteramente falso. El título mismo informa ya sobre el sesgo de este escrito: «Presentación de la vida y el carácter de Kant, por Ludwig Ernst Borowski, del Real Consejo de la Iglesia Prusiana, minuciosamente revisada por el propio Kant». Como hemos visto, lo que fue minuciosamente revisado por Kant se redujo a un esquema que no llegaba a un tercio de lo que Borowski publicó más tarde, y es dudoso que Kant revisara minuciosamente incluso esa porción. Como el mismo Kant decía en la carta que Borowski incluyó en la biografía, él sólo se había limitado a «borrar y cambiar algunas cosas». Su intervención quedaría por tanto mejor descrita como una revisión superficial más que minuciosa. En segundo lugar, Kant no vio nunca los otros dos tercios del escrito.

La segunda narración es especialmente interesante en este sentido. Sus afirmaciones deben ser cuidadosamente comparadas con lo que encontramos en la primera parte; pues, a diferencia de la simple enumeración de hechos del esquema que Kant había revisado, aquí Borowski interpreta y caracteriza de manera más explícita la vida y la personalidad del filósofo. Esta segunda parte contiene más información sobre la moral de Kant que sobre su vida, lo cual no quiere decir que la primera abundase en datos sobre ella. Pero esta moral está coloreada por los «cordiales deseos» del propio Borowski, quien hubiera querido que Kant

no hubiese contemplado a la religión existente, y en particular a la cristiana, como una necesidad del Estado, o como una institución cuya existencia habría que proteger para bien de los débiles (cosa que ya se predicaba desde el púlpito), sino aceptado y reconocido verdaderamente el firme, saludable y feliz aspecto del cristianismo…, que no hubiese considerado la Biblia como un simple y aceptable instrumento para dirigir y educar públicamente al pueblo…, que no hubiese visto a Jesús como la personificación del ideal de perfección, sino como el mensajero suficientemente confirmado, como el hijo de Dios y el salvador de la humanidad; que, por temor a caer en el misticismo, no hubiese negado el verdadero valor de los sentimientos piadosos; que hubiera participado del culto público y frecuentado los sacramentos llenos de la gracia de Dios…; que en todas estas cosa se hubiera mostrado como un brillante ejemplo ante sus numerosos estudiantes. ¡Cuánto bien podría haber hecho![37].

No deja de ser interesante que la primera tentativa de biografía por parte de Borowski se remonte a la época inmediatamente anterior a Maßregelung